The Live

Recuerdo que el aire era denso que podría haber sido cortado por un cuchillo, la angustia y la suerte jugaban en ese momento con nuestras vidas en un juego del destino, fuimos parte victimas de una cruel broma de éste al terminar en el momento y lugar equivocados. Deslicé mis pies un poco procurando causar el menor ruido posible, intentaba entrar una explicación para entender por la avaricia de unos hombres podría valer mas que la vida misma, observé de reojo a mi alrededor, mientras me mantenía con la cabeza entre los pies como lo habían indicado nuestros captores. Dos religiosas abrazaban fuertemente un crucifijo entre sus manos, implorando entre oraciones que obra no culminara ese día, una joven madre de unos 23 años de edad, presionaba contra su cuerpo a su pequeño ante su instinto de protegerlo, un hombre de barba cerrada le temblaba el labio inferior mientras había logrado deslizar su mano hasta de su pareja y entrelazar los dedos de ambos, buscándose convencer que fuero lo que fuera que sucediera, ella segura que la amaba, un padre y su hijo abrazados con camisas de su equipo favorito de soccer, observando como su día especial tan ansiado se había transformado en una pesadilla.
Doce eramos los desafortunados que arribamos al banco aquel día. Dos rehenes, un guardia de seguridad y un hombre traje que iba detrás de mi en la fila ya yacían el piso agonizantes, por respiración aunque pausada lo podía intuir, un proyectil en el estomago, otro en entre las segunda y tercera costilla, irónico era pensar que eran afortunados al no recibir el tiro de gracia, pues la muerte que tendrían sería lenta.

— ¡Me darás lo que pido o un rehén morirá cada cinco minutos! — ordenaba el líder de los ladrones.

Su cara era inhumana, acorde a lo que hacia, rasgos toscos y severos, cejas pobladas una nariz aguileña con el tabique desviado se asomaba debajo del cubre-bocas que cubría su identidad.

—Tienes que darnos mas tiempo, tu transporte llegara en 15 minutos— la voz del oficial detrás de auricular se escuchaba temblorosa, a su conciencia ya yacían la vida de dos personas—Créeme que intentamos cumplir lo que nos pides…

— He dicho cinco minutos o comenzara a morir gente— colgó.

Cinco ladrones habían entrado al banco ese día, portando una Ak-47 antes oculta en una maleta, quien los guiaba disparo al techo y todos instintivamente nos tiramos al piso, en su intento de heroísmo un guardia próximo a él intento detenerlo.

<<— ¡Baja esa arma! —exclamó portando un revolver en sus manos>>

Sin contar que sujeto lo atacaría por la espalda.

Dos mujeres entraron luego y mientras que los dos hombres se dedicaban a intimidarnos ellos fueron directamente a la caja acompañadas por un sujeto con una portátil bajo el brazo.

Se cumplió el tiempo pactado. El teléfono sonó de nuevo, a penas se cruzaron unas cuantas palabras, cuando el sujeto repentinamente colgó, como un toro enardecido se abalanzó sobre nosotros y tomo bruscamente del pelo y la playera a la mujer de la pareja, el muchacho valientemente se levantó para auxiliar a su amada pero fue sometido por un golpe del arma justo en la frente que lo dejo inconsciente y con una contusión, era claro que la negociación había fracasado y el ignoto tenía desbordar su ira en alguien mas. La obligo a ponerse de rodillas, la mujer lloraba desconsoladamente, es difícil explicar lo sentirse al borde de la muerte, sin esperanza de nada mas.

Levanté mi rostro nuevamente, la fe en que pudiéramos salvarnos se batía en feroz batalla en mi interior con el miedo de morir; las dos mujeres aún vaciaban la caja, el otro desgraciado permanecía sentado en uno de los sillones como quien disfruta una tarde de domingo, pero había algo mas, fue el llanto del bebe quien hizo que me percatara, pues junto con su lamento brevemente podía percibirse el golpeteo de unos pasos marchando, mis sospechas se confirmaron cuando observé en uno de los costados una sombra deslizándose por uno de los costados del edificio.

En cualquier momento un grupo de choque entraría para acabar con todo esto, sin embargo el maldito ya se disponía a presionar el gatillo, no llegarían a tiempo y aún si lo hacían, seguramente por venganza terminaría matándola.

Mas de una vez creí que los actos heroicos se reducían a la imaginación impresa en unas cuantas viñetas de un comic, me costaba creer que en el mundo alguien pudiera arriesgarlo todo por otra persona, menos por un desconocido, fue irónico que se fuera mi ultimo pensamiento mientras me arrojaba sobre aquel sujeto, su arma golpeaba fuertemente contra mi cabera causándome un gran dolor, forceje con el sin pensar en lo que ocurría mi alrededor, un disparo, el antebrazo de mi izquierda sangrada, la adrenalina menguaba el dolor, un segundo disparo, de pronto me era en extremo difícil respirar, mi pulmón derecho había sido perforado, logre que el sujeto con el que forcejeaba soltara el arma varios metros lejos de él, las unidades entraron en este momento.

— ¡Suelte el arma y las manos sobre la cabeza! — le ordenaron a segundo hombre, que era el que me había disparado.

Su arma terminó cerca de mí, mientras mi vista se nublaba y caía desplomado al piso, una lágrima inevitablemente rodaba en mi mejilla derecha mientras esbozaba una sonrisa.

Alguien me tomaba de los brazos y me indicaba que resistiera, yo caía inconsciente.

En nuestra vida diaria cada decisión implica un riesgo, mas de una vez nos encontramos frente a frente al destino y designios que nos ponen al limite, en ocasiones creemos que estos son mas grandes que nosotros y permanecemos temerosos de todo terminé, se debe creer e intentar luchar, pues en esta vida no victorias solo batallas que librar, pero lo grandioso es que si tienes algo de suerte en ese momento contaras con alguien a tu lado.