Solo el amor puede hacer esto

Solo el amor puede hacer esto

Prólogo​

En la época, en donde todavía se respetaban los acuerdos matrimoniales, para lograr una poderosa alianza económica. Dos familias formaron la unión de sus empresas con la misma unión de sus respectivos hijos, Kagome e Inuyasha, los cuales harán cualquier cosa para pasar el resto de sus vidas juntos. Ya que solo el amor puede hacer esto.

Capitulo 1: Presentación.​

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La familia Higurashi había tenido a su esperada y amada hija, la cual les dio mucha felicidad desde el día en que supieron llegaría.
Esta hermosa niña, caracteriza por su hermosa cabellera negra como la noche misma, piel blanca y nívea, y con unos ojos marrones semejantes al mas apetitoso chocolate. Fue la única hija del matrimonio Higurashi. Su padre, Onigumo, dueño de una de las empresas más importantes de arquitectos de todo Japón, siempre cuido de su hija, mas nunca dejo de decirle que su vida nunca seria como la de los demás niños y que aunque no los entendiera ahora algún día podría agradecer a sus padres sus desiciones, no muy fáciles de tomar.
Mientras que su madre, Sonomi, una importante asociada en la misma empresa que su esposo, Onigumo, siempre procuro enseñarle a su pequeña Kagome los buenos modales, correctos de una señorita, ya sea con la practicas de piano, aprender a tomar el te apropiadamente, hasta como preparar una hermosa y exquisita cena para su futuro marido.
Para Kagome toda su vida estuvo bajo la ley de ser siempre una señorita ante todo, y es así como se crió, hasta el día en que conoció a su futuro marido Inuyasha Taisho.

Todo estaba listo para que al fin se conocieran, habían decidido presentarlos oficialmente el día del cumpleaños numero 10 de Kagome.
El hermoso salón de baile de la residencia Higurashi estaba completamente decorado con flores, mesas redondas revestidas con una carpeta blanca y un camino rosa, el preferido de Kagome, y las sillas haciendo juego a las mismas. Sus centros de mesa eran rosas blancas, rosas y jazmines como a Kagome le gustaba. Y claro con la apetecible comida de entrada para los invitados. Habían enviado alrededor de 200 invitaciones, y todos habían confirmado que asistirían, junto con ello los Taisho.

La tan ansiada noche, para los padres de los niños, llego. Kagome se estaba arreglando en su habitación con la ayuda de su adorada abuela paterna, Kaede, cuando su madre irrumpió en su habitación:

-¿Kagome, hija, todavía no te has terminado de alistar?- pregunto Sonomi con una sonrisa en su cara mirando enbelesadoramente a su hija. Le habían regalado un vestido blanco, con finas tiritas sobre sus delicados hombros, con un corte princesa, digno de ella, y con unas rosas hechas de gasa de color rosa pálido. Kaede le había hecho media cola en su oscuro cabello, aprovechando las ondas ya destacadas en el cabello de kagome. Tenía unas sandalias blancas que dejaban al descubierto sus pequeños dedos. Solamente le faltaba ponerse la cadenita de oro que le habían regalado sus padres en su cumpleaños anterior, que llevaba sus iniciales KH. Una hermosa cadenita la cual Kagome le tenía mucho aprecio.
-Ya casi estoy madre. Solo me falta mi cadenita- dijo la niña con una sonrisa.
-Bueno la gente ya llego, estamos con tu padre recibiéndolos, cuando termines por favor baja ¿si?- dijo su madre dándose la vuelto para irse, cuando de repente se dio la paro para decirle a kagome – por cierto, kagome, estas tan hermosa, cualquiera diría que ya eres todo una señorita.-
-Gracias madre, te amo- contesto kagome sonrojada por lo dicho por su madre.
- Y yo te amo a ti, mi dulce ángel- dijo antes de cerrar la puerta detrás de su espalda.


En la puerta de la casa estaban por ingresar los muy famosos Taisho. Era una familia muy conocida en Japón, Inuno Taisho, tenia también una empresa de arquitectos, pero en Europa. Había decido, junto a Onigumo, asociarse para crear una empresa mucho mas importante. Para que el día de mañana nadie saliera perjudicado, ni con desventaja, si es que decidían no seguir con la asociación, propusieron casar a la única hija del matrimonio higurashi, Kagome, con el segundo y mas chico del matrimonio Taisho, Inuyasha.
Pero ante este trato había un acuerdo para no dañar a nadie. Habían llegado a la conclusión de presentar a los pequeño, y hacer que se vieran nada mas una ves por año. Hasta que kagome, la mas chica entre los dos, cumpliera los 25 años. Luego les darían dos años de casados y esperarían, si el matrimonio fracasara, lo disolverían y así también el trato. Pero únicamente bajo la condición de llevar dos años casados.

-¡Seshomaru, Inuyasha! Dejen de estar jugando.- dijo un hombre serio, de gran porte, pelo negro y unos peculiares ojos dorados. Los mismos que llevaban sus hijos, Seshomaru e Inuyasha.
- Si papá– contestaron al unísono los hermanos. - ¿Por qué tenemos que venir a la fiesta de la prometida de Inuyasha?- pregunto Seshomaru, con una tinte de maldad en sus palabras, ya que sabia que inuyasha odiaba estar comprometido con -Kagome y encima que se lo recordaran a diario, como lo solía hacer Seshomaru.
- por que es la hija de nuestro socio, Onigumo, y porque nos invitaron muy cortésmente y no es correcto rechazar una invitación de cumpleaños, nunca le haríamos un desaire así a nuestros amigos- contesto Izayoi, interviniendo antes de que su esposo perdiera la poca paciencia con sus traviesos hijos.

Con toda la charla no se habían fijado que ya estaban en el recibidor de los Higurashi cuando Onigumo hablo:
- ¡Inuno! Que gusto me da verte. Izayoi, -hizo una reverencia- tan hermosa como siempre. Sehomaru, Inuyasha, veo que ambos han crecido, cada vez más parecidos a su padre- dijo Onigumo riendo y provocando la risa de los recién llegados, cuando llego su esposa a su lado.
- ¡Oh Izayoi! Mi querida amiga, ¿hace cuanto que no nos vemos? Estas igual de hermosa que siempre – dijo Sonomi guiñándole un ojo a Izayoi- Seshomaru, Inuyasha siempre tan guapos ustedes, igual a su padre.- dijo mirando a toda la familia.
- Gracias. – contestaron, casi a coro todos.
- ¿Y como has estado Sonomi? Tanto tiempo, aunque parece que a ti tampoco a surtido efecto – dijo Izayoi sonriendo.
- Gracias. Pasa y te cuento todo.- dijo mientras tomaba del brazo a su muy vieja amiga. – a por cierto, Kagome bajara en unos instantes, ¿Por qué no pasan y toman algo? No valla a ser que te quedes sin habla Inuyasha.- dijo por ultimo Sonomi dirigiéndose a Inuyasha. El solo la miro y sonrió. Onigumo los acompaño hasta su mesa que estaba continuación de la mesa donde estaría Kagome.
Inuyasha estaba muy nervioso por ver a Kagome, no es que le gustara ni nada por el estilo, es que su madre le había hablado tanto de ella que tenia curiosidad de confirmar todo lo que le había dicho. Por que si había algo que Izayoi supiera de Inuyasha es que era terriblemente curioso. Y esa era una de las características de Inuyasha, ya que el era amble, gracioso, pero reservado, para la corta edad de los 12 años. Era un niño con mal genio, con aquellos que no conocía, o si conocía pero no le caían bien. Tenia la misma apariencia de su padre, pelo corto y negro y unos hermosos ojos dorados, que parecían ser oro liquido. Los ojos de Inuyasha si bien eran parecidos a los de su padre y hermano, tenían un brillo especial, un brillo que aparecía, solo en ocasiones como esta, cuando estaba ansioso, o nervioso o incluso enojado.

De repente toda la gente se empezó a levantar de sus asiento para observar a la hermosa niña que estaba bajando por la imponente escalera. Todos se agolpaba para poder verla, sin entender el porque de la reacción de la gente, Inuyasha comenzó a hacerse espacio para llegar hasta Kagome. Primero pidió permiso, después empujo ligeramente a sus obstáculos y por último termino atropellando a quien se interpusiera en su camino. Para cuando llego termino por casi tropezar y quedar a los pies de la bella damita. Inuyasha quedo parado observando a la niña que tenia en frente de sus ojos, le parecía la persona mas delicada y hermosa que había visto, similar a una rosa recién florecida. Le sonrió y se presento:
- Hola. Yo soy Inuyasha Taisho, tu futuro esposo.- dijo tendiendo su mano hacia Kagome
- Mucho gusto Inuyasha, soy Kagome.- dicho esto la pequeña se alejo del niño para saludar al resto de los invitados. Inuyasha quedo frustrado ante la actitud de Kagome, el había intentado ser gentil y cordial y ella solo lo saludaba de la manera mas cortante de todos. Incluso lo dejo con la mano extendida. Lo único que pensó fue... feh! niñas... y se dio media vuelta y se fue a sentar a su mesa.

En cuanto Kagome vio a Inuyasha quedo fascinada, como cualquier niña que ve a un pequeño Adonis. Kagome no podía quitar su vista de sus hermosos orbes hasta que escucho algo que la desencajo totalmente... tu futuro esposo... esposo... esposo... Si le habían dicho que tendría que conocer a un niño, que el estaría relacionado con ella toda su vida pero nadie dijo nada de esposo. Y para colmo su tono altanero, quien se creía él para decirle tal cosa, sin nada de pudor, era tan solo una niña. En ese momento recapacito los consejos dados por su abuela y su madre... aunque alguien no te caiga bien, tienes que ser igual de cortes, porque esa persona no sepa lo que son los buenos modales, tu no vas a rebajarte a su mismo nivel.
Y así fue como el primer encuentro entre kagome e Inuyasha, se dio. Empezando así con el pie izquierdo.




Bueno, la verdad que esta es la primera vez que escribo un fic y ellos me encantan.
este nada mas es el primer capi con un pequeño prologo, si les gusta los sigo y si no bueno me avisan. estoy disponible a nuevas ideas.
esperon que lo disfruten, besos.
Only Love

 

Capitulo 2:
Transcurso


La noche transcurrió de la más tranquila posible, Inuyasha estuvo toda la velada sentado en su mesa, al lado de Seshomaru, y observando a esa pequeña niña, no es que le llamara demasiado la atención, pero su actitud con respecto a él le había molestado.
Cuando estaban por salir de la casa, luego de cuatro largas horas de fiesta, Inuyasha encontró una fina cadenita de oro, con unas iniciales inscriptas en el dije: KH. Se sorprendió mucho de encontrar aquello ahí tirado, se imagino que a alguien se le había caído, y también a quién se lo podría haber caído. Consideró la idea de llevársela a Kagome, pero luego de pensarlo unos segundos se dijo a si mismo que no se la devolvería, por ahora, tal vez la siguiente vez que se vieran.
- ¡Inuyasha! ¿Qué tanto esperas ahí parado?-Pregunto Seshomaru exasperado por la actitud tan distraída de su hermano.
- Ya me estoy moviendo. ¿Qué no ves? O ¿eres ciego? – dijo Inuyasha irritado.
- Niños, me encantaría poder pasar una noche en familia y sin que ustedes se estén peleando todo el tiempo- dijo Inuno ante la clara demostración de afecto de sus hijos.
Los años pasaron y el acuerdo de que Inuyasha y Kagome se vieran solamente una vez por
año se mantuvo. Cada año los Taisho organizaban con los Higurashi una fecha distinta para
poder encontrarse, los primeros dos años transcurrieron tranquilos ya que todavía eran muy
chicos y no había muchas peleas.

-¡Inuyasha eres un tonto!- decía una niña de once años, con los ojos llenos de agua por la rabia hacia su acompañante.
- Y tu eres fea- contrarrestaba un niño de tan solo trece años, satisfecho con haberla hecho enfadar.
- Esta bien, me voy, estoy cansada de ti. Además tus juegos son tontos. A mi no me gusta imaginar que soy una guerrera del sengo...go... sengaku!- dijo Kagome antes de irse.
- Feh! Como quieras. Y además es SENGOKU, no senGAku. Tonta- le respondió molesto el pequeños de ojos de oro.

Todos los años que Kagome e Inuyasha se encontraban terminaba en pelea. Ellos tan solo
no podían convivir juntos.
En el cumpleaños numero 18 de Kagome, fue el último encuentro entre ellos dos, ya que ese mismo año Kagome ingresaría a un internado para señoritas, de educación y etiqueta en Londres, dirigido por una amiga de Sonomi. Su abuela, Kaede, se iría a vivir con Kagome a una de las tantas casas que tenían. Estaría con ella cuanto pudiera.
Esa noche, en la cena anterior al viaje de Kagome los Taisho fueron a visitarlos, iba a ser una reunión íntima, solos los Higurashi y los Taisho.
Din don... – Ay no ya llego- pensaba una preciosa muchacha con una melena azabache. Kagome se estaba terminando de arreglar para su encuentro con su futuro esposo. Se había puesto un vestido strapless color negro con unas flores blancas adornando la tela, el vestido era realmente bonito, era ceñido en su pecho y su cintura y acampanado en la cadera, le llagaba un poquito mas arriba de la rodilla, resaltando su figura perfecta. Junto con el vestido se había puesto unos zapatos negros, muy altos por cierto, con plataforma y taco aguja, haciéndola diez centímetros mas alta. Su pelo, con ondas, lo dejo suelto, ya que amaba como le quedaban así sobre sus hombros y espalda descubiertos. Se maquillo ligeramente para no llamar la atención. En cuanto hubo terminado de prepararse física y mentalmente para el nuevo encuentro bajo.
En el hall de entrada de la casa se encontraba un muuuuy atractivo muchacho de 20 años de edad, Inuyasha había madurado bastante desde que tenia 13 años pero no lo suficiente. Su cuerpo había crecido, se podía notar a través de la camisa blanca, con tres botones desabrochados, como su tórax estaba firme y ejercitado, al igual que sus brazos. Su pelo corto y ligeramente despeinado le daba un aire tierno y sus hermosos ojos seguían cautivando a cualquiera. Incluso a la hermosa muchacha que estaba bajando en ese mismo momento las escaleras de su casa.
Kagome procurando no caerse de sus, muy altos, zapatos no se había percatado de que Inuyasha la observaba con la boca abierta. La figura de ella lo desencajo totalmente, la última vez que la había visto la joven no estaba así, es decir, no se había desarrollado, dentro de su cabeza Inuyasha pensaba:
Oh por Dios, ¿Kagome? esa es ¿Kagome? Pero si ella tan solo era una niña, y ahora... ahora esta mas grande, y mas hermosa. Esperen, ¿yo dije hermosa? No esta mas llamativa. Pero ¿hermosa? Si Kagome tan solo esta hermosa.

Al pie de la escalera Kagome por fin vio a Inuyasha con una sonrisa que nuca antes había visto, ella también quedo un poco desconcertada con la nueva apariencia del muchacho, si lo recordaba musculoso, pero no tanto y también había cortado su cabello, y le quedaba muy bien, a decir verdad. Ver sus ojos nuevamente le hizo dar una sensación extraña en su cuerpo, nunca le había dado cosquillas en la barriga, por solo verlo. Tenia que decirlo, Inuyasha estaba igual de guapo que cualquier dios griego, no tenía nada que envidiarle a los modelos de ropa interior, por que debería verse igual de apuesto en ropa interior.
-buenas noches Kagome- dijo inuyasha tomando su mano para besarla, tal cual caballero, el gesto hizo que las mejillas de Kagome se alborotaran enseguida, acción que no paso desapercibida por Inuyasha.- estas tan hermosa como siempre- dijo con una sonrisa torcida en sus labios.
-Buenas noches Inuyasha.- Kagome trato de sonar lo más indiferente que pudo. – tu también te ves muy bien esta noche.-La actitud de Kagome lo molesto,
el siempre trataba de ser gentil con ella pero Kagome nunca se lo permitía, era como si no le agradara.
Juntos se dirigieron al salón junto con sus padres. Desde allí adentro los adultos pudieron observar como los prometidos llegaban juntos, haciendo que todos crearan expectativas.
-Kagome, pero que hermosa que estas, niña- dijo Izayoi orgullosa por su futura nuera.
-Muchas gracias Izayoi, tu también te ves de lo mejor- dijo Kagome sinceramente, ella realmente apreciaba a Izayoi. – ¿Seshomaru no ha venido con ustedes?- pregunto la joven, buscando con sus ojos al hermano de Inuyasha, tal comentario irrito de gran manera a Inuyasha, haciendo que él contestara por su madre.
-Tenia mejores cosas para hacer esta noche- dijo con un poco de desden.
–Oh. Que lastima, me hubiese encantado verlo esta noche, por favor dile que cuando pueda me llame. – contesta Kagome con un poco de tristeza y confusión por la respuesta hostil de Inuyasha.
La cena transcurrió con calma, hubo mucha charla sobre adonde iría Kagome, cuanto tiempo estaría allá, incluso surgió el tema de que en los próximos siete años no se verían, ya que sus clases eran muy difíciles y debería prestarle toda la atención posible.
- y Kagome dime, en estos siete años que estarás allá, ¿Inuyasha podrá visitarte?- pregunto Izayoi con mucha curiosidad, por su parte y por parte de Inuyasha.
- La verdad es que las clases en la academia son muy estrictas y no se permiten hombres en el establecimiento, y como mi abuela quiere llevarme a conocer el mundo en cada ocasión, no se si habrá tiempo para mis encuentros con Inuyasha.- la respuesta tan calma y simple que dio Kagome hizo que a Inuyasha le hirviera todo por dentro.
- Disculpen. Necesito tomar un poco de aire, aquí hace mucho calor.- dijo el joven exaltado, y se retiro de la mesa dirigiéndose al patio trasero.
- Kagome, hija, ¿por que no vas a ver como se encuentra Inuyasha?- pregunto su padre con una clara segunda intención. Aunque para Kagome no fue sacrificio alguno, ya que su preocupación surgió ante tan abrupta acción de Inuyasha.
- Claro.- solo logro decir
Se dirigió hasta el patio. En un sillón de dos lugares estaba Inuyasha sentado, se acerco hasta su lado para situarse junto a él.
- ¿te sientes bien?- solo pregunto Kagome
- Si me encuentro bien- contesto el tajante.
- Solo quería saber si te encontrabas bien y si necesitabas algo- dijo la joven un poco dolida por la sequedad de sus palabras.
- Así que te vas a Londres- respondió el ignorando lo dicho por Kagome.
- Así es, me voy mañana- contesto Kagome. – ¿y tu? ¿Qué harás?- pregunto de nuevo ella, nerviosa.
- Iré a estudiar en la universidad de arquitectura, para seguir con el negocio familiar, ya que esa será nuestra vida dentro de siete años.- aquello le callo como un balde de agua helada, era verdad, en siete años se casaría con Inuyasha y tendría que estar siempre con él. El hecho de estar siempre a su lado no era lo que le molestaba, ya que sentía algo por Inuyasha aunque no lo quisiera admitir, sino la idea de que él estaría toda su vida atado a una mujer que no ama. Aquello puso muy triste a Kagome e Inuyasha pudo notarlo y pregunto:
- ¿Por qué te pones triste? No me digas que me extrañaras- dijo coqueto – porque yo si te extrañare en estos siete años.- dijo acercándose lentamente a Kagome, ella pudo sentir como el acercaba su cuerpo, sus manos y sobre todo sus labios hacia ella. Estuvieron a punto de besarse si no hubiese sido porque Inuyasha abrió su gran bocaza y arruino todo.
- Tengo algo para ti – dijo sacando de su bolsillo una antigua cadenita de oro con unas inscripciones en su dije. Kagome la tomo y se sorprendió de volver a ver ese regalo que tanto había lamentado perder. – la encontré el día en que nos conocimos, no quise dártela, porque en ese entonces eras una niña tonta.- dijo, queriendo sonar gracioso, cosas que no funciono y surtió un efecto al revés.
- ¿Qué dijiste? ¡Inuyasha Taisho eres un idiota! – y sin mas nada que decir dejo a un Inuyasha nuevamente desconcertado.
- ¿y ahora que hice? – se pregunto –feh! Niñas, siempre igual. - siguió el camino de la azabache hasta la casa.

 

Capitulo 3:
Tiempo


Dentro de la mansión Higurashi una joven metía en su bolso de mano sus últimas cosas, para el importante viaje que haría.
Esa noche no había podido dormir, recordaba como Inuyasha había estado a punto de besarla, aquello hubiese pasado de no ser que el mismo lo interrumpió por haber hablado. Esa aproximación entre ellos dos la dejo muy confundida a Kagome, no sabia que había significado. Inuyasha habrá estado consiente de que casi se habían besado.

- Kagome te estamos esperando para irnos – grito desde la planta baja Onigumo, estaban a una hora de la partida de su hija y todavía tenían que llegar al aeropuerto.
- En un segundo bajo papá – contesto Kagome desde la puerta de su cuarto. Lo ultimo que agarro de allí fue una antigua foto que les habían tomado a ella y a Inuyasha juntos. Amaba esa foto, tenia que admitirlo.

Ya en el aeropuerto Sonomi y Onigumo se despidieron de su adorada hija, ella tendría que viajar sola hasta Inglaterra, y allí la esperaría su abuela, que se había ido antes para poder arreglar todo para que Kagome estuviera cómoda.

- por favor Kagome cuídate mucho allí, sabes que te amo con todo mi corazón cielo – decía su madre llorando
- cualquier cosa que necesites puedes llamarnos, sabes que estaremos ahí en un segundo. – su padre trataba de contenerse para no llorar. Era la primera ves que se desprenderían de su niña.
- Yo también los extrañare mucho, los amo, en serio. Por favor no se preocupen por mi, yo estaré bien con la abuela. – Kagome trato de no llorar para que sus padres no se sintieran tan mal como ella se sentía.

Pasajeros del vuelo 133, por favor de abordar por la puerta 2, en pocos minutos despegara el avión. Muchas gracias por su atención.

- ya es hora de que me valla. Los amo. Cuídense. – decía Kagome mientras se dirigía hacia la puerta de embarque con su pequeño bolso de mano.
- Te queremos Kagome, nunca lo olvides. – contestaba Onigumo.
- Por favor llámanos seguido. Te amamos. – también decía Sonomi.

Después de la larga despedida, Kagome por fin pudo llegar hasta su asiento en el avión.
Luego de unos minutos una bella muchacha de la misma edad de Kagome se sentó a su lado.

- hola – dijo la castaña – mi nombre es Sango, Sango Takahashi, mucho gusto. –
- hola, yo soy Kagome Higurashi – contesto sonriente ella.

Estuvieron un par de horas sin decirse nada más. Cuando Sango, ya aburrida de escuchar música en su Iphone, inicio de nuevo la charla:

- ¿y adonde te diriges? – pregunto Sango intrigada.
- Yo me dirijo hasta Londres. ¿y tú? – pregunto Kagome, dejando su libro de lado.
- Que casualidad, yo también voy hacia allá, pero la diferencia es que yo voy a un internado. – dijo un poco decepcionada por su propio destino.
- ¿De veras? Yo también iré a un internado, es de educación y etiqueta. –
- Esto si que es casualidad, yo también me dirijo a un internado de educación y etiqueta – dijo muy contenta Sango. – ¿tienes donde quedarte? Yo voy a ir a la casa de mi hermano Kouga, si quieres puedes quedarte allí los días que nos den libre.
- Oh es muy generoso por tu parte y de veras lo siento, per me quedare en una de las casas que tienen mis padres allí, ya me esta esperando mi abuela. Pero muchas gracias por tu oferta. – dijo Kagome feliz por ya tener una amiga en ese extraño país que nunca antes había visitado.
- Es una lastima, te hubiese encantado conocer a mi hermano, es muy gracioso y atractivo. – le dijo Sango guiñándole un ojo a Kagome – el tiene veinte años. –
- Lo siento pero no puedo estar con nadie – dijo Kagome entristeciéndose un poco.
- Disculpa mi intromisión pero podría preguntarte ¿Por qué? -
- Si claro. Es que mis padres me comprometieron a un muchacho desde que soy pequeña. –

Así pasaron todo el viaje hablando del compromiso de Kagome, y de cómo era Inuyasha y todo relacionado a su vida.
Para cuando llegaron a Londres ya se habían hecho grandes amigas.

- prométeme que me llamaras, ¿si? – dijo Sango entregándole un papelito con el numero de la casa de su hermano.
- Claro te llamare antes que tengamos que ir a la academia, ¿de acuerdo? – dijo Kagome, abrazando a Sango en el aeropuerto.
- Nos vemos, cuídate. – grito Sango mientras se alejaba de Kagome.

Kagome tuvo que buscar muy bien a su abuela, ya que su baja estatura dificultaba su búsqueda.

- ¡Kagome! ¡Kagome! – gritaba alguien, pero no podía encontrar de donde provenía esa vos tan conocida para ella. – niña al fin te encuentro. Lo que me ha costado.-
- ¡Abuela! – dijo eufóricamente abrazando a su abuela. – te he extrañado.-
- Yo también te he extrañado, aunque solo fueron unas semanas sin vernos. – y cuéntame, ¿Cómo te fue en el viaje? – le preguntaba mientras se dirigían hacia su coche.
- Me fue de maravilla, conocí a una muchacha que también asistirá a la misma academia que yo y ya nos hicimos amigas. – contó Kagome muy contenta.
- Me alegro de que halla sido así, Kagome. –

Durante todo el camino hasta la casa Kagome le contó sobre Sango y de todo lo que habían hablado, incluso Inuyasha.

- ¿y como fue su ultima visita? – pregunto Kaede aunque ya sabiendo la respuesta.
- Horrible. ¿sabias que el tenia mi cadenita? Me contó que la encontró el día de la fiesta, ya sabes, cuando nos conocimos. Y no me la había regresado antes tan solo porque, según el, era una niña fea. es un idiota, lo odio.-
- Querida no deberías decir eso de tu futuro marido, sabes que debes guardarle respeto, ya que estarán siempre juntos. –
- Si lo se pero es que es tan... tan... ¿Cómo decirlo? Desesperante. –
- Lo se, pero recuerda que todavía es un niño, le falta madurar. Esto siempre pasa.-

Kagome no quiso contarle a Kaede cuando estuvieron apunto de besarse, tenia miedo de lo le diría. Así que se lo guardo solo para ella.

Los años pasaron. Kagome se había hecho muy buena amiga de Sango y de otras niñas de la academia, Yura, Eri, Cari y Rin. Siempre andaban juntas. Kagome les había contado a todas las cosas en lo que consistiría su futuro y el porque tenia que estudiar extra todas las tardes para poder estar al tanto de la empresa de la que algún día se harían cargo ella e Inuyasha.
También conoció a Kouga, el hermano de Sango, era un muchacho muy apuesto y agradable, él, al principio, la había tratado de conquistar, pero con el tiempo, y luego de varios rechazos, re hicieron grandes amigos.

En todos el tiempo que Kagome estuvo sin ver a Inuyasha jamás salio con ningún otro muchacho. A pesar de que su compromiso estaba arreglado, ella igual lo respetaba y a pesar de todo sentía algo por él.

El día que le anunciaron que volvería a Japón y que deberían organizar la fecha y las cosas para la boda, Kagome sufrió un colapso nervioso y se desmayo, es por eso que su llegada se pospuso unos días.

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Aca esta el tercer capitulo :) espero que lo disfruten. Ya saben cualquier sugerencia soy todo oidos :) jejejje de verdad espero que les guste.
Saludos a todos.
Only Love

 

Capitulo 4:
Sentimientos

-¡Inuyasha Taisho! ¿Cuántas veces tengo que decir que no quiero que regreses a la casa a estas horas? – decía Inuno, tras escuchar la escandalosa llegada de su hijo menor. A pesar de que ese tipo de escenario se diera muy a diario, Inuno e Izayoi trataban siempre de persuadir a Inuyasha para que dejara de llegar tan tarde y borracho, al muchacho se le había hecho una costumbre salir todas las noches, ya sean con amigos de la universidad, o con mujeres.
Tales acciones hacían que sus padres se preocuparan por su futuro, ya que seria muy probable que, si Onigumo, se enteraba de la actitud de Inuyasha, disolvería el trato.- y encima estas borracho. ¿Qué vamos a hacer contigo? ¿Qué acaso no te importa casarte con Kagome? Entiendo que no sea de tu agrado pero es algo que en el futuro será beneficioso para todos, ¿lo entiendes no?-
-no me importa lo que me digas, yo no me quiero casar con esa mujer, yo no la amo y nunca lo hare. Y en el caso que lo haga ella tampoco me amara jamás. – dijo Inuyasha furioso, en su interior, no por no poder amar a Kagome sino porque ella jamás lo amaría.
-Inuyasha, sabes que eso puede cambiar, no tienes porque portarte así. Entiendo tus dudas, pero ante todo, el respeto, y eso es algo que no le estas dando a Kagome y estoy muy seguro que ella no se lo merece.- dijo Inuno apoyando a su hijo. – ahora quiero que te vallas, te des un baño y te acuestes a dormir, mañana te tienes que despertar temprano ocurrira algo importante.-
-de acuerdo papá. Hasta luego. – pronunciaba Inuyasha mientras trataba de subir las escaleras para ir hacia su habitación.

La mañana siguiente, en la mansión Taisho, se encontraban Inuno, Izayoi y Seshomaru, hablando a la espera de que Inuyasha llegara a desayunar.
-Buenos días a todos – decía un joven con muy mala pinta.
-Oh hijo ¿Qué te esta sucediendo? Mírate como estas.- Izayoi miraba a su hijo con un gesto negativo.
- Inuyasha necesitamos hablar. Por favor toma asiento.- dijo su padre con vos muy seria y estricta. – Kagome regresara en estos días, su viaje se ha atrasado porque ha tenido una descompensación en Londres, pero ella esta bien. En cuanto llegue, deberán organizar todo para su boda. ¿De acuerdo?- afirmo mas que preguntando.
-No me interesa si llega o no, ni quien organice la boda. Mama si tú quieres puedes ayudarla. Mientras menos tiempo este con ella mejor.- Inuyasha destilaba mucho rencor y odio en sus palabra.
-Pero Inuyasha ¿Por qué te pones de esa forma? Ella no tiene la culpa de esto y de nada sirve que ahora no quieras pasar tiempo con ella, si pasaras toda tu vida a su lado, porque estarán casados.
-no me interesa nada de ella.- contesto Inuyasha ignorando las palabras de su madre, dolida por la actitud de Inuyasha.


-Kagome, ¿te encuentras bien?- preguntaba una abuela preocupada mirando a su nieta. – has estado todo el viaje callada niña. Me estas preocupando.-
-me encuentro bien, es solo que estoy un poco nerviosa por el viaje.- contesto una Kagome un poco ida.
- ¿es el viaje o el muchacho que te espera en casa?- dijo Kaede, sabiendo bien la respuestas.
-es solo el viaje abuela, en serio.- dijo Kagome entrando de nuevo en si.

-Señores pasajeros, ya pueden desabrochar sus cinturones. Hemos llegado a destino.- decía una amable vos, por el intercomunicador.

- Kagome, sabes bien las ordenes que te han dado tus padres, ¿no es así?- le recordó Kaede a Kagome.
- Si lo recuerdo todo a la perfección, yo me tendré que ir a las casa de los Taisho y quedarme allí, porque mis padres no quieren que me quede sola en la casa. Y tu, tu te iras, y me dejaras, sola. Pero todavía no entiendo por qué no te puedes quedar una días conmigo en su casa. – reprochaba Kagome como si todavía fuera una niña.
- Ya lo sabes mi niña, tengo que ir hasta el otro lado de la ciudad a ver a mi pobre hermana que esta muy grave de salud. –
- De acuerdo. Aunque tengo miedo de verle, ¿y si no le agrado? O ¿si le parezco fea?- preguntaba Kagome preocupada.
-Kagome, eras la mujer mas hermosa, que nadie halla visto, se que en el primer instante en el que él te vea se baboseara por ti, te lo aseguro-
-Pero que cosas dices abuela, eres muy graciosa.-
-Sabes que lo que digo es verdad.-Kaede sonreía orgullosa de su nieta.

Un auto blanco y lujoso estaciono frente la mansión de los Taisho. El chofer abrió la puerta trasera para dejar salir a una hermosa jovencita de veinticinco años de edad. En los siete años en los que Kagome estuvo fuera cambio tanto física como mentalmente. Su cuerpo era el de toda una modelo, sus curvas bien formadas y definidas, sus atributos, muy generosos, cu cabello azabache y largo con unas ondas. Y su hermosa cara, resaltada por sus labios carnosos y su mirada chocolate.
La forma de actuar de Kagome había sido moldeada en la academia, pero todavía mantenía su forma de ser, que la destacaba de las demás. Su generosidad y buen corazón era algo que ella siempre dejaba ver. Pero su orgullo y rencor, se lo guardaba para aquellos que de verdad se lo merecieran.

-Inuyasha, ya ha llegado y esta hermosa, tienes que verla. – decía Izayoi hablando por teléfono con su hijo. – luego hablamos, la iré a recibir. De acuerdo, te quiero hijo. Te espero para la cena. Cuídate.- Así se despidió de Inuyasha y salio a la entrada para recibir a la bella dama.
-Oh Kagome, estas hermosa. ¿Cómo te ha ido?- le pregunto su futura suegra mientras la abrasaba.
- Muchas gracias Izayoi. Tu también te ves bien. De hecho me ha ido bien. Gracias por preguntar.- contestaba Kagome mientras correspondía el abrazo de Izayoi. -¿Cómo han estado las cosas por aquí?- pregunto deshaciendo el abrazo.
-todo ha andado de las mil maravillas. Inuyasha estaba muy ansioso por verte. Dice que llegara para la hora de la cena. Y que tiene ganas de verte.-mintió Izayoi.
-Oh que sorpresa.- solo contesto Kagome, ya que las palabras de Izayoi la desconcertaron por completo.
-¿Por qué no entramos? Tomaremos algo. ¿Se te apetece un poco de té?- pregunto mientras entraban.
-Seguro, me encantaría.-

Estuvieron un largo rato conversando. Izayoi le pidió que le contara todo lo que había hecho en este tiempo lejos. Kagome le contó sobre sus amigos, sobre la academia, sobre como tenia que estudiar extra todas las tardes, aquello sorprendió mucho a Izayoi, ya que no estaba al tanto de que Kagome también se haría cargo de la empresa. También le contó sobre todos sus viajes y que algunos de sus amigos se mudarían a Japón.
-¿Así que vendrán aquí?- pregunto Izayoi interesada en el tema.
-Si vendrán, tres de ellos, dos mujeres y un muchacho.-
-Ah y ¿tienen lugar donde quedarse? Sabes que los puedes traer aquí.- dijo ella con su tono más dulce. La generosidad de Izayoi siempre fue algo destacable.
-Si. Sango y Kouga tienen lugar, pero Rin no, te iba a pedir si de casualidad ella podía quedarse unos días aquí hasta que consiga donde mudarse.- pregunto Kagome con ternura.
-Sabes que se puede quedar el tiempo que lo deseen cariño, no habrá ningún problema.-
-Muchas gracias Izayoi, eres muy buena.- dijo kagome sonriendo.
-Como no lo seria con mi futura nuera.- dijo en chiste Izayoi y Kagome solo se rió.- y dime ¿Cuándo llegan tus amigos?- pregunto cambiando el tema.
-llegan pasado mañana. Es que tenían que organizar unas cosas todavía allí, por eso yo llegue antes.- dijo de lo mas normal Kagome.
-Entiendo. Bueno Kagome te acompañare a tu habitación para que puedas descansar ¿si?-
-Claro. Te lo agradezco.-
Juntas subieron a la segunda planta. La acompaño hasta el tercer cuarto del lado derecho del gran pasillo.
-Esta será tu habitación. Estarás enfrente de la de Inuyasha.- aquello la hizo ponerse nerviosa. No era por su habitación, ya que esta era hermosa, era muy espaciosa y pintada de rosa claro. En el centro de la habitación se podía ver una cama gigante de dosel blanca. En la pared que daba al exterior había un hermoso balcón. Y también tenía un cuarto de baño para ella. El cual también era enorme, tenia jacuzzi incluso.
Pero el hecho de saber que estaría en la habitación de enfrente de la de Inuyasha la ponía de un raro humor.
-Espero que sea de tu agrado Kagome. Ahora me retiro para que puedas descansar.-
-Gracias.- fue lo único que pudo decir Kagome sus pensamientos la embargaban demasiado.
Cuando Izayoi se fue Kagome se preparo para darse un largo baño. Luego de este se recostó en la gran cama y se quedo profundamente dormida.


-No se que debo hacer Miroku. Esta mujer es una antipática- decía un joven de ojos dorados.
-Lo que tienes que hacer es ir y darle un beso, pero no cualquier beso, sino uno de esos que tu ya sabes en lo que termina.- ante tal comentario Inuyasha quedo mirando a Miruko con una cara de desagrado total.
-¿Cómo voy a hacer eso? ¿No te he dicho miles de veces que es la mujer más fea del mundo? A demás, nunca haría una cosa así con ella, no me lo permitiría.- dijo Inuyasha con la mirada perdida en algún lugar de oficina.
-Disculpe señor. Aquí les traigo el café que me ordeno.- pronunciaba una coqueta mujer de unos veinticinco años. Tenia la falda mas corta de lo común, algo para llamar la atención de su jefe.
-Gracias Kikyo. Lo puedes dejar ahí.- dijo Inuyasha sin siquiera mirarla, acción que molesto mucho a Kikyo.
-Esta mujer si que es hermosa.- dijo Miruko una ves que ella se hubo retirado de la oficina.- es increíble que hallas estado con ella una sola vez.-
-Si lo se. Es muy hermosa, pero quiere grandes cosas. ¿Sabias que quiere que me case con ella?- dijo Inuyasha incrédulo.
-Oh ella si que esta loca, ¿acaso no sabe de tu compromiso?- pregunto Miroku divertido.
-Si que lo sabe pero piensa que dejare a Kagome por ella.-
-Pobre. Si supiera que tu compromiso esta arreglado, tal vez se sentiría mejor.-
-ya es hora de que nos vallamos. Mi madre dijo que llego hoy y que me iban a esperar para la cena. Pero no iré. No me importa lo que digan.- dijo Inuyasha aparentando ser un niño pequeño aun.
-Si eso es lo que quieres. Yo iré al Pub, me encontrare con Lisa- dijo Miroku ilusionado.
- ¿A con que todavía estas intentando persuadirla para que caiga en tu cama?- pregunto Inuyasha divertido.
-Ríete todo lo que quieras pero para este fin de semana ella habrá caído.- la mirada zafiro de este demostraba tenacidad, algo que a la hora de la conquista siempre lo ayudaba.


-Kagome lamento mucho que Inuyasha no haya podido llegar, estoy segura que ha tenido algún inconveniente.- decía Izayoi triste por la actitud de su hijo.
-No te preocupes, se que ha tenido algo muy importante por hacer.- decía una Kagome muy enojada pero sin demostrarlo. Inuno e Izayoi se miraron ante el comentario de Kagome. Solo estaban rogando que Inuyasha no se le hubiese ocurrido hacer una de las suyas otra vez. Esta vez seria el colmo.

Luego de que todos se fueron a acotar incluso Kagome se escucho un ruido en la entrada de la mansión, para todos lo que estaban dormidos había pasado desapercibido pero para Kagome que todavía estaba esperando a Inuyasha fue muy claro.
Se coloco una bata encima de su muy descotado camisón de dormir, la cual no cubría mas de lo que ya traía, y bajo a la primer planta. En ese momento pudo ver llegar a un hombre de unos veintisiete años, con el cabello corto y de traje, por lo que podía observar estaba borracho.
-Recién llego y ya te encuentro en esta situación. Tu si que no cambias Inuyasha Taisho.- escucho esa vos angelical que el tanto adoraba. La miro y su boca se abrió por la sorpresa. Ella estaba parada en los pies de la escalera, con un camisón muy corto y transparente, y encima llevaba una tela transparente haciendo de bata.
-Si hubiese sabido que me esperarías de esa forma hubiese llegado antes a la casa.- le dijo coqueto él, aun en su estado de ebriedad se podía ver que era un hombre hermoso. Ante el comentario de Inuyasha, Kagome se sintió cohibida y trato de tapar más su cuerpo aunque le fue en vano.
-No te estaba esperando. Solo trataba de dormir, pero llegaste tú y comenzaste a hacer ruido y quise averiguar que era.- dijo ella de normal.
-Entonces si hubiese sido un ladrón de seguro hubiese dejado todas la cosas de valor para llevarte a ti.- aquella frase descoloco a Kagome.
-Me puedes decir ¿Qué haces llegando a estas horas y en este estado?- pregunto ella acercándose a el y omitiendo el comentario anterior de Inuyasha.
-Vamos Kagome, no me regañes. Lamento no haber llegado antes para darte la bienvenida, pero puedo hacerlo ahora.- dijo agarrándola por la cintura y plantándole un beso en sus labios.
En cuanto sus bocas se tocaron ambos sintieron una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo. Ni bien pudo Kagome deshacer el beso le dio una bofeteada.
-¿Por qué hiciste eso?- le pregunto Inuyasha furioso.
-Tú no tienes derecho de ir por ahí besando a la gente sin su consentimiento.- le contesto una Kagome también muy furiosa.
-¿Cómo que no tengo derecho? Tú vas a ser mi esposa. Tengo el derecho de hacerte lo que yo quiera.- le dijo agarrándola por la cintura nuevamente.
-No tienes derecho de nada conmigo porque todavía no estamos casado.-dijo ella tratando de soltar el agarre en el que la tenia.
-Haré contigo lo que a mi se me plazca.- le grito el tratando de besarla de nuevo.
-No, no lo harás.- le dijo ella dándole un rodillazo en sus partes íntimas y corriendo en dirección de su habitación.
-Maldita- solo pudo pronunciar él desde el suelo donde lo había dejado anteriormente.
Una vez en su cuarto, Kagome se encerró con llave, por miedo a lo que Inuyasha pudiera hacer. El beso que él le dio la dejo muy rara. No le había disgustado en si el beso. Sino el hecho de que la tomara por la fuerza.
De hecho el beso había sido tierno, de no ser por el sabor a alcohol en sus labios lo habría continuado.
Esa noche ambos se durmieron con un extraño sentimiento creciendo dentro de ellos.



Holiiii :D aca les dejo un nuevo capi, estoy emocionada esperando a que usd puedan leer los avances sobre la relacion entre nuestros protagonistas :D jejejeje espero que les guste y me dejen sus comentarios. ya saben ante cualquier critica constructiva, soy todo oidos. nos vemos.
Only Love

 

Capitulo 5:
Compromiso. Parte I

Al día siguiente en la mansión Taisho se encontraban todos para desayunar menos Inuyasha. La plática entre Kagome y Seshomaru iba desde todos los lugares que había conocido y los idiomas que había aprendido, hasta los temas de la empresa, Kagome le pidió unos papeles para poder familiarizarse con los temas en los que estaban actualmente en la empresa. En eso Inuyasha decidió hacer acto de presencia.
-buenos días familia.- dijo mas contento de lo normal.
-buenos días hijo. Veo que has dormido bien.- decía Izayoi contenta por el buen humor de Inuyasha.
-si he dormido fantástico.- dijo riéndose internamente. Se estaba dirigiendo a su asiento cuando su padre le hablo.
-Inuyasha saluda a Kagome como es debido, anoche no la viste y esa es la bienvenida que le das después de tantos años sin verse- Inuno hacia su papel de padre autoritario como era debido.
-claro, como no saludaría a mi futura esposa- dijo irónicamente, ya que recordaba muy bien lo ocurrido la noche anterior.- Kagome, te encuentras tan hermosa como siempre- mientras la abrazaba, acercó su boca a su oído y le dijo para que nadie escuchara.-no creas que me olvide de lo de anoche, esa me la cobrare.- en ese momento la soltó y se sentó en su lugar de siempre.
-y bien, niños tienen que organizar todo para la fiesta de compromiso- decía Izayoi muy emocionada. – Kagome, querida debemos buscar un vestido adecuado para ti, y mandar a hacer las invitaciones.- mientras organizaba su compromiso con Inuyasha, Kagome no se podía sacar de la cabeza las palabras dichas por el joven.
-bueno ya es hora de que me valla.-decía Inuyasha mientras se levantaba de la mesa.- nos vemos luego familia.- dijo agarrando su saco y acercándose asta Kagome y dándole un beso en la mejilla. Aquel acto hizo que Kagome se pusiera roja como un tomate.
La mañana se paso entre preparativos, qué invitaciones le gustaba mas a Kagome o que color le gustaba para los manteles o que comida quería que sirvieran aquella noche.
Su larga discusión fue interrumpida por el teléfono que sonaba para Kagome, era una llamada de Seshomaru.
-Kagome necesito que me traigas los papeles que te di esta mañana. ¿Recuerdas? Y además Quería mostrarte un poco el procedimiento de la empresa. Como dentro de poco estarás a cargo junto con Inuyasha, lo mejor será que vengas enseguida por favor.-
-claro enseguida me arreglo y voy para allá.- dijo muy contenta Kagome por la salvación de Seshomaru.
Regreso hacia la sala en donde se encontraba Izayoi al lado de su portátil eligiendo las cosas para la fiesta.
-Izayoi, deberás disculparme, Seshomaru me acaba de informar que me necesita en la empresa y debo ir urgentemente.- dijo un poco apenada Kagome.
-no te preocupes, para cuando regrese te tendré aquí preparado unas cuantas cosas para que puedas decidir.-
-de acuerdo, como tu quieras.-
-Kagome, antes de que te vallas tengo que pedirte algo.- dijo dubitativa.- Inuyasha me pidió que te ayudara yo a organizar la boda, el no tenia intenciones de ayudar. Pero entiéndelo, es solo un niño que esta enfadado con sus padres, tal ves tu podrías hacerlo cambiar de parecer. ¿Serias capas de hacerlo Kagome?- las palabras de Izayoi salieron esperanzadas.
-haré lo que pueda Izayoi, pero no te prometo nada, hoy hablare con Inuyasha tenlo por seguro.-dijo sonriéndole, pero con mucha furia por dentro.
Kagome se dirigió a su alcoba para así arreglarse para salir, pero mientras tanto pensaba en Inuyasha.
Ese maldito, no sabe que es lo que quiere, primero quiere besarme y luego le dice a su familia que no quiere entrometerse con nada respecto a la boda,¿ será que tanto me odia que no quiere pasar tiempo conmigo? Pero ya me la pagaras Inuyasha Taisho.
Salio de la casa y se dirigió hacia el coche que la llevaría a la empresa. Se había puesto un vestido blanco atado al cuello, que le llegaba un poco mas arriba de las rodillas, llevaba su bolso de mano en donde tenia todos los documentos para Seshomaru, primero se los daría a él y luego iría a platicar con su prometido.
En cuanto llego a la empresa se dirigió a la oficina de Sashomaru, su recepcionista, una joven amable, le dio permiso para que pasara. Adentro de la oficina se encontraba Seshomaru, sentado detrás de su escritorio.
-Kagome, menos mal que llegaste.- le dijo eufórico.- se me a ocurrido una excelente idea, como ya tu sabes, me iré a la otra empresa de nuestros padres que tienen en Europa, y estaba pensando, ya que tu sabes sobre el negocio, te quiero ceder mi parte de esta empresa y mi puesto.-
-oh, ¿estas seguro? –Dijo sorprendida- ¿no seria mejor que se lo dieras a Inuyasha? Estoy segura que el sabrá manejar la empresa lo mejor posible.-
-me encantaría que tu te hicieras cargo de mi parte, no es que no confié en Inuyasha, pero ¿sabes lo que seria la empresa si el estuviese solo a su cargo?- dijo mas bien para si mismo- esto se convertiría en una central para modelos. Oh no.- Seshomaru se dio cuenta que había hablado de mas y quiso arreglar las cosas.- es decir por los amigos que tiene, el te quiere Kagome.-
La cara de Kagome estaba sin emociones, lo dicho por Seshomaru la tomo por sorpresa, no es que no se imaginaba que Inuyasha haya tenido aventuras en su ausencia, era un hombre apuesto, pero que convirtiera la empresa de SUS padres en un lugar donde solo hubiera mujeres hermosas, eso la superaba.
-no te preocupes, no le diré nada-mintió- entonces, acepto tu propuesta, me haré cargo de tu parte de la empresa.-
-bien, me parece genial. Gracias Kagome por no decir nada de esto.-
Luego de discutir unas cosas mas, Kagome se dirigió hacia la oficina de Inuyasha, en la entrada se encontraba una mucha de pelo largo y negro, con una mirada fría, que la miraba especialmente a Kagome.
-buenos días, ¿en que la puedo ayudar?- dijo de la manera mas fría y cínica que pudo demostrar.
-vengo a ver a Inuyasha, por favor dile que Kagome esta aquí- contesto ella tratando de aparentar firmeza, pero con educación.
-lo lamento pero el señor Inuyasha me ha dado órdenes de que no lo molestara, esta en una reunión, muy ocupado-
-lamento mucho que te haya dicho eso, pero yo tengo que pasar y no me importa las ordenes que te dio.- la vos de Kagome sonaba ya sin paciencia.
-señora, entienda que no la puedo dejar pasar- la recepcionista quiso ofender a Kagome con sus palabras, pero la reacción de ella fue totalmente inesperada para la pelinegra.
Kagome se adentro en la oficina de Inuyasha sin importar lo dicho por la mujer, ante ese acto, la muchacha la siguió para tratar de detenerla, pero no lo logro, Kagome logro entrar a la oficina de Inuyasha.
Al entrar Kagome pudo observar a Inuyasha sentado en su escritorio hablando con una mujer que les daba la espalda, por lo que se podía observar, era de contextura pequeña y el pelo rojo como el fuego.
-lamento mucho la interrupción, señor, pero la señora no me hizo caso y entro en la oficina- en cuanto Inuyasha vio a Kagome con su cara de fastidio se puso de pie nervioso, la mujer que estaba en frente de él se dio vuelta divertida, escucharla nerviosa le causaba mucha gracia.
-Kikyo, la próxima ves que Kagome venga, no importa con quien este, hazla pasar- la cara de Kikyo se desencajo totalmente por lo dicho por Inuyasha, mientras que la pelirroja se retorcia de la risa por la cara de la misma, ante el asombro de ella, Inuyasha presento a Kagome- ella es Kagome, mi prometida- Kikyo mostró la mejor cara de odio que tenia.
-mucho gusto Kagome, yo soy Ayame Wolf.- dijo la pelirroja, levantándose de su asiento, con una sonrisa muy amigable.
-hola Ayame, mucho gusto.- dijo Kagome
-bueno yo los dejare solos para que hablen- hablo mientras se dirigía a la puerta pasando cerca de Kikyo y diciéndole- ¿tu no deberías estar atendiendo teléfonos en ves de observar a tu jefe de esa forma?- dijo maliciosamente. Kikyo solo se dio la vuelta y se retiro de la oficina seguida por Ayame, que antes de irse, le dio un guiño a Kagome.
-veo que tu recepcionista es un algo celosa- dijo Kagome mientras se sentaba en la silla de Inuyasha.
-Kagome ¿en que puedo ayudarte?- dijo mientras la observaba detenidamente.
-ahora que lo dices, me encantaría que me ayudaras con la boda a seleccionar todo, no querrás que tu prometida se ocupe de todo, mientras tu estas detrás de mujeres hermosas- la vos de ella salio falsamente inocente, e Inuyasha lo pudo notar.
-no se de que me hablas-dijo aparentando el mismo tono que ella.- pero te ayudare en lo que tu desees, puedo hacer todo lo que tu quieras.- dijo de modo muy perspicaz.
Kagome omitió el ultimo comentario de Inuyasha- ¿no sabes de lo que te hablo?- pregunto mirándolo fijamente- entonces tendré que pedirle a tu madre que nos cuente lo que me contó hoy a mi. Entiendo que no quieras casarte conmigo, no creas que a mi me hace mas feliz que ti- escupió con odio- pero yo sola no organizaré la boda, tu me ayudaras y le dirás a tu madre que lo haremos nosotros dos solos, ¿de acuerdo?-
-haré lo que tu quieras, ya te lo dije, pero quiero algo a cambio- dijo mirándola pervertidamente.
-¿tu quieres algo a cambio por ayudarme?- pregunto incrédula- a mi nadie me da nada a cambio por casarme contigo.- dijo enfadada.
-eso es cierto, pero lo que te pediré, a ti también te gustara.- le dijo con una sonrisa de costado, Kagome había olvidado lo que le causaba esa sonrisa.
-de acuerdo, ¿Qué quieres?-
-quiero que después de la fiesta de compromiso nos vallamos tu y yo a algún lugar solos-
-¿Qué? Eso es para la luna de miel, ¿Cómo se te ocurre que nos iremos solos tu y yo? No, no, no, me niego totalmente.-
-recuerda que todavía tengo algo que cobrarme. Me lo debes Kagome, además no haremos nada malo- dijo riendo.
-no lo se no creo Inuyasha ¿Qué dirán todos?-
-dirán que nos estamos conociendo y eso es lo que haremos.-
-pero si nosotros ya nos conocemos.- dijo dubitativamente- no lo se Inuyasha no me parece correcto.-
-por favor Kagome te prometo que nos divertiremos, iremos al lugar que tu quiera, por favor- dijo poniendo carita de perro mojado.
-esta bien, pero serán solo unos días.- dijo ella cediendo ante su prometido.
-muchas gracias Kagome, te prometo que te divertirás- dijo mientras se paraba y la abrasaba.
Cuando se estaban por separar, ambos se perdieron en los ojos del otro, comenzaron a acercarse mutuamente, sus labios rozaban hasta que.
-Inuyasha, amigo, mira lo que te traje- decía Miroku mientras entraba a la oficina de Inuyasha sin pedir permiso.- ups, lo siento. No sabia que estabas ocupado.-
-Miroku- solo gruño Inuyasha. Kagome se alejo de él rápidamente como si le quemara.
-¿Qué no me vas a presentar a la bella dama?- quiso ser gracioso y lo único que saco de Inuyasha fue una mirada muy furiosa.
-Miroku, ella es Kagome, Kagome, el es el idiota de Miroku, mi mejor amigo y uno de los socios de la empresa.-
-mucho gusto Miroku, es un placer.- dijo cordialmente Kagome, a pesar de que los habían interrumpido le había caído muy bien Miroku.
-mucho gusto señorita Kagome, lamento la interrupción, yo no sabia que estaban ocupados.- dijo muy apenado Miroku.- los dejo. Luego regreso Inuyasha.- y ante su gran salida guiño un ojo a Inuyasha.
-lamento que lo conozcas, es un idiota, livinidoso, pero es mi mejor amigo-
-no tienes porque pedirme disculpas, es agradable. Inuyasha, tengo algo que comentarte.- dijo cambiando de tema.
-si dime lo que quieras.- Inuyasha cuando quería era muy tierno.
-hoy hable con Seshomaru, y me dijo que se ira a Europa, y me ha ofrecido, su parte de la empresa y su puesto.- la cara de Inuyasha se desencajo totalmente, se esperaba cualquier cosa menos eso.
-ese idiota, ¿Quién se cree para meterse en nuestra vida? Cuando lo agarre...-
-Inuyasha ¿Por qué te enojas?- pregunto una Kagome muy desconcertada, las palabras del ojidorado resonaban en su cabeza: ¿Quién se cree para meterse en nuestra vida? ¿Por qué había dicho una cosa así? Y ¿Por qué se enojaba de esa forma?- no entiendo la causa de tu enojo, podrías por favor explicármelo.-
-lo que pasa es que para lo único que te dio su parte fue para fastidiarme, Kagome, aparte a ti no te hace falta trabajar, yo te mantendré a ti y a nuestros hijos. Quiero que estés en nuestro hogar nada más.-
Cada palabra dicha por Inuyasha hacia que el corazón de Kagome se hinchara de alegría y emoción, todo lo que Inuyasha planeaba para sus vidas, no era cuestión de pensarlo un solo día, Inuyasha lo había pensado toda su vida y aquello la hacia muy feliz a Kagome.




holaaaa :) aca les dejo un capitulo muy importante espero que les guste, gracias por todos los comentarios dados, se los agradezco mucho a todos. nos vemos pronto
Only Love.

 

Capitulo 6:
Compromiso parte II

Luego de la llegada de Kagome pasaron tan solo dos días, cuando una visita muy esperada para Kagome llego.
-señorita Kagome, la están buscando unas personas, dicen que son compañeras de la academia- el mayordomo de la familia le informo de manera inexpresiva.
-muchas gracias, ya los recibo.-
Al levantarse de la mesa donde solo estaban Izayoi e Inuno, ya que era el almuerzo, decidieron ir tras ella para recibir también a las visitas.
-Sango- grito Kagome muy eufórica, abrazando a su mejor amiga, ella correspondiendo el abrazo.- te he extrañado mucho, tengo que contarte muchas cosas-
-Kagome, yo también tengo que contarte unas cosas- le dijo con una sonrisa picara.
-¿Qué acaso a mi no me vas a saludar?- un muchacho muy guapo que estaba detrás de Sango le hablaba, estaba tal cual lo recordaba, alto, fortachón, con sus calidos ojos azules observándola con cariño y anhelo, su pelo oscuro atado en una coleta baja y su piel con ese tono particular de él, como si hubiese estado tomando sol.
-¡Koga!- dijo, también, contenta y abrazándolo, aunque cayó en cuenta de que no era un acto muy prudente delante de sus suegros.- ¿Cómo has estado?-
-bien ¿y tu? Veo que ya estas en tu nuevo hogar- dijo mientras miraba los alrededores.-
-si es mi hogar por ahora. Ellos son los padres de Inuyasha-dijo cambiando de tema, se acerco hasta ellos y los presento.- Inuno, Izayoi, ellos son Koga y Sango Takahashi, son mis amigos de la academia- y en ese momento recordó que faltaba una persona aquí- ¿Dónde esta Rin?- pregunto de repente interrumpiendo las presentaciones.
–ella llegara mañana, ha tenido unos problemas en Londres y se tenia que quedar para solucionarlos –
–oh ya entiendo, es una lastima que no haya podido venir con ustedes. –
–Bueno por qué mejor no vamos a la mesa seguro que tienen hambre – Izayoi miraba a Koga y a Sango con su típica mirada maternal.
–Claro dijeron ambos a la vez –
Los padres de Inuyasha, Kagome y los hermanos Takahashi almorzaron todos juntos contando historias sobre la estadía de Kagome en aquella lejana ciudad.
–y bien ¿ya tienen lugar donde quedarse? Saben muy bien que se pueden quedar aquí. – esta vez fue Izayoi la que hablo.
–De hecho si tenemos lugar donde quedarnos, es la antigua casa de nuestros padres aquí- Koga era el que explicaba la situación-. Aunque todavía tenemos que arreglar asuntos con la casa. –
–bueno, es hora de que me retire- anunciaba Koga mientras se ponía de pie– tengo asuntos que resolver –explicaba mientras mirabas las cara desconcertadas.
–de acuerdo, te acompaño a la puerta –
–No es necesario Kagome, yo puedo ir solo. –
-Koga insisto, te acompañare –
– Como tú lo desees Kagome – esta vez fue Koga el que se dio por vencido.
– ¿y bien? ¿Cuáles son esos asuntos tan importantes que debes atender? –
– Tengo que reunirme con el dueño de una empresa para ver si puedo entrar como el administrador, no puedo quedarme aquí y no tener trabajo – Koga había sido el administrador de otra empresa en Londres, pero al volver a Tokio, necesitaba empezar con un nuevo trabajo también. – Bien Kagome, nos veremos luego –dijo mientras abrazaba – espero que sigas bien.
–gracias Koga, tu también cuídate mucho, nos veremos luego –
Kagome regreso al comedor, se sentía bien por estar con sus amigos de nuevo cerca, ellos eran muy unidos y el último distanciamiento no la ponía feliz.
– ¿Por qué no vamos a mi habitación? –le pregunto Kagome a Sango, para poder charlar con tranquilidad.
–Me parece una fantástica idea – decía sango mientras se ponía de pie y la seguía a Kagome por el gran pasillo.
Cuando llegaron a la recamara de Kagome ambas se acomodaron como acostumbraban a hacer cuando iban a la academia, sentadas una frente a la otra.
– ¿y bien? ¿Qué es lo que me tienes que contar? –
– he conocido a un muchacho –dijo Sango muy emocionada.
– ¿de veras? Cuéntamelo todo. ¿Cómo es? ¿Cómo se llama? ¿Es guapo? ¿Dónde lo conociste? –
– lo conocí hace unas semanas, nos encontramos en Londres. De hecho fue muy gracioso, yo estaba en una cafetería esperando a Rin, y un muchacho muy apuesto se me acerco y me pregunto, ¿Por qué una mujer tan hermosa esta sola en una cafetería? Como sabrás trate de restarle importancia pero insistió tanto que al fin y al cabo terminamos por tomar una tasa de té juntos.
>>Hablamos por un largo rato y me dijo que trabaja en una empresa de arquitectos, tenia veintisiete años, que vivía en Japón, solo, y bueno la verdad es que creo que me he enamorado. No sabes, lo tienes que ver, es un dios – rió nerviosa– es alto, moreno, con unos ojos hermosos color azul.>>
–oh Sango que alegría. Pero todavía no me has dicho como se llama el muchacho –
–Me he olvidado, se llama Miroku Tama. –
– ¡Sango! Miroku es el amigo de Inuyasha, trabaja en nuestra empresa –dijo muy sorprendida Kagome.
– ¡Oh por Dios!, que chico es el mundo. No tenia idea de que era la misma persona. –
La tarde paso en las historias de las dos muchachas, Kagome le contó todo lo que había sucedido con Inuyasha. Hasta que llego la hora de irse de Sango. Kagome ya se comenzaba a sentir triste la inmente ida de su amiga, a pesar de que estaban en el mismo país, Kagome necesitaba algo de familiaridad con ella y Sango era la persona perfecta para cumplir ese rol.
Años atrás cuando la joven se había sentido triste por la lejanía con su país natal, su especial amiga la ayudaba para sentirse mejor.
–Kagome ya es hora de que me valla, Koga se preocupara de que llegue tan tarde. –ambas se abrasaron, y en ese acto se transmitieron todas las cosas que no se habian dicho y que no hacia falta decir.
– prométeme que me llamaras –
– sabes que siempre lo hago – dijo Sango con una sonrisa socarrona.
– Nos veremos luego – así se despidieron.
– Veo que te has encontrado con tu amiga – decía una vos muy sexy tras su espalda.
–si ellas es mi mejor amiga y hoy nos hemos reencontrado, ha vuelto desde Londres, junto con su hermano, y mañana llega otra amiga muy querida y se quedara aquí.
–me parece genial que al fin te puedas instalar cómodamente aquí. Sabe que puedes traer a quien quieras, esta también es tu casa. –las palabras de Inuyasha tomaron tan por sorpresa a Kagome que no puedo evitar que su cara lo demostrara.
– oh vamos, no soy un cerdo machista que nunca te ha permitido nada. – decía mientras reía.
– eso es lo que tu crees. – dijo Kagome con una mirada coqueta mientras pasa junto a él.
– Kagome, tengo que enseñarte algo. Acompáñame por favor. –
– de acuerdo. –
Juntos se dirigieron hacia el despacho donde Inuyasha le cedió el paso para que pudiera pasar como el caballero que era.
– Necesito que me digas que color te gusta mas – dijo mientras le enseñaba dos muestras de tela, una era blanco marfil y la otra blanco perlado.- he estado seleccionando cosas para el compromiso, pero me gustaría que tú me digas que es lo que piensas, así pues, ¿Cuál te gusta más? –la acción de Inuyasha hizo que a Kagome se le llenaran los ojos de lagrimas, no podía creer que él había hecho lo que ella le había pedido eso realmente la emocionaba. – Kagome ¿Por qué lloras? ¿Qué acaso no te gusta? Puedo traer mas colores tu solo pídemelo pero no llores por favor. – se acerco hasta ella y la abrazo.
–No lloro por eso –dijo tratando de contener las imposibles lagrimas–. Lloro porque has hecho lo que te he pedido y eso me emociona y también has tenido el consentimiento de preguntarme si me gustaba. –Levanto la cabeza y lo miro, lo que no se esperaba era encontrar su cara a no más de cinco centímetros. – Gracias Inuyasha. – dijo mientras cerraba sus ojos y ambos se iban acercando.
Y en ese hermoso momento sucedió, por fin, sus labios se juntaron en un tímido beso, se saborearon, se lamieron y se mordieron sus respectivos labios.
Inuyasha estaba extasiado, nunca había sentido algo parecido, y le había encantado.
Kagome por su pare estaba avergonzada, le había permitido besarla, aunque no sabia por qué, después de todo ellos iban a casarse y un beso era lo mínimo que iban a hacer. Aquel pensamiento hizo que se avergonzara y eso hizo poner más excitado a Inuyasha.
Se separaron lentamente y juntos seleccionaron las cosas respectivas al compromiso, todo había quedado ya casi resuelto cuando Izayoi los llamo para comer.
– Enseguida vamos –dijo Inuyasha y en cuanto su madre se hubo ido se giro para quedar de cara a Kagome y le dio otro beso, pero este fue mas apasionado, dejando sus bocas rojas por los roses y un hermoso rubor, según Inuyasha. Y juntos de la mano se dirigieron al comedor.
Los padres de Inuyasha los vieron pero no dijeron nada respecto a la demostración de cariño de los jóvenes, no obstante sacaron a relucir el tema de la fiesta de compromiso.
– ¿sabes Kagome? Había pensado que tal vez podíamos usar un tono marfil para los manteles, pero claro deberíamos ir a verlos juntas. –
– No es necesario madre – la interrumpió Inuyasha – ya lo tenemos todo resuelto, Kagome mañana te dirá las cosas que faltan pero ya nos hemos encargado de todo, juntos. –
– me parece muy apropiado por tu parte Inuyasha que al fin hayas tomado cartas en el asunto, ya que será tu compromiso y Kagome es tu novia. –
Las palabras de Inuno resonaban en la cabeza del joven, eso era cierto ellos eran novios y nunca habían tenido ni siquiera una cita.
Al terminar con la cena todos se dirigieron a sus respectivos dormitorios. Inuyasha espero una hora prudente para poder ir a escondidas hasta la recamara de Kagome. En cuanto logro entrar la encontró recostada en su cama, se veía tan hermosa, quiso acercarse y acostarse con ellas, pero sus palabras lo pararon en seco.
– si te atreves a poner una de tus manos sobre mi cuerpo te matare – su vos sonó tan fría que Inuyasha se asusto y quiso huir.
– solo soy yo y no te haré daño –quiso sonar gracioso, pero lo único que salio fue su tono nervioso. –. Solo venia porque quería hacerte una propuesta. –
Kagome se sentó en su cama y dijo,
– ¿otra propuesta? Tus propuestas no son muy decentes que digamos. –
– esta si lo es, quería preguntarte si... ¿quisieras tener una cita conmigo? –
– ¿Qué? JAJAJA ¿lo dices enserio? –
–Pues claro que lo digo enserio, te llevare a cenar y luego, si tú quieres, podríamos ir al cine –
– de acuerdo, me gusta tu idea. –
–Genial, te recojo mañana a las ocho – y se fue tras darle un rápido y corto beso.
Kagome se sentía como una niña, nunca había tenido citas, pero esto iba a ser lo más parecido a una. Tenia que admitirlo, Inuyasha era todo un conquistador cunado quería, ósea, todo el tiempo.


Bueno despues de tanto tiempo decidi subir la otra parte :) y continuar el fic. lo unico que quiero decir es que a todas las fans de Kikyo no tienen nada de que preocurparse, su aparicion va a ser digna en el momento en el se valla definitivamente. para no tener mas problemas.
y por otra parte, a todas las que estaban siguiendo el fic les pido disculpas por la tardanza, yo tambien se lo que se siente que te dejen colgado con un fic.
este capitulo esta medio raro y va tener una tercera parte porque cuando lo escribi estaba a punto de irme de vacaciones y mi intencion era subirlo antes de irme, pero las circunstancias no me dejaron asi que en fin, disfrutenlo. gracias por todo :D saludos