One-shot de Naruto - Sigo aqui ~Naruto~

Muchos solo recordamos al Naruto sanin o reiatsu, poderoso, imponente, casi invencible. Pero toda historia alguna vez tuvo un inicio y todo héroe un comienzo y con eso una primera persona que creyó en él.

Sigo aquí

Reclinado en la ventana de mi habitación observo aquella luna distante mientras que el viento nocturno acaricia por poco mi rostro, cierro mis ojos sin evitar que una lagrima rodé por mi mejilla y de desvanezca mientras se desliza hacia el viento. Presiono mis puños con fuerza mientras mi rostro esboza una cara de angustia. Me han vuelto a gritar, ha reclamar por tantas cosas, muchas que no puedo recordar. Tal vez mi mente intente instintivamente borran esos recuerdos pues duelen demasiado. La gente me observa me teme, de inútil, de idiota, no me pueden bajar, yo intento hacer todo pero no significa nada, quisiera entender que hago mal, que esta mal en mi.

Intentando dar siempre lo mejor, oculto en bromas en una que otra ocasión. En el salón, en mi casa, he buscado ser mejor. Ser gentil y ayudar a otros, pero de tanto no ha sido más que una decepción más. Entre mis cosas busco recuerdos que dicten en quien puedo confiar, con quien cuento, quien al final no me va ha dejar. Esa incertidumbre de si todo lo que tengo en momentos de felicidad es real, si realmente puedo amar. Suspiró, mientras me dejo caer hacia atrás en mi cama, imagino que después del techo de mi habitación un firmamento me puede esperar.

Entrenando incesante, entre saltos y caídas, mientras pueda durar. Cansado tambaleo, hasta que caigo al suelo por la fatiga no poder más. Intento probar tanto a todos sin que si quiera se molesten en mirar. Un vago sueño de grandeza invade mi mente por momentos, el poder ser alguien más, alguien importante, alguien reconocido, alguien querido, el líder de la aldea, el Hokage y nada más. Una sonrisa leve se dibuja en mi rostro al observar las hojas de los árboles sin dejar de soñar y cuando triste realidad intenta envolverme de nuevo, aparece alguien.

— Naruto, levántate, se que puedes seguir entrenando— Aparece frente a mi Iruka-sensei esbozando una sonrisa mientras me da su mano para levantarme.

— Iruka-sensei, estoy cansado, ¡la técnica de imitación no me sale!—le exclame, un poco desafiante.

— No te cansas de estar inventando técnicas raras y travesuras por toda la aldea, esto no debe de ser problema, ¡anda!— Me da una palmada—se que puedes.

Por alguna razón siento que él me ve distinto, a pesar de todo lo que hago, de las bromas, de mi impertinencia, insolencia y terquedad, sigue detrás de mi, siempre esperando e intentando que pueda dar un poco mas.

— No te iras de aquí hasta que no la hagas— me ordena.

— Como si me importara no me espera nadie en casa. —le respondo altaneramente

— Si, lo logras te invitaré un ramen— sonríe.

— Trabajaré duro y lo haré— digo decidido, con una sonrisa de oreja a oreja.

En Ichiraku ramen, los dos charlando como viejos conocidos, entre mis intentos de ser gracioso y algunas de sus hazañas en misiones, intento ver en él un poco de orgullo hacia mi después de haber logrado lo que esperaba de mi, devoro cada bocado de aquel platillo pues mas que carne, especias y verduras, me sabe a amistad.

Allí, en medio de un mundo que cree lo que quiere creer, que me juzga que mira, me critica por momentos y al otro momento finge que no me quiere ver, con mis sueños de grandeza y la persistencia para lograrlo, para cambiar todo a mi alrededor, con un amigo que en mi, quiere creer, quiero ser real, yo sigo aquí.

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