Pasion por la sangre...

Pasion por la sangre...​

Prologo.​

Ni al precio del amor han llegado por más de mil años, estas bestias jamás han demostrado sentimiento alguno que no haiga sido forzado a crearse. Los licántropos.

Forzados a matar y obligados a comer almas impuras, es lo que hacíamos en el pasado. Nuestro corazón siempre ha sido manipulado desde nuestro surgimiento inesperado. No me refiero solo al hambre de comer la carne humana, para no perder el poder de la línea sucesora siempre se nos casaba con un miembro de nuestra misma sangre o con alguien sin poder. Nadie en nuestra raza se ha enamorado a primera vista, siempre ha sido un sentimiento oculto e insensatamente innecesario. Yo tampoco lo conozco, en nuestra raza era un hermoso sentimiento maligno. Pero entre las sombras, los peligros nos asechaban por lo que nos olvidamos completamente de ello. Ayudar a los humanos ha sido nuestra obligación desde milenios, pero también hay cazadores que se ocupan de lo que no nos parece normal. Mi corazón será mandado dentro de unos meses, pero me pregunto ¿si me someto a un sacrificio me librare de mi jaula de oro? Mi corazón no quiere ser forzado, quiere conocer lo prohibido, y aunque me cueste la vida, llenare mis garras de sangre, mi sed de la pasión, una pasión por la sangre.
Hace más de 200 milenios, en épocas de los primeros hechiceros y brujas, existieron bestias con colmillos y garras, otras con halas y sedientas de sangre. Los primeros en la mitología antigua japonesa, hijos de un guerrero y la luna llena, Uchiha Madara y su hermano menor fueron bendecidos, a Madara le salieron las poderosas alas de murciélago y sus feroces colmillos, al hermano menor le salieron garras y dientes filosos con cuerpo peludo. Ellos fueron los primeros hombre lobo y el primer vampiro puro. Ambos desarrollaron poderosos ojos, con los cuales mandaron sobre la tierra. Tiempo después, el menor de los Uchiha se enamoro de su propia media hermana, haciéndola suya a la fuerza tuvo un hijo varón, el cual tuvo ojos reflejados de la luna.
Madara, al enterarse de la existencia de su sobrinos, mato a su hermano robándole sus ojos por el miedo a perder poder, sus planes resultaron teniendo una vida eterna.
El hijo del hermano de Madara, al enterarse de la muerte de padre, mato a Madara dejando la existencia del único vampiro muerta. El hijo del menor Uchiha se hiso llamar Hyuga, usando el apellido de su madre y inicio su propio clan, tiempo después, al unirse por matrimonio con otros reyes se formaron diferentes clanes haciéndose amigos, pero llego otro clan. El Uzumaki.
Los Uzumaki, quien mantuvo una pelea con el clan Hyuga y sus aliados trescientos días y trescientas noches, peleando por el terreno. Llegaron a la victoria por medio de la tregua. Desde ese comienzo los clanes decidieron designar un líder para defender al reino, e hay el primer Hokague, quien fue quien inicio la guerra.
Años pasaron y el mundo fue inventando teorías sobre los vampiros y licántropos, formándolos enemigos, pero jamás hubo un vampiro más que uno, aunque él sigue vivo escondiéndose bajo las sombras, buscando la oportunidad perfecta, para la venganza.
Ahora los licántropos se mantenían ocultos, siguiendo protegiendo a la raza humana.
Pero lo que no se sabía, era que Madara tuvo una pequeña familia, de la cual hubo descendientes de primogénitos los cuales poseían los ojos de Uchiha Madara. Los Hyuga al enterarse, sin consultarlo con su reciente Hokague, asesinaron a las familias que tuvieran contacto con Madara, pero dejaron a uno vivo, un hijo que no nació para ser vampiro, el segundo de la rama familiar que no fue bendito con colmillos o alas, un niño que siendo encariñado por la luna tuvo garraras en vez de alas o filosos colmillos sin ponzoña, uno que seguiría caminando bajo la sombra de Madara, un niño que se enamoraría de una sangre impura.

Pero pasando a un nuevo siglo, la boda más esperada del año, era la de los primogénitos de dos fuertes empresas, que mantenían un secreto.
Uzumaki Naruto y Hyuga Sakura se casarían dentro de dos meses aproximadamente, siendo amigos de infancia, fue la mejor decisión que tomaron sus padres, aunque ellos no estaban muy de acuerdo.
Pero amabas familias guardaban secretos, secretos que no eran buenos para el futuro y que eso le daría poder al más poderoso, al invencible sediento de sangre de inocentes, sediento de venganza, el increíble y tenebroso Uchiha Madara.
Yo, cuento lo que paso, pasa y pasara, mi jaula de oro se destruirá si comienzo con algo nuevo, pero no podre hacerlo sola. Mis razones eh de tener, mi aliado será el mejor cazador… Uchiha Sasuke.
Pero bueno, los involucrados en mis planes de libertad, son los siguientes:

Uzumaki Naruto, hijo de Namikase Minato y Uzumaki Kushina, nieto de Uzumaki Tsunade y Namikase Jiraya. Un rubio con ojos azules de zafiro, de 6 décadas pero con apariencia de 20 años y cuerpo bien formado, era el primogénito de Minato y Kushina Uzumaki. El chico, era desobediente e hiperactivo, pero era honesto, bondadoso y justo. El guarda un secreto oscuro, que solo su madre y abuela saben.
Hyuga Sakura, siendo la mayor de las hijas de lord Hiashi de pelo rosa con ojos de joyas jade y hermoso cuerpo de misma edad que su prometido. La chica, a pesar de ser de la línea sucesora de poder no tiene los ojos con el Byuakugan como sus hermanas o padre, pero oculto, mantiene poderes que en su sangre no debería. Aunque ella aun no lo sabe.
Yamanaka Ino, la chica de pelo rubio y ojos entre azules y verdes con buena figura algo mayor que Sakura. La chica pertenece al clan de la media luna, quien manipula las mentes de otros. La chica era infinita rival de Sakura pero también amigas, su futuro prometido seria su mejor amigo Shikamaru, pero en realidad estaba deseando conocer más, una vida de aventuras y no solo riquezas.
Sabakuno no Gaara, un joven de pelo pelirrojo y ojos mar. Tan sencillo de reconocer, más por ser el kasekague mas joven, que por cierto, el kasekague representaba como líder a otros clanes de otra aldea cercana al mundo exterior. Al igual que el Hokague, era poderoso y más popular, tanto como los Chizukague, Misukague y Raykague. Pero el joven era diferente, ocultando a un demonio en su interior, sin esperanzas de conocer el amor, aunque ya lo había reconocido personificado, una de sus sirvientas le cambio la vida.
Sabakuno No Temari era la hermana mayor de Gaara por un, digamos, un siglo. La chica de cabellos cenizos y ojos vedes agua era la acompañante y embajadora de su hermano, la chica se casaría pronto con uno de su aldea, pero solo había un chico que le importaba, uno con quien mantenía una relación en secreto.
Uzumaki Kushina, señora bella de pelo pelirrojo con ojos esmeralda. La señora era la esposa de Yondaime Kokague, ahora madre de Naruto. La gondaime era Tsunade Uzumaki, nieta del primer hokague, madrina de Kushina y abuela de Naruto, llevaba un milenio de vida y aun asi se veía joven.
Hyuga Hiashi, nada más y nada menos que el señor heredero de los Hyuga, misma edad que Tsunade o un poco más grande. Líder del clan Hyuga y padre de Sakura y sus hermanas, Hanabi y Hinata.
Hyuga Hinata, hermana promedio de Sakura, la bondadosa, gentil, tímida y ternura infinita. Su pelo azulado y ojos perlados hacían que fuese la misma imagen de su madre. Era un año menor que Sakura. Ella poseía los ojos de sus antecesores, más fuerte que algún otro miembro del clan, más lista que un genio con más corazón. Ella, estaba profundamente enamorada de Naruto, el cual le empezaba a corresponder, pero por no ser la primogénita, no tenía el derecho de casarse con él. Estúpidas leyes.
Ahora, ¿no era una historia romántica? Si es así ¿y las parejas de estos individuos?
Bueno… ellos serán mis otros aliados
Sin embargo, esta es la iniciación del fin, como quien dice, la muerte es la apertura, y con mi muerte doy el comienzo de esta historia.

 

Jeje perdonen si me tarde, pero estaba muy ocupada con trabajos universitarios, además de que tuve escases de creatividad para hacer una miserable conti. Coo sea, espero y les agrade.​

Tampoco mejore mucho, doy pena TT.TT​

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Pasion por la sangre...
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Capitulo.-1: Preguntas.​

Mi historia da rumbo en la muerte del cuarto Hokage, era bebe pero hay comenzó mi maldición, las hermanas Hyugas eran presentes el funeral, la bebe de pelo rosa cargada en brazos y la otra en el vientre. ¿Entretenido para un bebe? No, pero era obligatorio permanecer hay.

Kushina se encontraba viendo el cuerpo de su esposo quemarse, la sonrisa que alguna vez vio en ese atractivo rostro despareció al instante, sus bellos ojos verdes añorando humedecerse parecían inquietos, en ese momento el bebe recién nacido de Kushina empezaba a llorar, aun difícil de notar, sus pelos húmedos se encontraba de sudor, el niño no tenía una temperatura de vampiro pero era más caliente como si tuviese fiebre, Kushina sabia el porqué era juro guardarlo en secreto. La madre lo meneaba en sus brazos de forma tranquilizante, en ese instante la señora llegaba a mirar su cruel destino. El hombre Hyugas, con su apariencia seria y dolida llego por detrás de ella.

—Kushina, no te lamentes, aquí estoy yo para protegerte. — hablaba el hombre a la mujer que amaba, Hiashi apareció discretamente detrás de ella mientras su esposa no lo miraba por calmar el sollozo de Sakura.

—Hiashi, hoy no es momento; mi marido a muerto, me he quedado a cargo del clan hasta que mi madrina llegue, tengo un bebe recién nacido enfermo y cargo con la culpabilidad de… tú sabes. — hablaba tímida la viuda queriendo derramar lagrimas de dolor y traición. Hiashi se sintió ofendido, puesto que la pelirroja no le hizo el menor caso de su oferta.

—No quiero que pienses que solo fue un momento de locura, en verdad eres un alma preciada para mí. — hablo el hombre con su típica voz natural, se fue decepcionado y enojado, en sus pensamientos solo había odio y exasperación hacia el difunto.

—Maldita sea la hora en que te conocimos Minato, no te preocupes de tu hijo, yo me encargare de criarlo. — pensaba el señor Hiashi mirando disimuladamente con asco hacia Minato. Lord Hiashi no era malo, pero el amor que le tenía a Kushina se hizo una amarga obsesión.

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Años pasaron, bueno, sesenta años pasaron y los ahora ya maduros, hijos de las familias estaban adultos, aparentaban su juventud como se debía y decían sus actas de nacimientos falsas.

En una mansión blanca detallada a años pasados con un amplio jardín al frente con su formal fuente a piedra y blancos rosales se encontraba en una de las enormes habitaciones de antigüedad con sus rusticas puertas de roble, la doncella joven de ojos perla cepillándose su largo y sedoso pelo azulado dándole una forma excepcional y sencilla. Estaba feliz, como siempre, esperando la hora para salir a caminar por la ciudad.

En su habitación blanca y sencillamente grande con un balcón, ella dejo el espejo por un minuto, mirándose directamente y evaluándose; era bella, como su difunta madre. Ahora la ropa que llevaba puesta la hacia lucir todo un ángel; la blusa de escote en “V” celesta holgada de las mangas y pegadita al cuerpo, unos pantalones de vestir blancos pegados a sus esbeltas piernas y acampanado desde los tobillos.

Era hermosa, pero ¿Por qué no tenia nadie quien la quisiera de verdad?

Mirándose y preguntándose ¿Quién sería el adecuado para ella? ¿Su futuro marido? ¿Algún desconocido? ¿Llegaría a tener alguna aventura en su larga eternidad? ¿Tan solo sería una más para la maldición de las hijas de la luna? Todas esas preguntas hicieron pausa cuando ella se entero de una mas… ¿Alguna vez su verdadero amor se decidiría por ella?

En la última pregunta se quedo a secas, esa pregunta la ponía furiosa y triste de alguna forma, era tan cruel ver a tu hermana casarse con tu amor, tanto, que hasta sentía ganas de matarla… Sus pensamientos se volvieron oscuros y sin sentido, ella jamás lo haría pero, en algún momento, si llegaría a matar a alguien por aguantar tantos años su oscuro y encantador secreto.

Volvió a coger el cepillo y empezó de nuevo a cepillárselo.
Pero ese no era el momento para acordarse de ello, sentía ganas de desahogarse, pero tenía más ganas de salir a pasar el rato afuera de 4 paredes obsoletas. Primero saldría a caminar por ahí, antes pasaría a la botica de su familia para tomarse medidas para su supuesto vestido de “dama de honor” que le pidió su hermana. Después se dirigiría a la casa de una de sus amigas, para escoger uno de los tantos vestidos de su closet para la noche de mañana, una noche donde los clanes se reunirían para celebrar otros 100 años de armonía, la primera fiesta para la generación joven. Desafortunadamente, no podía faltar.

Se daba el último toque en su espejo pero algo la distrajo, ya que escuchaba los pasos veloces acercarse a su puerta. Ya era costumbre. En eso un toc, toc se escucho detrás de la puerta. Como el aroma a cereza por las mañanas, era reconocible y no le importo mucho.

—Pasa. — hablo Hinata parándose de su asiento. Como era de esperarse, la joven prometida de ojos jade y cabellos de cerezo, entro a dicha habitación con una amplia sonrisa en su rostro. Hinata le correspondió con una sonrisa más diminuta pero sincera

—Hinata ¿esta lista? — pregunto la joven Sakura mirando dulcemente a su hermana, esta se quedo pensativa y nerviosa

— ¿Lista para que, Sakura-sama? — cuestiono la hermana menor con incredulidad, Sakura rodo sus ojos aun con su sonrisa.

— ¡Para ir con Ino, Temari y Matsuri! ¿Para qué más te estás arreglando? — pregunto Sakura alejándose tres paso para señalarla lo bien vestida que estaba Hinata. Esta tan solo puso cara de duda.

—Pen….pensaba ir por tu vestido Sa….Sakura-sama… — respondió Hinata con nerviosismo, Sakura volvió a rodar sus ojos por la contestación de su “hermana menor” su actitud no era de mucho agrado para Sakura.

— ¡Claro que no! Eso lo dejaremos para después, hoy, tendremos día de chicas — respondió Sakura muy alegre sin darle importancia al asunto del vestido. De hecho, Sakura no tomaba importancia el asunto de la boda, su familia y hermana menor Hanabi de 3 décadas, eran las encargadas de organizar todo ya que Sakura no quería planear nada.

—Pero Sakura-sama…—empezaba Hinata a rechazar la respuesta cuando Sakura la callo poniéndole su dedo índice en sus labios.

— ¡No me digas “sama” aun no me caso con Naruto! — dijo Sakura fastidiada de esa palabra. Hinata le paso un pensamiento triste al escuchar esa palabra, por lo que su semblante cambio y movió su cara para otro lado y no ser vista. Sakura se dio cuenta y se sintió culpable. La jadilla, no dijo nada, pues supuestamente no lo sabía.

— ¡Anda! Que necesitamos llegar temprano, sabes que a Ino no le agrada esperar.— comento Sakura posándose en la puerta de roble de su hermana, Hinata tuvo que quitar esa cara y poner una feliz, después de todo tenía ganas de salir con sus amigas.
Ambas hermanas salieron de su hogar para ir con sus amigas.

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P.O.V. Naruto

En el centro de la ciudad de Tokio, en el edificio más alto de azulejo se encontraba ¡Uzumaki Naruto! ósea yo. Estoy en las empresas Hyuga esperando tener una larga charla con Don Hiashi, aunque quiere que le diga padre solo por casarme con su hija. Estaba muy feliz mirando desde la enorme oficina el hermoso cielo que estaba nublado, aunque pienso demasiadas veces en la palabra “Esposo perfecto” ¿Cómo se lograba esa categoría? Estoy en total duda, es como si estuviera a punto de condenarme cadena perpetua sin tomar en cuenta que me da escalofríos esa palabra.

Pero una pregunta más rondaba por mi cabeza ¿acaso Sakura era la indicada? ¿Siempre se nos hemos tenido bastante cariño pero jamás amor ¿eso no importaba? ¿Sakura sería la mejor? ¿Sería buena esposa? ¿Tendríamos un matrimonio feliz? ¿Acaso hay otra?

Entre esas preguntas ¿Es la más bonita, educada y emocionalmente estable? ¡Ja! Parece que quiero describir a Hinata.

Ahora que lo pienso, Hinata es totalmente bella, educada, tímida, amable, graciosa, sencilla, frágil, delicada, tierna, dulce, amorosa, bondadosa, gentil, cero frívola, es... es… es toda una mujer correcta y bella de alma y físico y… ¡deberás es única! Pero Sakura también tiene lo suyo es intrépida, fuerte, simpática, coqueta y se sabe defender sola. Mucho más fuerte que yo en todo sentido. Eso es lo que no me agrada. Ella se puede defender sola, yo quisiera tener a alguien a quien proteger, no alguien quien me proteja a mí.

Como Hinata…. ¡guao! Esperen ¡¿Qué digo?! Ella será mi cuñada y me casare con Sakura. A mala gana. ¡¿Qué dije?! ¡Ok basta! Ok, me he vuelto loco, debato con migo mismo ¡deberás! Necesito comer y quitarme estas pulgas. Ser mitad perro no es agradable, mejor me rasco mi espaldita.

—¿Naruto te sientes bien? — escucho la voz firme de Hiashi ¡¿Hiashi?! Oh por dios, el jefe de jefes. ¡Y me ve rascándome la espalda como un perro!

—Hi…Hiashi-sama — tartamudee al estar enfrente del jefe, la verdad estaba en una posición demasiado incomoda, puesto que mi pierna se estira a la cabeza para rascarme y estoy en la pose de un perro callejero quitándose las pulgas. ¡Que pena!

—Naruto por algo somos “discretos” y no nos portamos como perros callejeros. Conoces esa palabra supongo. — me dijo en forma de regaño, tenía razón pero como me molestaba a que hiciera eso ¡no soy su hijo! Vuelvo a mi postura de “humano” ya que es posible que alguien entre de nuevo. Camino al frente de “Mr. Satán” jeje.

—Siéntate Naruto. — me invito a sentarme enfrente de él en uno de los sillones de piel negros que adornaban la oficina en forma de sala. Me mira con su típica cara de hombre serio y yo llevo mi sonrisa normal.

—Bien señor Hiashi, ¿en qué le puedo ayudar? — pregunte natural, la verdad le tenía más miedo que respeto. El me miro de la misma forma.

—Te cite porque necesito tu aprobación y un favor de padre. — me dijo bastante cortante y sereno. Esto sonaba serio

—¿Qué pasa señor Hiashi?

—Me preocupa el futuro de mis dos hijas menores, Hinata y Hanabi quedaran desprotegidas en cuanto me valla de este mundo pues ya casi llega mi hora de seré uno más en el cielo. — me explicaba detalladamente. Era más que cierto, él y mi abuela desaparecería dentro de un año pues estaban mayores en años. A esa edad si fuiste sabio te unirías a la energía del universo y si fuiste un fracaso vivirías en condena. Esas estúpidas leyes ¡deberás!

—¿Y qué pasa con ellas? — pregunte más serio de lo común pues ese tema tomaría un rumbo interesante. Eso o de plano no le entendí. Creo que es la segunda opción.

—Quiero que le consigas marido a Hanabi en cuanto cumpla sus 4 décadas. — ¡Lo sabia! Quiere que las cuide y procure. Pero, solo menciono el matrimonio de Hanabi, ¿y Hinata?

—Disculpe, ¿y Hinata-chan? — si no uso el “chan” me mataría. El me miro despreocupado

—Eso ya está resuelto. — menciono dejándome con la misma pregunta. Odio que me hagan eso.

— ¿Entonces qué quiere que le conceda como aprobación? — pregunte tratando de no ir al grano, me asusta sus reacciones. Ok, el
me asusta en todo sentido.

—Eso te lo hare saber en la reunión con el clan presente. — me contesto parándose de su asiento dirigiéndose a su escritorio. Yo me sigo quedando con la duda sobre el futuro de Hinata. Es mi cuñada y me tengo que preocupar de ella, es mi mejor amiga.

—Si es todo me retiro señor. — me pare con clase y me despedí, dirigiéndome a la puerta pero su voz me detuvo.

— ¿Tu madre… se encuentra bien? — me pregunto, siempre lo mismo con este tipo. Le gusta mi madre desde sepa cuantos años atrás. ¡Ja! Ella no lo pela, pero supongo que es descortesía no responderle rápido.

—Igual e hermosa señor, compromiso. — en ese momento me salgo, cuando se pone a preguntar sobre mi madre me niego rotundamente a tener una charla con él. Aunque quería saber más de Hinata.

Ahora, a mi casa ¡para comer un plato extra de rameen! Ser mitad carnívoro tiene sus encantos. Pero…

¿Hiashi quiere casar a Hinata? ¿Perdería la amistad de Hinata? ¿Perdería mi compromiso con Sakura si me llevo mejor con su hermana? ¿Quién es la mejor? ¿Qué pasara? ¿Al fin seré el Hokage? ¿Es una gran responsabilidad? ¿Soy lo suficientemente fuerte para enfrentar a las personas que se me revelen? Y la más importante ¿Amo a Sakura o quiero a otra?

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A las afueras de la ciudad, en las lejanas montañas de Tokio, se encontraban cuatro personas paradas sobre la montaña más grande mirando en dirección a la ciudad de Tokio. Estas personas tenían una ropa muy “singular”; vestían de negro y se veía que una de ellas era mujer, pues llevaba sus cabellos recogidos en don chonguitos graciosos, a su derecha estaba un hombre de buen abdomen con peinado parecido a una piña de color negro, otro de pelo castaño y varias marcas rojas en su cara, el ultimo de semblante serio y con su pelo azabache perfectamente alborotado.

Estas personas miraban la ciudad con anhelo.

—Bien, somos cazadores, recuerden que somos los cazadores de los descendientes gitanos…— hablo el hombre de pelo azabache con voz fría y calculadora, era auténticamente guapo.