Mejores Amigas

Este es mi segundo Fics en originales espero que les guste me mate con este Fics pero al fin lo termine.

Capitulo 1

Alice era una niña con un pelo color dorado acompañada con unos ojos miel , yo era una niña con un pelo de color castaño y ojos cafés.

Alice y yo somos las mejores amigas del mundo. La conozco de toda la vida. Lo que digo es rigurosamente cierto. Nuestras madres coincidieron en el mismo hospital y nos tuvieron el mismo día. Yo nací primero, el 3 de julio a las 6 de la mañana en punto. En cambio, a Alice le costó mucho trabajo, y no llegó hasta las cuatro de la tarde. Casi todo el día lo pasábamos en brazos de nuestras mamás, pero por la noche nos recogían y nos dejaban en dos cunas, la una junto a la otra, muy a gustito.

Ya entonces me di cuenta de que Alice era una niña llorona. No hacía más que berrear. Aún llora como un bebé, pero nunca me burlo de ella; al contrario, siempre intento consolarla.

Apuesto a que el primer día le dije en “idioma bebé” algo así:
—Hola, me llamo Gemma. Nacer es algo raro, ¿no te parece? ¿Estás bien?
Seguro que Alice contestó algo como:
—No lo sé. Yo soy Alice. No creo que vaya gustarme estar aquí. ¡Quiero ir con mi mamá!
—Estaremos con nuestras mamás enseguida, ya lo verás. Y nos darán de comer. ¡Me muero de hambre!. Hazme caso, si llorar sirviera para que nos adelantaran la comida, yo también lo haría — le dije.

Para ser total mente sincera, creo que ya entonces era bastante glotona, aunque no llego a ser tan golosa como Biscuits. Su nombre verdadero es Billy McVitie (su apellido es igual que el de la marca de galletas), pero todo el mundo le dice a Biscuits; incluso los profesores. Es el niño que más come en la clase. Mejor dicho: que el todo el colegio. Puede comerse un paquete completo de galletas recubiertas de chocolate en dos minutos, por increíble que parezca. Ñam, ñam, ñam.

Un día, en el recreo, hicimos el Concurso de la Galleta Gigante. Yo solo pude comerme las tres cuartas partes del paquete. Seguro que hubiera podido con todo, pero acabé atragantándome con las migajas y no pude seguir. La camisa blanca del colegio se me embarró de chocolate. Típico en mí, porque soy un poco cochina, bastante desaliñada y muy destructora. Alice, sin embargo, siempre está aseada y lindísima.

Cuando todavía éramos bebés, una de nosotras se fue gateando directamente hasta el bote de la basura, sacó un montón de desperdicios y los fue tirando por todo el jardín. También cayó basura dentro del estanque de patos, a los que a veces dábamos de comer. La otra, mientras, se quedó en su preciosa sillita de paseo agarrada de Canela, su osito de peluche, divirtiéndose de lo lindo viendo cómo su amiga lo ensuciaba todo.

Cuando fuimos a la guardería, una de las dos jugaba a ser bombero y se dedicaba a sacar el agua del cisterna del escusado. Otra veces se creía un topo y se revolcaba en la arena del parque. En manualidades, cuando usábamos pintura para dedos, siempre terminaba embadurnada de la cabeza a los pies. La otra, en cambio, se pasaba el tiempo tranquilita haciendo collares con bolitas de plastilina, uno para cada una, y cantaba "Juan Piruelo" haciendo que tocaba distintos instrumentos de música.

Y por fin llegamos a primaria. Un día, una de nosotras se empeñó en ser un animal salvaje. Se pasó la hora se paso la hora haciendo todo tipos de rugidos hasta que la profesora se hartó y la echó de clase. A menudo se peleaba con algún mayor si éste quería quitarle su chocolate a su mejor amiga. El pobre niño se ganaba un buen puñetazo en la nariz y terminaba sangrando. Mientras tanto, la otra leía a "Milly Molly-Mandy" y escribía en su impredecible cuaderno historia de casitas de campo con tejados de paja.

Ahora que somos algo mayores, hay una de nosotras que se atreve a entrar en el baño de los chicos, y siempre acaban echándola a gritos. E el otro día trepó por la cañería que hay en el patio del recreo para recuperar un balón que se había atorado en el techo. La tubería cedió. Niña y tubería se estrellaron contra un suelo haciendo un ruido tremendo. Al señor Beaton NO le hizo ninguna gracia. La otra, por el contrario, siempre está en su sitio. Le encanta hacer gimnasia y ponerse su camisa plateado brillante cuando va a la discoteca de la escuela. Tanbién le gusta pintarse los párpados con sombra de color plata. Todos los chicos quieren bailar con ella, pero, adivinen qué hace . . . . Prefiera bailar con un desastre de chica como yo, que, a pesar de todo, soy su mejor amiga.

Somos muy, muy amigas. Lo que no significa que seamos iguales. Creo que eso ha quedado bastante claro. Aunque me parece que lo dijo mucho. Mi madre ésta de acuerdo de que somos muy diferentes. Ella sí que lo repite . . . . demasiado.

—Por amor a Dios, Gemma, ¿no puedes dejar de ser tan salvaje? ¿Hacer menos tonterías y no armar siempre tanto alboroto? ¡Te portas como un muchacho!. Y pensar que cuando te vi que eras una niña me puse tan contenta . . . . ¡Una niña! Pero ahora parece que tengo sólo chicos, y tú eres la más rebelde de los tres.

Mi hermano Callum tiene diecisiete años y le gusta salir con amigos. Me ensenó a andar en monopatín y aventarme a la piscina, Todos los domingos me subo en la canastita de su bicicleta y nos vamos tambaleando hasta la casa del abuelo. Pero desde que Callum tiene novia, Ayesha, sólo tiene ojitos para ella y no para de darle besos ¡Me parece asqueroso!

Una vez, Alice y yo jugamos a que éramos espías y los seguimos hasta el parque para ver qué hacían pero Callum me sorprendió. Me agarró de las piernas y estuvo zarandeándome boca abajo hasta que me sentí muy mal de veras, porque toda la sangre se me fue a la cabeza.

Mi otro hermano se llama Jack, no es ni la mitad de divertido que Callum. Es un cerebrito y en los exámenes siempre se saca muy buenas calificaciones. Jack, por supuesto, no tiene novia porque no tiene tiempo de conocer a una chica. Además, casi no sale de su habitación. Se pasa el día haciendo sus tareas. Por la noche, a última hora, saca a Chiflado nuestro perro.

A Jack le encanta vestir de negro y no le gusta el pan de ajo. ¿Se estará convirtiendo en el Conde Jack-ula? Tendré que estar atenta y fijarme si le están creciendo los colmillos.

Es muy complicado tener un hermano como Jack, porque los profesores piensan que voy a ser un cerebrito y que voy a sacar diez en todo. ¡Como si eso fuera tan fácil . . . .! Es que a mí me gusta hacer otra clase de cosas. El señor Beaton dice que cuando hablo soy mas torpe que un burro, y que si sigo así me voy a poner todavía mas torpe que una mula. Con esos bichos hay que tener un cuidado . . . . Te dan un coz cuando menos te lo esperas. La verdad es que aveces me dan ganas de darle unas cuantas coces al señor Beaton.

Continuara.......

 

Perdón por la tardanza pero aquí esta

Capitulo 2

Mi cabeza está continuamente pensando en proyectos e ideas, pero me parece tan aburrido escribilas que casi nunca lo hago. De vez en cuando consigo que Alice las escriba por mí. Ella saca mejores notas en todas las asignaturas. Menos en futbol, porque no quiero presumir, pero en el colegio soy la mejor en el equipo. Y eso que soy la única chica, y la más pequeña.

A Alice no le gustan los deportes. Cada una tenemos gustos muy distintos. Por ejemplo, a ella le encanta diseñar trajes de fiesta para niñas, escribir en su diario con plumones de gel, pintarse las uñas cada una de un color diferente y jugar con sus joyas. El alhajero que tiene era de su abuela. Es una caja grande de terciopelo azul que cuando levantas la tapa sale una bailarina pequeñita que da vueltas y vueltas sobre sí misma.

Alice tiene una cadena con un corazón de oro, una pulsera diminuta que usaba cuando era pequeña y otra pulsera de jade que le compró una tía suya en un viaje a Hong Kong. Además de un relicario de plata, un broche muy brillante con la forma de un perrito escocés y una pulsera con muñequitos colgando. Para mí, esta pulsera es la más bonita porque lleva colgada el arca de Noé. Si le abres la puerta, dentro hay un montón de animalitos: jirafas, elefantes, ¡hasta tigres!

Alice tiene muchísimos anillos. Uno de oro ruso, otro antiguo de color granate y un montón de bisutería. Una vez me regaló el anillo de la amistad. Era plateado, con una piedra pequeña azul. Me encantaba. Yo lo llamaba "Mi Zafiro". Pero un día me metí en la piscina, cuando salí, el anillo se me había puesto negro y del zafiro no quedaba ni rastro.

—Contigo, el anillo no podía acabar de otra manera— dijo mamá suspirando.

Seguro que mamá más de una vez a deseado que nos hubieran confundido de cuna en el hospital. Aella le habría gustado tener una hija como Alice. Nunca me lo a dicho, pero no soy tonta. Algún día, a mí también me gustaría tener una hija igualita como Alice.

En cambio, papa diría: "A mí no", y revolviéndome el pelo con su mano, no añadiría ni una palabra más.

Hablando de pelos. Yo tengo un pelo que parece que siempre está enchufado a la electricidad. Durante una época, mamá se empeñó en que me lo dejara largo, pero se me perdían los lazos y las ligas. Un día me fui con Biscuits y otros niños a un concurso de bombas de chicle. Llegué a casabcon algo pegado en la cabeza y, ¡bien!, a mamá no le quedó más remedio que cortarme el pelo. Puso el grito en el cielo, paro a mí me importo un pimiento.

Sé que no esta bien que uno quiera a unos más que otros dentro de la familia, pero si tuvieran que elegir, cre que quiero más a papá que a mamá. A papá casi no lo veo, porque como conduce un taxi se levanta antes que nadie. Lleva a gente al aeropuerto, y de madrugada recoge a personas que salen de la discoteca. Cuando está en casa, le gusta acostarse en el sofá frente a la tele y echar se una siestecita. Una cabezadita que dura y dura. Si en algún momento me siento un poco sola, me gusta acurrucarme junto a él. Si se da cuenta de que estoy a su lado, me da unas palmaditas cariñosas y me dice a oído:

—Hola, mi pequeña— y sigue durmiendo.

Mi abuelo también conducía el taxi, pero ahora está jubilado. Bueno, de vez en cuando lo llaman de la agencia de coches, cuando necesitan un conductor más. Una vez condujo un Rolls blanco. La agencia tiene un Rolls blanco para las bodas, y en esa ocasión el abuelo me llevó de polizón. De todos lo miembros de mi familia, sin duda mi abuelo es mi favorito. Es maravilloso. Ha cuidado de mí desde que era un bebé. Cuando se jubiló, mamá empezó a trabajar todo el día, así que el abuelo es mi niñero.

Va al colegio a buscarme y siempre nos vamos a su casa. Vive en la última planta de un bloque de casas. Desde su ventana puedes ver los pájaros volando. Es algo mágico. Cuando no hay nubes, se divisan los kilómetros y kilómetros de ciudad; incluso alcanzas a ver el bosque y las colinas del campo. Hay veces en que el abuelo entorna los ojos y hace como si estuviera mirando por un telescopio. Dice con mucho convencimiento que puede ver el mar desde aquí, pero seguro que es una de sus bromas, porque le gusta mucho bromear. También le gusta ponerme nombres graciosos. Yo soy "Gemma la dulce", y siempre me está regalando pastillas de azúcar y galletas en forma de muñecas bañadas en azúcar de colores: blanco, rosa y amarillo.

Mamá se pone de mal humor cuando viene a recogerme.

— Me gustaría que no le dieras nada de comer a la niña— le dice al abuelo — En cuanto lleguemos a casa, va a cenar. Gemma, acuérdate lavarte bien los dientes. Sabes que no me gusta nada que comas chucherías.

El abuelo acaba disculpándose, pero en cuando mamá se da la vuelta, tuerce los ojos y le hace muecas. A mí me da la risa simple y mamá se enfada más todavía.

La verdad es que creo que a mamá le molesta todo el mundo. Excepto Alice, claro. Trabaja en sección de cosméticos de un gran almacén y siempre le está regalando a Alice muestras de mejurjes para la cara, barritas de labios y frasquitos de perfumes. Una vez que estaba de buen humor, sentó a Alice enfrente del espejo y la maquilló como a una chica mayor. También me maquilló a mí. Recuerdo que no dejó de regañarpe porque yo no me estaba quieta. La verdad es que todo aquello me hacía cosquillas. Además, los ojos me escocían tanto que no me los podía dejar de frotármelos. Y se me puso alrededor todo tan negro que parecía un oso panda.

En cambio, a Alice el maquillaje le duró todo el día. Incluso cuando merendamos, no se despintó los labios coloreados de rosa. Pese a que había pizza... Pero ella, en vez de comerse un trozo a mordiscos, lo cortó en pedacitos pequeños.

Si no fuera mi mejor amiga, Alice muchas veces me pondría de nervios. Sobre todo cuando mamá la mima tanto, y luego me mira a mí y suspira.

De todas formas, me parce genial que a mamá le caiga tan bien Alice, porque ella nunca dice no si la invito a dormir a la casa. Desde mi último cumpleaños, mi mamá nos prohibió traer amiguitos a dormir. A Callum le da igual, porque la única persona a la que le gustaría invitar es a Ayesha, y a Jack jamás invitaría a nadie. Sí, él tiene un amigo de noveno curso,tan matado como él, pero han hablado cara a cara, sólo por e-mail.

Además de Alice, tengo otros amigos. En mi último cumpleaños invité a tres niños y a tres niñas al la fiesta y a dormir a casa. Íbamos a jugar en el jardín, pero empezamos a lanzarnos uno a otros el cojín como si fuera una pelota. Bueno, jugábamos todos, porque Alice nunca juega, y Biscuits es un aburrido. Alguien sin querer lanzó contra la figurita de Llardo que le regalaron a mamá cuando se casó, y ésta se hizo añicos. Mamá se puso tan furiosa que mandó a dormir a todos mis amigos a sus respectivas casa, a todos menos a Alice.

Por eso Alice es la única niña que me dejan invitar. Y es estupendo, porque seguramente como lo dije antes, Alice es mi mejor amiga.

No se lo que haría sin ella.

No sé que hacer. Estoy preocupada. pasa algo raro......

Continuara.....

 

Aqui el siguente capitulo espero que les guste

Capitulo 3

No sé qué hacer. Estoy preocupada. Pasa algo raro.

Alice tiene un secreto, pero parece que no quiere contármelo. Es extraño, porque nunca ha habido secretos entre nosotras.

Yo siempre le he contado un montón de cosas, incluso algunas que me daría vergüenza confesar, como aquellas vez que fui al McDonal´s y me bebí dos CocaColas tamaño súper y una malteada. Cuando entramos en la casa no me dio tiempo de llegar al baño... Alice sabe, por ejemplo, que nunca sin lámpara de conejito encendida. Nunca me ha gustado la oscuridad. Cuando se llevaron al abuelo al hospital y lo operaron, le dije que tenia miedo que el abuelo no se peusiera bien. Gracias a Dios se curó enseguida.

Ella me contó uno de sus secreton más secretos. Una noche, su madre y su padre tuvieron una bronca increíble porque su padre había bebido demasiado en una fiesta. En otra ocasión, me dijo que se había robado un caramelo de videoclub.

Bueno, la verdad es que el carmelo estaba tirado en el suelo y, antes de que acabara en el bote de la basura, ella lo recogió. Por esa tontería, estuvo preocupadísima por muchísimo tiempo, pensando que era una ladrona. Estaba tan asustada que fue incapaz de comerselo, así que al final me lo comí yo para que dejara de preocuparse.

Me ha contado siempre un montón de cosas. Pero ahora esconde algo, y lo descubrí de la mala manera: leyendo su diario.

Sí, ya sé que nunca se debe leer el diario de nadie, y mucho menos si se trata del diario de tu mejor amiga. A decir verdad, lo he echo más de una vez, pero solo para echarle un vistaso rápido... No ha sido por mala, ni por chismosa, sino porque tengo interés por saber las cosas que piensa. Es como si mira a través de una ventana y pudiera asomarme a su cerebro. Me encanta, porque escribe cosas de mí como:

Hoy, en clase, Gemma estuvo muy graciosa. Incluso la señorita Watson terminó riéndose con nosotras. Estábamos las dos haciendo nuestro cuento troquelado sobre los animales que subieron al arca de Noé y en el que por supuesto había una pareja de jirafas. Claro, las jirafas son tan altas que Gemma tuvo que hacer un agujero en el tejado del arca para que sacaran la cabeza, y empezó a llover tanto, a Gemma no se lo que ocurrió otra cosa que dibujar las orejas de los elefantes en forma de paraguas, para que Noé y su familia no se mojaran. A Gemma siempre se le ocurren unas ideas buenísimas.

Estuvo genial. Precisamente hoy me sentía un poco depre porque mamá no me quiso comprar la chaqueta que vimos el sábado. Gemma me dio la mitad de su chocolate y me dijo que cunado fuéramos mayores, me compraría todas las chaquetas que me diera gana.

Me encantan que escriba página y páginas explicando lo graciosa que soy, y que invento muchas cosas, y que además soy simpática. Me fascina la portada del diario. Pegó una foto muy divertida de nosotras agarradas del brazo. Le pintó un marco con plumón plateado y le puso alrededor sus calcomanías preferidas de flores, delfines gatitos y bailarinas.

Por eso ayer le eché un vistazo muy rápido al diario. Nos habíamos pasado la tarde haciendo un collage de la casa en la que viviríamos cuando fuéramos mayores. Al principio noté a Alice un poco rara, pero pensé que era porque no es tan buena como yo dibujando.

Se animó algo cuando propuse recortar lo que quisiera de las revistas de mi mamá. Estaba encantada cuando recortó un par de camas gemelas, un sofá tercio pelo, enorme y mullido. Luego encontró un refrigerador enorme y una preciosa alfombra peluda. Recortó trocitos de papel en forma de hexágonos de distintos colores porque quería hacer una colcha para cada una de nuestras, camitas además de una funda para el sofá.

Yo mientras me divertía recortando alimentos que luego pegaría dentro del refrigerador. Los botes de helado de chocolate eran tan grande parecía que no estaba guardado en el refrigerador, sino más bien derramados por el suelo. Imagínate, era un bote de helado tan grande que te cabía la cabeza entera dentro, además podías darle una buena lamida al helado. Imagínate luego una montaña de helado de chocolate tan enorme que incluso podías sentarte en ella (aunque la ropa se te quedaría toda pegajosa).

Luego me fijé en las orejas y en las patas peludas de una alfombra. Por un momento creí que se transformaría en un oso polar de verdad, y que Alice y yo nos montaríamos sobre su lomo y nos iríamos cabalgando hacia algún lugar.

Alice se enfadó un poco.

—Pensé que íbamos hacer las cosas bien, pero como siempre, lo echas todo a perder— me dijo abriendo y cerrando su boquita rosa, mientras abría y cerraba las tijeras con las que recortaba el papel.

Yo también estaba enfadada. Me estaba poniendo de nervios porque Alice llevaba siglos haciendo trocitos de papel para las colchas, en lugar de pintarla de diferentes colores. Pero las cosas estallaron cuando, de repente, me subió un picor a la nariz y estornudé. Yodos los papelitos de colores salieron volando antes que Alice pudiera pegarlos. Pero estás son típicas peleas de Alice y Gemma. No son en serio. Nunca, nunca y nunca hemos tenido una discusión de verdad. Jamás hemos dejado de ser amigas, ni siquiera un ratito. La verdad, no entiendo por qué ahora no me cuenta ese secreto tan terrible.

¿Es que ya no quiere ser mi amiga? A la hora de la cena, seguía igual que rara. Fue además un momento muy especial porque estábamos las tres solas en la cocina: mamá, Alice y Yo. Papá estaba en la calle con el taxi. Callum había salido con Ayesha, y Jack se había llevado la comida en una bandeja a su habitación, porque si por él fuera, no se despegarían nunca de la computadora.

Continuara......