Lo que callamos [Neji-Tenten]

Este es un fic que he estado preparando y que comenzó como un sueño simple y que con el tiempo le di vida convirtiéndolo en esta narración.
Lo adapté a mi pareja favorita de Naruto que es el Nejiten. Espero, sea de su agrado y que si tienen alguna crítica o corrección, no se preocupen que yo los recibo con buena cara.
Muchas gracias por leer.
Att: Delilah<3
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Lo que callamos​

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Tiempo atrás, la gente me veía como una mujer normal; nadie tenía idea de lo que escondía en mi interior.

¿Quién soy?...
…Soy una y todas a la vez. No tengo nombre, número ni casa fijos.


Recuerdo que el último día de mi vida normal, fue un caos. La gente corría de un lado a otro tratando de evitar las grandes explosiones que caían desde el cielo. Mi familia, agotada por el cansancio al correr de un lado a otro, fue despedazada entre disparos.

Lanzar un grito me era imposible. El oxígeno no entraba ni salía y el correr, provocaba que el mareo se intensificara.

Mis conocidos lloraban mientras corrían. El pueblo era destrozado y no sabía qué hacer o cómo ayudar, o más que nada: cómo correr y salvarme.

Presa por la adrenalina, logré llegar a una cueva bastante lejana del pueblo en donde los sonidos se escuchaban menores.
¿Qué haría allí? ¿Qué propósito tendría para vivir?

Por fin sentí que la sangre llegaba a mi cabeza pero aún así sin poder evitarlo, caí presa por el cansancio, temiendo que alguien me encontrara y me asesinara porque lo había olvidado: no tenía propósito para seguir viviendo.

Desperté en el mismo lugar –gracias a Dios— mirando a mí alrededor. Percibí un olor desagradable de azufre y al dirigir la mirada a mi cuerpo, logré divisar aquellas heridas que no había logrado sentir al momento de emprender carrera.

Me quejé al levantar mi cuerpo. Lamentablemente ya no llevaba conmigo aquella adrenalina que servía como anestesia.

El frío, a pesar de lo inesperado que era en aquellas fechas, me ayudaba a aliviar el dolor. Saqué un poco de hielo o nieve amontonada y, envolviéndolo en una tela sobresaliente de mí blusa, lo puse encima de la contusión en mi muslo.
— ¿Funciona?


—Si —contesto a la voz del interior del lugar.


—Hmn… —Comienza a acercarse a mí y siéndome imposible ver su rostro (pensando en que ya era de noche), decidí dejar de intentarlo.


—Ten —le digo alzando la “humita” de hielo. La recibe pronunciando algo parecido a un “Hmp”— ¿Cómo te llamas?


—Neji Hyuuga —corta.


—Tenten Amma —me presento sin ser a petición.

Mis ojos a pesar de la oscuridad, no lograban ver con la claridad debida; Todo lo contrario, veía borroso. El hambre siendo grande, no me era el obstáculo principal. Quizás moriría de hambre o de alguna infección. No importaba.

El hombre se acercó más a mí y tomándome entre sus brazos, me atrajo hacia él, envolviéndome.

— ¡¿Qué haces?! —Grité exaltada por la acción del desconocido y entre pataletas y golpes, no me soltó.


—Tranquila —alzó su voz— no soy como piensas, ¿Es que acaso no te das cuenta de cuánto tiritas?


—Créeme, hay tantas cosas que me hacen falta que pensarlas, sería absurdo —contesté. Se rió leve y casi inaudible. Ronco: masculino, ¿verdad? Pero eso no era relevante para mí.


Entre sus brazos logré confortarme lo suficiente para dejar de tiritar de manera extrema. Claro que aún sentía escalofríos pero, no se comparaban a mi situación anterior.

—Me dijiste que te llamabas Neji…Hyuuga, ¿verdad? —pregunto dudando de su apellido.


—Hmn.


—Clan Hyuuga, ¿eh?


— ¿Tiene algo de malo? —pregunta casi amenazándome por el comentario.


—No —digo— pero ustedes tenían tanto poderío que…


—“Teníamos”; tiempo pasado —me interrumpe con algo de enfado notorio en su voz— ¿Es que aún no ves a tú alrededor? Estamos acabados.


—…Lo siento, no quise…


—Claro que no —volvió a interrumpir.

Por supuesto que me enfadé ¿Cómo no hacerlo?... Era irritante y pesado en su trato.

—No, ¿sabes qué? ¡No lo siento! Eres un… ¡Ahh! ¡Idiota! —insulto mientras me suelto de su agarre y me voy a la orilla de la cueva, asomando parte de mi cuerpo.


—Como quieras. Después de todo, no alcanzaremos a pasar la noche —anuncia como si no fuera obvio. Me ignora desde ese momento y yo, tratando de despertar mis músculos entumecidos, hago lo mismo.

Soñar con unicornios o nubes de algodón en ese momento, me era imposible. Al menos un noventa por ciento de mi cuerpo, estaba adormecido y lo restante luchaba contra la hipotermia entre ellos, mi cerebro.

Tratando de dormir, caigo presa por el cansancio nuevamente, aún con las ganas de vomitar e incluso el mareo se hacía presente otra vez.





Despierto. El cielo nublado era iluminado por los rayos de sol que caían en la superficie de la tierra. El frío se me había pasado un poco; La causa: la chaqueta del Hyuuga reposaba sobre mí.

Prontamente veo mis heridas, esta vez, con costras y ligeramente abiertas. Mi pantalón al igual que el resto de mi ropa, estaba rasgado y en una de sus aberturas se podía ver aquella contusión que me causaba tanto dolor al caminar.

El Hyuuga no estaba y no es como si le estuviera buscando; Simplemente, no se veía su presencia por ningún lado.

— ¿Qué se habrá creído…? Hablarme de esa forma —digo en mi interior mientras trato de recomponer lo poco cuerdo que me quedaba en la cabeza.


Mi estómago lleno de fatiga, me pedía a llantos que me quedara en reposo cosa que por supuesto, ignoré.

¿Cuántas veces rechacé la comida de mi madre por el sabor que éstas tenían?

¿Cómo estaría ella? ¿Se acordaría de mí?

Recuerdo las tantas veces que me cuidaba, me retaba, me hablaba, se reía conmigo… ¡¿Qué daría yo porque me retara otra vez?! O al menos poder oír su voz.

¿Cómo quedar cuerda después de todo esto?... De ver a tu familia ser baleada; Tener que correr sin motivo alguno (porque, el vivir para morir no era una motivación); Soportar a un desconocido descortés y frío y; ni siquiera hablemos del padecimiento de hambre y heridas o hipotermia.

Quisiera poder estar en mi cama, quizás tomando una taza de café caliente o viendo televisión, estudiando o divirtiéndome con mis amigas.

¿Sueños? Sólo eso podrían ser ya que, ahora no son parte de mi vida, si es que a esto se le puede llamar vida.

—Toma —dijo llegando por fin el Hyuuga y lanzando una fruta muy conocida en el pueblo que se llamaba “Dinta” y tenía un sabor parecido al pan sólo que manchaba si caía en la ropa.


—Gracias —contesto atrapando la fruta.

Comienzo a oler el aroma que desprendía, saboreando con el olfato todo el contenido del alimento.

— ¿Recuerdas el castillo del viejo cascarrabias millonario de Sato? —dice.


—Si —contesto sonriendo.


—Hmp, encontré dinero entre los escombros y créeme, el viejo después de todo sí era millonario —contesta.


—Eso quiere decir que tú…


—Hmn —interrumpe asintiendo levemente y con sus ojos perla cerrados.


¿Por qué nos destruyeron como insectos? Es tan ridículo que me llega a dar vergüenza mencionarlo pero bueno, si supieran lo que escondía dentro ese pequeño objeto insignificante, comprenderían el porqué de tanta sangre derramada.

¡Lo peor de todo es que atravesaron paredes y destruyeron todo y a todos por una piedrita!

El poder siempre ha sido la ambición del hombre. Simplemente tener poder los hace orgullosos y recibir la “gloria del mundo”, tratando de quedar en la historia y en todas las memorias de la gente usando el miedo y diferentes medios para obligarlos.

Una piedrita estúpida que te hace conservar tu cuerpo y además te entrega dones…

¡Lo sabíamos!... ¡Siempre lo supimos! Pero los viejos cobardes con sus normas y su abstinencia a la defensa, dejaron padecer a su pueblo.

¡Una piedrita: “El núcleo”!; La máxima de energía, haría que todos quienes la tocaran pudieran vivir años con dones ¡Con un solo toque! Y fue eso, a saber, la ambición del hombre, que provocó la destrucción de un pueblo sabio, inteligente y sobrehumano… Un pueblo que vivía en paz y trataba de sobrellevar las ambiciones que muchos tenían al momento de sentir “el poder”.


¿Mi don?... Aún no lo puedo descubrir y es por eso por lo que, aún no me he casado más que nada, porque nadie ha hallado gracia en mí y con eso me refiero al don.

Sin darnos cuenta de en qué momento había llegado un helicóptero frente a la cueva, fuimos rescatados aún que, para morir.

 

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Capítulo 2​

En menos de un pestañear, llegamos a un nuevo lugar. Neji y yo nos miramos confundidos e incapaces de pronunciar palabra alguna. Decidimos, guardar silencio permanente hasta que tuviéramos en claro dónde estábamos.
¿Cómo supe lo que pensaba? La verdad es que no tengo idea, sus ojos reflejaban aquello a pesar de ser su vista, completamente neutra. No lo sé.

—Bienvenidos —dijo una mujer alta de cabellos rubios y con cuerpo de modelo.


—Hmn —“contestó” Neji de alguna forma.


—Pasen por aquí —Ordenó mientras que nos dirigíamos al lugar seguidos por dos guardias fortachones.

Al abrir la puerta la mujer rubia, pude divisar a una anciana que parecía tener un siglo de vida humano ya que, me enteré por boca de auxiliares al mismo tiempo, que ella también procedía de mi pueblo.

—Buenos días —dijo con una voz casi inaudible, ronca y se notaba gastada.


—Buenos días —contesté sin ser seguida por el Hyuuga.

La mujer se levantó de su silla y sacó un libro gigante.

—Hoy ustedes han sobrevivido a una de los más sorpresivos ataques en la historia del pueblo Dantera —comenzó a hablar luego de aclarar su garganta—. En estos momentos, no podría decir con exactitud quién pero puedo asegurarles que, pase lo que pase, esto no se quedará así.


— ¿Venganza? —pregunto.


— ¿En contra de los vejetes “sabios”, según ustedes? Sí, eso haré o más bien, eso hago —contesta— hace ya mucho tiempo, los viejos temían que una guerra se desatara por el núcleo por lo tanto, decidieron ocultar el secreto y en pacto de vida, utilizaron la piedra como se les dio la gana no dejando de lado, su cordura o su supuesta dignidad pero eso no es todo, la gente comenzó a adquirir dones o poderes extraños en su totalidad, tales como: lanzar fuego, controlar el metal, envenenar, etc. Sin embargo, también hubieron personas que comercializaron sus dones y otorgaban otros con la energía de la piedra que quedaba en ellos sujeta —suspira—. Esos viejos eran adorados y murieron en su cobardía sin intentar luchar, sólo correr ya que temían reafirmar las teorías de aquellos extranjeros ¿Absurdo? No, para ellos era proteger no solo a su pueblo, sino que también sus creencias. Cuando se desató aquel ataque, nosotros los “Rebeldes sin comando”, ya estábamos preparados para esto —termina el relato y cierra sus ojos.


—Conozco la historia —dice Neji.


—No has cambiado nada, mocoso —contesta la anciana que más que nada, merecía ser llamada como vieja.


— ¿Aún te acuerdas de mí? Hmp, con tantos siglos en tu cerebro ya empezaba a dudar —tutea Neji insultando.


—Mocoso insolente —dijo para sí aún que igual la escuchamos.


—No me uniré a su comando —dice Neji esperando mi respuesta.


—Lo mismo digo —respondo y ambos nos levantamos de nuestros asientos, retirándonos o al menos, eso pensábamos hacer.
Los guardias nos tomaron entre sus brazos sin posibilidad de movimiento alguno y nos encerraron a ambos en una habitación de metal y acolchonado como si fuéramos enfermos mentales.

— ¡Ah! —grito al sentir el roce del acolchonado en mi piel recientemente en proceso de sanar y ahora, nuevamente abierto el tejido.


—Tranquila —me dice el hombre y pone sus manos en mi hombro—. Ellos no nos quieren a nosotros sino, lo que llevamos dentro.

Casi inevitablemente, apareció una sonrisa en mi rostro. Siento protección y firme decisión por parte del Hyuuga.

Recuerdo que desde ese minuto, tuve más confianza en él.

Toca el suelo apoyando sus manos sobre él y cierra los ojos.
—Estamos completamente encerrados…


— ¿Moriremos aquí? —Pregunto. Inmediatamente su cabeza se gira hacia mí enojado.


—Te dije que no pienso morir. No me rendiré así de fácil —contesta.

—Ya… veo —digo asombrada por la determinación con la que me había hablado.

La vieja a pesar de su edad, mantenía su inteligencia conservada muy bien ¿Por qué? Simple: La mujer al rescatarnos no nos dio alimento, no nos dio atención médica y no hablemos de la deshidratación que teníamos. Sólo de ese modo se aseguraría de que si rechazábamos, no nos encontraríamos bien. Además, ahora tampoco nos han dado comida ni agua o atención médica probablemente, para que por comida, agua y médicos, tuviéramos que “pagar”.

—Neji… —El aludido me mira— sé que quizás te moleste el que pregunte pero, ¿Por qué te aferras tanto a vivir? Después de todo… ya no nos queda nada, ¿o sí?


—Hmp —pronuncia—. Dime, ¿alguna vez has tenido que obedecer órdenes?


—Eh… —sonrío pensando.

—Hmp, lucho porque ahora si puedo tener libertad.

Soñar con libertad, algo que claramente desde aquí se cumplía muy bien con la imaginación; pero sólo con la imaginación

…Libertad, ¿eh?...​

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Cortito, lo sé...​

Supongo que es falta de inspiración y poco tiempo.​

Espero les guste y me perdonen por no avisar que lo continué. ​

Las quiero.​

Att: Delilah<3​

 

Capitulo 3​

Nuevamente el mismo sueño. Ver a mis padres morir fue lo peor que me pudo pasar.

El hombre a mi lado me abrazaba durante todas las noches mientras que yo gritaba asustada ante tales pesadillas.

— ¿Mismo sueño? —Pregunta sin siquiera abrir los ojos.


—Y cada vez empeora —contesto—. Lo lamento.


—Hmn.

Acto seguido me volvió a poner contra su pecho cálido. Me acaricia la cabeza; según yo, desinteresadamente y ni siquiera se inmutó cuando lo abracé.

“Sólo es un momento de debilidad, por eso lo hago”, me digo intentando creerme aquello.

Mi estómago vuelve a gritar que le diera a lo menos, un bocado de lo más pequeño que pudiera haber. Mis labios sin vida, morados, resecos y partidos pedían un sorbo de agua.

Mis piernas comenzaron a cicatrizarse de a poco sin tener proteínas en mi cuerpo, que le ayudaran.

Así pasó día tras día, noche tras noche.

El rostro de Neji, pacífico, se me hizo algo entretenido de ver. Sus expresiones serias e incluso neutras; Sus ojos blancos mirándome de vez en cuando, como si me estuviera vigilando; Su largo y liso cabello castaño oscuro; Sus labios que por no tener líquido, perdían su color rosáceo claros; Su piel nívea; Sus pestañas; Su fornido cuerpo y sus fuertes brazos; Su olor…
¡Sólo es un momento de debilidad!

No nos hablábamos. Estábamos tan debilitados que no podíamos.

Cuando despertaba debía pestañear rápido o debía mantener mis ojos cerrados.

Pasaron tres semanas y la única forma de saberlo era gracias a una ventanilla arriba de la celda, por donde el aire iba y venía y en tan poca cantidad que ni siquiera nos oxigenábamos bien.

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—Suélteme —pedí al ser sujetada bruscamente por un guardia. Neji miró al sujeto con desprecio mientras que me colocaban las manos atrás al igual que a él.

Volvimos a la habitación de la vieja a quien, le venía el apodo.

—Ya han tenido bastante tiempo en esa celda. Supongo, tendrán hambre —comienza a hablar con sarcasmo.

Sus dientes me daban asco y su cabello ¿¡Qué cabello!? ¡¿Realmente piensa que le viene una peluca azul petróleo?!

Dirijo mi mirada a Neji para distraer mi mente de tan desastrosa imagen.
—No desperdiciaré mi vida —contesta éste a quién sabe qué pregunta.


—Es una lástima… con tan bellos ojos y tan buen dote, me parece una pérdida de hombre —hace un puchero y coloca sus manos delante de ella con sus asquerosas uñas largas. Hace un movimiento de mano con la cual los guardias acceden a sus poderes hasta ahora, escondidos.


—Neji —digo viendo al aludido caer.

Ambos hombres se acercan hacia mí. Me pongo en posición de ataque como mis padres me habían enseñado. Si bien aún no descubría mis poderes pero, algo aprendí.

—Tsk —me quejo sobando mi mejilla y limpiando mi labio inferior de sangre.

Uno de los hombres produce fuego desde su puño. Logro esquivar el ataque con algo de dificultad.
—Maldición —me vuelvo a quejar notando como mis piernas sin costra, sangraban, ahora, bastante más.


En un acto rápido Neji me cubre entre sus brazos, dándole la espalda a un pedazo de tierra que fue detenido por una ráfaga de aire, al parecer, proveniente de él.
—Realmente eres una pérdida, mi querido Neji —dice la mujer repugnante.


—Hmp.

Aun en sus brazos, se lanza por la ventana cargándome.

No volábamos. No porque Neji poseyera aquel control del aire –realmente no estoy segura pero, fue lo que vi— nos convertiríamos en aves voladoras.
Al caer, nuevamente utilizó una técnica de viento, reafirmando mis sospechas. Cae al suelo junto a mí.

—Neji —digo preocupada acercándome a él.


—Hmp, vámonos —contesta con esfuerzo y me toma de la mano para llevarme.

Mis pasos inseguros se tornaron decididos sólo porque Neji me tomaba la mano, conduciéndome.

La seguridad y la determinación del hombre por sobrevivir, eran admirables.

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Lamento no volver a avisar más que nada, tengo 4 pruebas la semana que viene, causante también de que mi imaginación se congele.
Espero les guste. No es necesario que comenten aun que si pueden, se les agradece de antemano. Soy feliz de saber que leen mi fic quizás por medio de un me gusta o algo parecido.
Muchas gracias por su atención y comprensión con mi tiempo.
Att: Delilah<3

 

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Capítulo 4​

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Lamentablemente ninguno había salido de las cuatro paredes de nuestro ya destruido hogar. No se nos estaba permitido.

No conocíamos nada de historia Universal más que nada, para no despertar la curiosidad de algunos. Sin embargo eso no funcionó en un cien por ciento. Si sabíamos algo, se nos consideraba como “herejes” y así nos sometían ante la ley.

Claro que éramos personas civilizadas sin tener contacto con extranjeros y es por eso que ahora nos enfrentábamos a un mundo tan desconocido.

A pesar de todo el cansancio producido por la técnica que utilizó el hombre, me siguió llevando de la mano.

— ¿Dónde iremos? —Pregunto.


—Lejos de aquí —contesta sin verme— en donde la anciana no nos pueda hallar.

Parecíamos vagabundos e incluso eso llegamos a ser cuando nos trajeron a este lugar.

Primero que nada buscamos comida, cosa que no hallamos en varios días después. La gente desconfiada nos miraba con repugnancia y no nos daban nada para ayudarnos algo que no es reprochable ya que todos se robaban entre todos. Los árboles dentro de la ciudad, no daban fruto y eran tan pequeños que nos parecía increíble que pudieran vivir ante las tormentas y las ráfagas de viento.

Pronto nos acercamos a un restaurant, hipnotizados por el aroma que éste desprendía.

—Daría mi vida por una migaja de pan —digo tragando seco.


—Ven —me dice tomando mi mano que, sólo hace unos momentos minutos, había soltado.

Tal como en “La Dama y el Vagabundo”, el hombre a cargo del restaurant, se compadeció de nosotros. Pensándolo bien el título quedaría mejor siendo: “La Vagabunda y el Vagabundo” o “Vagabundos”, ya que no había ninguna dama aquí.

—Gracias Señor —digo observando cómo éste ponía la comida sobre una caja de madera, contenedora de verduras. Luego se va sonriendo y
guiñándole el ojo a su compañero de cocina.

Mi boca se hizo agua al ver la cantidad tan grande que estaba frente a nosotros. Mantuve mi desesperación ante tal dolor de barriga producido por la fatiga.

El hombre frente a mí trago saliva como si ya estuviera comiendo.

No aguanto más y tomando el tenedero entre mis manos, me dispongo a comer.

La comida era simple y sin embargo se me hizo un festín para el paladar y mis papilas saltaron de alegría.

—Esto está… delicioso —contesto ante la intrigada mirada de Neji quién, pasa su lengua sobre sus labios para humedecerlos y se dispone a poner un bocado dentro de su boca.


—Tienes razón —concuerda conmigo sin hacer expresión facial o utilizar algún timbre en su voz.

Gozamos de aquel banquete, llenando hasta lo más profundo de nuestros estómagos antes, vacíos.

—No puedo creer lo rápido que se ha acabado —digo sobando la panza asomada que obtuve.


—Hmn… Debemos irnos —ordena. Se levanta y acto seguido, yo también.

No toma mi mano como antes ya que podía moverme sin ayuda.

La verdad es que no tengo idea de cómo llegamos al bosque pero me alegra saber que así la mujer no nos encontraría tan rápido o al menos, por un tiempo.

Por lo que he previsto y calculado con Neji, llevamos un mes y medio caminando, huyendo y cosas parecidas.

—Se nos hizo tarde, ¿eh? —Digo observando las estrellas— Neji —me sorprendo al notar cómo el hombre me sentaba a su lado y me abrazaba.


— ¿Qué sucede? —pregunta con sus ojos ya cerrados.


—No es nada —contesto apoyando mi cabeza sobre su pectoral.

No creo poder dormir bien durante mucho tiempo. Una vez más puedo disfrutar del rostro sereno del Hyuuga y con esa imagen en mi cabeza, pude recurrir al sueño.
.
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—Neji —lo llamo ya despierta.


— ¿Qué sucede?


—Estás besando mi frente —contesto sorprendida por el calor que recorría mi cuerpo. El aludido se separa de mí bruscamente.


—Hmp, sólo es tu imaginación.


—Pero…


—Hmp, ¿No tuviste ninguna pesadilla en la noche? —me interrumpe y además cambia de tema.


—No —contesto. Todo fue gracias a su rostro… a la seguridad que me daba— ¿Tú sí?


—Hmn, iré a revisar el lugar —dice y se va.

Aprovecho que ya no está y me acerco a un lago que pude detectar gracias a la frescura del viento. Al ver mi reflejo, me espanto.

Soy una mujer de cabellos castaños al igual que de ojos. Mi piel blanquecina y mi rubor de mejillas siempre me acompañaban. Mi contextura normal y mi cuerpo bien definido y formado…

…Algo que ahora, no tengo.

Mi cabello estaba seco y marañado; Mi ojos, por falta de humedad en ellos, habían perdido su brillo. Mi piel maltratada, moreteada y pálida…

…¡Mis costillas se asoman!

Me quito la ropa delicadamente para no raspar las costras.

— ¡Qué delicia! —Me digo dándome un chapuzón que quería hacer hace tanto.

Pasé por lo menos 20 minutos allí hasta que sentí a alguien correr entre los árboles.

— ¡Por fin llegas!

En un momento rápido, aparece un hombre enmascarado y vestido de negro.

— ¿¡Quién eres!? —Pregunto asustada.

No recibí respuesta, algo que claramente esperaba ¿Qué fin tendría la máscara si me dijera?

Me encerró en una burbuja de agua. El oxígeno se comenzó a ir y por lo tanto, quedé inconsciente. Sentí mi cuerpo caer bruscamente al suelo y a mi lado, Neji. No me mira pero sonríe al escuchar mi voz.

—Dile a la anciana que no iremos —dice. El hombre, como si fuera mudo, no responde.

Comienzo a mover la cabeza aún debilitada.

—“Un arco” —pienso al dirigir mi vista a uno de los árboles.

La pelea seguía mientras yo me arrastraba por el lugar.

No saben cuán difícil es arrastrarse luego de despertar de un desmayo, con un golpe en la cabeza y desnuda. Sin importar nada, la necesidad del arma era tan grande que olvidé todo lo demás.

¿Cuándo se volvieron tres hombres?... Seguro no saben en dónde estoy.

—Está bien Tenten, tranquila. Sólo es un disparo que terminará con una vida —me digo tratando de calmarme. Coloco la primera flecha entre el hilo que la impulsaba y la madera tan finamente tallada—. Respira… concéntrate —inhalo y suelto la flecha junto a la exhalación que mis pulmones tanto anhelaban.

El hombre cae muerto ya que logré darle en el cuello; En donde había previsto que no tenía ninguna protección.

Al ver que el hombre había muerto me volví a escabullir detrás del árbol porque al parecer, no habían visto la procedencia de la flecha.

Coloco otra flecha en el arco, sabiendo que quizás éste tiro podría dar mi posición y, vuelvo a inhalar esta vez, la flecha cae en el traje del tipo… Había fallado.

Rápidamente el hombre se voltea y se dispone a llegar hasta mí. Dispongo de otra flecha y trato de colocarla en el arco…

…No sé si yo, por estar mareada, me movía muy lento o el hombre que estaba a punto de abalanzarse sobre mí, era muy rápido. Neji ve a lo lejos la situación en la que me encuentro. Tampoco tengo idea de cómo o cuando se movió pero sé que la espada que cruzó el refuerzo de metal del hombre, había sido lanzada por él.

Me levanto como puedo y me dirijo hacia el hombre que tenía la flecha en el cuello y haciendo un esfuerzo extra por no ver su ropa interior, le quito el traje y me lo pongo. Supongo que la tela estaba hecha para que se adecuara al cuerpo que lo llevara por lo que, al ponérmelo de inmediato se apretó a mi figura.

Veo a Neji aún peleando con el tipo. Me parece raro que hayan enviado a solo tres personas; Para mí sería preferible atrapar a alguien seguramente con miles, si es posible y sé que la anciana mujer tendría a millares entre sus tropas que quisieran matarnos a sangre fría.

En fin…
Cuando veo que el hombre cae por un golpe que le había dado Neji en el mentón, lanzo una vez más una flecha, atravesando el cráneo del hombre… Simplemente: un asco.

El Hyuuga le quita el traje al que había muerto frente a él y se dispone a despojarse de su atuendo.

—Hmp, deberías darte la vuelta… A menos de que quieras verme —dice. Inmediatamente siento un rubor en mis mejillas y me doy media vuelta, esperando que el hombre se diera aquel chapuzón que hace poco yo también había dado.

Me acerco a él sabiendo que no vería nada indebido ¡Gracias al agua; le llegaba hasta el pectoral! Veo mi cabello que, al arrastrarme por el suelo, había quedado lleno de tierra, contrario a mi cuerpo que, solo tuve que sacudir el polvo; Por lo que meto mi cabeza al agua, lavo mi cabello y vuelvo a sacar mi cabeza; Quito el exceso de agua y me entrelazo el cabello.

Neji me pide que me vuelva a dar vuelta porque ya había terminado su baño y quería salir. Obedezco y me doy media vuelta otra vez.

—Por cierto, gracias —le digo.


—Hmp, eres muy descuidada, ¿qué hubiera sucedido si yo no llego a tiempo? —Me reprende. Hago un puchero para mí misma y cierro los ojos, suspirando.


—Hubiera encontrado la manera de salir —digo alzando el orgullo.


— ¿Desmayada?


—Sí.


—Hmp, terca —dice y me toca el hombro ya vestido… espero—. De igual manera acepto tus disculpas.


—Como si me importara —arqueo los ojos y me levanto.


—Hmp —dice y se recuesta— realmente es una lástima que nos quitaran todo el dinero que habíamos encontrado entre los escombros.


—Al menos hay algo que comer —me dirijo al lugar en que había encontrado las flechas y el arco.


—Hmn —bosteza sin hacer mucho estruendo con su voz ronca.

Al encontrar lo que buscaba, lo tomo y me acerco al Hyuuga.

—Dime algo —comienzo— ¿Recuerdas a tus padres?

Al principio me mira extrañado pero luego relaja su expresión.

—Claro que sí.


— ¿Son un buen recuerdo?


—No.


—Ya veo… —digo sonriendo; tratando de enmendar el error— lamento por haber preguntado.


—Da igual —contesta. Sé que le duele pero claro, también tiene orgullo. Supongo que debió haber sido muy difícil para él.


—Realmente no creo haberte visto por las calles o si quiera estudiando —digo para tratar cambiar de tema.


—Claro que no —contesta cortante.

¿Qué sucede?... ¿Tan mala fue su vida?...

— ¿Tenías tutores?


—Hmp, sí.

De pronto, siento un golpe en mi cuello. No sé cómo o de dónde salieron pero ya era tarde, ellos ya nos estaban vigilando desde hace mucho.

Creo que ya han sido muchas veces en las que he estado en este lugar. Presa de libertad e incluyendo ahora mi imaginación, que se absorbía en lo más recóndito de pensamientos malos que estaban escondidos hace mucho tiempo.

Me encontraba perfectamente bien de salud y habíamos podido comer hace poco, cosa que claramente, no duraría mucho pero, había que aprovechar.

Sentí rencor ¿Por qué se supone que nos vuelven a apresar? ¿Somos tan importantes para esta “revolución” o “venganza”?
Y fue entonces que decidí… sin saber si era lo mejor.

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Olo!!!, espero que les haya gustado este capítulo.​

Encontré algo de inspiración y bueno, he aquí el resultado.​

Muchas gracias por leer.​

Bye!​

 

¡Holo, gracias por comentar!
Sé que éste capítulo es muy corto pero el que viene es muy, muy largo por lo que ambos se complementan de alguna forma.
Sin más rodeos les presento la continuación.

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Capítulo 5​

Tomar una decisión creo que es lo más difícil ya que, sabiendo las consecuencias, caemos como tontos apresados por la ilusión que nos causan algunas cosas.​

Estaba enojada, por sobretodo, con Neji. ​

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Fuimos llamados de nuevo, como siempre, por la mujer extraña de semblante dañado. Comienza a replantear su oferta.​

—… Espero no se nieguen esta vez.​

La verdad es que nos estaba buscando para asesinarnos ¿qué caso tiene re-ofertar?​

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—Yo acepto —digo llamando la atención de los presentes. Neji cierra los ojos.​

Así que, ¿qué caso tiene re-ofertar? Simplemente hay que seguirle el juego a la anciana.​

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— ¿Y tú, mocoso? —Se refiere a Neji quién, al ser llamado de esa forma, se irrita.​

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—Hmp —vuelve a su monosílabo— está bien pero debes prometer que nos cuidarás hasta el final.​

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—Lo prometo —contesta—. Estos hombres los llevarán a asearse y a una habitación para que descansen. Mañana se les dará más información.​

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Vamos a las duchas. Gracias a Dios, separadas entre hombre y mujer.​

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El agua del grifo era tan caliente que mi piel quedó roja al primer contacto con ella. Me refregué hasta que cada rastro de tierra salió rendido ante la espuma.​

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Salgo contenta de las duchas y me coloco el traje de la reforma; elástico, como el anterior que había robado.​

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Me dirijo a mi habitación y para mi sorpresa, estaba Neji también ahí.​

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—Dijeron que nos veíamos bien como pareja —contesta ante mi rostro de sorpresa.​

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—“Como si fuera a pasar” —pienso al pasar por su lado.​

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—Hmp, al menos son camas separadas.​

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—Sí —contesto—. Buenas noches.​

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—Hmp.​

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Apago la luz de mi lámpara y me arropo en la comodidad que entregaba mi cama.​

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No podía cerrar mis ojos… No por sueño; No por cansancio; No por hiperactividad…​

…Por temor a lo que mis sueños me pudieran mostrar lo que no que tenía tanto miedo de ver.​

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Enciendo mi lámpara al ya no poder más y veo a Neji durmiendo. Me levanto con la necesidad de ver su rostro pacífico para que una vez más me contagiara la paz que tanto anhelaba.​

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—Ven aquí —dice sin abrir los ojos. Me asusto pero, al ver que hace un espacio para poder recostarme, me alivio.​

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— ¿Te molesta? —Pregunto.​

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—Hmp, ven aquí —repite. ​

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Me acerco a mi lámpara y la apago. Me dirijo a la cama del Hyuuga en donde el hombre me esperaba sin importancia; me siento en el borde y en menos de tres segundos ya estaba arropada.​

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Me abraza al sentir que estaba a su lado, colocando su nariz sobre mi cuello.​

 

Ola nuevamente!!... La verdad es que debería estar haciendo un trabajo pero... pfff!!, colegio es colegio.​

Gracias por comentar.​

Espero que si tienen alguna duda, se les pueda aclarar en este capítulo.​

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Capítulo 6​

Tiempo atrás, la gente me veía como una mujer normal; nadie tenía idea de lo que escondía en mi interior.
¿Quién soy?...
…Soy una y todas a la vez. No tengo nombre, número ni casa fijos.

Lo único que sé es que vengo de un lugar especial que en estos momentos está tan destruido como mí ser por dentro.

Dentro del cuartel conozco a gente que sé que no volveré a ver. Con el único con el que estoy siempre es con Neji sin saber también, si lo volveré a ver.

Últimamente han sido ataques espontáneos de los que se culpa a los terroristas. Claramente no es así. Somos nosotros quienes causamos explosiones en masas y desaparecemos en cortinas de humo que aparecen de las explosiones.

Nadie nos ve, nadie nos reconoce, nadie tiene una idea de quiénes somos y nadie debe saberlo.

No se habla ni se mira. No se sonríe ni se llora.

Es algo tan terrible como en aquellos días de encierro.

Marionetas que se pueden mover por sí solas pero que prácticamente son controladas en todo momento y en todo lugar.

Somos rápidos debido a nuestras dotes de naturaleza. No somos vampiros ni hombres lobos. Sólo somos personas que tienen “poderes” que otros desean.
Yo no los tengo. Sólo sé moverme rápido y dar un número elevado de golpes, nada importante o extraordinario.

Aquí, en este lugar se aprende rápido o se muere. No hay oportunidad de repetir algo dos veces y si la hubiera, el número de personas que entienden, no aumentaría.

De a poco vamos destruyendo a nuestros enemigos, “vengando” a nuestros antepasados… sin obedecerles en lo absoluto.

No me siento orgullosa de lo que hago pero por ahora, sé que esto es lo mejor; por mi vida, por la esperanza que deseo implantar en otros, tal como Neji la implantó en mí.

Mi rostro duro no se inmuta ante las variadas explosiones que caen en frente de mí aunque mi corazón lata más que el de una rata a punto de ser atropellada.

Me encantaría ser normal, poder ver a la gente y sonreírles sin tener el arma puesta y lista para usarse en sus nucas o que supiesen mi nombre y que cuando pasase por las calles, me saludasen sonriendo cual gotas de lluvia en un desierto en el que una vez hubo agua pero claro, ahora es tan seco como mi rostro.

Aprendí a disimular mis emociones. No sentirlas.
¿Qué se supone que debo hacer?

Estoy encerrada en estos lugares sin poder retroceder o avanzar y Neji no se mueve de mi lado a pesar de las muchas veces en que me ha tomado la mano y alejado de los bombardeos, incluyendo las incontables veces que ha tomado mi puesto para protegerme de cosas en las que corro mayor peligro que él.

Aún duermo abrazada a él, apegada a su pecho.

Sin su protección, estaría enterrada bajo tres metros de tierra en realidad, ni siquiera sé si me enterrarían… Probablemente me dejarían en pleno campo de batalla y huirían dejándome atrás. Caso contrario de Neji, sé que él me tomaría en sus brazos y correría por mí.





Vaya, no tengo ni idea de cuando llegamos aquí. Bueno, hay bastante sangre en las paredes y al parecer mi cartucho ya está vacío. Lo recargo y veo a mí alrededor.

No sé cuántas veces han sido ya en las que se oyen los gritos por un “ataque terrorista” y las explosiones que acaban con el bullicio de una persona, haciendo que la de al lado grite más.

Neji me ve con el arma en mano. Pienso que él no quería esto… pero supongo que ya es tarde para retractarse.

—616 —me llama la muchacha que tenía el número 781 bordado en su chaqueta negra.

Dirijo mi vista hacia ella con frivolidad y deslumbro sus ojos llenos de terror. Es mi turno de dar en el blanco. Suspiro antes de levantarme y corro hacia la ventana, dejando atrás mi preocupación por ella.

En menos de cinco segundos me asomo por la abertura y disparo sin dudar. Antes de resguardarme, veo si realmente había logrado mi objetivo y me giro para dar la señal.

—“El capitán ha muerto, el capitán ha muerto…” —Repetía un hombre constantemente.

Supimos que ya habíamos terminado ahí.

Vuelvo a mi habitación. Dejo mis armas debajo de mi cama sin saber si las tendré que usar en la noche.

— ¿Te duele? —Pregunta.



—No —contesto sin ninguna expresión.



—Supongo que te has endurecido mucho, ¿verdad? —Analiza la enfermera al quitar una bala metida en mi hombro. Utiliza unas pinzas y con algo de esfuerzo por hallarla, la quita.



—Hmn —contesto imitando al Hyuuga.



— ¿Recuerdas cuando habías llegado? —Inicia su discurso y comienza a desinfectar la zona.



—Trato de esmerarme por olvidarlo —respondo.



—No creo que debieras —llama mi atención y la miro extrañada—. El pasado nos hace grandes por que aprendemos de él. Tú llegaste aquí como una niña indefensa, inocente, sin saber utilizar un arma. La primera vez que estuviste aquí estabas llorando, molesta por los golpes que habías recibido en toda el área de tú cuerpo. Me dijiste que si no hubiera sido por un muchacho, tú hubieras muerto.



—Y así fue.



— ¿Es un mal recuerdo? —Toma una pausa— ¿Qué acaso no te sirvió para pelear mejor, para disponerte a devolver cada golpe con más fuerza? ¿No te sirvió para darte cuenta de quién te cuida?



—Supongo que tiene razón —le digo mientras me venda el brazo— pero esto no es lo que quería para mí.



—Hay personas muy diferentes en el mundo y junto con ellas, un mundo diferente pero somos iguales al guardar un rencor propio, algo que es por naturaleza del humano y nosotros, que somos “superdotados” no nos escapamos. No te motives con esto… Si quieres cambiar tu vida, nadie te lo impide, exceptuando a los que les des la cabida para hacerlo.



—Claro —atiendo levantándome y volviendo al recóndito lugar en el que me esperaba Neji.



—Hmp, debiste haber sido más cuidadosa —dice sentado en el borde de su cama.



—Disculpa —le contesto sin mostrarle la cara.



—Tenten —me llama duramente— ya es suficiente, ¿qué se supone que quieres lograr?



— ¿Cómo? —Me doy media vuelta para verle el rostro.



—No sé qué es lo que quieres probar pero sea lo que sea, ya es suficiente.



—No sé de lo que hablas —me molesto pero claro, no lo demuestro en mi rostro. Él por su parte, frunce el seño y se me acerca.



—No permitiré que sigas peleando una guerra que no es tuya —me dice.



—Esta guerra ya es mía y pelearé —digo— no hay nada que te ate aquí por lo que si quieres puedes…



—No me hables así —me interrumpe gritando— sabes perfectamente qué me ata aquí y no me iré sin ella.



—Hmn —al pronunciar aquello coloca sus manos en mi rostro y me obliga a sostenerle la mirada.



—No te hagas la dura que conmigo no funciona —dice y al momento rompo en llanto inmediatamente, olvidando la maestría que tanto había ensayado y sufrido.



—Ya no quiero… —es lo único que se me entiende al balbucear entre las lágrimas.



—Hmp —dice— a ti nada te ata aquí —me abraza haciéndome callar.

Veo a la enfermera de lejos sonriendo y logré comprender una de las palabras que me dijo: “¿No te sirvió para darte cuenta de quién te cuida?”

Devuelvo el abrazo instantáneamente y sin dudar en mis acciones. Sigo llorando sin poder detener aquel líquido salado.

Los recuerdos de los tantos asesinatos que había cometido por medio de balas, la sangre derramada en todos los lugares, las gotas de sudor que caían por mi frente, mis labios resecos, mis ojos llorosos aguantando cada lágrima que trataba de salir al momento de terminar con una vida, mis manos temblorosas al tomar el revólver, mis ropajes sucios, llenos de sudor, sangre y tierra, los rostros aterrorizados de mis compañeros de equipo, la gente gritando, corriendo como si no hubiera un mañana y llorando a mares, el frío, el calor, la lluvia que destrozaba toda ilusión al caer, los mareos por ver sangre, mis puños cerrados para resistir el darle un merecido golpe a la mayor, los labios hablándome, regañándome, gritándome cuán mal hacía esto o aquello, los golpes y contusiones, el dolor que poco a poco se me hizo tan ameno…

¿Cuánto más hubiera durado así? Amargándome la vida que antes se me hacía tan dulce de vivir. Llorando cada momento que antes me hacían reír… Teniendo pesadillas que antes se me hacían difíciles de soñar.

…¡¿Cuánto más hubiera durado así?!...
Resistiendo…


—Perdóname —le digo ya limpiando las últimas lágrimas que corrían por mis pómulos— por ser tan dura de corazón, por no querer entender.



—Hmp, perdóname por no haber dicho esto antes.

Lo abrazo nuevamente para agradecerle y quito las sábanas de su cama acostándome en ella. Se ríe al verme entumecida y se acuesta a mi lado.

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—Te quiero —susurro al apoyar mi cabeza en su pecho. No me contesta, sólo me arropa y coloca uno de sus brazos en mi hombro.​

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Lo lamento mucho!!​

No podré avisar ya que tengo que salir así que, de veras lo siento mucho. También por el retraso del capítulo y lo corto que es.​

Muchas gracias por leer y por comentar.​

Cusy, no te preocupes, estoy encantada de tenerte en mi fic!​

Violetta, con respecto a tu duda: "—No me hables así —me interrumpe gritando— sabes perfectamente qué me ata aquí y no me iré sin ella". Si puedes buscar esa parte, te lo agradeceré mucho, de lo contrario cuando tenga tiempo nuevamente, te explico ;D!​

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Capítulo 7​

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Cuando vuelvo a pensar en mis actos, la vergüenza no es suficiente para describir todo lo que siento y ahora que me doy cuenta, no logro comprender cómo o cuándo comencé con esto y tampoco tengo idea de cómo Neji se conservó cuerdo. Por lo que me doy cuenta, el ya había estado ahí. Sabía perfectamente dónde se encontraba todo y todos los conocían, y porque lo conocían, le tenían respeto.

Una vez le pregunté a la número 568 el porqué nadie se atrevía a hablar mal de él, contestó que él no era como los demás, que quizás muchos tenían el mismo poder pero su desarrollo era inferior.

Por cómo me lo dijo, tuve miedo ¿Qué tanto habría de esconder el Hyuuga?

—Vamos —me dijo despertándome con un susurro.



—Sí —le digo atontada por el sueño. Logré recomponerme y una vez recuperada mi consciencia, me levanto de golpe.



—No debemos meter ruido, ¿sí? —Me dice. Asiento con la cabeza y me dispongo a seguirlo.

Las técnicas que había aprendido del mismo lugar, me sirvieron bastante. Corrimos fuerte y velozmente hasta llegar a una ventana alejada de la mayor.

Me dijo que no temiera, que él me tendría todo el tiempo en sus brazos y que nunca me soltaría. Fue así como saltamos del edificio al igual que hace muchos meses o quizás años atrás y nos perdimos entre las sombras.

Antes de eso, Neji saqueó la bóveda sin tomar excesos para poder tener algo en qué aferrarnos en caso de cualquier cosa.

Sabíamos que nos seguirían a penas se dieran cuenta de la falta de nuestras presencias. No firmamos un contrato por que legalmente, la rebelión era un “movimiento terrorista” claramente, todo era ilegal ¿Por qué nuestra fuga no lo sería?

¡Joder!, realmente nos seguirían pero ahora, teníamos mejores condiciones físicas y en mi caso, mejores técnicas para escapar o defenderme.

Los trajes que nos habían pasado durante el transcurso de nuestra estadía allí, nos sirvieron para camuflarnos y entre una de las cosas más importantes, escondernos entre los árboles ¿Sabes lo difícil que es no romper unas medias al pasar entre los grandes troncos y las largas ramas? Bueno, lo mismo pasaba con nuestra piel antes de usar estas mallas.

La pregunta más grande en este momento es: ¿Ahora qué?

Quizás Neji ya lo tenía todo planeado. Claramente él era un genio, pensaba todo antes de actuar pero, y ¿si no?

De pronto y casi sin darnos cuenta, una gran columna de luz cayó sobre nosotros y junto a ella, los hombres dentro del helicóptero.

—Tsk —se quejó Neji al ver lo que sucedía.



—No creas que te dejaré esta vez, niño —dice la mujer mediante un megáfono— no caeré dos veces.

La ensordecedora voz de la anciana recayó con furia en los interiores de Neji pero igual que siempre, se guardó ese rencor.

Entonces, ¿qué?

—Lo lamento, Tenten —dice y al momento en que intento acercarme, me suspende en el aire y me manda lejos, sabiendo que quizás no me vería otra vez.



—Neji… —Digo en mi interior para no dar mayor referencia de hacia dónde voy.

Escucho golpes y quejidos. Las lágrimas no cesaban de caer por mis mejillas.

—Nuevamente sola en un mundo que no conozco —digo y rompo en llanto, lamentándome por cada segundo vivido.

Me levanto rápidamente y doy marcha a mi camino para entrar en la ciudad. Neji, en su gran grado de inteligencia, me proporcionó bastantes suministros para poder generar una vida nueva. Sin embargo, no puedo cambiar mi vida… No puedo planear vivir otra vida sabiendo que alguien se arriesgó por mí de esa forma.

La luz se enfocaba en diferentes puntos y yo, en mi agilidad, me dispersaba en los aires y en la profunda tierra.

Logré llegar a una cueva igual a la anterior, igual a la de en donde había conocido al Hyuuga por primera vez. Vi la luz descender del monte y volver en dirección al cuartel de rebelión. Fue entonces que comencé a llorar para no guardar más remordimientos, para soltar las ligaduras llenas de penas y dolores que me produjeron aquellas situaciones.

 

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¡Bienvenida Jaizmar!... trataré de cometer menos errores y me alegra mucho tenerte como lectora de mi fic.​

Cusy, es verdad que salen de un lío y se meten en otro jajajaja, pero hay más drama así ;D​

¡Muchas gracias por leer y comentar!​

Espero que este capítulo les guste y créanme, el próximo es más largo.​

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Capítulo 8​

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Sería una estupidez desperdiciar la vida; la nueva oportunidad que me dio Neji de vivir.

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“De día soy una, pero de noche otra…”​

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Aquella pequeña frase de una de mis películas favoritas, Shreck, ha descrito mi vida estos últimos meses.

El destruir las bases revolucionarias se me ha hecho un hobby durante la noche, mientras que en el día suelo divagar por las calles. El traje de la Revolución es el que me ha ayudado a hacer éstas tareas.

El verano realmente se confunde mucho aquí con el invierno, esto se debe a que siempre hay escasos grados de temperatura y grandes nubes que cubren los pocos rayos de sol que llegan tan sólo por un mísero semestre.

Este día no dormí más que diez u once minutos, tan sólo por la falta de Neji.

Mis pesadillas se han hecho más fuertes y más horripilantes a la vista de mi corazón. No puedo pestañear solo por no querer volver a ver aquellas cosas que imagino mientras duermo.

Siendo aún de día, decido levantarme al sentir un ruido en el hotel. Me coloco las ropas y me suelto el cabello atado.

Divago…


Dime ¿qué harías en mí caso?; ¿Qué se supone que dirías?; ¿Con quién estarías?; ¿Cómo planearías?; ¿Cuánto sufrirías?

El tiempo para pensar se hace mucho. Las acciones siempre van acompañadas de un pensamiento; un sentimiento que decide qué harás pero en estos momentos, me siento bloqueada. Sabía que debía cambiar mi imagen, correr para no ser hallada y huir… pero no quiero huir, no quiero dejar a mi mejor amigo atrás.


La gente se viste con colores bastante fuertes y chillones. Sus cabellos siempre llevan accesorios de diferentes tipos y aretes tan grandes que sus cabezas parecen balanzas.

¿Qué hago aquí? Una persona que se viste de colores opacos o que si llega a colocarse una polera de color, utiliza un pantalón oscuro…

Pese al ya mencionado frío, mucha gente camina meneando la cola con shorts cortos, medias coloridas y polerones gigantes que tapan la mitad del cuerpo.

¿Qué diría Neji si me viera así?

Probablemente se reiría como sólo él sabe reír.


Me dirijo a un restaurant y pido una sopa simplona y casi sin sabor.

—Alemania, ¿eh? —murmuro al ver las banderas nacionales que el lugar tenía colgadas.

El mozo se ríe ante mí comentario y al dirigirse a atender a otra persona dice— “extranjeros” — burlándose.



Mis armas son pobres y sé que las balas no durarán lo suficiente para poder rescatar a Neji…

…El problema es que no sé por cuánto tiempo más durará Neji.

Con ese pensamiento en mí cabeza me dirijo a un mercado negro para poder salir a divertirme en la noche con “nuevos juguetes” para poner a prueba.