La Profecía de la Estrella Roja

Bueno!, aquí estoy yo de nuevo, esta vez vengo con el nombre de Balir, me da cosa usar un nombre que no es mío, tal vez uno que otro por ahi me conoce, fuí Lydon y Lydon Boa, escribi más one-shots, aunque siempre anduve desaparecido, ojalá tenga bien la ortografía en lo que cabe, que nunca fuí muy bueno, vengo de nuevo con un fic que rompe las secuencias de este foro, que es hablar de shippings, género?, lo pondré como Aventura, pero ustedes encuentren el género, ojalá les guste enserio, les pediré que no critiquen con "Eso no es cierto, la pelicula explica..." nah nah nah, esto es un fic, y asi como ninguno de estos personajes me pertenece, ni lugares de filme, la historia si, y aquí las cosas serán algo diferentes, Que tengan buena lectura!. Lydon (Ahora Balir)​

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La Profecía de la Estrella Roja – Prólogo: La Traición

Desde los principios del mundo, hay un guardián, que ah velado por la seguridad de este mismo, y el bien estar

también, ah estado vigilando sin descansar, con su enorme figura resolviendo hasta el más mínimo problema, él

siempre había estado solo, y parecía no importarle, hasta ahora, que por fin dejaría el lugar en los herederos al

trono del tiempo y el espacio.



Había estado esperando esto mucho tiempo, y es hasta ahora que mas se aproxima el momento, que el ciempiés se

ah vuelto impaciente, se la pasaba horas y horas hablando solo, escuchándose a si mismo, y sólo hasta ahora pensó

que lo mejor era buscar a alguien con quien hablar, con los herederos encargándose del mundo, podía tomarse una

década para descansar de su labor, se le hacía muy fácil hablar de tiempo, pues había protegido a este mundo desde

antes que se contara, incluso había preparado, con mucho esfuerzo durante los años, un lugar para descansar, sin

que nadie lo molestara, un lugar al cual solo él podía ir. Ya faltaba muy poco para que los herederos llegaran, y el

guardián sombrío estaba más impacientado que nunca.



— Ya se tardaron esos dos... — decía el Pokemon sombrío, volando de un lado a otro impacientado — Debieron

haber llegado hace ya... — no terminó su frase a si mismo por mirar al sol para verificar la hora — Creo que los

esperé demasiado temprano, recién es la hora, jaja — dijo sin poder aguantarse la risa, cuando de pronto llegó

alguien, el ciempiés no necesitó dar la vuelta para saber que eran a quienes esperaba, pero lo hizo de igual forma,

era su ultimo día de trabajo, como él decía y tenía que ser formal. El ciempiés levitó frente a sus invitados y los miró

de patas a cabeza, mirando al invitado de su derecha, — Cuerpo casi blanco, algunos detalles rojos o por el estilo —

pensó a si mismo y miró a su otro invitado, — Este es un poco mas alto, cuerpo azul, parece fuerte, si, puedo notar

que es de acero — dijo y terminó su inspección, dio un suspiro para dejarse ir, no le gustaba nada estar serio, así

que terminaría con esta formalidad inclinando su cabeza en respeto y cortesía, los invitados hicieron lo mismo, y se

presentaron — Yo soy Palkia, heredero al trono del espacio mi señor — dijo el Pokemon, inclinando todo su cuerpo

por respeto, — Yo soy Dialga, heredero al trono del Tiempo mi señor — dijo para hacer lo mismo que su compañero,

con una sonrisa e inclinando su cabeza en reconocimiento, el ciempiés habló — Yo soy Giratina, y levántense, no soy

su papá — dijo terminando con una sonrisa, como acostumbra el guardián. — No se necesita ser tan cordial,

relájense, deben sentirse cómodos, protegerán el paso del tiempo, y la formación del espacio, no se compliquen, es

sólo de paciencia — les explicaba el enorme Pokemon, Giratina era alguien inmenso, y pacifico a la vez, podías ver

unos ojos muy tranquilos seguidos siempre de una sonrisa, pero cuando mirabas todo lo demás, su aspecto era

enorme e impactante, era más grande que ambos herederos juntos, los herederos se pusieron de pié y observaron

dicha figura, un enorme ciempiés con patas color oro, cuerpo muy resistente, un casco del color de sus patas, pero

lo que mas llamó la atención fue la esfera que estaba encajada en su cuello, no sabían qué era, pero sabían que

era importante, Giratina encontró sus miradas y se dedicó a observarlos curioso, se pusieron nerviosos pero Dialga

se propuso a hablar — Entiendo, muchas gracias por dejarnos ayudarte, te prometo por mi cuenta y la de mi

compañero que haremos lo imposible por este mundo — Giratina sonrió e inclinó su cabeza, de nuevo en

reconocimiento — Gracias a ustedes por dejarme descansar, eh estado protegiendo este mundo casi desde se creó,

y creo que ya me duelen algunas patas — decía muy bromista el ciempiés, — Muy bien, los llevaré a ambos

tronos — dijo el guardián y sin darse cuenta, los tres se encontraban a la altura de las nubes. — Esta es la Spear

Pillar, el lugar más alto de este mundo, de aquí se observan bien las cosas... — dijo sin terminar por que voló

rápidamente al frente, los herederos lo siguieron hasta que se detuviera, frente a dos esferas, una azul, y una

púrpura, — Un trono no es un lugar donde reposas como todos dicen, los tronos son el reconocimiento, la aceptación

del poder... y la responsabilidad — les explicó con sabiduría Giratina — Adelante, pueden tomar su trono — inclinó

su cabeza el ciempiés, dándole lugar a los herederos, estos se colocaron en las esferas, tomando su poder, Giratina

se sonrió a si mismo, con el alivio de haber cumplido su misión, al terminar de aceptar el poder Palkia y Dialga se

pusieron frente a él, Giratina alzó la mirada, deseoso de escuchar lo que tenían que decir — Muchas gracias Giratina,

pero hay un detalle — Palkia le dijo, Giratina se quedó pensante, él se había encargado que nada faltara, de pronto

notó algo, Palkia se había apartado de su mirada, giró su cabeza para notar que estaba detrás de él, y sin avisar

Palkia dejó ir un rugido que desbalanceó a Giratina de su flote, en esto, Dialga se dedicó a abalanzarse contra el

guardián, y mordió con su hocico la esfera incrustada en su cuello para estirarla hasta arrancarla, todo esto fue muy

rápido que Giratina seguía sin habla, no había palabras para describir tal situación, hasta que de pronto comenzó a

cambiar.



— ¡No, Traición! — gritó enfurecido el guardián al realizar su cambio, de pronto tocó suelo, y miró su actual forma,

había dejado de ser un ciempiés, y ya no levitaba, ahora se asemejaba mas a un Dragón, mismo aspecto, pero

cambios ligeros en detalles, su atención se tornó de nuevo hacia los herederos — ¿Por qué lo han hecho? — gritaba

cada vez más implacable el Pokemon, — Pasa que no necesitarás ser una amenaza para nosotros, sin esta esfera,

puedo notar que tus poderes se han reducido a la mitad — le dijo Dialga para embestirlo, Giratina lo detuvo con solo

su cuerpo, — No te confíes heredero, aún estás frente a alguien mayor que tú... — advirtió Giratina seguido de dar

un pisotón en su lomo, aplastándolo para luego comenzar a morder su cuello, al poco tiempo, Giratina notó una

esfera avanzar rápidamente en su dirección, notando que era un Aura Sphere, simplemente cambió de plano por

unos instantes para esquivarla sin dejar de sostener a Dialga, — Ese fue un ataque físico, con sólo desaparecer mi

forma física, tu ataque fue inútil — le explicó el guardián para seguir ahorcando a Dialga con sus colmillos, los

herederos se veían desesperados, y Palkia lanzó una Hidro Pump en contra de Giratina, la cual lo golpeó lo

suficientemente fuerte como para dejar ir a Dialga, aprovechando su oportunidad, Dialga se incorporó y se unió con

Palkia, el guardián se puso firme ante la Hidro Pump hasta dejar de ser efectiva, al notarlo, Palkia detuvo su ataque,

— Si al menos tuviese la Orb — pensó Giratina mirando la esfera aun en el hocico de Dialga, los herederos

prepararon un ataque unido, y el alrededor comenzó a distorsionarse un poco, rápidamente Giratina se dio cuenta

que se trataba de un ataqué muy fuerte, del tiempo y el espacio unidos, se puso firme con sus patas y juntó sus alas

para recibir el impacto, ambos herederos dejaron ir un gran rugido, distorsionando todo a su paso hasta dar con

Giratina, no había humo, ni tierra, ni polvo, fue un golpe directo, luego de un tiempo, Giratina se dobló exhausto,

— Ingratos..., ése poder..., yo se los di... — decía entre respiros muy agitados el guardián, los herederos estaban

cansados por usar su nuevo poder, Giratina se levantó y rugió en dirección al suelo, donde se abrió un portal, el otro

lado de éste se veía oscuro, los herederos tomaron aire para rugir de nuevo, pero el guardián sin avisarles, se

adentró en este y lo cerró por el otro lado, haciendo el ataque de estos Pokemon inútil. Los herederos se posaron en

la orilla de la Spear Pillar, viendo al mundo desde su cima, rugiendo en forma de mofa, indicando que las cosas iban

a cambiar... para mal.



Del otro lado del portal, Giratina se dejó caer en una plataforma, todo estaba oscuro y tormentoso, el guardián

volvió a su forma de ciempiés, sin dejar de ser agitada su respiración, estaba herido, muy herido y cansado, sus

ojos se cerraban lentamente, poco a poco hasta que se desmayó por el cansancio, dejando caer sus alas pinchozas a

sus lados, para descansar en un profundo sueño.



Giratina abrió sus ojos de golpe, dándose cuenta que al no estar cansado se trataba de un sueño, aún así no podía

moverse pero podía sentir algo, algo muy a lo lejos, algo que se acercaba a un planeta, podía sentirlo, era una luz,

un cometa, que al estrellarse con el planeta lo hizo mil pedazos, de pronto la luz se acercaba rápidamente a su vista

hasta que estuvo frente a frente con unos ojos rojos, Giratina se asustó y despertó de golpe, notando que seguía aún

en ése mundo.



— Así que tú también lo sentiste... — escuchó el ciempiés y alzó la mirada, un poco borrosa por haber despertado,

— Y yo que creí que sólo yo podía venir aquí — dijo aclarando su vista para ver a un Pokemon color blanco, pequeño

en forma con características felinas, éste volaba de un lado a otro repitiendo el nombre del guardián, — Haz notado

al Cometa, ¿Verdad? —Le preguntó el Pokemon, haciendo recordar a Giratina esos ojos rojos, — Si... — le

respondió aún confundido, sacudió su cabeza para volver a sus sentidos, — ¿Quién rayos eres tú? — le preguntó aún

confundido, siguiendo de un lado a otro al pequeño con la mirada, — Oh guardián traicionado, me disculpo, yo soy

Mew — dijo dejando por fin de volar por todas partes, — Escupe las formalidades, nunca me gustaron, ¡no sirven

para nada! — bufó Giratina enfurecido con esto ultimo, Mew puso su pequeña pata en la frente del guardián para

calmarlo, — Yo se que haz sido traicionado Giratina, pero no debes sentirte así — dijo otra voz, la cual Giratina

reconoció, tenía un toque femenino en esta, aunque él se pregunte cómo si ah estado solo todo el tiempo, se abrió

un pequeño portal para dejar ver a un Pokemon de cuerpo verde, del mismo tamaño que Mew, Giratina posó su

mirada en los grandes ojos de este Pokemon, — El tiempo me ah dicho lo que te pasó guardián, y de verdad lo

siento mucho — dijo el Pokemon haciendo reverencia ante el enorme, — Yo soy Celebi, Guardiana del Tiempo, y

este es Mew, Protector del Espacio — Giratina se sorprendió de golpe — Espera, espera, ¿Cómo?, quiere decir que...

quiere decir que... — Giratina bajó su mirada sin cerrarla ni un poco, dándose cuenta que fue totalmente

traicionado, cosa que ya sabía pero que no tanto, quería rugir, quería gritar, ¡Los quería matar a esos desgraciados!,

— Dialga y Palkia son unos traidores, unos mentirosos, unos... unos... — Giratina repitió una y otra vez sin poder

terminar, apretando más y más sus dientes y colmillos de la ira, hasta por fin rugir con toda su furia, tanto que

mandó volando a Mew y a Celebi un poco lejos.



Su aire... y su voz se agotaron, así como su fuerza para seguir rugiendo, bajo su mirada y apretó los ojos de dolor,

de decepción, — Todo para nada, ¡Todo para nada! — repetía aún furioso, con ellos y consigo mismo, Mew y Celebi

regresaron frente a él, quien no abría sus ojos, — Cálmate Giratina, no digas eso, todo es para algo — le explicaba

Mew, — Él tiene razón guardián, yo eh contado tu tiempo, y te aseguro, mientras protegías al mundo y lo

arreglabas, había quienes se daban cuenta, nada ah sido en vano — decía la guardiana del tiempo tratando de

calmar al ciempiés, Giratina abrió sus ojos para encontrarse con ambos herederos, los verdaderos herederos,

— Pero, ¿Qué puedo hacer ahora?, no tengo mi Griseous Orb, y sin ella mis poderes se reducirán a la mitad en el

mundo real — les explicaba a ambos, — Mmm... —Pronunciaba pensativa Celebi, — Exactamente, ¿Dónde

estamos? — decía viendo a todos lados para Mew hacer lo mismo al darse cuenta, — Estamos en un mundo aparte

de la realidad, iba a usar este mundo para descansar tranquilamente sin interrupciones, pero parece... que no tendré

vacaciones — dijo riendo levemente el guardián, alegrando a ambos herederos por comenzar a volver a ser él

mismo, de pronto notó a los dos preocupados, — ¿Pasa algo?, no fue de risa, ¿Verdad? — preguntó Giratina confuso,

— Pudiste sentirlo, ¿No?, al Cometa... — le dijo Celebi muy preocupada, — El Cometa es malo, ¡Muy malo!,

debemos hacer algo, está destruyendo los planetas, uno por uno, y éste está en su lista — Giratina se alteró de sólo

escucharlo, — El Cometa caerá en el mundo, y lo destruirá si no hacemos algo, dentro de 5 años, el Cometa caerá,

¡Tenemos que prepararnos! —Decía Celebi muy asustada, — ¿Qué podemos hacer? — Decía Mew, alborotado

también, — ¡Prepararnos pues!, eh notado algo en los seres que habitan el mundo que protegemos — los calmaba

Giratina a ambos herederos — ¿Los Humanos? — preguntaron en unísono, — Así es, los humanos, ¿Han notado el

poder que tienen sobre los Pokemon?, ese poder que solo se consigue con la lealtad y la perseverancia — Mew y

Celebi asintieron en comprensión — Necesitamos a un humano, que sea puro, que sea Capaz de sacar el potencial

máximo de sus Pokemon — los herederos se alegraban por la determinación del guardián — Y algo más, ayúdenme

por favor... — los miró a ambos, quienes inclinaron su cabeza en acatamiento, — No soy su papá, no hagan eso —

rió sin poder contenerse y también ellos contagiados por su risa, alegres que había vuelto su personalidad, — Como

tú digas Giratina — le respondió Celebi muy alegrada, — ¿Qué necesitas que hagamos? —Le dijo dispuesto Mew,

— Desenlacen completamente este mundo del real, lo haremos en una prisión, ¡Aquí encerraremos al Cometa! —Le

dijo dispuesto, — ¿Puedo encargárselos?, sólo mientras busco a ese humano — les dijo Giratina con su usual pero

extrañada sonrisa, — ¡Claro que si! — Anunció muy animada Celebi, — Nosotros nos encargamos, no te preocupes

Giratina — le confirmó Mew, y sin dar más aviso ni perder tiempo, Giratina abrió el portal, ¡De regreso al mundo

real!



Giratina viajó por todo el mundo que protegía, y dio a buscar por los alrededores del Spear Pillar, en la región de

Sinnoh, buscaba escondido en las sombras, donde ningún humano pudiera verlo, observando, cómo eran, buscando

a quien iba a elegir, estuvo todo el día, viendo el comportarse de los humanos, hasta que se dio por vencido ese día.



Cuando la noche llegó y la luna se posó sobre el dragón, quien dejó su aspecto de sombra y se materializó en su

forma incompleta, sin importar que lo vieran, suspiró y extendió sus alas para irse, pero cuando iba a hacerlo, notó

algo, una niña, de cabello negro, muy oscuro, llevaba un vestido blanco y lo veía de la ventana de una casa que el

dragón no había notado, Giratina se quedó inmóvil, no quería alarmar a la niña, — Shhh, no le digas a nadie que me

acabas de ver, ¿Está bien? — le dijo silencioso el guardián, la niña negó con la cabeza, — Ya te había visto... en un

sueño — dijo algo tímida, Giratina se sorprendió e inclinó su cabeza para oír mejor a la niña, cuya voz se escuchaba

entre cortada de nervios — Te ves diferente Giratina... — el guardián se sorprendió por que la niña lo conociera

— Ríe... por favor — nunca se lo habían pedido, pero la ironía que no pudiera reír cuando necesitaba le provocó risa,

— Si me conoces niña — dijo sin evitar seguir riendo — Yo sabía que eras tú, me pedías un favor, ¡Si! —Dijo

entusiasmada la pequeña, — Caray, no te conozco, ¿me dices tu nombre pequeña? — la niña asintió y continuó

— Me llamo Platina Berlitz, un gusto — se inclinó con modales, al cual detalle Giratina sonrió, — Bueno, me tengo

que ir, no deberían verme, ya reí demasiado ajajaja — terminó sin aguantar la risa, contagiando una pequeña risita

en la tímida niña — ¿Vendrás de nuevo?, siempre estoy sola y quisiera hablar con alguien — le preguntó Platina casi

pidiéndoselo — ¿Enserio?, Mmm, claro, ¿Por qué no?, en mi casa tengo dos amigos, pero están ocupados y me

quedo solo por mucho tiempo, así que no hay problema — terminó con una media sonrisa Giratina, dejando a la niña

muy animada — ¿Podré ir a tu casa alguna vez? —Le preguntó esperanzada, — Mmm, eso sería muy difícil, verás,

necesitas permiso de tus papás, y no deben saber de mi... — decía el — Está bien, haré todo lo posible para que

puedas venir — saltó de alegría la pequeña pero en silencio — Muy bien, ahora, a dormir — asintió y se fue directo a

la cama — Buenas noches... Platina — susurró Giratina para volar a través del portal, de nuevo a su mundo.



El tiempo pasó, fueron días, y al principio no se notaba cambio en el mundo, pero al paso de las semanas los

Pokemon se prepararon, sabían que algo no andaba bien, con los meses se dieron los años, y poco a poco se

dificultó el bien estar en el mundo, Giratina se dio cuenta, esa pequeña niña era su elegida, la visitaba todos los días

para asegurarse que estuviera bien hasta ahora.



FIN DEL PRÓLOGO. Gracias

 

Hola, soy yo de nuevo, Gracias Valen, Verdana y Pokemoon por comentar, aunque no sean muchas personas comentando, sus posts son muy bienvenidos y me alegra que les guste esta historia, aqui les dejo el capitulo 1, esto es después del prólogo, y aqui ya ah avanzado un poco el tiempo, cualquier duda que tengan o error que yo haya cometido, por favor haganmelo saber para asi arreglarlo, recuerden que estoy al servicio de su comodidad y lectura, Gracias, por cierto, me eh tomado la dedicacion de separar los renglones, ojalá sea de su gusto, jaja.​

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Capitulo 1: Un Comienzo Confuso​

Hace tiempo se le cometió la gran traición al guardián del mundo, muchas cosas han pasado desde entonces, la

ambición, la pobreza, caos y destrucción se han desatado sin nadie que las detenga, la desesperación del guardián y sus compañeros se ah

puesto en su máximo, es ahora o nunca, que todos deben actuar, el cometa...está cerca.



Los 5 años han pasado, y el guardián, depositando su fe en Platina Berlitz, su elegida, le encarga la salvación del universo

entero, aún a su muy temprana edad, la joven Platina, a sus 10 años, acepta la misión con responsabilidad, los 5 años que ah

pasado con el guardián la han dejado ver cosas que las personas normales nunca llegan a ver, ella debe abrir su paso en este

mundo abandonado, para poder corregir las cosas, y con la ayuda del guardián, salvar a todos.



Era de noche, Platina estaba a punto de dormir, cuando el guardián se aparece en su ventana, — Platina..., tenemos que

hablar — le susurró Giratina, — ¿Qué sucede? — dijo mirándolo completamente a los ojos, Platina en todo este tiempo había

cambiado, y veía las cosas con toda forma posible, esto la había convertido en una chica más seria, — Tengo que hablar con tu

padre — Giratina ya había sido descubierto hace poco, de una forma intencional, decía que por la misión de Platina, su padre

tenía que aceptar la presencia del guardián, cosa que se le había estado dificultando, y debía ser forzada de una vez por

todas, — Está bien, lo llamaré — Giratina sonrió por su comprensión ante la chica, ella devolviéndole el gesto con una media

sonrisa como ahora acostumbraba, Platina salió de su cuarto, y después de tardar un poco, volvió con su padre tras de ella

— Señor guardián, ¿me necesitaba? — dijo el señor Berlitz con una cortesía que a Giratina le incomodaba, de todo lo que tenía

que acostumbrarse el señor, la confianza a tutearlo era lo más difícil, — Por favor señor, le eh dicho que no es necesaria tanta

formalidad — dijo ahora nervioso el guardián, cosa que notó la chica y escondió su pequeña risa, cosa que Giratina pudo notar

— Lo lamento, ¿me dice para qué me llamó? —Eso era menos formal, pero aún sin tutearlo — Quiero hablarle de algo que

usted ya sabe — ante esto el señor se cortó, sabía bien que Platina debía partir ya en la aventura que Giratina le pidió,

— Entiendo, ¿es necesario? — el guardián asintió a su pregunta, Platina puso su mano sobre el hombro de su padre, tratando

calmarlo, — Estaré bien papá, tú sabes que me puedo cuidar sola — le dijo mirándolo directamente a los ojos, una cualidad

que Giratina notaba mucho en la chica, te miraba tan directamente, que cuando lo hacía, el guardián podía sentir que miraba

en lo más profundo de él, sentía que lo conocía más que él mismo, eso es algo que a Giratina le encantaba de Platina, — Pero

Platina... — la abrazó sin poder resistirse — ¿Qué harás afuera donde no puedo protegerte?, no sabemos qué enfrentas al salir

— le decía el señor tratando de convencerla, Platina volvió a mirarlo fijamente, convencida, una mirada poderosa — Pero sé a

que nos enfrentamos si no lo hago, y sé que no podremos contra eso, discúlpame, pero debo cumplir con mi encargo, es algo

que nadie más puede — dijo tomando las manos de su padre y besando ambas en forma de afecto — ¡Platina!, te extrañaré

mucho, siempre que necesites algo... sabes que tienes todo mi apoyo y lo mío — la abrazó muy fuerte el señor y la chica cerró

sus ojos para devolver el abrazo, correspondiendo sus sentimientos, en todo esto el guardián sabía que no debía interponerse,

así que les dio tiempo.



Después de terminar de aclarar las cosas y derramar unas lágrimas, el señor Berlitz miró a Platina con una sonrisa, — Tengo

una magnífica idea hija — al decir esto la chica lo miró confusa, tanto como el mismo guardián — ¿Por qué no te llevas a tus

guardaespaldas?, no tienen nada que hacer aquí si tú te vas, llévalos, así estarás segura — Platina, quien inmediatamente lo

pensó, sabía que sus guardaespaldas no estaban listos para lo que ella iba a recorrer — Pero Papá... — no sabía cómo

decírselo de una manera que no lo ofendiera, entonces el guardián actuó — Lo lamento Señor — dijo inclinando su cabeza, el

padre de la chica lo miró confuso — Lamento no ser confiable para la protección de su hija — dijo sin levantar su cabeza, pero

veía a Platina a los ojos, y la chica podía ver sus intenciones a través de ellos, conociendo que la intención de Giratina era

evitar el envolvimiento de sus guardaespaldas — No, ¡Discúlpeme a mi!, no pretendía ofenderlo de ninguna manera, su fuerza,

aunque no la eh visto, sé que no tiene rivalidad con otro ser — dijo en exageración, tratando de enmendar el “error”, Giratina

no dejaba de mirar a la chica, quien difícilmente podía ocultar su sonrisa, Giratina era el único que la hacía reír así — Entonces,

por favor, se lo ruego, ¡Déjeme ser el guardián de su hija! —El padre de Platina lo miró a los ojos y asintió, — Está bien

guardián, confío en usted — dijo inclinando un poco su cabeza, Giratina le sonrió al señor así como Platina — Bien padre, me

iré temprano, en la mañana — su padre asintió serio, — Está bien, descansa querida — besó su frente y salió del cuarto, para

dejar a ambos descansar. — Entonces iré a mi hogar para dar los últimos preparativos, descansa Platina — le dijo el guardián

apenas salió el señor de la habitación, Platina asintió, de nuevo en comprensión — Está bien, entiendo, nos vemos en la

mañana — dicho esto el guardián se metió en su propia sombra, dirigiéndose a su dimensión, Platina lo vio irse y seguido se

recostó en su cama para quedarse dormida en poco tiempo.



Giratina viajaba a toda velocidad a su dimensión, al poco tiempo de llegar, pudo notar a sus dos compañeros... jugando, el

guardián solo los miró con confusión, — No Mew, ¡Detente!, no, tenemos que continuar el trabajo — decía Celebi siendo

perseguida por el heredero del espacio a través del aire, quien le hacía poco caso y seguía persiguiéndola — No, es muy

divertido jugar contigo Celebi, anda, admítelo — decía Mew sin dejar de reír, — Jamás, nunca lo — no la dejo terminar por que

la seguía persiguiendo — Ya, basta, tenemos que seguir con los preparativos Mew, detente ya — decía Celebi sin dejar de

reírse tampoco, en todo este tiempo, Giratina no había dado un paso, ni un movimiento, parecía era por eso que cuando

apenas dio un suspiro intencional, ambos herederos se quedaron inmóviles, Celebi lo miró, rápidamente notando la presencia

del guardián y se puso muy nerviosa — Ah..., Giratina, ummm — murmuraba sin saber qué decir, — ¿Si? —Lo miraba con la

sonrisa de siempre el guardián, — Giratina — gritó Mew y se puso a volar alrededor de él — ¿está todo listo? — le preguntó sin

dejar de dar vueltas — Si, por la mañana comenzará la misión de Platina — la guardiana se preparaba para hablar, después de

la escena en la que los descubrió, no quería que Giratina pensara que abandonan su trabajo, — El Cometa caerá en poco

tiempo, en este mismo año, no tenemos mucho tiempo — Giratina sonrió ante el comentario de Celebi — Bueno, supongo que

si tienen tiempo, después de todo se divertían mucho cuando llegué — dijo el ciempiés volviendo a poner nerviosa a Celebi,

quien a penas podía hablar — Eh..., umm — siguió murmurando y Mew se puso frente a Giratina, — No te preocupes, lo

tendremos todo listo para cuando el cometa llegue — dijo el protector, de nuevo dando vueltas alrededor de Giratina, — Está

bien, descansaré, deberían de hacerlo también... — dijo y miró a ambos, — Cuando terminen de jugar — terminó con una risa a

carcajadas para salir volando a una piedra cerca para dormir — Pero te equivocas Guardián — no la dejó terminar Mew cuando

se puso a perseguirla de nuevo, sin duda ellos eran los más optimistas de todos, hacían reír mucho a Giratina.



Muy en la noche, casi amaneciendo, Platina había despertado, la verdad es que se encontraba muy asustada, por primera vez

en su vida dejaría su hogar, y le asustaba mucho enfrentarse con Dialga, Palkia y el Cometa, todo había sido tan repentino, ni

los 5 años que Giratina pasó con ella pudieron hacer que ella aceptara sin miedo esa misión, seguía mirando el techo, que a

penas y se podía ver por el poco sol que se asomaba, ella seguía pensando, no podía tomar como excusa que era muy joven,

tanto ella como Giratina y su padre sabían que ella podía comprender más de lo que cualquier humano en toda su vida, en

realidad no había excusas y tampoco era como si ella quisiera usar una, sabía que tenía que enfrentar al cometa, si no todo lo

que ama se perdería, y Giratina también... él significa mucho para ella..., al darse cuenta de sus pensamientos sobre el

guardián, dio la vuelta mirando hacia la ventana para desvanecerlos, no quería pensar de él como algo más, de nuevo se dio

cuenta que pensaba en él y apretó sus ojos, desvaneciendo ahora el pensamiento y la imagen del dragón, los abrió de nuevo y

miró al sol, que apenas se veía, estaba a penas amaneciendo, ella vio el sol mientras salía, poco a poco, sin poder dormir,

tomando fuerzas, para no caer en su misión. Después de un tiempo y sin notarlo, ya estaba el sol directamente posado en el

cielo, se levantó de la cama sin una pizca de cansancio ni sueño, se vistió rápidamente, peinó su cabello y salió de su cuarto.

Al salir de su habitación bajó rápidamente al comedor, tenía hambre, no podía sentirla, pero ella lo sabía, sacudió su mente

para desvanecer sus pensamientos, lo que quería ahora era disfrutar el desayuno con su padre, que estaría con ella por ultima

vez antes de su viaje.



Al llegar al comedor su padre ya la estaba esperando, — Buenos días papá, ¿estás bien? — le preguntó la chica, — Si, me

encuentro bien hija, muchas gracias por preocuparte — el señor Berlitz no quería tocar el tema del viaje, la conocía bien, y

sabía que seguro le fue muy difícil quitarse el viaje de la mente, — Hija, me enorgullece tu madurez y responsabilidad para

aceptar la misión del guardián, eres una chica muy especial, y más para mi — Platina lo veía con una sonrisa, — Bueno, debes

estar ya muy preocupada por el viaje, adivina, ¿qué desayunaremos? — dijo su padre con una mirada que ella conocía bien, no

sabía describirla pero sabía lo que significaba, él la complacería de la mejor manera, ella sonrío en grande, adivinando la

pregunta de su padre — Helado de Vainilla — dijo la chica casi gritando de la emoción, — Es mi favorito y lo sabes, Gracias

papá — se levantó de su silla y le dio un beso en la mejilla de su padre en agradecimiento y afecto, al cual el señor río de

felicidad. Al poco tiempo llegaron las sirvientas con el desayuno, Platina miraba con una sonrisa grande cómo colocaban el

helado frente a ella, le encantaba más que nada, las sirvientas quitaron la tapa de los platillos y se inclinaron en modales para

luego retirarse, Platina dio la primer probada, cerró sus ojos al sentir el helado dentro de su boca, le gustaba mucho ese sabor

dulce, esa sensación fría, hacía mucho no lo comía, incluso tocaba su mejilla tanto que lo disfrutaba, el desayuno estuvo así,

luego de terminar el helado, Platina y su padre hablaron de cosas que habían pasado cuando la chica era más niña. — El gran

guardián siempre te ah hecho compañía, ah demostrado ser tu mejor amigo Platina — le decía el señor Berlitz, Platina sonrió,

— Si, desde los 5 años, Giratina es alguien muy especial para mi — de nuevo pensar en él y en el lugar que le da ella misma la

pone nerviosa, sacudiendo su mente, volvió a la realidad, — Debo irme papá — le dijo Platina, borrando su sonrisa sabiendo

que no podía ser bueno para su papá, ella se levantó de su silla sin dejar de mirar a su padre, — Hija, por qué no vas a ver al

profesor Rowan?, dijo que tenía algo que ayudaría con tu viaje — le dijo el señor, también levantándose de su asiento, Platina

le dio una media sonrisa de convencimiento, — Está bien papá — salieron de la mansión, en dirección al laboratorio del profesor Rowan.



Ya en el laboratorio del profesor, Platina veía detalladamente el lugar, — Es increíble a donde llegan estos niños, ¿no lo

cree? — se escuchó una voz grave, proveniente de el hombre frente a Platina quien era el profesor, llamando la atención de la

chica que provocó sobre Rowan una mirada fija y poderosa, el profesor supo de inmediato que no se trataba de una “niña”

como decía él, — Vengo por que me llamó profesor, discúlpeme si soy descortés, el tiempo es esencial, y no puedo perder un

segundo — el profesor asintió en comprensión y alcanzó una caja con su mano, — Toma, son 3 Pokedex, 3 Poke-relojes y 3

Pokemon — Platina rápidamente dedujo que ella no viajaría sola y volteó a posar sus ojos sobre su padre, quien negó con la

cabeza ante la chica, — Tú sabes que uno no puede hacer todo, pero los seres vivos, juntos, son otra cosa — explicaba el

señor Berlitz — Tú también eres un ser vivo Platina, junto con tus Pokemon y los compañeros dignos que estoy seguro que

encontrarás, lograrán su misión, estoy seguro — la miraba sonriendo su padre, ella le devolvió la sonrisa, envolviendo el

significado de esas palabras, — Bien, muchas gracias papá, y a usted profesor — ambos quedaron en silencio mientras Platina

tomaba la caja — Debo irme, volveré papá, cumpliré, te lo prometo — dijo despidiéndose con una mirada cristalina en sus ojos

y se puso a correr con la caja entre sus brazos.



Salió del laboratorio corriendo y al poco tiempo vio algo bajo su sombra, de hecho, una sombra enorme, ella se hizo a un lado

sin dejar de correr, tan pronto salieron de Sandgem, Giratina salió de su sombra, y Platina se montó en él, — ¿Todo listo

Platina? —Le preguntó el dragón corriendo, — Si, todo listo — le afirmó la chica y ambos se sumergieron en la sombra grande

bajo Giratina, y viajaron a una velocidad increíble.



Se podía ver todo pasar muy rápido, Starly, Bidoof, muchas cosas, muchos Pokemon a los que pasaban con gran velocidad,

luego llegaron a Jubilife, donde traspasaban los edificios de manera muy rápida. Hasta que de pronto vieron a dos chicos, uno

de cabello rubio, y a otro de cabello oscuro, estaban en una situación peligrosa, rodeado de hombres con uniforme blanco,

Giratina se detuvo inmediatamente, de manera confusa para Platina, — Dinos, sabemos que lo han visto — le decía uno de los

uniformados al chico rubio, — Como si supiéramos algo, no sabemos nada, somos simples comediantes, pero me importa poco

si puedes creerme — el chico era muy arriesgado, estaba a punto de arreglárselas con puños contra al menos 10 personas, en

todo esto Platina abandonó la sombra y se escondió, afortunadamente estaban pegados a un edificio, encontrar una pared no

fue difícil, el guardián se volvió a esconder en la sombra, y Platina analizó bien la situación, miró al chico, y pensaba como si

fuese el destino haberlos encontrado, no le tomó tiempo a la chica conocer al rubio, lo podía ver a través de sus ojos,

arriesgado, pero está ahí con su amigo, Lealtad, Valor, esas eran las cualidades que Platina buscaba entre sus compañeros,

ella volteó a ver al otro chico, pero se dio cuenta que él ya la miraba, y con una sonrisa, Percepción..., podía notar la misma

que ella tiene en ese chico, está viendo a través de ella por sus ojos, tiene una percepción increíble, no solo eso, aun a pesar

de la situación peligrosa, la mira como si nada estuviera pasando, alguien capaz de analizar siempre las cosas sería útil,

— ¿Qué estás mirando? — dijo un uniformado notando la mirada perdida del chico de cabello oscuro, por lo que dio con Platina,

— Pero miren qué tenemos aquí... — rápidamente y sin pensarlo ella abrió la caja, miró las 3 Pokeballs y tomó una, para

liberar a Piplup de esta, dejó caer las otras 2 Pokeballs con cálculo, rodando hasta los chicos, y mientras estaban todos los

uniformados mirándola, ellos liberaron a Chimchar y a Turtwig de las otras Pokeball, rápidamente Chimchar arañaba a los

uniformados, uno por uno, este era muy ágil, Turtwig tenía una enorme fuerza, podía embestir lo que sea, mientras Piplup se

tomaba su tiempo, esquivando a los uniformados.



Al poco tiempo ellos se cansaron y enviaron a sus Pokemon, rodeando a los 3 adolescentes, era una combinación de Zubat,

Bidoof, Stunky y Glameow, los 3 Pokemon no podrían, eran mas de 10 ellos, entonces se escuchó un rugido detrás de los

uniformados, así como se elevaba una sombra sobre todos, todos se quedaban asombrados con el tamaño del Pokemon que

los miraba, era enorme, indescriptible, uno de los uniformados sacó de una de sus bolsas un trasmisor, — Está en Jubilife,

¡ayuda! —Le dijo a la persona del otro lado de la transmisión, Giratina volvió a rugir, todos los uniformados estaban

aterrorizados, sus Pokemon ya habían huido, pero los dos chicos y los 3 Pokemon se quedaron ahí, junto a Platina, — ¿Quién

los envía? —Dijo dando lentos pasos hacia el chico del trasmisor, quien lo arrojó y salió corriendo como todos los demás,

Platina tomó el trasmisor y lo colocó cerca de su cara, — ¿Qué es lo que buscas? — se escuchaba una risa tenebrosa y grave

de la bocina, — Al guardián, a Giratina — decía sin dejar de reírse, — ¿Para qué? — las palabras de la chica eran frías y

directas, estaba molesta — Por que él se interpone en la jugada, sin él los maestros se encargaran de este mundo de una vez

por todas, y solo nosotros que nos inclinamos ante el señor reinaremos en el nuevo mundo — terminó y rió a carcajadas para

luego terminar la transmisión, Platina arrojó el trasmisor, pensó 2 o 3 veces lo que acababa de escuchar, era increíble lo que

recién le habían dicho, parecían diálogos de una historia cómica barata, pero su misión ya era bastante increíble, debía abrir

sus creencias, — Muchas gracias por la ayuda grandote, y también a usted señorita — decía el chico rubio, — De nada

muchacho — le respondió Giratina a lo cuál se quedó impactado el joven, — Giratina — regañó Platina al dragón, — ¿Qué?, si

no hubieses querido que hablara me hubieses puesto un bozal — bromeó, haciendo reír a Platina y al rubio sin poder evitarlo,

haciéndolo reír a él también, — Jamás había visto un Pokemon que hablara — dijo el rubio sin dejar de ver al inmenso dragón

— Gracias por salvarnos señorita — decía una voz muy calmada proveniente del otro chico, — No es nada, ¿Qué buscaban de

ustedes?, ¿Quiénes son? — les preguntaba para luego cubrir su boca en preocupación, temiendo haber sido descortés, cosa

que al parecer provocaba una sensación de felicidad en el chico de cabello oscuro que Giratina notaba y hacía que bufara de

fastidio, — Yo soy Pearl, y él es Diamond — decía el chico rubio, — Somos simples comediantes de Jubilife, y lo que ellos

buscaban, por lo que me decían que buscaban, era él... — dijo y apuntó a Giratina con el dedo, — Bueno, eso me lo esperaba,

soy tan popular y me quieren tanto — dijo el guardián y dejó salir una carcajada para luego sonreír de nuevo, que buscaran a

Giratina no era nada fuera de lo común, siendo que él significaba mucho peligro para los perros que lo traicionaron,

— Lamentablemente dudo que podamos seguir siendo comediantes, no como antes — decía Diamond, — ¿Qué rayos dices

Dia?, somos los mejores y lo sabes — preguntó algo alterado el rubio, — Si, pero dado a que nos han visto con la señorita y el

señor Giratina, no podremos seguir de manera normal, ellos nos buscaran de nuevo para dar con ellos — lo que decía era

verdad, no descansarían hasta dar con Giratina, — Qué rayos estamos haciendo aquí, ¿Eh?, vamonos, no hay tiempo que

perder — dijo hiperactivo Pearl, en todo esto Platina los había visto con cierta confusión, que no la había dejado notar que

llevaba una sonrisa en la cara, — ¿Por qué no nos acompañan?, será fácil perderlos si estamos juntos — dijo con pocas

palabras la chica, — ¿Ves?, ella si sabe actuar rápido, — dijo poniéndose frente a Platina, — Señorita, ¿A dónde vamos? —Dijo

dispuesto el rubio, — Pero Pearl, no sabemos si debemos causarles problemas — dijo Diamond con esa voz que parecía no

cambiar de tono, siempre calmado, — Es mejor que hacer nada, ¡vamos! — dijo de nuevo con ansias, — Uhm, bueno —

murmuró Platina para luego voltear a ver al guardián, — Andando, me haré sombra para pasar desapercibido — dijo mientras

se sumergía en su propia sombra el dragón, cosa que asombró a los dos chicos. Al poco tiempo terminaron de discutir y se

pusieron a seguir a Platina y a Giratina sin mucha opción.



Después de mucho tiempo de caminar hacia la próxima ciudad, la noche cayó, y tuvieron que acampar. — Toma — le dijo

Diamond a Platina, entregándole la Pokeball de Turtwig — Gracias por ayudarnos — intervino Pearl en el acto, — Pero tú

liberaste a Turtwig, ¿no le haz preguntado si de verdad quiere separarse de ti? — le preguntó Platina, haciendo que liberara a

la tortuga de nuevo, — Es cierto..., puedo notarlo — dijo serenamente el chico, — No pueden tomar decisiones con sus

Pokemon sin primero discutirlas con ellos mismos — les explicó Giratina, hablándoles desde la sombra, haciendo que Pearl

mirara su Pokeball con Chimchar adentro para luego sacarlo de su Pokeball, — ¿Es cierto Chimchar? — le preguntó al Pokemon

quien asintió muchas veces. Luego de estar un rato hablando entre ellos, llegó la hora de dormir, — Iré a lavar mi cara, hay un

pequeño charco por aquí cerca, ambos chicos asintieron, — Yo te llevo — se ofreció Giratina, a lo que ella aceptó, se introdujo

en su sombra, impactando a los dos chicos, y viajó a una velocidad increíble, — ¿Viste eso?, algo no nos han dicho aquí...,

¿Verdad? — terminó con la pregunta el rubio para luego voltear a ver que su amigo ya estaba dormido, haciendo que se

molestara.



Luego de llevarla, Giratina observa a Platina lavar su cara con el agua del charco, ella había dejado a su Ponyta, quien había

traído de la mansión como acompañante salir, al igual que Piplup, a quien eligió de la caja, quería que ellos bebieran agua del

charco, — Este mundo es muy grande, por eso me gusta mucho — decía Giratina viendo el cielo oscuro y lleno de estrellas,

— Si, la mansión es muy grande, pero jamás se compara con la libertad que tiene el viento — , dijo terminando de lavar su

cara para ver al dragón, a quien le sonrió al notar su mirada, — Así es, por eso debo proteger este querido mundo, cueste lo

que cueste — dijo el guardián para acercarse al charco a beber agua también — Es como contar las estrellas, siempre

encuentras algo de este mundo que te hace que lo quieras más — decía Platina, como si estuviese hablando por el dragón,

quien asintió en sorpresa, — Vaya, me conoces muy bien — admitió dejando salir carcajadas que se escucharon en todo el

lugar, — Shhh — le pidió la chica silencio, era bastante noche y no debían hacer ruido, la chica le dio una media sonrisa al

guardián y miró el cielo, a las estrellas, las veía una por una, eran muy hermosas, hacían que el tiempo no pasara, hasta que

de pronto notó una, una estrella roja, parpadeando, ella tomó aire del susto, el solo verla le había dado un escalofrío,

— Platina, ¿estás bien?, ¿Qué pasa? — le preguntó preocupado Giratina, sabía que esa mirada no era común en ella, hasta que

miró donde los ojos de la chica se encontraban, y vio esa estrella roja parpadeante, el guardián duró un poco en silencio, — Se

acerca... el cometa — aclaró con miedo ante la gran estrella roja. El cometa se acercaba, la fecha de la batalla decisiva se

aproximaba, y no estaban listos, nadie lo estaba, pero tenían que estarlo, para cuando el cometa llegara, tenían que estar

listos, para la organización misteriosa, Dialga, Palkia... y el Cometa...


FIN DEL CAPITULO 1.Gracias