kori no shinzo

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Natasha Arkadievna, 21 Julio 2011.

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    Natasha Arkadievna

    Natasha Arkadievna Iniciado

    Aries
    Miembro desde:
    21 Julio 2011
    Mensajes:
    3
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    kori no shinzo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    7027
    Hola a todos. Este es mi primer fic original, va de vampiros y licantropos. Espero que os guste a todos y ser buenos ya que es mi primera historia original besitos a todos. Espero comentarios^^



    Capítulo 1: Encuentros inesperados

    Ya hacía muchas horas que se había hecho de noche. La luna estaba ya impuesta en el estrellado cielo, esta noche era luna llena, es mi estado lunar favorito. No sabía porque pero lo era.
    consulté mi reloj, marcaba las 02.00, la noche ya estaba demasiado entrada y él llegaba tarde. Me empecé a preocupar.
    No sabía todavía si lo que estaba haciendo era lo correcto, pero a lo hecho pecho. Esa noche me iba a fugar con él, con el amor de mi vida, con Dasfinguer Williams. El futuro príncipe del reino.
    nuestro amor era imposible, pues yo solo era una simple doncella en aquel inmenso palacio. La única forma de estar juntos era escaparnos.
    La hora acordada para ello era estar a la 01.00 en el bosque del palacio...pero Dasfinguer ya llevaba una hora de retraso...y estaba empezando a pensar que algo iba mal.
    De repente, oí un ruido extraño detrás miá...un ruido que poco a poco se iba acercando cada vez más. Me asusté y ya estaba empezando a dudar que él fuese a aparecer. Decidí que lo mejor seria irse corriendo de allí pues aquella cosa se estaba acercando cada vez más a mi.
    eche a correr pero corrí la mala suerte de tropezar con una rama y caí de lleno al suelo, y entonces vi que era aquella cosa que me estaba persiguiendo...era él...Dasfinguer.
    estaba muy cambiado, tenia los ojos teñidos de rojo y unos colmillos salían de sus labios.
    -¡Dasfinguer!- grite asustada- por favor no me hagas daño...por favor
    -Lo siento Eleanor, esta es la única manera, ademas ya no puedo aguantar mas.
    entonces sucedió. El me clavo sus colmillos en mi cuello, arrancándome mi mas preciado tesoro...mi alma
    Mi transformación empezó y sabia que estaba abandonando mi vida de mortal poco a poco mi corazón dejo de latir...hasta que...
    En ese momento me desperté bruscamente. Otra vez me había sucedido.
    -Eleanor- dijo una voz femenina- ¿te encuentras bien?
    -Si tranquila- la tranquilizo Eleanor- es sólo que he vuelto a tener aquella pesadilla.
    Eleanor volvió a tener esa pesadilla. Era extraño pero desde que tenía 14 años. Casi todas las noches sucedía lo mismo. Tenía ese extraño sueño y por más vueltas que le daba, no conseguía sacar una conclusión clara de aquella pesadilla y eso le frustraba. Lo único que tenía claro era que la chica del sueño...era ella misma.
    Eleanor era la mayor de la familia Wells. Era alta, pelirroja de tez muy palida y ojos verdes. Tenía un buen cuerpo formado y lo que más destacaba de ella era su pecho pronunciado.
    La joven pelirroja estaba preocupada, por más que lo intentaba no conseguía quitarse ese sueño de la cabeza. Pero ahora no tenía tiempo de cavilar en sus pensamientos. Su hermana se sentó a su lado, la miraba preocupada.
    Diana era la hermana pequeña de Eleanor. Tenía 17 años y era morena con ojos azules y de estatura media. Tenía un carácter demasiado frío y tenía las ideas claras. No mostraba a nadie sus sentimientos verdaderos...a nadie excepto a ella, a Eleanor. Era raro pero había un vinculo entre ellas muy fuerte, ambas sabían que se tenian a la una a la otra y aunque Eleanor era la mayor, muchas veces era Diana la que actuaba como tal, pero a ella no le importaba. Diana tenía un cometido en esta vida, protegería a su hermana pasara lo que le pasara y lo que mas le dolía era verla triste, como la estaba viendo ahora.
    -Eleanor- dijo Diana en un tono tranquilizante- hoy no deberías preocuparte por esas tonterias, ya sabes- la guiño un ojo- no todos los días se cumple 18 años.
    La pelirroja se ruborizo y se levanto de la cama, si había algo que no soportaba la mayor de las hermanas era que su hermana pequeña se preocupara por ella. Sonrio a Diana para tranquilizarla.
    -Tienes razón- La mayor le dedicó una de sus mejores sonrisas- es hora de empezar con los preparativos para la fiesta.
    -¡Esa es la actitud!- Diana parecía mas contenta ahora- te va a encantar, va a ser una fiesta por todo lo alto- la morena estaba muy contenta- habrá un baile con mucha gente importante y...
    -Espera un momento- Eleanor interumpio a su hermana- ¿como que una fiesta y un baile por todo lo alto? Yo quería algo sencillo y discreto.
    -No voy a permitir que el cumpleaños de mi hermana pase desapercibido. Nada de una celebracion cutre y discreta. El 18 cumpleaños de mi hermanita sera por todo lo alto, ¡y no hay mas de que hablar!
    A Eleanor no le quedó otro remedió que morderse el labio y resignarse, sabía perfectamente que su hermana era muy terca y nada de lo que ella le dijese podría hacerla cambiar de opinión.
    -Esta bien- se resigno Eleanor- haré lo que tu quieres, pero me debes una...y ahora me voy a cambiar. Creo que ya es hora de bajar a desayunar.
    -Tienes razón- dijo Diana con una sonrisa- bueno te dejo aquí para que te cambies. Te veo en el comedor. Adiós.
    La pelirroja espero a que su hermana saliera por la puerta para respirar aliviada.
    “al fin un poco de paz” se dijo para sí misma. Y ahora tocaba lo más difícil de todo. Enfrentar su “18 cumpleaños”.
    * * *
    Lejos de la ciudad de Bristol, en Londres, más allá del frondoso bosque se se encontraba en las afueras de la ciudad. Se hallaban las montañas más bonitas que se hayan podido ver nunca en aquel lugar.
    En invierno siempre las recubrían una gran capa de nieve, fresca y suave y en verano se estaba recubierta de césped y flores de todo tipo, mariposas y animales revoloteaban por allí… al final de estas montañas se encontraba un palacio. Era alto, con una pequeña fosa, cuatro torres y una central más alta que el resto. Parecía viejo, algo agrietado por el paso del tiempo, pero se conservaba en buen estado.
    Este palacio pertenecía a la familia Hayes. Una familia noble y de corazón bondadoso, una familia que jamás se metía en problemas. Pero el resto de la gente los repudiaban y apenas hablaban con ellos, les tenían miedo… todos en el pueblo sabían lo que ellos eran. Por eso se ocultaron en las montañas, para alejarse de los cuchilleos del pueblo. En aquella montaña se encontraban a gusto y todo les iba bien en apariencia.
    Aunque después de ese fatídico día las vidas de los jóvenes Hayes no fueron lo mismo, sobre todo para Elric.
    Él se encontraba esa mañana allí en el despacho.
    Era la habitación mas fría de la casa, la verdad es que no había calefacción. Estaba decorado por sillones de terciopelo negro, grandes estanterías con libros antiguos y una gran mesa estaba instalada en medio de la sala, era de mármol blanca y encima de ella había muchos papales, aunque Elric no estaba prestando atención a ninguno de ellos en estos momentos. Él estaba pensando en otras cosas, recordaba el pasado.
    Elric era un joven castaño de 18 años, bastante alto para su edad y con unos enigmáticos ojos verdes intensos, en cuya mirada podías perderte durante horas. Es un chico con el cuerpo bien formado, una espalda ancha, unos brazos fuertes, y unas piernas marcadas. Desgraciadamente con un pasado muy doloroso que tenía que cargar a sus espaldas.
    Estaba sentado en la enorme silla de terciopelo negro de espaldas a la puerta y la mano apoyada en el reposa brazos y colocada en su cabeza, y con la otra sujetaba ese marco, acariciándolo, anhelando a la doncella que contenía el porta retratos, de no más de 19 años, bastante hermosa y joven. Era castaña de ojos azules Elric no pudo evitar derramar una lágrima por sus mejillas. Se notaba dolor y frustración en sus ojos que estaban algo hinchados.
    Pero la paz de Elric se vio alterada. Un portazo le sacó de su nostalgia.
    -¿Ya te has vuelto a esconder aquí de nuevo?- pregunto una voz muy grave a la par que disgustada.
    Un chico aparentemente de 19 años entro en la sala con un sonoro portazo. Era un joven fuerte, musculoso, de pelo negro como el carbón y el azabache, revuelto y alborotado, que le hacía muy sexy... , Tenía unos ojos marrones intensos, como los de un animal salvaje... Por su aspecto no parecía demasiado amigable y tenía cara de pocos amigos. Su ceño estaba fundido y su tono era muy grosero.
    -Andrew- Elric dirigió la mirada a su hermano mayor, con tono de indiferencia prosiguió - ¿no te han enseñado todavía a llamar a la puerta antes de entrar?.
    -No cuando ando buscándote por todo el palacio durante un buen rato- Andrew parecía impaciente- ¿hasta cuando piensas quedarte aquí sin hacer nada? Te recuerdo que tenemos cosas que hacer.
    -Andrew- dijo Elric pausadamente- no quisiera ser grosero contigo pero me da igual lo que tengamos que hacer en este momento. Tengo mejores cosas en las que pensar. Asique si no te importa…

    Eso era el vaso que colmaba el vaso. ¿Cuánto tiempo llevaba su hermano mediano con esa actitud?… ¿semanas? incluso se aventuraría a decir que meses. Desde que sucedió aquello Elric no hacía más que pasearse por todos los rincones de la casa como un alma en pena, con la mirada agachada y absorto siempre en sus pensamientos. No atendía a nada de lo que le decían los demás. A todas horas estaba ahogado en sus recuerdos.
    Cuando no estaba por ahí dando lástima, se encerraba prácticamente las 24 horas del día en aquel dichoso despacho, incluso había veces que se pasaba días enteros allí sin salir ni siquiera a tomar el aire, y quien sabe lo que hacía en aquel lugar. Aunque Andrew se lo imaginaba. Sentirse culpable y no parar de pensar en lo que sucedió.

    La paciencia de Andrew llegó a su límite. Agarro por el cuello a Elric y le estampó bruscamente contra la pared.
    -Se puede saber…- El tono de Elric parecía sorprendido ante la actitud de su hermano.
    -¡SILENCIO!- rugió Andrew - ¿acaso estas viendo en lo que te estás convirtiendo? Me das lástima. Desde hace mas de un mes estas así como un muerto en vida deambulando por los pasillos dando pena, ¿Qué cojones pasa contigo? ¿dónde está mi hermano, el valiente y fuerte Elric Hayes? ¿DÓNDE?
    -Y que quieres que haga Andrew- Elric parecía haber reaccionado ante las palabras de su hermano- ¿quieres que actué como si nada hubiese pasado? No puedo mirar hacia otro lado y hacer como si no hubiese ocurrido nada. No lo entiendes.
    -¿Y qué crees que estaría pensando ella en estos momentos si te viera en este estado? Se avergonzaría de ti por ser tan débil y caer a la primera de cambio. Tienes que ser fuerte por los dos. Deja de dar lastima y haz lo que un hombre en tu lugar hubiera hecho. Busca a esos asquerosos chupasangre y lleva a cabo tu venganza y deja de actuar como una nenaza.

    Elric se quedó callado. Su hermano tenía toda la razón, llorando todos los días por ella no conseguiría solucionar nada. Tenía que actuar y ser fuerte. Eso es lo que ella hubiera querido para él.
    -Hermano-su tono de voz parecía ir disminuyendo- Perdóname. No se lo que me ha pasado estos últimos meses… la hecho mucho de menos…
    -Te entiendo- le consoló Andrew- pero aun así, tienes que seguir adelante.

    Elric le asintió con la cabeza. Ya era hora de pensar en el futuro y dejar el pasado atrás.
    -Bien y ahora que al fin mi hermano ha vuelto, debemos reunirnos en la sala común. Everett tiene algo importante que decirnos. Vayamos allí, no podemos perder mas el tiempo.
    Elric le miro extrañado y le siguió. ¿Qué sería eso tan importante que tenía que decirles Everett?
    ***
    Nunca se había preguntado porque, pero quitando la habitación de sus padres, su cuarto era el más grande de toda la instancia.
    Era un cuarto bien iluminado, entraba la luz perfectamente y dejaba ver todos y cada uno de los rincones del cuarto.

    Tenía muebles muy modernos, comprados en las mejores tiendas de Florencia y en medio de toda aquella sala se encontraba su cama, grande y con sábanas de seda.
    Las ventanas eran altas y con adornos en el marco y las vistas que se veían a traves de ellas eran preciosas, daban a las lejanas montañas del norte. A Eleanor le encantaba quedarse hasta altas horas de la noche mirando por aquella ventana.
    Y en un lateral del cuarto se hallaba su adorado escritorio, donde solía practicar la aficciòn favorita de Eleanor, escribir. Podía pasarse muchas horas en su cuarto escribiendo todo tipo de cosas, casi siempre perdía la noción del tiempo y ponía de los nervios a sus padres.
    Pero hoy no tenía tiempo de escribir, pues tenía que bajar a desayunar y le esperaba un día muy duro. Hoy cumplía “18 años”...18 años en apariencia. Es lo que tenía ser un inmortal, podías tener 500 años pero aún asi podías aparentar ser la doncella mas joven que se haya visto.
    Vampiresa. Eso es lo que eran Eleanor y su familia. Afortunadamente podían llevar una vida aparentemente normal por el reino. Pero en el fondo de su corazón, Eleanor odiaba ser una vampiresa, pero eso era un tema tabú que no podía hablarlo con su familia, hasta Diana no entendía porque ella pensaba así.
    Pronto Eleanor llegó al cuarto de estar a desayunar. Esa mañana decidió llevar un vestido negro con escote cuadrado. Sonrió ampliamente a su familia y se sentó en su silla.
    -¡Eleanor!- la llamó alegremente su madre- felicidades mi vida. ¿qué tal te encuentras?
    -Muy bien madre y muchas gracias- Eleanor miró a ambos lados de la mesa, echaba de menos a alguien- ¿dónde está padre?
    -Ha tenido que ir a la ciudad, ya sabes que su trabajo le requiere mucho tiempo. Pero me ha prometido que esta noche estará contigo en tú día especial.

    Eleanor sonrió a su madre, intentando ocultar lo triste que estaba en estos momentos.
    Julia Wells era la madre de Eleanor y Diana. Era una mujer de 38 años. Rubia de ojos azabaches, alta y de buen cuerpo.
    Julia era muy recta y siempre seguía las normas y el protocolo de palacio a rajatabla y eso es lo que quería para sus hijas... y esa era una de las motivos por los que Julia y Eleanor no se llevaban muy bien. Eleanor era demasiado rebelde y no sabía como tenerla a raya.

    Con el único que se llevaba bien Eleanor aparte de su hermana era con su padre, George, un hombre de 40 años, pelirrojo de ojos verdes y con un gran corazón. Todo lo los valores que tiene Eleanor y su forma de pensar se lo inculcó su padre y no se arrepiente pues George es un gran apoyo para Eleanor. Lo único que detestaba de su padre era su dichoso trabajo como banquero, le tenía ocupado todo el día, pero desgraciadamente ya se estaba empezando a acostumbrar a las continuas ausencias de su padre.
    -Bueno Eleanor- dijo Diana con un brillo especial en los ojos- termina pronto el desayuno, tenemos que ir a la cuidad enseguida.
    -¿A la cuidad?- preguntó extrañada la hermana mayor- ¿para qué?
    -Pues- a Diana se le dibujó una perversa sonrisa en el rostro- me he tomado la libertad de revisar tu armario y me he dado cuenta de que necesitas un buen vestido para esta noche. ¿o pretendías ir al baile con harapos?

    Eleanor resopló, odiaba ir de compras...o mejor dicho odiaba hacer cosas como si fuera un humano normal y corriente, como si no fuera lo que es en realidad. Pero no le quedó otra que guardarse sus pensamiento para sus adentros y aceptar lo que Diana le estaba diciendo.
    -Esta bien- dijo Eleanor resignada- y cuando se supone que vamos a ir comento la pelirroja dándole un sorbo a su te.
    -Pues ahora mismo- dijo Diana agarrando a Eleanor de la mano y arrastrándola de sala- nos vemos luego madre, ya sabes lo que tienes que hacer.

    Julia las despidió con la mano y guiño un ojo a Diana. Eleanor intento inultimente descubrir que es lo que estaban tramando ambas mujeres, pero prefirió no pensar mucho en ello.
    Algo le decía que este día iba a ser muy largo.
    ***
    -Repiteme eso más despacio por favor- pidió Andrew, no se podía creer lo que le estaba contando su hermano menor.
    -Mira que eres pesado- dijo Everett cansinamente- te lo leeré otra vez y espero que te quede claro de una maldita vez- a continuación Everett se puso a leer el pergamino que tenía en sus manos, lo estaba haciendo lentamente, como si Andew y Elric fuesen algo cortos y no pudiesen entender el contenido de la carta- "Estimados señores Halls, tenemos el honor de informarles que han sido invitados esta noche al baile que celebra la familia Wells en su palacio, con motivo de la celebración de 18 cumpleaños de la joven Wells. Esperamos su asistencia con mucho gusto.
    Atentamente. Julia Wells."

    Andrew dio un coscorrón a Everett. Le ponía de los nervios.
    -Maldito idiota- mascullo- deja de tratarme como si fuera un retrasado, entendí perfectamente a la primera, lo único es que me choca que nos hayan invitado a una ceremonia de ese tipo.
    -No veo porque no podamos ir- comentó Elric, cogiendo la carta y releyéndola- Ademas es una buena oportunidad para conocer gente nueva en la corte. Deberíamos ir.

    Andrew se quedo pensativo un buen rato. Estaba deliberando la situación.
    -No es buena idea- dijo el moreno al fin, no deberíamos ir, podría ser peligroso.
    -¡Una trampa!- Everett saltó a la defensiva- tanto bicep te está dejando mas tonto de lo que ya lo eras de por sí. ¿Me puedes decir que hay de malo en ir a un baile?...lo único peligroso que pueda suceder allí es que te pongas a bailar.

    Así es Everett. Un muchacho de 16 años, pelirrojo con una melena recogida en una coleta y de ojos verdes. Es bastante atractivo para ser tan joven y a mas de una chica del pueblo le ha llamado la atención. Es un chico que no tiene ningún reparo en decir lo que piensa y eso le ha traído mas de un problema, sobretodo con su hermano Andrew.
    -Cierra el pico niñato insolente- dijo Andrew enfurecido- tu sólo piensas en pasártelo bien, pero hay que tener cuidado. Sobretodo si se trata de gente desconocida- luego miró a Elric- ¿tu que opinas?
    Elric pensó bien en la respuesta que iba a dar a su hermano mayor.
    -Creo que Everett tiene razón- Elric no se ando con rodeos- estás exagerando las cosas. Solo es un baile, no va ha pasar nada. Hasta puede que nos lo pasemos bien y todo.
    Eso era un 2-0, Andrew no podía hacer nada contra eso. Ellos habían ganado por esta vez.
    -Esta bien- se resignó Andrew- pero que no se diga que no os he advertido.
    -Genial- dijo ilusionado el pelirrojo- ahora tenemos que irnos a la ciudad. Tenemos que comprar muchas cosas para esta noche.
    -¿Que cosas?- quiso saber Andrew.
    -Pues a menos que no quieras ir desnudo al baile yo creo que deberías comprarte ropa adecuada- sugirió Elric con un aspecto divertido.

    Andrew no había contado con aquello. Ropa de etiqueta...es lo que más detestaba de pertenecer a la alta categoría, guardar las apariencias.
    ***
    Llevaban recorridas mas de 20 tiendas en todo el día y el resultado seguía siendo el mismo: nada. No había ningún vestido que convenciera a Eleanor para debutar en su gran noche y Diana ya estaba empezando a sospechar que su hermana lo estaba haciendo a propósito para fastidiarla.
    -¿Cómo es posible que no te haya gustado ninguno de los vestidos?- dijo Diana empezando a perder la poca paciencia que le quedaba.
    -No tengo la culpa- se defendió la pelirroja- no me gusta ninguno, creo que esto es una perdida de tiempo...deberíamos...
    -¡Eso ni soñarlo! Que te quede bien claro que no vamos a irnos de la ciudad hasta que tengas tu vestido- luego se detenio ante otro escaparate- vamos a probar en esta tienda.

    Elanor por su parte solo pudo refunfuñar. Entraron a una tienda un tanto iluminada por el día. Se podía apreciar su gran variedad tanto en vestidos como en trajes para hombre. Tenía toda clase de estilos. Eleanor tuvo la corazonada de que en esta tienda podría hallar su vestido.
    -Voy a mirar por allí- dijo la pelirroja- creo que he encontrado uno que me gusta.
    Diana la sonrió esperanzada y vio como su hermana se metía entre vestidos. La morena suspiro aliviada. Al fin parecía que a su hermana le gustaba una tienda. Aveces se cuestionaba cual de las dos era mas tozuda.
    Mientras su hermana mayor se decidía por elegir un vestido, ella también se puso a miralos, la verdad es que a ella también le hacia falta un vestido y esta era la ocasión idónea para elegirlo.
    A diferencia de su hermana, ella no tardaría mucho en elegir uno pero entonces tuvo un pequeño mareo. Se tuvo que sujetar a la pared para no caerse. Diana se mordió un labio.
    Hacia un par de días que no había salido a cazar y ese error le estaba empezando a pasar factura. Lo peor de todo era estar tan rodeada de humanos, ese olor la estaba empezando a traer por el camino de la perdición. Pero tenía que ser fuerte, nadie en la cuidad sabía lo que era ella ni su familia y ahora no podía echarlo todo a perder.
    Iba a salir de la tienda a tomar el aire fresco cuando se choco con un tipo.
    Era alto, con músculos marcados y moreno de pelo revuelto y con unos ojos achocolatados muy bonitos.

    -Mira por donde vas- le dijo aquel tipo de malas maneras- ¿estás en las nubes o que?
    Instantáneamente Diana le dedico una mirada asesina. No toleraba que nadie la pisara y mucho menos un hombre. Ese tío no sabia lo que había echo.
    -Veo que la educación no es tu punto fuerte- dijo Diana mirándolo de arriba a abajo- pero lo raro es que hayan dejado entrar en esta tienda a un gromañon como tu.
    Andrew se la quedó mirando sorprendido. Hacia mucho tiempo que no encontraba a alguien que se atreviera a plantarle cara. No sabia porque, pero aquella chica no le gustaba nada. No le daba buena espina.

    -Mira lo que tenemos aquí- dijo el moreno- si la niñata se pone chula. Por que no te vas a mirar vestiditos y me dejas tranquilo.
    Diana medio sonrió. Encima le había tocado al típico tío machista. Eso era la gota que colmó el vaso.
    La morena no se lo pensó dos veces y le asesto un patada en la entrepierna de aquel tipo.
    Andrew cayó automáticamente al suelo, retorciéndose de dolor. No podía creerse que en aquel cuerpo tan pequeño pudiese haber tanta fuerza.
    -Maldita niñata- masculló Andrew.
    -Así aprenderás a ser mas educado, grosero impertinente- dijo Diana con una sonrisa triunfante en el rostro.
    -¡Diana!- Elaanor la alerto- se puede saber que estás haciendo. Anda vamonos de aquí antes de que este pobre hombre acabe peor todavía.

    La pelirroja se llevo a su hermana de la tienda dejando a Andrew ahí tirado encogiéndose del dolor todavía.
    Everett, que había observado la escena desde el principio, no pudo evitar soltar una gran carcajada, mientras que Elric se ponía rojo del espectáculo que acababa de ofrecer su hermano.
    -La chica tenía razón- comentó everett- si hubieras sido mas amable.
    -callate enano- dijo Andrew levantándose- no se quien esa maldita, pero esto no se va a quedar así.

    Ahora Andrew solo tenia una cosa en mente. Encontrar a aquella muchacha y devolverle por dos la humillación que le había echo.
    ***
    Asqueada.
    Esa es la palabra que daría Eleanor si tuviera que describir como se sentía en su baile de cumpleaños.
    Lo único interesante de la noche fue el baile de salón que abrió con su padre, pero no pudo disfrutar mucho de su presencia. Una gran masa de chicos reclamaban constantemente la presencia de la pelirroja, y todos para lo mismo. La pretendían. Eso la agobiaba mucho, a Eleanor no le gustaban las relaciones y muchísimo menos atarse algo de por vida. No creía en el amor y cumplir la mayoría de edad sólo la traía complicaciones.

    Su madre no hacia mas que presionarla con el tema del casamiento y Eleanor sabía que no podia estar huyendo del tema por mas tiempo, tarde o temprano tendria que casarse y sabía que si ella no elegia un pretendiente pronto, sus padres la obligarian a casarse con un hombre que ella no amara y eso es lo que menos quiere. Si se casa al menos que fuera con alguien a quien ella amase.
    El ambiente del baile la agobiaba demasiado, Tanta hipocresía, tantas ambiciones de poder y tanta falsedad no podía con ella. Tuvo que escaparse de allí o de lo contrario podría armar algún escándalo que solo la trajera terribles consecuencias.
    La pelirroja se hallaba fuera del castillo, concreta mente en uno de los bancos del jardín.
    Eleanor siempre iba alli cuando necesitaba pensar. Era su sitio favorito de todo el palacio. El jardín era el lugar mas grande de toda la instancia, con grandes arboles con una inmensa altura y setos con rosas tanto negras y rojas le daba un toque alegre a ese palacio, en el centro del jardín había un pequeño lago y esa noche en él estaba reflejada la luna llena. Eleanor se quedó mirando aquel lago, metida en sus pensamientos. Se le ocurrió verse en aquel lago y al ver su imagen, tan perfecta y radiante solo pudo hacer una cosa, tirar una piedra con rabia, haciendo que su imagen se deformara.

    -No deberías estar disfrutando de la fiesta- dijo una voz desconocida a espaldas de Eleanor.
    La pelirroja iba a contestarle con una grosería a aquel tipo, como por ejemplo que no se metiera donde no le llamaban pero al toparse con él , Eleanor se quedo congelada.
    Un chico de no mas de 18 año, muy alto para su edad, castaño y bastante atractivo. pero sin lugar a dudas lo que mas le atrajo de él fueron sus ojos verdes oscuros intensos, por un momento parecía que la iban a atrapar de un instante a otro.
    Eleanor recordó que tenía que contestar.

    -Esto...si debería estar ahí dentro- dijo ruborizada- pero me estaba agobiando allí adentro, decidí salir a tomar el aire.
    -Ya veo- el chico no dejaba de mirarla- supongo que la vida de palacio es muy estresante.
    -Si eso dicen- no le apetecía decirle que era la anfitriona de la fiesta- ¿y tú?- pregunto curiosamente- ¿no deberías estar allí dentro también?
    -No me gustan este tipo de fiestas- confesó Elric- demasiada gente ambiciosa diría yo, estaba también disfrutando de esta hermosa noche cuando he topado contigo, hice bien en salir.

    ante ese halago Eleanor volvió a ruborizarse, normalmente estaba acostumbrada a ese tipo de cumplidos pero no sabía porque los de él la causaban rubor.
    -La verdad es que si que hace una bonita noche- dijo Eleanor parándose a contemplar las estrellas- este cielo no se contempla todos los días- luego callo en la cuenta de que no había visto antes a aquel chico- por cierto...eres extranjero, no recuerdo haberte visto antes por aquí.
    Elric se quedó pensativo,no sabía si debería contarle la verdad a aquella desconocida. Se quedo muy impresionado cuando la vio. una joven de su edad, pelirroja y con esos deslumbrantes ojos verdes, era muy atractiva. algo la atrajo de ella, esa mirada triste...de una manera u otra la recordaban a ella.
    -soy de aqui- dijo al fin Elric- pero no frecuento mucho la ciudad, soy demasiado ermitaño.
    Elanor le sonrió y Elric quedó atrapado por esa sonrisa, hacia mucho tiempo que no se sentía así. Era la sonrisa mas pura y sincera que había visto en mucho tiempo.
    De repente una música le saco de sus pensamientos. Aún estando en el jardín se podía oír la música del baile.
    -Me parece un pecado que luciendo tan hermosa esta noche te prives de bailar- dio Elric extendiéndole la mano- ¿te apetece bailar?
    en otra situación Elanor le hubiera contestado con una negativa, pero ese enigmático chico le parecía tan interesante que decidió lanzarse.
    -De acuerdo- dijo la pelirroja cogiéndole la mano- pero te advierto que no soy buena bailando.
    -Tranquila- Elric uso un tono bastante amable- confía en mi y dejate llevar.

    en cuanto empezó la canción ambos se pusieron a bailar, parecía como si hubieran nacido para esto. cada uno se anticipaba al paso del otro haciendo que parecía que hubisen nacido para bailar, iban al compás de la música y en ningún momento miraron al suelo, solo se miraban a los ojos.
    Ninguno dijo nada, solo se observaban en silencio, guardándose sus opiniones. Eleanor y elric sintieron como si en ese momento se congelase y solo existieran ellos dos. Nada podría estropear este mágico momento.
    Pero no todo duro eternamente.
    un joven pelirrojo con una coleta hasta la cintura se acercó hasta ellos, en su rostro se podía apreciar preocupación.
    -Siento interrumpir- se disculpo Everett- pero es preciso que vengas conmigo Elric, ha habido complicaciones.
    Elric solto a eleanor y la miro por ultima vez.
    -Lo siento bella dama- dijo apenado Elric- he de irme, espero verla pronto.
    -A..Adiós- articulo como pudo Eleanor.

    y la pelirroja vio como ese misterioso chico se iba con el pelirrojo hacia el castillo de nuevo.
    Eleanor se sentó de nuevo al banco con una gran sonrisa dibujada en su rostro.

    ***
    Cada minuto que pasaba era una agonía para ella. Sus facciones humanas desaparecieron de su rostro completamente.
    Sus ojos ya no eran azules celestes, se volvieron totalmente rojos y en sus labios crecieron ya sus colmillos que indicaban perfectamente lo que era.

    a causa del esfuerzo al que estaba sometida, su pelo estaba en las peores condiciones y su vestido estaba completamente manchado de barro y rasgado por todas partes por las ramas de los árboles.
    Diana no pensó que la afectaría tanto estar sin beber sangre tantos días, pero la realidad era otra distinta. Tuvo que salir rápidamente del palacio, entre los invitados se encontraban humanos y no podía cometer tal error. Salió al bosque rápidamente.
    Necesitaba sangre ya la daba igual si era de un animal o de un humano, pero la necesitaba. Y la suerte corrió de su lado.
    Allá a lo lejos pudo divisar a un hombre, debía tener unos 40 años. diana no se lo pensó dos veces y se lanzo a por él, pero justo en ese momento algo la empotro contra un árbol.
    No pudo debido a la oscuridad que había en el bosque, solo pudo observar que era un hombre bien formado y muy musculoso. La tenia agarrada del cuello, por fortuna para ella no necesitaba respirar.
    Andrew salio a dar una vuelta, estaba harto del ambiente del baile y tenia la ferviente esperanza de encontrar alguna diversión, y cual fue su sorpresa al ver a un vampiro rondando por el bosque.
    al principio el pensaba que la conocía de algo, pero no era así. Definitivamente no había visto antes a esa chica y nadie la vería mas, pues la iba a matar en ese preciso momento.
    -Maldita chupasangres- dijo Andrew con furia- hasta aquí se acabo tu juego de matar a inocentes.
     
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    Bonita Lokita

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    Crazy of madara se reporta!!!
    ola chica!!!!
    aqui si que as peusto mas narracion, ¡felicitaciones! describiste todo al pies de la letra y mas claro que el agua,
    el ugion largo es mejor, usalo para tu siguiente fic, recuerda: Alt+0151. es mejor
    en verdad no noto alguna falta grave de ortografia. felicitaciones!!!
    me encanta esta historia, es original tal y como era de espera, chido, abisame de tu conti plissss
    asi, tienes problemas con algunas palabras, cuidado con eso mas por los acentos.
    ATTE: Madara R
     
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