Historias Paralelas

Nota de la Autora: Konichiwoa a Todos!!!! ¿Cómo están? Sigo escribiendo mi fanfic "La Escuela que Cambio mi vida" :D pero hoy quiero inscribirme al evento "Un Adiós para Recordar", puede que el titulo les parezca que no coincide con la historia, pero es él primer titulo que pensé al escribir este fanfic, puede la historia parezca algo retorcida e incluso muchos no entiendan el final :cool: espero eso no pase, porque realmente me esmere demasiado en hacer esta historia, lo que si es que muestra mi verdadero lado retorcido (risa). En serio espero que disfruten este fanfic, puede no sea mi mejor obra, pero realmente espero ansiosa unos cuantos likes y comentarios (risa) animo y espero, me sigan leyendo en el futuro, de antemano gracias a todos los que se molestaron en leer este humilde y no tan buen fanfic ;)

Historias Paralelas​

¿Qué pensarías si hoy fuera tu último día de vida? ¿Si no pudieras tocar de nuevo el rostro de la persona que tanto amas? Simplemente… es algo triste.

Mi cuerpo se hunde en el agua, mi mano quiere alcanzar tu cuerpo que simplemente está muy lejos de mí, tu mano no existe y tu sonrisa persiste.

¿Por qué? ¿Qué sucedió? ¿Qué fue lo que hice mal? ¿Qué fue lo que pensabas? ¿Qué Cambio? Preguntas que trascienden mi mente, mientras muero lentamente.

A veces creo que si él estuviera en mi lugar, no dudaría, iría por él, usaría todas mis fuerzas, todo mi aliento, por salvarlo, pero… no todos somos iguales.

El día en que lo conocí, nunca lo olvidaré, su rostro sonriendo mientras lentamente caen pétalos de los cerezos en flor, y su imagen se vuelve un cuadro digno de pintar, una silueta preciosa y perfecta, indigna de cualquier persona, incluso para mí.

— Hola ¿Sucede algo? — me dice con su amable sonrisa, advirtiendo que no paraba de mirarlo.

— ¿Eh? No… no sucede nada — estaba nerviosa, con mi lienzo en blanco tratando de pintar el paisaje, que no podía observar porque el ahora era mi paisaje.

— ¿Estás bien? — se acercaba cada vez más a mí — te ves muy roja — yo solo quería escapar, estaba llena de vergüenza, estaba nerviosa, ¿Qué debía hacer? ¿Qué debía decirle?

— Si… estoy bien — trate de correr pero me enrede con mi taburete y caí al suelo, mientras el lienzo en blanco pegaba con mi cabeza.

Su risa, aún recuerdo su risa en ese momento, que daría por escucharla ahora, mi cuerpo se hunde y aunque sonríes, no emites sonido alguno, ¿Tanto me odiabas? ¿Tanto me repudiabas? ¿Tanto deseabas mi muerte?

Yo pintaba tu rostro, yo pintaba tu sonrisa y tu mirada, yo era feliz con solo eso, nunca te pedí más, yo dibujaba pétalos de cerezo a tu alrededor, yo te volví el Dios de mis cuadros, yo te volví mi musa, yo me enamore de ti, pero al final… no logre nada.

Tú te acercabas más a mí, no era yo, eras tú y eso me hacía sumamente feliz, aún recuerdo cada día como si fuera el último, aún recuerdo cada aliento, cada sonrisa, cada trazo de ella, cada pintura que plasme, aún las recuerdo.

— ¿En serio tu pintaste esto? — decía con una cara de admiración — vaya… ¡Me impresionas! — tu blanca y pura sonrisa solo lograban que me sonrojara, aunque aún no lo entendía.

— Si, yo pinte eso… aunque… no soy muy buena — me sentía avergonzada, porque a pesar de que muchos decían que pintaba bien, yo temía el pensará lo contrario.

— ¡Claro que no! Eres realmente buena — él parecía quererme animar — realmente el chico que pintaste aquí, pareciera como si me mirase, se ve demasiado real.

— ¿Eso piensas? — realmente estaba nerviosa, sentía que moriría, el muchacho que pinte era él, aún parecía el no lo había notado.

— Oye… ¿Quién fue el modelo? — preguntó un poco más serio.

— ¿El Modelo?

— Si, él modelo — decía más serio, mientras aún sostenía el cuadro.

— Eres tú — dije tímidamente — te pinte a ti.

Nuestro primer beso, aún recuerdo mi cuadro cayendo de sus manos para abrazarme, recuerdo mis manos tímidas sosteniendo su espalda, recuerdo sus palabras “Siempre te amaré” me pregunto si no fueron mentiras.

Sigues parado en el mismo sitio, sigo alejándome más de ti, mis manos entran en desesperación, ¡Quiero alcanzarte! ¡Por favor! ¡Ayúdame a alcanzarte! Yo… yo… ¡Aún te amo!

— ¡Hey Sumiko! — el me llamaba aquel día, en aquel parque.

— ¿Qué sucede Juro? — dije algo distraída, ese día su figura era más hermosa que la cualquier día, esa tarde su cuerpo estaba mejor plasmado en mi cuadro.

— ¿Tú crees en la eternidad? — dijo tranquilamente mientras él seguía sentado debajo de aquel árbol que pintaba.

— ¿Eternidad? — le respondía un poco seca, mientras pintaba su silueta en mi cuadro.

— Si, inmortalidad — dijo animadamente.

— ¿Cómo los vampiros? — yo seguía pintando.

— No exactamente — parecía pensativo.

— No te entiendo Juro — ¿Inmortalidad? Muchos nos preguntamos qué es eso o como obtenerla, aún ahora recuerdo lo que en ese momento dijo él.

— Por ejemplo Sumiko, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Beethoven, Back, todos ellos, podríamos decir que son inmortales, no porque vivieron eternamente sino porque aún hablamos de ellos aunque estén muertos.

— Ya veo… — cada vez más, su silueta tan preciosa a veces se volvía huracán de ideas que no entendía del todo — pero no son los únicos inmortales — dije aún tratando de terminar su cuadro.

— ¿No lo son? — el empezó a reír dulcemente — ¿Ahora me dirás que los vampiros si existen?

— No es eso — dije agregando un poco de color alrededor del dibujo de su silueta — ellos son inmortales por lo que hacen, pero más inmortales que ellos son la “Mona Lisa”, “El David”, “La 7º Sinfonía” o “El fantasma de la opera”, las obras son incluso más inmortales que sus autores, y con ellos se muestra que existieron.

— Cierto… — el parecía nostálgico y el viento movía sus bellos cabellos — ojala pudiera llegar a ser inmortal — yo solo lo miraba.

Sus hermosos ojos café obscuro, su pelo esponjado de tono miel, su piel blanca con toques de bronceado, su cuerpo delgado y algo robusto, sus labios rosas con tonos vinos, su belleza, la belleza que admire tanto, la que ame y deseé tanto.

Mis pulmones, ya no puedo contener el aire, ya no… ¡Ayuda! El agua entra en mí ser, aún no entiendo nada, ¡Aún no quiero morir! Quiero estar un poco más contigo, aunque me odies, aunque desees mi muerte, ¡Necesito más tiempo contigo!

— ¡Mira! — dije alegremente corriendo mostrándole por fin acabado mi cuadro — ahora eres Eterno.

— ¿Eh? — el parecía confundido — ¿Por qué dices eso?

— El anterior retrato que hice de ti estaba errado, cambie tonos de pelo y de tus ojos, este es simplemente perfecto, tu imagen está plasmada en el cuadro, eres inmortal en mi cuadro, mi cuadro “Sakura´s Juro”.

— ¿Qué? — el parecía confundido.

— El cuadro será exhibido en mi escuela, ha ganado el concurso que se realizo y apenas supe que gane he venido a mostrártelo.

— ¿Un concurso? — parecía aún confundido — no me habías dicho nada de él.

— ¡Quería sorprenderte! — estaba tan feliz, quería verlo sonreír.

No puedo respirar, no puedo hablar, ya no puedo verte bien, tu imagen me es borrosa, ¿Debería llorar? Pero… ¿De qué serviría? Aunque llorara no podría ver mis lágrimas aquí, y si muero… ¿Estarías feliz? Creo si es así, sin importar mis deseos, yo moriría para hacerte feliz.

— ¿A dónde me llevas Juro? — estaba nerviosa, un poco lejos de los arboles de cerezo donde lo había conocido.

— Ya llegamos — él paraba enfrente de un lago, un hermoso lago azul

— ¡Increíble! Es hermoso — era tan bello que no pude evitar arrodillarme para tocar el agua, sentir lo fría y fresca que estaba, con brillos preciosos.

— Oye Sumiko… — decía él a mis espaldas — ¿Sabes nadar? — se oía frío y extraño.

— En realidad no — dije ignorando su tono de voz, mientras jugueteaba con el agua, creo otra en mi lugar se hubiera dado cuenta de la situación, no sé si era estúpida o simplemente confiaba tanto en él, porque lo amaba demasiado.

— Sabes… — dijo nuevamente mientras su mano se posaba en mi espalda — quiero que seas eterna — su mano me empujo y empezó a hundir mi cuerpo, el cual inconscientemente trataba de pelear contra él, pero él era demasiado fuerte.

¿Ser eterna? De que me sirve ser eterna si no puedo ni tocarte, no puedo besarte, ni si quiera decirte cuanto te amo, mi cuerpo es pesado, tengo sueño… ¿Este es el fin? ¿Nuestro fin?

Pétalos de cerezo, encima del agua, aunque la imagen es borrosa distingo algo, ¿Eres tú?, sigues parado, sigues sonriendo, aunque tu deseas mi muerte… tu estas… tu… lloras, ¿Por qué? No lo sé.

Perdóname si no fui lo que esperabas… perdóname si no pude hacerte feliz… gracias por todo… siempre te amaré… Adiós.

Hasta que la Eternidad nos vuelva a juntar.