Un te quiero te cambia todo

espero que sea de su agrado y si pueden dejar sus opiniones referente al tama, sería de gran ayuda para mi. xD
.....................................................................................................................................................................
Al voltear podía ver que él también me estaba observando, mi mejor amigo el que me sacaba siempre una sonrisa. Lo que se me pasó por la mente es que él se estaba preguntando por qué razón yo no le había dirigido casi ninguna palabra más que un hola. Lo que él tampoco sabía era que ni siquiera yo sabía la respuesta, así que se seguí con la conversación que estaba sosteniendo con mi compañera del colegio, me estaba diciendo que uno de sus amigo se encontraba enfermo, creo que tenía una enfermedad terminal, un tumor cerebral donde los doctores le dijeron que no se podía operar y que sólo era cuestión de tiempo, me sorprendió mucho al saber lo que padecía, por lo que sentí la cabeza y le dije a mi amiga:
— No te sientas mal— lo cual obviamente no dejaría de hacer puesto que uno de sus mejores amigos se encontraba con una enfermedad incurable, esas palabras sólo lo dije porque era lo adecuado en ese mismo momento.
— Estoy ayunado por el justo ahora y todos estamos en cadena de oración, ¿ora por el también sipa?— dijo mi amiga con un tono de voz que parecía que sus lágrimas estaban a punto de salir de sus ojos que hace sólo un momento resplandecía.
Hasta ahí llego la conversación y luego nos quedamos sólo en silencio mientras mis compañeros hablaban, él que particularmente hablaba con los otros parecía que quería que yo también le dirigiere la palabra mas no lo hacía. Luego viene el novio de una de mis compañeras que estaba con nosotros, nos habla y en eso nos cuenta que la práctica de la entrega de diplomas se canceló y ya no se haría, que ya nos esperaban el miércoles a las ocho de la mañana — ¡qué onda con esa profesora que nos trae para nada!— exclama una de mis compañeras totalmente molesta de que nos hubieran citado para luego decirnos que se canceló la práctica.
Aun así, si se canceló la práctica fue un lindo momento lo que compartimos todos juntos. Obviando claro lo extraño que me comporte con mi compañero, aun no me explico por qué no le hable. Luego nos llegó el momento de irnos todos a nuestras respectivas casa, empezamos a despedirnos; típico la despedida de las mujeres entre sí y con los hombres uno o dos besos en la mejilla, y la despedidas entre los hombres el apretón de manos. Cuando todos nos despedimos yo me acerque a mi compañero no sólo él se comportó extraño si no también yo, le pase la mano y le dije:
— ¿Por qué no me hablaste?— pregunte mirándole directamente a sus ojos.
— Es que no estoy muy bien, esperaba que tú me dijeras algo primero—
— Y yo esperaba algo de ti— dije haciendo una mueca
— Tengo que contarte algo— respondió con una suavidad y un tono que parecía que estaba profundamente triste, casi me puso mal también a mí de tan solo escucharlo.
Cuando me dijo todo esto le pregunte cuando íbamos a hablar, lo único con que me respondió fue con una sonrisa fingida y luego echó su cabeza y me dijo que el me avisaría. Con lo único que yo respondí era con una sonrisa y asentando la cabeza.
Me di la vuelta y ya despidiéndome de todos comencé a caminar despacio y al mismo tiempo estaba pensando en qué sería eso tan importante que me tiene que contar mi compañero, qué será, por eso causó esa reacción en él, porque él era de esas personas que no por cualquier cosa se ponía triste ni se amargaba la vida.
Al llegar a casa tras la larga caminata que hice hacia la misma, a la primera persona a la que logro ver es a mi abuela con una sonrisa en su cara, su expresión denotaba una felicidad por verme y querer saber cuándo sería mi entrega de diplomas. Lo único que le dije fue que se suspendió la práctica y se realizaría a lo improvisado el miércoles 14 de noviembre. Al terminar de informarle dirigí la mirada a su rostro le sonreí y me fui para mi cuarto a tratar de hacer pasar el tiempo con algún video juego o algo así, recién eran la 10:30 am y faltaban una hora y media para el almuerzo, cuando logro entrar a mi cuarto lo único en que logro pensar es en lo que me dijo mi amigo, quería preguntarle enviándole un texto pero era muy informal y parecía que el tema que trataríamos era muy delicado para discutirlo por mensaje. Por lo que deje de lado esa opción.
Estando tirado en el piso de mi alcoba, de todos los pensamientos que me venían en la mente era si al final yo podía ayudarle a mi amigo. Soy de esas personas que cuando conoce a otra ya empiezo a valorarle con todo el alma. Por lo que sobras la palabras decir que le quería mucho a mi amigo, aunque algunas personas ven de forma rara ese sentimiento, creen que un hombre por el simple hecho de decirle te quiero a otro piensan que existe una relación amorosa, desviándose a pensar que son homosexuales. Pero este no era el caso.
Siempre les dije a mis compañeros lo tanto que los quería, nunca les negué ese sentimiento, mas ellos si lo hacían, no los culpo, no todos son capaces de demostrar el aprecio a las otros persona.
¡Toc toc! suena la puerta de mi habitación, — ¡ven a comer!— grita mi abuela pensando que estaba escuchando música y no escuchaba lo que me decía.
— Bueno, ya voy—
Salí de mi alcoba y fui directamente a la mesa, sentándome para comer con mis abuelos. Era mi comida favorita la que se había servido, pero no tenía apetito en ese momento. Mi abuela me pregunto por qué razón no comía lo que me había servido. Le dije que no quería mientras estaba jugando con ella. Seguro que la progenitora de mi papá había notado el extraño comportamiento que poseía, mas no se atrevió a preguntar nada.
Jugando con la comida y sin haberla consumido ni siquiera un bocado, decidí llamar a mi amigo pues me mataba el suspenso y deseaba tanto saber lo que me contaría. En ese instante suena mi aparato celular lo cual podía escuchar desde mi habitación, dije en voz suave: —que se aguante el que quiere comunicarse conmigo— paro de sonar y supuse que ya no haría, cuando de un momento para otro vuelve a sonar. Yo con una mueca en el rostro voy a atender la supuesta llamada que estaba recibiendo. Cuando alce el celular y vi la pantalla, era el nombre de mi compañero el que estaba allí, me sorprendió sinceramente, en lo primero que pensé es que le había ocurrido algo malo. Con un temor a contestar y enterarme de lo que le habría podido ocurrir apreté el botón para contestar la llamada.
No dije nada, esperé a que él diga hola; pues tenía la idea de que cuando alguien le llama a otra persona la primera que debe decir hola, en este caso el saludo tenía que ser la que llamaba, cuando puse la bocina en el oído no escuche nada luego de unos segundos se escucha
— Hola, ¿estás ahí?— dice mi amigo dudando de que alguien le contesto
— Hola, aquí estoy, ¿qué pasó?—rápidamente respondo
— Ya es tiempo de hablar— me cuanta con otro tono de suspenso
— Ah… está bien—
Seguimos hablando y lo que les puedo resumir es que quedamos que el vendría a casa para dentro de una hora para hablar y de paso tomar un terere juntos. Al saber esto me sentí un poco más aliviado, pues por fin sabría lo que tanto me inquietaba.
Esos 60 minutos que parecían nunca acabar por fin se acabaron, después de unos segundos más ya siendo las 1:15 pm escucho alguien que aplaude frente a casa, salgo a ver, sí es mi compañero. Lo recibo y ya con el terere en la mano nos dirigimos a la habitación para hablar. Nos sentamos ambos mirándonos. Justo cuando iba a abrir la boca para preguntarle qué había ocurrido y si justificaba su actitud, él se adelanta e interrumpiéndome me dice:
— Amigo estoy enfermo—con unas lágrimas en los ojos
Yo en mi dudosa actitud le vuelvo a responder
— Seguro no es tan grave, ¿sólo eso querías decirme?— respondí desilusionado porque pensaba que se trataría de algo más grave
— ¡Tú no entiendes! Tengo una enfermedad terminal—
Diciendo esas palabras me da un dolor en el corazón, y lo que hago es empezar a lagrimear y diciéndole que él no tenía tal enfermedad, trataba de convencerme que todo esto era una gran broma. Cuando termino de discutirme con él me quedo en silencio por un momento, y pienso — será el de quien estábamos hablando con mi compañera; no, no va a ser— cuando salgo de mi mente lo que hago es preguntarle que enfermedad tenía y cuanto le quedaba de vida. Él me dice que tiene tumor cerebral, en lo que digo en mi mente —si era el de quien estaba hablando mi compañera— me sigue contando y me dice que los doctores le dieron sólo una semana.
— Amigo, ¿sabes qué? Yo solamente vine para decirte esto y despedirme de ti— hablaba tartamudeando pues estaba llorando
— No, no te despidas aun— también llorando respondí
— Hay algo más que quiero decirte —
— ¿Qué? — creyendo que la noticia empeoraría
— Te quiero amigo— cuando dijo todas esta palabras me abrazo fuerte, yo no podía creer que él me dijera eso, pues había sido la primera vez y creo que también la ultima
Lo único que hice fue corresponderle en el abrazo y llorar encima de su ropa, cuando termino de abrazarme, se levantó y se secó los ojos, yo lo miré y el mi dijo que ya se tenía que retirar puesto que iría despedirse de otras personas.
Otras palabras también salieron de su boca cuando se puso de espalda para retirarse
— Gracias amigo por haberme dicho siempre te quiero, te juro que esas palabras siempre me daban aliento cuando más lo necesitaba, y disculpa porque yo no las supe decir en el momento preciso, pero ahora te digo, sos la mejor persona que conocí y habrá otras afortunada que también lo harán—
Yo en shock con todo lo que me dijo, no pude responderle y sólo lo observe marchándose, caminando despacio hacia algún lado.
Con esas hermosas palabras de te quiero me toco el alma y siempre guardaré ese recuerdo en aquel día no que vino a mi casa a contarme que se iba a morir, si no lo recordaré como el día en que tocó mi corazón.
Ya han pasado varios años y desde la última vez que nos vimos en mi casa no he sabido nada de él. No sé si ya esta muerto, o por algún milagro se halla salvado, pero siempre me gusta pensar que se salvó y ahora está disfrutando mejor de su vida.

 

Capitulo 2: La sorpresa


Había terminado el año, mi colación se había realizado con éxito, fue tan lindo todo, las fotos que sacamos se convirtieron en preciosos recuerdos incomparables, ahora miro las fotos, y justo veo una en donde salimos todos juntos con el vaso del brindis al aire, y justo me viene el recuerdo perdido de la persona que olvide sin querer, era mi compañero el que estaba enfermo y desapareció del mundo de todos sus amigos incluyéndome. Nadie sabía nada, bueno era lo que yo creía. Hasta que un día me propuse buscarlo en las redes sociales, sin resultados y fui directamente con sus familiares para saber algo de él.
Me informe atreves de mi ex compañera, la misma que me había contado de que su amigo estaba enfermo el que resultó ser mi mejor amigo. Ella me dijo que él vivía en una casa con rejas blancas en la ciudad de Itaugua justo en un barrio llamado Conabi.
Mi amigo no era de esas personas que poseía muchos recursos económicos, a veces me solía pedir que le preste dinero, siempre me decía que me lo devolvería y siempre lo hacía, aun cuando yo mismo le decía que se quedara con el dinero que le preste.
Llego el día, lunes a primera hora del día cogí un autobús que me llevaría a su casa, sentía un dolor en mi estómago, eso es lo que pasa cuando me siento nervioso, trate de calmarme mas era inútil porque no podía hacerlo, no controlaba mis emociones.
Me baje y caminando a su casa se me estaba ocurriendo unos pensamiento que no quería, pensaba que él ya había muerto y que ya se le había enterrado en algún cementerio cercano a su hogar pero en todas esas ideas que me surgía estaba seguro que él al menos estaba vivo en algún lugar de Paraguay.
Por fin vi su casa, pregunte a muchas personas que se encontraba en ese lugar cuál era la casa de la familia de mi compañero. Su madre aún seguía en su hogar. Me sentía muy emocionado puesto que sólo estaba informado que el desapareció y no que ya había fallecido, eso me dio más esperanzas para seguir la incesante búsqueda.
Al llegar a su casa, aplaudí con todas las ganas del mundo de verlo a él salir a recibirme, pero no es así, es uno de sus familiares me atiende, específicamente es su madre. Al acercarse a mí, seguramente para preguntarme que era lo que quería se me ocurrió decirle que yo era el ex compañero de su hijo, puesto que yo ya la conocía mas ella no.
Cuando llego y estaba justo frente mío me dijo:
— Hola ¿en qué puedo ayudarte?— pregunta la señora con mucha amabilidad
— Hola, ¿se encuentra tu hijo?— pregunté asiéndome el desentendido
— Emm… no, no esta, viajó a otro país— respondió en tono súper cortante
— Ah… ya, ¿podría decirle que un amigo antiguo le estuvo buscando?
— ¡Si le diré!—
— Bueno muchas gracias, nos vemos ¡chau!— despidiéndome le dije
Pues la Señora no me respondió bien cuando pregunte por su hijo, me hizo raro porque cuando comenzamos la conversación todo iba bien. Me di la vuelta y dándole la espalda empecé a caminar lentamente rodeando su casa; siempre en mi actitud sospechosa porque no confiaba en la gente.
Al pasar por un costado de la casa pude ver algunas ropas tendidas en el patio, eran remeras y ropas interiores la que se encontraban en ese lugar. Me llamo la atención, estaba una remera que él solía usar cuando entrabamos en el colegio, justo el que una amiga le regalo por el día de la amistad. Si él viajó a otro país, obvio que iba a llevar su remera favorita, era como un símbolo de amistad aquel pedazo de tela.
Se me ocurrió una idea loca de repente, el ir a traer esa prenda para llevarme a escondidas, o sea me la iba a robar.
—Si me la robaré— me dije en voz baja
Me acerque a la cerca que dividía su terreno con la vereda, empecé a trepar mirando constantemente a los lados para observar si nadie me veía. Cuando estaba en la cima, salte y estando adentro de la casa rápidamente me oculte detrás de un árbol de mango. Estaba un poco nervioso de hacer esto porque era la primera vez que robaba, al instante de salir de detrás del árbol frutero, escucho la voz de madre de mi amigo
— Ya voy— grita.
Me llamó la atención porque mi compañero me había dicho que él y su madre vivían solos y que ella no tenía una pareja ni otros hijos, entonces la mujer ¿a quién estaba respondiendo?
Me atreví a ir a observar por una ventana de donde parecía salir la voz. Me asome y vi la espalda de un sujeto que se encontraba en una silla, no logre ver su rostro y cuando la Señora entro a la habitación yo rápidamente bajé la cabeza para que ella no se percatase que me encontrará ahí
— Toma tu comida hijo— dice la mujer en voz suave
—Hija de mil. No va a ser posible, ¿mi amigo del alma es el que está allí? Pero como sería posible si su madre, entonces su mamá me mintió.
Si su madre me había mentido, pensé en voltearme e ir con todo el coraje que tenía ya guardado y enfrentarle a esa mujer por haberme dicho que su hijo viajó. Pero pensé que eso sería ya exagerado, puesto que era suficiente que ya con haber irrumpido en su casa.
Cuando la Señora fue se alejó por unos momento yo aproveche para entrar y mirar quien era el que se encontraba en esa silla postrado, al parecer no se podía mover, porque la Señora le había puesto la comida en la boca. Al abrir la puerta, empezó a hacer ese rechinido típico de las películas de terror, pero no parecía una de esas si no una de suspensos.
Al llegar la puerta al tope de estar abierta, entre mirando el piso y lentamente empecé a alzar la cabeza, estaba nervioso y cuando esto ocurría en extremo se me endurecía todo el cuello. Por fin pude ver un costado de su rostro derecho de su rostro, era mi compañero quien por cierto no estaba muerto si no al parecer estaba en una sillas de ruedas, al instante me pregunte por qué era esto. Mi amigo no había notado que estaba, a un costado suyo observándole con la boca abierta del asombro y la alegría que me provocaba ver que se encontraba aún con vida.
De repente entra su mamá con un vaso de agua y al instante que ella me vio me, dejó caer su vaso, plass!!! Se escucha un ruido en toda la habitación; en eso su hijo con el susto pegó un intento de salto, pero apenas pudo moverse, todavía no notó que estaba a su lado. Su mamá tan sorprendida como yo de verme en ese lugar, asiente la cabeza y al parecer desiste de echarme de allí y se molesta en dejarnos solos a ambos
— Hijo iré a traer el limpiador— dice la mamá alzando la cabeza y mirándome fijamente a los ojos y quizás diciéndome que me daba permiso para hablar un momento con él.
Sólo la miré y dejé que se vaya y esperé a que saliera del cuarto, en ese instante traté de salir del trance en el cual me encontraba, cogí mucho coraje y me acerque a el despaciosamente, cuando ya estaba mirando la tres cuarto de su rostro me vino un dolor muy fuerte en el corazón, estaba viendo a mi mejor amigo en una silla de ruedas y ya sabemos lo que eso significa. Él se quedó paralitico, sin dudarlo.
Estaba al parecer dormido cuando lo vi allí, me dio tanta tristeza todo lo que estaba viendo, no sé si preferí verlo muerto que tendido en ese lugar. En el instante en que suspiro para decirle unas palabras, él me dice
— Me estaba preguntando cuando te atreverías a saludarme— dice con una voz ya cansada
A mí en realidad me sorprendió mucho esa reacción, para mi sorpresa ya se había percatado de mi presencia. Le respondí
— ¿Qué te pasó?—
— No lo sé, un día estaba bien y para el día siguiente ya usaba esta inmunda silla—
— Créeme que lo siento mucho—
— ¿Por qué dices eso?—
— Lo digo porque estas en una silla de ruedas paralitico—
— No lo sientas, estoy así por el simple hecho de que no he aprendido algo que Dios me quiere enseñar—
Subiendo una ceja y mirándolo fijamente empiezo a recordarme esa época en el colegio cuando me discutía con él por la razón de que no creía en Dios ni nada que tenga que ver con eso. Siempre la discusión terminaba con una pelea, yo tenía que tratar de hacerle comprender la existencia de un ser sobre natural mas él en su propio conocimiento decía que para cada acción hay una reacción inversa y contraria.
¿Qué entonces fue lo que le hiso cambiar de idea? No lo sé, no se me ocurrió preguntarle en ese momento pues la ocasión no daba para más detalle.
— ¿Y qué es eso qué Dios te quiere enseñar?— pregunto asiéndome nuevamente el desentendido
— No lo sé, tal vez que tengo que valorar lo que tengo y agradecer por lo que no tengo—
No entendí muy bien lo que me trato de decir en esas palabras tan simples.
— Me siento muy feliz de que… ya sabes, no estés tragando tierra— en un tono burlón dije tratando de animar el ambiente pues parecía que la tristeza nos consumía a ambos
— Siiiii jajaja ¡claro que no!— sonríe y dice en un tono mucho más vivo que hace rato
Ese era el amigo a quien conocí y aprendí a querer, aquel que sin importar que, sacaba una sonrisa no sé hasta del vecino.
Cogí una silla que se encontraba a un costado me senté cerca de él y empezamos a charlar, intercambiamos muchas ideas, me contó cómo se sentía y que era su problema y como mantenía las fuerzas para continuar. En eso me entere que como llego a ser paralitico, también como conoció a Dios´
Lo más asombro me dio que me dijera que gracias a mi se debía todo las fuerzas que poseía, me agradeció por tantas peleas en el colegio acerca del tema de un ser sobrenatural y sólo en eso exprese una pequeña sonrisa
— ¿Sabes? Si crees de verdad con todo lo que sos él te podrá sanar—
— Si lo creo y si no me sana seguiré así como testimonio de Fe—
Me sorprendió el crecimiento espiritual que tenía y esa fe implacable.
Toda esa conversación termino cuando viene su mamá a interrumpirnos y a decirnos que él debía descansar. Yo mirándola no pude decir que puesto que también había notado que mi amigo se sentía agotado.
— Ya me tengo que retirar— dije rápidamente
— ¿Por qué te vas tan rápido? Dijo mi ex compañero
— Sí, tengo muchas cosas que hacer, pero me alegro el corazón poder saber algo de ti—
— A mí también espero que vuelvas a visitarme, como ves yo ya no puedo hacerlo con tanta facilidad—
— No te preocupes yo vendré cuando pueda, te prometo, Ah también las veces que yo no pueda venir tu irás junto a mí— volví a sonreír y expresando con fe que él volvería a caminar
— Si lo haré sólo espérame—
— Si te esperaré todo el tiempo—
— Nos vemos, cuídate— dije y salí de aquel cuarto que ahora parecía resplandecer un poco más de vida
Me marche contento y agradecido no podía pedir nada más, en eso llamo a todos mis ex compañeros para decirlo que había pasado, todos se sorprendieron y al mismo tiempo se alegraron por tal noticia.
Ya habiendo regresado a casa, entro a mi habitación y lo primero que hago es tirarme en mi cama y empezar a dormir me quedé así y empecé a soñar.