La asesina a sangre fría.

De rolear con un amigo, se me dio por lo que hemos “roleado” pasarlo a una historia, me pareció interesante la temática que llevamos. Espero que lo disfruten, aviso que es una historia trágica.

La asesina a sangre fría.​

Yo les contare una historia, la cual paso años atrás, unos diez u once años para ser especifica…

Era una noche tranquila, en la ciudad, solo se oían a los niños jugar. Las madres cocinaban, los padres arreglaban los autos o en sus casos aparatos dañados del hogar, los niños jugaban felices y hasta se les oía reír.

Yo estoy sentada en mi cama, mirando por la ventana, amo hacer eso, todo se ve tranquilo, hasta a veces puedo ver mi reflejo. Soy rubia, ojos azulados como quien diría parecidos al mar, no soy muy alta, pero apenas tengo siete años.

Los he cumplido hace nos días, mamá dijo que me llevaría al teatro, para poder ver una obra. Yo lo acepte como regalo, puesto que me gustaría volver al teatro, es hermoso, todos actúan, son felices y hasta me hacen reír.

—Lili ¿Ya estás lista? —Pregunto mi madre desde el salón.

Me sorprendí, me coloque rápido mis zapatos negros. Yo tenía ya colocado un vestido, largo y celeste, me gustaba porque según mi madre combinaba con mis ojos.

—Ya casi mamá. —Dije mientras me peinaba rápido mi cabello, baje dando saltos, mi padre me alzo y yo solo sonreí.

—Hola mi nena hermosa. —Saludo mi padre y yo solo me reí. Él, mi padre, era un hombre de cabello dorado, muy gracioso ya que parece despeinado. Sus ojos son verdes, jade, son como las hojas en primavera. Tiene brazos grandes, siempre me alza.

Mi madre es una mujer hermosa, según los comentarios de mi padre, ella tiene cabello más dorado y brillante que mi padre y sus ojos son azulados como los mío. Ah, y tengo un hermano, de catorce años, él es bien grande, siempre me cuida mucho, tiene cabello rubio y ojos jades como papá.

Mi hermano bajo, hasta donde estábamos, él tenía una ropa, igual a mi padre, negra, como muy formal, un smokin, a diferencia de mi madre, quien tiene un vestido azul y zapatos del mismo color.

Salimos caminando. La noche era tranquila y había una hermosa luna llena. Tal vez olvide un pequeño detalle, de mi familia yo y mi hermano, somos vampiros. Es gracias a una prima de nosotros quien en un juego nos mordió y ahora lo somos. ¡Muy genial!

Caminando por la calle, yo delante de mis padres saltando y jugando como siempre, mi hermano a la par de mis padres, caminando tranquilos. No basto mucho, llegamos al teatro, era enorme y mucha gente transitaba por cerca, las calles repletas, mi padre tomo mi mano, para que no me pierda.

Cuando entramos, mi padre nos compro los cuatro boletos y nos fuimos a sentar, yo elegí una fila del medio al centro. Me senté muy emocionada.

Fue larga la función, pero fue muy entretenida. Al salir de ahí, nos metimos por un atajo, unas calles vacías diría yo. Yo estaba esta vez de la mano de mi madre. Ya no correría era tarde y caminar por ahí me daba miedo.
En eso un hombre sale delante de nosotros. Me asuste al ver que tenía un arma. Nos apunto e inmediatamente grito.

—Dame todo el dinero. —Le grito a mi padre, yo aterrada y sorprendida, me aferre al brazo de mi madre, quien me oculto tras ella.

Escuche un disparo y pude ver como mi padre caía ensangrentado al suelo. Volví a escuchar otro disparo, vi como cayo mi madre al suelo, en shock, vi como la sangre, cubría la escena, miraba todo aterrada.

—Muere. ¡Ahora! —Grito y vi como mi hermano se colocaba delante de mí.

—A ella no le hagas daño. —Dijo mi hermano cubriéndome, pude ver, como la bala lo traspaso. En ver caer a mi hermano, escuche sirenas de policías.

El ladrón huyo, quede quieta, en shock, rodeada de la sangre de mis familiares.

Eso paso hace muchos años… esto es lo que ocurre ahora.

Cargando un francotirador, observa el edificio, y sube por unas escaleras de la parte de afuera, llega a la terraza. Observa la vista detenidamente, sonríe al ver aún niño. Apunta su arma a él, logra divisar que tendría entre cinco o seis años. Lo piensa unos minutos y dispara, dándole justo.

—Justo en el blanco… —Musito. Sonríe, viendo como todos corrían a la urgencia.

Escucha unos pasos detrás de ella, se voltea y ve a unos oficiales y un detective.

El detective, era de cabello negro largo, usando un traje negro y elegante, su color de ojos pues muy oscuros, casi negros. Zapatos negros y pantalón azul, pegado al cuerpo y siempre con un saco de alta clase con algunos artefactos oscuros.

—¡Pero qué mierda haces!, ese niño no te había hecho nada—exclamó el detective, William encaró a la francotiradora, cuya bala todavía no se recargaba por completo.

Ella sonrío levemente, luego de pensarlo unos segundos, se paro en la pared pequeña que había en la terraza lanzándose desde ahí hasta el suelo, de espaldas.

Todos los oficiales junto al detective bajaron rápidamente siguiéndola, no la iban a perder de vista, había matado un inocente. Ella logra escapar donde llega a detrás de una casa. Para su mala suerte, unos niños la ven.

Al ver el arma que porta, se asustaron, salieron corriendo y gritando. Ella sin dudarlo, saco su magnum y le disparo a ambos en la cabeza. Suspiro al ver escuchado que gritaron.

—Ahora por culpa de ellos me descubrirán más rápido. —Exclamo molesta. Y al notar que el detective y los oficiales la rodeaban, sonrió.

—Tsk ¿Te gusta dispararle a civiles, desarmados? —Cuestiono enojado.

Ella solo sonrió de forma insoportable. Junto sus manos al frente de la misma.

—Arresten-me —Dijo firme, pero sin dejar de sonreír.

Cuando un oficial se acerco a ella, la susodicha lo atravesó con un “kunai” que tenía escondido entre sus manos.

—No solo atacó civiles, también atacó personas armadas. —Hablo con arrogancia.

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Hasta aquí llego el primer cap, acepto criticas, ganas de matarme, todo lo acepto.

 

Perdón a tardanza. Me fui a la playa unos días. ¡Eh vuelto! Y ahora a lo que les importa, el segundo capítulo de mi Historia.

Capitulo 2: La condena a muerte.​

El detective disparó a la mano de la mujer, hiriéndola y haciendo automáticamente que ella soltara su arma, con la que anteriormente había herido a un oficial. Ella solo se observo su mano herida y lo miro con puro odio.

—Vaya… ¿No es un Kunai un arma vieja? —Cuestiono burlonamente el detective, mientras que los demás oficiales solo retrocedían al ver como el oficial atacado, quedaba muerto en solo instantes.

Ella solo se retuvo a gruñir por lo bajo, luego sonrió. De un momento a otro, cayó contra el suelo, quedo desmayada. Un oficial, se intento acercar a la joven. Rápidamente el detective, William, disparó en la otra mano de la joven, hiriéndola.

Lili, gimió del dolor al sentir el disparó penetrar su piel. Ya herida de ambas manos, el detective se acerco sin temor a ser atacado. La alzo como si ella fuera una princesa. Lo que cabreo más a la mujer, que solo se molesto y desvió la mirada.

—Esta podría sé podría indicar como una escena romántica, de no ser porque estás sangrando y tienes un gran expediente criminal. —Volvió a hablar burlón el detective.

Luego de eso, se dijeron, ambos individuos, hacía un tribunal. Al llegar al mismo lugar, William la dejo sentada en un sofá y espero a que el juez tomara su lugar.

—Mira, pierdes tu tiempo. Soy menor, no pueden meterme tras las rejas. —Dijo con una sonrisa, la rubia.

—Matar a un niño inocente con un francotirador, a otros dos con arma de fuego y a un oficial con un kunai. Me parece que es suficiente como para que te tomen como adulto. —Habló, intentando mantener su calma.

Ella solo lo ignoro. Solo se armo un pequeño silencio, en el que fue interrumpido por un bostezo por parte del muchacho.

—Me gusta matar niños. —Dijo de repente la rubia, con una sonrisa sádica.

—Lo sé, lo eh notado. Por eso serás metida a la cárcel. —Habló pausado.

—Me refiero. —Hizo una pausa. —A que estoy embarazada. O al menos lo estaba.

—En condiciones normales, hubiera corrido al hospital. Pero no soy tonto, tú bebé está muerto. Aún que no veo que te moleste mucho. —Contesto el chico, mirándola.

Después de unos minutos entró una mujer, sentándose en el estrado, al ver a la rubia, suspiro cansadamente.

—Wong… ¿Qué has hecho está vez? —Preguntó cansada la mujer.

—Nada, está vez nada. —Se atrevió a decir rápido.

La juez, miro a William, esperando a que le traiga el informe de lo que allá ocurrido. El joven se acerco a la juez entregándole todo el informe. La mujer comenzó a inspeccionar los papeles. Suspiro al ver todo lo escrito.

—Bueno, me parece que tendrás unos meses en la cárcel. —Dijo la mujer.

—No puede meterme a prisión. Yo aún soy menor. —Expresó con mucha fuerza la muchacha, estaba indignada y molesta.

—Si me permite decirlo. Creo que debería condenarla a muerte. —Habló el único hombre en la sala.

—Lo puedo hacer mañana. A partir de mañana ella tendrá 18. Lo que significa que puedo condenarla a muerte. —Habló e hizo una pausa. —Mientras tanto ella puede estar libre.

La rubia se paró, observando sus manos.

—Te desmayaras por la pérdida de sangre. —Avisó el detective.

Ella se lamió las manos ambas heridas se curaron como si hubiera sido nada, se cicatrizó. Ella se fue caminando. Dejó muy sorprendido al joven, quien no comprendía cómo había logrado ella eso.

—Ella… ¿Ella es una bruja? —Preguntó a la juez.

— ¿Has leído su expedienté? —Respondió su duda con otra duda, la juez.

—No, pero ya me lo imagino. —Hablaba mientras se sentaba en el sofá con pesadez.

La juez le pasó el gran expediente a William, quien leyó un poco las primeras páginas. Luego de haber leído levemente.

—En resumen la historia de ella se podría decir que era la de una niña normal de siete años, que un día los padres fueron asesinados delante de ella. El hermano también fue asesinado delante de ella, intentamos llevarla a un orfanato pero se negó. —Contaba. — Después de unos meses ella comenzó a asesinar gente, desde los siete quiere que todos conozcan el dolor que ella pasó, por eso mata.

El joven quedo en silencio al oír la historia. Después de un poco de charla con la juez. Se puso de pie dispuesto a irse del lugar.

—Síguela, no dejes que mate a nadie hasta mañana. —Dijo por ultimo la mujer.

El joven salió del tribunal, extrañamente la encontró parada delante de las puertas del tribunal. Exactamente de espaldas al mismo, era como si no supiera que hacer, ni a donde ir.

—Te seguiré hasta que te mueras. Que será mañana. —Confesó y en bajo bostezó.

Ella lo miro, su vista era fría, sin ganas de aguantar sus “burlas”. Se volteo y comenzó a caminar. Al pasar un hombre, ella le guiño un ojo. El nuevo hombre aparecido, completo extraño para ambos, se acerco a ella con más de una intensión en la mente.

Cuando el hombre se acerco a ella, esta lo abrazo, sin que el hombre lo note, penetró el cuello del mismo con sus afilados colmillos. Bebió muy pocas gotas del mismo, ya que fue retirada de él, por William.

—No es bueno que bebas sangre de gente que no conoces. —Le dijo a la joven, mientras que el hombre se alejo por la mirada intimidante del detective.

Ella se volteo y al verlo al detective, lo abrazo, acomodándose en el cuello de él para beber un poco de su sangre.

—Solo necesito un poco. —Dijo ella antes de lamer levemente el cuello del chico, y penetrarlo con sus colmillos, como si todo se tratara de un simple chupón.

Ella siguió bebiendo de la sangre de él, hasta unos segundos más, aproximadamente. Luego se separó, dejando alrededor de sus labios un poco de la sangre recién bebida. Se relamió los labios, gustosa, del nuevo sabor.

—Bien podrías haber utilizado algo más práctico que morderme en el cuello, tenemos venas en las manos o los dedos, ¿por qué demonios me chupaste en el cuello?, nunca he besado formalmente a una chica, así que casi te robas mi primer beso condenada vampira —WW suspiró mientras terminaba de arreglarse la cortadita, ambos avanzaron hasta llegar a un parque abandonado, sin ningún rastro de vida debido a las construcciones detenidas por el gobierno.

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Lo sigo después, espero que les allá gustado. ^^