Crossroad

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por byAle, 21 Noviembre 2011.

  1.  
    byAle

    byAle Guest

    Título:
    Crossroad
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Tragedia
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    3319
    Capitulo 1: ¿El hombre de tus sueños?

    Todo comienza en una preparatoria exactamente en el salón 5-2.
    Se encuentra un chico escribiendo en su cuaderno pautado notas musicales. El profesor se da cuenta de que no está poniendo atención.
    – ¡Iñaki, pon atención! – Exclamo el profesor furioso. Iñaki solo levanto la mirada.
    –La respuesta a su ecuación es x3- 5 – El profesor sorprendido se dirige a la pizarra dispuesto a resolverla y efectivamente ese es el resultado.
    –Vaya, además de guapo, inteligente…– Dice una chica con el cabello teñido de rubio.

    Empezando el receso la chica esperaba a que salieran todos para ir a hablar con Iñaki. Ya hacían varias semanas que tenía en la mira al chico, pero había escuchado que él era antisocial, no tenía amigos y sobre todo no le interesaba tener novia. Aunque pensaba en cambiarlo por completo era un reto para ella, quería conquistarlo no importa lo que le costara.
    –Hola Iñaki…! – Se sienta en un pupitre al lado del chico mencionado –Escucha…– se tomo un momento para pensar como decirlo. –…es la primera vez que hago esto, en realidad estoy acostumbrada a que los chicos me inviten a salir…– Jugaba con sus dedos. Mientras el chico la miraba con la ceja arqueada– ¿¡Te gustaría salir conmigo!? –cierra los ojos esperando una respuesta.
    –Lo siento…– Se pone de pie dispuesto a irse. –…ya estoy saliendo con alguien– Es obvio que estaba mintiendo, siempre le funcionaba esa escusa.
    –Ah, ¿sí? –La chica lo imita parándose.– ¿Y quién es la afortunada?
    – Alguien muy diferente a ti…–Se dirige a la puerta para salir pero la rubia lo detiene.
    –Pues aunque sea así, no me daré por vencida– La rubia le lanzo una mirada retadora. El chico esbozo una sonrisa.
    –Inténtalo…– se dice a sí mismo sin prestarle atención a la rubia.

    **************************

    Iñaki caminaba por los pasillos de la escuela, y como siempre acaparando la atención de todas las chicas.
    – ¡Hola Iñaki! – Se le acerca una chica. Este la ignora por completo.
    –Iñaki, me preguntaba si…?– Se le acerca otra, pero este la interrumpe con un “NO” tan seco como rio en tiempo de sequia.
    –Iñaki, ¿Me cantas una canción? – El muchacho le sonríe lo más amable que puede. Los ojos de la chica se llenan de luz al ver esa sonrisa que hacía que Iñaki se viera mucho más atractivo.
    –Por supuesto…– La sonrisa del chico se borra de repente ahora, haciéndolo ver frívolo, sin sentimientos. –…que no... – La chica se queda boquiabierta con los ojos en blanco.
    Y así siguió su camino aquel chico que dejaba a todas babeando por él. Y ¿Cómo resistirse? Es alto, su buen cuerpo como el de un atleta, su cabello negro como la noche, esos lindos ojos de color como el mar que hipnotizan, su piel blanca, y también; no hay que olvidarse de la hermosa voz que posee. Todo un ángel caído del cielo.
    Del otro lado del pasillo venían discutiendo un par de chicos. El primero era un chico de cabellos castaño rojizos, ojos color naranja, buena condición física, apuesto; pero un desgraciado con el buen sentido de la palabra. La segunda era una chica de baja estatura, su cabello negro con reflejos morados le llegaba hasta la cintura, sus orbes combinaban con su cabello eran de un color violenta intenso. A simple vista se veía que era una chica indefensa, pero en realidad no es lo que aparenta.
    –En serio enana…– Decía el castaño en tono arrogante. –La dueña del zoológico dice que se les escapo una rata fea…y me mando a buscarte– La muchacha hacia un esfuerzo para no explotar y armar un escándalo en la escuela. Trataba de actuar lo más normal posible.
    –Oh! , ¿En serio? – Fingió alegría, sonrió lo más dulce que pudo –Y dime Roberto…si yo soy la rata, la maestra la dueña del circo ¿Tu que animal serias…?– El tono que usó al hablar la hacía ver muy inocente. Roberto estiro sus labios y para poder ver el rostro de la chica tuvo que agachar su cabeza.
    –Mmm, pues mira yo sería un lobo…– La chica no aguanto la risa. La gran sonrisa de Roberto se borro y en seguida su entre cejo se unió. – ¿De qué te ríes?
    –Jajaja… es que más bien tú serias el perro rabioso de seguridad… jajaja– En ese momento la chica se tapo la cara porque quería evitar el ruido provocado de sus carcajadas. No se dio cuenta que Iñaki chocaría con ella. Por lado del chico…él ni la vio con eso de que es bajita. Hasta que los dos hicieron contacto reaccionaron.
    Iñaki se preguntaba cómo una personita pudo llegar a chocar con el si ni siquiera se percato que se estaba acercando a él. Su expresión fría no cambio, alejó a Romina de él sin emitir palabra alguna.
    – ¡Ouch..!, lo siento mucho– La chica parecía apenada, aunque fuera falsa y no pudo evitar maldecir a ese chico muy en sus adentros.
    Iñaki escucho sus disculpas pero para el no tenían mucha importancia; no le importaba lo que decían, sentían, pensaban, no le importaba las demás personas. Pero en ese caso su mente solo pensaba en esa chica que lo había hecho perder tiempo; “su valioso tiempo”. Y solo se limito a decir unas cuantas…letras.
    –Fíjate –La recorrió de pies a cabeza con sus ojos azules como señal de desprecio. La chica por su parte que volvía a discutir con Roberto se quedo estática cuando escucho esa palabra que a ella le pareció más que un insulto.
    – ¿Disculpa...? –Lo miro confundida tratando de retener al chico para que le explicara el “Por qué” de su tono arrogante. –Después de que me disculpo, ¿Así me contestas? –Pero Iñaki la ignoro siguiendo su curso no perdería más tiempo con ella. La chica puso los ojos como platos y abrió lo más que su boca. Frunció el ceño indignada. –Claro, y ahora me ignoras… ¡Eres un maldito engreído! –Todos los alumnos que se encontraban en el pasillo la observaban con miedo y confusión. “Está loca” decían algunos entre sí.
    –Si claro, como si me importara lo que dijeras…–Y hasta que se perdió entre los demás alumnos. Romina se quedo echando humos, juro que nunca se le olvidaría el rostro de ese chico.
    –Ya, vamos…–Roberto la jalo del brazo para llevarla al salón–No quiero pasar vergüenza contigo rata.
    –Tú no me digas rata–Le da un pisotón. Roberto se queja de dolor haciendo gestos tras gesto. La chica surco sus labios satisfecha por lo menos se había vengado de uno. Se dio media vuelta para continuar su camino.
    –A ti te falta que te den…–Aun tenía su rostro fruncido, pero silenció cuando vio como Romina se detuvo en seco y se volvió hacia él con cara de pocos amigos.
    – ¿Qué es lo que ibas a decir? Anda, continúa por favor –Enarco una ceja, frunció sus ojos hasta hacerlos dos finas líneas.
    –…Cariño? – Mas que una respuesta parecía pregunta. Romina rodo los ojos y mejor decidió dejarlo pasar.

    *****************************

    Pasaba su tiempo libre en lo más solitario de la escuela, lo menos que quería era estar rodeado de personas. Por eso todos los días subía a la azotea y ¿Cómo lo hacía? Quién sabe, pero nunca faltaba a esa hora. Le gustaba recostarse para observar las nubes eso le relajaba mucho, hay veces en las que se ha quedado dormido; a él le daba igual, agradecía cuando eso pasaba aunque se saltara algunas clases.
    Pero esa vez decidió observar a los chicos que pateaban el balón en la cancha de futbol. Lo que fue mala idea porque se aburrió. Por primera vez sentía desesperación por estar en ese lugar. Suspiro, cerró sus ojos esperando dormirse, pero una voz lo saco de su relajación total.
    Era entre satisfacción y furia. Escuchar esa voz lo había sacado de sus casillas pero al adentrarse más de donde venia la peculiar voz iba calmando su enojo. Tuvo que bajar de la azotea, se detuvo antes de doblar en una esquina. Aquí venia el momento de la cobardía. De repente la voz se dejo de escuchar. Y después ya no supo nada porque la persona; dueña de la voz se perdió entre los alumnos que disfrutaban de lleno la hora libre.

    *****************************

    Ya era la ultima hora de clases y los alumnos ya estaban cansados, bueno más bien aburridos y no prestaban atención a lo que el profesor les decía. Romina por su parte observaba una foto que ocultaba entre las hojas de su libreta.
    –…Recuerden que solo faltan dos semanas para las vacaciones de invierno, así que espero que estudien para los exámenes.
    –Dos… ¿Semanas? – El profesor sale del aula y todos emocionados recogen sus cosas listos para marcharse – ¿Escuchaste eso? Solo dos semanas…– Roberto que se sentaba a su lado la miro extrañado pues ésta hablaba con una foto.
    –Rata, empiezo a confirmar que de verdad estás loca– Sonrió con sorna al momento que se ponía de pie, la chica arrugo su nariz tratando de ignorar las palabras de aquel chico. Antes de salir se detuvo para observarla, sonrió de nuevo pero esta vez lo hizo diferente no mostraba burla sino, un cierto sentimiento que no podía explicar.
    – ¿Qué me miras gusano?
    –Lo fea que estás rata– Salió corriendo antes de que la chica le hiciera algo. – ¡Nos vemos mañana! – Le grito ya alejado varios metros de ella. Bufó molesta, tenía los puños apretados con fuerza. Ya no soportaba a ese chico, todos los días era lo mismo estaba acabando con su paciencia, la poca que le quedaba.
    –Tranquilízate Romina tienes que ser fuerte, ya encontraras la manera de que te deje en paz– Se dijo a sí misma tratando de controlar su enojo. Tomó el camino contrario al del chico. Ya era tiempo que se presentara en el club después de haber faltado varios días y esa idea no le agradaba para nada. Bostezo con pereza, un par de lagrimas bajaron por sus mejillas las seco con la mana de su saco. –Ella es… – Detuvo su caminado al ver a una chica parada afuera del salón de música. Era una chica alta a comparación con ella, su pelo era color naranja que le llegaba hasta un poco más abajo que las orejas. Parecía que observaba a alguien de adentro. –…la hermana de Roberto– Ladeo la cabeza aun no estaba muy segura de que fuera quien pensaba, en su rostro se dibujo una gran sonrisa, una idea paso por su mente en ese preciso momento. Se acerco a ella decidida a hablarle.
    La peli roja parecía estar en la luna, suspiraba a cada segundo y tenía una sonrisa de oreja a oreja. Suspiro una vez más.
    –Es él, es Iñaki… ¡Es tan lindo! – Mientras, Romina se acercaba lentamente ensayando lo que diría.
    –Vamos, tu puedes es por tu bien– Tomo una gran tajada de aire antes de saludar. – ¡Hola! – La peli roja salió de su fantasía volteando con Romina, quien sonreía de una manera muy falsa. – ¿A quién mirabas? – Puso sus ojos en blanco ¿Había sido tan obvia? Seguramente la persona a quien observaba también se había dado cuenta.
    –No, no miraba a nadie– Dijo nerviosa provocando que sus mejillas tomaran un ligero color rojo. Romina enarco una ceja no muy convencida y decidió entrar al aula para saber quién era ese “nadie”.
    – ¡¿Qué!? – Gritó sorprendida, la otra chica le cubrió la boca para que callara y la arrastró fuera del salón. Romina se quitó las manos de su rostro. – ¿Te gusta ese…? ¿El? – Pregunto aun incrédula señalándolo con su dedo.
    –Yo…– No sabía que decir estaba tan nerviosa y sorprendida por la reacción de la chica. –En realidad… no, solo míralo es tan ¿Raro? – Romina miraba por periodos a la peli roja y a Iñaki. Sonrió malvadamente.
    –No me había dado cuenta que vamos en el mismo club, que lastima podría hablarle sobre ti pero no es él quien te gusta– Camino para entrar de nuevo al salón. – ¿Tú crees que a otra chica le interese? – Se detuvo, miro a la chica de soslayo y sonrió con sorna.
    –E- espera… ¿En serio harías eso por mí? – Romina da media vuelta sonriendo satisfecha.
    –Por supuesto, pero con una condición– La chica guardo silencio para que continuara. – ¿Podrías decirle a tu hermano que deje de molestarme? –La peli roja ladea la cabeza confundida en verdad no sabía de lo que hablaba. – ¿Es un trato? –
    –Am… si, hablare con mi hermano– La chica le dedica una sonrisa antes de marcharse. Romina con un suspiro saca todo el aire que tiene en los pulmones.
    –Que fácil fue convencerla, bueno…– Entra al salón muy desanimada. –…ahora a hacer mi parte del trato– Se dirigió a Iñaki quien tocaba su guitarra, estaba muy concentrado en ello por lo que la chica ya se estaba arrepintiendo de interrumpir, se sienta a un lado de él. Nadie había llegado aun así que estaban ellos dos solos.
    – ¿Qué en esta escuela no puedo tener un poco de privacidad? –Pregunto el chico dejando de tocar su guitarra. La chica dejo caer su mandíbula sorprendidas por las palabras del chico.
    ¡Pero qué engreído es! – Dijo la chica en su mente. –Pues si quieres privacidad, vete a una escuela privada, hasta el nombre lo dice esto es una escuela pública, bobo…– El chico se queda extrañado, pues ninguna chica le había hablado así.
    – ¿Qué tu no vienes a pedirme que te cante una canción?
    – ¿Qué? Ja… no me hagas reír, como si me gustaras– Con lo engreído que eres nunca…–A mí me gusta otra persona– Da un suspiro–Se llama Fernando, es tan lindo y…y…– Volteo con Iñaki, éste la miraba con desinterés – Y no sé porque te digo esto.
    – ¿Entonces a que vienes a molestar? – Iñaki quería estar solo así que quería terminar esa conversación lo más rápido posible.
    –Mira, no te hablo, ni siquiera me caes bien, hago esto solo porque quiero que un chico me deje tranquila– Termina de hablar cabizbaja, de verdad le afectaba mucho que Roberto la molestara.
    – ¿Y quieres que lo golpee? – La chica puso los ojos en blanco, nunca pensó que le dijera eso.
    – ¡Por supuesto que no! Nunca te metería en algo así, además, yo puedo defenderme sola– Comenta haciendo pucheros. –Bueno el punto es este; para que ese chico deje de molestarme hice un trato con su hermana y necesito que me hagas un favor… – No podía dejar de mover sus manos cada que decía algo eso le pasaba siempre que se ponía nerviosa. –…quiero que salgas con ella, si te interesa… ¡Por favor di que si! – Junto sus manos en forma de oración, casi arrodillándose frente a él pero era tan orgullosa que no se permitió hacerlo. Iñaki pensó que esa chica estaba loca su manera de expresarse, era muy extraña.
    – ¿Eso es todo? – La chica asintió, Iñaki acomodo con su guitarra para empezar de nuevo lo que esa chica no dejo hacer. –No me interesa– La música empezó a sonar dejando a Romina pestañeando, aun no asimilaba lo que le acababa de contestar. Reacciono por el ruido del aquel instrumento, hizo una mueca deteniendo las manos del chico para que dejara de tocar.
    –Que mal se escucha–
    –Lo sé– La chica le quita la guitarra, toca la los mismos acordes pero al final se los cambia.
    –Creo que así se escucha mejor– Iñaki la observaba con ambas cejas levantadas y parecía como si una sonrisa se formaba en sus labios, pero era una sonrisa tan ligera que no se noto.
    –Tienes razón, gracias– Con ese gracias Romina vio un poco de esperanza en su tarea de convencerlo en salir con la hermana de su enemigo.
    – ¿Saldrás con ella? – Se le acerco para poder ver mejor sus ojos azules, el chico levanto su mirada para encontrarse con el rostro de Romina, el también se acerco a ella quedando a una distancia muy corta. Esto hizo que la chica se sonrojara pero por alguna razón no se alejo de él.
    – ¿Quieres que te diga si saldré con ella? – La chica asintió nerviosa. – ¿En serio? – Volvió a mover su cabeza de arriba abajo. –No– Iñaki se puso de pie para sentarse en otro lugar. La chica quedo boquiabierta, ligeramente fue frunciendo su entre cejo.
    –Eres tan…– Da un suspiro decepcionada. No podía creer que existiera una persona tan sínica y egoísta. –Con esa actitud nunca conseguirás una novia– Camino a hacia la puerta con intención de salir pero una persona se atravesó en su camino.
    – ¿A dónde cree que va señorita? –
    –Nolan…– Sonrió –No iba a ningún lado– Dio media vuelta entrando de nuevo al salón, evitando ver a Iñaki.
    La clase duro poco Iñaki fue el primero en irse no quería que lo siguieran molestando. Durante toda la clase Romina se la paso arrojándole papelitos y todos decían lo mismo: “Sal con ella, no te arrepentirás”. La chica ya no sabía ni qué hacer tenía que convencerlo de alguna forma para que saliera con la peli roja. La mencionada esperaba a Romina en la puerta de la escuela. La chica por más que trato de esconderse la peli roja la vio y la llamo a grito. A Romina no le quedo de otra más que dirigirse a ella.
    –¿Hablaste con él? – Le pregunto en cuanto llego a ella.
    –S-si…– Contesto nerviosa, tenía que pensar en algo para decirle. Si le decía la verdad tal vez no querría hacerle el favor de hablar con Roberto. –Dijo que le gustaría algún día salir contigo…– Lo hizo, le había mentido seguro se iría al infierno por eso. Está bien, estaba exagerando pero eso era lo que penaba.
    – ¿De verdad? – Pregunto sorprendida – ¡Muchas gracias! Eres la mejor…– Le dio un fuerte abrazo que le sacó todo el aire a Romina. –Ah… ¿Cuál es tu nombre? – Pregunto sin soltarla.
    –Ro-romina…– La peli roja la suelta y le regala una gran sonrisa.
    –Yo soy Miriam, de verdad agradezco todo lo que estás haciendo por mí. Nos vemos mañana Romina– Miriam se fue dejando totalmente estática.
    –Oh Dios, ¿Qué he hecho? – Paso una mano por su cabello para después dejarse caer al suelo.


    Bueno, pues aquí les dejo mi primera historia espero que sea de su agrado, y por favor cualquier cosa en la que no los convenzan del todo por fa haganmelo saber
     
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