Esmeralda Ermitaña

Re: Esmeralda Ermitaña

Antes que cualquier cosa tengo un comunicado: Tengo el primer boceto en mano, lo único que debo hacer es limpiarlo un poco, pintar y veremos qué ocurre XD ​

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Mi segundo comunicado es que no tomaré en cuenta la encuesta para ver con quién terminará Sakura. ¿Por qué? Simplemente porque veo que varios de los votantes ni siquiera han seguido el fanfic y también porque veo que hay cambios de opinión. Así que cuando esté llegando casi al final del fanfic les avisaré para que me envíen su voto por PM. Gracias.​

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Zhiinygami: Lamento hacer que tengas tantos celos de Sakura chan XDD También quiero que Itachi sea el primero *-* Me alegra que te haya gustado y tú sabes que siempre querré que te agrade. Piensa que eres Sakura y así no la detestarás tanto xd Felicidades por ganarle a Reika otra vez.​

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Reyka Uchiha: JEJEJE, pues sí, habrá lemon en el blog *¬* que comience a divagar la mente xd Dejé aparte a Tobi un momento porque en una situación tan tensa me pareció alejarlo para que no se asustara el payasín querido n.n Creo que engordaré por comerme tantas letras :D Digamos que la temperatura subirá y dejémoslo ahí :P No creo que seas cruel, al contrario, eres sincera y agradable. Muchas gracias por tus comentarios positivos y negativos, eres muy completa.​

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girlfriend: Cada vez se nota más que este fanfic es de clasificación M. No la culpo que haya pedido eso y creo que muy pocas aquí la culpan Sasuke y pretencioso son sinónimos jajaja, pero ya se le bajarán los humos cuando blablabla XD ​

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hyuggaTenTen: XDD Estallé de risa cuando leí "echar palanca" Eso es, enamórate del ItaSaku, estás bajo el hechizo *-* No te calles, quiero saber todas tus opiniones y sugerencias, son muy útiles :) Gracias por los ánimos.​

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ichi uchiha: XDDD que llore astillas, qué gracioso. Tú misma te has contestado que verás más adelante cómo se irán enamorando. No te lo imaginas muahahah XD Wow, si te encanta me voy a esforzar para que te siga gustando tanto n.n me hace feliz.​

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Esmeralda Ermitaña​

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Capítulo XII​

La muchacha de cabellos rosados que portaba una cadena adornada con una esmeralda que imitaba sus ojos, se encontraba al lado de un árbol, recostada sobre el primer manto de pétalos de cerezo que se habían dejado caer. El exquisito aroma reinaba en su olfato y su piel recibía los mimos de la luz del sol, llenándola de dicha. En medio del montón de pétalos, comenzaba a salir la figura de Itachi hasta quedar afuera completamente. Miró a la moza frente a él.

—Es usted, sensei—dijo con un tono agradado por su presencia.

El joven se acercó a la figura recostada de Sakura y apegó su rostro con el de ella, sin cambiar la neutralidad de su expresión. Curiosamente, la dama no se puso nerviosa por tan repentina cercanía que jamás había experimentado antes, era como si ya lo hubiera esperado. Pasaron no más de un par de segundos y en su próximo abrir y cerrar de ojos vio a Itachi y a sí misma desnudos, en un abrazo firme e inquebrantable. Sakura no lograba verlo, puesto que la cabeza propia se encontraba apegada al torso de su tutor y el rostro de él estaba muy por sobre el suyo.

La moza de ojos esmeralda nunca se había sentido tan a gusto. La única experiencia cercana había sido de niña, cuando después de tanto insistir su padre Kimimaro aceptara a quedarse a su lado después de haber tenido una pesadilla nocturna. El caso era diferente primeramente porque el tenso cuerpo que estrechaba contra sí no era el de un pariente, ella ya no era indiferente al sexo opuesto, estaban desnudos y también porque ahora que había hecho caer gran parte de la muralla del profesionalismo, se daba cuenta de lo increíblemente apuesto que era Itachi.

Él bajaba su rostro para acariciar sus labios y ella gustosa de recibir su beso esperó pacientemente el contacto. Nunca llegó, porque de súbito desapareció de entre sus brazos. Lo buscó con la mirada, hacia diferentes ángulos, pero ni un solo rastro. Lo que sí vislumbró fue a una serpiente que apresuradamente se le acercaba. Era escamosa y plateada, pero a Sakura no le asustó, es más, le pareció hasta simpática.

—Ven acá, bonita—llamaba la kunoichi.

El reptil por fin logró encontrarse frente a ella y sin previo aviso empezó a subir por el pie de la chica enredándose en su tobillo. No le apretaba casi nada, tan poco que le hizo cosquillas y empezó a reír sutilmente.

Una figura humana apareció al lado de Sakura, alguien que ella conocía y muy parecido a su sensei.

—Sasuke—pronunció son creerlo.

Él la miraba arrogantemente, pero luego enfocó su atención en el escamado animal que había atrapado el tobillo de la muchacha. Le dedicó una última vista a Sakura antes de coger a la serpiente que ahora parecía derretirse en su mano, totalmente dócil. Emocionada, sonreía por el amistoso contacto que estaba presenciando. Sasuke se dio cuenta de la sonrisa de la chica y no pudo evitar sonreír también, pero ésta vez no se trataba de una sonrisa arrogante como las que lo caracterizaban, sino que era un auténtica sonrisa.

Entonces, cuando los dos compartían su dicha, Sakura volvió a la realidad y despertó en su cama. Todo se había tratado de un sueño.

—“¿Fue todo una ilusión?” —se preguntaba mientras buscaba en su cuerpo algún indicio de que había sido real.

Efectivamente al tocar su tobillo se dio cuenta de que estaba dormido y hormigueaba, debía ser porque lo había tenido en su mente y nada más. Ya le parecía raro un mundo en el que la gente aparecía y desaparecía como fantasmas en el olvido. No tenía sentido.

—“Tengo el pulso muy acelerado” —pensó inspeccionando el latir de su corazón—“¿acaso me sentía realmente feliz?”

La situación era extraña, muy bizarra, pero hasta su cuerpo le recalcaba de había tenido un momento de dicha absoluta.

…

Olía a musgo, el no haber puesto incienso hace mucho tiempo en la sala de entrenamientos de un lugar tan poco seco como lo era el interior de la cueva que poseía Akatsuki como guarida en Suna, había logrado que la humedad de apoderara de la estancia.

—Esta vez serán cinco horas—informó su tutor.

—“¿Cinco horas?” —se cuestionó Sakura intentando averiguar si es que había escuchado bien— “Realmente se está tomando esto en serio. Yo también debo hacerlo.”

—Irán aumentando progresivamente—añadió— también lo hará la intensidad, no te sorprendas si te vuelves insensible para algunas cosas. Es nuestro objetivo también.

Miró al rostro de su sensei esperando a que activara el Mangekyo Sharingan y comenzara la mortal ilusión del tsukuyomi, pero antes de hacerlo la figura de Sasuke apareció en su mente y no se encontró capaz de eludir imaginar a hermano y hermano juntos en un mismo sitio.

—Concéntrate—dijo duramente el joven, haciendo que su pupila se estremeciera.

—Odio cuando dices que me concentre de esa manera—se quejaba.

—Entonces hazlo sin la necesidad de que te lo diga—reprendió el masculino—Sabes de la posición en la que te encuentras.

¿Estaba de mal humor por eso? Definitivamente Itachi era una de las personas más impredecibles que había tenido la fortuna de conocer. Mantenía la calma en situaciones en las que muchos otros serían dominados con facilidad por la locura y por el lado contrario, se enfurruñaba cuando todos se encontrarían en la más plena calma. Sin embargo, no podía darse el lujo de cuestionarlo ahora. Para Sakura su palabra era ley.

Por su estado malhumorado, la muchacha olía en el aire que no sería un entrenamiento normal. Se desquitaría con ella seguramente por aún no ser lo suficientemente fuerte.

Entonces sucedió. El cielo se volvió inestable y los ojos de Itachi se apoderaron de la eterna visión que centellaba antes los profundos ojos esmeraldas de la chica.

La cruz en la que se encontraba apretaba sus muñecas con más fuerza y las cuerdas le hacían más daño. Volteó la cabeza a uno de los extremos y se fijó en el detalle que las cuerdas no eran simples, sino que ahora tenían diminutas púas que la lastimaban con el más silencioso de los movimientos.

—Ya lo habrás notado—dijo su sensei mirándola arrogantemente— Agradecerás cada sesión que tengamos, porque sabes que la siguiente será peor.

Así era como iniciaba su tortura mental, a lo que ella debía resistir para no ser llamada “débil” nunca más. Era válido para cualquier persona, no solo para su sensei.

Tomó en cuenta el detalle que el Uchiha no llevaba una sola arma y al pasar los segundos la situación no se transmutaba.

—Hoy no ensuciaré mis manos—habló por fin— He traído a alguien especialmente para eso, creo que no son desconocidos.

Nerviosa por pensar que podía ser Sasuke de quien hablara, resultó ser mucho peor y hubiera rogado porque fuera el hermano menor del Uchiha. Ante ella se reveló la figura de su padre Kimimaro, empuñando su columna vertebral y con ojos sin sentimientos.

—No—se desesperaba la chica.

—Sí—le contradecía su sensei—Lo tomé prestado de tus recuerdos, ahora será útil.

—¡Es mi padre! —exclamaba.

—Si quieres sobrevivir debes esperar todo de todos y nada de nadie, en especial de tu propia familia—aleccionó el varón de pelo negro.

Era obvio que quería sobrevivir, siempre había luchado por ello, pero aguantar cómo la persona que más había marcado tu vida se ponía en tu contra era difícil de aceptar, pero tenía razón, todo era posible.

Los ojos de la ilusión de Kimimaro brillaron de bestialidad cuando se hizo hacia adelante para usar dos huesos, uno en cada mano para cortar la carne de su hija. Recibió así la kunoichi las primeras estocadas dobles que le dolían más porque era su progenitor del que se trataba más que por la herida. Sin embargo, las cosas siempre pueden empeorar y lo vivió en carne propia cuando ocurrió lo siguiente.

—Debí haberte matado el momento en que te tuve en mis brazos—le decía la ilusión de su padre. Estaba siendo demasiado cruel.

—I-Ie. Tú no eres mi padre, a él lo enterré yo misma.

—Pude haber seguido a Orochimaru Sama el resto de mi vida, pero tenías que llegar tú. Desearía que hubiera una forma de regresar y renunciar a ese error que cometí.

A pesar de que sabía que se trataba de un genjutsu, le dolía. Era tan parecido a su padre en casi todo sentido; su pelo, su físico completamente, hasta la manera de moverse. Había algo diferente que animó a Sakura a resistir sin descanso: la figura que se encontraba frente a ella no la amaba como lo había hecho su padre, tenía que aferrarse a eso para pasar lo más rápido posible las cinco horas de tortura, sino jamás acabaría.

—¿No me vas a contestar? —preguntaba el espejismo sin recibir respuesta— Entonces te haré hablar.

Se multiplicó por cientos al instante y la apuñaló por todos los ángulos a diferentes tiempos. Mordió su lengua con bravura para no gritar, aunque de todas formas lo hacía, pero acallaba los chillidos cerrando la boca.

—“No es mi padre. Esto terminará pronto. Todo es una ilusión” —pensaba una y otra vez.

Itachi contemplada desde muy alto en una plataforma rodeada por cuervos dentro del mundo del tsukuyomi y examinaba cómo su alumna era capaz de reprimir todos esos elementos que juntos la atormentaban a más no poder. Seguía jugando con su mente, torturándola hasta que por fin se hiciera una verdadera ninja, impenetrable, silenciosa y letal.

Sintió la última estocada y todo se detuvo. Volvió a la normalidad lentamente al ritmo de la danza de los ocelos del Uchiha. Volvió a abrir sus ojos en la estancia y de inmediato sintió la pérdida de equilibrio que de no haber sido porque se aferró de una columna hubiera impactado contra el piso.

El poseedor del sharingan observó sus intentos por mantenerse de pie, siempre resistiendo a impactar contra el piso.

—¿Cómo pudo usar a mi padre? —preguntó respirando agitadamente— él es intocable.

Había algo inusual en el tono de voz de su discípula y para averiguar de qué se trataba se acercó con paso lento a ella, quien mantenía su cabeza gacha dejando que mechones de pelo interfirieran con una vista total. Levantó su cabeza y así pudo ver su expresión.

—Te has enojado—descubrió.

Apartó la cara de su mano bruscamente. Efectivamente no le había agradado la forma que había tenido su sensei de leer sus pensamientos y recuerdos más sagrados para usarlos contra ella. Si bien era un entrenamiento necesario, la familia era algo aparte bajo su consideración.

—Estás siendo infantil otra vez—se disgustó el Uchiha.

—¿Infantil? —se indignó la muchacha— No creo que el tener respeto por la memoria de mi padre me haga menos madura.

—Estás totalmente errada. Si sigues mostrando tus emociones de esa manera no te quedarás estancada en la mediocridad de tu debilidad.

—No mostré ninguna emoción dentro del genjutsu.

Itachi arrugó la frente, ella no entendía nada y se estaba empezando a hartar. Iba a aprender de todas formas lo que significaba ser un ninja, de los que viven por supuesto.

—El ser un ninja va mucho más allá de un genjutsu, incluso va más allá de la batalla—empezó a explicar— Debes abstenerte siempre y si vas a mostrar tus emociones que sea a una o dos personas.

—Así me convertiría en un cuerpo vacío—decía con un claro tono de no estar de acuerdo.

—Y ¿qué esperabas? Si estás luchando no puedes tener nada más en mente. Debes volverte en un cuerpo vacío por mucho que te desagrade la idea.

—¿Qué hay de Tobi? Él siempre muestra lo feliz que está. Aún así llegó hasta aquí y es Akatsuki.

—No seas tan ingenua—dijo Itachi— ¿No se te hace extraño que siempre muestre felicidad y nada más?

Por supuesto que le parecía extraño, pero Sakura pensaba que era una característica de él. Existe gente normal que está feliz todo el tiempo sonriendo, entre otras cosas.

—Así como muchos ninjas encuentran su coraza en la frialdad, también hay quienes usan la excesiva felicidad. Te dejas engañar demasiado por las apariencias.

Sakura estaba detestando quedar como débil e ingenua ante la mirada de su sensei, quería ganarse por fin su respeto de alguna forma. Pensaba que si él la apreciaba el resto lo haría tarde o temprano, sólo debía dar el primer paso. Cada vez se ponía más duro con ella a pesar de que la chica de ojos esmeralda también doblara sus esfuerzos, era un ciclo vicioso.

El joven pasó de largo caminando por el lado de Sakura para por fin irse cuando ella también quiso causarle alguna reacción.

—No crea ser muy diferente de los otros ninjas, sensei. Usted sólo se muestra así para ignorar lo que ha perdido.

Se detuvo unos momentos, pero su cara no se transformó. Ignoró por completo a su pupila y siguió caminando sin tomarla en cuenta.

El acto que acababa de cometer la enojó, sabiendo que no se le había dado ni un gramo de atención. De improviso sus huesos salieron de su cuerpo y corrió para alcanzar a su tutor, quien tan indiferentemente la había dejado hablando sola. Estaba a milímetros de tocarlo con la punta de sus filosos huesos cuando fue tomada por su muñeca y hecha retroceder hasta quedar pegada a la pared, bajando sus huesos automáticamente.

Había sido Itachi. La tenía acorralada contra la muralla y la había hecho quedar nuevamente como un cachorro pequeño que ladra, pero no ataca.

Ahora los ojos de depredador del Uchiha la examinaban de pies a cabeza, haciéndola sentir un poco incómoda, pero nunca para tanto. Lo que logró ponerla nerviosa ocurrió cuando el varón que la arrinconaba la contempló fijamente a sus orbes que centellaban como esmeraldas. Pensó que haría nuevamente el tsukuyomi, pero sus ojos se encontraban con el sharingan desactivado, no había de qué preocuparse.

Entonces su corazón latió a mil por hora cuando vio que la cara de su sensei se acercaba con prontitud y no podía dejar de mirarlo, sus ojos permanecían abiertos. Fue cuando el joven se acercó a su oído cuando se relajó un poco hasta que lo escuchó hablar.

—¿Ves a lo que te han traído tus emociones, Sakura? —preguntaba haciendo que su tibio aliento rozara el lóbulo de la muchacha— Te han llevado a quedar acorralada entre mis brazos. ¿Es eso lo que buscas, eso es lo que quieres?

Un escalofrío que parecía llenarse la espalda de hielo se presentó en la figura de Sakura. Se llevó instintivamente una mano a su boca para que él no viera que eminentemente sus mejillas se encontraban calientes y sonrojadas e intentó recobrar su normal pulso.

Itachi decidió no molestarla más y sin más se retiró del lugar. La había dejado sola después de entrenar muchas veces, pero ninguna había sido como esta. Era diferente, porque lo que había provocado en su pupila era algo que no se había producido nunca.

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CONTINUARÁ…

 

Re: Esmeralda Ermitaña

Hola, les tengo dos noticias.​

1°: Dado a que los comentarios de mi fanfic han disminuido y hay gente que espera que ponga dos capítulos para comentar pues no tienen tiempo, creo que continuaré este fanfic menos seguido. Esto quiere decir que en vez de continuar cada cuadro días será una vez por semana. No es seguro, pero al ver que se les dificulta a algunas personas comentar cada capítulo es probable que lo haga así.​

2°: Tengo el primer boceto terminado, es del primer capítulo. Dibujado por mi amiga Emina y pintaod por mí (la primera vez que pinto en photoshop :D) Espero que les guste.​

Reyka Uchiha: Exacto, ese capítulo quería enfocarlos a ellos dos para dar una visión de su relación después del pacto. El lemon lo anunciaré aquí mismo y lo siento si el capítulo es muy corto, pero lo será porque gran parte será lemon :D Sakura empezó a reír por la serpiente porque su piel es escamosa y hace cosquillas. Con Sasuke rió porque se sentía feliz.​

Zhiinygami: XD creo que ayuda fingir ser Sakura, me alegro que te haya gustado la continuación y valoro que te hagas el trabajo de leer cuidadosamente. Ojalá te guste el primero boceto que adjunté.​

ichi uchiha: Qué bien, otra fan del ItaSaku como yo :D Esos sueños lso tiene cualquier pequeña inocente (sí, claro xd) Quizás no tengas que esperar mucho para ver un besito :) Muchas gracias por los cumplidos.​

girlfriend: Como lo expliqué al principio del fanfic: clasificación M es cuando tiene violencia y temas de adultos explícitos, por lo que algo hentai se dará. Itachi es tan impredecible :D eso nos encanta de él. Te agradará su próxima actuar, creo. El fanart está adjunto abajo.​

Esmeralda Ermitaña​

Capítulo XIII​

A medida que pasaba el tiempo, la muchacha de orbes esmeralda continuaba soñando cada noche con Itachi, la serpiente y Sasuke, pero cambiaban algunos detalles. La serpiente desaparecía cada vez más hasta volverse transparente y finalmente desapareció de su sueño para siempre, pero a pesar de ello Sasuke seguía apareciendo a su lado al final. Ya no quitaba al reptil de su tobillo, porque ya no estaba, sino que ahora lo acariciaba sin motivo aparente.

Se había repetido una y otra vez en la cabeza los sucesos que ocurrían dentro de esa visión intentando buscar el secreto que la envolvía y así saber qué hacer, pero era demasiado subjetivo y aún no entendía qué tenía que ver una persona que no veía hace tanto y que había aparecido una sola vez en su vida.

Mientras pensaba en sus visiones, la adolescente era guiaba a la entrada de la guarida de Akatsuki en la aldea de la arena por Kakuzu. La había llamado para pedirle algo, pero aún no le había dicho de qué se trataba.

—Nee, Kakuzu San—llamó la chica— ¿Qué se supone que tengo que hacer?

—¿Ves aquello? —dijo apuntando a un bulto tirado en el húmedo suelo de la cueva— De eso se trata.

Eso la hizo comprender aún menos, no encontraba nada que hacer, hasta que el caza recompensas se dirigió al objeto y lo tomó en sus hombros para colocarla en una mesa cercana. Con toda la fuerza física que él poseía lo desenvolvió y quedó al descubierto un cadáver reciente. Estaba muy maltratado y sucio.

—¿Y este hombre? —preguntó Sakura.

—No es un hombre, es el boleto de cambio por la recompensa—dijo codiciosamente.

—“No otra vez con su avaricia” —pensaba la muchacha— ¿qué se supone que tengo que hacer?

—Ayudarme a limpiarlo y dejarlo decente para la entrega. Tiene que notarse que se trata del mismo sujeto que buscaban.

—¿Por qué razón debería hacerlo? —cuestionó oliendo que no se trataba de un acuerdo justo.

—Si quieres ser parte de esta organización tienes que saber manipular cuerpos—le contestó el codicioso— Es lo único con lo que te encontrarás la mayor parte del tiempo.

No podía negar lo cierto de lo que estaba diciendo. Si bien no tenía muchas ganas de hacer lo que se le pedía, se sentó y acompañó a Kakuzu en todo lo que era limpieza del cuerpo.

—Si usamos agua se pudrirá más rápido—explicaba— Primero se le echa cal encima y luego usamos estos aparatos para limpiar superficialmente.

—O mejor podrías tener más cuidado cuando lo matas—contrarrestaba la joven de pelo rosado.

—Gasto más tiempo en eso que en limpiar y el tiempo es dinero.

En la mesa se encontraban desplegados los instrumentos para un mejor reconocimiento del cadáver, cosas como escobillas y cal. Era un proceso en el que se necesitaba ser bastante frío para hacerlo a la perfección, pero se tenía que hacer de todos modos y a Sakura le fue útil a pesar de que fuera para beneficio propio del caza recompensas.

Irrumpiendo en la estancia, se abrió la puerta de la cueva mostrando a Itachi y a Kisame quienes volvían de una misión ilesos. Los dos echaron un vistazo a lo que hacían los ocupados compañeros.

—No me digas que estás usando a la mocosa como tu trabajadora gratuita—se burlaba el azulado.

—De acuerdo, no te lo diré—contestó Kakuzu sin siquiera voltear a mirarlo.

—¿Qué te parece eso, Itachi? —preguntó Kisame a su compañero.

El Uchiha observaba cómo Sakura trabajaba con empeño, cada día viéndola más determinada que la jornada anterior y sin hartarse. La esmeralda en su cuello iba a la par con los cambios de su dueña, porque al pasar los días, los meses y los años adquiría un cierto brillo que se iba acrecentando.

Sakura volteó a mirarlo y el modo que tenían los dos cambió. Ella lo miraba con mucha confianza, entregando mucho afecto en esa mirada, pero él no podía, no era que no quisiera o no sintiera nada dentro de sí, simplemente no podía.

—Vamos a reportarnos, Kisame—ordenó el poseedor del sharingan.

Así dejaron que su alumna y el caza recompensas terminaran su labor. En el pasillo camino a un lugar tranquilo para proyectar su holograma en la aldea de la lluvia —en donde se encontraba Pein— y así dar por finalizada esa parte de la misión, pero el trayecto no fue un impedimento para discutir sobre ciertas cosas importantes.

—Mañana es, ¿cierto? —preguntó el hombre pez— El día en que cumple los dieciséis.

—Lo sé—dijo Itachi cerrando sus ojos.

—Siempre supe que la mocosa esa estaba chiflada, pero no creí que fuera a pedirte algo como eso—se burlaba Kisame—¿sigue con la misma idea?

—Hn, es esa testarudez que tiene lo que no soporto de ella—se quejaba el Uchiha.

—Cumplirás con tu palabra entonces.

Itachi guardó silencio. No iba a seguir hablando del tema con su compañero. Era a la única persona a quien le había dicho del pacto que había tenido con su pupila un par de años atrás por lo cercana que se encontraba la fecha.

—Es muy persuasiva, prácticamente estaba refregándotelo en la cara cuando llegamos y te miró.

…

—Ha quedado decente—dijo Kakuzu al apreciar el cadáver acabado de limpiar— No está mal. Envuélvelo y déjalo en la entrada. Volveré por él luego.

—Ya, jefe—dijo casi irónica— “¿Por qué no lo envuelve él mismo?”

Con un bufido y juntando fuerza en sus brazos empezó a envolver el cuerpo dentro de su envoltura cuidando no dejar ni un solo dedo fuera, cuando sintió que alguien acariciaba su hombro. Se volteó rápidamente empuñando su hueso en una mano y apuntó al acosador.

—Deberías bajar eso, Sakura Chan, es peligroso—se burlaba Sasori.

—No me hables de lo que es peligroso—advirtió la joven— Lo único nocivo has sido tú, pero ya no más.

—Ya veo. Has estado entrenando muy duro para defenderte de mí.

—Te sobreestimas mucho—decía la moza— Lo he hecho para convertirme en una Akatsuki.

—Mientes. Sabes que muy en el fondo sigues sintiendo miedo hacia mí—decía el pelirrojo acercándose peligrosamente a la muchacha hasta topa con la mesa.

—A-Aléjate—se tensaba la fémina.

—¿Lo ves? —sacaba en cara el marionetista— Aún tiemblas ante mis agasajos.

La piel de Sakura se puso en puntas cuando sintió la mano de Sasori subir por su muslo interno derecho paulatinamente para fustigarla. De inmediato sus huesos salieron de todo su cuerpo para lastimar a quien osadamente la tocaba sin su consentimiento, pero lo único que logró fue alejarlo unos momentos.

—No seas tonta, yo no siento el dolor—decía sonriente.

Con firmeza tomó los tobillos de la muchacha y la atrajo hacia sí. Temerosa de que hiciera algo, quiso golpear en medio de sus piernas, pero él predijo su próximo paso y afirmó sus piernas con prisa.

—Ni creas que caeré en eso nuevamente.

Vio Sakura que no podía seguir alargando la situación. Pensó en las ventajas que tenía por sobre Sasori y entre una de ellas era su cuerpo flexible y ligero que le permitía moverse con mayor facilidad.

—“Piensa rápido, Sakura” —se pedía a sí misma.

Sasori se había puesto entre sus piernas y acariciaba sus hombros mientras intentaba besar su cuello ante la resistencia que oponía. Entonces observó la mesa sobre la que se encontraba y vio que podía darle una utilidad para salir de la difícil situación y con un súbito movimiento tensó sus brazos y levantó sus piernas para moverlas hacia atrás en el hueco dejado. De esa manera se encontró al otro extremo de la mesa con la respiración agitada.

No pasaron dos segundos cuando empezó a correr por el pasillo para escapar del pelirrojo. Sentía sus pasos muy cerca, por lo que no volteó nunca hacia atrás.

—No escaparás—decía muy cerca de ella.

El final del amplio pasillo se alcanzaba a deslumbrar y temía quedar acorralada entre el marionetista y la pared, pero por suerte logró distinguir que la puerta del final estaba sin cerrojo y entró en ella cerrando la puerta casi en la cara de Sasori.

De ahí tuvo cinco segundos para pensar en dónde ocultarse. Divisó una cama, un baño y un armario como en todas las demás habitaciones. Pensó que ocultarse en el baño sería demasiado obvio, así se fue dentro del armario. Esperó y esperó, pero nunca entró el pelirrojo, era extraño.

—“Debió haberse cansado de seguirme” —pensó con alegría.

Suspiró aliviada por haber salido ilesa de aquel encuentro desagradable y se dispuso a salir del guardarropa, pero cuando estaba a punto de salir sintió que entraban a la habitación.

Guardó silencio en su lugar y observó desde adentro. Veía que la figura de Pein entraba a la habitación con calma y depositaba el sombrero de Akatsuki sobre un asiento que estaba cerca.

—“Entré en el cuarto de líder sama” —se dio cuenta Sakura— “Siendo así de seguro que me descubrirá”

Ella sostenía su cabeza dentro de la oscuridad del armario cuando vio que a los instantes después se inquietó al ver que otra persona ingresaba también.

—“¿Konan?” —se preguntó al ver la silueta de la joven con una rosa en su pelo— “¿Qué hace aquí?

No entendía el por qué de la situación. Pein se encontraba sentado en su cama mirando al rostro a la mujer cuyo rostro parecía el de un ángel de papel y al parecer conversaban, pero Sakura no escuchaba con claridad y sólo veía bocas en movimiento haciendo los gestos al hablar.

Quedaron en silencio al par de minutos, únicamente intercambiando miradas, pero tenían algo diferente que la muchacha de ojos de esmeralda no lograba captar. Alcanzó a ver que Konan se inclinaba para quedar a la altura del rostro del perforado y cogiendo su rostro con las manos besaba su boca con lentitud. Ellos tenían una aventura, ahora lo sabía.

-Lime-

Pronto dejó de ser solo un beso cuando Pein atrajo a la fémina hacia sí haciendo que ésta flecara sus rodillas y quedara sobre él en la cama. Y no solo eso, sino que también las manos del masculino se atrevían a vagar dentro del pesado y ancho abrigo de su compañera, probablemente buscando abrirlo.

Sakura no sabía cómo apartar la vista y hacer como si no estuviera ocurriendo aquello, porque era obvio que no iba a detenerse allí, sino que seguiría evolucionando. No podía apartar la vista y podía ser que ahora quedaran en paños menores, pero sus pupilas no se apartaban de la fogosa escena.

—“No puedo ver esto” —se decía a sí misma— “Vamos, sólo cierra tus ojos y tápate los oídos”

Entonces recordó que al día siguiente sería su cumpleaños, cumpliría los dieciséis y estaría haciendo con Itachi lo mismo que Konan hacía con Pein en ese momento, al menos así lo había prometido y él nunca faltaba a la palabra dicha.

La lengua del perforado se aventuraba por el cuello de la artista del origami y ella emitía sonidos graves que llegaban como presente a su oreja. Compartían el sudor que florecía de sus cuerpos como una sola sustancia sin dejar de ser dos personas, era pura armonía, un vaivén de pasión que se repetía incansablemente.

Estaba tan atenta a lo que ocurría fuera de su mundo dentro del armario, que no se fijó cuando su propia mano parecía tomar vida propia y osaba acariciar su cuerpo. Por sobre la ropa pasaba su mano con sutilidad, sin atreverse a llegar a más y pudo apreciar en primer plano cómo la pareja sobre el lecho llegaba al éxtasis intentando apagar sus gemidos para no ser escuchados. Aún así, la única persona además de ellos en el cuarto pudo escuchar aquello que intentaron extinguir.

-Lime-

Cesaron todas las caricias, besos y contactos dentro del lugar y las respiraciones volvieron a la normalidad, intentando volver al estado habitual.

No se habían tranquilizado por completo cuando se volvió a escuchar una voz.

—Vamos—ordenó Pein— Aún nos queda por hacer.

—Hai—asintió Konan vistiéndose con rapidez.

Salieron en menos de cinco minutos, dejando la habitación y a sí mismos como nuevos. Nadie podría haber dicho que los compañeros habían compartido un pasional encuentro rato atrás.

Como ambos salieron, Sakura pudo haber salido de inmediato, pero quiso esperar unos momentos. Su mente había quedado en lo que acababa de presenciar. Solo faltaba mañana para que tuviera que cumplirse lo que su sensei le había prometido para ese día, sería como una especie de presente. El hecho de que supiera que compartiría con él el lecho hacía que la barrera de sensei/alumna se cayera casi por completo y le permitía dejar de ver a Itachi como su tutor para verlo como un hombre.

Salió por fin del closet sin olvidar acomodar la ropa sobre la cual había estado sentada su buen rato. Ahora no cabía duda de por qué el pelirrojo había dejado de seguirla, porque sabía que era la habitación de líder sama y no le había dicho.

—“Pedófilo bastardo” —pensó.

Lo mejor para desahogarse para ella en ese momento que había pasado, sería la sala de entrenamientos, en donde podría romper cuanto quisiese y distraerse cuanto deseara. Abrió la puerta sin mayores preámbulos y cuando estaba a punto de abrirla por completo se encontró con que no estaba vacía. Con la puerta entreabierta notó que estaba siendo ocupada nada más y nada menos por su sensei.

Jamás lo había visto entrenar a él solo y ahora que lo hacía se daba cuenta de lo que se había perdido. A juzgar por su apariencia prácticamente despeinada y el sudor que corría por su frente, llevaba bastante tiempo entrenando, tal vez horas. Era impresionante cómo destruía en segundos todo a su paso, aunque estuvieran activados en las paredes mecanismos que no paraban de atacarlo con kunai, shuriken, lanzallamas y todo aquello que podía ser letal para otra persona.

Se detuvo de pronto y tomó un último respiro antes de estar pasivo nuevamente.

—¿Te decidirás a entrar o prefieres quedarte ahí parada? —preguntó sin voltearse a mirar a la muchacha.

Sabía que lo había estado observando sin presenciar y se sintió avergonzada de haber estado ahí como tonta. Había sido algo muy evidente para él. Decidió entrar de una vez por todas.

—Sumimasen—se disculpó entrando al lugar— No quería interrumpir.

—Ven—ordenó con su mano.

Asistió su llamado al instante para quedar enfrente de él. El torso desnudo del varón que se encontraba ante sus ojos decorado por la transpiración producía que sus mejillas se calentaran sin ninguna pausa y con el evento que había presenciado recientemente hizo la asociación en su cabeza de que pronto estaría muy cerca de ella.

—Creo que estoy perdiendo mí tiempo preguntándotelo otra vez, pero quiero aclararlo—aseguró el masculino— ¿Aún continúas con tu idea?

—No es una idea, es un compromiso que hicimos—le recordó la kunoichi—Y sí, lo mantengo.

De improviso el joven se acercó demasiado a su rostro, casi tocando su nariz, pero esta vez Sakura no se alejó por ningún momento, ni tampoco cerró sus ocelos. Estaba como diciéndole que ya no era una niña asustadiza, sino que ahora tenía suficiente carácter como para no retroceder ante nadie, ni siquiera ante él, su sensei.

Creía que únicamente buscaba intimidarla, pero pudo despedirse de esa idea cuando el joven se acercó a su oído y besó el lóbulo con delicadeza. De todas las cosas que la habían hecho sentir, ésta le había entregado el mar más completo de sensaciones.

—Considéralo como un adelanto.

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CONTINUARÁ…

http://berenik.deviantart.com/art/La-infanta-181531155

 

Re: Esmeralda Ermitaña

¡Hola! He decidido que los días Lunes continuaré la historia, porque veo que es lo más cómodo para todos. Disculpen los que siempre comentan en cada capítulo, pero esto es lo mejor que se me ocurrió.​

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Reyka Uchiha: De todos modos yo entedería si estuviera loca, yo también me pondría así con los hermanitos Uchiha :3 No es por castigarlos xd es porque veo que muchos están ocupados y no quiero darles el trabajo de leer y comentar 3 o 2 capítulos XD Gracias por comentar, tus comentarios son los que más espero cada semana :)​

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Zhiinygami: Me halagas mucho amiga, con gusto te enviaré un Itachi personalizado para ti en tu cumpleaños número 16. OMG todo lo que dices me levanta el ánimo. Entiendo lo que dices del dibujo, a mí también me dio nostalgia mientras lo pintaba u.u​

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hyuggaTenTen: Mándale saludos a tu amiga n.n Ojalá nos dieran a nosotras un adelanto también :) ​

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girlfriend: Hehe, tranquila, yo generalmente omito leer los comentarios de autor antes del capítulo. Sasori es un obsesionado, lo he hecho así porque como ya es loquito le quise dar esa tendencia para poder conectarlo con mi historia. Sakura en Akatsuki llevará su pelo largo como saldrá más adelante en un dibujo, pero con una camiseta de mis Tokio Hotel *-*​

SatoKasuLove: Te entiendo y a la vez perdóname tú a mí por no pasar por tu fic, es que he estado muy ocupada por eso de Miss Cemzoo, pero mañana acaba la ronda, así que tendré tiempo. Gracias por los cumplidos del dibujito n.n Soy la jefa de Itachi, así que no tendrías que insistir mucho con él para lograr algo jajaja​

ichi uchiha: Estoy segura que este poquito más te gustará. Konan y Pein no podían faltar, son otra de mis parejas favoritas de Naruto. Un hombre mojado es sexy XD especialmente Itahci. Muchas gracias por seguir el fic n.n​

Gustav: Pues Sakura sí creció, pero justo en este capítulo. El lime siempre agrega algo de sabor xd tengo que reconocerlo. Sasori es detestable porque lo he hecho así, pobrecito, ahora debe odiarme por manchar su imagen. Espeor que disfrutes de este capítulo.​

Esmeralda Ermitaña​

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Capítulo XIV​

Finalmente el plazo se había cumplido. El día en que cumplía dieciséis años había llegado cargado de los comienzos esperados. Se había acostado la noche anterior sin una gota de sueño y por ello por más que intentó no pudo dormir, razón por la cual había decidido tomar unas píldoras para poder conciliar su sueño.

Cuando se levantó en la mañana no le tenían una fiesta sorpresa, pero sabía que aquellos que la estimaban la saludarían al pasar, probablemente sin un gran y lujoso regalo como el que recibió a los trece. A pesar de que los dieciséis fueran celebrados a lo grande, ellos la consentían cada vez menos, porque sabían que sería uno de ellos algún día y que no habría ya más lugar para esas cosas.

La cumpleañera caminaba tranquilamente por el pasillo después de darse una ducha para buscar algo nuevo que hacer y sin rastro de Itachi. Seguramente había salido con Kisame, ya que tampoco lo veía a él. Siguió recorriendo y no veía ni a Deidara, ni a Tobi, ni a Hidan, ni a nadie. Extrañada comenzó a buscar por el interior de la cueva a los miembros de Akatsuki.

—“Me deben estar jugando una broma” —pensaba Sakura mientras corría—“Pero, ¿qué estás diciendo?, como si les gustara hacer bromas en conjunto”

Ellos no eran de ese tipo y lo sabía. Ya estaba empezando a hartarse de buscar cuando fue a la única pieza restante. Abrió la puerta con cuidado y pudo ver a los integrantes de Akatsuki todos sentados alrededor de una mesa, no faltaba ni uno solo. Debía ser importarte para que estuvieran todos en un mismo lugar postergando, de seguro, otras misiones que tenían pendientes.

La mirada de Pein se enfocó en ella y Sakura se acordó de inmediato del día anterior, intentando disimularlo. Todos le siguieron con la vista y supo que estaban hablando de ella.

—Toma asiento—ordenó el líder.

La silla que estaba más próxima a ella se encontraba vacía y dispuesta para ella. Sin esperar más palabras de parte de nadie, se sentó y escuchó atentamente a lo que seguramente habían estado comentando de ella.

—Itachi me ha reportado de tus avances, de tus debilidades y fortalezas—habló el perforado— Hemos comentado comentado todo esto con el resto de la organización.

No había sido mera intuición suya, efectivamente se encontraban hablando de ella y no era simplemente para chismosear, porque si hubiera sido así, no se hubieran tomado la molestia de reunirse todos especialmente para eso.

—¿Han decidido algo? —preguntó tímidamente y con respeto la muchacha.

—Sí. Es hora de que pongas a prueba lo que sabes hacer.

Eso activó algo dentro de Sakura, esas palabras tenían una clave. Miró directamente al líder buscando una respuesta ante ello.

—Eso quiere decir que…

—Mañana tomarás la prueba para convertirte en Akatsuki—anunció Pein.

Así se enteró de la gran noticia que cambiaría el curso de su vida, pero claro que ella no lo sabía. Por el momento Sakura sólo sonreía imperceptiblemente. Por fuera se encontraba serena e inexpresiva como le habían enseñado, pero por dentro rebosaba de dicha.

…

Como era cotidiano, Tobi tenía las más raras ocurrencias los días menos pensados y prácticamente obligaba a todos los presentes a seguirle, por muy innecesario que fuera. Sakura era la única que lo tomaba en serio. En ese mismo momento se encontraban preparando alguna sorpresa en la cocina.

—¿Por cuánto tiempo tengo que seguir batiendo? —preguntaba la muchacha.

—¡El necesario! —gritaba el enmascarado— ¡Luego seguiré yo porque soy un buen chico!

—Con lo que me encanta el chocolate derretido—se deleitaba la joven revolviendo el bol lleno de la sustancia

Era el especialista en hacerla reír, pero esta vez no resultaba de esa forma, porque su mente se encontraba permanentemente centrada en su sensei. Había sido devota de él desde que lo conoció y buscó sus brazos desde el primer momento, pero ahora los buscaba de otra forma.

Nunca nadie le había hablado del amor entre un hombre y una mujer, por lo tanto no sabía si lo que sentía por él era “aquello”, pero estaba segura de que debía parecerse mucho a lo que ella sentía. Tan ensimismada en sus pensamientos estaba que no se dio cuenta cuando aplicó demasiada fuerza en una vuelta del cucharón y el bol casi termina por caer. Para su suerte, fue sostenido por Tobi a tiempo.

—¡Uf!, estuvo cerca—se alegró el ruidoso personaje— ¡Lo haré yo si estás cansada!

Comenzó a revolver el chocolate rápidamente con empeño, pero sin mucha fuerza. Se alegraba con cada paso de su creación. Llegaron al rato Itachi y Kisame de su ronda quitando sus sombreros para airear sus cabezas, de esa forma quedaron al descubierto sus rostros y las miradas de sensei y alumna se encontraron.

El Uchiha tenía un rostro indescifrable, tenía tanto entremezclado que Sakura no podía saber si se encontraba a gusto con ella o era una evidente fastidio para él. La joven tenía al menos una cosa en claro: lo que sentía por su sensei era lo suficientemente fuerte como para demostrárselo y lo haría.

—¡Llegaron Itachi y Kisame Senpai! —exclamó Tobi.

Se entusiasmó tanto con la llegada de sus compañeros que empezó a batir vigorosamente, con más fuerza y desorden. Fue tanto así que el chocolate derretido fue salpicando sobre los recién llegados, aunque no en cantidad.

—¡Tobi, detente, los estás bañando! —dijo Sakura deteniendo la mano del enmascarado.

—No eres más que un idiota—decía Kisame malhumorado cogiendo una servilleta de mala gana y limpiando su traje.

El que tenía expresión de molestia, pero no emitía comentario era Itachi, cuyo traje no resultó tan manchado, pero sí su rostro que tenía una gruesa gota de chocolate en su mejilla izquierda.

—Yo me voy, no me seguiré prestando para tus estúpidos arranques—dijo el azulado marchándose.

—P-Pero prueba, ¡está muy bueno! —chillaba Tobi siguiéndolo

De esa manera quedaron solos en la cocina el usuario del sharingan y la sucesora del clan Kaguya. El Uchiha tuvo la intención de coger un trozo de servilleta y limpiar su rostro, pero no había contado con que Sakura no le quitaba la vista de encima. Se habían juntado aquellas dos cosas que más le gustaban: el chocolate y su tutor. Antes de que finalizara su cometido, ella se puso de pie y corrió hasta Itachi.

—Aguarda, no lo hagas—dijo frenando la mano de su tutor.

Lo detuvo para hacer algo que terminaría sorprendiendo a ambos. La joven se puso en puntillas, tomó el rostro de su sensei y sin pensarlo dos veces pasó su lengua por la mejilla con chocolate del Uchiha. El reciente acto no había sido indiferente para el masculino, puesto que por primera vez sentía cómo eran sus vellos los que se erizaban ahora al toque tan íntimo que había tenido la kunoichi.

Sakura bajó de su posición en altura y degustó más agradablemente el sabor que tenía la mezcla del chocolate y lo provocado en Itachi, pero sin soltar su rostro. El Uchiha retiró la mano de la muchacha lentamente de su faz, pero no la soltó, la sostuvo por largo rato mirando el bello rostro de su alumna quien empezaba a hacer lo mismo que él. Temiendo haber causado desagrado en su tutor, se puso nerviosa.

—I-Itachi, gomen—decía torpemente.

Buscó irse por su lado y no mirarle a la cara, pero fue detenida por su fuerte brazo que la traje nuevamente frente a él.

—¿Qué te hace creer que puedes retirarte?

No escuchó más las palabras sin sentido que ella decía por una tonta impresión que había tenido y sólo se dejó guiar por lo que quería en ese momento. Tomando la otra mano de la muchacha la atrajo hacia sí y plantó sus labios sobre los de ella con todo lo que tenía. Buscaba el contacto más cercano que su boca podía ofrecer interiorizándose muy dentro.

La joven abrió los ojos de par en par, sin poder creer que él estuviera haciendo aquello, pero tampoco tenía mucho tiempo para pensarlo, porque estaba correspondiendo de la misma apasionada forma y seguía intensificándose. Ya tomaba su cintura y sus lenguas se juntaban en un único ritmo. Sólo la ropa les impedía contactos más cercanos por lo cercanos que se encontraban.

Lo que los hizo separarse fue la frustrante, pero a la vez urgente necesidad de oxígeno.

Al ver lo que había ocurrido por seguir sus irrefrenables impulsos, Sakura tapó su boca con las manos como saboreando lo prohibido y a la vez negándolo.

—No hagas eso—dijo Itachi quitando sus manos de la boca que acababa de besar, haciéndole ver a su alumna que no tenía nada de qué avergonzarse.

La joven de ojos como esmeralda estuvo a punto de hacer estallar sus huesos a todas partes por las cosas que estaban pasando por ella cuando vio que el masculino se acercaba nuevamente, esta vez con mayor lentitud, pero mayor determinación. Cuando ella se encontraba con los ojos cerrados preparada para su contacto, su ritual se vio cortado con un nuevo individuo en la cocina.

—Lo lamento mucho si interrumpo algo—dijo el marionetista irrumpiendo el lugar y observando con detenimiento a los presentes.

Tuvieron que distanciarse más con esa mirada inquisidora que buscaba cualquier indicio de posible caricia. Sasori sostenía una marioneta de mediano tamaño a medio terminar en su mano y la usó para justificar su entrada al cuadro.

—Creo que he perdido su cabeza—decía levantando su creación— No la habrán visto por aquí, ¿o sí?

—No tenemos nada tuyo—contestó Itachi displicentemente.

—Me habré equivocado entonces, torpe de mí—hablaba con ironía el pelirrojo—Tengan los ojos abiertos, la cabeza que busco lanza un veneno muy fuerte automáticamente a quien considere peligroso.

Era una advertencia o quizás una amenaza muy clara y directa. La cosa fue que resultó tan evidente la hostilidad entre los tres individuos que en cualquier momento podrían saltar chispas y provocar que creciera un fuego abrasador.

—Pero no está aquí—sonreía cínicamente— Mejor voy a buscar antes de que cause destrozos.

Se marchó del lugar no sin antes dar una mirada de fuerte advertencia al par que se encontraba allí, ya les había indicado lo que quería. El temor que causaba el marionetista en la joven no se había borrado por completo, debido a los recuerdos que tenía de él cuando era menor. No quiso seguir allí exponiéndose a su vista calculadora y caminó hacia su habitación sin siquiera mirar a Itachi, se sentía demasiado vulnerable como para hacerlo.

—No puedes huir de él para siempre—dijo el Uchiha antes de que siguiera su camino.

La heredera del clan Kaguya se detuvo unos segundos al oír aquello, pero continuó con su camino de inmediato. Si bien no podía ir escapando de Sasori cada vez que se presentara la oportunidad de hacerlo, lo haría hasta que ya no tuviera opción. Era lo más fácil de hacer.

Itachi no iba a seguirla, ella ya estaba lo suficientemente madura como para no ser él quien le guiara en todo momento, también le hartaba tener que hacerlo, ahora sólo aconsejaba de vez en cuando. Estaba algo decepcionado de que aún la joven no enfrentara de una vez por todas a quien la había acosado por tanto tiempo, pero no podía hacer más, tampoco quería hacerlo.

Fue a su habitación queriendo olvidarse de todo ese episodio y se tumbó en la cama boca arriba. Movió sus labios en un instante y pudo saborear la esencia que recientemente había sido depositada por Sakura. Era cierto, se habían besado en la cocina antes de ser bruscamente interrumpidos y si era honesto con él mismo, efectivamente le había gustado. Mucho, en realidad. No se le hacía como una muestra de afecto únicamente fraternal como era cuando era más pequeña, era más bien parecido a lo que se sentía por una mujer.

—“Supongo que hace tiempo que dejaste de ser una niña” —pensó.

Suspiró como una manera sutil de reír. Se mofaba de él mismo por cómo todo se había dado vuelto y por primera vez no tenía una respuesta para un imprevisto. Nadie podía culparlo, pues nunca le enseñaron de ellos en la academia ninja, ni en el equipo anbu, tendría que aprender ahora por sus propios medios.

Fue a buscar un vaso de agua para aliviar sus pensamientos cuando sintió un golpe en su puerta. Dejó el vaso sobre su velador y se apresuró a abrir. Algo le decía que ya sabía de quién se trataba.

Era Sakura. No lo miraba al rostro, de hecho miraba hacia el suelo como si hubiera algo interesante sobre él, pero lo hacía para evitar sus penetrantes ojos a los cuales jamás les podría mentir.

—I-Itachi, yo…—intentaba pronunciar.

Sintió que la mano de su sensei se posaba sobre su hombro como regularizando el ritmo de sus palabras y de esa manera subió su rostro para ver al imponente Uchiha y a sus ocelos de depredador. El calor subía a sus mejillas, pero ahora que lo había mirado fijamente sabía que no podría bajar la vista nuevamente.

—Sólo dime lo que quieres—habló el poseedor del sharingan— Nada más que eso.

Ella supo en ese momento que si ella le pedía un cielo, él se lo entregaría. No sabía por qué, pero en su corazón se encontraba la certeza de que por aquellos ojos que la habían acompañado a través de tantas cosas jamás le engañarían.

—Te quiero a ti—dijo entrando a la habitación y apegando su cabeza al torso del Uchiha— aún si no quieres, podrías hacerlo como parte de nuestro pacto.

Pensó que no sería entendida y que pronto sentiría los fuertes brazos del masculino apartándola de sí, pero resultó ser todo lo contrario.

—Estás muy equivocada si piensas que hago esto como parte de algún contrato.

El joven levantó el rostro de la muchacha de ojos esmeralda por el mentón para que lo mirase y solo de esa forma pudo plantar en sus labios un beso. Con eso quedaba demostrado que lo ocurrido en la cocina no había sido mero impulso, había sido porque ellos muy en el fondo de sí deseaban lo mismo hace tiempo, pero lo tenían cubierto y escondido hasta que se dio el primer paso.

El beso se tornó apasionado por ambos lados. Las manos de Sakura dejaron de ser tímidas y se aventuraban por dentro del abrigo de Itachi, buscando un contacto más próximo a su bien formado pecho mientras que él masajeaba sus caderas.

Itachi la levantó y quedó sujetándola en el aire por sus crecidas caderas, cosa que hizo que las sensaciones aumentaran para la fémina. Estaban realmente cercanos y pegados contra la pared las lenguas batallaban incesantemente. El Uchiha bajaba sus labios al níveo cuello de la adolescente dejando marcas a su paso que resplandecían de rojo carmesí debido a lo sensible y blanca de su piel. Al observar las huellas que dejaba se complacía, porque era prueba que lo que estaba sucediendo era real.

Mordía su hombro con suavidad una y otra vez provocando que los primeros gemidos de placer brotaran de Sakura como música para sus oídos.

No necesitó más y despacio la tumbó sobre el lecho quedando entre sus piernas para continuar con las atenciones que se estaban brindando mutuamente.

Itachi estaba a punto de posar su mano sobre uno de los visiblemente suaves pechos de la kunoichi para comenzar con íntimas caricias cuando sintió la presencia de un kunai y se volteó sobre Sakura y sobre sí mismo para esquivarlo. El arma se estampó contra la pared.

—¿Q-Qué fue eso? —preguntó la joven mirando hacia el acero clavado en el muro.

Fue ella quien se levantó de la cama para examinar más de cerca el objeto. Lo quitó de la pared y buscó algún indicio de su procedencia. Pudo ver que en la punta del kunai se encontraba un líquido púrpura casi negro, era veneno.

Pronto todo pareció encajar en su cabeza cuando recordó las palabras de un cierto marionetista.

—La cabeza que busco lanza un veneno muy fuerte.

Había sido él quien había querido atentar contra Itachi. Por el olor del líquido deducía que era una sustancia demasiado fuerte y que podía matar al instante y se llenó de furia por dentro debido a las oscuras intenciones del pelirrojo de matar a su preciado sensei.

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CONTINUARÁ…