One-shot En mis sueños (RinxLenxMiku)

Mi respiración se volvía cada vez más fuerte; el chico rubio de ojos azules estaba sobre de mí, a punto de besarme. Pero, ¿qué él no estaba con Rin?, como quiera que fuera, amaba esta situación. Qué más daba defraudar a mi hermana por amor. Abracé fuertemente al chico, y dejé que sus labios rosaran los míos.

—Yo siempre te he amado.— Susurró, en un suave hilo de voz.

—Lo mismo siento, Len.— Respondí, aturdida, incrédula.

—Estaremos juntos siempre, desde ahora, por siempre, nada va a separarme de ti. Te amo, más que a nada, más que a nadie.

Eso fue suficiente, eso bastó para hacerme sentir única, la más afortunada, la persona más envidiable del planeta. La persona de la que había estado enamorada ahora fijaba su mirada en mí, solo en mí. ¿Qué más daba defraudar a mi hermana, si era por amor?.

Pude sentir cómo un bulto caía sobre mí de una forma brusca. Abrí los ojos como platos y un alarido salió de mis labios.

—¡Len! ¡¿por qué me despertaste?! ¡estaba a la mitad de un hermoso sueño!— Grité, confundida, deseando que aquel sueño hubiere sido real.

—Tranquila verde, no es para tanto. El desayuno está servido, todos te estamos esperando, y Rin se niega a desayunar si su hermana favorita no está en la mesa, y eso no es lo malo, lo malo es que no deja que nadie pruebe bocado hasta que tú no aparezcas, así que haz el favor de mover tu trasero al comedor que aquellas bananas esperan por mí.— Exigió el chico, con una hermosa sonrisa en el rostro.

Su hermana favorita, ¿eh?... Su hermana favorita. Tomé asiento con todos en la mesa, justo al lado de Rin. Todos reían, platicaban y comían. Yo no había ni probado mis puerros, mi mente estaba perdida, en mi sueño, imaginando la hermosa continuación que aguardaba para mí si él no me hubiera despertado... ¿Qué importaba defraudar a Rin, si lo amaba tanto? odio esta pregunta tétrica y perversa. ¡No!, Rin es mi hermana, mi hermana menor. No puedo estar enamorada de Len, él la hace feliz... Yo, yo solo...

—Miku, ¿estás bien?— Cuestionó Rin a mi persona, con expresión preocupada. —no has probado tus puerros, con lo mucho que te gustan... Estas rara, ¿qué te pasa?.

No... No podía estar haciéndole esto a Rin, a mi hermanita... No podía estar enamorándome de la persona que la hacía feliz.

—¡S-sí!— Me limité a responder en un tenue hilo de voz, mientras le daba un mordisco a mi puerro y veía como Len le hacía mimos a Rin.

El desayuno terminó y todos se largaron a hacer sus actividades. Caminé hasta mi habitación, y me encerré. Quería estar sola. Las lágrimas comenzaron a brotar sin previo aviso. ¿Por qué me enamore de él? de la persona que mi hermana ama, de la persona que ama a mi hermana, ¿por qué estoy en esta situación? Las lágrimas no cesaban, y aquellas malditas preguntas me torturaban más y más. Todo era tan claro y a la vez tan doloroso de aceptar: ellos estaban echos el uno para el otro, ellos estaban echos para amarse.
Todo el mundo decía que ellos eran la pareja perfecta, ¡y claro que lo eran!, ¿por qué habría yo de meter mi cuchara entre ellos? Mi cabeza daba vueltas, la confusión era tanta... Abrí los ojos, hinchados de tanto llorar. Levante suavemente la cabeza para encontrarme con una foto de Rin y yo de pequeñas, haciendo castillos de arena. Vívidos recuerdos llegaron a mi cabeza, había un nuevo pensamiento ahora: nada es más importante que el amor fraternal, ningún amor es más importante que tu propio hermano.
Me dirigí al baño de mi cuarto, lavé mi cara y aún podía sentir aquel dolor intenso en el corazón. Tenía que aceptarlo, ellos estaban echos el uno para el otro. No fue mi intención enamorarme de él, y lo amaría por siempre, aunque no fuese mío. Y hasta el último momento, cuando mi corazón dejara de latir y mi alma tuviera que partir, guardaría en secreto una foto suya en mi bolsillo. Salí de la habitación para encontrarme con un par de chicos rubios que se besaban intensamente en el pasillo. Se separaron rápidamente al sentir mi presencia y sonrieron avergonzados, sin ellos saber cuánto me hacía sufrir el verlos juntos.

—¡Pero sí que aprovechan!— Dije, con una gran y falsa sonrisa en el rostro, un sentimiento de resignación recorría mi cuerpo. —¿salimos a algún sitio con los demás? necesito tomar aire.

Al menos, aún podía tenerlo, él era muy de ella como muy mío. Muy mío, en mis sueños.