de Dragon Ball - El Universo está en juego... literalmente hablando.

Tema en 'Dragon Ball' iniciado por InunoTaisho, 26 Agosto 2011.

  1.  
    InunoTaisho

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    Título:
    El Universo está en juego... literalmente hablando.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    4265
    El Universo esta en juego… literalmente hablando.
    (“Una forma ridícula de perder el tiempo”… en opinión de Vegeta).

    (Fic alterno de humor y varias cosas en la espera de Cell junto a los androides… y otros problemas).

    Mi primer long fic de este manga/anime, propiedad de Akira Toriyama y socios, sin fines de lucro por mi parte. Saludo a los lectores de este foro y espero les guste el giro de la historia, por favor dejen comentarios… mis lectores constantes conocen de mi trabajo. Si no por lo menos disfrútenla.

    Se enfoca más que nada en algunos intentos por emparejar de una vez por todas a Bulma con Vegeta, con mi característica pizca de humor, basado en una idea anterior que aun sigue en curso por el foro de Inuyasha. Por ser un UA posiblemente algunos personajes muestren algo de OoC, sin intención real de cambiarlos del todo.

    Capítulo 1.- El comienzo.

    Una hermosa y cálida mañana, en un área cercana a una linda y pintoresca “chocita” ubicada en el Monte Paoz… dos “hombres” conversaban después de haber cortado la leña.

    Espero que con esto tu mujer este a gusto. — reclamó uno a otro — Me molesta que me meta en sus asuntos matrimoniales.

    No te enojes Pikoro, — contestó el segundo — hay días en que Milk está muy sensible.

    Pero lo de ayer fue el colmo. — dijo aun enfadado — No me explico como tú, el hombre más fuerte del Universo, no le planta la cara a… una mujer.

    Gokú y Pikoro salieron antes de que el Sol se asomara en el horizonte para cumplir el encargo de Milk, la cual le había reprochado a su marido por distraer tanto a Gohan, su hasta ahora único hijo, y no darle ni un respiro para estudiar; estaba tan airada que hasta la tomó contra el pobre namek, el cual “amablemente” se instaló cerca de ellos para ayudarles a entrenar, en la espera de los dichosos androides anunciados por un extraño muchacho venido del futuro.

    Ya había transcurrido casi un año de la noticia, pero no recibían la feliz muestra de que las cosas hubieran tomado otro rumbo entre Bulma, querida amiga de Gokú, y el odioso, arrogante, altanero, engreído, egocéntrico pagado de si mismo… Vegeta, Príncipe de los Saiyajins. Esos los tenían un tanto preocupados, aunque Pikoro lo negara.

    Bueno, — sonrió Gokú con su típico gesto bobo, rascándose despreocupadamente la nuca — el matrimonio tiene sus altas y sus bajas, y casi siempre Milk tiene razón… soy algo distraído.

    ¿Sólo algo? — Pikoro lo dijo con sarcasmo — Me queda claro porque Vegeta reniega de ti… a veces te pasas.

    Y hablando de Vegeta, — dijo el joven levantando los pesados troncos y echándoselos al hombro — ¿no crees que ya debería… andar con Bulma?

    Por lo que se ve, esa mujer no es un “pan de Kami”. — opinó el namek cargando algunos cuantos más — Y Vegeta no es tan bobo, por lo menos debe de pensarlo muy bien antes de meterse en problemas como tú… comprenderás — ironizó al final.

    No se, — ignoró la última frase porque no le dio otro sentido — Trunks debe nacer… bueno, creo que aun falta algo de tiempo para eso — volvió a sonreír complacido.

    A parte de todo… entre ellos hay un estorbo con nombre — agregó Pikoro un tanto molesto.

    ¿Un estorbo? — preguntó Gokú volviendo a su cara ingenua — ¿Qué le puede estorbar a Vegeta? Los padres de Bulma son adorables.

    Tú no entiendes nada — Pikoro trató de no hacer gesto de resignación.

    Llegaron justo a tiempo para evitar que Milk se asomara a la ventana y soltara su letanía matutina.

    En “Capsule Corp.”…

    Bulma saltaba muy contenta en la sala después de leer el correo matutino. En su linda carita se reflejaba una sonrisa. Ni tarda ni perezosa les comunicaría a sus amigos la gran noticia, sabía que no lo dudarían ni un minuto. En cuanto al antipático “Príncipe”… le daba igual, pues de todos modos acabaría haciendo lo que le indicara, quiera o no. Se dirigió al teléfono y marcó un número. Del otro lado de la línea le contestaron:

    Servicio de larga distancia, ¿en que podemos servirle? — sonó una voz chillona, como de contestadora automática.

    Necesito me comuniquen por cobrar a las islas del Sur, — dijo ella en tono amable — a casa de Kame Sen'nin.

    En seguida, espere por favor hasta que suene el tono.

    En lo que esperaba se dejó caer cómodamente a su adorado puff, pues cuando entablaba una conversación telefónica solía hablar hasta por los codos. Miró una vez más la carta, volvió a sonreír y se estiró un poco, admirándose como suele hacerlo todos los días… su vanidad femenina es mucha para ella sola. No se percató que unos ojos negros la miraban con insistencia.

    Vegeta tenía días en que no se explicaba porque en determinados momentos no podía quitarle la vista a esa, en su opinión, hembra vulgar y corriente. En ese instante se debatía entre quedarse como idiota disfrutando el panorama de sus lindas curvas o largarse a la cocina a devorar su desayuno, servido generosamente por la chica y su molesta madre. Bulma lucía unos mini shorts floreados y una blusita de tirantes con el lema de “Capsule” en la parte de mejor visibilidad. Sus instintos se interpusieron sobre la razón y se quedó estático por un par de minutos… si no fuera él posiblemente estaría juntando litros de baba en una cubeta. La voz de ella lo hizo volver a la realidad.

    ¡Ya era hora! — le reprochó un poco al teléfono — ¿Bueno? ¡Krilin, que gusto! — saludó con tono cantarín — ¡Tengo una noticia súper bomba para todos! — dijo efusivamente.

    “¡Bah! No se porque pierdo mi tiempo… esa necia mujer no se dedica a cosas útiles más que a parlotear todo el día” pensó al volver de su trance. Recuperó la compostura y se dirigió rápidamente a tomar sus sagrados alimentos para después encerrarse en la “Cámara de gravedad”… a ver si la tonta muchacha ya había reparado los robots averiados.

    Entonces mañana a la hora de la cena. — dijo Bulma sonriente, terminando la plática con su pequeño y pelón amigo — Claro, sólo espero que el maestro Rōshi no haga de las suyas. Nos vemos.

    Colgó y checó la hora… quince minutos de charla.

    ¡Jijiji! — se carcajeó por lo bajo — Rompí mi record, al viejo pervertido no le hará gracia. Bien, lo que sigue.

    Volvió a marcar por larga distancia, aunque esta vez lo pagaría ella.

    ¿Bueno? — contestó una voz infantil al teléfono.

    ¡Hola Gohan, me da gusto oírte! — lo saludó muy cordial — Me imagino que ya has crecido, ¿verdad? ¿Y qué tal los entrenamientos? — preguntó acomodándose nuevamente en el puff, levantando las piernas.

    Sí, ya crecí cinco centímetros más que el año pasado. — respondió el chicuelo muy orgulloso — En cuanto a los entrenamientos… — bajó la voz avergonzado — no creo ser de mucha ayuda, mamá casi no me deja.

    Ya verás que tomará conciencia de eso. — le dijo para confortarlo — Por cierto comunícame con ella o con tu papá.

    Sí. — contestó el niño más animado por sus palabras, y levantó un poco la voz, alejando la bocina — ¡Mamá, es Bulma al teléfono!

    ¿Bulma? — preguntó Milk un tanto extrañada, terminando de lavar el cerro de trastes que acostumbra dejar Gokú después de comer — ¿Qué será? — susurró para sí misma.

    ¿Puedo… entrenar? — preguntó Gohan con inocencia al pasarle el aparato, aprovechando que su madre estaba distraída en sus pensamientos.

    Si… claro, no tardes — contestó, no muy consciente de la pregunta de su hijo.

    Gohan no espero dos veces y salió disparado por la ventana antes de darle tiempo a su madre de arrepentirse. Milk contestó algo preocupada. Hace meses no sabía de la familia Briefs. Pensó que tal vez… el agresivo de Vegeta había cometido algo terrible. Nunca le gustó la idea loca que se le metió a la joven peli azul… alojar a ese individuo en su casa.

    ¿Acaso ocurrió algo? — soltó muy angustiada — ¿Te lastimó, les ha hecho daño? ¡Dime y con gusto Gokú le romperá la cara al muy cretino!

    Bulma parpadeó un poco al escucharla hablar así… ¿a quién se refería exactamente su amiga?

    Perdón Milk, ¿de qué hablas? — preguntó dubitativa, tratando de sonar educada.

    ¡Del salvaje simio que tienes en tu casa! — casi le rompe los tímpanos del coraje con el que habló — ¡Sabía que nada bueno te traería, eres demasiado considerada!

    La de ojos celestes se tapó un poco la boca para no reírse… la esposa de su amigo era una exagerada, pero no creía que llegara a tanto.

    ¡No te angusties!, — contestó tratando de sonar serena y convincente — a Vegeta le tengo tomada la medida… pero no es de él de que quiero hablarte…

    ¡Uf, menos mal! — interrumpió Milk soltando un suspiro — Discúlpame, como es tan odioso pensé que…

    No te preocupes, agradezco tu atención. — dijo amablemente la de extraños cabellos color de mar — Te hablo porque quiero invitarlos a ti y a tu familia, incluido Pikoro por supuesto, a una cena mañana en la noche aquí en mi casa… ¡Tengo una gran noticia que comunicarles! — se emocionó — ¡Es algo fabuloso!

    ¡Qué amable eres! — la de negros y atados cabellos agradeció con sinceridad — Le diré a Gokú, se pondrá muy contento.

    Bien, entonces hasta mañana en la noche — se despidió con mucha amabilidad sin dejar de sonreírse.

    Colgó sin borrar la sonrisa, muy segura… ahora sólo faltaba dorarle la píldora al “Principito” (esto también es literal); sabía que despotricaría hasta casi enmudecer… pero eso a ella la tenía sin cuidado. Había aprendido a soportar un poco sus arranques de ego porque en el fondo sentía que si ella fuera él y él fuera ella… serían idénticos. Eso le causo gracia y mejor se fue a ver si no se le ofrecía algo a “su Majestad” Vegeta.

    Milk también colgó aliviada. Cenar con los Briefs le libaría de cocinar para un regimiento… su marido y su hijo, ellos solos comían como por veinte hombres hambrientos. Por cierto no sabía que pensar en cuanto a que la coqueta amiga de su amado se hubiera compadecido de ese odioso y obstinado ser que parecía anhelar eliminar con sus sucias manos a su querido esposo, y le ofreciera vivir en su casa. Y todo por no tragarse la realidad… SU Gokú es por mucho superior al altanero de Vegeta, con todo y su “sangre real y linaje de primera”. Terminó con la limpieza de su hogar y se puso a preparar la comida, casi era lo único que parecía ocuparla… llenar el estómago de sus varones.

    Por cierto, antes de que Gohan los alcanzara Pikoro y Gokú habían hecho movimientos de calentamiento y se dedicaban a tirarse golpes y patadas veloces. El Saiyajin era demasiado rápido para el namek, que ya había recibido bastantes golpes en menos de cinco minutos.

    Lo siento — se excusó el de alborotados cabellos por enésima ocasión.

    No lo sientas tanto. — dijo el ser verde sobándose un poco la boca del estómago — Esos androides no se andarán por las ramas ni se conmoverán ante alguien débil… deberías aprenderle un poco de eso a Vegeta, a veces es necesario no ser tan compasivo.

    Tal vez tengas razón. — meditó brevemente — Bueno, volvamos a lo nuestro. — dijo adoptando pose de pelea — Dame un buen golpe.

    Siguieron así por cinco minutos más. Gokú se sentía como pez en el agua, tan emocionado que esta vez no midió el impacto… mandando a Pikoro de un contundente golpe a estrellarse en un cerro cercano.

    ¡Eso fue genial! — dijo Gohan al llegar justo a tiempo, con una mirada de éxtasis hacia su padre, para después preocuparse — Oye papá, ¿no habrás matado al señor Pikoro?

    ¿Qué? — preguntó dudoso, pues no se había percatado de lo que hizo — ¿De qué…? — dirigió al mirada a donde había sentido el ki del aludido… sorprendiéndose y avergonzándose del mal estado en que lo dejo — ¡Pikoro, lo siento!

    Los dos se dirigieron allá y lo sacaron de la cueva que hizo al golpearse con el monte.

    ¿Se encuentra bien señor Pikoro? — preguntó el pequeño con un poco de pena… era algo fuera de lugar pero tenía que cerciorarse.

    Perdón, — Gokú se rascaba la nuca — me emocioné.

    No te disculpes. — el ser verde se sacudió el polvo, se veía algo cansado — Meditaré para recobrarme en lo que tú y Gohan practican un poco.

    Padre e hijo se dedicaron a lo suyo. Esta vez Gokú trató de no pasarse, haciendo gesto resignado. Si no forzaba a Gohan a pelear duramente no saldría todo su poder, pero si su hijo regresaba a casa vistiendo harapos… Milk lo mandaría a la cama sin cenar después de gritarle unas cuantas cosas. A veces se preguntaba porque las prioridades de su esposa eran que el niño fuera médico, profesor, científico… cuando a leguas se veía que el chiquillo disfrutaba pelear como todo buen Saiyajin que se respete. No deseaba discutir con ella. A pesar de que pueda pensarse lo contrario no le gustaba hacerla enojar. Sabía que su esposa enojada podía ser peor que Freeza o Vegeta juntos. Pero no tiene demasiado autocontrol, así que en menos de diez minutos se encontraban sumidos en una lucha “encarnizada” por así decirlo.

    Muy bien Gohan, arriba, — le dijo esquivándolo en un ataque frontal — no pierdas mis movimientos — volvió a hablarle por atrás.

    Eres muy rápido papá, no es justo — se quejó el muchachito tirando un puñetazo en donde su padre había estado un segundo antes, para voltear lo más deprisa que pudo en la otra dirección.

    ¡Esquiva esto! — y de una fuerte patada lo mandó al suelo.

    ¡Me las pagarás papá! — Gohan se detuvo justo antes de estrellarse y volvió como rayo al aire… pero no llegó a dar su golpe cuando Gokú se apareció atrás de él una vez más.

    Si no sientes el ki puedes perder — le guiñó un ojo antes de asentarle tremendo puñetazo que lo mandó derechito al piso, y esta vez el niño si dio con su humanidad en el pasto.

    El guerrero se asustó un poco y llegó a donde su hijo estaba tirado, con la ropita desgarrada. “¡Milk se pondrá como fiera!” se preocupó. El chiquillo se incorporó muy sonriente, como si nada hubiera pasado.

    ¡Vamos a hacerlo otra vez papá! — dijo muy feliz y extasiado, le gustaba mucho entrenar con su progenitor.

    Tu mamá se va a enojar, — contestó señalando el trajecito roto — y después… ya no va a querer que entrenes.

    Gohan miró su ropa y por un momento se entristeció su semblante… pero después volvió a dirigirle una sonrisa a su padre.

    Me tienes que explicar como le haces para moverte tan rápido… así que mejor terminemos con otra pelea por hoy. — le dijo con calma — Bulma nos va a ayudar para convencer a mamá de la importancia de salvar la Tierra.

    ¿Bulma? — preguntó Gokú rascándose la nuca por enésima ocasión, mirando a su hijo con curiosidad — ¿Acaso Bulma habló?

    Sí. — confirmó el niño — Se oía muy contenta… me imagino que tiene algo que contarnos.

    Pikoro abrió los ojos y los miró de soslayo. “¿Acaso al fin Vegeta se dejó… envolver por ella?,” pensó entre divertido y asqueado, a la vez que apenado, “no sabe en la que se va a meter”. Gokú también sospechó que al fin su amiga de ojos azul claro y hermosa figura había conseguido lo que tal vez nadie más podría… dominar al fiero Príncipe de los Saiyajins. Se sonrió una vez más.

    Ha de ser una gran noticia. — dijo muy contento — Bueno hijo, no perdamos más tiempo — y, tomando impulso, se elevó a una altura considerable, seguido por un sonriente Gohan.

    Un tanto más tarde regresaron a casa, con los estómagos rugiendo como leones hambrientos. Habían tenido un buen entrenamiento y ahora sí, el pequeño “estudiaría” todo lo que mamá quisiera. Entraron como siempre, dirigiendo la vista al sagrado territorio… la cocina.

    ¡Milk, ya llegamos!, — gritó Gokú en tono amable — ¿qué hay de comer? Tenemos mucho apetito.

    La aludida se apersonó llevando una gran bandeja con deliciosas viandas… tambaleándose por el peso. Gokú sostuvo la charola salvando su almuerzo, Gohan detuvo a su mamá.

    Gracias cariño. — dijo amorosa para después mirarlo con cara de horror al notar el estado en el que se encontraba — ¡Gohan! — exclamó alarmada — ¿Qué le hiciste a tu ropa? — dirigió una mirada oscura y salvaje a su marido — Gokú… — habló en tono tétrico.

    Cálmate, no te alteres. — aquel ya estaba masticando una suculenta porción de carne — Es que entrenamos muy duro, — y le puso cara inocente — para que pueda estudiar con más ganas.

    El niño afirmó con la cabeza y le dedicó a su madre unos “ojos de borreguito tierno”, haciéndola sonreír.

    Si mamita, — dijo con tono de niño bueno — después de bañarme voy a estudiar.

    Eso la tranquilizó. Le dio un beso a su nene y lo acomodó en la silla.

    Eres un amor… serás un buen cirujano.

    ¿Y eso que es? — pregunto su ignorante esposo, tragando ya su quinta ración, sentado a la mesa.

    Es un médico que… ¡Gokú, no todo es para ti! — le reprochó quitándole bruscamente la bandeja.

    ¿Pues para quién más? — hizo su gesto bobo de incomprensión — Que yo sepa, Pikoro no come.

    ¿Y tu hijo acaso está pintado? — indicó molesta y le sirvió a Gohan su gran porción, aunque no tan grande como la que ya había comido su padre.

    El chiquillo le dedicó a su papá una mirada entre apenada y molesta por haberlo olvidado y se dispuso a comer. Milk le regresó el resto de la comida a su amado, y se sentó a su lado para comer lo que le correspondía, menos de la mitad de la ración de su hijo. El buen Gokú, como todo Saiyajin adulto, devoró su comida en un santiamén.

    ¡Ah, qué comida tan deliciosa! — se estiró un poco — Creo que regresaré con Pikoro… no debemos perder forma.

    “¡Hombres!” su esposa torció tantito el gesto y levantó el trasterío provocado por la escandalosa forma de alimentarse de su marido. Suspiró un poco pensando que Bulma no sufría demasiado alimentando al maleducado y salvaje orangután de Vegeta, que posiblemente tragaba tanto como su amado, aunando a que debía de ser más sangrón por sentirse “Príncipe del Universo” en cuanto a lo que considerara digno de digerir por su “noble” estómago… la joven científica tenía servidumbre mecanizada y muchas cosas que le facilitaban la vida, no tenía ni que batallar con él. Gohan salió para bañarse, anticipándose a que su madre lo mandara.

    Por cierto, — dijo Milk lavando los trastes sucios antes de que Gokú se fuera — Bulma nos invita a cenar mañana… dice que tiene algo importante que contarnos.

    ¡Ya era tiempo! — soltó él sin fijarse muy bien en lo que decía — ¡Las cosas tenían que darse ya!

    ¿Qué cosas? — preguntó su esposa viéndolo con suspicacia.

    ¿Eh? — reaccionó, “¡Chispas, por poco la riego!” — No… nada, — dijo un tanto apenado — es que… queremos saber si Vegeta ha progresado con la cámara de gravedad… a ver si nos la presta — sonrió como bobo esperando convencerla.

    Vegeta… — murmuró Milk un tanto alto — Yo no se porque insistes en llevarte bien con él… a leguas se nota que te odia, y a mi no me pasa.

    No te esponjes, — dijo tratando de calmarla — en el fondo ha de ser un buen tipo… tenlo por seguro.

    Mmm… — meditó — ¡Ay Gokú, tú siempre insistes en ver todo bien! — dijo resignada.

    Te puedo asegurar que después de esto Vegeta cambiará un poco… — trató de sonar convincente y se dirigió a la puerta — Me voy — salió rápidamente de su casa para no hablar de más.

    Llegó cerca del namek, que aun meditaba recuperando sus fuerzas.

    Por poco lo arruinas. — le soltó al tenerlo cerca — Cuida tu boca o las cosas no se darán como es debido.

    Es verdad… que tonto. — dijo el joven Saiyajin un tanto apenado — No quiero arruinar la vida de Trunks.

    No le arruinarías la vida… — puntualizó Pikoro — impedirías su nacimiento. Me imagino que si Vegeta lo supiera no dudaría en fugarse o, peor aun, en matar a la mujer… tal vez no la considere digna de él todavía.

    Ese Vegeta tan orgulloso. — suspiró Gokú — Me parece que a cualquier hombre puede gustarle una chica tan linda como Bulma… es tan simpática.

    Si tú lo dices… — dijo resignado el ser verde.

    Siguieron practicando hasta bien entrada la noche… mañana se enterarían como iban las cosas por Capsule.

    Nota de la autora: Si llegaste hasta acá es porque te llamó la atención. No te desilusionarás porque la historia promete mucho. Mi debut de long fic en estos lares, aunque tengo ya mi doctorado (como no, subiendo en el otro foro) en escritura de Inuyasha. Diviértanse con lo que sigue. Sayo y gracias.
     
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    Kai

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    Holis!
    Empecemos. Tienes tu humor sutil y experiencia manejando a personajes orgullosos. En eso los Taisho ayudan.
    Milk, pobre de ella tanto tragon, nunca debe salir de la cocina, ¿cuando tiene tiempo para ella la pobre mujer?...

    Detalles en cuanto a los diálogos.
    El "jijiji" no es esteticamente correcto ni menos un dialogo en si... Con nada mas poner "se carcajeo un poco ante su venganza". Basta, se sobre entiende que se rió.

    La metodica de la puntuación entre dialogos es asi.

    Guion, dialogo, espacio, guion, narracion, guion, Puntuacion, espacio, dialogo, punto.

    O mas corto, cuando no interviene el narrador.

    Guion, dialogo, punto.

    O cuando interviene el narrador y alli queda.

    Guion, dialogo, espacio, guion, narracion. Punto.

    Cabe decir que donde te digo espacio, solo alli lleva espacio, el guion debe encerrar a la narracion como si fuera un parentesis.


    Espero la siguiente, y ya sabes que me pierdo, pero te leo.
    Sayo, mi querida honai.
     
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  3.  
    Naru-Chan

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    Aries
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    Hola amiga n.n gracias por la invitacion, es la primera ves que leo algo de Dragon ball z n.n
    Me acuerdo que cuando era chica Goku era mi heroe, lo admiraba tanto jeje (considera que para ese tiempo tenia unos cinco añitos >.<)es la primera serie que vi, asi que le tengo bastante cariño n.n
    Sabes siempre quize saber como sucedieron las cosas entre esos dos, ya que considerando el caracter de cada uno es bastante dificil, ademas es el unico romance que no mostraron nada, almenos el de Goku, Gohan y Krilin mostraron algo...
    AAsi que el orgulloso Principe se quedaba perdido en la figura de Bulma jeje quien lo diria jaja tus fic siempre son buenos, me haces reir bastante, ademas con el dulce e ingenuo de Goku que se puede esperar jaja
    Bueno avisame cuando subas la conti, un beso
     
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  4.  
    cristty

    cristty Iniciado

    Escorpión
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    Hola!!!
    Muchas gracias por el aviso.
    Aun recuerdo tu otro fanfic de Dragon Ball... Me parece agradable la idea de que cuentes como fue la forma en que esos dos llegaron a tener algo, claro que seria muy a tu forma jajajja.
    Apoyo a Kal Sakka en eso de que tienes experiencia con personajes orgullosos, los manejas muy bien.
    Yo quiero saber como iran las cosas en casa de Bulma, asi que avisame cuando actualices.
    Muchos besos de mi parte!!
     
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  5.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Gracias por los post y por leer... sin más preámbulo lo que sigue de este enredo en lo que me desenredo en "Pasado mañana" y "Un juego por la vida de... Naraku" jajaja. Diviértanse.

    Capítulo 2.- La noticia (parte uno).

    Bulma y su madre preparaban los bocadillos para la cena. Habían ido de compras y en ese momento dedicaban toda su atención en tener todo listo para el importante evento. La señora Bunny Briefs sonreía como siempre al platicar con su hija.

    ¿Invitaste a Yamcha también? — dijo curiosa la rubia mujer.

    Por supuesto mamá, sabes que Yamcha es mi novio y gran amigo de todos — contestó la chica con una sonrisa similar a la de su progenitora.

    ¿Y al simpático de Gokú? — preguntó Bunny.

    Claro mamá, él es un buen amigo también — respondió su hija al tiempo que terminaba de decorar el pastel.

    Es cierto, ¿cómo pude olvidarlo? — dijo un tanto ruborizada la dulce señora —. Disculpa cariño pero… por un momento pensé que él y tú… — agregó.

    Mamá, desde un principio te dije que era y es sólo un amigo — le interrumpió Bulma poniendo los ojos en blanco por un momento, sospechando hacia donde se dirigía la conversación —. Era bastante niño para mí cuando lo conocí… además recuerda que ya está casado y tiene un hijo muy lindo. Y nunca fue mi tipo — puntualizó para finalizar el tema.

    El pequeño bien podría ser mi nieto — suspiró soñadoramente la rubia.

    ¡Mamá — la peli azul se alteró un poco —, por favor!

    Cálmate o te arrugarás pronto — le recalcó la dama sin borrar la sonrisa —. Dime una cosa hija, ¿es Yamcha el que no se decide o tú no quieres darme la felicidad de tener un nieto precioso? — casi le lagrimea a la muchacha —. Todas mis amigas hablan de sus nietecitos.

    Esto ya era el colmo. Bulma decidió marcharse no sin antes sonreírle nuevamente a su madre, tal vez con un poco de desgano.

    No sufras… tal vez más pronto de lo que crees les dé la noticia a ti y a papá — trató de sonar convincente.

    La idea no le atraía del todo, porque su novio… había tenido muchas fallas en todos los años de noviazgo, ya no sabía exactamente que pensar al respecto, aunque no había dejado de quererlo.

    Si Yamcha no quiere… a lo mejor el apuesto Vegeta te haga el favor — dijo pícaramente la mujer.

    ¡Mamá, eres insufrible! — le soltó un poco cortante y salió velozmente con rumbo a su laboratorio.

    “¡Qué ocurrencia!” pensó algo molesta. Lo último que haría sería siquiera insinuársele a ese bruto barbaján malagradecido con el ego subido más allá de su parada cabellera. Aunque, muy en el fondo, había encontrado bastante interesante el hecho de mirarlo detenidamente cuando estaba ocupado en lo que más lo ocupaba… sus entrenamientos, como queriendo comprobar los resultados de tan estricto régimen. Así que instaló en la cámara de gravedad, sin que el Príncipe se diera cuenta, un lector que registraba los avances del Saiyajin en términos porcentuales. Y sí que había alcanzado buenos incrementos, aunque él consideraba estar en un nivel mediocre todavía. Pasó para ver las lecturas del día… el tipo ya llevaba más de seis horas metido ahí después de tragarse tres cuartas partes de la despensa entre desayuno y comida. Recogió los resultados y los analizó.

    Esto es sorprendente — se dijo a sí misma checando los resultados y comparándolos con los del día anterior.

    ¿Qué te sorprende tanto, mujer? — escuchó la grave voz con tono autoritario —. Te he visto hacer eso varios días y exijo saber que es.

    Vaya, vaya — le cuestionó volteando a verlo sin mostrarse atemorizada —. No quise importunarte “Majestad”, vuelve a tus ocupaciones y no te fijes en pequeñeces. — le hizo una leve reverencia como para molestarlo, sonriéndole un poco —. Esto no es digno de ti… son cosas de la chusma.

    No me voy a ir porque tú lo digas — se le acercó hablando un tanto más enojado —. Algo tramas a mis costillas, por eso me analizas.

    Ella no se achicopaló y guardó el folio entre los demás, colocándolos en un cajón de su escritorio, dándole un poco la espalda. Después volvió a encararlo.

    ¡Qué desconfiado eres! ¡Cómo si de verdad pudiera hacerte algo! — lo retó poniendo las manos en su cadera —. Solamente estoy comprobando el consumo de energía de la cámara para que no pase lo de la última vez que la volaste — lo miró muy fijamente —. ¿Te acuerdas?

    ¡Cómo olvidarlo! Eso le costó perder una semana y estar de ocioso mirándola trabajar mientras sentía unas ganas locas de… ¡¿abrazarla?! Y es que, aún con su overol, se notaban sus sensuales y peligrosas curvas. Desvió la vista para no dar a entender nada y dio un paso atrás.

    Bueno, más te vale mujer — y regresó sobre sus pasos.

    “Se lo tragó, menos mal”, suspiró Bulma un poco y también se fue de ahí para no mirarlo más. No sabía bien por qué pero el sentirlo cerca la ponía nerviosa. Decidió tomar un baño para despejarse y arreglarse para la fiesta. Sin embargo los negros ojos de Vegeta la vigilaron hasta perderla de vista. “Maldita mujer,” pensó mientras la observaba “algo le debes poner a la comida que ya no puedo dejar de verte… ¡Mierda! Debo ponerme a entrenar y olvidarme de esa hembra prosaica y ruidosa” se reprendió y volvió a la suyo.

    Más tarde era casi la hora de cenar. Vegeta terminó con su entrenamiento y se fijó en el jardín. Junto a la alberca había una larga mesa dispuesta para una fiesta y ahí… una lista de los tipos más despreciables que había conocido… bueno, no tanto como Freeza pero si despreciables, de los cuales había sentido su ki pero no le dio importancia, pues sabía que eran “amigos” de la extraña muchacha. Estaba el repulsivo anciano pervertido, el enano pelón y otros pobres tipos, incluyendo a la lombriz de agua puerca que andaba de “noviecito” con la joven mujer. El sólo verlo hizo que sintiera ganas de aplastarlo sin entender bien por qué. Recordó que la noche anterior las dos mujeres, madre e hija, habían charlado hasta por los codos sobre una cena con invitados y se mostraron bastante alegres. El buen doctor afirmó con su mismo gesto bobo y feliz, y a él… ni le pidieron su opinión.

    “¡Bah!” pensó al entrar a la casa “No cabe duda de que esa boba se rodea de puros patéticos”. Subió las escaleras y casi choca con ella. Parpadeó brevemente al verla bien, aunque trató de guardar las apariencias. Bulma llevaba puesto un vestidito corto, no muy ajustado pero de linda caída que delineaba bien sus curvas, luciendo sus piernas bronceadas y un coqueto escote. El tono era en rosa pastel y combinaba con unas sandalias no muy altas. Se había puesto un poco de perfume floral y soltado su cabello. Era una hermosa visión.

    Mujer, fíjate por donde andas — soltó un tanto altanero para disimular lo mucho que le gustó admirarla con esa ropa.

    Perdona “Príncipe” — dijo ella un tanto sarcástica —. Precisamente iba a buscarte… vamos a cenar con los amigos porque tengo una noticia que también te interesa — y lo miró fijamente haciéndose un poco atrás, esperando su característica y predecible reacción.

    No se equivocó.

    ¡¿Estás loca?! — le espetó agresivamente —. ¡No voy a estar con esos… que tú llamas amigos! Si tienes algo que decirme dímelo aquí ya — y la tomó por los hombros, tratando de ser “delicado”, aunque había pensado en ahorcarla por creer que él, el Príncipe de los Saiyajins, se rebajaría a tanto.

    Te conviene ir — Bulma le sonrió coquetamente sin mostrar miedo —. Eso que voy a decir es para todos, y no pienso repetirlo… simio — dijo en tono dulce.

    Vegeta sintió que le temblaban las piernas, y más al contacto con la suave piel, pues los guantes se los había quitado en la cámara y allí los dejó botados. El delicado tono de voz de la chica le erizó los vellos, aun así intentó disimular que no le pasaba nada.

    ¡A quién carajo le importa las idioteces que tengas que decir! — aunque bajó el tono de voz seguía oyéndose molesto.

    Gokú se va a comer todo, y lo hicimos especialmente para ti — dijo ella bajando la vista, aparentando sentirse triste —. Si no quieres ir… luego te cuento — y trató de separarse del Saiyajin.

    ¿Quién dice que voy a permitir que Kakarotto se coma MI comida? — no la soltó y casi pega su nariz con la de la peli azul —. Pero que conste que es sólo por MI comida que estaré en tú estúpida cena.

    Lo que digas “Alteza” — “¡Mordió el anzuelo!” pensó sonriendo nuevamente —. Tu baño real esta listo — y ahora sí quiso que la soltara porque se sintió un poco acalorada con su cercanía.

    En ese instante… Yamcha llegó.

    ¿Sucede algo? — preguntó suspicazmente el joven al percatarse de la posición dominante del arrogante guerrero sobre su novia —. Oímos tus gritos Vegeta.

    Nada que te importe escoria — alejó un tanto brusco a Bulma mientras la chica se arrojó a los brazos de su novio de toda la vida.

    ¡Oh Yamcha, ya llegaron! — lo besó fugazmente en los labios —. ¿Qué te parece? — le presumió la ropa.

    Luces divina — la mirada de Yamcha se hizo pervertida – soñadora —. Déjame abrazarte otra vez.

    Ella se lanzó nuevamente sobre él, y el luchador le acarició la espalda con suavidad.

    Hueles muy bien — dijo aspirando su aroma.

    Vegeta se quedó un tanto estático al ver las cursilerías y ñoñerías de los terrestres… bufó un poco y se metió a su cuarto. No comprendía porque le gustaría ahogar al arrastrado ese en la alberca y abrazar a la mujer en su lugar… sintiendo ese lindo cuerpecito contra el suyo. “Mejor me baño ya con agua fría… ¡Ahgg, que estupideces estoy pensando por culpa de esa hembra corriente y ofrecida!”. Ni bien se metió al baño cuando escuchó la puerta del dormitorio abrirse y oyó que le decían algo.

    Vegeta, tu ropa está en la cama — dijo Bulma con tono cálido —. Te esperamos, no tardes.

    No me digas lo que tengo que hacer mujer — le espetó —. Al que debes controlar es al baboso novio que tienes.

    La peli azul hizo un mohín de enfado. Ese mono podía ser exasperante… pero le gustaba picarle la cresta, y al parecer él le respondía de la misma forma.

    Como digas “Majestad” — contestó con ironía —. Prepararé tu real banquete. La “corte” esperara por ti — y cerró de un portazo.

    El Saiyajin se sonrió un poco… le encantaba molestarla porque al menos así podía guardar las apariencias de lo que sentía ante su provocativa presencia. “¡Méndiga mujer,” volvió a pensar terminando de quitarse la ropa sudorosa “por eso ese tarado parece perro, porque eres…!” Sacudió otra vez la cabeza y dejó que el agua fría cayera de golpe para borrarle esas imágenes protagonizadas por la hermosa joven y que empezaban a llenar su mente, como las que acostumbra a ver cierto anciano pervertido.

    En el jardín todos ayudaban con la comida, colocando los platos en su lugar y las fuentes que contenían los bocadillos. El maestro Kame Sen'nin baboseaba mirando a Bulma andar de aquí para allá, lo mismo Oolong, el cual envidiaba la suerte de Yamcha aunque no se explicaba porque la pareja no había formalizado nada con los años que tienen de noviazgo. Puar, Chaozu y Ten Shin Han también ayudaban junto con Krilin a poner las cosas en su lugar. El pequeño muchacho pelón miraba disimuladamente a su amiga peli azul con un poco de deseo oculto, suspirando internamente por encontrarse una novia para él… no traicionera como una que había tenido y de la que deseaba no acordarse.

    ¿Y por qué no nos dijiste de la alberca? — reprochó un poco el anciano maestro a la joven —. Podíamos nadar juntos y así refrescarnos de este calor… — y trató de acercar una de sus manos a las caderas de ella.

    Porque no — lo golpeó sin delicadeza con una cuchara —. Gokú no viene más que a comer… y a Vegeta tampoco le haría gracia tener que “compartir” la alberca con todos nosotros.

    Esos Saiyajins… a veces son insoportables — murmuró Oolong —. Especialmente el que está aquí contigo.

    Como sea yo lo invité — sonrió Bulma —. Debo hacer que su estancia sea placentera.

    ¿A qué te refieres con eso? — Krilin la miró un tanto decepcionado, pensando que la bella joven… le daba al arrogante Vegeta otro tipo de placer.

    ¡No seas cochino! — le espetó ella golpeándolo también al adivinar sus pensamientos —. ¡Ni que se mereciera tanto! Además le soy fiel a Yamcha — terminó para ver a su novio con mucho amor.

    El aludido tragó saliva y se sonrojó… no le gustaría que ella… si así fuera, todos sus sueños se vendrían abajo. A pesar de sus cosas la peli azul era muy especial para él.

    En tanto, en el monte Paoz…

    ¡Vamos Milk, se hace tarde! — urgió Gokú a su esposa.

    ¡Sí mamá, apúrate o Vegeta se acabara la comida! — agregó Gohan un tanto nervioso.

    Saiyajins… de apetito voraz — murmuró Pikoro.

    Ya voy, ¡qué carácter! — salió Milk luciendo uno de sus mejores trajes —. No creo que Bulma permita que ese altanero los deje sin cenar.

    Si… creo que tienes razón — dijo Gokú meditándolo un poco —. Bueno Gohan, toma a tu madre, Pikoro, agárrate de mi hombro.

    ¿Qué… vamos a hacer? — parpadeó asombrada la de negros y recogidos cabellos.

    Nos tele transportáremos — Gokú la rodeó suavemente por los hombros en tanto Gohan la abrazó por la cintura —, así llegaremos más rápido.

    Pero Gokú… — iba a decir Milk.

    Él no la dejó terminar al colocarse los dedos en la frente y guiarse por el ki más poderoso en Capsule… el de Vegeta. Pikoro iba a replicar también pero mejor lo dejó hacer, ya se percataría de su error.

    Y hablando de Vegeta… salía del baño, cubierto por una toalla y tratando de recuperar la seriedad cuando se dio de bruces contra algo duro que lo hizo caer al suelo, soltando la prenda que lo cubría. Levantó las vista al percatarse… era Kakarotto, su ridícula familia y el namek… en su habitación. Parpadeó un tanto asombrado y en su frente brotó la típica vena de enfado.

    ¿¡¡Se puede saber que mierda haces en mis dominios!!? — espetó desde el suelo.

    ¡Ah, Vegeta! — saludó aquel como si nada en tanto Pikoro decidió fugarse discretamente… que el tonto cargue con la culpa —. ¡Qué gusto verte tan saludable!

    Milk parpadeó a su vez y después gritó más fuerte que el Príncipe.

    ¡¡¡AAAHHH… Un mono desnudo, que horror!!! — se tapó la cara con las manos.

    Mamá, tranquila — dijo Gohan para calmarla.

    ¡¡¡VIEJA GRITONA!!! — el ofuscado hombre levantó más la voz, enderezándose y cubriéndose una vez más —. ¡¡¡El marido estúpido que te cargas tiene la culpa!!!

    Oye Vegeta, no le digas tan feo — Gokú puso gesto un tanto contrariado —. Milk, ¿qué te pasa? — se dirigió visiblemente consternado a su querida esposa.

    ¿¿¿Qué no ves que está desnudo??? — soltó ella muy indignada sin descubrirse —. ¡¡¡Es un cínico!!!

    ¿Y?... a mi me ves desnudo y no hay problema — dijo con su boba expresión —, a Gohan también.

    El peque sonrió y se sonrojó, y la morena más que su hijo… su marido pecaba de ingenuo. Vegeta tenía más signos de venas saltadas en la frente amplio – pluralista, aun con la toalla alrededor de la cintura… la estupidez de Kakarotto no tiene límites, ¿cómo podía ser más fuerte que él siendo… tan infantil?

    ¡¡¡IDIOTAAAA!!! — le soltó fúricamente poniéndose a su altura, el enfado lo hizo crecer —. ¡¡¡Tú eres su marido, el mocoso es su hijo!!! ¡¡¡A mí me deben respeto!!!

    Gokú parpadeó como digiriendo eso… y se rascó la parte alta de la cabeza.

    Tienes razón — sonrió tontamente —, lo había olvidado. Por cierto, ¿dónde es la fiesta? — preguntó con aire inocente —. Tengo hambre.

    Milk y Gohan casi se caen tipo anime en tanto Vegeta recuperó su estatura, aunque seguía de mal humor.

    La estúpida fiesta es en la alberca — soltó de malos modos —. Lárguense ya.

    Milk no espero dos veces y salió presurosa de la habitación, jalando a Gohan y sin esperar a su amado. Gokú se dirigió con paso lento a la salida.

    Perdón — dijo avergonzado —, tu ki es el más fuerte y pensé que estarías con Bulma celebrando… y que por eso nos habían invitado.

    El fruncido gesto de Vegeta se torció más.

    ¿Qué carajo tendría que hacer con esa… mujer? — espetó —. ¿Celebrar… qué? — le volteó la cara —. Sólo te advierto que no toleraré que te metas con MI cena, ¿te quedó claro?

    Lo que digas — sonrió otra vez y salió para reunirse con sus amigos.

    “Kakarotto… lo que tienes de “fuerte” lo tienes de imbécil” pensó enojado y se dispuso a vestirse. A ver que ridículas prendas le había dejado esa tonta, gritona y hermosa mujer de bellos ojos azules… volvió a sacudir la cabeza con enfado.

    Todos en la alberca habían escuchado los gritos desaforados del pesado Saiyajin y alguien más, ¿una voz femenina? Bulma pensaba levantarse y dirigirse hacia allá… si ese desvergonzado le estaba gritando a su madre… aunque pensándolo bien su mamá no hablaba tan fuerte. Vieron a lo lejos una alta silueta y lo reconocieron.

    ¡Pikoro! — saludó Krilin —. ¡Aquí estamos!

    Eso sólo podía significar que Gokú, Milk y Gohan se habían topado con Vegeta. Bulma suspiró resignada… posiblemente el orgulloso hombre se enfrascó en un pleito con la esposa de su amigo. El namek ni correspondió al saludo ni se movió. Un poco más atrás los señores Briefs salieron llevando una bandeja de postres, seguidos de Gohan, que saltaba muy feliz, y de Milk, que se abanicaba con la mano y se veía bastante colorada.

    ¡Qué guapo te has puesto pequeño! — dijo sonriente la señora Briefs al chiquillo —. ¡Ya casi eres todo un hombrecito! Pasen, están en su casa.

    Bulma se levantó y tomó del brazo a su amiga de negros cabellos, llevándola con ella a la mesa.

    ¿Qué pasó? — le preguntó por lo bajo.

    ¡¡¡Ese Vegeta es un descarado!!! — gritó aterrada al recordar lo recién ocurrido —. ¿¿¿Cómo se atreve a estar sin ropa???

    La peli azul se hizo para atrás, no fuera a arruinar su peinado con ese grito. Los demás parpadearon de asombro. Y después Bulma se carcajeó en lo que el namek hizo un gesto de enfado.

    ¡Qué gracioso! — rió con ganas —. ¿¡Se tele transportaron siguiendo su ki y… lo encontraron en el baño!? — casi le brotan las lágrimas —. ¡Ya me lo imagino!

    Todos se relajaron y soltaron pequeñas carcajadas al mismo tiempo. En eso llegó Gokú junto a Pikoro.

    ¿Qué les pasa? — preguntó dudoso viendo a los demás reírse como locos, especialmente su amiga de linda figura.

    Gracias a ti… la reputación del “Príncipe de los Arrogantes” se hizo añicos. — le espetó por lo bajo —. Y como ella es tan comunicativa… — señaló a Bulma con un movimiento de la cabeza — se reirá en su cara durante un mes aproximadamente… si no es que Vegeta la mata primero. Otra razón más para odiarte.

    Fue sin querer queriendo — dijo avergonzado rascándose la nuca —. Yo pensé que…

    No pienses, eso no se te da — lo interrumpió de forma cortante —. Y por cierto, el estorbo está junto a ella — señaló a alguien discretamente.

    ¿El estorbo? — volvió a preguntar dubitativo y se fijó en el que señalaba el ser verde… un joven con cicatrices en el rostro —. ¡Ah, Yamcha, su novio! Hasta olvidé que tenían una relación… como han cortado muchas veces.

    El verde alienígena torció el gesto otra vez y le dio un suave empujón al joven Saiyajin, haciéndolo avanzar. Bulma fue por él al verlo.

    Gokú, ¿por qué te tardaste? — le dijo tiernamente tomándolo de un brazo —. Ve con Milk y reconfórtala porque aun está agitada.

    Pero… ¿por qué? — hizo su gesto bobo rascándose la cabeza por enésima vez —. Que yo sepa no ha corrido.

    La chica de celestes pupilas puso los ojos en blanco un instante… Gokú seguía teniendo una actitud bastante inmadura a pesar de los años vividos al lado de su amada Milk.

    Ve con ella — le dijo —. En cuanto llegue Vegeta cenaremos.

    Tal vez después de todo el pillín de Vegeta quería disimular o… ¿tal vez no? Bulma se sentó junto a Yamcha, después de ofrecerle una bandeja con bocadillos a su amigo. Todos platicaban amenamente y el inocente Saiyajin trató de comportarse al momento de palmearle suavemente el hombro a su amada. Los bocadillos eran deliciosos pero esperaba que el “Príncipe” no tardara tanto… un grito fúrico rompió la armonía del lugar.

    ¡¡¡MUJERRRR!!! — llegó el prepotente Saiyajin con el gesto más endurecido, dirigiéndose a Bulma e ignorando a los demás —. ¿¡¡Se puede saber a que mierda juegas!!? — le dijo de malos modos, acercándose como fiera hasta casi tragársela —. ¡¡¡No soy tu muñeco de aparador para probar ropa barata, vulgar y corriente!!! ¡¡¡Soy el Príncipe de los Saiyajins y merezco algo mejor que estos trapos!!!

    No cabía duda… su ego es más grande que él. Bulma parpadeó un tanto asombrada de verlo tan desquiciado, y también se enojó.

    ¡¡¿ROPA BARATA, VULGAR Y CORRIENTE?!! — habló alto, plantándose frente a él, olvidándose de su querido Yamcha —. ¡¡¡Es ropa de diseñador!!! ¿¿¡Sabes lo que me costó un traje de esos, chimpancé malagradecido!??

    Vegeta traía puesto un pantalón corte casual en buena y fina tela color azul marino, su favorito, y una playera tipo polo color kaki, contrastando perfectamente y haciéndolo lucir más… guapo, en opinión de Bunny Briefs.

    Pero si te ves divino. — habló la rubia abriendo los ojos, haciendo tono soñador —. Bulmita se esmero tanto en escogerlo a tu medida.

    ¡¡¡A mi me vale m…!!! — gritó sin ver a la dulce señora, concentrado en fulminar con sus negros ojos a la hermosa muchacha de cabellos azules.

    Todos los demás se hicieron chiquitos en sus asientos al sentir la ira del Saiyajin brotarle por los poros; aunque Yamcha intentó protestar para defender a su novia decidió que sería más sensato cerrar la boca… no fueran a desquitarse con él, pues la muchacha enojada podía ser más peligrosa de lo que aparentaba.

    ¡¡¡Óyeme de una buena vez, simio de cuarta, — dijo la joven bastante airada ante el insulto en contra de su progenitora — si no te gusta quítatelo y anda al natural!!! — y entonces, recordando lo sucedido con su amiga morena, empezó a reírse — ¡Eso sería maravilloso! Creo que traer tus “cositas” al aire te sentara mejor — se dejó caer nuevamente en su silla, retorciéndose ante su propio comentario.

    El tono de la piel del arrogante Vegeta cambió de morado a rojo, para después retornar al morado oscuro. Fulminó brevemente con sus negras pupilas como la noche al idiota de Kakarotto y a la “comunicativa” arpía que tiene por mujer, para encarar a Bulma una vez más, eso sí, observando rápidamente a todos los presentes para matar a cualquiera que pensara en burlarse de él. Eso no lo toleraría a nadie, ni siquiera a ella… ¿o sí?

    ¡¡¡Escúchame muy bien mujer descerebrada…!!! — iba a abalanzarse sobre la joven que no había parado de reír, una muerte lenta y dolorosa tal vez sería mejor para una escandalosa hembra… aunque fuera tan linda no podía seguir con vida después de semejante desfachatez.

    En ese instante se oyó otro ruido y todos, incluidos Bulma y Vegeta, quien casi le pone las manos en su delicado cuello, miraron hacia arriba, quedándose en sus posiciones por unos segundos.

    Nota de la autora: ¿qué tal eh? La idea de un fic cómico de este manga/anime me surgió después de que volví a ver algunos capítulos y leer otras historias en el foro… no fui demasiado adepta a “Dragon Ball” y continuaciones, pero me pareció interesante plantear algo divertido enfocado en esos tres años perdidos antes de la llegada de los androides, me inspire de algunos fics con esa tonada y decidí darle mi toque personal. En lo general no creo que Bulma haya sido demasiado pesada con Vegeta… debe de haberle encontrado su lado amable al Saiyajin para convencerlo de ser su pareja. Por algo tuvieron a Trunks y más adelante a Bra… independientemente de lo mal que llegó a caerme Vegeta (era odioso en ciertos momentos) lo he visto desde otras perspectivas y, aunque no fue muy tierno, llegó a ser tal vez mejor pareja que Gokú en cuanto al cumplimiento de ciertos deberes de marido, y no me refiero solamente en el plano del sexo, ¿eh? Mi punto de vista, disfruten la comedia, mi especialidad.

    PD. Por cierto que pienso que a Gokú nunca se le quitó lo ingenuo e inocente a pesar de los años de matrimonio… aunque se me hace un comportamiento un tanto raro para un hombre adulto que ha pasado de todo… hasta morir dos veces, pero de que es ingenuo es ingenuo, y, de acuerdo con Vegeta, su ingenuidad raya en la estupidez, jajaja.
     
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  6.  
    cristty

    cristty Iniciado

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    Gracias por el aviso!! Vegeta esta celoso!!! Sii!!! Que bien, porque yo ya quiero que esten juntos... Es que hacen tan bonita pareja!
    Yo tambien creo que Vegeta tiene un lado tierno... Quien sabe en donde, pero ahi esta. Bueno, yo quiero saber que fue el causante de ese ruido, por lo que estare esperando tu proximo capitulo...
    Muchos besos de mi parte!!
     
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  7.  
    Naru-Chan

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    Hola amiga n.n
    Vale como me hiciste reír, con lo del accidente del baño, las cosillas de Vegeta, los gritos de Milk jaja vale eso si que fue divertido n.n
    O cuando Vegeta quería matar o ahogar a Yamcha jeje aunque el no quiera aceptarlo esta muy celoso, y mas cuando sintió deseos de abrazarla o esas imágenes que vinieron a su cabeza jeje
    En si me gustaba Vegeta, ese lado orgulloso que tenia me llamaba la atención, o sus palabras de superioridad n.n siempre se me hizo interesante, obviamente que siempre mi preferido va a ser Goku, con su carácter infantil, eso es lo lindo de el :3
    Bueno amiga avísame de la conti, quiero saber que fue lo que le llamo la atención a todos n.n un beso!
     
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  8.  
    InunoTaisho

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    El Universo está en juego... literalmente hablando.
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    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    3143
    Les dejo este capítulo para divertirse, en lo que recompongo el triste día de Naraku en el juego por su vida... jajaja!

    Capítulo 2.- La noticia (parte dos).

    PreviamenteEn ese instante se oyó otro ruido y todos, incluidos Bulma y Vegeta, quien casi le pone las manos en su delicado cuello, miraron hacia arriba, quedándose en sus posiciones por unos segundos.

    Era una nave familiar que habían visto antes… con el símbolo de “Capsule”. Se trataba del joven del futuro, del cual únicamente Pikoro y Gokú conocían su nombre e identidad y que prometieron guardar en secreto para no arruinar las cosas. Todos se quedaron estáticos un momento al verlo salir de un salto. Se veía un tanto más maduro y traía el cabello más largo y atado en una cola. Él sonrió al verlos y concentró su vista en sus futuros padres… los cuales no se veían muy amistosos entre ellos. “Ni hablar” pensó Mirai Trunks un tanto resignado. “Papá no era un hombre fácil y mamá también tenía su orgullo”. Suspiró silenciosamente y se dirigió a todos.

    Buenas noches, siento interrumpir — habló con tono cortés y educado, con esa voz juvenil que sonaba tan bien.

    ¡Cuánto has crecido guapo! — Bulma se olvidó de Vegeta y… del preocupado y miedoso Yamcha, para abalanzarse sobre el joven apuesto y desconocido, plantándole un beso en la mejilla —. Aunque creo que el cabello largo no te va muy bien — lo miró coquetamente.

    El chico se apenó un poco y le lanzó una mirada de reojo a su padre, el cual parecía bastante molesto al verlo, considerando que su madre le dedicaba una atención especial sin saber en realidad quien era él, dejando en segundo plano a los dos hombres adultos que se disputaban su atención. Y no era para menos, en esos años su joven mamá estaba como quiere y no le parecía raro que tuviera a los hombres babeando por ella, sobre todo vestida así y con ese lindo carácter. Gokú y Pikoro también le lanzaron una mirada de reojo al arrogante Saiyajin… aunque quería disimular que no le afectaba en absoluto, se notaba que la llegada de su desconocido hijo no le hacía gracia, especialmente porque la peli azul lo dejara con la palabra en la boca para ir por el muchacho.

    Eee… — tartamudeó Mirai Trunks sin querer abrazarla del todo para no provocar a su padre —, gracias… a mi mamá tampoco le gustó mi peinado, dice que me veo fodongo.

    En cuanto puedas te lo cortas — le dijo Bulma acariciándole una mejilla y tomándole un mechón del copete con suavidad —. Eres tan atractivo y lo serás más con un corte decente… aunque frunzas tantito el ceño.

    ¡Hola! — saludó Gokú agitando la mano y acercándose a ellos, que ya se encaminaban a la mesa —. ¿Qué te trae por aquí antes de tiempo?

    Hola señor Gokú — dijo amablemente el joven, un tanto aliviado de poder desviar la vista de su mamá —. Vine a ver cuanto han progresado las cosas… veo que todavía faltan detalles — indicó con un disimulado gesto mirando a su papá.

    No te preocupes, en eso estamos — contestó el Saiyajin adulto en tono alegre, no muy consiente de a qué se refería el joven del futuro en realidad —. Seguimos entrenando duro y constante.

    Pero ven, quiero presentarte a todos — la peli azul lo arrastró, jalándolo suavemente de su chaqueta.

    El chico se dejó llevar por su madre, sin atreverse a mirar directamente a su padre.

    Bulma lo llevó ante sus propios padres y Mirai Trunks se sintió un tanto cohibido… no recordaba bien a sus abuelos, pues las cosas en la época futura que habitaba habían sido terribles y ellos murieron cuando él era muy pequeño.

    Mamá, papá — dijo ella con su sonrisa más amplia —, este muchacho tan guapo es hijo de uno de nuestros empleados en el futuro… ¿a qué es encantador? Y sólo tiene 19 años.

    ¡¡Qué chulada de hombre!! — dijo la señora Briefs extasiada al mirarlo —. ¡Debes darme un nieto tan guapo como él! — reprendió tiernamente a su hija.

    Mamá… — contestó la chica —, no empieces.

    Y… ¿quiénes son tus padres? — intervino el doctor Briefs preguntando con curiosidad —. ¿Ellos desarrollaron la máquina del tiempo? Debo saberlo para darles un aumento anticipado.

    Si, dinos — agregó la dulce señora —. A lo mejor hasta pueda convencer a tu padre de que tenga con Bulmita un hijo tan encantador como tú… por inseminación artificial.

    ¡¡Mamá!! — reprochó por enésima ocasión —. ¡¡Lo estás avergonzando!!

    Efectivamente el de cabellera de extraño color lila se había puesto como tomate ante las ocurrencias de su abuela… esperaba que sus padres no hayan actuado precipitadamente por eso y que ello no se diera únicamente con fines reproductivos, entendiéndose que librarían a Vegeta de cualquier compromiso. Todos los demás mejor se sentaron, incluso Pikoro, pero más que nada para no perder detalle de los gruñidos bajos del antipático y engreído Saiyajin.

    La joven peli azul presentó al muchacho con todos los que no lo habían conocido antes, y el joven del futuro explicó brevemente sus razones para no revelar su identidad y cuál había sido el motivo que lo llevó de regreso al pasado… enseñarles mejores técnicas de combate Saiyajin. La otra razón la guardó en su interior: ver si la relación de sus futuros padres ya había surgido o tendrían que esperar hasta casi el final del tiempo señalado.

    ¡Qué bien! — sonrió Bulma sin dejar de abrazar a Mirai Trunks —. Entonces podrás ir con nosotros a Montecarlo.

    ¿A… dónde? — preguntaron casi todos con asombro por enésima ocasión.

    A Montecarlo — puntualizó la chica con la misma sonrisa —. La producción del anime nos invita.

    Las expresiones de los amigos reflejaban incredulidad.

    Aquí tengo las invitaciones, de eso quería hablarles hoy y por ello organizamos esta cena — dijo muy contenta la peli azul —. Y yo te invito a ti — le dedicó a su hijo una sonrisa radiante —, ¿qué dices? ¡Nos vamos a divertir!

    Vegeta miraba la tierna escena con su dura y típica expresión; aunque parecía tranquilo no le había quitado el ojo de encima al joven del futuro y el meloso comportamiento que esa desquiciante y atrevida mujer tenía para con la sabandija esa. No contenta con el novio pedazo de mierda que se carga ahora le restregaba en la cara también al muchacho extraño.

    ¿A qué carajo viene todo ese cuento mujer? — soltó con el coraje atravesado y ganas de enfrentarse al joven enclenque —. ¿Qué diablos es… lo que dices?

    ¡Ay Vegeta! — contestó Bulma muy amable sin soltar a Mirai Trunks, dignándose a mirarlo otra vez con mucho cariño, como si la discusión momentánea antes de la llegada de su hijo del futuro jamás se hubiera presentado —. Tres años son algo de tiempo, por ello la producción del anime nos paga esas vacaciones. Además conoceremos a los androides y se decidirá quien de ustedes los eliminará mediante un… torneo de naipes.

    ¿Y habrá comida? — fue la pregunta de Gokú, entre emocionado y preocupado.

    Por supuesto — afirmó Bulma sin dejar de sonreír, teniendo al joven de cabellos lilas en una posición un tanto comprometedora para su integridad —. Montones de comida.

    Mirai Trunks se debatía un poco entre zafarse del abrazo de su progenitora o darse el gusto de estar con ella a costa de los incipientes celos que su ojo clínico le mostraban sentía su orgulloso y engreído padre. También observó fugazmente a Yamcha… le pareció un buen sujeto pero no el indicado para ser la pareja sentimental de por vida de su madre. El joven luchador lucía bastante abochornado ante la actitud de su novia y la atención que le dedicaba a ese apuesto chico desconocido… que extrañamente tenía un aire muy familiar a alguien cercano, ¿a quién sería?

    Entonces no se diga más — dijo Gokú muy sonriente también y con el rostro embargado de felicidad —, iremos a Montecarlo.

    Los demás aprobaron excepto… Milk, Pikoro y, por supuesto, Vegeta.

    ¿¿¿QUÉ??? — levantó la voz el arrogante guerrero —. ¿Quién dice que voy a ir… a ese lugar?

    ¿Y los estudios de Gohan? — reclamó Milk a su marido.

    No creo que sea buena idea — dijo Pikoro guardando la compostura.

    Pero Milk… — dijo el inocente Saiyajin a su esposa —, son vacaciones.

    No me importa — contestó un poco agresiva.

    Pikoro, eso será genial — dijo Krilin tratando de convencer al verde alienígena.

    Yo no lo veo así — contestó igual de duro, como es su costumbre.

    Milk — intervino Bulma en la discusión de sus amigos —, le conseguiré a Gohan varios libros especiales para niños, no te apures. En cuanto a ti “Alteza”… — se dirigió a Vegeta en tono dulce y encantador, teniendo a Mirai Trunks aun junto a ella — tendrás que ir pues la cámara de gravedad necesita mantenimiento intensivo de un mes.

    ¿¡¡QUÉ DICES MUJER!!? — se levantó como impulsado por un resorte —. ¿¿¿Qué le hiciste a MI cámara??? — la encaró acercándose peligrosamente a ella, ignorando por enésima ocasión la presencia de los demás.

    La joven peli azul soltó suavemente a su hijo, quien parpadeó un tanto asombrado y cohibido… no había visto a sus padres pelear, y con el geniecito de ambos eso podría ser una bomba. Ella se levantó fulminando al egocéntrico mico con sus azules ojos, que en ese momento parecían mares tempestuosos.

    ¡¡¡NO ES TU CÁMARA, “PRÍNCIPE DE PACOTILLA”!!! — le gritó exaltada —. ¡Necesita mantenimiento porque la has forzado mucho, si no va a volver a explotar contigo adentro y posiblemente te mueras antes de empezar la batalla, inepto suicida! — como que se le quebró tantito la voz, parecía a punto de llorar de… ¿coraje o miedo? —. ¡No pienso repararla porque no quiero que… hasta que regresemos!... ¿Te quedó claro “Majestad”? — ironizó al final.

    Por un momento pareció que Vegeta se quedó sin habla… como procesando la información, mientras la vena en su frente palpitaba furiosamente. Decidió regresar sobre sus pasos y suavizó un poco el tono al contestar, sin dejar la arrogancia de lado.

    ¡Está bien mujer chillona! — espetó al sentarse otra vez, encarándola de nuevo — ¡Sólo porque quiero MI cámara en mejores condiciones iré a ese lugar así sea el infierno!... No porque tú lo digas — y se cruzó de brazos.

    Nadie abrió la boca y hasta aguantaron la respiración… al parecer Bulma había conseguido bajarle tantito los “humos” al cretino Príncipe, aun a costa de su suave pellejo.

    Bueno, — respiró ella un tanto agitada, sin dejar de ver al Saiyajin directamente a los ojos, sosteniéndole la mirada hasta que él la desvió — ¿en qué íbamos? — también se sentó, aunque esta vez no asfixió a su hijo.

    La cena fue deliciosa. Pikoro se convenció de ir ante el comportamiento un tanto “blandito” del “Príncipe de los Pesados”… quería ver a fondo como caía en las redes de esa chica tan inteligente que al parecer ya lo estaba domando. “Y la que le espera más adelante” se sonrió un poco al ver la buena atención prodigada a Vegeta y Mirai Trunks, futuros miembros de esa familia de locos. Claro que Gokú y Gohan también comieron muy bien. Las tres cuartas partes de la cena fueron devoradas por los cuatro Saiyajins, de los cuales el menos educado es Gokú en lo que se refiere a modales.

    Llegó la hora de partir. Los de Kame – House se fueron en su nave despidiéndose alegremente. Yamcha besó y abrazó efusivamente a su chica, que le correspondió amorosa provocándole a Vegeta un gesto de asco y ¿molestia? Mirai Trunks lo observó de reojo y se sonrió levemente. ¿Por cuánto tiempo más su padre seguiría ocultando lo que sentía por su madre… y las ganas de matar a todo aquel que osara tocarla impúdicamente? Una cosa le parecía segura, por lo menos su papá había deseado con locura irracional estar con su mamá… pero, ¿habrá sido de buena manera? Decidió hacer a un lado alguna idea negativa… no podía juzgarlo todavía. El maestro Rōshi quiso ser muy cariñoso y se ganó un buen bofetón por parte de la muchacha. Definitivamente el viejo es asqueroso. Oolong y Krilin mejor guardaron su distancia al notar la cara agria del mayor de los Saiyajins.

    Bien, ahora es nuestro turno — dijo Gokú en cuanto los de Kame – House salieron disparados —. Nos vemos joven… Adiós Vegeta, es un gusto que alguien se preocupe por tus necesidades, ¿no crees?

    Cierra la boca Kakarotto — le soltó molesto y decidió retirarse a su habitación sin decir nada más.

    Que genio — observó el otro rascándose en la parte alta de su cabeza —. Bueno, ni hablar. Vamos a tele transportarnos…

    ¿Siguiendo el ki de quién? — ahora Pikoro interrumpió sarcástico —, ¿de un oso o de un dinosaurio?

    ¿Qué? — preguntó con ingenuidad mirando a su interlocutor.

    ¿Acaso se te olvidó? — preguntó el namek con ironía —. No hay nadie en tu casa.

    Gokú parpadeó. Milk y Gohan lo miraron fijamente.

    ¡Es verdad, que despistado soy! — hizo su gesto de niño tonto — Tendremos que volar de regreso.

    Su esposa por poco se azota… su hijo tuvo que detener la caída de su mamá y a Pikoro le brotó una pequeña gota anime. Bulma y sus padres sonrieron. Mirai Trunks reconocía que, a pesar de ser tan buena persona y un hombre bastante resistente, el señor Gokú actuaba peor que infante en guardería. También le salió una gotita anime.

    Descuiden — dijo Bulma y tomó una cápsula que tenía en una repisa cercana —. Con esto llegaran cómodamente y rápido — se la dio a Milk —. En cuanto puedas me la devuelves.

    Gracias. Camina ya — dijo la morena tomando bruscamente a su marido del brazo —, se hace tarde.

    Apenas si lo movió.

    Regresen cuando gusten — dijo el doctor Briefs con su tono amable —. Recuerden que son bienvenidos.

    ¿En serio? — Gokú volvió sobre sus pasos arrastrando a Milk.

    ¡Gokú! — ahora lo tomó de la oreja y le dio un fuerte tirón —. ¡Vámonos!

    ¡Auch! — se quejó un poco inclinándose a la altura de su amada —. ¡Adiós! — agitó la mano.

    De la cápsula salió un vehículo terrestre y tomaron dirección al monte Paoz.

    Mirai Trunks se quedó a dormir, a insistencia de “su” familia presente. Le arreglaron la otra habitación al lado del cuarto de Bulma. Alguien los vigilaba discretamente hasta que el muchacho decidió descansar ya y cerrar la puerta, despidiéndose amablemente de su coqueta mamá, la cual le prestó un cómodo pijama para que se cambiara y le hizo unos cuantos mimos antes de dejarlo en paz. La peli azul le lanzó una mirada furtiva a la puerta del cuarto de enfrente y, pensándolo bien, se fue también a la cama después de estirarse un poco en el corredor.

    “¡Maldita mujer zalamera!” pensó Vegeta después de verla por última vez en cuanto ella se metió en su cuarto. Cerró la puerta despacio para no delatarse. “Encima de todo, coqueteas con cualquiera al que le dices… guapo, mientras que a mí… ¡Al diablo tú y tus estupideces!” se botó en la cama decidido a dormirse y rumiando su rabia. Mañana sería otro día.

    Nota de la autora: En todas las historias que he leído de esta pareja tan… rara y especial como ellos solos, Vegeta es un Celosote de primera aunque quiera aparentarlo, no estaba mal que la cele pero creo que… se pasaba. Aun así se me hace de lo más simpático provocarlo de vez en vez jajaja. Esa Bulma tan… le gustaba picarle la cresta al hombre mono. En cuanto a la producción del anime y todo eso… es un universo alterno en donde interactuaran con personas "reales" pero sin dejar de ser lo que son… dibujos animados. ¡Esta de locos, y se me ocurrió que sería muy divertido! Como les comenté es una idea que sigue en curso.
    No me critiquen por eso ya que nadie pretende adueñarse de los personajes y todo lo relacionado con ellos, menos yo, es para divertirse y nada más.
     
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    Anniheri

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    Antes que nada gracias por invitarme.
    Me gusto mucho la historia y la intensión que le diste. Será divertido ver como se comporta Vegeta con las atenciones que le brindará Bulma a Trunks.
    Tienes unas fallas, pero he visto que has mejorado...
    Te recomiedo que no pongas más de un signo de admiración y que describas más las acciones de los personajes. Hay partes en donde describes muy poco lo que ocurre en la historia, te falta enfatizar eso...
    Bueno, eso sería todo. Hasta luego.
     
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    InunoTaisho

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    El Universo está en juego... literalmente hablando.
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    Género:
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    36
     
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    Capítulo 3.- Preparativos (parte uno).

    Vegeta y Bulma tuvieron el altercado matutino acostumbrado después del desayuno, antes de que la joven saliera de compras. El humor del odioso mico no había mejorado con el sueño y estaba peor que una jauría de lobos rabiosos. La chica le sirvió su gran desayuno con una sonrisa en los labios y se dispuso a salir de la cocina para ir a despertar al guapo muchacho, preguntarle qué quería para desayunar y llevarlo con ella al centro comercial… no perdería la oportunidad de presumirlo. Pasados sus treinta años, la peli azul se sentía en una buena etapa de su vida… aunque también le hubiera gustado algo más formal con Yamcha algunos años atrás. Pero bueno, no veía nada malo el atender al apuesto jovencito como es debido.

    El Príncipe la miraba con fastidio, imaginando sus planes… y eso no le hizo gracia para nada. “¡Qué mujer tan…!” pensó enfadado. Antes de que ella diera un paso fuera del lugar la jaló de la mano y la atrajo a una distancia cerca de él.

    ¿Con el permiso de quién te largas mujer? — le soltó molesto.

    Con mi permiso… Vegeta — le contestó sarcástica tratando de no dar muestras de nerviosismo al sentirse casi pegada a su cuerpo —. Serás muy “Alteza” pero en mi casa mando yo… no es tu planeta y no soy tu esclava.

    No me provoques mujer irrespetuosa — le lanzó una mirada más dura —. No pierdas tu tiempo en estupideces… con el enclenque ese… mejor trabaja en mi cámara, haz algo útil — dijo pausadamente sin cambiar el tono de coraje, tratando de disimular también que la cercanía con ella lo sacaba de control.

    Bulma le sostuvo la mirada. ¿Así que el gran Príncipe Vegeta se preocupaba por ella… y por el atractivo joven del futuro? Ya le había parecido un tanto raro que se molestara por Yamcha y no perdiera oportunidad de humillarlo en su presencia al recordarle lo débil que era al lado de un guerrero como él; en cuanto al muchacho… tal vez el chico le pondría una paliza si osaba retarlo, pues él sí es un SS, no como el pobre “Principito” que aun no lo conseguía. Se sonrió tantito y le habló con coquetería.

    No debes preocuparte, “Majestad” — trató de apartarse suavemente —. También necesito algunos circuitos para la cámara… — se puso un tanto seria — y así empezar a repararla. El guapote me acompañara porque tú… usted no creo que quiera.

    Él la soltó y apretó los puños. Por nada del mundo se rebajaría a algo tan… como ir de “shopping”. Bulma se alejó más, esperando la típica reacción.

    ¡¡Lárgate de una vez, maldita sea!! — espetó fúrico —. ¡Pero no tardes más de lo debido o te juro que… te traigo de donde quiera que estés!

    Oye, bájale a tu paranoia — espetó la peli azul —. Nos iremos hasta que el muchacho esté listo.

    ¿Qué mierda esperas para despertarlo? — gritó Vegeta, pero se dirigió rápidamente al cuarto de su futuro hijo dejando a Bulma con la boca abierta.

    Mirai Trunks ya había abierto los ojos y se estiraba en la cama. Le pareció oír las voces airadas de sus futuros padres… tan molestos como anoche.

    Ya no se que pensar — se dijo a sí mismo —. Parece que había más odio que amor entre ellos… entonces ¿por qué se enoja tanto papá? A lo mejor es verdad… nunca cambió y por eso dejó sola a mi madre.

    Ni tiempo le dio de meditarlo cuando ya tenía a su progenitor sacudiéndolo del pijama.

    ¡Óyeme bien, mocoso entrometido! — le dijo fúricamente —. ¡Llevas a esa loca mujer de compras, y más te vale no tardarte o…! — lo dejó caer pesadamente en tanto se sentía un poco de energía desbordada de su cuerpo —. Muévete, ya me escuchaste — lo miró seriamente.

    Eee… — el joven se sobó el cuello y veía a su padre con los ojos como platos, el cual parecía haber estado a punto de transformarse en SS —. Lo que usted diga señor Vegeta.

    Bulma llegó agitada.

    ¡Vegeta, eres un… insensible macaco! — dijo recuperando la respiración, mirando a su pobre hijo en el suelo —. ¡No tienes porque maltratar al muchacho por tus frustraciones!

    No se preocupe señorita Bulma — dijo el chico un tanto sin dejar de ver a su papá —, un Saiyajin debe soportar todo — se levantó haciendo el gesto familiar de ceño fruncido —. Pierda cuidado señor Vegeta… tengo algo que lo ayudará a entrenar temporalmente.

    Vaya escuincle, tú si sabes comportarte como se debe — el aludido se sonrió un poco.

    El de cabellos lilas sacó del bolsillo de su chaqueta una cápsula y se la entregó.

    Es una mini - cámara de gravedad… no alcanza más de 100 G. pero por lo menos le servirá de algo — luego miró a su madre —. Véanla por favor, me arreglaré.

    ¿Qué quieres desayunar? — preguntó coquetamente Bulma dedicándole un guiño.

    Cualquier cosa comestible — le sonrió al notar una vez más una disimulada expresión de celitos en el rostro del Príncipe, su padre —. Acompañe al señor Vegeta para que empiece a entrenar.

    Aquel salió del cuarto antes que ella, dándoles bruscamente la espalda, seguro de que la muchacha lo seguiría. Si no fuera así la llevaría a rastras por… lambiscona.

    Te pones más guapo — dijo la joven científica y cerró la puerta —. ¡Qué joven tan amable y educado! — suspiró un poco tras el presumido Saiyajin adulto.

    ¡Bah, ya cállate y vamos a ver esto! — soltó sin verla y descendió rápidamente por las escaleras sin esperarla más.

    Un rato más tarde, después de que Bulma revisó todos los dispositivos y se maravilló de ello, la mini - cámara estaba lista para ser usada y el arrogante guerrero entró en ella como si se tratara de la sala del trono real, claro, no sin antes soltar su habitual perorata hacia la peli azul en cuanto a lo que debería ser su prioridad: la atención a su persona, lo cual debía considerarlo todo un honor… no cualquiera es digno de atender al Príncipe de los Saiyajins.

    Que te quede muy claro que, si te dejo ir con el pelado ese, es por lo que necesitas para MI cámara — le recordó con su tono autoritario —. No me obligues a hacer algo que en verdad no quiero hacer… — la miró una vez más con dureza.

    Y… ¿qué es lo que no quieres hacer… “Majestad”? — preguntó ella con curiosidad mirándolo también fijamente y de forma retadora.

    Traerte… por las malas — confirmó con los brazos cruzados.

    La peli azul puso sus manos en las caderas y por algunos segundos, que parecieron una eternidad, se sostuvieron la mirada y el gesto, en una lucha no verbal por ver quien cedía primero. Ahora fue Bulma la que desvió las pupilas azules de las negras, sonrojada levemente por algún pensamiento morboso que le cruzó por la mente.

    Bien… — sonrió un tanto cohibida sin volver a verlo —. Dame tres horas en cuanto salga, necesito comprar algo más.

    Tres horas, no más — el Saiyajin entró a la mini - cámara, después de sonreír levemente de lado ante el bochorno de la chica. Esta vez ganó en ese terreno que parecía ser dominado por la fémina.

    Así que “madre e hijo” salieron de compras. Mirai Trunks se encargó de los circuitos, algunos se le hicieron anticuados pero era lo de época. Bulma fue a comprarse un nuevo guardarropa para viajar, en tiempo record para no sacar de sus casillas al Neanderthal que esperaba en casa. También para el simpático y atractivo muchacho como un regalo especial de su parte y… ¿por qué no? al Saiyajin enojón y hosco. Adquirió para ellos un buen repertorio de camisas, playeras, pantalones, ropa interior… de Yamcha ni se acordó, bueno, le compró una cartera fina, que diga que le fue bien; dulces y libros didácticos para Gohan de acuerdo a su edad, como se lo prometió a Milk. Así su amiga no fastidiaría tanto a su pobre hijo, que se notaba prefería morir defendiendo la Tierra al lado de su padre a ser cualquier otra cosa que su madre tuviera en la cabeza. Regresaron a tiempo para evitarle un arranque de ira a Vegeta.

    Mirai Trunks se dedicó el resto de la tarde, después de una opípara comida como acostumbran sólo ellos, a entrenar con su papá. Por primera vez “padre e hijo” estaban juntos en algo que los apasiona como buenos Saiyajins, la lucha por ser el mejor y defenderse de la adversidad. Pelearon encarnizadamente (y eso que estaban entrenando nada más) en un área un tanto alejada de la ciudad… ahí demostró una vez más ser un hijo digno de su linaje. La innata agresividad del Príncipe estaba en sus venas y por un momento le estaba poniendo una buena paliza al autor de sus días, sin haberse transformado en SS. Más sin embargo también tenía la nobleza y sensibilidad de su madre, así que en cuanto pensó que había sido demasiado para Vegeta bajó la guardia… error que entendería de mala manera; con el orgullo del Príncipe no se debe jugar, y puede ser tan inhumano como Freeza o los androides… al cabo que no lo es.

    ¡¡¡No seas cobarde, ataca como es debido!!! — le espetó Vegeta al tiempo de soltarle una dura y contundente patada en el estómago, al notar que el muchacho parecía no querer pelear más —. ¡¡Demuéstrame que eres superior por haber eliminado a esa sabandija maloliente de Freeza!! — le metió un gancho directo al pómulo derecho —. ¡¡Y no me tengas lástima… no soy un debilucho como crees!!

    Le dio una lluvia de golpes y patadas, tomándolo por sorpresa a base de velocidad, por lo que Mirai Trunks no pudo esquivarlo bien y fue a parar estrepitosamente al suelo, haciendo un hoyo profundo.

    Perdón señor Vegeta… — dijo al levantarse con algo de trabajo, sí que se había confiado —. Me distraje.

    ¡¡¡No me des pretextos mediocres!!! — le gritó su padre desde las alturas, viéndolo como si fuera un insecto —. ¡Pensaste que me tenías y bajaste la guardia! ¡No nací ayer y te llevo años de prueba… que ni en tus peores pesadillas lo vivirías como yo, mocoso!

    El joven del futuro recuperó el gesto hosco heredado… era verdad lo que decía, conocía algo de esa historia, toda la infancia de su padre había sido bastante cruel al lado de Freeza, y eso se reflejaba en su agrio carácter. Los dos voltearon al notar tres presencias… Gokú, Gohan y Pikoro habían llegado por medio de la tele transportación.

    ¡Qué bien! — sonrió Gokú a modo de saludo —. ¡Llegamos a tiempo, sabía que estaban entrenando! Sentí sus ki más altos que de costumbre.

    No recuerdo haberte invitado Kakarotto — indicó Vegeta sin descender, de forma hosca y tajante.

    Vamos Vegeta, Tr… el muchacho nos dijo que nos enseñaría nuevas técnicas a todos — puso cara de inocente al notar que casi se le va la lengua otra vez —. Podemos aprender juntos… será divertido.

    Por favor señor Vegeta — dijo Mirai Trunks haciéndole a su papá unos ojitos “pizpiretos” como los de su mamá (fue espontaneo, no lo hizo adrede), consiguiendo que el arrogante Saiyajin la recordara y se sonrojara un poco —, creo que puede ser de utilidad.

    “¿Por qué mierda sus pupilas a veces se parecen a las de ella?” se dijo internamente, un tanto atontado. “Ese color de ojos tan bonito… ¡ahgg, que carajo!”. Sacudió la cabeza con presteza.

    ¡Esta bien, vamos a entrenar juntos! — descendió mirando al joven de forma fiera, y después a los otros tres —. ¡Pero tómense las cosas con seriedad!

    Para Pikoro no había pasado desapercibido el sonrojo momentáneo del vanidoso Vegeta. Tal parecía que su voluntad y esa cortina de hierro en donde ocultaba sus emociones y sentimientos estaba cediendo ante el encanto de la mujer de ojos y cabello azul… era cuestión de tiempo y de sacar del camino a cierto bulto que se entrometía para juntarlos definitivamente. Posiblemente si admitía lo mucho que la joven le atraía sería tan fuerte o más que Gokú, el cual ha demostrado que su fortaleza proviene más que nada de la convicción de luchar por defender a alguien… su familia, sus amigos y el planeta en el que creció, no sólo por tratar de ser más fuerte que nadie. Parece que el enfoque que le daba Vegeta al entrenamiento era el equivocado si en todo ese tiempo no había conseguido el nivel de batalla de Gokú.

    Así entrenaron. El del futuro les explicó algunos cosas más que debían conocer sobre los androides… estarían preparados para lo que sea. Pocas horas más tarde terminaron más que moreteados para volver a casa. Gokú tuvo que cargar a Pikoro… el pobre namek no era contendiente para un ligero entrenamiento de Saiyajins. El joven guerrero del otro tiempo le dio un certero y contundente puñetazo que le fue imposible parar. Al final, al enfrentarse entre ellos, Gokú dejó a Vegeta mal parado en tanto que Mirai Trunks casi le arranca la cabeza a Gohan. Claro que el Saiyajin de cabellera alborotada estuvo a punto de perder, pues el de cabellos en punta es muy agresivo y realmente había mejorado bastante en la cámara de gravedad; se salvó por un pelito aprovechando su superior estatura por sobre su rival para tomarlo del cuello y noquearlo con una buena “desnucadora”. El joven del futuro pensaba comportarse de forma amable con el pequeño, más, en cuanto recordó lo que su progenitor le reprochó, atacó al niño como si fuera un adulto. El pobre chiquillo había perdido un tanto de su poder de batalla al no entrenar constantemente por las obsesiones de su madre. Su último recurso para librarse de una buena, y lo hizo porque la maniaca expresión de Mirai Trunks le recordó sus miedos infantiles por… Vegeta, fue ponerse a llorar desconsoladamente frente al de cabellos lilas, que se quedó con la boca abierta. Los adultos parpadearon también.

    Gohan, no llores — dijo Gokú complaciente acercándose a su hijo —. Así son las batallas.

    Es que… ¡me puso una cara fea! — sollozó señalando al muchacho —. ¡Se parece a Vegeta cuando se “enogra”! — y cerró los ojos, abrazando la pierna de su padre.

    Gokú se rascó la cabeza, miró alternativamente al padre y al hijo, y le pareció curioso que su propio hijo haya notado el parecido y los demás como si nada. Mirai Trunks sonrió como bobo. A Vegeta no le hizo nada de gracia.

    ¡Kakarotto, qué méndiga educación! — espetó el de cabellera levantada, ya en pie; aunque su hijo quiso ayudarle a levantarse no se lo permitió —. ¡Tu llorón está peor que cuando era más chico!

    No te exaltes Vegeta — dijo amablemente ignorando la pulla, y se agachó a la altura de su pequeño —, es que Milk no me ha dejado entrenarlo bien… Ya Gohan, ya paso… Vegeta no es tan feo.

    La vena palpitante en la frente del arrogante Saiyajin se mostró con ímpetu.

    ¡No me defiendas Kakarotto! — dijo con molestia absoluta —. Si no lo entrenas porque tu mujer no quiere… no lo lleves a la lucha — agregó con tono envenenado —. Hazle un favor y no la prives de su “bebé”.

    ¡¡No soy un bebé!! — soltó muy molesto Gohan elevando su ki y fulminándolo con su pequeña mirada aun enrojecida por el llanto… hasta pareció adquirir un aura dorada momentánea.

    Vaya con el chamaco respondón… — sonrió de lado a pesar de tener el labio partido.

    Eee… — tartamudeó el de cabellos lilas interrumpiendo en la charla —. Creo que debemos irnos señor Vegeta, o la señorita Bulma se preocupará.

    ¡¡No me importa esa mujer estúpida!! — dijo el aludido en tono de profundo disgusto —. Si quieres irte lárgate… a lo mejor hasta te recompensa bien si no esta con la lombriz retorcida que tiene por novio — agregó en lo que sus negros ojos parecían sacar chispas.

    Nosotros si nos vamos o Milk me deja sin cena — intervino Gokú —. No me digas que no tienes hambre Vegeta… Bulma cocina bastante bien ahora; antes era una nulidad, me consta que no hacía ni un huevo — sonrió complacido y levantó el cuerpo de Pikoro como costal de papas —. Anda Gohan — se dirigió a su hijo con amabilidad —, ya no llores o mamá se enfadará conmigo y no podrás salir más.

    Si papá — dijo el peque limpiándose las lágrimas. Volvió a la normalidad y se aferró a la pierna de él.

    ¡Hasta luego! — volvió a sonreír Gokú y se tele transportaron.

    Antes de irse Gohan le mostró la lengua a Vegeta. El Saiyajin sólo gruñó un poco. “El hijo de Kakarotto es tan simplón como él”, pensó disgustado, aunque internamente reconoció que el tiempo fue bien aprovechado. Mirai Trunks rememoró el cambio de su maestro Gohan allá en la época de la que el viene. Tal vez también se obligó a madurar más pronto ante las circunstancias del pasado que llevaron a ese negro futuro. La señora Milk debe haber entendido, a la muerte de su amado esposo, que la verdadera vocación del pequeño era la lucha y lo dejó ser.

    Un tanto airado por las palabras de su padre se transformó en SS y voló sin esperarlo, aumentando la velocidad. El orgullo también es parte de su herencia, así como el amor y el respeto hacia su madre… en cualquiera de las dos épocas es y será Bulma Briefs. Los celos enfermizos de su progenitor le hacían ver moros con tranchete, y la juzga equivocadamente. “¿Por qué insistes en ignorar tus sentimientos papá?” se dijo al llegar antes que el Saiyajin adulto. La joven peli azul lo recibió con un abrazo en cuanto cruzó la puerta.

    Pero mira nada más… — le reprochó tiernamente —. No cabe duda de que los Saiyajins tienen instintos suicidas… Ven a cenar antes que llegue Vegeta y exija su ración, después te cambias para descansar. Creo que podrás ayudarme un poco mañana con la cámara de gravedad — le guiñó coquetamente el ojo y lo sentó suavemente en una silla de la cocina —, se ve que conoces mucho de ella. Así estará listo el proceso de mantenimiento automático por un mes.

    Con gusto — dijo el chico y se dispuso a devorar educadamente el gran plato con comida que tenía delante de él, provocándole una risa loca y encantadora a su mamá, al verlo comer así, perdiendo toda la elegancia.

    Un rato más tarde llegó el orgulloso Príncipe, que se entretuvo pensando en su pelea con Kakarotto, no había estado nada mal y estuvo a punto de hacerlo “polvo”. Volvió a recordar a Gohan y a Mirai Trunks… si ese niño bobo y llorón entrenaba como es debido podía hacer más cosas que ni el joven había alcanzado. “Maldito mocoso presuntuoso… se atreve a retarme.” se dijo y se dirigió a la cocina “Y para colmo el descarado Saiyajin subnormal me tiene compasión… aun le falta madurar para ser fuerte de verdad”. Para su suerte el joven ya había salido y Bulma lo esperaba sentada, con las piernas cruzadas y sonriéndole abiertamente, mostrando su perfecta dentadura. Como que le brillaron los ojitos al verlo entrar. “Desvergonzada hembra” la miró entre enojado y divertido ante la contemplación del espectáculo de sus lindos muslos.

    Te esperaba Vegeta — dijo amablemente levantándose de la mesa —. En cuanto cenes te bañas que te voy a limpiar bien las heridas.

    No necesito nada tuyo mujer — le soltó sentándose en su lugar privilegiado, ironizando tantito y cruzándose de brazos.

    Claro que sí — se le acercó un poco sin dejar de sonreír —. Necesitas mi cámara de gravedad… mi comida… y mi casa. — enumeró con los dedos — ¿Se te hace poco?

    Deja todo ese argüende y sírveme la cena — se hizo el indiferente.

    Pero prométeme que me dejarás curarte las heridas — dijo en tono dulce y suave mirándolo con esos ojitos “pizpiretos” con los que lo convencía en muchas ocasiones —. No estaría bien que llegaras así a Montecarlo.

    Su mirada cautivadora atrapó una vez más al Saiyajin, que se sintió un tanto sonso como queriendo navegar en el mar de sus pupilas. Bulma casi se inclina en la mesa y le presume el letrero de “Capsule” muy cerca. Desvió la vista para no hundirse más y no cometer locuras de terrestres… eso no es para su nivel.

    ¿Si hago eso… me darás la cena de una buena vez? — dijo con su tono altanero queriendo disimular su nerviosismo.

    Por supuesto — la peli azul se enderezó e inmediatamente le presentó una gran bandeja con suculentas viandas —. Buen provecho “Alteza” — le dijo coquetamente y salió contoneándose para subir al segundo piso.

    Vegeta tuvo que sacudir la cabeza por enésima ocasión, al sorprenderse mirándola sin recato alguno. “No cabe duda de que es una ofrecida y vulgar” pensó enojado consigo mismo y se zampó la comida.

    Mirai Trunks ya se había bañado y Bulma lo curaba con delicadeza, poniéndole agua oxigenada y venditas, así como pomada para la hinchazón.

    ¿Pues que tanto hicieron Vegeta y tú? — le dijo algo sorprendida por tantos rasguños y cortes.

    ¡Auch! — aun siendo Saiyajin el joven también es humano —. El señor Gokú, su hijo Gohan y el señor Pikoro llegaron también, entrenamos juntos.

    Bien, por lo menos entrenaron bastante — suspiró aliviada —. Mañana nos iremos hacia Montecarlo.

    Me da gusto… ¡ouch! — se quejó otro poco en cuanto su madre le apretó delicadamente la mejilla inflamada.

    Si no fueras tú ese golpe de Vegeta te hubiera destrozado el rostro — observó aguda sin dejar de mirarlo con cariño, como si sintiera que el muchacho era alguien especial en su vida —, y te habría quitado el encanto — lo besó en esa área y se levantó de la cama —. Duerme bien.

    Señorita Bulma… — la tomó de una mano antes de que se apartara —, ¿puedo preguntarle algo?

    Pregunta — dijo amablemente al mirarlo.

    A usted… ¿le gusta el señor Vegeta? — quería saber, estar seguro, si había algo en el interior de ella… o si él sólo abusó de su confianza y de su amabilidad.

    La peli azul se sonrojó un poco… ¿en realidad le gustaba Vegeta? Era un mandril de lo más antipático, chocante, creído, narcisista egocéntrico, que creía que el Universo giraba a su alrededor cuando ya no tenía ni planeta ni reino en donde caerse muerto… y cuando quienes podrían ser sus súbditos lo trataban de forma casi irreverente. Aun así pensaba, muy en su interior, a pesar de Yamcha y el amor que siente por el luchador, que el simio ese tenía su atractivo salvaje y natural.

    Eee… — tartamudeó tantito con el asomo de un brillo pícaro en sus ojitos —, podría ser. No vayas a decírselo o capaz y se crece más, y eso sí que le falta — volvió a sonreír —. Dulces sueños.

    Justo a tiempo, pues el aludido se asomó bruscamente abriendo la puerta, cubierto sólo por una toalla a la altura de la cintura. Al parecer había estado pensando otras cosas, se le notaba en la cara.

    No tengo toda la noche para “tus” curaciones mujer — le soltó con su tono severo.

    Ya voy “Majestad” — contestó sarcástica. Volvió a ver a su futuro retoño —. Si se te ofrece algo más me avisas — le dijo con el tono amable con el que platican.

    Descanse señorita Bulma, y usted también señor Vegeta — se despidió con cortesía.

    Ella salió mandándole un beso al aire. Vegeta la siguió (raro en él) después de dedicarle a su hijo una mirada salvaje, cerrando la puerta sin mucho cuidado. “Papá y sus celos” sonrió el joven y se acomodó para dormir. Ahora estaba seguro de que se llegarían a amar… tal vez antes no fue así aunque su madre le dijera lo contrario, las circunstancias fueron otras, pero su contraparte de esta época contaría con sus padres, ambos, como él no tuvo. No garantizaba que no sufrirían; el carácter altanero y agresivo, de poca sensibilidad, es algo de lo que nunca se libraría el Príncipe, y que la joven científica tendría que sobrellevar por el bien del heredero.

    Que geniecito — dijo Bulma al entrar al cuarto del Saiyajin, el cual cerró la puerta con un poco de ruido —. Bótate en la cama… espero que por lo menos traigas ropa interior bajo esa toalla — habló un tanto nerviosa y sarcástica para disimular su bochorno.

    ¿Y qué si no traigo? — contestó el otro con ese tono arrogante y altanero usual, aunque dándole un énfasis jocoso al percatarse de que la chica mostraba algo de incomodidad al verlo así, dejándose caer en la cama y mirándola en forma desafiante —. Seguramente te gustaría.

    ¡Ash, no juegues Vegeta! — lo encaró aunque sin acercarse —. Si no traes ropa interior ponte, no estoy para tus bromitas. El guapote de allá es más decente que tú… y eso que eres de sangre noble — indicó con ironía.

    No me compares con ese mequetrefe imitación Saiyajin — gruñó enojado ante el apelativo —. Haz lo que tienes que hacer y lárgate de una buena vez… ni creas que te mereces ver todo.

    Tienes razón “Príncipe” — volvió a ironizar más tranquila y retornó a sonreír, eso indicaba que le dio en donde más le dolía y que sí, llevaba algo más bajo la toalla —, tu “Realeza” no debe ser expuesta.

    Él la miró sumamente enojado.

    Estas jugando con fuego mujer — y cruzó los brazos sin dejar de taladrarla con sus oscuras y frías pupilas.

    Puedo traer a los bomberos — ironizó la joven por enésima ocasión.

    Concentró su atención en las heridas superficiales, hasta donde el altanero guerrero le permitió, pues ambos sintieron que si pasaba un poco más de tiempo… mejor se retiró ya sin mirarlo para que no pasara nada de lo cual se arrepintiera después. El momento de estar juntos aun no ha llegado, hay muchas pruebas que pasar. Mañana sería otro día y empezarían la aventura en Montecarlo.

    Nota: Final picante pero sin más… todavía falta para eso y no se reflejara en su totalidad en esta historia. Sean felices.
     
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    InunoTaisho

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    Capítulo 3.- Preparativos (parte dos).

    Al otro día temprano, la joven peli azul y el chico del futuro trabajaron programando de forma adecuada la cámara de gravedad. Mirai Trunks le mostró a Bulma algunos nuevos conductores y circuitos y la manera de conectarlos. Después de la corrección de algunos cálculos quedó lista y programada para auto mantenerse por un mes, detectar fallas y corregirlas; en dado caso que no se pudiera o el trabajo tuviera que ser manual se indicaría en un reporte para que el Dr. Briefs los llevara a cabo en lo que ellos regresaban de Montecarlo. La joven científica no perdería esas vacaciones por nada del mundo, ni siquiera por el Príncipe y sus obsesiones… por ello era mejor llevarlo a pasear también, tal vez un tiempo de relax permitiría mejorar su nivel para alcanzar el de SS.

    En tanto el aludido parecía niño con juguete nuevo en la mini cámara… era una gravedad suficiente para no perder condición; con pesas de 300 Kg. mejoraba considerablemente el esfuerzo. “Este juguete es una maravilla” pensó complacido al ritmo de sus golpes. “Tiene sentido llevar de colado a ese Saiyajin de cuarta después de todo. Le pediré a la mujer que me haga una de estas para los molestos días en que no pueda usar la principal”. Así se pasó un buen rato entretenido para no interferir en tanto los otros dos trabajaban. Se sentía tan feliz que no le importó la llegada de algunos patéticos estorbos.

    Los de Kame – House llegaron temprano, siendo recibidos cariñosamente por la señora Briefs, que preparaba una pila de bocadillos para el viaje… en especial para los cuatro Saiyajins que le habían robado el corazón por simpáticos, lindos, misteriosos y guapos, en ese orden (Gokú, Gohan, Vegeta y Mirai Trunks). Por cierto que antes de la comida Bulma y el joven del futuro fueron a bañarse, saludando de pasada a sus amigos. El muchacho bajó a la media hora y se integró a la plática.

    ¿Y Bulma? — preguntó Yamcha con tono amistoso.

    Me imagino que la señorita Bulma aun no termina de arreglarse — contestó el de cabellera lila igual de cordial.

    Ya la conoces Yamcha, me extraña que preguntes — intervino Krilin —. Bulma se toma muy en serio un baño en la tina… tardará mínimo dos horas, tal vez más.

    ¡Ahhh, me encantaría bañarme junto a ella! — opinó el maestro Rōshi mientras le sangraba la nariz al imaginarse a la joven sin ropita (como ya la vio una vez, sólo que ahora que ya está más madurita y frondosa se verá mejor) —. Hasta podría tallarle la espalda…

    Como que intentó levantarse, pero en ese momento sintieron una ráfaga de molestia y fueron taladrados por unos ojos negros como la noche oscura. Vegeta pasó por ahí… ya era la hora de asearse; se lo había prometido a la joven aun en contra de su voluntad, porque irían a esas malditas vacaciones y él es un Saiyajin que cumple su palabra. Devolvió la cápsula a Mirai Trunks con un poco de brusquedad al aventársela.

    Más vale que la cargues y la cuides — espetó un tanto fúrico —. No se la des a cualquiera.

    El chico la cachó sin dificultad, encarando a su padre con el gesto familiar característico, comprendiendo el motivo de su enfado.

    Descuide señor Vegeta — contestó con firmeza y respeto, sonriendo brevemente —, es sólo para usted.

    Eso espero por tu bien — terminó y se encaminó hacia las escaleras, no sin antes mirar a todos por un segundo más, como retándolos a subir y toparse con él antes que permitirles asomar la nariz al cuarto de la hermosa mujer.

    Todos lo vieron alejarse sin atreverse a hablar hasta que lo perdieron de vista.

    Tengo la impresión de que Vegeta nos vio con unos ojos fríos y crueles — dijo por lo bajo Krilin al anciano maestro.

    ¿Más? — murmuró el viejo, la hemorragia nasal se le cortó de golpe al sentir ese hielo negro sobre su persona.

    Oye Yamcha — dijo Ten Shin Han al momento —, no se tú pero tengo la impresión de que a “ese” engreído… le late Bulma.

    Lo mismo pienso — contestó el aludido un tanto alterado por esa idea —, pero no lo he cachado en nada indebido… es tan sigiloso cuando se lo propone, sabe ocultar muy bien su ki.

    Yamcha… ¿en serio lo retarías? — preguntó Puar un tanto asustado.

    ¿Quién habló de pelear? — el joven luchador se puso algo rojo… esa no sería una buena idea —. A menos que me provoque… no pelearía con Vegeta así nada más sin razón.

    Si no te conociera Yamcha… diría que tienes miedo — aventó Oolong picándole la cresta.

    ¿Miedo yo? — el de las cicatrices volteó a ver al cerdito hablador —. ¿Acaso crees que ese miserable podría ganarme?

    Pues… sí — afirmó Chaozu con su expresión inocente.

    Mirai Trunks los escuchó hablar y se sonrió internamente con algo de pena; si realmente el señor Yamcha se atrevía a retar a su papá por el amor de su mamá llevaba las de perder… especialmente porque él sabía que el resultado de eso era su concepción y posterior nacimiento. La pelea fue en otro terreno y aun así… el Príncipe había ganado. En ese instante se sintió una agradable presencia que los distrajo.

    ¡Hola amigos! — Gokú se apersonó en medio de ellos, cargando varias maletas, con Gohan, Milk y Pikoro junto a él —. Creí que no llegábamos.

    Todos lo saludaron alegremente y olvidaron el incidente. Más tarde… Gokú y Gohan devoraban algunos bocadillos que la amable Bunny Briefs les dio con alegría, recibiendo una llamada de atención de Milk, que les pedía mejor educación al comer. La dulce señora no olvido, por supuesto, a su futuro nieto, aunque ella no lo supiera, ni a su futuro yerno; es lo que estaba anhelando, no porque Yamcha no fuera de su agrado, sino porque le parecía que el Saiyajin es más semejante a su hija en muchas cosas, que por ello es el indicado para ser el padre de sus nietos (que cerca estuvo de la realidad… y fueron dos).

    Mirai Trunks se sentía abochornado por tanta atención y Vegeta se mostraba muy molesto ante las insistentes miradas y comentarios por parte de la rubia mujer en cuanto a lo galán que se veía con esa ropa que Bulmita le escogió con tanto cariño. Casi lanzaba lumbre ante el retraso de la hermosa y altanera muchacha de cabellos azules… “¿Quién se cree que es para tenernos así?” pensaba un tanto histérico pero sin permitir que Kakarotto tomara SUS empanadas… la comida para un Saiyajin es territorio sagrado y no la comparte con nadie.

    Después de dos horas de tratamiento intensivo de belleza se apareció el tormento de los hombres… Bulma Briefs entró al comedor luciendo radiante. Se hizo manicure, pedicure, depilación con láser en donde le hiciera falta; se delineó las cejas y se enchinó las pestañas, maquillándose de forma sutil y natural, resaltando el tono celeste de sus ojitos. Su larga cabellera lucía más lacia y suave, desprendiendo ese lindo aroma floral característico. Vestía un bonito conjunto de lino en color kaki, de falda lo suficientemente corta y ajustada para lucir sus formadas piernas, y blusa sin manga. El traje no desentonaba con el extravagante color de su cabello.

    Lamento la tardanza — se excusó sonriente —. Tuve que esperar a que secara el esmalte de uñas.

    ¡Cariño, que linda quedaste! ¡Pareces una princesa digna de un Príncipe! — su mamá la admiró y la halagó —. ¡Ahora si es seguro que me darás un nieto!

    Si alguien les hubiera puesto cubetas las llenarían de fluidos bucales. Yamcha, Krilin, Oolong, Kame Sen'nin y… Vegeta, aunque este último decidió tragárselos antes que dar a entender que la chica lo dejó anonadado. Pikoro le lanzó una mirada furtiva al “Príncipe de los Orgullosos” sonriéndose un poco. Gokú y Gohan continuaron comiendo como si nada. Mirai Trunks casi se atraganta.

    ¡Mamá! — le reprochó un poco —, ¿otra vez?

    Los años pasan cariño — agregó su madre como si tal cosa.

    La joven científica levantó un poco la vista al cielo, rogándole a Kami que le quite esa idea a su progenitora. Después volvió a mirar a todos.

    ¿Cómo están amigos? — los saludó de manera más cordial —. Espero no se les haya olvidado nada en casa.

    Descuida, creo que no nos falta nada — le dijo Krilin con una sonrisa sincera, ya recuperado de la impresión.

    ¡Milk! — se le acercó a su amiga —, te daré una sorpresita en cuanto lleguemos.

    ¿Qué es? — preguntó con curiosidad la morena.

    Ya lo sabrás… — le guiñó pícaramente un ojo —. También tengo algo para Gohan.

    ¿Para mí? — se emocionó el chiquillo.

    Espera un momento… ya verás que te va a gustar — lo miró con ternura para después abrazar a… su futuro hijo —. Ya sabía que podías verte más guapo — le dio un beso en la mejilla —, ese color luce muy bien con tus ojos.

    El joven se sonrojó otra vez, pero más que nada por la cara de su padre y del pobre novio actual de su madre. Mirai Trunks traía puesta una playera azul celeste y un fino pantalón de mezclilla que su futura madre insistió en regalarle… su progenitor no se quedaba atrás en cuanto a ropa fina se refiere aunque, según él, se ponía esas prendas “ridículas y corrientes” por no estar desnudo, pero no podía negarse que eran cómodas; la mujer sabía halagarlo… a veces.

    Y ahora dime… ¿qué tal me veo? — le preguntó su bella mamá, poniéndose en pose de diva y consiguiendo que se apenara más.

    Muy bien señorita Bulma — dijo casi en un susurro.

    ¡Qué amable! — contestó acariciándole una mejilla. En ese momento pareció fijarse en… su novio —. ¡Yamcha! — fue a abrazarlo dándole un fugaz beso en los labios —. No creas que me olvide de ti amor, te tengo un regalito también y es muy especial.

    Eso rompió un poco la tensión y como que se relajaron todos, el joven luchador estuvo sufriendo de un tic en la ceja en cuanto la peli azul lo ignoró olímpicamente para dedicarle su atención al desconocido del futuro. Ahora parecía haber vuelto a la realidad, pues ella se sentó junto a él tomándolo del brazo y mirándolo con amor. El único que no parecía muy a gusto era cierto Saiyajin adulto de cabellos que señalan el techo… aunque trató de aparentar que no le importaba nada. Lo que no sospechaba es que el namek no había perdido detalle de su incomodidad al ser un tanto ignorado por esa extraña y algo atrevida mujer.

    Un rato más tarde, después de comer, se encontraban todos listos para partir. Ya habían trazado el plan de vuelo y señalado la ruta más corta para llegar a su destino. Las maletas fueron reducidas a cápsulas con el nombre de a quién pertenecían para que, a la hora de arribar al hotel, no hubiera contratiempos. Bulma pilotearía, por supuesto, y Yamcha sería el copiloto. Después de la despedida y algunas cuantas indirectas por parte de Bunny Briefs a su hija, a su futuro nieto, a Vegeta su futuro yerno, a Yamcha… sin olvidar a Gokú también, hecho que no le causo gracia a Milk y que Gohan tomó como un chiste de la señora, se elevaron perdiéndose rápidamente en la lejanía.

    Espero Bulmita nos sorprenda — suspiró la rubia mujer.

    Ya verás que sí cariño — dijo el Dr. Briefs con una sonrisa —. Pero no presiones demasiado o ella misma correrá a todos los prospectos… empezando por el guerrero que vive ahora con nosotros.

    ¡Necesito un nieto! — terminó Bunny en tono de drama.

    Nota: Algo corto, si lo hubiera puesto seguido con la primera parte saldría muy largo, y no podía cortar antes porque se perdería un poco la secuencia, por ello corté en donde corte. Creo que no quedo tan mal. Gracias y no dejen de seguir esta historia chusca y mis otros escritos con la misma tonada. Les veo en el foro de Inuyasha con mis fics principales.

    P.D. Esa Bunny Briefs tan ocurrente, tomando la vida con simpleza, y presionando a su hija por sus deseos de ser abuela. Lo bueno es que ella, aunque aparente no tener sentido, se dio cuenta de que Vegeta y Bulma eran una pareja bien pareja.
     
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    InunoTaisho

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    Capítulo 4.- El viaje y la llegada (parte uno).

    Agradezco los posts y comento que más de lo que ya se ha dado entre Bulma y Vegeta quedara así… es el inicio de su unión, no la unión todavía… pero habrá muchos momentos simpáticos y acercamientos entre ellos. Aclarado el punto continuamos.

    El camino a Montecarlo estuvo lleno de incidentes simpáticos, de los cuales relataremos algunos cuantos. Era un recorrido largo, así que ya se imaginaran.

    Bulma le dio a Gohan la colección de libros y material didáctico que le había comprado, para gusto de Milk, que no paraba de agradecerle por su ayuda, y que lloró un poco porque ni su marido comprendía lo orgullosa que se sentiría si su pequeño era un gran profesionista en el futuro. Gokú no hizo más que sonreír con su gesto bobo e ingenuo característico de él, ante una situación que no entiende del todo. Se pasaron un buen rato tratando de serenarla, y eso lo tuvieron que hacer Bulma junto con Mirai Trunks, porque el inocente Saiyajin, a pesar de los años, no era muy consciente en cuanto a la forma de complacer a su esposa para que dejara de llorar. Todos los demás pusieron ojos de rendija y Vegeta tenía ganas de sacar de la nave a Kakarotto, arrojando a su mujer fuera para que llevara su drama a otra parte.

    El joven del futuro se ofreció a estudiar con el chiquillo, una vez que Milk recuperó la calma, y pasaron por lo menos unas tres horas entretenidos revisando la enciclopedia, la cual contaba con muchas imágenes explicativas y actividades divertidas de repaso… a veces el estudio no era tan malo, sólo que la morena podía ser muy fastidiosa hasta para su propio hijo y no llegaba aun a entender porque le gustaba más la vida salvaje de Saiyajin. Esa parte de su herencia era muy superior a sus características humanas, aunado a que la de negros cabellos alguna vez tuvo el gusto por las batallas.

    Por lo demás Bulma les dio una amplia explicación sobre el Principado de Mónaco… un pequeño reinado enclavado en la costa del Mar Mediterráneo, al sur de Francia, y cuya actividad principal es el turismo; especialmente en Montecarlo, lugar cuyo atractivo es el juego. Había tantas cosas que ver en la Riviera Francesa y la joven científica esperaba que le alcanzara el tiempo para pasarla superbién con sus amigos, con su novio, el guapo muchacho del futuro y, ¿por qué no?, con el arrogante, mal genio, poco amistoso, antisocial… misterioso y aguerrido “Príncipe”. Iban a ser unas vacaciones de ensueño.

    ¿Entonces es un reinado diminuto? — preguntó Gokú un poco sorprendido, pues siempre había imaginado que los reinos eran grandes como lo había sido Vegetasei, su planeta natal.

    Si Gokú — repitió Bulma divertida para después lanzar una mirada pícara a cierto personaje —, todo rey necesita un reino, aunque sea pequeño… ¿verdad “Majestad” Vegeta?

    Aparentemente el aludido Saiyajin había sido el único que no le puso atención a todo lo que ella contó. Iba sentado detrás de Yamcha y miraba distraídamente por la ventanilla, con los brazos cruzados en su pose habitual.

    Hasta ustedes los terrestres reconocen a un soberano — contestó sin pizca de humor y sin mirarla —. Necesitan que los manejen bien… aunque no creo que sus “reyes” sean lo que deberían — ironizó al final.

    La peli azul torció tantito el gesto, pero continuó su sarcasmo. Afortunadamente Yamcha tenía el mando de la nave… muy a tiempo había tomado el control.

    Me parece que podríamos hacerte un principado en mi casa para que lo “gobiernes” — agregó sin dejar de verlo, esta vez un tanto retadora e irónica —, así pasarías a ser rey de una buena vez.

    No te burles de mí mujer — el de cabellos en punta clavó los ojotes en ella —, mi reino no será en tu planeta.

    No te enfades “Alteza”… — le sonrió tantito, le había dado en donde le molestaba —. Por lo menos alguien podría decirte “Mi Rey” algún día, ¿no crees?

    Se miraron fijamente por unos segundos… Vegeta no pensaba ceder y Bulma tampoco. Al final Yamcha la distrajo.

    Eee… Bulma, tengo que ir… al servicio — se excusó un tanto apenado.

    Claro — contestó ella apartando la vista del arrogante hombre y dedicándole a su amor unos “ojitos coquetos” para después concentrarse al frente —, pierde cuidado.

    Yamcha pasó lo más rápido que pudo delante del guerrero alienígena. Aquel retornó a mirar por la ventanilla después de ver una vez más a la chica con una mirada fea. Los demás se dedicaron a charlar de otras trivialidades, preguntándose que aspecto tendrían los androides, cómo se la pasarían esos días, como era el juego… Kame Sen'nin pareció recordar que en sus tiempos, allá en su lejanísima juventud, disputó un torneo de póquer antes de que se convirtiera en todo un maestro de las artes marciales.

    En cuanto Gohan y Mirai Trunks terminaron de estudiar Bulma les sirvió algunos bocadillos a todos… especialmente al tragón de Gokú y los otros Saiyajins. El de alborotados cabellos con extravagante peinado se había quejado de hambre, y eso que repitió triple en la comida y no había hecho otra cosa que estar sentado. Ahora Milk besó al muchacho de cabellos lilas diciéndole que era un buen maestro… y casi le quita la comida a su marido para dársela al joven. Sólo por eso protestó Gokú. Por lo demás… él no piensa en forma negativa así su esposa le diera miles de besos al del futuro. Lo que si le preocupa es la comida y satisfacer su apetito. Después la peli azul puso una película de batallas callejeras. Hasta Vegeta se emocionó al verla y daba sus “opiniones profesionales” acerca de las formas de pelear.

    Luego de ocho horas de viaje casi todos se dispusieron a echarse un sueñito… Oolong, Puar y Chaozu ya se habían dormido. Gohan y su mamá también dormitaban. Ten Shin Han aparentaba estar meditando y Kame Sen’nin babeaba despatarrado en su asiento. Sólo Krilin, Yamcha, Gokú y Pikoro continuaban platicando, junto con Mirai Trunks, de los androides. Vegeta no intervenía en la conversación, mirando absorto hacia la lejanía, como si pensara nunca moverse, y Bulma puso en funcionamiento el piloto automático para recostarse también un poco y descansar los ojitos, estirándose cuidadosamente para des estresarse… provocando que el Saiyajin la mirara tantito de reojo. “No cabe duda que esta mujer es una exhibicionista” pensó enojado y dejó de mirarla en cuanto la joven científica se acomodó en su asiento reclinable.

    Me despiertas en dos horas Yamcha — dijo cariñosamente al luchador —, si hay algún problema corrige el rumbo.

    Descuida — contestó amablemente el aludido.

    Ella le sonrió, cerró los ojitos y se durmió casi de inmediato. Los demás ya ni se preocuparon… todo estaba bajo control, así que continuaron con su charla. Sólo Mirai Trunks observó detenidamente a su madre y el perfil de su padre a contra luz por la ventanilla, y se guardó un suspiro. Tal vez estas vacaciones den inicio a la relación… ¿habrá sido concebido en Montecarlo? Sacudió un poco la cabeza y se carcajeó internamente ante este pensamiento, aun faltaba un poco más de tiempo para nacer.

    Dos horas más tarde… Bulma se desperezó al sentir un trapo que la cubría. Abrió los ojos extrañada, era la camisa de Vegeta que le tapaba las piernas.

    Oye Vegeta, ¿por qué…? — volteó para preguntarle, sin levantarse de su posición.

    Menos mal que ya abriste los ojos mujer perezosa — le espetó tranquilamente lanzándole una mirada dura —. Otro poco más y el viejo se te va encima… Creo que pensaste que estabas en tu casa que hasta subiste las piernas en el asiento — dijo en tono molesto, como recriminándole su descuido, aunque conservó la calma.

    Bulma se enderezó como rayo y vio, efectivamente, a Kame Sen’nin desmayado a los pies del altanero hombre. Al parecer el pervertido anciano creyó que todos dormían, pues Krilin, Gokú y Yamcha estaban recostados y daban sonoros ronquidos, en tanto Pikoro parecía dormir también por tener los ojos cerrados. Mirai Trunks se acomodó en su lugar, soñando con un futuro mejor. Con lo que no contaba el viejecito es que había alguien vigilando discretamente a la muchacha… y que se podía pensar que dormía a pierna suelta porque no había cambiado de posición en un buen rato. Al ver a la peli azul con las extremidades inferiores más descubiertas no dudo en ir a “darle cariñitos” en lo que le sangraba la nariz. Ya casi lo lograba pero recibió un golpe “suave” en el estómago que lo hizo caer como muerto. “Viejo cretino,” pensó el Saiyajin en cuanto lo noqueó “pero ésta tiene la culpa por descarada. Mejor la tapo de una buena vez”. Se levantó sigilosamente y se acercó a la bella durmiente. La contempló por un momento… “Es tan hermosa…”; sacudió la cabeza para quitar ese y otros pensamientos que se le agolparon en la mente y, quitándose la camisa, la cubrió con cuidado y volvió a su lugar, acomodándose como si no se hubiera movido. De eso hacía unos veinte minutos.

    Gr… gracias — tartamudeó un tanto enrojecida.

    No lo agradezcas mujer — le soltó ya sin verla —. Mejor eso a oír tus gritos en cuanto te tocara… no porque me importe, pero no quiero quedar sordo.

    Aun así… gracias — dijo amablemente, aunque le lanzó una última mirada enojada —. Ese maestro… ¿cuándo no? — susurró un tanto molesta y se volteó para checar el rumbo.

    Pero alguien más había visto todo. Pikoro no necesitaba abrir mucho los ojos y volvió a sonreír discretamente… “Vegeta podrá decir lo que quiera pero va a ceder tarde o temprano” pensó un tanto divertido. Una personita abrió los ojitos bostezando.

    ¿Ya mero llegamos? — preguntó Gohan desperezándose y soltándose de su madre.

    Falta menos que al principio — le dijo Bulma viéndolo fugazmente de manera dulce.

    Tengo hambre — se quejó el peque.

    Permíteme un momento y te preparo algo rico — agregó la muchacha.

    Gokú abrió los ojos al escuchar que iban a preparar de comer. Levantó la cabeza, como impulsado por un resorte, y tan fresco como una lechuga.

    ¿Ya mero llegamos? Yo también tengo hambre — se estiró y le gruñó el estómago.

    Ya casi, en una hora más o menos — dijo la peli azul concentrada al frente —. Estoy determinando las coordenadas finales para el aterrizaje.

    ¡Es magnifico! — dijo contento su interlocutor —. Estar encerrado mucho tiempo sin entrenar es aburrido.

    Me imagino — Bulma volvió a sonreír… esa es la vida para un Saiyajin, comer y entrenar para luchar.

    El de cabellera estilo punk parpadeó un poco al notar un bulto a los pies del Príncipe.

    Oye Vegeta — preguntó curioso, señalando el suelo —, ¿qué hace el maestro Rōshi ahí?

    ¿No ves bien Kakarotto? — contestó sarcástico sin mirarlo —. Me hace reverencias.

    ¡Ah! Debes estar muy contento — observó el ingenuo Saiyajin —, ya tienes un sirviente.

    “En serio que Kakarotto… es o se hace”. El arrogante Saiyajin lo miró un tanto molesto.

    Éste no sirve ni para eso — gruñó y pateó un poco al anciano, el cual se quejó tantito.

    Gokú se fijó que Vegeta… estaba en camiseta interior.

    ¿Tenías calor Vegeta? — le preguntó señalándolo ahora —. ¿Y tu camisa?

    Que te importa — le volteó la cara después de casi querer matarlo con la mirada.

    Bulma se levantó… con la camisa de Vegeta en su mano.

    Creo que sí tenía calor que la tiró al suelo — dijo sonriente y le entregó la prenda al aludido de forma amable —, como no está acostumbrado a usarla — le guiñó un ojo sin que su despistado amigo se diera cuenta —. Voy a prepararles unos bocadillos.

    Se encaminó a la parte de atrás, donde estaba la pequeña cocina. Vegeta volvió a desviar el rostro viendo nuevamente por la ventanilla, para no demostrar que se había ruborizado un poco y evitar las preguntas tontas de Kakarotto. De todos modos Gokú dejó de prestarle atención para poner cara de felicidad ante lo que prometía ser un buen aperitivo.

    Por cierto Gokú — llamó Bulma desde allá —, despierta a Yamcha y dile que conduzca.

    Sí — dijo aquel, y sacudió a su amigo sin mucha delicadeza —. Despiértate Yamcha, tienes que conducir o Bulma no podrá darnos de comer.

    Gohan pareció haber notado algo raro en el “Príncipe de los Altaneros”, y lo miró un poco de forma suspicaz, como queriendo adivinar que era. Será un niño todavía pero no es tan ingenuo como su progenitor.

    El pobre joven de las cicatrices tuvo que agarrarse la cabeza para recuperarse de las sacudidas. En diez minutos los cuatro Saiyajins tragaban otra vez, pues hasta Mirai Trunks despertó con apetito, y Vegeta no se iba a quedar atrás de Kakarotto, especialmente con la comida que preparaba la hermosa hembra de ojos azules… la cual sentía que era exclusivamente para él (la comida, no sean malpensados todavía). Todos los demás también tomaron el tentempié y charlaban ruidosamente en cuanto Bulma les dijo que no faltaba mucho para llegar. Pero Gokú no puede quedarse callado por mucho tiempo… especialmente sobre cosas curiosas que van más allá de una explicación simple para su entendimiento.

    Oiga maestro Rōshi, no sabía que había decidido servirle a Vegeta — habló con la boca llena.

    ¿Perdón? — preguntó el aludido, haciéndose el sordo.

    El agresivo guerrero los miró a ambos de fea manera, como sólo él sabe hacerlo. Esperaba que el asqueroso viejo no fuera a hablar de más… y lo descubriera. Por supuesto que el pervertido anciano estaba consciente de quién lo golpeó, así que decidió no delatarse fingiendo indiferencia. Aun quiere vivir más tiempo.

    ¿Por qué estaba haciéndole una reverencia a Vegeta? — Gokú no iba a ceder, y volvió a preguntar después de tragarse otros tres bocados —. Yo lo vi, estaba tirado en el suelo, a los pies de él.

    Eee… — tartamudeó Rōshi —. Creo que me caí de la silla — y tragó saliva al sentirse duramente observado por el hombre de oscura mirada como hielo y fuego a la vez.

    ¿Tan lejos? — observó el ingenuo Saiyajin rascándose la nuca, su hábito al querer comprender algo que no comprende —. ¿Qué no estaba sentado allá? — señaló un lugar un tanto alejado de donde se encontraba Vegeta.

    Soy sonámbulo — dijo con vergüenza el viejito.

    Los demás parpadearon incrédulos mirando alternativamente al “maduro hombre verde”, hacia el lugar donde estuvo durmiendo y hacia el lugar en donde el arrogante Saiyajin tragaba sus bocadillos… el asiento junto a la ventanilla.

    No me vean con cara de idiotas — les habló altanero y de fea manera —, no tengo la culpa de que el viejo sea un baboso — y prosiguió con su importante deber de alimentarse.

    Bulma sonrió levemente sonrojada de las mejillas y se retiró para retocar el maquillaje, esperando que nadie notara su bochorno y agradeciendo una vez más, internamente, que el simio salvaje de Vegeta le haya librado de una situación poco agradable. Pikoro sólo gruñó un poco, como riéndose por lo bajo. Mirai Trunks entendió que algo había planeado el asqueroso anciano contra su mamá que su papá tuvo que pararlo indirectamente, y no querían que nadie se enterara. Muy en el fondo la protegía a su manera.

    Una hora después divisaron la ciudad de Montecarlo, aun iluminada por los últimos rayos de sol. El Mar Mediterráneo se veía bastante oscuro, pero las luces de la población daban una bella estampa.

    Bueno, acomódense otra vez y abróchense el cinturón que ya vamos a aterrizar — dijo Bulma amablemente —. Ya tenemos el permiso.

    Descendieron suavemente en un área cercana al aeropuerto y, en menos de media hora, abordaron varios taxis para dirigirse al hotel. Se acomodaron de la siguiente manera, por decisión (mejor dicho imposición jejeje) de la peli azul: Gokú con su familia y Pikoro en un vehículo; Ten Shin Han, Chaozu, Oolong, Krilin y Kame Sen’nin en otro; y ella, junto a Vegeta, Mirai Trunks, Puar y Yamcha en un tercero. La muchacha les indicó a los choferes que se dirigían al hotel “Real Principado”.

    Nos vemos en la entrada — se despidió momentáneamente de sus amigos.

    El taxista que llevaba a Gokú y compañía se quedó viendo a Pikoro, un tanto espantado por su rara presencia.

    ¿Qué tanto me ve? — le espetó muy serio.

    Nada señor… — dijo tímidamente el hombre —, pero… ¿está usted enfermo?

    No — intervino Gokú amablemente —. El verde es su color natural.

    Los demás subieron a sus respectivos “carruajes”. Bulma mandó a Yamcha a sentarse en la parte delantera, llevando a Puar con él sobre sus piernas; y ella se acomodó en el asiento trasero entre Vegeta y su futuro hijo, muy contenta y coqueta con el de cabellera lila, para disgusto de los dos mayores y para asombro del pequeño gato. Mirai Trunks se sentía un tanto raro ante la atención especial de su madre, la cual lo miraba como si fuera un apuesto desconocido que podía conquistar. Aparte de eso el pobre hombre de las cicatrices también se sentía intimidado por su padre… quien también lo miró de fea manera por un instante.

    Si Vegeta no protestó en voz alta fue por dos razones de peso: primera, no pensaba ir con ninguno de los otros mequetrefes ni soportar a la pesada mujer de Kakarotto, por no decir que deseaba alejarse de su rival en batalla aunque sea algunos minutos; la segunda, decidió vigilar de cerca a la hermosa y loca mujer de ojos celestes y seductores (“¿Qué mierda estoy pensando?” se dijo a sí mismo) para que la lombriz de agua puerca no fuera a pasarse de listo… cosa que sin saber porque le molestaba, aparte de que la descarada muchacha también estaba muy solícita con el rarito del futuro, y él no permitiría… (“¿Por qué diablos me preocupo por esta coscolina?” se reprendió internamente) Pero preferible soportarla a ella que a los demás.

    En cuanto descansemos un rato podremos cenar — dijo Bulma sin soltar a su hijo, pero arrimándose un poco más al Saiyajin adulto —, ¿no les parece maravilloso? Tal vez hasta vayamos a pasear un rato.

    ¡Eso suena fantástico! — dijeron Puar y Yamcha a la vez, volteando a verla.

    Lo que usted diga señorita Bulma — opinó el joven sin levantar la vista, sintiéndose muy acalorado y apenado ante la situación.

    ¡Bah, pura pérdida de tiempo! — gruñó el odioso guerrero tratando de apartarse a una distancia prudente de las redondeadas caderas de la joven científica.

    ¡Ay Vegeta, no seas tan amargadito! — le dijo dedicándole un gracioso mohín —. Estaremos un mes más o menos por aquí, trata de divertirte.

    ¡¡Pamplinas, no vine a jugar!! — espetó mirándola fijamente.

    En realidad a eso venimos — volvió a sonreír —. Pero bueno “Majestad”, — ironizó — muérete del aburrimiento que yo iré a pasear con estos dos galanes y Puar — y le dedicó una vez más una miradita coqueta a Trunks, un guiño a Yamcha y un besito al aire al pequeño gato.

    Vegeta sólo atinó a gruñir de coraje. En cuanto llegaron con los demás se encontraron con unos sujetos extraños que los miraban, un tanto alejados de donde se encontraban parados.

    Son ellos — dijo el joven del futuro y, soltándose delicadamente del apretón de su madre, se acercó a los sujetos.

    Todos parpadearon un poco al verlos por fin, por primera vez y antes de lo esperado: El Dr. Maki Gero de la “Red Ribbon” y cuatro androides, uno de ellos con un aspecto muy curioso.

    No me da gusto verlo, pero ya está aquí — dijo Mirai Trunks a modo de saludo, con el gesto típico de su padre, hablando algo bajo para que los demás no se enteraran.

    A mí tampoco me da gusto verte — contestó el doctor con seriedad —. Serás un estorbo… eras un estorbo en tu tiempo y ahora peor porque cambiaste las cosas — dijo con tono ofendido —. Por lo demás no te preocupes, conozco las condiciones de tu estancia aquí. Déjame ir a saludar como es debido… me gusta la cortesía aunque no lo parezca.

    Adelante — los antecedió sin cambiar el ceño fruncido heredado.

    Regresaron donde los demás.

    Permítanme presentarles… — decía el joven, pero fue interrumpido por el científico.

    Soy el doctor Maki Gero de la “Red Ribbon” y mis androides: No. 16 — señaló a uno alto y con poco pelo rojizo, no muy agraciado —, No. 17 — unos de cabellos lacios y oscuros, con profundos ojos azul marino, bastante atractivo —, No. 18 — una chica semejante a 17, pero de cabellera rubia — y Cell, mi máxima creación, aunque su número es 21. — era el más extraño, pues lucía algo deforme y sin rasgos humanos —. Como verán son bastante fuertes.

    ¡Hola, soy Gokú! — saludó el ingenuo Saiyajin estrechándole la mano a todos —. ¡Veo que todos están muy bien! ¡Espero que tengamos buenas batallas en cuanto nos toque pelear! ¡Me gustan los rivales fuertes, así es más divertido!

    Todos sus amigos, su esposa y su hijo por poco se azotan estilo anime ante la familiaridad y amabilidad del de peinado punk. A Vegeta y a Pikoro les brotó una gota en lo alto de sus cabezas. Mirai Trunks sólo puso cara tonta.

    ¿Dr. Maki Gero? ¿La “Red Ribbon”? — Bulma recuperó la compostura —. ¡Gokú, él trabajó para la “Red Ribbon”, la que te encargaste de destruir! — le indicó a su amigo, mirando al anciano doctor con un gesto de sorpresa.

    El Dr. Maki hizo una mueca de desagrado pero los dejó continuar con su conversación. Los androides parecían… robots. Los otros “Z” parpadearon un poco, pues no conocían del hecho más que lo necesario, exceptuando Vegeta, quien no mostró interés por ese hecho, Pikoro, cuyo semblante permanecía impávido, y Gohan, que tenía la boca abierta de asombro.

    ¿En serio? — el aludido rascó su cabeza observando más de cerca al doctor —. No lo recuerdo… ¿De verdad trabajaba para la “Red Ribbon”? — preguntó al final.

    ¡Por supuesto que sí! — contesto ofendido el científico —. ¡Y si no fuera por ti, pequeño demonio entrometido, seguiríamos en circulación! Aunque… — volvió a ver a la de cabellera azul con curiosidad —, ¿por qué es que te asombras tanto? ¿Acaso ya habías oído de mí?

    ¡Usted y mi padre trabajaron juntos! — lo señaló sin mucha discreción, había reconocido su cara —. Mi padre es el Dr. Briefs y yo soy su hija Bulma, ¿se acuerda?

    ¿Bulma? — la miró un tanto sorprendido —. ¿La dulce y pequeña Bulma? — se emocionó al reconocerla también —. ¡Querida, cuanto has crecido! Eras una cosita tan mona cuando te vi por primera vez — la miró sonriente y después la abrazó efusivamente —. ¡Te has puesto muy bien! — frotó pervertidamente su cara entre los bustos de la chica.

    ¡¿Qué está haciendo!? — gritó al peli azul, espantada ante el atrevimiento de ese hombre mayor e irrespetuoso.

    Ahora fueron los androides los que se azotaron contra el suelo ante el comportamiento de su creador. Sólo 16 permaneció estático, como si nada estuviera pasando. Los amigos de la joven científica abrieron la bocota de la sorpresa y al Príncipe le dio un tic en la ceja y, sin saber porque, tomó bruscamente al viejo doctor de su bata, alejándolo de la muchacha.

    ¿Se puede saber que hace, viejo estúpido? — lo sacudió encarándolo.

    ¿Y… este otro de donde salió? — dijo el anciano un poco sofocado —. Pensé que sólo Gokú era el contendiente fuerte…

    No es Kakarotto el único rival para tus “juguetitos” — lo soltó dejándolo caer como fardo —. Las cosas no les van a ser tan fáciles porque se van a enfrentar a mí, el Príncipe de los Saiyajins.

    “Tenía que ser el egocéntrico de Vegeta” pensaron los demás dirigiéndole miradas de rendija. Bulma se acomodó la ropa y Yamcha se le acercó para ver si estaba bien.

    ¿Te hizo daño? — le dijo un poco preocupado.

    No, sólo me admiró un tantito de cerca — ironizó ella —. Gracias por nada Yamcha — le dijo un poco molesta.

    Sabes que puedes contar conmigo — afirmó el joven visiblemente aliviado.

    ¡¡Ushhhh!! — le gritó enfadada y mejor dirigió la vista al altanero guerrero Saiyajin, para agradecerle —. Gracias “Alteza”, — le dijo en tono no muy convencido, pues no esperaba algo mejor —, no te hubieras molestado — y sin esperar respuesta se apartó de él para tomar el brazo del de cabellera lila.

    No lo hice por ti mujer — habló duramente como acostumbra mirándola de forma fugaz —. Que te quede claro que nada de lo que te pase me importa.

    Como digas — ella también le dirigió una última mirada y después torció tantito el gesto y se junto más con Mirai Trunks.

    Por cierto que Krilin se había quedado un tanto embobado mirando a la androide No. 18 con ojos como platos. La “chica” se dio cuenta.

    ¿Acaso tengo monos en la cara? — le soltó mirándolo muy seria.

    No. 17 miró al pobre chaparrito con el mismo gesto de su hermana.

    ¿Te comieron la lengua los ratones o te quedaste sin cerebro? — agregó con el mismo tono altanero de su contraparte.

    Mejor vámonos ya — dijo el Dr. Maki Gero levantándose del suelo y sobándose el cuello —. Tenemos que registrarnos… Espero me concedas una cena, linda Bulma — se dirigió a la peli azul despidiéndose con una sonrisa fea.

    Espere sentado — le contestó sin dignarse a verlo otra vez.

    El hombre se dirigió con sus androides hacia el interior del hotel. Cell les lanzó a todos una mirada escrutadora antes de irse, con una mueca que aparentaba una sonrisa. 17 y 18 dejaron a Krilin con cara de sonso.

    ¡Qué bonita es! — suspiró el pelón por lo bajo.

    ¿A qué hora cenamos Bulma? — preguntó Gokú después de que los del otro equipo se alejaron a una distancia prudente —. Tengo mucha hambre.

    ¡Es cierto, lo olvidé por completo! — se recuperó la peli azul del ofuscamiento que sentía, y volvió a soltar al joven del futuro —. ¡Tenemos que entrar al hotel para registrarnos!

    ¿¿Y qué mierda estás esperando mujer tonta?? — le habló Vegeta un tanto enfadado y, para sorpresa de todos, la tomó sin mucha delicadeza de la mano, aunque sin tanta fuerza, encaminándose con ella al interior del hotel lo más rápido que la joven podía caminar (casi corriendo) —. ¡¡No te creas que el Príncipe de los Saiyajins tiene la noche entera para soportar a toda esta bola de ineptos!!

    ¡Vegeta, espera! — dijo Bulma entre alarmada y sorprendida ante la reacción, pero no podía igualar en fuerza al aguerrido hombre que la llevaba como una muñeca.

    Los otros parpadearon de incredulidad. Yamcha se quedó con la bocota abierta sin saber que hacer… por mucho el Saiyajin podría mandarlo de un buen puñetazo a acompañar a los peces en el Mediterráneo.

    Vegeta tiene más hambre que yo — sonrió Gokú rascándose la nuca con su expresión de tonto.

    Debemos ir con ellos — apuró Milk sin soltar la mano de Gohan, el cual hubiera querido correr como todo niño.

    Así que se dispusieron a seguir a la pareja de peleoneros al interior del hotel.

    Nota: Vienen cosas ocurrentes e interesantes… sigan divirtiéndose con mis locas ideas, en las que trató de respetar los caracteres de todos, aunque tal vez un poco diferentes a veces por ser un universo alterno. Me pareció divertido hacer al Dr. Maki Gero un tanto pervertido como Rōshi… fuera de que fue un científico obsesionado por conquistar y dominar el mundo…hasta se autoconstruyó como androide. Eso es tan común… Nos vemos.
    P.D. Para algunos fans que se les hace increíble que Bulma y Vegeta fueran pareja por ser polos opuestos… en realidad, desde mi punto de vista y de acuerdo a estudios que he leído por ahí, buscamos como pareja al alguien parecido a nosotros… y ellos son más parecidos de lo que creen, tan egocéntricos y peleoneros. Jajaja por algo se juntaron.
     
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    Ryu Sakuma

    Ryu Sakuma Entusiasta

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    ¡Nya! Estuvo fabuloso. Mi parte favorito fue en la que Vegeta defendió a Bulma del maestro Roshi, muy a su manera tan "especial". Pobre MI Príncipe, nadie lo entiende...
    Me sigues sorprendiendo con tu forma de escribir. Narras tan bien que logras que me imagine todo lo que sucede. Tu ortografía es impecable, me fascina como estás desarrollando la historia. ¡No puedo esperar a ver más acercamientos entre Bulma y Vegeta!
    ¿Me podrías avisar cuando subas el siguiente cap.? Desde ya, muchas gracias...
    Adiós y cuídate ;3
    atte: Mily-chan, ¡Vegeta's fan! =^^=
     
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    Naru-Chan

    Naru-Chan Usuario popular

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    Wow cuantos capítulos me perdí o.O en fin ya termine de leerlos todos, y solo déjame decirte que con lo tarde que es en mi país mi hermano quería matarme por las risotas que pegaba mientras leí tu fic >.<
    Me encanta verlo a Vegeta en esa faceta tan celosa, jaja ese hombre le cela hasta su propia sombra, mira que cosas, y claro con lo coqueta que puede llegar a ser Bulma, bueno nadie puede culparlo U.U
    Ahhhhh, y mi querido Goku, el siempre tan ingenuo, y claro glotón ¬¬U pero eso es lo lindo n.n
    Y bueno lo del doctor Maki, emm bastante hechi el viejito eh jaja mira que saludarla de esa forma, pero como siempre Vegeta protegiéndola, aunque claro nunca lo admita ^^
    Bueno, cuando subas la conti avísame si, y pronto estaré comentando los escritos de Mi Anata Inu♥♥, por Kami-sama, no me puede gustar tanto jiji.
    Matta ne ^^
     
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    InunoTaisho

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    El Universo está en juego... literalmente hablando.
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    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    3451
    Antes que nada un agradecimiento a mis lectores... les invito a leer mi participacion especial por las fechas en el foro que abrieron para esta ocasion, no era mi intencion hacer algo asi de semejante, aunque me deje llevar un poco, y acepto el regaño y llamada de atencion de los líderes... ahora sere más cuidadosa si se me vuelve a ocurrir una adaptación. Dado mi argumento y aprendiendo de los errores les invito a seguir divirtiendose con este fic.

    Capítulo 4.- El viaje y la llegada (parte dos).

    Previamente…

    Vegeta tiene más hambre que yo — sonrió Gokú rascándose la nuca con su expresión de tonto.

    Debemos ir con ellos — apuró Milk sin soltar la mano de Gohan, el cual hubiera querido correr como todo niño.

    Así que se dispusieron a seguir a la pareja de peleoneros al interior del hotel.

    Antes de que dieran dos pasos se les acercaron otros tres extraños sujetos.

    Perdonen extranjeros — habló uno de ellos, alto, de piel sonrosada y expresión maligna, vistiendo un traje color azul celeste que dejaba al descubierto su pecho, y una larga capa blanca —, ¿alguno de ustedes es Gokú?

    Sí, soy yo — contestó el aludido un tanto extrañado, no recordaba haber visto a ese tipo en ningún lado.

    Bien — continuó hablando el otro —, la producción del anime nos mandó aquí para retarlo. Es así, ¿o no Gran Babidi? — se dirigió al más pequeño, cuyo aspecto no podía ser más repulsivo.

    Así es Dabura — contestó con un irritante tono de voz, tirándole a voz de infante acatarrado —, estos son algunos de los granujas con los que según se enfrentará Majin Boo.

    ¿Enfrentarnos? — preguntó Krilin un tanto preocupado —. ¿Qué no se supone que enfrentaremos a los androides?

    Será un tiempo después, de acuerdo a lo que establece nuestro contrato — observó el tal Dabura con seriedad, aunque miraba al chaparrito con gesto burlón —. No tiembles todavía.

    Oye tú, no te tengo miedo — lo retó ofendido.

    Calma por favor — pidió Ten Shin Han —, no es el lugar ni el momento.

    Él tiene razón — agregó Pikoro —. Si los enfrentaremos será cuando sea necesario, no te desgastes Krilin.

    Los granujas piensan después de todo — rió Babidi.

    Gran Babidi… tengo hambre — habló el tercer sujeto.

    Era una gran masa rosada de aspecto entre tonto y simpático, pero que sin embargo parecía estar rodeado de un ki muy fuerte. Aun así no aparentaba ser tan malo y tenía un timbre de voz muy gracioso… él sí sonaba como un niño.

    Espera y ya comerás todos los dulces que quieras Majin Boo — lo regaño Babidi —. Dabura, tenemos que entrar ahí también.

    Por supuesto Gran Babidi — le contestó en forma respetuosa.

    ¡Vegeta se comerá todo! — reaccionó Gokú con evidente preocupación y se tele transportó, dejando a todos los demás con una gota anime en la frente, incluido el nuevo equipo de rufianes.

    Por cierto que, en el interior del hotel, unas recepcionistas atendían al doctor Maki Gero y a Bulma para el registro de los huéspedes, las habitaciones que ocuparían, el tiempo de su estancia y todas las comodidades de las que podían disfrutar. La joven científica llenaba los formularios sintiéndose algo nerviosa porque el pedante Saiyajin no le quitaba la mirada de encima y estaba parado detrás suyo, con su típica pose de brazos cruzados. Y es que no faltaron los torpes que la quedaron viendo como idiotas en cuanto entró, sin importarles que fuera acompañada por un hombre que a leguas se notaba sería capaz de matar a cualquiera que intentara acercarse a ella.

    Entonces serán cinco habitaciones: dos dobles, dos triples y una sencilla… — dijo la recepcionista amistosamente, después bajó un poco la voz, mirando disimuladamente al guerrero espacial —… ¿está segura que no es su marido? — preguntó con acento afrancesado —. No está nada mal y se ve que… la cuida mucho.

    Bulma se sonrojó levemente y sonrió.

    Es un amigo un tanto especial — contestó con el mismo tono bajo y el mismo acento.

    Bueno — se enderezó la señorita —, permítame y almacenó sus datos en el sistema.

    ¿Ya casi terminan con eso? — soltó el agresivo hombre, un tanto molesto al percatarse de que habían hablado de algo relacionado a su persona… a sus costillas —. No soportó a esos gusanos babosos que te miran como si no hubieran visto una mujer en su miserable vida.

    Compórtate como un buen “Príncipe”… Vegeta — lo encaró la joven peli azul, adoptando su pose de brazos cruzados —. Así son los trámites, aprende a ser un poco paciente.

    Trámites… ridiculeces terrestres — bufó un poco.

    En ese momento… algo lo empujó por atrás y se fue de bruces sobre la joven, quien no reaccionó a tiempo y por poco se besaban. Por lo menos él descruzó los brazos para detenerse con el mueble y no caerse con ella al suelo.

    ¡Justo a tiempo, pensé que ya estaban cenando sin nosotros! — saludó Gokú con gesto aliviado al verlo ahí.

    Kakarotto… — gruñó Vegeta por lo bajo, pero sin levantarse inmediatamente porque el delicado aroma de Bulma le embotó tantito los sentidos.

    La muchacha parpadeó asombrada de encontrarse un tanto aprisionada entre los brazos del mono salvaje… aunque no protestó y sólo atinó a abrir un poco la boca.

    Por cierto… ¿qué hacen? — preguntó el ingenuo Saiyajin al notar que casi se abrazaban, sin estar consiente de ser él el causante.

    Ahora sí Vegeta volvió a la realidad, miró a Bulma por un segundo y sintió que se le subía la sangre a la cabeza. Se apartó rápidamente a una distancia prudente y se volvió a ver a Gokú de forma amenazadora.

    ¡¡Idiota!! — le gritó, haciendo que los demás huéspedes se fijaran en ellos, incluidos sus amigos que ya iban entrando —. ¡¡Déjate de ridiculeces con eso!! ¡Además, no te importa lo que… — bajó un poco la voz —… yo haga!

    Bueno, pero no te enojes — dijo Gokú moviendo las manos y pidiendo calma —. Sólo era curiosidad.

    ¡¡Gokú!! — Milk se le acercó hablando un tanto dura —. ¡Compórtate, y deja de hacer eso que me mareas!

    Pero Milk — contestó mirando a su esposa con su gesto de niño bueno —, con la tele transportación puedo llegar más rápido…

    ¿¿Por una vez en tu vida puedes actuar como un hombre normal?? — le levantó la voz.

    ¡Mph! — Vegeta se rió por lo bajo —. Le pides imposibles… es retrasado de nacimiento.

    La morena volteó a verlo muy ofendida… sin embargo las caras y gestos de enojo de Milk únicamente tienen efecto en su marido y en su hijo. El Saiyajin arrogante no se achicopaló ante su mirada y hasta se sonrió más.

    Eee… — interrumpió Bulma para evitar una discusión entre su amiga y el babuino impertinente —. Vamos a nuestras habitaciones — se plantó entre los dos y le entregó a Milk la llave de su cuarto, que la recepcionista le había dado un poco asustada por el comportamiento tan agresivo de ese hombre con la cabellera que desafía las leyes de la gravedad —. Pediré servicio a cuarto. La cena es en dos horas, descansen un poco — luego se volvió a Gohan, que se había quedado detrás de su mamá —. Podrás ver la televisión — le guiñó dulcemente un ojo.

    ¿En serio? — preguntó muy contento.

    Sí, y mañana estudiaras otro poco. ¿Te parece el trato?

    ¿Se puede mamá? — el chiquillo se dirigió a su madre con carita de angelito.

    Ella se debatió un poco pero accedió, de todos modos era tarde para estudiar.

    Bien — contestó Milk al final, sonriéndole a su hijo —. Vámonos Gokú — le indicó a su amado con un tono más amable.

    ¿Nos llevarán de comer al cuarto? — preguntó el ingenuo Saiyajin, visiblemente esperanzado y de forma inocente —. ¿De verdad?

    Claro — le afirmó su amiga, y le entregó la cápsula con su equipaje —. No te desesperes, ya llegara.

    ¡Eso es magnifico! — sonrió feliz y caminó con su familia llevando a su hijo de la mano, despidiéndose cortésmente —. ¡Nos vemos en la cena!

    En cuanto se fueron la peli azul se dirigió a los demás y parpadeó al ver atrás de ellos a los últimos enemigos, a los cuales también Vegeta les prestó un poco de atención.

    ¿Y esos? — preguntó la de ojos celestes señalándolos.

    Con ellos pelearemos más adelante — sonrió Krilin para tranquilizarla —, no te preocupes.

    Son algo raros — murmuró la joven.

    Creo que ese granuja es el más maldito de todos — dijo Babidi acercándose un poco a Vegeta —. Se ve que eres un tipo de cuidado.

    Mide tus palabras cucaracha — le espetó con su gesto hosco habitual —. No te conozco y no me importa quien seas, así que lárgate.

    Dabura se puso junto a Babidi, encarando a Vegeta, y esta vez su gesto era serio. El altanero Saiyajin no se achicopaló ante su estatura.

    ¿Quiere que le de una lección, Gran Babidi? — dijo al pequeño ser.

    Gran Babidi… tengo hambre y quiero comer ya — Majin Boo interrumpió y parecía que haría un berrinche de niño pequeño si no atendían sus demandas.

    Déjalo así Dabura — contestó Babidi buscando algo entre sus ropas —, ya habrá tiempo — sacó una enorme paleta de caramelo de grandes y brillantes colores —. Toma Majin Boo, nada más no te la comas muy rápido.

    ¡Caramelo, que rico! — sonrió complacido y brincó de contento agitando un poco el suelo, hasta que metió toda la paleta a su boca, disfrutando sus sabores.

    Mejor vámonos ya — observó Pikoro haciendo un gesto asqueado y apartándose del hall para encaminarse por el rumbo que tomó Gokú.

    Subieron por el elevador un tanto apretados. Estratégicamente Vegeta colocó a Bulma, sin “querer”, pegada a la pared y junto a él para que ni el anciano odioso, ni el pelón perdedor, ni el cerdo ridículo y mucho menos el novio lombriz de agua puerca se le acercaran un poco, inclusive el subnormal del futuro. La chica se quedó un tanto pensativa y no protestó. No veía a nadie en particular y divagaba la imaginación hacia los últimos sujetos… al parecer ese tal Babidi descubrió que en el interior de Vegeta hay maldad, y le dio un tanto de miedo, no quería imaginar que…

    Ha decir verdad le había tomado bastante cariño al Príncipe aunque fuera de lo más fastidioso tratar de ser amable con él, por esa forma y esas manías de tipo duro y presuntuoso, pero ella había detectado que detrás de esa coraza se encontraba un alma llena de soledad que buscaba desesperadamente algo o alguien especial… aun así era bastante susceptible de ser dominado nuevamente por esa parte negativa, por todas las cosas pasadas en su vida de las que se fue enterando poco a poco cuando Vegeta se encontraba dispuesto a tener una conversación civilizada con Bulma. Su voz la trajo nuevamente a la realidad.

    ¿Quieres quitar esa cara de tonta mujer? — le habló un tanto alto, aunque su tono parecía preocupado ante la ausencia momentánea de ella —. No me digas que esos sujetos te espantaron — ironizó tantito.

    No — contestó al levantar la vista, mirándolo dulcemente y haciéndolo sonrojar levemente —, estaba pensando en que todos necesitamos un baño — sonrió y salieron del elevador.

    Bulma — le dijo Yamcha tratando de ser solícito esta vez —, ¿te sientes bien?

    No te preocupes — le dijo amablemente besándolo en la punta de la nariz —, sólo estoy algo cansada. Con un baño me sentiré mejor.

    Vegeta no dijo ni pío en cuanto Bulma se separó de su lado para besar a Yamcha, pero en sus ojos negros se notó la molestia. Y al parecer todos se percataron pero prefirieron hacerse los inocentes. Sólo Pikoro y Mirai Trunks sonrieron discretamente… los celitos del orgulloso Saiyajin podían ser muy graciosos porque se empeñaba en negar lo mucho que le atraía la hermosa mujer.

    Veamos — dijo Bulma al apartarse de su galán, sacando del interior de su bolso las llaves que le habían dado en recepción —. Esta es la llave de su habitación — se la dio al joven luchador —. Dormirás con Ten Shin Han, Puar y Chaozu — y le entregó al de tres ojos sus respectivas cápsulas donde estaban sus equipajes, dirigiéndose inmediatamente a Krilin —. Esta es la de ustedes, compartirás cuarto con el maestro Rōshi y Oolong — y le entregó su llave correspondiente —. En cuanto a mí…

    ¿Dormirás con ellos tres? — preguntó el pícaro cerdo —. Te pasas… puro hombre fuerte.

    Los aludidos, Mirai Trunks, Pikoro y por supuesto… Vegeta, parpadearon de incredulidad.

    ¡¿Estás loco?! — le gritó la chica muy ofendida, haciendo que se le agitaran las orejas; los demás mejor cerraron los ojos, inclusive el Príncipe… sus gritos le ponían a veces los nervios de punta —. ¡¡Soy una señorita decente que dormirá sola!! Ni Yamcha puede compartir mi cama aunque sea mi novio, mucho menos… — no terminó la frase y decidió ocultar el rostro buscando la última llave.

    La encontró y se la entregó a su joven hijo.

    Esta es la de ustedes… tiene vista al mar — le sonrió —. Dame chance y ahorita les doy sus equipajes, los voy a buscar. Descansen un poco y báñense — le besó la mejilla con cariño —. Nos vemos al rato — le guiñó un ojo a Vegeta y le lanzó un beso al aire a Yamcha.

    Entró en la habitación de a lado de la de los Saiyajins y Pikoro, y les dedicó una mirada coqueta antes de cerrar la puerta. Mirai Trunks decidió abrir la puerta de su respectivo dormitorio y entró después de dejar pasar al namek.

    Eee… — dijo Krilin mirando alternativamente a Vegeta y a Yamcha, los cuales después de que la peli azul los dejó se lanzaban miradas retadoras —, creo que es mejor hacerle caso, ¿no les parece?

    Escúchame bien Vegeta — Yamcha trató de sonar duro y convincente, pero interiormente sabía que no tendría ni la más mínima posibilidad de escape ante el intrépido guerrero si es que acaso decidía aceptar el reto de luchar por la muchacha —, no te permitiré que…

    ¡¡Tú no eres nadie para decirme que hacer, escoria!! — su rápido y salvaje movimiento tomó desprevenido al luchador, levantándolo del cuello y apretándolo un poco. A pesar de ser más bajo que el de las cicatrices es por mucho más fuerte —. ¡¡Yo hago lo que se me venga en gana!!

    Los demás quisieron intervenir, pero no se atrevieron a moverse al verlo en ese estado… hasta que Pikoro se asomó a la puerta.

    Mejor suéltalo Vegeta — dijo más autoritario que el luchador —, ya ajustarás cuentas con él más adelante… y de mejor forma.

    Eso hasta para mí sonó macabro — el aludido se sonrió un poco de lado, con esa maniaca expresión de disfrutar algo, y soltó a su presa, quien cayó con un golpe sordo tratando de recuperar la respiración y el habla —. Así que te espera algo mejor gusano… sí, tal vez sea mejor de otra manera — ahora lo miró irónicamente —. Agradécele al namek y al tal Kami por salvarte… y a la producción. Ya pensaré en algo “digno” de ti — entró al cuarto y Pikoro cerró algo fuerte, después de lanzarles a todos los otros una mirada seria y profunda.

    Kame Sen’nin, Puar y Oolong casi se orinan de miedo. Ten Shin Han y Krilin socorrieron a Yamcha. Chaozu parecía inanimado pero consiente.

    ¿Estás bien? — preguntó el de tres ojos un tanto serio.

    Ese Vegeta… — tosió un poco el joven luchador.

    No deja de ser un fanfarrón — dijo Krilin con gesto serio.

    Aunque no se — murmuró Ten Shin Han levantando a su compañero —, me da mala espina el comentario de Pikoro.

    ¡Bah, sólo le ha de dar por su lado! — sonrió el chaparrito enderezándose también —. A Pikoro nunca le ha caído bien nadie… excepto tal vez Gohan.

    Yamcha, no retes más a Vegeta — dijo Puar con miedo, acercándose a su amigo.

    No te preocupes, sólo es un alardeador de su “nobleza” — dijo el joven luchador sonriendo un poco para tranquilizar a su amigo.

    Aún así es peligroso… — intervino Rōshi muy serio y en actitud profesional —. Evítalo en la medida de lo posible.

    O si no le dices a Gokú — opinó Oolong —, y él le pondrá sus buenos golpes.

    Dejemos a Gokú fuera de esto — opinó Ten Shin Han.

    Sí — intervino Chaozu al fin —, mejor vamos a bañarnos qué también me está dando hambre.

    Cada uno entró a su respectiva habitación, disponiéndose a terminar bien ese día.

    Nota de la autora: Como ven le damos también un tono dramático… pobre Yamcha cuando sea el mismo Gokú quien le sugiera apartarse del camino para que Bulma y Vegeta puedan ser… ya saben, lo manejaré a mi manera, pues esto no fue retratado por Toriyama. Gracias y sigan disfrutando.
     
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    Lilineth-chan

    Lilineth-chan I'd rather have you, cursed or not.

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    Muy espectacular!!! Me ha encantadooo enserio qee si, mm no note errores pero no te confies mucho
    ya que no soy muy buena en ortografia jeje n.nU pero bueno, escribes muy bien en serio, nunca habia leido de Dragon Ball y este me ah llamado la atencion tanto que espero ansiosa las continuaciones.
    Muchas gracias por avisarme de la conti, y sigueme avisando jeje.
    Nos vemos...

    :D
     
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    rominazs

    rominazs Iniciado

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    Muy bueno.
    Bulma y Vegeta es una de las parejas que más curiosidad me da y, a mi parecer te quedó muy bien.
    No encontré errores, redactas muy bien.
    Sigue así, espero la continuación.
    Avísame cuando ya la hayas escrito que me muero de ganas por leerlo. :)
     
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    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Bueno, gracias por leer y comentar o, aunque no comenten, me da gusto que se diviertan con esta trama tan peculiar. Sin más la conti de esta historia en lo que se me desnubla la mente para continuar con Inuyasha y Sesshomaru... ¡Es que los Saiyajins se estan imponiendo, y que decir que Harry Potter se esta colando tambien en mis neuronas! jajaja, les dejo leer y nos seguimos por aqui...

    Capítulo 5.- La primera noche (parte uno).

    Gokú, Milk y Gohan se encontraban en su habitación. La morena mandó a sus dos varones a bañarse mientras acomodaba el equipaje. No se encontraba muy a gusto que digamos, porque no estaba acostumbrada a salir de su casa y darse una vida de lujos que sentía no era para ella; aun así podía decirse que no estaba del todo mal. Evitaría preocuparse por cocinar, lavar, limpiar la casa, cocinar, cocinar, cocinar… esas son las ventajas que debía disfrutar. Además estaba la posibilidad de recrearse un poco más con su amado Saiyajin, pues con tanto entrenamiento se distraía fácilmente y luego no se acordaba de ella... No es que fuera del todo un incompetente sin sentido en cuanto a algunas de sus responsabilidades matrimoniales, prueba de ello es su hijo mayor. Milk tuvo que esforzarse para darle a entender lo que tenía que hacer, porque Gokú era, es y seguirá siendo demasiado cándido… pero el resultado fue obvio, aunque en realidad el de peinado a lo punk no se alucinaba por ello (no es un hentai como otro Saiyajin del cual hablaremos al respecto).

    Así que… ¿por qué no seducirlo esa noche? Se sonrojó brevemente cuando sacó de su envoltura lo que su amiga le regaló: una linda y coqueta bata para dormir. El asunto era enviar a Gohan a dormir a otro lado… con Bulma posiblemente, considerando que ella le hizo la sugerencia, porque ni de loca lo enviaba donde estaba el gorila salvaje de Vegeta aunque estuviera el simpático chico del futuro, ni mucho menos donde Kame Sen’nin y los otros pervertidos (hasta Ten Shin Han y Chaozu la comieron, ni modo) que podrían enseñarle cosas indebidas a su pequeño.

    ¡Ah, qué bien me siento! — hablando de Gokú... salió del baño cubierto con una pequeña toalla que apenas alcanzaba a cubrirle —. Oye Milk, ¿ya llegó el servicio a cuarto? Tengo un hambre voraz.

    La pobre mujer se sonrojó más al ver a su maridito luciendo su musculatura, le dio más calor y casi se desmaya. “¿Por qué Bulma me metió estas ideas? Y Gokú… se ve tan bien… ¡qué cosas piensas!”. Se abanicó con una mano.

    ¡Gokú, no salgas así! — le reprochó sentándose en la cama para no caerse, visiblemente abochornada —. ¡Vístete por si llegan, que de seguro no tardan!

    Eso espero o me como las almohadas — dijo él estirándose un poco, con lo que consiguió que la toalla terminara de caer y la pobre morena perdiera el sentido al ver de más… “¡Qué calor, qué calor!” pensó antes de desvanecerse —. Milk… ¿qué tienes? — se le acercó preocupado y la levantó un poco —. ¿También estás hambrienta? — la sacudió con algo de cuidado intentando hacerla reaccionar.

    Gohan salió en ese momento, agarrando la toalla indicada y tapándose por completo.

    Papá, esa era la toalla de manos — le dijo y se dio cuenta de que algo le sucedía a su progenitora —. ¿Qué le pasó a mamá? — preguntó con curiosidad.

    Tu mamá ha de tener mucha hambre — contestó el ingenuo Saiyajin en lo que su esposa abría los ojos.

    Ella parpadeó asombrada al sentirse entre los fuertes brazos de su esposo. Como que se ilusionó tantito pero…

    ¡¡Gokú, vístete!! — le gritó al verlo de cerca aun sin vestirse, sonrojándose excesivamente al percatarse de que su hijo se encontraba presente —. ¡¡No puedes estar desnudo!!

    Podría haber hecho algo no digno de ser conocido todavía por su descendiente… y consiguió que su amado se espantara y la soltara. Lo bueno es que cayó en la cama.

    ¡Perdón! — contestó también ruborizado —. No quise…

    Olvídalo — le interrumpió ella, aun con las mejillas encendidas y desviando la vista, sin atreverse a mirar a su niño.

    Gohan observó primero a su mamá, con la duda reflejada en su carita… después a su papá, quien parecía en shock sin entender el por qué del comportamiento de su esposa, y se rascaba distraídamente la frente como queriendo hilvanar en donde se había perdido. El pequeño nunca había visto a su madre tan avergonzada… bueno, tal vez sí cuando su padre andaba en cueros como si nada y llegaba alguna visita. Pero ahora no había nadie más… nadie los veía.

    Mamá, ¿qué ocurre? — la miró fijamente.

    En eso llamaron a la puerta sobresaltando a Milk, que se levantó como impulsada por un resorte.

    Servicio a cuarto — dijo una voz desde afuera.

    ¡¡Al baño, ahora!! — les gritó a sus hombres, los cuales obedecieron rápidamente sin chistar.

    La morena recibió todas las charolas con comida, con una sonrisa para disimular su bochorno. “Creó que pensaré en eso después… hoy no” se dijo internamente a sí misma. En cuanto los encargados del servicio a cuarto se retiraron llamó a sus queridos Saiyajins para que se alimentaran como es debido, acariciándole la cabeza a su hijo y la mejilla a su marido, sin borrar la sonrisa amable. Gokú la miró un tanto extrañado ante el repentino cambio de conducta, pero se dispuso a tragar las exquisitas viandas junto a Gohan. Los dos se mostraron muy felices y satisfechos.

    En otra habitación mientras tanto, casi al mismo tiempo…

    Vegeta escogió la que en su opinión era la mejor cama para él, la más grande. Pikoro de todos modos prefería no acostarse y Mirai Trunks no protestó para no herir el humor de su papá, al cual se le había borrado la sonrisa burlona que le dedicó a Yamcha… se notaba algo alterado. Estuvieron sin decirse media palabra como por diez minutos. El muchacho miraba disimuladamente a su agresivo progenitor, el namek prefirió contemplar las luces de la ciudad por la ventana, el aguerrido guerrero se tumbó boca arriba con los brazos cruzados y tamborileando los dedos de su mano derecha sobre el antebrazo izquierdo… hasta que se animó a gruñir una maldición.

    ¿Cree esa boba mujer que vamos a estar aquí esperando por ella? — soltó un poco alto —. No soy su estúpido…

    En ese momento se abrió la puerta dando paso a la aludida con un gran servicio a cuarto, llevando más de treinta bandejas con comida.

    Perdón por interrumpir y entrar así — sonrió Bulma, y se dirigió a Mirai Trunks en forma cariñosa, ignorando a Vegeta a propósito —. Aquí traigo el equipaje de ustedes dos — después le habló amablemente al personal que entró con ella, y que en ese momento acomodaban el servicio —. Muchas gracias. Por favor déjenlos allí, los llamaremos cuando sea necesario — les dio una buena propina y, en cuanto salieron, sí se dirigió al altivo mono —. Sírvete lo que gustes… “Príncipe” Vegeta — lo miró fugazmente entre coqueta y burlona, y dedicó nuevamente su atención a su apuesto hijo.

    Aquellos habían abierto la bocota con sorpresa ante la magnifica atención… el olor de la comida era delicioso y sus estómagos no ayudaron a disimular.

    Por favor, acepta esto como un regalo que posiblemente te haría tu mamá — rió cantarinamente al oír semejantes gruñidos de hambre, sin dejar de mirar al joven con una mirada afectuosa —, y come antes que Vegeta se acabe todo.

    Oye mujer, no pienso compartir MI comida con él — se quejó el mayor de los Saiyajins después de tragarse un buen pedazo de carne con la mayor educación posible para alguien de su alcurnia… ¿mencionamos que la comida es un bien preciado para ellos?

    Claro que no — afirmó la chica con una expresión alegre ante el comportamiento del hombre tragón, y separó diez bandejas —, estás son las de él — volvió a mirar al de cabellos lilas dedicándole una sonrisita que el muchacho le contestó tomando lo que comería. Después, como reaccionando ante su presencia, se dirigió al namek sin cambiar el tono alegre —. Por cierto Pikoro, ¿se te apetece algo?

    El aludido le dirigió una mirada escrutadora, pensando que la muchacha se burlaba de su persona… como si no supiera que no necesitaba probar bocado como esos dos orangutanes, los cuales tragaban más educadamente que Gokú en sus buenos tiempos.

    Gracias — dijo gravemente —, tomaré un vaso con agua más tarde.

    Bien — observó Bulma y lo miró fijamente como revisándolo —. Aun así… me parece que no estaría de más que te bañaras. ¿Traes ropa o te conseguimos?

    El verde alienígena se sonrojó levemente ante la ocurrencia… debía ser difícil lidiar con una mujer tan insistente como ella, por eso es que Vegeta no se había animado a dejarse atrapar por la joven.

    No te molestes — contestó por fin tras unos segundos de bochorno —, yo no tengo que impresionar a nadie como… tú has de saber.

    De todos modos vienes conmigo — la peli azul no se achicopaló y lo jaló de la capa con fuerza —, así podrás lucir mejor el tono de tu piel, insisto.

    A Pikoro le brotó una gota anime… ahora entendía perfectamente porque a veces el “Príncipe de los Egocéntricos” sentía ganas de matarla de vez en diario… le hace muy bien la competencia en cuanto a mando y otras cosas, aunque por ser fémina era mucho peor.

    Ya déjalo en paz mujer, ¿no ves que los de su especie ni comen ni se bañan? — espetó enojado el Saiyajin adulto, después de haberse tragado más de la mitad de sus viandas.

    ¿Vegeta al rescate o es algún arranque de celitos? Pikoro lo miró esperanzado, suplicándole a Kami que la joven científica se dedicara a su pasatiempo favorito cuando no tenía algo mejor que inventar o componer: gritarle al Cro Magnon del espacio.

    No hables con la boca llena y sigue comiendo… de Pikoro me encargo yo — dijo Bulma sin detenerse, llevando al forzudo verde en contra de su voluntad hacia el baño.

    Ya le oíste mujer — habló Pikoro un tanto desesperado, queriendo librarse de su agarre. No estaba seguro si Vegeta lo defendería de verdad, cosa que ya dudaba, o la dejaría hacer su gusto… si así fuera no tendría ninguna oportunidad, pues ni el joven se opondría a su mamá —, no necesito bañarme.

    Pues yo no pienso lo mismo — terminó entrando al baño con él; el namek se dio cuenta que sería una batalla perdida y ni para ponerse agresivo con la chica… o sería pasto en manos del Saiyajin… bueno, de los dos —, así que te bañas ahora.

    Vegeta y Mirai Trunks no se movieron más que para continuar comiendo.

    El Príncipe parecía sonreír un poco, con su clásico gesto de maniático… le causaba gracia ver como la loca y hermosa hembra se imponía a alguien más; eso le gustaba mucho en el fondo, por ello la muchacha se le hacía interesante y, muy adentro de él, le atraía a sus instintos de macho (hentai en ciernes). El joven se mostraba un tanto apenado ante lo sucedido, “Pobre señor Pikoro” pensó. Su mamá era tan impulsiva, manipuladora, mandona, chantajista para conseguir lo que quería… varias veces al día, y notó que su papá se estaba divirtiendo de lo lindo con esa escena. Se guardó un suspiro ante lo evidente para quien lo notara… su padre y su madre parecían hechos el uno para el otro aunque los dos se lo negaran a ellos mismos y al mundo. Al minuto salió Bulma llevando el turbante y la capa con hombreras de Pikoro, aunque parecía tambalearse por el peso.

    Te bañas bien — le dijo en tono amable dejando caer las pesadas prendas en la cama vacía que sería del namek —. Bueno — se dirigió a los otros dos que ya habían terminado de devorar el “tentempié” —, está es su ropa.

    Abrió las cápsulas y se mostraron los guardarropas correspondientes a cada uno de ellos. Prendas finas y casuales que los harían lucir muy bien. El del futuro parpadeó asombrado y dejó salir un silbido de sorpresa. El Príncipe abrió y cerró momentáneamente la boca para no dar a entender que estaba complacido… las prendas le seguían pareciendo extrañas y estorbosas en momentos, pero agradecía internamente que la mujer le brindara muchas atenciones… ella si sabía tratarlo como el Príncipe que es, aunque una y mil veces le dijera en broma las cosas.

    ¿Qué les parece? — sonrió complacida ante la cara de su hijo —, ¿verdad que son fantásticas? Se van a ver muy apuestos.

    Gracias señorita Bulma — contestó Mirai Trunks algo apenado —, no se hubiera…

    ¿Quién te dijo que voy a vestirme con eso? — espetó Vegeta un tanto altanero como acostumbra, interrumpiendo a su desconocido descendiente —. Es pura ropa de mierda.

    La chica lo fulminó con sus azules ojos, dispuesta a contestarle por la grosería. Él mantuvo la serenidad y hasta se sonrió un poco, le encantaba hacerla enojar y que ella se le enfrentara. Su agitación le causaba gracia. Las batallas verbales entre ellos se habían vuelto costumbre, algo que los unía porque ninguno pensaba en bajar la guardia a menos que no tuviera un argumento convincente para contestar o… que se le presentara otra idea por la mente que lo hiciera retirarse en fuga. No podían ya vivir sin cruzarse alguna cosa, terminar el día sin discutir no era divertido.

    Ropa de mierda… — le rezongó — ¡Me gasto una fortuna en vestirte decentemente para que parezcas verdaderamente de la “Realeza”!… “Principito” — dijo con ironía al final.

    Nunca te pedí eso mujer — le soltó más calmado pero sin cambiar el gesto de ceño fruncido —. Recuerda que no necesito nada tuyo.

    Si como no — agregó la peli azul con sarcasmo, y después le hizo un gesto coqueto —. Haré una lista de todas las necesidades que te he complacido… “Alteza” — se le acercó lentamente.

    Tal vez si me decido… — agregó aquel fingiendo indiferencia y sin dejar de verla fijamente — haya algo en lo que sí puedas complacerme.

    El de cabellera lavanda quiso desaparecer en ese momento o por lo menos entrar al baño para no estar entre sus padres y ser testigo de sus discretas insinuaciones… esperaba que pudieran controlarse y no dejarse llevar por sus deseos. Técnicamente es un adulto joven, pero la sola idea de ver a sus progenitores besándose apasionadamente se le hizo un tanto asquerosa. Se sonrojó brevemente ante el pensamiento. En eso llamaron a la puerta y Mirai Trunks agradeció el pretexto perfecto para huir. Se levantó rápidamente de su cama y se escurrió entre ellos para abrir, encontrando en el umbral de la puerta a…

    ¿Está Bulma aquí? — Yamcha entró presuroso sin esperar respuesta —. ¡Bulma, gracias por la…! — decía cuando la vio demasiado cerca del Saiyajin para su gusto.

    ¡Yamcha! — le saludó apartándose de Vegeta, como si nada hubiera pasado —. Me da gusto que te haya agradado la cartera, esta divina y es la última moda en accesorios para caballero — lo besó levemente en los labios —. Por cierto… ¿por qué no te has bañado? — le reprochó con cariño golpeándole suavemente la mejilla.

    Eee… — el joven luchador parpadeó admirando el fino guardarropa de caballero. Debió haber costado una buena cantidad de billetes —. ¿Y esa ropa es de…?

    Es mía gusano — dijo el altanero guerrero del espacio, con su orgullo y arrogancia característica —. ¿Te gusta?... me la obsequió tu noviecita — y lo miró con sarcasmo.

    El del futuro, detrás de Yamcha, había notado el gesto torcido de incomodidad y desagrado en el rostro de su progenitor en cuanto su bella madre besó al de las cicatrices. Pareció encontrar la forma de molestarlo.

    Oye Vegeta, pensé que… — Bulma lo miró un tanto dudosa, ignorando el sarcasmo en el tono e ignorando una vez más a su novio.

    Por favor mujer — le interrumpió sin dejar de fulminar al jugador y sin borrar esa sonrisa torcida de triunfo —, la ropa es digna de mi nobleza… ¿Ves como si puedes pensar cuando te lo propones?

    Mirai Trunks no había hablado pero se molestó un poco con su padre… ese había sido un golpe muy bajo para la dignidad de un hombre. La mueca burlona en su endurecido rostro era señal de lo mucho que disfrutaba de eso, humillar al joven de las cicatrices abusando de la bondad de su madre… la cual por cierto no se veía muy indignada por Yamcha. Tal vez en el fondo la relación que los unió hace años había caído en la rutina, por parte de los dos. “¡Lástima!,” pensó el muchacho de cabellera lila “alguien tenía que perder… lo siento por usted señor Yamcha”.

    Creo que tienes razón… — Yamcha volvió la vista a su chica y puso gesto serio — me bañaré. Te veo al rato.

    Si amorcito, te espero — dijo lentamente la peli azul en voz baja. En cuanto el luchador salió se volvió nuevamente al alzado macaco —. Te pasaste de veras Vegeta — le espetó un tanto molesta —, si no quieres la ropa no te la pongas… pero no tenías que alardear de ella con Yamcha — y ya iba a tomar el perchero con gesto ofendido, dispuesta a guardarlo en la cápsula, cuando él la detuvo con suavidad tomándole la muñeca.

    No dije que te la llevarás — habló pausadamente con un tono más tranquilo al acostumbrado —. Lo que es mío es mío… y nadie me lo quita — la miró detenidamente, sus negras pupilas parecían pozos sin fondo, pero extrañamente más tranquilos y serenos.

    Bulma se apartó una vez más, tratando de ocultar su bochorno y nerviosismo, sintiendo que esos ojos negros penetraban en sus pensamientos. No quería ser descubierta, no por él, y menos frente al joven tan amable.

    Los dejo también — evitó tartamudear y desvió la vista del Príncipe —. Debo ponerme más bella — pasó junto a su hijo, que no se había atrevido a acercarse a sus padres ni a cerrar la puerta —. El servicio a cuarto llegará por las bandejas, nos vemos más tarde… tú también ponte guapo muchacho — le dirigió una sutil sonrisita y salió de la habitación.

    Ahora sí, el chico cerró la puerta y dejó escapar un suspiro que no pasó desapercibido para el otro.

    ¿Te gusta la mujer? — le espetó alzando un poco la voz, aparentando nada.

    Me recuerda a mi madre cuando era más joven… es tan amable y encantadora — afirmó el muchacho diciendo la verdad.

    ¿Sólo eso? — su interlocutor lo miró con un poco de desconfianza.

    Creo que le gusta más a usted señor Vegeta — lo encaró al fin, mirándolo con esa típica expresión familiar —. Por eso le molesta tanto que tenga de novio al señor Yamcha o que alguien más…

    ¡¡Ella y él se pueden ir al carajo!! — gritó un poco más alto, interrumpiéndolo por enésima ocasión —. Ni a quien le importen… me tiene sin cuidado si algo le pasa por desvergonzada.

    Como diga — agregó el joven y decidió escoger la ropa que utilizaría para la cena.

    Pikoro salió del baño con expresión adusta… parecía no haberse bañado porque vestía el mismo traje, aunque traía una toalla por turbante.

    Ahora entiendo porque te molesta tanto… — dijo gravemente, dirigiéndose al de negra y parada cabellera — es tan impertinente e irritante.

    Y que lo digas — le ironizó Vegeta con una sonrisa burlona al verlo, dedicando su atención a la ropa, como sopesando con cual terminaría de molestar al gusarapo de Yamcha —. Pero al final le ganaste… ni siquiera estás mojado — tomó una camisa y un pantalón en fina mezclilla —. Quién diría… los terrestres tienen gustos raros — dijo un tanto asombrado con tan excelentes prendas.

    Si no la matas tú… lo haré yo — continuó el namek como tratando de hacer que el altanero Saiyajin retomara el “buen camino” —. Nos libraríamos de un problema, especialmente tú… ella no es indispensable para la lucha, así que no se perdería nada.

    Mirai Trunks lo miró fijamente… no podía creer que el verde alienígena quisiera poner a su padre en contra de su madre.

    No… tienes razón — el aludido hizo como que meditaba en esas palabras, apoyando la barbilla en sus dedos y entrecerrando los ojos —, no es indispensable para luchar… Sin embargo… — lo encaró con el típico gesto endurecido, notándose un poco de furia — me es indispensable para otras cosas, así que ni lo pienses. Antes que le toques un cabello… yo te mato a ti.

    Pikoro no modificó el gesto serio y no parecía querer cambiar de opinión. Vegeta miró a su hijo de forma desafiante.

    ¿Piensas quedarte ahí como idiota o me voy a bañar yo primero? — le dijo con dureza.

    No… ya voy — tomó la ropa y se metió al baño, dedicándole al namek una mirada dura de sus ojos azul metálico.

    Los dos extraterrestres esperaron a que el joven cerrara la puerta.

    ¿Para que te sirve? — espetó Pikoro, colocándose cuidadosamente su propio turbante —. ¿La necesitas para vestirte y que te dé de comer? — ahora su tono se hizo irónico.

    No sólo eso — dijo el otro sin mirarlo más, tumbándose en su cama, con las manos atrás de la cabeza y apoyándose en la almohada —. A parte de satisfacerme en esas necesidades básicas, proveerme de armas y tener una cámara de gravedad a mi disposición… veré que más puede hacer por mí. Tiene su utilidad aunque no lo parezca — agregó un poco sarcástico y cerró los ojos, como aparentando dormir.

    El namek lo miró de reojo… ese Saiyajin engreído parecía tener respuestas para todo y sabía ocultar y pasar por alto lo que no quería evidenciar… su atracción hacia la joven de ojos celestes. Con su fino oído había escuchado todo lo que conversaron afuera y hasta pudo sentir como el ki de Yamcha subió y bajó súbitamente. No dudó que los otros también se hubieran percatado de ello. Vegeta solía ser un desalmado y sí que se lució con el pobre luchador pasándose de listo. E, indirectamente, Bulma había cooperado al permitir la humillación. No le cabía duda de que tarde o temprano ese par terminarían más juntos que nada. La chica domaría en parte a la fiera y compartiría con él algunas cosas de su salvaje naturaleza.

    Nota de la autora: Es un poco difícil manejar a alguien tan pesado como Vegeta para hacerlo entrar a la comedia (aunque no tanto como Sesshōmaru, Vegeta es más abierto de lo que pueda aparentar, el Daiyōkai nanay), sin quitarle esa personalidad que a muchos fans les agrada: frío, irónico, sarcástico, cruel, sin sentimientos… pero por aquí se hace lo que se puede… tres años conociendo a Bulma más a fondo (en muchos sentidos) sí deben haber conseguido un cambio en él. En cuanto a Gokú… la historia la centramos más en Bulma y Vegeta, por lo que la vida amorosa del ingenuo Saiyajin no es de lo más mencionado por aquí, pero no podemos dejar de pasar alguito de ello… Gohan y Goten no nacieron de la nada, no pueden negar su herencia de Saiyajin, así que Gokú debe de tener sus subidas hormonales de vez en cuando jajajaja. Gracias y sigan disfrutando.

    P.D. ¿Pikoro rogándole a Kami, siendo él casi Kami? Jajaja, aun no traían a Dendé.
     
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    rominazs

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    Me fascinó :B
    Fue un gran "plop" con lo de Kami xd
    Me encantó el:
    No… tienes razón — el aludido hizo como que meditaba en esas palabras, apoyando la barbilla en sus dedos y entrecerrando los ojos —, no es indispensable para luchar… Sin embargo… — lo encaró con el típico gesto endurecido, notándose un poco de furia — me es indispensable para otras cosas, así que ni lo pienses. Antes que le toques un cabello… yo te mato a ti.
    Pikoro lo hizo a propósito, lo sé (:
    Felicitaciones, impecable
    Conti, conti!
    Pd: No nos dejes comiendo ansias por mucho tiempo :3
     
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    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

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    Gracias por comentar y leer, eso me satisface el ego (jejeje). En lo que arreglo la tragicómica vida de Naraku... ¡las ideas no puedo plasmarlas en papel aunque me rondan en la cabeza!, les dejo un capítulo mas de esta romántica comedia en varios actos. A divertirse sin más ni más.




    Capítulo 5.- La primera noche (parte dos).




    Yamcha regresó a su cuarto. Chaozu y Puar se bañaban y Ten Shin Han terminaba de acomodar sus cosas. Se percató que su amigo de cicatrices tenía una expresión un tanto contrariada.




    ¿Qué pasó? — le preguntó seriamente.


    Nada… aun nada — dijo el otro y se dispuso a sacar su ropa.


    Nada… engáñame, algo te molestó — hizo la observación —. Suéltalo o te hará daño.


    ¡¡Ese maldito arrogante de Vegeta!! — casi se desgañita —. ¡Sólo porque Bulma lo…! — respiró hondo para calmarse —. Bulma es muy consecuente con él, le da muchas cosas aunque es un malagradecido.


    En eso tienes razón — Ten Shin Han le palmeó un hombro —. A pesar de todo ese “mono” no cambia, pero no dejes que te moleste… lo necesitamos de nuestro lado de todos modos.


    Sí, mejor no darle “alas” para que no se sienta tan importante — Yamcha respiró hondo una vez más —. Después de esto… ojalá se largue a otra galaxia.


    Eso no sabemos, recuerda que está obsesionado por ganarle a Gokú — meditó Ten Shin Han —. Si todo termina bien para nosotros no dudará en continuar luchando contra él, para demostrar quién es el mejor Saiyajin… y tal vez, destruir la Tierra.


    No dudo que Gokú le ponga una buena… — sonrió el beisbolista.


    Eso esperemos… por el bien de todos — dijo por lo bajo el de tres ojos.




    Después de eso, el de las cicatrices entró a bañarse en cuanto salieron los pequeños. El joven luchador meditaba en otros asuntos que también pensaba ocultar a sus amigos… esperando que nunca se enteraran, y mucho menos su bella novia. Entre prepararse para la lucha y otras ocupaciones que le tomaban gran parte de su tiempo… se habían distanciado un poco. El noviazgo de años había tenido sus altas y sus bajas y ahora parecía un poco estancado. Yamcha no se había atrevido a formalizar nada, si bien lo pensó alguna vez; no se sentía listo para un compromiso serio aunque Bulma se lo insinuó algunos años atrás.




    La llegada de Vegeta en Capsule, hacía poco más de dos años, parecía haber deteriorado las cosas… la joven científica trataba de ser amable con el altanero Saiyajin y mantenerse neutral en las pocas veces que Yamcha la visitaba, para evitarles un enfrentamiento en el cual su novio se llevaría la peor parte, a menos que agarrara al Príncipe con la guardia baja. No le había agradado en lo más mínimo que la muchacha invitara a ese engreído a vivir en su casa, a sabiendas de que había contribuido con su muerte y otras cosas negativas… En fin, suspiró y reconoció que parte de todo era su culpa por… prefirió olvidarlo.




    Ya eran las ocho treinta de la noche, todos estaban listos para cenar. Kame Sen’nin pensaba ir por Bulma pero… la peli azul se encontraba muy ocupada brindándole a su hijo del futuro todo tipo de atenciones y coqueteando de forma sutil con Vegeta, el cual había decidido ponerse una fina playera negra semiajustada para lucir esos grandes bíceps y pectorales, y que se hacía el indiferente con la chica aunque por dentro hubiera querido toda al atención para él. Estaban sentados en la cama del muchacho… los tres.




    Me imagino que has de tener muchas locas por ti — dijo la joven en tono cariñoso al de cabellera lila, haciéndole una suave caricia en la cabeza —. Eres tan guapo.


    Gracias… — el chico se puso colorado de la pena, y terminaba de atar sus zapatos.




    Bulma había roto su propio record al estar lista en menos tiempo del acostumbrado, arreglándose lo más rápido que pudo para no desesperar a cierto simio enojón y antipático. Aun así no dejaba de verse atractiva con un trajecito un tanto similar al que utilizó en el viaje, éste era negro con algunos bordados en hilos de plata. Se maquilló un poco más y traía los labios de un sensual tono rojo oscuro… su perfume floral se esparció por el ambiente de la habitación. El joven del futuro ahora lucía una playera blanca con estampado en negro.




    Por cierto Vegeta — se dirigió amablemente al altanero Príncipe —, ¿sabías que el color oscuro es el que mejor le va a tu personalidad?… — le lanzó una mirada como observándolo detenidamente — Luces interesante.


    ¡Mph! — le contestó después de mirarla fugazmente.




    Súbitamente alguien apareció entre ellos, consiguiendo que Mirai Trunks y Bulma se fueran de bruces sobre Vegeta, y que parpadearan asombrados.




    ¡Menos mal, pensé que ya se habían ido! — Gokú se apersonó en la recámara, muy sonriente como si nada.


    Kakarotto… — murmuró el arrogante guerrero queriéndose quitar “cuidadosamente” de encima a los demás.


    ¡Qué bonita familia! — el ingenuo Saiyajin los miró y pronunció estás inocentes palabras.




    Pikoro sintió por un instante ganas de cerrarle la bocota con pegamento… Vegeta ni se diga, tenía ganas de matarlo. La peli azul y el de cabellos lilas se levantaron de la cama, los dos bastante apenados.




    ¡Gokú! — le reprochó su amiga —, no está bien que aparezcas así frente a cualquiera… puedes causar un problema.


    ¿Un problema? — el aludido meditó en eso rascándose la nuca —. ¿Qué problema?


    Olvídalo — la chica puso los ojos en blanco momentáneamente —. Vamos por Milk, seguramente la dejaste hablando sola — lo tomó del brazo y salió con él llevándolo a penas —. En seguida regreso — les dijo a los otros tres.




    Por cierto que el trío aludido tenían expresiones de incredulidad con gota anime en la frente, ante la falta de buen juicio del de peinado a la punk. Afuera se toparon con los demás y con Gohan, que había huido de su madre en cuanto notó la ausencia de su padre.




    Bulma querida, que linda… — Rōshi intentó abalanzarse sobre la joven pero Yamcha se le adelantó, tomándolo del cuello de la ridícula camisa con palmeras que traía puesta.


    Te ves divina — dijo el de las cicatrices apretándola fuerte entre sus brazos.


    Tú no te quedas atrás — contestó ella muy cariñosa, dándole un buen beso.


    Ejem… — carraspeó Krilin — No coman pan frente a los pobres — les dijo mirándolos pícaramente —. Además… hay niños presentes — señaló discretamente a Gohan.




    Sus amigos no le hicieron caso y continuaron con lo suyo. El peque hizo de cuenta que no vio nada y se dirigió a su progenitor, quien absortamente veía la escena sin comprender a que se refería su amigo pelón sobre comer pan… no lo encontraba por ningún lado.




    Oye Krilin, ¿cuál pan? — preguntó con su aire de incredulidad (el niño es otro Krilin, te equivocaste).


    Papá, mamá estaba… — Gohan le habló para llamar su atención, cuando…


    ¡¡Gokú!! — Milk llegó con gesto de pocos amigos —. ¡No vuelvas a dejarme así! — le recriminó.


    Pero Milk… — se defendió con su tono amable y despreocupado — sólo quería asegurarme que Vegeta…


    ¿Qué mierda tengo que ver en tus asuntos Kakarotto? — el mal encarado Príncipe se asomó a ver que relajo se traía ese grupo de patéticos terrestres —. No me culpes de tus problemas maritales — agregó terminando de salir de su habitación.




    Detrás de él surgieron Pikoro y Mirai Trunks. Obviamente que el creído guerrero no iba a quedarse sereno con los brazos cruzados (siempre los trae así, jiji) esperando a que la escandalosa señorita Briefs se dignara en regresar para conducirlo al comedor a disfrutar SU cena. Le lanzó una mirada rabiosa a la pareja de novios, que se habían dejado de besar al escucharlo. Bulma se sintió un poco apenada por eso. Sin entender muy bien el por qué, no le gustaba mostrarse cariñosa con Yamcha frente a Vegeta. Los demás también se quedaron en silencio. Gokú volvió a la carga, parpadeando un poco al ver el ceño del altanero Saiyajin más fruncido que de costumbre.




    Vegeta… únicamente quería saber si no te habías acabado la cena — especificó con calma —. No te disculparía si me dejarás sin comer… eso no sería justo.


    Kakarotto… yo puedo comer lo que me plazca, y más que tú — el aludido lo encaró utilizando su tono arrogante y despreocupado, olvidando a los demás —. Me importa un carajo si no comes.


    Oye Vegeta, no seas envidioso — el de cabellos alborotados se puso serio (raro en él) —. Somos cuatro, no eres el único.


    Eee… — tartamudeó Bulma, apartándose más de Yamcha y colocándose entre ese par de… tratando de poner calma —, ¿cómo que cuatro?




    Gokú volteó a verla, con su gesto amable habitual.




    Cuatro Saiyajins — aclaró como si fuera lo más obvio, levantando cuatro dedos de su mano derecha —, contando a Gohan y al joven.


    Y díganme… par de monos cabeza hueca — la peli azul fulminó a ambos con sus celestes pupilas y levantó tantito la voz —, ¿qué los demás no comemos?




    El ingenuo Saiyajin volvió a rascarse la cabeza, como asimilando esas palabras. El otro decidió mejor irse después de gruñir una maldición.




    ¡¡Todos ustedes se pueden ir a la chin…!! — gritó y, dándoles la espalda, se encaminó rápidamente al elevador.




    Los demás parpadearon como recuperándose. Bulma reaccionó y lo siguió gritándole también, olvidándose de su novio… por enésima ocasión. El chango ese no se iba a escapar tan fácilmente de ella.




    ¿¿A dónde crees que vas, eh?? — dijo persiguiéndolo —. ¡Regresa aquí Vegeta, aun no termino contigo!


    Es cierto… — Gokú regreso a tierra — lo olvidé por completo. Lo siento amigos — sonrió como bobo a manera de pedir una disculpa.




    Los demás se azotaron estilo anime. Incluso Pikoro aunque él ni come. En cuanto se levantaron Milk tomó a su marido del brazo.




    Mejor vámonos ya — le dijo algo cortante y agresiva —. Y no vuelvas a tele transportarte.


    Pero Milk… — se quejó un poco.


    Sin peros — lo miró furiosa —. Vamos Gohan — llamó a su hijo un tanto autoritaria.


    Sí mamá — el niño agachó un poco la cabeza y le tomó la mano a su progenitora.


    Pues… si no los alcanzamos, el señor Vegeta sí podría comerse todo — opinó Mirai Trunks saliendo también de su trance.




    Tuvieron que esperar la siguiente vuelta del ascensor para dirigirse al comedor. Por cierto que Vegeta se le escapó a Bulma por un pelito. Pero la joven científica no se da por vencida, así que tomó el otro ascensor y lo alcanzó en el hall. Y eso porque algunas señoritas se le pusieron enfrente al Príncipe, haciéndole “ojitos”, lo que consiguió irritarlo más… no estaba de humor para soportar otras mujeres locas, aparte que no sabía exactamente por donde estaba el dichoso comedor. Ni remedio, tuvo que esperarla.




    Oye Vegeta — le habló al alcanzarlo, aun con tono alterado —, ni creas que…


    ¡¡Ya cállate mujer!! — le espetó de frente, con ese ceño fruncido habitual —. ¡Voy a comer lo que yo quiera y ni tú ni nadie me lo va a impedir! ¿Te quedó claro?




    Algunos huéspedes lo miraron un poco asustados… ¿cómo podía haber hombres como ese, que les gritan de fea manera a las lindas jovencitas? La peli azul respiró un poco, se serenó y le lanzó una mirada más tranquila.




    Bien, bien… “Príncipe”… “Alteza”… — trató de calmarlo también —. Vamos a cenar como manda Kami… — y señaló la dirección del comedor —. Es por allá.


    Eso es lo que quiero hacer desde el principio, mujer boba — contestó enojado, cruzando los brazos y mirándola de fea manera.




    En ese momento se le acercó a Bulma un sujeto algo extraño y peculiar… vestido con un pantalón blanco y una camisa tipo bata en color café, atada con una cinta, también blanca, a modo de cinturón. Su cabello estilo afro es lo que destacaba más, y mostraba una expresión de confianza y presunción en sus ojos azules.




    Disculpe linda señorita, ¿acaso este tipo la está molestando? — le preguntó con un tono que pretendía ser galante.




    La peli azul parpadeó extrañada en tanto que al Saiyajin le dio un tic en la ceja.




    ¿Tipo? — dijo el extraterrestre en voz baja, un poco incrédulo, para después encarar al hombre, quien por cierto es algo más alto —. ¿A quién le llamaste tipo?


    Cálmate Vegeta por favor — la científica trató de serenarlo nuevamente tomándolo del brazo con cariño —. Se lo agradezco señor, no hay problema — se dirigió amablemente al caballero.


    Por cierto hermosa damisela — el hombre se le acercó coquetón, haciendo de cuenta que el simio no estaba ahí —, permítame presentarme como un fiel admirador de su belleza. Mi nombre es Satán, gran luchador profesional, maestro en artes marciales y campeón en mi categoría.


    Eee… — ella tartamudeó un tanto cohibida y avergonzada, arrimándose un poco más al guerrero enojón — Gracias, mucho gusto.


    Sería un gran honor para mí invitarle a cenar si no hay problema — casi le toma una mano sin poner atención al gesto hosco y endurecido del de cabellera en punta.




    A la joven científica le encantaba que los caballeros la halagaran y piropearan pero esto era ridículo, pues ese pobre descerebrado le estaba haciendo insinuaciones… pasando por alto la presencia de un babuino agresivo hasta más no poder.




    En otra ocasión — Bulma casi se le va encima a Vegeta, asustada ante el atrevimiento del luchador.




    Era más que notorio que al Príncipe no le hizo nadita de gracia ser primeramente ignorado y, sobre todo, que el impertinente esperpento de luchador estuviera coqueteando con la mujer en sus narices. La vena palpitante en su frente surgió con ímpetu, como pensando en cual sería la forma adecuada de acabar con ese igualado, más en ese momento…




    Papi, ¿ya estás molestando otra vez a las mujeres? — dijo una vocecita atrás del hombre fanfarrón.




    Satán dirigió la vista hacia donde provenían esas palabras, Bulma y Vegeta parpadearon de asombro, sin estar conscientes de que casi se abrazan… especialmente la joven. Era una niña de escasos diez años, con largos cabellos negros y grandes ojos azul oscuro, que miraba de forma reprobatoria al hombre de peinado afro. Para su suerte, del otro lado venían llegando los demás.




    Videl… hijita — dijo Satán acercándose a la niña, dirigiéndole una mirada apenada —, ¿por qué estás aquí?


    Porque si no haces cosas malas — lo regañó la pequeña —, molestando a señoras casadas — señaló a la pareja.




    La muchacha parpadeó asombrada ante el comentario de la niña y miró a Vegeta… muy cerca de ella. Su bochorno creció y se apartó un poco más.




    ¡No es lo que crees! — dijo un tanto alarmada —. Somos amigos nada más… soy una señorita.




    La peque los miró un tanto escrutadora en tanto que el Príncipe desvió la vista con el mismo bochorno y tratando de aparentar…




    Vegeta… ¿aún no has ido a cenar? — interrumpió Gokú al acercarse, con gesto aliviado al encontrarlos todavía en el hall —. Y este señor… ¿es conocido tuyo? — preguntó con curiosidad.


    ¡¡Qué va, es un subnormal… como todos ustedes!! — alzó la voz ante esa pregunta absurda… ¿cómo podía Kakarotto pensar semejante tontería? Él, el gran Príncipe de los Saiyajins, no iba a andar de “socialito” con los patéticos terrestres —. ¡¡Quítate estorbo!! — apartó a Satán de un empujón y se encaminó con paso firme al comedor —. ¡Mierda! — murmuró alto.


    El hambre lo hace perder la razón — observó el de peinado punk rascándose la frente —, menos mal que aun no llego a esos extremos — sonrió otra vez y volvió la vista —. Discúlpelo señor… tiene mucha hambre — se excusó con Satán y fue tras el otro —. ¡Vegeta, espérame! — lo llamó.




    A todos les brotó una gota anime al verlos irse.




    Será mejor ir tras ellos — urgió Milk acelerando el paso, olvidando momentáneamente a su hijo —, antes que se peleen.


    Tienes razón — opinó Bulma, y se fueron juntas siguiendo al par de bestias traga comida.


    Vamos también — dijo Krilin saliendo de su estado de shock —, o ese dúo acabará con todo.


    Con permiso — dijo Mirai Trunks dirigiéndose a Satán de forma más amable que su progenitor, para que todos pudieran pasar.




    Aquel obedeció apartándose, parpadeando asombrado. Tenía la impresión de que no sería la única vez que se toparía con esas extrañas personas.




    Eee… — Gohan se dirigió a la pequeña al ser ignorado por su mamá — ese señor… ¿es tu papá? — le interrogó amablemente y señaló a Satán, quien no salía de su asombro por cuanto un hombre más bajo que él, y en apariencia más débil en su opinión, lo había movido de esa manera.


    Sí — suspiró la niña.


    Que… bien — se rascó en un gesto típico y familiar de su padre —. Soy Gohan, mucho gusto — la saludó.


    Mi nombre es Videl — la chiquilla le sonrió con amabilidad.


    ¡Gohan! — Milk volvió sobre sus pasos —. ¿Qué estás esperando? Sabes que tu padre come peor que oso.


    Ya voy mamá — contestó y la siguió —. Adiós — se despidió de la peque con un gesto de la mano, que ella correspondió.




    La voz de Videl hizo volver a Satán a la realidad.




    Papá, ya tengo sueño — lo llamó bostezando —. Quiero ir a dormir y que me cuentes un cuento.


    Si Videl — la cargó cuidadosamente —, papi te cuidara.




    En el comedor… Bulma se llevó a Vegeta apartado de Gokú en tanto que Milk tomó a su marido de la oreja para sentarlo junto a ella. Con tal de estar lejos de Kakarotto… que la mujer lo llevara a la luna.




    Milk… me duele — dijo Gokú con gesto adolorido —. ¿Por qué haces esto? — preguntó dudoso sobándose la oreja.


    Porque no pueden estar juntos… entiéndelo de una buena vez que ese te odia — puntualizó la morena —. Además de todo, no queremos que peleen por la comida, ¿qué va a decir la gente?


    No se… — se rascó una vez más — ¿qué pueden decir?




    Gohan se sentó con ellos y miró a su papá con pena. Pikoro decidió alejarse de Milk y se acomodó junto a Ten Shin Han, Chaozu, Puar y… Yamcha, el cual prefirió no interrumpir la batalla entre Bulma y Vegeta. El Saiyajin se veía un tanto más fiero y sólo soportaría la cercanía de la chica. Krilin, Kame Sen’nin y Oolong se sentaron juntos en otra mesa; Mirai Trunks decidió no importunar a sus padres y se acomodó con Gokú y su familia.




    ¿Se puede, señor Gokú? — dijo un tanto apenado.


    Adelante — contestó el aludido con su misma sonrisa amable —. Creo que por el momento no es prudente acercarse a Vegeta… hasta podría convertirse en SS.


    Me parece que tiene razón — sonrió el joven.


    Por cierto… ¿qué hay de cenar? — se volvió a su esposa, que revisaba la carta.


    Aquí dice que nos traerán algo especial para nosotros — indicó ella volviendo a cerrarla —. Esperemos.


    Ojalá no tarden — suspiró esperanzado y miró a su amiga peli azul.




    Efectivamente Bulma se encargó de todo después de haber serenado tantito al mal encarado guerrero de forma “amable”.




    ¡¡Te sientas ahí y te esperas!! — le dijo en tono autoritario —. ¡Voy a pedir la cena!


    ¡¡Deja de gritar y apúrate que no tengo tu tiempo mujer!! — le rezongó dejándose caer en el asiento señalado, como quien no quiere la cosa —. ¡¡Mira que hacerme esperar a mí, el Príncipe de los Saiyajins!! ¡¡Es intolerable!!


    Príncipe”… — murmuró después de verlo feo, y se retiró hacia donde estaba un mesero.




    En otras mesas un tanto alejadas, unos personajes no perdían detalle. El Dr. Maki Gero cenaba educadamente sus alimentos en tanto los androides… tomaban una taza de té; bueno, Cell no comió ni tomó nada.




    No parecen la gran cosa — dijo el androide deforme como para sí —, serán fáciles de vencer… no veo el problema.


    No te confíes Cell — observó el doctor —. Es indispensable conocerlos más para ver cuales son sus puntos débiles, así que los vigilaremos discretamente… 17 y 18 se encargaran de ello.




    Los aludidos voltearon a verlo, con el gesto un tanto aburrido.




    ¿Es necesario? — preguntó 17 con fastidio.


    Claro que si — indicó Maki Gero antes de volver a comer —. Después… invitaré a Bulma Briefs a cenar. El tipo que está con ella se ve algo peligroso… vigilen a todos.




    En la otra mesa… Majin Boo tenía frente a él infinidad de postres… todos los del menú y algunos dulces más, y los iba devorando muy feliz, saboreándolos con expresión soñadora de niño que ha cumplido sus mejores sueños.




    Chocolate… ¡mmm! — dijo masticando una barra de tan preciado dulce.




    Babidi y Dabura también veían con curiosidad y un tanto de incredulidad a nuestros amigos.




    No entiendo que tienen esos granujas, ¿qué los hace peligrosos para Majin Boo? — dijo Babidi.


    Ni yo me lo explico, Gran Babidi… — opinó Dabura — Parecen unos terrícolas tan comunes.


    Bueno… aun así no los pierdas de vista Dabura — agregó el pequeño ser —. Será mejor conocerlos por anticipado y, si alguno tiene utilidad, tal vez lo reclutemos.


    Como diga Gran Babidi — contestó Dabura.




    Un momento más tarde Bulma les entregó a todos su cena, preparada especialmente para ellos. A todos los “normales” les tocó una cantidad razonable de comida. A los jóvenes Saiyajins más del triple… el cuádruple para los dos adultos.




    ¡Qué delicia! — Gokú se relamió y se sobó el estómago —. Tengo mucha hambre.


    Gokú… primero la ensalada — ordenó Milk y le pasó un gran platón —, así se debe empezar. Gohan, tú también comerás vegetales — miró a su hijo con severidad.


    Pero mamá — iba a protestar el niño —, quiero mi carne.


    He dicho los vegetales — ahora su mirada se hizo más fea —. Gokú, dale el ejemplo a tu hijo y trágate primero los vegetales… — retó a su marido.


    Está bien, no te enojes — dijo el de peinado punk, retirando la mano del bocado de carne que ya había agarrado.


    Y usen los cubiertos — los regañó —. Este muchacho es más educado que ustedes.


    Mirai Trunks comía sus vegetales utilizando el tenedor… aun así tenía una gran cantidad de ellos en la boca. Vegeta también protestó tantito en cuanto Bulma le dio primero la ensalada.



    ¿Por qué tengo que comer esta bazofia? — dijo irritado.


    No es ninguna bazofia — la peli azul lo miró frunciendo el ceño, tratando de imitarlo —. Es una ensalada de vegetales especial para su categoría… “Alteza”.


    ¿A qué te refieres con eso? — la miró fugazmente un tanto molesto por el comentario y se acercó a oler la comida —. Tiene un aspecto extraño.


    Pero sabe bien — la chica se echó un bocado y lo saboreó —. La combinación de sabores es de lo mejor — le guiñó un ojo con coquetería.



    Tanto Vegeta como Gokú, incluido Gohan, miraron la ensalada no muy convencidos de probarla. Pero Mirai Trunks parecía disfrutarla, así que se decidieron a tragársela de una buena vez.



    No está mal — dijo Gokú después del primer bocado y, ya más animado, se empinó el tazón —. Come ya Gohan, está sabrosa.


    Si tú lo dices papá — dijo el peque, y se echó también un bocado grande.


    Sean educados — les recriminó Milk una vez más.



    El Príncipe no quiso quedarse atrás… nadie comería más que él, ni Kakarotto, así que en un santiamén estaba tragándose los vegetales como sólo un “noble simio” podría comer.



    Más te valía que supiera bien, mujer — dijo después de tragarse como diez bocados —. Por cierto, ¿qué mierda es?


    Se llama “Ensalada exótica” — sonrió Bulma complacida —. Es una combinación de zanahoria rallada, acompañada de pepinos, rábanos, nabos cocidos al vapor, jitomate y trozos de aguacate; todo esto en una cama de lechuga orejona, con aderezo agridulce de “free – za” y una pizca de sal — y le hizo un gesto bonito y feliz.


    Ahh… — sólo atinó a exclamar, terminando la ensalada.



    Lo siguiente que comieron lo hicieron con ganas, como siempre lo hacen: cortes varios de carnes y aves, pastas frías, y los postres que les tocaron. En las otras mesas los miraban con la boca abierta, menos Majin Boo. Él sería un buen competidor para los Saiyajins en lo que a comer mucho se refiere… sólo que la masa rosa es únicamente un comedor compulsivo de dulces.



    Aproximadamente una hora después salieron ya más calmados, con sus estómagos satisfechos y dispuestos a descansar… el día de mañana pintaba para nuevas emociones.




    Nota de la autora: Espero sigan divirtiéndose como yo. Satán tendrá algunas cuantas apariciones… él estuvo en el Cell – Game, aunque hizo el ridículo, y casi se gana mi admiración en la saga de Majin Boo. Y les dejo la explicación de la “Ensalada Exótica”: Zanahoria rallada (Gokú alias Kakarotto), Rábanos (Raditz, el hermano mayor del aludido), Nabos al vapor (Nappa, consejero real, "niñero" y guardián del Príncipe Saiyajin),aguacate en trozos (Avo y Cado, unos enemigos que llegaron tarde a la repartición del pastel, aparecen en el OVA dos de Dragon Ball, junto con Tarble, el hermano menor de Vegeta que no existe en el manga), cama de lechuga orejona (Vegeta, Príncipe de los Saiyajins; una buena hoja de lechuga orejona imita muy bien su peinado jeje… aunque se que el nombre del tal Turles, dizque hermano mayor de Gokú antes que Raditz, signifique lechuga, lo hice sólo por el peinado), aderezo agridulce de “Free – za” (nombre japonés de Freezer, como lo conocimos en México), una pizca de sal… ¿o sería de Cell?, como gusten. Jajaja, gracias por leer mis loqueras.

    P.D.- No he tratado de hacer dicha ensalada, y la verdad no pienso intentarlo jajaja.
     
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