Dramione: ¿me ama?,¿lo amo?

Dramione: ¿me ama?,¿lo amo?,¿la amo?,¿me ama?

ésta es mi primera historia perdonadme si hay faltas, soy de Catalunya y hago unas traducciones al castellano un poco raras... >//.///< espero que os guste. Intentaré subir un capítulo por semana. ¡MUCHAS GRACIAS!


Dramione: ¿me ama?,¿lo amo?,¿la amo?,¿me ama?

<<Cuida de mi corazón, lo he dejado contigo>> Eclipse

<<Te quedas sin opciones cuando amas a tu potencial asesino>> Amanecer




Capítulo uno:
refinadamente viperinas, se hallaban dos rosas en mi cama


Hacía un día invernal. La Escuela de Magia y Hechiceria de Hogwarts, estaba adornada con unos copos de nieve en forma de estrella. No eran unos simples copos, eran copos reales, de los que estaban cayendo afuera, en estos momentos. Como siempre, me hallaba en la biblioteca estudiando, no habian exàmenes a la vista, pero como siempre, me gustaba estudiar para estar preparada por algún que otro examen sorpresa o simplemente, estar preparada y ocupar mi espacioso tiempo libre, con algo.

De repente oí unos gritos en las puertas de la gran biblioteca:

-¡Déjame en paz!
-¡No quiero!
-¡Qué te he dicho que te vayas!

Subí la mirada. Era Malfoy entrando "por error" en la biblioteca, un lugar que jamás había pisado, huyendo de una Slytherin a la cuál había hecho caer en su telaraña. Y la pobre mosca de Slytherin se había quedado a gusto, y la serpiente-araña de ojos ennublados, ya había tenido suficiente con el gusto de la pobre mosca.

-Hola, asquerosa sangre-sucia.- dijo él con esa sonrisa de suficiencia y superioridad en su cara.

-Adiós, serpiente refinadamente viperina.- Giré los ojos, volviendolos a clavar en el libro.<<¿Porqué me buscaba?, ¿porqué me saludaba?>> Me encontraba evasiva.
Sin saber el porque, no leía. <<¿es eso por su simple presencia?>> Sin darme cuenta, también había dejado de respirar. Como si mis pulmones me ordenaran respirar, tragué una gran bocanada de aire. Sin poderlo evitar, respire de su aliento al decir justo en el momento en que me disponia a respirar:

-... Veo que no me vas a ayudar a esconderme...- dijo Malfoy como deseando que fuera precisamemte yo la que lo escondiera a él. Eso me sorprendió, pues en la biblioteca habia alguna que otra chica Slytherin dispuesta a ayudarle aunque él no lo pidiera.
<<¿Porqué yo?>>. Él respiraba con dificultad por la carrera a toda velocidad que había realizado en escapar de la Slitherin. Y yo hasta que mis pulm0nes me lo pedian a gritos, no respiraba.
Quando lo hacía, aspiraba su deliciosa olor. <<¡¿Deliciosa olor?! Piensa y responde Hermione, ¿que te preguntó? ¡Ah, si! que si lo aydaba a esconderse... ¡Con mucho gusto! ¡¿Pero que te pasa hoy, Hermione?! ¡¡¡Claro que no!!! ¡¡Que se esconda él mismo!!>>

-...Ya eres mayorcito para que te escondas. Además: ¿No le dices a todo el mundo que te gusta ir de putas?...-inquirí desviando la mirada. No necesitaba berlo como para saber que él, disfrutaba con todo esto. Al igual que sabía que ahora mimo me sonreia con una habilidad innata para ponerme nerviosa. Me sabía todas sus frases, gestos, sonrisas y posturas que él hacía

-¿Son eso celos?-Malfoy pareció por un segundo contento von tal idea. Rió ironicamente.


-...Vamos, escóndete tras mis libros.-estaba roja de...¿furia? ¿sería eso de vergüenza ante su último comentario? eso significaba que... ¡Ni soñarlo: no podía ser, era imposible, y no lo deseaba!...¿o si lo deseaba?

-Gracias, sangre-sucia.- dijo él, sorprendido al ver que al final si le iba a ayudar.

-...


Cuando pasó la niña-huracán-enamorado, lo recogí todo. Sorprendentemente, Malfoy me ayudó a recogerlo <<¿Malfoy, ayudandome? ¡¿A mí?!>>

Y mientras recogiamos los libros, al darmelos, nuestras manos se tocaron. Su piel suabe y blanca pasó de estar tibia a estar de golpe caliente-cremando.
Me puse roja ante su contacto...¿accidental?
Empecé a sonrojarme...

y me fuí a mi habitación, a la torre de Griffindor a toda velocidad.
Me habian caído unos libros pero no volví para recogerlos. Me parece que trataban de
amor...
Dejé allí a un Malfoy sorprendido, pero a la vez con su innata sonrisa irónica.

Llegué a mi habitación, encontrando en el suelo los libros de amor que me habian caido.
Y precisamente posé la mirada en la cama...


Sobre mi lecho habían llegado mágicamente dos rosas de diamante, una amarilla con unas gotitas de lluvia ennubladas, y la otra marrón en el que brillaban sus pétalos con unas gotas de lluvia de un marrón claro dorado. Una desprendía olor a pergamino y la otra a...


Muy caras y ostentosas,que solo alguién refinadamente rico podia permitirselo.

 

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Capítulo dos: <<Hermione. Estaba tan cansada, que no me fijé que algo raro había allí>>

Me lancé encima la cama. Tenía la cabeza llena de sentimientos: Alegría, al ver que me había llevado los libros, me había ayudado, hablado y tocado expresamente la mano. Rabia y desengaño, al comprobar que había estado con otras. Duda: ¿había ido expresamente hacia mí, aunque había otras alrededor? Vergüenza, mi comportamiento con él, había demostrado que me podía manipular como quisiera.
Me puse a llorar... Y me dormí así, llorando y con la sensación, de que algo en esa habitación me había pasado por alto.

-Eres demasiado orgullosa... no reconocerás nunca que te gusta- me dije a mí misma.-Y tú no reconoces que te gusto...demasiado orgullosos los dos... - le dije a alguien o a algo.
Acto seguido, algo me tocó la mejilla, secándome una lágrima. Reconocí su olor. Cogí el pañuelo y lo que lo agarraba.


Capítulo dos: <<Malfoy. Sequé sus lágrimas y... mierda me ha cogido el pañuelo y se lo ha quedado. Y con ello mi mano.

Salí de mi escondrijo.

Su rostro angelical, inspiraba ternura.
De golpe dijo:

-Eres demasiado orgullosa... no reconocerás nunca que te gusta. Y tú no reconoces que te gusto...demasiado orgullosos los dos...

Me desconcertó. Parecía, que lo primero se lo decía a ella misma, y lo segundo a...
<<¡No puede ser!... ¿o sí?>>

Impulsado por algo, le rocé la mejilla, y con ese rozamiento, le sequé una lágrima.
Se removió, como si le gustase. Y cogió mi pañuelo, y con él, mi mano.
Sus manos, suaves como ningunas otras se calentaron, y con ellas las mías.
Ya me había percatado de eso último, en la biblioteca, cuando había forzado aquél contacto entre los dos.
Dispuesto a irme, quise cortar el contacto entre los dos. Ella me cogió con más fuerza e insistencia.

-Pero que pesada eres...- Y sin evitarlo, rocé sus labios con los míos. <<¡¡Qué dulce sabor!!>>

No podía seguir. Hice un último esfuerzo y me deshice de ella y sus increíbles labios.

-Adiós, asquerosa sangre-sucia...

Salí de aquella habitación. Y me dirigí hacia la mía con una sonrisa triunfadora.

Las dos flores, posadas en su florero, y en el lado los libros, resplandecían mucho más que cuando las había hecho a mano.

 

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Capítulo tres: <<Malfoy>> Pelea interior.

En la Escuela de Magia y Hechicería Hogwarts, el amanecer, ya empezaba nevando y con una fuerte ventisca, que agitaba todo el castillo. Eso era normal, pues era invierno. El prado, ahora blanco como perla, cuando terminase la ventisca, sería lo más bello y deseable por parejas y amigos. El lago, se encontraba tan helado, que fácilmente, se podía patinar sobre hielo. Aunque por el momento, todas esas atracciones se les restaban negadas, a los estudiantes de la escuela.
La aroma de las rosas perladas, aun en mi nariz, me recordaba los sucedidos de la noche anterior.

"-Ah, si... el beso.
-¡¿Beso?! ¡¿Que beso?!
-Aquél beso sobre sus finos labios.
-¡Aquél beso no ocurrió!
-¡Claro que ocurrió! Además: estuvo muy bien.
-¡Olvídate de esa asquerosa sangre-sucia!
-Es verdad, es una sangre-sucia.
-Es esa niña repelente, que siempre va de lista, cuando tú la superas de mucho.
-Ciertamente, es muy lista.
-¡Esa que te abofeteó ante tus amigos!

-¡Aquella bofetada me la va a pagar!
-Y no precisamente con dinero."

En mi mente, se estaba librando una discusión entre mi yin y mi yang. El amor y el odio. Y en cierto momento, los dos se unieron para formar uno solo: el odio.

Sin acordarme de que no estaba solo, dije en voz alta:

-Me las va a pagar.
-Malfoy, ¿has dicho algo?
-¡¿Qué?!, ¡¿Cómo?!- de tan absorto que estaba, no me había dado cuenta, de que Goyle, se encontraba a mi lado.- ¡Ah, eres tú! Me habias asustado.
-Venga, vamos al Gran Comedor.
-No sé porque dices eso, pues ya llevas demasiadas magdalenas y dos vasos de zumo de calabaza en las manos.
-Bueno, da igual. Yo quiero comer algo más.


Y allí nos dirigimos. Al entrar, ví esa mueca que hacía ella, al verme.
Cogí un vaso de zumo de calabaza para bebérmelo, y accidentalmente, cuándo pasé por su lado, se derramó todo el contenido del vaso.

-¡Pero como una persona puede llegar a ser tan subnormal!-Chilló ella, enfadadísima. Los colores, le habían subido al rostro. Porque desgraciadamente para ella, llevaba el vestido para el baile de navidad en una bolsa. Éste, se manchó todo.

-Lo siento muuucho, asquerosa sangre-sucia.- Le respondí con una voz arrogante.

Sin previo aviso, ella, me respondió con la segunda bofetada más dolorosa en mi vida. La primera, también me la propinó ella, en tercero.

 

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Capítulo tres <<Hermione>>: ¿Por qué yo?

En la Escuela de Magia y Hechicería Hogwarts, el amanecer, ya empezaba nevando y con una fuerte ventisca, que agitaba todo el castillo. Eso era normal, pues era invierno. El prado, ahora blanco como perla, cuando terminase la ventisca, sería lo más bello y deseable por parejas y amigos. El lago, se encontraba tan helado, que fácilmente, se podía patinar sobre hielo. Aunque por el momento, todas esas atracciones se les restaban negadas, a los estudiantes de la escuela.
Me desperté con los ojos cerrados. No quería abrirlos. Algo que hacía mucho que no me pasaba.
Me sentía rara, pues sabía que había pasado algo anoche. Recordaba las flores, y algunas palabras en los sueños, pero había algo más y no conseguí recordarlo. Eso me ponía muy irritable. Algo diferente de las otras noches había pasado y yo no conseguía recordarlo. Me parecía que las cosas no estaban en su lugar y la situación se me iba de las manos. Era una sensación que hacía mucho que no tenía.
Quería estar más rato con los ojos cerrados. Pero la vida seguía y el albor de un nuevo día había empezado. Abrí los ojos. Mi vista estaba muy borrosa así que tardó un poco en aclararse. Miré a mí alrededor. Mis compañeras aún dormían.

Un poco de luz entraba en la habitación. El amanecer había llegado. Algo brilló y captó mi atención. Unas magníficas rosas de diamante posaban en un florero que yo misma había hecho. Y al lado unos libros de amor que me cayeron en la biblioteca.
¿Qué hacían aquí? Se suponía que deberían estar abandonados en la entrada de la biblioteca. Quizá los había llevado hasta la habitación. El día anterior me resultaba muy confuso y algunos detalles se me escapaban. No le di importancia, me vestí con ropa especial. Algo tenía que ponerme y la otra ropa estaba sucia.

Solo me quedaban unas tangas, una blusa violeta con escote y unas mini-faldas negras. No tenía sostenedor. Aunque no lo necesitase para realzar mis virtudes, no me gustaba tener el pecho tan descubierto, en un escote tan bajo y provocativo. Cogí un jersey blanco en el que no me había fijado. Como mínimo me taparía. Con las faldas no podía hacer nada.
De zapatos unas "bailarinas" violeta con un lacito.

Mierda, ¿Por qué yo?

¡Qué vergüenza! No me gustaba llevar ese ropaje. Aunque cuando lo llevaba todo el mundo se fijaba en mi y me cortejaban.
Ron y Harry me decían que me quedaba muy bien que tenía buenas piernas y debía enseñarlas. Ron alguna vez también decía que tenía buen culo. Entonces yo le abofeteaba, él preguntaba a Harry que había dicho de malo, y luego durante dos semanas, yo no le hablaba.


Me había despertado tan temprano para arreglarme el pelo. Al cabo de una hora y media y varios chillidos contenidos de dolor, conseguí tener el pelo más lindo que la mayoría de las chicas. Todas se ponían un millón de potingues en el pelo, yo solo lo había peinado. Cuando me di cuenta de cuánto aspecto provocativo presentaba, quise que la tierra se me tragara.

Mierda, ¿Por qué yo?

Un delicado peine plateado con una flor violeta que hacía juego con la blusa y las bailarinas, me adornaba el pelo, ahora suave, brillante y resplandeciente.

Me di cuenta de que hoy no podría estudiar ni con normalidad ni tranquilidad. Pues todos intentarían hablar conmigo.

Un ruido que provenía de mi espalda me puso en alerta. Mientras yo me arreglaba, mis amigas se habían despertado, peinado y vestido.
Al girarme vi a Ginny con una ampolla de perfume. Estaba ya a mi lado y sin poder remediarlo, ya me había rociado con perfume. La colonia se llamaba “Perfume de rosa amarilla”.
¡Qué gran ironía!

-¡Te has puesto muy guapa!- dice ella entusiasmada. Ya empezamos con los cumplidos.

-no me gusta para nada, es lo último que tenia en el armario.- dije sintiéndome incomoda

-mmm… necesitas maquillaje.- la frase sentencia mi muerte

-¡Ni se te ocurra!- digo alarmada. Eso es lo último que quiero.

-¡oh, vamos Hermione! ¡Accio maquillaje perfecto instantáneo! – en un segundo llevaba sombra de ojos violeta con purpurina y brillo de labios. También rímel i ralla en los ojos.

-Mierda, ¿por qué yo?

-Vamos, no es para tanto. ¡Estás guapísima!- me giré y me vi al espejo. Una mujer guapísima, alta, provocadora, y con rostro dulce me observaba con asombro. ¿era yo?

-Guau… espera, Ginny, voy a coger el vestido de esta noche. Cuando terminé me dijo:

-¡Vamos al gran comedor! – me arrastró escaleras abajo. El vestido rosa en una bolsa, se balanceaba peligrosamente y los zapatos violetas “bailarinas” no estaban hechos para correr escaleras, así que disminuimos el ritmo, dando tiempo para que las personas se fijasen en nosotras.
Todas las personas con las que me encontraba se quedaban boquiabiertas, se giraban o silbaban. Llegué al Gran Comedor y corrí hacia mí mesa. Todos se giraron, todos menos Slitherin.

Ron boquiabierto, le dijo a su hermana:

-¡¿Quién es esa chica nueva?!- asombrado me miró sin reconocerme. ¿Tanto había cambiado?

-Tonto-Ron, soy yo, Hermione.-recitando nuestra típica broma para el tontorrón de Ron. Un juego de palabras. Dije riéndome con Harry. Él ya me había reconocido. Éramos casi hermanos. Ron miró incrédulo a su hermana. Ginny asintió riendo con la cabeza.


La bolsa descansaba a mi lado, yo la vigilaba durante todo el rato. Si se llegaba a manchar… el color no me gustaba pero era el menos provocativo y menos caro. No me podía permitir ciertas cosas y con ese vestido me había gastado todos los ahorros.

De repente entró él. Me dirigió una asquerosa mirada. Asqueada le propiné una mueca.
Furioso, se desvió de su trayectoria que era su mesa, pasó por mi lado y me tiró todo el zumo de calabaza. Mierda.

El zumo cayó en el vestido, manchándolo todo. Es sabido que el zumo de calabaza no se quita.
Mis ahorros tirados en la basura por un vestido manchado con un líquido que no se quita.

Mierda, ¿por qué yo?


-¡Pero como una persona puede llegar a ser tan subnormal!-Chillé yo, enfadadísima. Los colores, me habían subido al rostro. No tenía ningún derecho haciéndome esto, sabia perfectamente que ya no me podría comprar otro.
-Lo siento muuucho, asquerosa sangre-sucia.- Me respondió con una voz arrogante.
Eso fue la gota que colmó el vaso y sin previo aviso, le respondí con la segunda bofetada que le dieron. La primera, también se la propiné yo, en tercero.

Estabamos montando un gran espectáculo, y quien no se había fijado en mi, ahora ya era imposible que no se fijase.

 

Y sin más dilación, con mucho gusto aquí les presento el cuarto capítulo tan esperado.
Deseo que sea de su agrado y que lo disfruten.


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Capítulo cuatro <<Hermione>>: Cabreo mío y de Ron + dos vestidos + Pansy= ¿desastre?
Un gran silencio se apoderó de las mesas. El espectáculo se estaba terminando y Malfoy estaba humillado ante todo Gryffindor, Slitheryn, Ravenclaw, Hupplepuff, Beuxbatons y Durmstang.
Esto no le convenía para nada, pues su reputación sería afectada y probablemente sería objeto de algunas bromas por ser abofeteado ante todo el Gran Comedor por una “asquerosa sangre-sucia”, aunque evidentemente yo también lo sería ya que no tenía dinero para otro vestido más y el que llevaba en la bolsa para comprobar las medidas en Hogsmeade estaba inservible por un maldito zumo de calabaza que no se podía quitar, todo el mundo sabría lo de mi vestido y varias chicas me insultarían y humillarían más de lo que ya hacían.
— ¡Y vosotros que miráis! ¿Es que no tenéis nada más que hacer? —Gritamos Draco y yo al unísono. Los dos estábamos rojos como un tomate, sus ojos reflejaban rabia y humillación, los míos seguramente desesperanza e indignación

Todo me salía mal, primero la ropa que no me gustaba llevar era la única que me podía poner, luego Ginny y su dichoso maquillaje, después el zumo y el vestido y ahora la humillación. Lo quisiera o no, me hallaba en la misma situación que Malfoy.
— Me voy de aquí. Si estoy más rato ante este imbécil voy a vomitar del asco que produce. —Dije dirigiéndome a Ginny, Ron y Harry serenándome un poco, solo era un vestido y cabía la posibilidad de no ir al baile— Esto me lo vas a pagar a pagar Malfoy. —Dije dirigiéndome al nombrado con una furia serena. —No vas a salir de esta inmune. Algún día me vas a pagar el no poder ir al baile. —Dije amenazándolo. Realmente me hubiera gustado ir al baile, tenía la esperanza de que Ronald me lo pidiera, pero como siempre otro se le había adelantado ya que él solo me consideraba un último recurso, y yo no estaría toda la eternidad esperándole.
—Puedo decirte lo mismo sin cambiar ni una coma, asquerosa sangre-sucia. Algún día me vas a pagar… la bofetada— dijo él sin llegar a decir “las bofetadas y la humillación”. Si se llegaba a saber que había otra bofetada por en medio ya nadie tomaría en serio a Malfoy, y claro que él no tenía que decir que había sido humillado más de una vez ni que se sentía humillado en aquél momento ya que él aparentaba ser fuerte e insensible.
—Ya veremos. —dije yo desafiándole. Si alguien debía tener la última palabra y dejar al otro con la palabra y el moco, esa sería yo.
Dejé allí un Malfoy malhumorado dirigiéndose a su mesa escoltado por unos Crabbe y Goyle boquiabiertos siendo insultado por un defensor Harry que era cogido por un Ron que tenía más ganas que Harry de insultarlo en público pero que sabía que debía comportarse con corrección si no quería ser castigado por su madre, o peor aún, expulsado.
— ¡Hey, Hermione, espérame! —dijo la voz de Ginny travesando el Gran Comedor para llegar a mí. —Verás como todo se va a arreglar. —dijo ella comprendiendo lo importante que era para mí ese baile. —dentro de una media hora nos vamos a Hogsmeade a comprar otro vestido, voy a reunir mis ahorros y
—No Ginny, no puedo dejar que compres algo que no es para ti, con tus propios ahorros. Siendo además un carísimo vestido por un estúpido baile. No sería justo, tú no tienes la culpa de lo que ha pasado. —dije cortándole su frase de consolación.
—Es verdad eres una chica…—dijo un murmuro muy bajo a mis espaldas. En aquél momento reconocí la voz, era Ron.
—Muy observador. —Dije irónicamente
— ¡Puedes ir al baile con uno de nosotros!
— ¿Y eso a que viene ahora? Además no puedo. — le corté yo.
—Pero si no tienes pareja, y por el vestido te vamos a ayudar. —dijo él
—Ron si tengo pareja, lo que no tengo es vestido.
—Haz caso a Ginny y a Ron, te vamos a ayudar. —dijo Harry para intentar aliviar la situación
—No es necesario que hagáis esto por mí. —dije para que no tuvieran que pasar por aquello.
—Ehem… la verdad es que es muy necesario. Si tú no tienes vestido, no vas al baile, si no vas al baile, no tengo pareja. Es que como eres una chica… bueno ya sabes… tú, yo, juntos al baile… es que como ya se lo he pedido a Fleur Delacour y me ha dicho que no, y ninguna chica se ha dado cuenta de que existo, pues he pensado que quizá… como tú eres una chica… —Dijo él tímidamente— Hermione no te hagas rogar. —Dijo él ansioso y a la ofensiva.— Pareceremos unos pringados si no tenemos pareja. ¡Todo el mundo tiene!
— ¡No puedo ir con vosotros! —Insistí yo poniéndome roja— ¡Porque ya le he dicho que sí a otro!
—No puede ser verdad.
—Ron, que a ti te haya costado cuatro años descubrir que soy una chica, no quiere decir que nadie más se haya dado cuenta.
— ¡Vale, vale! Eres una chica. —Dijo— ¿Ya estás contenta? I ahora, ¿irás al baile con uno de nosotros?
—Ron, ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? —Grité yo enfadadísima— ¡Voy con otra persona!
Y me fui corriendo hacia el dormitorio de las chicas.
Al llegar, me senté en la cómoda cama. Qué bien, por fin tenía un descanso. La habitación se encontraba a oscuras iluminada solo por un rayo de luz que provenía de la puerta medio abierta. La oscuridad me relajaba, hacía que no me doliera tanto la cabeza.
Por si fuera poco ahora tenía dos problemas: Primero el vestido para el baile y luego el de la pareja. Ciertamente ahora me había comprometido en ir con alguien en el baile. El problema no era que me lo hubiesen pedido si no que mi corazón me decía que esperara a la persona adecuada, a la que yo amase. Me lo había pedido Neville, le había dicho que lo sentía mucho pero que no y ahora Neville bailaría con Ginny, me lo había pedido Viktor Krum, le había dicho que a lo mejor. Había esperado que me lo pidiese otra persona, ella ya me lo había pedido pero extrañamente no había resultado ser lo que mi corazón quería. Me decía que debía esperar, no dar una respuesta a nadie, pero Viktor insistía y Ron también. No sabía quién era esa persona que mi corazón tanto deseaba. Siempre había creído que era Ron, pero ahora tenía la prueba de que no. Ron me lo había pedido y mi corazón me decía que no, que no era él. ¿Entonces quién era esa persona especial para mí?
— Hermione, ¿puedo entrar? — dijo la dulce y tímida voz de Ginny.
— ¿Por qué me lo preguntas? Claro que puedes entrar.
— Es que como no es mi habitación…—dijo ella como disculpándose— Por cierto, gracias por dejarme dormir en tu habitación ayer, como yo estoy sola y en esta habitación sobra una cama, le he pedido a Mc. Gonagall si me podía cambiar de habitación y me dijo que sí.
— ¡Qué bien! Ahora podrás dormir conmigo y Lavander.
— Si—dijo ella con alegría—por cierto, he venido a avisarte de que ya nos vamos a Hogsmeade
— Venga, vamos.
Bajamos las escaleras rápidamente, travesamos el patio y llegamos a la salida de Hogwarts. Aún había la nieve, es más, había más nieve incluso que el día anterior. El trayecto de Hogwarts a Hogsmeade era muy corto y enseguida llegamos. Fuimos a ver muchas tiendas.
—Hermione ahora vengo, voy a por dulces— dijo Ginny mientras llegaba a la tienda donde vendían los dulces.

Al fin llegué a una tienda en la que sí encontré algo: dos vestidos, uno verde y otro rojo. Con zapatos a juego. Los dos eran bellísimos aunque con escote.
El rojo era largo hasta el tobillo, se abría en el muslo y dejaba ver de muslo abajo. Tenía un acabado en forma de pequeñas y arrugadas oleadas. Tenía menos escote que el vestido verde y lo sujetaban unas finas tiras. Los zapatos eran rojos, muy finos y elegantes, de tacón alto, con dos cintas que se cruzaban más arriba que los dedos del pie.

El verde era parecido al rojo, el escote era más pronunciado y como las tiras que lo sujetaban eran más gruesas, parecía que si el vestido se dividía por el medio, desde los hombros hasta el final del pecho, había dos gigantes gotas de agua verde. Aquél vestido caía suavemente en cascada y se abría en las rodillas. El tacón de los zapatos, no era tan alto aunque si puntiagudo, cubría los dedos de los pies y sujetaba el tobillo con una cinta verde.
Me los puse y me quedaban de maravilla. Me los quité me volví a poner la ropa que llevaba al llegar a la tienda y cuando iba a pagar uno de repente con gran alboroto entraron Pansy y Malfoy, Pansy vio los vestidos, y aunque ya había comprado cinco, también quiso aquellos.

—Draco querido, quiero esos dos vestidos ya. —dijo ella con petulancia.
—Asquerosa sangre-sucia ya me estás dando los dos vestidos. —me manó Draco.
— ¡A ti te los voy a dar! ¡Ni soñarlo que son los dos últimos que quedan de ese tipo y los he visto yo!— recriminé con furia
— ¡Querido, los quiero ya, ahora mismo! He dicho— ordenó ella como si fuera la reina y Draco su súbdito.
— ¡Sangre-sucia dámelos! — insistió él. — Por lo menos uno —dijo por lo bajini.
— ¡Amorcito quiero los dos! — manó ella separando las silabas para poner más énfasis en sus palabras.
Draco ya se estaba enfadando y en un momento de distracción, me cogió los vestidos, los pagó y se marcharon.

Esos vestidos eran los más lindos, menos provocativos y menos caros que había. Aquellos vestidos me los podía permitir. Desconsolada, me marche del pueblo ahora sí que no podía ir al baile de invierno.
—Maldita seas Pansy. —murmuré.
—Vamos, Hermione ya nos las apañaremos. —dijo Ginny reconfortándome dándome algunos de los dulces a por los que había ido.
— No pasa nada, aún puedo no ir. —dije afligida
Vi de lejos que Pansy y Draco volvían al castillo riendo y charlando animadamente.
—Venga, Hermione aún puede que haya algún vestido para ti.
Caminamos media hora más yendo de tienda en tienda, pero no encontramos nada.
—Volvamos al castillo, Ginny.
Caminamos el resto del camino mudas, sin decir palabra.
Empezó a llover, pero no nos dimos prisa, pues nos gustaba andar bajo la lluvia, por muy helada que esta estuviese.

El anochecer estaba al llegar y enseguida al llegar al castillo fuimos hacía el Gran Comedor a cenar.
Aquél día comí poco y me fui rápidamente a la cama.
Y allí tendido encima de la cama me encontré con…
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Jajajaja espero que no se enfaden mucho pero es que me gusta dejar con la intriga...

Faltas de ortografía, críticas y fallos generales:
¿Ha conseguido este capítulo las expectativas que tenían para él?
¿Parte preferida?
¿Me cargo a Pansy? xD
¿Qué creen que ha encontrado Hermione?
¿Qué os ha parecido el comportamiento de Ron?
¿Queréis la conti?


Espero que lo hayan disfrutado.
Saayooo^^