Convénceme si puedes

Hola, ya he vuelto con otra historia de Naruto, antes os tengo que decir que los personajes corresponden a Masashi Kishimoto y no a mí. Espero que os guste esta no tiene tanto amor como el resto de historias que he hecho pero algo habrá =)

Prólogo​

¿Qué harías si una persona inocente quisiese seguir siendo de los buenos? ¿La ayudarías aunque eso haría que tuvieses que estar con personas que abandonaron su propia aldea para seguir el camino del mal? Esa historia trata sobre una niña que no es aceptada por su pasado y uno de los personajes trata de hacer que la gente la reconozca por como es ella, y no como fue el pasado de sus familiares ¿La conseguirá ayudar?

Convénceme si puedes​

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Capítulo 1: La información imprescindible

Era una mañana temprana en la que solo se encontraban en la calle dos personas corriendo hacia una torre muy grande en el centro de la ciudad de Konoha, uno de ellos estaba medio dormido y se paraba cada segundo que podía para poder descansar aunque estuviese de pie en cambio la otra persona empujaba muy fuerte a el otro para que solo se moviera y no paraba de gritarle por lo que al final opto por llevarlo a rastras.

Al poco rato entraron en esa enorme torre, la torre del hokague, porque unos ambus le mandaron ir allí por orden de la hokague Tsunade Senju y esa es la razón por la que se dirigían hacia ese lugar. Cuando entraron vieron a la hokague junto a su leal amiga Shizune y delante de ellas dos había un shinobi con pelo corto al igual que los ojos de color negro y con la piel bastante pálida, Sai. Todos los que se encontraban en el despacho de Tsunade giraron su cabeza para dirigir una mirada a los otros de antes, Sakura Haruno una pelirrosa con los ojos jade un poco borde y brusca, que llevaba a Naruto cogido de una de las mangas de su sudadera naranja y negra mientras que el otro Naruto Uzumaki un rubio hiperactivo que se notaba que tenía algún golpe en la cabeza y la ropa algo manchada como si le hubiesen arrastrado por el suelo. Ambos saludaron a la hokague a su manera pero como siempre Naruto por recordarla su edad verdadera acabó en la otra parte del despacho sordo por el berrido causado por la rubia y con otro golpe en la cabeza, después del percance que siempre ocurre cuando el rubio hiperactivo esta con ella, la hokague les empezó hablar.

—Buenos días, chicos —comenzó a decir la hokague algo seria mientras fulminaba al rubio con la mirada haciendo este mirara al suelo solo para esquivar su terrorífica mirada —os he llamado porque he decido que Naruto valla en un viaje en barco para completar otra misión pero esta es de nivel S, Naruto esta misión es larga y en vez de ir con tus compañeros Sakura y Sai he decido que irás con el capitán Yamato, Gai y Aoba junto otros shinobis que te acompañaran y te ayudarán.

—¡Si, por fin una misión! Desde que derrote a Pain y me estaba recuperando no hacía nada más que aburrirme en el hospital —gritó muy contento Naruto mientras sonreía con su mejor sonrisa.

Todos los demás se le quedaron mirando contentos aunque sabían que todo se trataba de un engaño de la hokague para alejar lo más posible a Naruto de la futura Cuarta Guerra Mundial Shinobi que se iba a producir muy pronto, la cual estaba liderada por “Madara” y Kabuto Yakushi que posee el Edo Tensei, una variación del Jutsu de Invocación que permite al usuario traer personas muertas de nuevo a la vida, la razón era que “Madara” quería capturar a los dos últimos jinchurikis o bijus, son unas bestias con cola muy poderosas que se encuentran dentro de las personas al haber sido selladas anteriormente en ellos; en total hay 9 bijus y cada uno tiene un número distinto de colas; ahora mismo solo quedan 2 vivos y son Naruto el jinchuriki de 9 colas llamado “Kyuubi” y Killer Bee el jinchuriki de ocho colas llamado “Hachibi”; los demás bijus han sido atrapados por una organización llamada Akatsuki para la que participa “Madara” siendo el líder.

—Naruto puedes ir a prepararte que el barco saldrá mañana, buena suerte —informó Tsunade con una sonrisa mientras el rubio le dio las gracias gritando porque había salido corriendo de aquella torre alegre.

El despacho se quedó en silencio por unos segundos en los que todos los presentes veían como la cara de la hokague cambiaba a una seria y más preocupada.

—Supongo que ya sabéis porque os he llamado, la guerra se acerca y hay que proteger a toda la gente… quiero que ayudéis a reconstruir los edificios como otros shinobis están haciendo por culpa de la invasión de Pain además estar preparados por si algo raro ocurre y no dudéis en avisarme o informarme —comentó Tsunade seria mirando a Sakura y Sai firmemente, ellos asintieron al momento —podéis marcharos.

Los shinobis salieron dejando a Shizune y Tsunade solas en el despacho, la rubia coloco sus brazos sobre la mesa y con sus manos apoyo la cabeza; Shizune comprendía lo mal que se tenía que sentir su amiga en este momento pero no quiso animarla la conoce lo suficientemente bien para saber que no reaccionaría muy bien y Tsunade creería que la está llamando débil.


Mientras tanto Sakura y Sai andaban por la calles de Konoha en busca del rubio, pero parecía que se lo había tragado la tierra. Primero decidieron ir al Ichiraku Ramen, es un puesto de ramen al que siempre que puede Naruto va allí a comer, pero no lo encontraron estaban muy extrañados.

—Teuchi, perdona que te moleste… —dijo Sakura viendo como el dueño del puesto de ramen atendía a unos clientes que se quedaron mirando a la pelirrosa, pues Sai se había quedado fuera para preguntar a la poca gente que pasaba por allí si lo habían visto, y Teuchi la sonrió para decirla que prosiguiese con su pregunta y ella lo entendió —¿Has visto a Naruto o sabes donde ha podido ir?

—Pues ahora que lo dices es raro que todavía no haya venido —contestó pensativo el dueño a Sakura —lo siento pero si averiguo algo te lo digo.

—Gracias bueno voy a seguir buscándole adiós —comentó Sakura con una sonrisa falsa que ninguno notó y salió corriendo para ver si Sai había tenido más suerte que ella.


Bajo unas cuantas calles y ahora al que no encontraba tampoco era a Sai, ya se estaba enfadando no se podía creer que esto la estuviese pasando, busca a una persona y desaparece otra, en fin… se sentó en un banco para esperar que viniese el pelinegro. Al poco rato sintió una mano bastante fría que se posaba en su hombro y sin pensarlo dos veces con su puño de chakra dio un puñetazo a esa persona que acabó estrellándose contra un árbol cercano al banco. Corrió hacía persona para ver quien había sido el pervertido que se la había acercado de esa manera y cuando vio quien era se quedó de piedra.

—Sai, lo siento muchísimo pero tú tienes la culpa me has asustado —se disculpó la pelirrosa algo molesta y a la vez preocupada pero ayudó al nombrado a levantarse de suelo, él como siempre no decía nada simplemente se hacía el indiferente.

Sai le dio la mala noticia de nadie había visto a rubio desde ayer Sakura fue a todas las tiendas cercanas al Ichiraku para ver si alguien le había visto pasar y decidieron que si no lo encontraban ahora puede que cuando menos lo esperasen aparecería y aunque lo dijo sin importarla mucho lo que pasara al rubio estaba muy preocupada por él.


Así que por la tarde Sakura y Sai junto a sus amigos de siempre ayudaron a arreglar las casas y tiendas en ruinas de los habitantes de Konoha. Todos veían que las mejoras eran buenas y estaban pero tardaban mucho y no solo se podían preocupar del refugio de la gente sino de la protección de todo el pueblo por la futura guerra pero todavía había tiempo para reconstruir toda la villa con un poco de esfuerzo de todo el mundo, incluso la gente que ya tenía arreglada la casa o su refugio o no eran ninjas ayudaron a los más necesitados.

—¡Qué cansancio! —expresó Shikamaru Nara, un pelinegro con los ojos marrones y aunque sea un vago tiene una mente brillante, mientras llevaba material hecho de madera para arreglar una de las casas.

—Ya pero tenemos que darnos prisa así ya holgazanearas más tarde y ahora a trabajar —respondió al comentario del pelinegro Ino Yamanaka, una rubia con los ojos azules claros aunque uno de ellos está tapado por un mechón de su pelo.


Siguieron trabajando en silencio por el comentario de la rubia que aunque molestó a Shikamaru sabía que tenía razón, todos estaban cansados y se morían de sueño aun así siguieron trabajando duramente. De repente apareció un perro gigante en el que encima iba un chico Kiba Inuzuka, tiene el pelo castaño y los ojos negros, su amigo más leal es su perro blanco, Akamaru; parecía que tenía prisa por llegar a donde se encontraba el resto de personas.

—¡Chicos menos mal que os encuentro, he visto a Naruto! —informó el Inuzuka, todos los demás se que alegraron y querían ir pero solo dejaron a Sakura porque querían terminar de reconstruir esta casa hoy para poder descansar.

—¿Dónde está? —preguntó Sakura a Kiba muy decidida y él le dijo con la mirada que lo siguiese mientras Akamaru corría hacia el lado contrario al que se encontraban los demás.


Pasaron unos minutos hasta que el Inuzuka y Akamaru se pararon mostrándole el camino a Sakura, ella siguió sola andando hasta que vio a Naruto, estaba en el cementerio de Konoha enfrente de una lápida en la que estaba escrito el nombre de Jiraiya, su anterior maestro y unos de los legendarios sannin, Sakura se acercó lentamente para ver sin que se diese cuanta el rubio de que hacía allí.

—Siento no haber poder ir a ayudaros —susurró Naruto sin darse la vuelta para ver a la pelirrosa que se sorprendió pues el parecía absorto al mirar la lápida que pensaba que no se había dado cuenta de que estaba con él.

—No pasa nada… ya casi está terminada la casa —dijo Sakura apenada por lo mal que se tenía que sentir su amigo.

—Bueno me voy a ir a dormir que mañana tengo que partir —comentó sonriéndola para animarla, ella asintió y le devolvió la sonrisa —¡Adiós!


Al día siguiente todos los amigos de Naruto se quedaron hasta que el barco zarpó pero no sin antes, claro, despedirse y darle algún que otro abrazo de parte de Ino y Rock Lee, un chico con el pelo negro y unas cejas muy pobladas que hace caso a todo lo que le dice su maestro Gai además se emociona con la mayoría de las cosas que ocurren a su alrededor.

Cuando el barco ya no se distinguía muy bien por la lejanía de este, todos se fueron para ayudar y empezar los preparativos para la guerra, Sakura los estaba siguiendo mientras escuchaba que hablaban pero se paró en seco cuando escuchó un sonido proveniente de unos arbustos que había a su derecha y se acercó allí ella sola pues los demás no se habían dado cuenta de la falta de su amiga.


Se había puesto en guardia sacó un kunai y esperó a que el enemigo o quien quiera que se encontraba allí saliera, y así fue de ese mismo arbusto salió…

—¡Anko! ¿Te encuentras bien?— pues vio que la shinobi se encontraba en el suelo y la costaba bastante mantenerse de pie, en su ropa se podían ver manchas de sangre y algunos cortes en sus brazos y piernas por los que salían hilos de sangre y sin pensarlo Sakura sacó chakra verde curativo para parar las hemorragias e intentar que al menos la pudiese decir algo.


Pasaron muchos minutos en los que solo se oían los quejidos de Anko Mitarashi, una chica con el pelo morado y los ojos marrones, por sus graves heridas ahora sanadas gracias a la pelirrosa, cuando Sakura terminó miro a Anko se estaba levantando pero se seguía tambaleando.

—Anko, déjame llevarte al hospital a que te vea Tsunade —pidió Sakura mientras sostenía a la shinobi herida, pero esta es muy cabezota.

—Sakura… gracias pero ya me encuentro mucho mejor —contestó Anko levándose sola para demostrar a la pelirrosa que no la engañaba aunque la otra no se lo creyó pero ya que la conocía muy bien la dejo y se alejó lentamente —espera… tengo un mensaje para Tsunade y sé que tu eres de su confianza ¿Puedes transmitírselo?

La Haruno asintió y se acercó al lugar donde se encontraba Anko.


Mientras tanto en una casa abandonada se oía la voz de una joven en la que estos momentos se encontraba sola…

—Por favor no me falles, solo te he pedido eso —pensaba la joven mientras se sentaba en un rincón apartado en el suelo.


En el despacho de Tsunade, Shizune no paraba de darla papeles a la hokague para que se olvidase de la guerra y trabajara un poco en vez de holgazanear; ella los aceptaba de mala gana pero al final su plan salió a pedir de boca pues la hokague se había puesto de un humor… raro, no paraba de firmar los papeles como una loca hasta asustó a la propia Shizune. En ese momento se escucho como llamaban a la puerta y Tsunade dio la orden de entrar.

—Buenos días, Tsunade —saludó Sakura algo inquieta y esto ambas lo notaron pero prefirieron no hacerla ninguna pregunta que ella no quisiese responder —tengo noticias del equipo de Anko Mitarashi sobre… el escondite de Madara.

Todo el despacho se quedó en silencio esperando a que la pelirrosa terminara de comunicar todo lo que sabía respecto al tema de Madara, ella prosiguió pero sentía como si la costase mucho probablemente porque allí es donde se encontraba su querido Sasuke, un chico que tiene los ojos y pelo negro, el ahora mismo es un ninja renegado que trabaja para Madara.

—Anko me ha contado que el escondite se encuentra… en las afueras de Kirigakure, Aldea Oculta del Niebla —terminó de informar la Haruno mientras que Shizune apuntó las coordenadas que le dio la pelirrosa para ir a investigar cuanto antes.

—¿Y como está el equipo de Anko? —preguntó Tsunade tranquilamente aunque estaba claro que así no se sentía.

—Anko está herida, pero ya la he curado solo falta un poco de reposo y se encontrará mucho mejor —explicó Sakura —Tokuma Hyuuga y Muta Aburame están desparecidos pero unos ambus los están buscando… Ranka no ha sobrevivido, murió arriesgando la vida para que el resto del equipo sobreviviera de unos zetsus blancos subordinados de Madara.

—Gracias por la información, Sakura —dijo Tsunade con una leve sonrisa, por fin recibía una buena noticia desde hace mucho tiempo aunque la acompañase una noticia terrible por lo de los shinobis —puedes marcharte.



Espero que haya sido de vuestro agrado y si no es mucha molestia os dejo unas preguntas para que respondáis

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