One-shot Caminos separados

Caminos separados
(One-shot)

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Hoy me lo encontré, estaba en la cafetería. No había cambiado nada, o al menos en lo físico. Su cabello seguía siendo azul y despeinado; sus ojos aún reflejaban el océano, llenos de paz y serenidad. Era tan perfecto, todavía no comprendo el por qué no se nos permitía estar juntos...

Al verlo, lo primero que pensé fue: ‘‘Vaya, me pregunto si se acordará de mí’’. Pero había pasado tanto, no he sabido casi nada de él desde que nos separamos hace unos cuantos años. Una amiga me contó que se lo había encontrado en el metro; al parecer él había regresado e incluso se había establecido en un lindo vecindario situado en las afueras de la ciudad. Me alegro por él...

Me acerqué a la mesa donde él estaba bebiendo su café; cada paso que daba hacia él era un recuerdo más del pasado, sentía un cosquilleo en mi estómago y no podía evitarlo.

—U-umm... Esto... —intenté llamar su atención. Él volteó hacia mí inmediatamente. Sus profundos y calmados ojos se abrieron de par en par, analizándome con gran asombro.

—Mi-Miku... ¿E-eres tú? —me preguntó bastante sorprendido.

Me reconoció, no se olvidó de mí... No del todo. Que alegría.

—S-sí, umm... Yo... No sabía que estabas en la ciudad... —le dije, a pesar de que sí lo sabía y no dejaba de pensar en él. Conocía gran parte de su pasado, lo compartimos, lo vivimos...

Pero su vida actual, era completamente desconocida para mí, yo ya no estaba en ella, y aún me lamentaba por ello.

—Pues, sí... Me mudé aquí hace cinco meses, más o menos. Umm... ¿No quieres... sentarte? —le asentí y tomé asiento junto a él—. Vaya, ha pasado tanto... ¿Cómo has estado? —me preguntó, sonriendo.

—He estado... muy bien... Umm... He vuelto al escenario como solista e incluso renté un apartamento hace unos meses y aún no desempaco del todo. Y... ¿Qué hay de ti? ¿Aún das clases de canto?

—Si, la verdad comencé de nuevo hace poco. Doy clases a jóvenes en una escuela pública y la verdad me va... bastante bien en verdad.

—Que bueno, me da gusto oír eso... Umm... —comencé a ponerme nerviosa; desvié la mirada y empecé jugar con mis dedos. No lo soportaba, debía preguntarle—. O-oye... Kaito... —le llamé, inquieta y con un fuerte sonrojo—. Tú no... ¿No has pensado en mí desde que... desde que nos separamos? —le pregunté, mirando mis manos por debajo de la mesa.

Creo que le incomodé con esa pregunta, fue sólo un impulso. Qué tonta soy.

—Miku... —me dijo, con un tono serio—. La verdad es que... Es normal, sí, pensé en ti, y bastante... Pero... —al menos supe que no me olvidó de inmediato, pero, ¿Qué viene luego de esa palabra? ‘‘Pero’’, pero se olvidó de mi después de un tiempo, ¿No es así?—... Yo seguí adelante, todos debemos levantarnos sin importar el pesar... Y eso hice, no te he olvidado pero —dijo ‘‘pero’’ de nuevo—... Yo... conocí a alguien más, nos gustamos y...

De pronto sentí como una punzada en mi pecho, la sensación de un nudo formándose en mi garganta. Creo que se dio cuenta también, de mi expresión, aguantando el dolor; veía cómo apretaba los labios, cómo retorcía la parte inferior de mi camisa... De seguro me tenía lástima, ¿Quién no? Era tan patética y miserable, ni siquiera había notado aquél anillo en su dedo anular...

—B-bien, me... alegra... —le aclaré con dificultad. Tragué saliva, suspiré y le brindé una falsa sonrisa—. Yo, emm... Hace unos días estaba desempacando algunas cajas y... en una de ellas hallé... Hallé tu vieja bufanda azul... —le sonreí, afligida.

—Oh —hizo él, conmovido—, ¿En serio? Te dije que eras tú quien la tenía —me replicó sonriendo.

—Si... —asentí, con un leve temblor en mis rodillas—. Tenías razón, hasta ahora me di cuenta —sonreí irónicamente—. Tal vez quieras recuperarla, ¿No es así? Sé que era tu favorita...

—Quédatela —me dijo, pero no comprendía por qué—. Dejé de usar bufandas hace mucho...

Había dejado de usarlas, ¿Hablaba en serio?

—¿Huh? Oh, y-ya veo... No estaba al tanto de ello...

—Si, emm... Gustos pasajeros, supongo —‘‘Gustos pasajeros’’, ¿Cómo yo?—. Creo que pediré otro café, ¿Te gustaría algo? Yo invito.

—No, no... Déjame a mí —le interrumpí, levantándome de mi asiento, sabía perfectamente cómo le gustaba tomar el café, no sería problema—. Pediré un descafeinado, para ti...Café negro, ¿No? —le dije, dándome vuelta para dirigirme al mostrador.

—Latte, me gusta más con algo de leche...

Me paré en seco. ¿Cuánto más había cambiado? No comprendía, ya no sabía nada del nuevo Kaito. Él era como un completo desconocido.

Luego de pedir nuestros cafés, me senté de nuevo junto a él y bebimos en silencio durante un momento. Hasta que no resistí y comencé a aclarar mis dudas y mis deseos de saber más sobre él.

—Kaito...

—¿Mhm...? —hizo él, dejando su café sobre la mesa—. ¿Qué ocurre?

—¿Cuál... Cuál es tu color favorito? —le pregunté con un tono seco y con la mirada baja.

—¿Huh? ¿A qué te refieres? —me preguntó, confundido.

—¿Cuál es tu color favorito? —pregunté de nuevo aún mas fría e inexpresiva.

—Pues... Siempre ha sido azul...

—¿Cuál es tu canción favorita? —seguí con el interrogatorio.

—Umm... Pane Dhiria —me respondió.

—¿Tu grupo musical favorito?

—¿Eh? Vo...Vocaloid...

—¿Qué estación del año te gusta más?

—Eeh... Y-yo...

—¿Cuál es tu postre favorito? —le pregunté, levantando cada vez más la voz. Él se veía extrañado y confundido. Quizás me estaba sobrepasando pero... Debía saberlo, qué tanto había cambiado.

—Miku, no entien-

—¡¿Cuál es?! —le interrumpí.

El rostro preocupado de Kaito fue sustituido por una expresión seria y fría, aún más que la mía. ¿Le había enojado?

—Sabes que siempre ha sido el helado.

—¿Qué sabor? —me apresuré a decir.

—... Fresa —me respondió inmediatamente sin cambiar su seria expresión.

—¿Fresa...? ¿Vocaloid...? ¿Pane Dhiria?

—S-si... Miku, ¿Qué...?

—¡No es cierto! —le grité—. ¡Tu sabor favorito es el chocolate, tu canción favorita es Blue Lotus, ¡Amas las bufandas azules y más en invierno!, ¡Sólo bebes café negro, te gusta andar desnudo cuando nadie te ve, eres fan de Utauloid y sabes que si no fuera por las opiniones de los demás aún estarías conmigo! —le exclamaba entre sollozos.

—M-Miku...

Yo sólo me eché a llorar. Tantas preguntas invadían mi mente: ¿Quién era este hombre? ¿Cómo pudo cambiar tanto? ¿Por qué no me eligió a mí? ¿Acaso no fui suficiente para él?

—Miku, escucha...

—Déjame —le dije, secando mis lágrimas.

—No llores, sabes que no me gusta verte así... —sentí cómo me abrazaba y me consolaba. ¿Pero ya para qué?, ya todo había acabado. Los errores del pasado ya fueron cometidos, las palabras ya fueron dichas, nuestros derechos revocados, las decisiones ya habían sido tomadas y las lagrimas derramadas... ¿Qué quedaba ahora? Sólo yo, mi corazón hecho añicos, mi pecho sufriendo ante la desesperanza y mis ojos ardiendo por las lágrimas. Y él, un hombre cuyo corazón le pertenecía a otra persona—. Para, no sigas...

—Lo siento... ¡Pe-perdóname! —le supliqué entre llantos.

—¿Por qué? ¿A qué te...?

—Quería estar contigo, hacerte feliz... Perdóname, no sé qué hice mal, pero...

—Shh... —posó su dedo sobre mis labios—. Mírame, mírame a los ojos... ¿Crees que todo esto ocurrió por tu culpa? —me preguntó, yo lo miré con ojos llorosos como los de una niña pequeña—. No fue culpa de nadie... No te sientas así...

—Kaito... Yo-

—No. Es todo. Siempre te querré a pesar de ya no estar juntos. Nunca te he culpado de nada, nunca lo haré. ¿Realmente piensas que he cambiado por completo?

Yo me quedé petrificada, era él, aún era el hombre que amé y que todavía sigo amando.

—Kaito, tú... Tienes razón. No has cambiado por completo tu forma de ser... Sigues siendo... el mismo de antes —declaré, ganándome una sonrisa por parte de mi antigua pareja.

—Miku... —susurró, acercándose a mí. Yo me arrimé un poco también. Levanté mi mirada hacia arriba, alzando el mentón y cerrando los ojos lentamente. Su respiración se hacía casi palpable. Pude sentir cómo unos labios se posaban sobre mi frente; abrí los ojos y ahí estaba él, frente a mí.

Al separase de mí, simplemente se levantó y se encaminó hacia la salida. Antes de irse, volteó hacia mí y me sonrió para luego pronunciar unas palabras:

—Quizás nos veamos de nuevo... Hasta entonces, cuida mucho mi bufanda, tal vez quiera recuperarla algún día —y salió de la cafetería.

Aún me pregunto qué habría pasado si... Si nunca lo hubiera conocido. Sé que ya no estamos juntos pero, cada día de mi vida agradezco el simple hecho de que tuve el placer de reír junto a él, de cantar con él, de haber tomado su mano en momentos difíciles, de haberle abrazado y besado... Quizás ahora no sea yo quien hará todo eso con él, pero aún así me alegra que sea feliz.

Su recuerdo permanecerá siempre junto a mi corazón. No olvidaré los momentos felices y todo lo que me ha enseñado, pero miraré hacia el futuro; sé que me aguarda uno mejor.

Hasta entonces, me encargaré de resguardar mi corazón por mi misma, hasta que el indicado llegue y me ayude a fomentarlo, juntos.

FIN.

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¡Hola! Emm... Éste es mi segundo fic, de hecho un One-shot, digámoslo así... Y además es para la actividad: ‘‘¡Armonía en mis letras!’’. He escogido la segunda frase: ‘‘He oído que te has establecido, que encontraste una chica y te has casado’’ ~°~ ‘‘Someone like you (en español), Adele’’. ~°~

Espero que sea de su agrado, la verdad no tengo mucha experiencia en fics y realmente espero mejorar. Así que acepto críticas constructivas y... Bueno, espero no hayan tantas destructivas jeje. Aun así les agradezco haberse tomado el tiempo de leer mi One-shot de Vocaloid.

Atte: Fani AP End.