asesina a sangre fria (NXT, SXS, SXT, GXM, SXI, NXH)

este es mi primer fic, la idea me la dio la imaginativa cabeza de mi hermana pequeña. Acepto comentarios y críticas constructivas y agresivas, aunque espero que estas últimas sean pocas. Mejor dejo de echar chachara y les dejo el prologo, que parece mas una introduccion, espero sea de su agrado.

TITULO: asesina a sangre fria.
CLASIFICACION: K+.
GENERO: tragedia, romance.
ADVERTENCIAS: muerte de un personaje.
PALABRAS: 534.
DISCLAIMER: los personajes de Naruto no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto, la historia es totalmente mia.

ASESINA A SANGRE FRIA​

PROLOGO:
En el principio de los tiempos, cuando Izanami* acababa de morir, en otra dimensión dentro de una gran isla, se encontraban extrañas criaturas luchando.

Los licántropos y los vampiros cumplían un siglo de estar peleando. Los hombres lobos en su forma animal arañaban y destrozaban a todos los vampiros que se les cruzara por el camino. Los vampiros con ojos rojos como la sangre, largas uñas y filosos colmillos penetraban la piel de cualquier ser vivo que estuviera en frente.

Los vampiros ganaban en número, si alguno de esa raza, menor a los 3.600 años vampiros, moría, revivía al instante, a menos de que le arrancaran el corazón. Por el contrario, los hombres lobo eran apenas un grupo de menos de cien personas y disminuían a cada segundo que pasaba.

Años después, los vampiros habían eliminado a todos los hombres lobo. Desde ese momento el territorio se dividió:

La parte norte pertenecía al clan Hyuga, personas de carácter serio, ojos perlados y cabello oscuro. Se caracterizaban porque su vista era cinco veces mejor que la de cualquier otro clan.

La sur pertenecía al clan Uchiha, personas generalmente calladas y con orbes negros azabache. Podían hipnotizar a cualquier ser vivo, para esto era necesario desarrollar el sharingan.

La parte este, propiedad del clan Senju. Caracterizados por tener fuerza sobrehumana. Cuando el territorio era uno sólo pelearon el poder con los Uchiha, quedando con el poder los Senju.

Por último la parte oeste era del resto de los clanes. Algunos son:

El clan Yamanaka, expertos en el cuidado de flores. Sus poderes se basan el control y destrucción de mentes.

El clan Aburame, caracterizado por ser personas misteriosas en todos los aspectos. Utilizan los insectos como armas.

El clan Akimichi, caracterizados por ser “rellenitos”, amantes de la comida y preparadores de varias medicinas.

El clan Nara, caracterizados por ser vagos y por el gusto a las mujeres mandonas. Tienen un libro con los ingredientes y los efectos de todas las medicinas del territorio oeste.

En el centro de la isla había un bosque llamado “el bosque de las almas”, donde se mandaban a todos los vampiros que enloquecieran, ya fuera por el deseo de sangre o por la pérdida de su familia.

Los arboles tenían hojas negras, azules, violetas y verdes oscuras en la parte más oscura del bosque, mientras que en la parte clara las hojas eran de color azul celeste, rosadas, blancas y verde limón. Estaba rodeado por altas paredes de piedra con una pequeña puerta por donde metían a los vampiros, hechas para que ningún vampiro saliera del bosque.

Hoy en día todo lo mencionado anteriormente ha sido olvidado. Los vampiros cruzaron la barrera espacio- tiempo y se instalaron en la dimensión humana, distribuidos por todo el mundo.

Los niños de los cuales sus dos padres son vampiros heredaran los poderes, que están ocultos en lo más oscuro de sus corazones. Los niños que sólo tengan un padre vampiro heredaran solamente los colmillos y las largas uñas.


La historia gira en torno a un grupo de amigos, los cuales tendrán que superar todos los problemas que se les presenten, ya que la gran mayoría tiene padres vampiros.

continuara...
_*_*_*_*_*_*_*_*_

*: Izanami es una diosa de la mitología japonesa. Es la diosa de la creacion y de la muerte.

Sería agradable que dejaran sus comentarios ya que con ellos puedo ir mejorando poco a poco.

 

Bueno, aquí traigo la conti. Gracias a todas las personas que se tomaron la molestia de leer y de comentar. No pienso ponerle nombre a los capitulos, por el simple hecho de que no soy buena con eso. Espero les guste la conti.

PALABRAS: 3.689
DISCLAIMER: los personajes de Naruto no son de mi propiedad, son de Masashi Kishimoto.

CAPITULO 1:

— ¿no crees que es linda?​

—sí, es hermosa.​

De pronto todo se tornó de color negro y rojo y sólo gritos desgarradores se oían por toda la habitación.​

Se despertó de golpe cayendo al piso, con la respiración agitada y sudando frio. Su corazón latía con fuerza, tanto que parecía como si se le fuese a salir del pecho. Su cabello, todo enmarañado de tanto dar vueltas en la cama y sus ojos vidriosos, por el susto de aquel recurrente sueño.

Se levantó y vio cómo su compañera de cuarto se sentaba al borde de la cama, prendía la lámpara que estaba en la mesa de noche y tomaba su reloj.

— Tenten, — comenzó la chica que estaba sentada— ¡¿Qué haces levantada a las tres de la mañana?!

— Perdón Temari, — se disculpó la otra— pero acabo de tener la misma pesadilla. — dijo mientras pegaba las rodillas a su cuerpo y se colocaba las manos en la cabeza, tratando de que las espantosas imágenes se fueran de su cabeza.

— Querida amiga— Temari se levantó de su cama y se agachó para quedar a la altura de la otra chica— creo que te va a tocar ir a un psicólogo. — dichas esas palabras colocó la mano izquierda en el hombro de su compañera dándole valor.

Tenten era una chica de cabello castaño y ojos color chocolate. Muy alegre y seria cuando la situación lo ameritaba, buena estudiante, en especial en la educación física. Le encantan los deportes, desde el futbol hasta la gimnasia.

Temari, de cabello rubio mostaza y orbes verde esmeralda. Carácter fuerte y agresivo, aunque puede llegar a ser tierna cuando se le conoce bien. Al igual que la castaña, es buena estudiante, aunque ella prefiere leer y observar las plantas.

Amigas desde la secundaria, se conocieron en unos intercolegiados, en la categoría de lucha con armas ninja, donde la vencedora fue Temari.

La castaña se levantó del piso, se acercó a la puerta y salió de la habitación sin dar explicación alguna. La rubia rodó los ojos Y se acostó pensando en un buen psicólogo que pudiera ayudar a su amiga a olvidar el sueño que la atormentaba todas las noches.
_*_*_*_*_*_*_*_*

Tenten se encontraba mirando la gran piscina. El cielo era un manto negro- azulado adornado por pequeños puntos plateados. Una cálida brisa azotó el rostro de la chica, cerró los ojos disfrutando de las caricias que le daba el viento.

Las imágenes de la pesadilla volvieron a su cabeza, cerró los ojos y sacudió su cabeza como si eso le ayudara a borrar la terrorífica escena.

Caminó alrededor de la piscina pensando en la forma de disculparse con Temari, ya que todas las noches la despertaba.

— ¿Qué haces aquí?— preguntó alguien detrás de ella causando que un escalofrió recorriera la espalda de Tenten.

Volteó esperando encontrarse con alguno de los profesores, pues estar fuera de las habitaciones a esa hora estaba prohibido. Cuál fue su sorpresa al ver a la persona que le había hablado.

— Neji, ¿qué haces aquí?– dijo extrañada de que el chico estuviera despierto a tales horas.

— Hmp, simplemente quería despejarme— respondió, como siempre, cortante.
Neji Hyûga, un muchacho de carácter serio y reservado. Cabello castaño, largo y recogido en una coleta baja y orbes de un color parecido al de la luna.

Ninguno de los dos dijo más, el castaño se colocó al lado de la chica y siguieron dando vueltas alrededor de la piscina, cada uno metido en su propio mundo.

El cielo empezaba a cambiar, el amarillo, rojo y naranja se hacían presentes en un trocito del cielo, anunciando que el amanecer se aproximaba. Con cada minuto que pasaba la bóveda celeste tomaba un color azul claro en la parte superior y amarillo- anaranjado en la parte de abajo, el viento empezaba a soplar moviendo lentamente las blancas nubes que darían el toque final al cielo.

Tenten se quedó embobada mirando el alba. Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta de en qué momento Neji se había ido en dirección a los dormitorios de los chicos.

Los minutos siguieron pasando tranquilamente hasta que alguien sopló en el oído de la castaña, cosa que hizo que volteara asustada.

— Pero si sólo eres tú Ino— dijo la chica de ojos chocolate con una mano en el pecho— me diste un gran susto.

La chica que había asustado a Tenten respondía al nombre de Yamanaka Ino, una rubia de ojos azul eléctrico y un cuerpo digno de reina de belleza.

Detrás de ella iba Sakura Haruno, una muchacha de cabellos rosados y orbes verde jade. Amante de la medicina y estudiante preferida de la directora.

— Chicas, ¿qué hacen afuera tan temprano?— preguntó la castaña— y con el uniforme. — concluyó mirando la vestimenta de las chicas, que consistía en un sêrâ fuku personalizado: Falda tableada de color azul oscuro sobre las rodillas (aunque todas las chicas de preparatoria la tenían más arriba), una blusa de manga corta de color blanca, un saco del mismo color de la falda y en el lado superior izquierdo, bordado en hilo dorado, el escudo de la escuela; una corbata que les llegaba debajo del busto de color negro, medias azules oscuras, que en la parte superior tenían bordado las iniciales “KG” en hilo dorado; y mocasines negros.

Sakura e Ino intercambiaron miradas y unas sonrisas burlonas aparecieron en los rostros de las chicas. Empezaron a reír a carcajadas, ninguna de las dos podía parar, decir que era temprano cuando eran las 5:30 am.

La peli rosa y la rubia emprendieron camino hacia los salones, dejando atrás a una muy desconcertada Tenten.

— Tienes 25 minutos para estar lista, — dijo Sakura de espaldas a la castaña— de lo contrario llegarás tarde a clases.

La chica de orbes chocolate miró su vestimenta, estaba en camisón, el cual tapaba sólo lo necesario, de color blanco y por zapatos llevaba unas lindas pantuflas de conejito. Salió corriendo en dirección a su dormitorio.

Los edificios de los dormitorios eran grandes y lujosos, tenían cuatro pisos y en cada uno había por lo menos unas 100 habitaciones. En cada piso se contaba con tres grandes baños, con duchas, vestidores y jacuzzi, el cual estaba en servicio después de las cuatro de la tarde hasta las nueve de la noche. Los dormitorios de secundaria superior estaban en la planta más alta, los de secundaria inferior en la planta de abajo y las habitaciones de primaria ocupaban las dos primeras plantas.

En tiempo record, Tenten subió las escaleras. Una vez estuvo frente a su habitación, la cual era la F4-15, empezó a golpear la puerta para que le abrieran, se le había olvidado que ya todos estaban camino a las aulas. Su camisón tenía unos bolsillos en la parte de abajo, así que por mera curiosidad introdujo la mano y para su sorpresa las llaves estaban ahí.

De forma rápida y precisa metió la llave en la ranura y abrió la puerta. Entró y tomó su uniforme y bolso, donde estaban todos sus materiales, y salió en dirección al baño, que estaba en medio de las habitaciones 18 y 19.

En siete minutos ya estaba bañada y vestida, lo único que le faltaba era recoger su cabello es dos lindos rodetes, como siempre lo hacía. Pero no tenía tiempo para hacerlo, así que se lo dejó suelto llegándole un poco más debajo de los hombros.

Tomó su bolso y salió corriendo a una velocidad inhumana, que ningún ser vivo podría igualar. Iba descalza, sólo tenía puestas las medias, así que cualquier movimiento en falso significaría una penosa caída. De la mochila sacó el celular, donde la hora marcaba las 5:56, no llegaría a tiempo por más que quisiera; eran necesarios al menos 10 minutos, corriendo como lo estaba haciendo, para llegar a las aulas y para su desgracia las clases comenzaban a las seis.

El timbre sonó, le faltaban casi 100 metros para llegar a su clase correspondiente. No faltaba mucho para entrar al edificio de salones, ya estaba pisando el piso de madera, pero su camino fue obstruido por una persona. Había chocado con alguien y le había tirado todos los documentos que llevaba en las manos. Sin siquiera levantar la vista se disculpó con un “lo siento” y siguió su carrera.

Llegó al salón y entró rápidamente, no saludó a nadie, ignoró los comentarios sobre su cabello o el hecho de estar descalza, tiró la maleta al piso y se dejó caer rendida en el puesto. Sacó su libro y cuaderno de matemáticas junto con los esferos y una calculadora científica.

Eran 20 estudiantes, acomodados en cuatro filas de cinco puestos. El puesto de Tenten era el cuarto que estaba en la segunda fila contando de derecha a izquierda, delante de Lee, un chico de cabello negro cortado en forma de jícara y ojos del mismo color, y atrás de Matsuri, una simpática muchacha de cabello castaño claro y ojos negros.

Todos se le quedaron viendo, la castaña empezaba a sentirse incomoda. El profesor, Sarutobi Asuma, suspiró cansado, era la tercera vez que Tenten llegaba tarde.

— Bien, como les había prometido por su buen comportamiento, — dijo el profesor haciendo énfasis en la palabra “buen”— necesito que me entreguen el dinero para las copias.

Todos sacaron los 20 yenes que les habían pedido. Asuma pasó puesto por puesto recogiendo las monedas. Mientras tanto la chica de orbes chocolate buscaba desesperadamente el dinero, por ir apurada se le había olvidado el monedero encima del escritorio.

— Lee, Préstame dinero— dijo volteándose.

— Lo siento, pero sólo traje lo de la prueba— respondió el chico.

Se volteó y llamó a Matsuri. La otra castaña se volteó y, sin dejar que Tenten le hablara, le puso diez yenes sobre la mesa.

— Bien, ahora sólo me faltan otras diez— pensó la chica— hey— llamó a la persona a su derecha— Hina-chan préstame dinero.

Hinata Hyûga, conocida entre sus amigos como Hina-chan, era la persona más tímida e introvertida en el salón. Raramente habla y cuando lo hace generalmente es con Tenten o con su primo, Neji. Sus cabellos eran azulinos recogidos en una coleta de caballo y la piel blanca; al igual que todos en su familia, sus ojos son de color perla.

— Tome Tenten-san. — dijo extendiéndole el dinero que le faltaba— ¿hoy no es su día cierto?— preguntó sólo por curiosidad.

— No, — respondió la otra chica mientras tomaba las dos monedas— me levanté antes de tiempo, no me peiné, se me olvidaron los zapatos en la habitación y no traje ni dinero ni almuerzo.

Las siguientes clases siguieron de forma natural, con las típicas peleas y los regaños por parte de los profesores. El timbre sonó y los chicos salieron del salón y se dirigieron a la cafetería, donde comerían una pequeña merienda.

Obviamente para comer había que tener dinero y, como ya había dicho antes, eso era algo que Tenten no llevaba consigo. La castaña salió del salón acompañando a Hinata y a Naruto Uzumaki, un chico de cabellos rubios como el oro y ojos azules como el mismísimo mar.

— Y como les decía chicas, — el rubio era el que hablaba, captando toda la atención de la chica de ojos perlas— yo prefiero el ramen de Ichiraku, aunque no sé porque…

— Naruto, ya cállate, no he desayunado y tu charla sobre ramen hace que me dé más hambre— interrumpió la chica castaña al Uzumaki mientras que con gran fuerza le pegaba en la cabeza, dejándole así un chipote.

La Hyûga sobó la cabeza del chico. Después de ese gesto por parte de la chica el muchacho la abrazó haciendo que un sonrojo se apoderara de las mejillas de Hinata. Tenten se alejó de la pareja, la tímida chica siempre había estado enamorada de Naruto, pero este era muy despistado y menso como para darse cuenta.

— 3, 2,1 y…— murmuró la castaña para que un milisegundo después los gritos del rubio llamaran la atención de todas las personas.

— Hinata— gritaba el chico mientras movía suavemente a la peli-azul que se encontraba desmayada— resiste Hina-chan, Neji, ¿Dónde está el cabeza hueca de Neji cuando se le necesita?

Tenten miraba divertida la escena, sus amigos siempre eran así, como diría un compañero de clases, eran unos “problemáticos”. La chica sentía que alguien la estaba viendo, lentamente giró la cabeza viendo al misterioso personaje que se había parado al lado de ella y que la taladraba con la mirada.

— ¿Otra vez tú?— preguntó molesta por la presencia del chico de ojos perla.

— Valla, sí que me quieres— dijo el sarcásticamente haciendo que la chica frunciera el ceño, pero al segundo se relajara y esbozara una pequeña sonrisa.

El chico con un movimiento de cabeza le indicó a Tenten que la siguiera. Caminaron un buen tramo hasta que llegaron a una zona verde con unas pocas mesas, donde se podía ir en los recesos. No había ninguna persona en aquel pedazo de campus, ya que, a pesar de ser bonito, quedaba lejos de la cafetería.

Se sentaron en una mesa sólo para dos personas, donde había dos meriendas, las cuales consistían en un plato de fresas, dos donas, una de vainilla y la otra de fresa; y de tomar un yogurt de fresa. Estaban servidos en bandejas finas, una de ellas tenía un pequeño florero con una rosa roja y la otra tenía una rosa blanca. Los cubiertos, tenedor y cuchillo, estaban envueltos en tela blanca con bordes dorados, ya que, dentro de la institución, estaba prohibido comer con las manos.

Los dos chicos empezaron a comer con tranquilidad, ese era el único momento en el que podían distanciarse de sus ruidosos amigos. La castaña siempre se preguntaba la razón por la cual Neji la había escogido a ella para pasar el receso. No es que no estuviera feliz por eso, pero Neji tenía otras personas a las cuales escoger, como la tímida Hinata, el apático de Gaara e incluso al orgulloso de Sasuke.

— Neji— llamó ella haciendo que el chico dejara de comer y le pusiera cuidado— ¿Por qué pasas los recesos conmigo?

— Hmp, si no quieres estar aquí puedes irte— respondió el castaño de forma seca y cortante.

La muchacha siguió comiendo en silencio. Se preguntaran porque comían con cubiertos occidentales y no con los típicos “palillos chinos”, pues, el instituto Kamegawa fomenta la práctica de costumbres occidentales, ya que un estudiante del último año tiene la oportunidad de ganar una beca para estudiar en américa.

Tenten tomó los cubiertos y partió a la mitad la dona de fresa, dejando que el relleno rojo se regara por todo el plato. La chica miró el pequeño charco carmesí por un momento. De pronto sintió un dolor agudo en el pecho y la garganta seca. Tomó su bebida y la bebió toda, pero de igual manera la sed no se iba. Neji miraba atentamente a su amiga, a la cual ya le faltaba aire y respiraba ruidosamente, como si hubiera corrido 1000 metros sin detenerse.

La castaña se paró, pero sus piernas no respondían así que cayó de rodillas al piso, con la mano derecha en el pecho y la izquierda en la mesa. Su vista se iba haciendo borrosa, no podía distinguir lo que veía ni lo que oía. El chico se levantó un poco preocupado y fue a ayudar a Tenten.

Se agachó hasta quedar a la altura de la muchacha y del bolsillo sacó una cuchara, cosa que con dificultad la chica pudo reconocer, también sacó una bolsa, pero en ese instante su cabeza empezó a dar vueltas, la garganta le ardía como si hubiese comido cinco chilis al tiempo, el pecho le dolía, sentía como si le hubiesen enterrado un cuchillo en el corazón; sus piernas no se movían y sus manos temblaban violentamente.

Le dio una cucharada de algo, era un líquido. Lo escupió, el sabor era simplemente asqueroso, tenía una textura espesa, y un sabor amargo. El chico volvió a servir el líquido, ella cerró la boca con fuerza.

— Anda, abre la boca— ordenó el con molestia, pero la chica no cedía— tómatelo.

— No— dijo ella, pero en una milésima de segundo el chico había introducido el cubierto en la boca de la chica. Cerró la boca por segunda vez, no pensaba pasarse esa cosa asquerosa.

El chico se acercó a su oreja y la mordió haciendo que la muchacha pasará saliva y por ende el líquido. El chico se paró y volvió a comer su merienda. Tenten se encontraba tosiendo tratando de vomitar el misterioso líquido que le había dado su compañero. Se levantó y pudo notar que sus piernas ya no flaqueaban. El pecho aún le dolía y sentía que le faltaba la respiración.

— ¿Qué fue lo que pasó?— preguntó mientras volvía a tomar asiento frente al Hyûga, su expresión cambió al ver el uniforme del chico— ¿De qué tienes manchada la camiseta?

— Jugo— respondió tajantemente. — Casi te desmayas, creo que deberías dormir más.

— ¿De qué era el jugo?, era asqueroso— dijo mientras el sabor del líquido volvía a su boca.

— De guanábana con banano y tomate— respondió mientras la chica sentía que la comida de la noche pasada se le devolvía.

Siguió tomando su merienda, pero cada vez que veía el relleno rojo le daba un dolor en el pecho. El chico termino y se dirigió a la cafetería, después de eso a la entrada del edificio de salones. Fue hasta su taquilla y de allí sacó una camisa blanca y se la colocó. El uniforme de los chicos consistía en un pantalón azul oscuro, camisa blanca de botones, saco del mismo color del pantalón, corbata negra y mocasines del mismo color.

El timbre sonó y las clases volvieron a comenzar. Se dirigieron hacia el aula. Tenían química con la amable profesora Kurenai Yuhi, una joven mujer de cabellos negros y ojos carmesí, ella estaba embarazada.

Alguien tocó la puerta y rápidamente la profesora la abrió dejando que la persona que estaba por fuera ingresara en el aula. La directora Tsunade se paró en frente de la clase haciendo que todos se pararan e hicieran una respetuosa reverencia.

— Buenos días chicos— la directora era una cincuentona que aparentaba tener la mitad de su verdadera edad, de cabello rubio recogido en dos coletas bajas, ojos pardos, baja de estatura y pechos grandes— vine a revisar los uniformes y a decirles algunas cosas.
Todas las chicas abrieron los ojos y pusieron cara de espanto. Los chicos se arreglaron las camisetas y las corbatas. Todos se colocaron el saco y lo abotonaron correctamente.

— Bien, primera regla: las corbatas deben estar bien puestas— todos apretaron el nudo de la prenda antes dicha— segundo, cabello. Las chicas que tengan el cabello de la media espalda para abajo tendrán que recogérselo. Si lo tienen más corto utilicen pequeños adornos o por lo menos péinense— dijo mirando a Tenten.

La rubia se acercó a los primos Hyûga y los paró junto a ella frente a toda la clase.

— Como todos los años, la señorita Hyûga es el ejemplo— la susodicha se sonrojó, no le gustaba ser observada por tantas personas— falda encima de las rodilla, corbata bien puesta, saco abotonado y no como capa de rey, zapatos bien cuidados y cabello perfectamente arreglado.

Con Neji hizo lo mismo, los estudiantes soltaron un suspiro de molestia. Después de mandar a los dos chicos a sus asientos el semblante de la directora cambio de uno relajado a uno serio.

— Por último, les pediré que no estén fuera de los edificios de dormitorios después de las 7:30— todos miraron extrañados a la directora— los permisos de salida los concederé si van más de tres personas y la hora de llegada debe de ser antes de las ocho. Todo esto son medidas de seguridad, ya que no quiero que ninguno de ustedes sea asesinado. — los que iban a protestar se arrepintieron de hacerlo. La directora salió y se dirigió al salón vecino.

Ninguno, ni siquiera la profesora, quería hablar, estaban asombrados por la confesión de la directora. Siempre decía que la sacaban de quicio, los dejaba salir y regresar a la hora que quisieran a pesar de que un asesino estaba suelto y ahora les decía que no quería que murieran.

— Chicos ¿saben sobre los asesinatos?— preguntó la profesora. Todos negaron con la cabeza— el primero fue hace tres semanas, la víctima fue un chef de un pequeño restaurante chino. Fue apuñalado múltiples veces en el abdomen y tenía marcas de colmillos en el cuello.

— El segundo asesinato fue hace dos semanas— continuó Temari— la víctima fue la dueña de un orfanato. Fue clavada a la pared con varillas de hierro y acero. También tenía las marcas en el cuello.

— En el último, que fue hace una semana, la víctima era el gerente de un edificio de apartamentos. — Neji fue el que habló esta vez— tenia llaves clavadas en todos los puntos vitales y las mismas marcas redondas.

Nada relevante pasó después de esa charla. Por la noche Hinata y Tenten estuvieron hasta tarde en el jacuzzi. En la madrugada Temari se despertó por el rechinar de una puerta. Sigilosamente salió de la habitación y siguió a la sombra que estaba a unos metros de ella. Bajó las escaleras y se quedó en el primer piso. Fuera del edificio había una chica con el cabello trenzado que sostenía algo que parecía ser una pistola. La muchacha que sostenía el arma giró en dirección al edificio, Temari contuvo la respiración. Gracias a Dios los dormitorios eran rodeados por un vidrio de color azul, la persona que estaba adentro podía ver lo que había fuera, pero la persona que estuviera por fuera del edificio no podía ver el interior de este. La chica de trenzas caminó hacia la salida del instituto. La rubia se había devuelto a la habitación.

— Debo contarles que está a punto de despertar— dijo Temari antes de coger un papel cuadrado con extraños dibujos impresos en él. Lo colocó sobre el escritorio y con un líquido escribió “reunión” después de eso frente a ella apareció un espejo y, como si fuera cosa de todos los días, entró en él.


Continuará…

creo que me quedó un poquito largo. Me divertí mucho haciendo este capitulo, así que espero que ustedes se diviertan mientras lo leen.

 

Bueno, regreso junto con la conti del fic. Les agradezco a todos los que se tomaron el tiempo y la molestia de leer y algunos de comentar.

PALABRAS: 2388.

—
CAPITULO 2:


— Genial, hoy hay reunión de consejo— se quejó Tenten— la directora y la del seis me van a regañar.

La chica tenía el cabello recogido en dos coletas altas y empezaba a hacerse los dos rodetes que la caracterizaban. Se acercó a la cama de su amiga y empezó a moverla para despertarla.

— Vamos Tema— dijo mientras movía con fuerza a la chica— Vas a llegar tarde— dijo con malicia en el oído de la rubia. Esta se levantó y se fue al baño. Diez minutos después Temari ya estaba totalmente lista.

A Tenten le apareció una gota estilo anime en la nuca, su compañera quería la beca que otorgaba la escuela y por esa razón: su promedio debía de ser de más de 9.5, no podía faltar o llegar tarde a clases, tenía prohibido portar mal el uniforme, tenía que hacer todos los deberes, debía seguir al pie de la letra el manual del estudiante y debía estar unida a un club.

Salieron de la habitación y se encontraron con el resto de las chicas. Pasaron por la piscina y las canchas de futbol. Cada una se paró frente a su taquilla y sacaron los zapatos que se utilizaban para estar dentro del edificio, aparte de eso, Hinata sacó un sobre blanco con manchas rojas en el cual estaba escrito su nombre.

— ¿pretendientes Hina-chan?— preguntó con curiosidad Tenten. La chica de ojos perla sacó la carta que había en el interior del sobre y empezó a leerla. De repente Hinata se desmayó, ninguna de las chicas pudo reaccionar a tiempo y dejaron que la peli-azul cayera al piso dándose un golpazo con el piso.

La carta, que había caído al piso cuando Hinata se desmayó, la recogió una chica de cabellos castaño oscuro que le llegaban a la cintura y de orbes color gris llamada Sari. Empezó a leer la carta en voz alta.

“Querida Hinata-chan, esta carta es para decirte mis sentimientos, ya que no soy capaz de decírtelo en persona. Me gustas desde que nos conocimos en secundaria.
ATT: Himeko de la clase3-1.”

Eso dejó a todas asombradas, Hinata tenía todo el derecho a desmayarse. La carta era de una chica, ¡una chica! Ino cogió el papel y lo botó. Las chicas habían logrado que Hinata despertara, ya todas en sus cinco sentidos se dirigieron al salón.

Las cosas que pasaron de la hora de entrada hasta la del almuerzo no fueron nada interesantes. En la cafetería todos se sentaron en la misma mesa, donde cabían perfectamente 20 personas. Había toda variedad de platillos, tenían: comida japonesa, china, hindú, rusa, australiana y americana. La comida no tenía dueño, simplemente se compartían todo.

— Neji tienes una cara horrible— dijo Naruto mientras veía las ojeras que tenía el castaño.

— Igual Sasuke y Temari— complementó Tenten.

Los tres abrieron los ojos, tal vez había sido mala idea juntarse tan tarde. Para desgracia de Tenten y salvación de Temari, Neji y Sasuke- un muchacho de cabellos negro azabache y ojos igualmente negros, con una actitud fría y desinteresada-, llegó la temida representante del seis, una chica de cabello castaño, parecido al de Tenten, y ojos azules. Se acercó a la mesa y de una oreja, literalmente, se llevó a la representante a la reunión del consejo.

El resto de los chicos se quedaron viendo la escena entre espantados y divertidos. Todos los sermones que había recibido la castaña hasta ahorita no eran nada comparado con el regaño de esta reunión. Como si no hubiera pasado nada, los muchachos volvieron a comer mientras conversaban.

— Matsuri, pásame la chana masala*— dijo Gaara. Un chico frio de cabellos rojizos y ojos verde agua-marina. La castaña se lo pasó, estaban sentados el uno frente al otro, así que no tenía que hacer mucho esfuerzo.

— Ahh— dijo Matsuri mientras ponía en frente del peli-rojo el tenedor con una pieza de varenyky, una comida ucraniana hecha de pasta y rellena con papas y col. El chico acercó la boca y sacó el alimento del cubierto.

A pesar de que era un gesto normal entre ellos dos, a todos se les hacía extraño que Gaara recibiera comida de alguien que no fuera su hermana Temari. La castaña tenía un leve carmesí en las mejillas cosa que sólo las chicas notaron.

Siguieron comiendo mezclando comidas y sabores. El tema de conversación era sobre historia, pues les estaban enseñado mitología y cualquier criatura fantástica entraba en la clase.

— ¿no creen que las creencias europeas acerca de los vampiros son exageradas?— preguntó Sakura haciendo que la mayoría de los presentes asintieran con la cabeza.

— Si, ¿qué es eso de exhumar los cadáveres cuando las personas mueren jóvenes?— secundó Ino— es como si Temari se muriera en este instante y nosotros sacáramos después su cadáver para que no se convierta en vampiro. — La susodicha se atragantó con la comida y después de eso movió los brazos con nerviosismo.

— ¿Po-por qué m-me pones a mi como ejemplo?— preguntó la chica de ojos verde-azulado supremamente nerviosa.

— No lo sé, sólo se me vino a la cabeza tu nombre— respondió Ino restándole importancia a la preguntas de su amiga.

El timbre sonó y todos se dirigieron al aula donde los esperaban dos horas de desesperantes matemáticas. Después de terminar las clases todos se dirigieron a los salones de sus respectivos clubes. Tenten se encontraba sentada en un rincón de la biblioteca con un aura negra rodeándole. Su compañera de cuarto, la cual ayudaba los miercoles y viernes en la biblioteca, se acercó a ella y se agachó para quedar a la misma altura que la castaña.



— ¿Qué pasó?, —preguntó la rubia— supongo que te toca hacer algún trabajo que te dio la directora. —se contestó mientras se paraba y extendía una mano a su amiga.

— Pues no te equivocas— respondió la chica con un tono pesimista— tengo que hacer el reporte de comportamiento de la última semana, debo de ayudar a todos los representantes con los problemas que tengan y tengo que ordenar las tres salas de música, las cinco de sistemas y los cinco laboratorios.

Temari le pasó varias hojas para hacer actas y esferos de diferentes colores. Después de hacer eso se retiró a terminar con las labores del jueves dejando a Tenten con la representante de sexto de primaria para que le enseñara a hacer un buen reporte de clase. Las horas pasaban tranquilamente y nuestros protagonistas sólo se preocupaban de seguir las órdenes de los presidentes del club o, algunos, de asignar los trabajos como jefe del grupo.

El día acabó y todos ya cerraban los cuadernos, terminaban los deberes y alistaban los útiles para el sábado. En la pieza 12 del cuarto piso Hinata y Matsuri se preparaban ya para dormirse. La chica de ojos perla trenzaba su cabello y la castaña simplemente lo cepillaba.

— Hina-chan, ¿Por qué será que Temari se exalta tanto cuando se pronuncia la palabra vampiro?— preguntó Matsuri conociendo ya la respuesta.

— No lo sé, pero Neji-niisan hace lo mismo— respondió la Hyûga.

Las dos chicas se recostaron en la cama sin envolverse en las mantas, pues estaban en verano y hacía un calor de los mil demonios. La peli-azul no podía dormir, pues la anterior noche había oído un disparo proveniente de la calle. Miraba la pared, a su compañera, el techo, la lámpara; se paró y con sumo cuidado salió de la habitación. Caminó un rato por los pasillos escondiéndose de las vigilantes, que eran Anko Mitarashi, una profesora que creía que el colegio era un campo militar. De cabellos color negro-purpura y ojos cafés; y Shizune, una señorita de ojos y cabello negro, baja estatura y delgada. Era la secretaria del colegio y compañera inseparable de Tsunade.



Llegó a un prado rodeado de árboles y arbustos. Se puso de espaldas a los dormitorios observando las canchas que estaban a los lejos. El lugar era iluminado por unos cuantos faroles repartidos estratégicamente. Soltó su cabello dejando que callera libremente por su espalda. Sentía que alguien la estaba observando, así que volteó sólo para encontrarse con Naruto, el cual trataba de comérsela con la mirada. El chico se acercó y se sentaron bajo un árbol frondoso.

— ¿No puedes dormir Hina-chan?— preguntó el rubio viendo hacia el cielo.



— No, ¿tú tampoco?— contestó la chica con un color carmesí en las mejillas. Naruto no pudo ver el sonrojo de la chica, pues la sombra del árbol sólo dejaba a la vista los grandes y aperlados ojos de Hinata.

La chica se recargó en el hombro del Uzumaki y cerró los ojos disfrutando del momento. Las suaves y calientes brisas tocaban una lenta y tranquilizante melodía cuando pasaban por entre las ramas de los árboles y los insectos hacían coros creando una bella canción de cuna. Varias luciérnagas esparcidas por el lugar le dieron un toque más romántico a la noche.

Un grillo se acercó a ellos y movió sus patitas cambiando la canción. El muchacho se levantó y Hinata hizo lo mismo. Naruto le ofreció una mano a la peli-azul y esta la aceptó gustosa, empezando a bailar el vals que tocaba la orquesta natural. La luna y las estrellas eran los únicos testigos de aquella bella noche, donde por medio de movimientos físicos demostraron el amor que tenían hacia el otro. El reloj que se encontraba a mitad del camino hacia los salones dio las doce en punto, y con aquel sonido se separaron y el sonido cesó dejando todo en un silencio sepulcral.

Habían bailado dos piezas. Mientras estaban ocupados en seguir el ritmo de la música el cielo se había tornado de color gris y las oscuras nubes se agolpaban encima de las cabezas de los dos estudiantes. Una luz blanca iluminó todo el campus por unos pocos segundos, para después soltar con toda su fuerza un estruendoso sonido que hizo que Hinata se agachará y cubriera sus oídos totalmente asustada.



Los rayos caían uno tras otro haciendo que la chica soltara algunas lágrimas y su respiración se tornara acelerada. Naruto se paralizó, pues no sabía qué hacer ante la reacción de su amiga. Para colmos la lluvia había empezado a caer y no parecía querer detenerse. Lentamente se acercó, se agachó hasta quedar a la misma altura de la de ojos perla y pasó un brazo alrededor de su espalda tratando de darle algo de valor.



La chica volteó la cabeza para mirarlo con sus hermosos y empañados ojos. Otro rayo azotó la ciudad. Instintivamente se tomaron de las manos y Hinata recitó lo que parecía ser un conjuro.



— Is mos subsisto compluentem nubes et discedant. Luna et stellae ostendet splendorem suum in omnibus.— las palabras salieron rápidamente de su boca; el idioma, fácil de descifrar. Era latín, base de la gran mayoría de las lenguas ahora habladas. Tal y como decía el hechizo, la lluvia paró y las nubes se fueron, dejando ver a la reluciente luna en compañía de las estrellas.

Se pararon y sin decir una sola palabra se dirigieron a su respectivo cuarto dispuestos a descansar y aclarar la mente.
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Matsuri se había despertado y al no ver a su compañera en la cama se asustó. Supuso que había salido un rato así que se quedó despierta esperando a que Hinata llegara. Pasó una hora desde que se despertó y la peli-azul entró al cuarto totalmente empapada. La castaña la miró con desaprobación y se acercó a ella con una toalla que había preparado de antemano.

Después de secarse, la Hyûga le contó todo a su amiga, la cual se sorprendió de todo lo que había pasado en tan sólo dos cortas horas.

— Haber, ¿quieres decir que hablaste latín sin siquiera saberlo?— preguntó Matsuri con cara de incrédula.

— Si, exacto. — reiteró la chica con cara suplicante.

La de ojos negros no le creía ni una sola palabra y eso entristeció a Hinata. Si su compañera, una de las más crédulas del salón, no le creía, ninguna de sus demás amigas lo haría. El tema no volvió a salir a la luz después de la conclusión que había sacado la peli-azul.
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Una conversación muy parecida era la que entablaban Naruto y Kiba Inuzuka, un chico con rasgos perrunos. Ojos rasgados y café oscuro, cabello castaño claro, tez trigueña y unas marcas triangulares de color rojo en cada mejilla.

— ¿en serio pasó eso?— preguntó el castaño— ¿no crees que estás leyendo muchos mangas?

— No, te lo juró Kiba— dijo el rubio— todo lo que te conté es verdad.

— ¿Y si le pregunto a Hinata para tener otro testigo?— Respondió con otra pregunta el Inuzuka.

— No creo que te responda— Concluyó el Uzumaki un poco triste.

La conversación se estancó después de esa frase. No volvieron a cruzar palabra, pues ya no había tema del que hablar. A pesar de que mañana tenían clases, que comenzaban a las nueve y terminaban a las tres, se acostaron a las cuatro de la mañana cada uno metido en su propio mundo.

Por la mañana ni Naruto ni Hinata aparecieron en clases. El rubio se había quedado en el cuarto pensando en cualquier bobada. Mientras que Hinata se había quedado en la enfermería por una fiebre alta.

— ¿Qué se supone que le pasó a Hinata?— preguntó Neji un poco preocupado por la condición de su prima.

— Anoche prendimos el aire y nos olvidamos de apagarlo— respondió Matsuri nerviosa— el frio le debió haber hecho daño.

— ¿No se dieron cuenta de que la tormenta paró de improviso?— intervino Kankuro Sabaku no, hermano menor de Temari y mayor de Gaara. De hebras castañas y ojos negros.


— Sí. — contestó Sari— ¿no les parece extraño?

Siguieron hablando de eso sin percatarse de algunos de sus amigos se habían escabullido.

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— Anoche sentimos un hechizo envolver toda la ciudad. — dijo la voz de una chica.

— No era tan potente, pero fue capaz de cambiar el clima— continuó la grave y tenebrosa voz de un chico.

— Bien, quiero que sigan con la observación. Repórtenme hasta el más mínimo e insignificante detalle. — Ordenó la voz de una mujer, la cual era jefa de los tres jóvenes que estaban parados frente a ella.

Lo único que se podía ver en aquella oscura habitación eran los ojos de cada persona. Con determinación lo tres subordinados asintieron y salieron de la oficina para volver a integrarse a las clases.
Is

Continuará...

* La chana masala es una comida hindú. Que consta de un plato de arroz y otro de garbanzos con diferentes especias.

Espero que les haya gustado, si van a comentar por favor haganlo bien, muchos de los comentarios se han borrado.

 

Bien, primero gracias a todas las que se pusieron en la tarea de leer, sus comentarios me dan fuerzas para seguir. Este capitulo esta inspirado, hasta cierta parte, en uno de los capitulos de higurashi no naku koro ni (creo que es el 18-19) sin mas preambulos, el capi, espero les guste y comenten.

CAPITULO 3:



Al término de las clases del sábado todos se fueron a sus respectivas habitaciones y empezaron a hacer la pila de deberes que habían acumulado en la semana. A parte de eso, Matsuri estaba cuidando a Hinata, pues se sentía culpable de que su compañera estuviera enferma. La peli-azul se despertó y pidió un poco de agua, así que la otra chica salió a buscar unas botellas a la cafetería.

Durante el camino estuvo rascando su brazo derecho, el cual, por la fuerza que hacía Matsuri, ya estaba totalmente rojo. Desde pequeña sufría una alergia que no la dejaba tranquila. Esto era originado por los animales, polvo, polen y el frio. Como siempre las venas se brotaban haciéndose notorias. Cuando llegó a su destino le pidió cinco botellas de agua a Fumiko-san, una joven mujer de abundante belleza, de cabellos negros, largos y sedosos; ojos azabache con un brillo de felicidad incomparable, de altura promedio, contextura delgada, piel blanca y voz suave.

— Fumiko-san regálame unas botellas de agua. — dijo poniendo dinero en el mostrador.

— Deberías dejar de rascarte. — Opinó la señorita mientras tomaba las monedas y le pasaba lo que quería.

— ¡Auch!— Se quejó Matsuri. De tanto haber pasado las uñas por el brazo, su piel se había puesto muy sensible, y al tratar de quitar la comezón, se había metido la uña haciendo una línea un poco profunda de la que brotaban gotas de sangre.

La del cabello negro la miró con una expresión de: “te lo dije” y le dio un poco de papel para que tapara la herida mientras llegaba a la enfermería a que Shizune la curara. De camino a la enfermería se dio cuenta de que las uñas de la mano izquierda estaban levantadas y listas para caerse, pero no sentía dolor, sólo algunas punzadas en la carne que iba debajo de la uña.

Llegó al pequeño hospital, pues era un edificio no muy alto ni acho de color blanco ubicado al lado de las aulas, y entró. Ya dentro buscó a Shizune para que vendara su brazo derecho e hiciera algo con la mano izquierda. A la señorita de hebras negras casi le da un infarto al ver las extremidades de su estudiante. La sentó con los brazos extendidos en una silla que estaba al lado de la mesa donde ponía todos los elementos de primeros auxilios.

— Gaara-kun— llamó la enfermera haciendo que el Sabaku no apareciera y asustara a la castaña— sostenle los brazos mientras yo los vendo y termino de arrancar las uñas.



El de ojos aguamarina tomó delicadamente la mano derecha de la chica y jaló el brazo para que su jefa pudiera poner bien la venda. Matsuri se sonrojó y volteó la cabeza con intención de que el muchacho no lo notara. El teléfono sonó y el chico contestó. Al colgar le dijo a Shizune que la directora Tsunade la necesitaba, así que la joven mujer salió a correr hacía la oficina de la rubia.



Ninguno decía nada, a la muchacha no se le ocurría ningún tema del cual hablar con su amigo y amor platónico. Sin que ninguno de las dos se diera cuenta los dedos de la mano izquierda de Matsuri empezaban a sangrar, manchando de rojo su brazo y la falda azul que llevaba. Se miraron fijamente a los ojos hasta que un dolor hizo que la castaña tomara fuertemente su muñeca no vendada y se retorciera de dolor frente a su compañero, que empezaba a preocuparse por su amiga de la infancia.



La cara del chico no había cambiado, estaba serio, aunque en el interior se estuviera muriendo de preocupación. Tomó la mano izquierda y trató de quitar de un jalón las uñas de la niña, pero ninguna cedía y lo único que hacía era causarle más dolor a la de ojos negros.



—Shizune está con Tsunade-sama y a lo mejor Sakura también, —pensó— Ino debe de estar arreglándose para salir con su padre y primas, Tenten sabe un poco de medicina, pero no es muy buena. — lo único que había en su cabeza era desesperación. Rápidamente sacó su celular y marcó el número de su hermana, con la esperanza de que ella supiera que hacer.
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Una chica de cabello rubio mostaza y ojos aguamarina caminaba tranquilamente por el campus, viendo la gran cantidad de plantas con las que contaba el instituto. Le encantaban las flores, su hobby era observarlas, y por eso ayudaba todos los domingos al club de jardinería, el cual se encargaba de mantener en buen estado los jardines, árboles, flores e invernaderos.



El cielo estaba totalmente azul y no había una sola nube en él. El sol brillaba en todo su esplendor brindando calor a todos los seres vivientes. Temari caminaba distraída hasta que un cuerpo la hizo mirar por donde iba. A sus pies estaba Shikamaru, un chico de cabello negro recogido en una coleta alta que lo hacía parecer una piña, orbes color ciruela, cara de flojo y actitud de vago. El muchacho tenía un cubo rubik en sus manos, totalmente desarmado y al parecer no sabía cómo resolverlo.



— Un cubo rubik derrotó al inteligente Nara— se burló ella, se sentó al lado de su amigo y tomó el cubo— primero armas una cara, haciendo que concuerden con los centros.



— Ya— dijo el chico mientras mostraba a su acompañante la primera cara y fila bien armadas. La chica explicó el algoritmo para armar la siguiente fila. Después de eso pasaron a la pesadilla de cualquier principiante en el cubo rubik, la base.



La Sabaku no le enseñó lentamente los pasos para terminar de armar el dichoso cubito. Con pelos y señales explicaba cada parte de los tres algoritmos que debían llevarse a cabo para resolver la base que, en el caso de Shikamaru, era la amarilla.



— Bien, ya sólo falta un paso— alentó la muchacha— entonces, derecha abajo, inferior izquierda, derecha arriba e inferior derecha.— el Nara siguió las explicaciones hasta que el cubo de tres por tres quedó armado.



— No sabía que podías armar este problemático cubo— respondió él mientras miraba el juego.



El lugar quedó en total silencio, a excepción de los pájaros que trinaban a la distancia. El de ojos negros miró la vestimenta de la chica, llevaba un vestido sencillo color lila con unos zapatos blancos. Estaba pensativa y callada, cosa que casi nunca sucedía cuando estaban juntos, pues por lo general ella peleaba y él sólo respondía con un “que problemático”. Temari suspiró y después tomó una gran bocanada de aire.



— Shikamaru, ¿podrías acompañarme a una cena?— preguntó haciendo que el Nara quedara atónito ante sus palabras— mi padre dijo que tenía una comida muy importante donde debía participar yo, pero hay que ir en pareja.



El muchacho pensó la respuesta, no sabía que decirle. Al principio pensó que lo estaba invitando a salir, pero después entendió porque le estaba pidiendo eso; por una parte se alegraba, pero por otra se entristecía, y aunque sabía la razón no quería aceptarla. La Sabaku no temblaba y tenía una cara de espanto, esperaba que la respuesta fuera negativa aunque ella fuera severamente castigada.



— Bien, iré contigo a la cena— afirmó él haciendo que la chica palideciera y de su boca salieran maldiciones.



En eso suena el celular de la chica, la cual mira el número y contesta rápidamente. La persona del otro lado de la línea dijo tres palabras y esa corta oración hace que Temari salte y salga corriendo sin decir palabras alguna. Se quedó viendo la figura de la chica, que se encogía al tiempo que se alejaba. Desarmó el cubo que tenía en su poder, debía armarlo sin que ella le recordara los algoritmos. Esa noche tendría una cena donde conocería al señor Sabaku no, pero antes de eso le preguntaría algunas cosas que rondaban en su cabeza.
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Corría lo más rápido que podía, la mano izquierda de su amiga peligraba y era su responsabilidad arreglar el problema. En su pecho apareció una extraña marca que constaba de un rectángulo color púrpura con unos ojos rojos en la parte superior y una boca del mismo color en la parte inferior. Alrededor de la figura habían pequeños jeroglíficos que no se identificaban como kanji, hiragrana ni katakana. Metió la mano en la boca, que se había abierto hasta el principio de los pechos, y movió su extremidad buscando algo en su interior.



Sacó su mano que sostenía un frasco de vidrio con una sustancia verdosa como contenido. Guardó el tarrito en una pequeña bolsa blanca amarrada en su muslo derecho y siguió su camino pensando en la mejor manera de arrancar las uñas.



Llegó al pequeño edificio y sin pensarlo dos veces entró en este. Ya dentro pudo vislumbrar los cuerpos de su hermano y amiga. La castaña se le acercó con ojos suplicantes, lo que hizo que se afanara más. Se la llevó hacia la habitación del fondo, que era donde ponían puntos o cosían la piel. De camino al cuarto pidió algunos implementos que Gaara trajo lo más rápido posible. Se sentaron en el escritorio quedando frente a frente con la mano de Matsuri extendida. El Sabaku no se posicionó detrás de la de ojos negros, cuyo cuerpo temblaba levemente.



La de ojos aguamarina tomó pedazos de algodón y los colocó debajo de cada uña, creando así el sistema de un sube y baja. Después cogió el alicate y apretó la uña más pequeña con él.



— Te va a doler Matsu— advirtió mientras bajaba rápidamente el alicate y despegaba la uña, mientras las lágrimas de dolor de su amiga la hacían sentir culpable. Siguió haciendo el proceso anteriormente mencionado hasta que todas las uñas estuvieron fuera de su mano. Sacó el tarrito que había guardado anteriormente y con un gotero puso una gota de sustancia verde en la carne de los dedos de la castaña. — Gaara, véndale la mano mientras yo llamo a papá.



Con esas palabras salió del recinto dejando nuevamente a Los dos chicos solos. El Sabaku no empezó a vendar la mano mientras Matsuri se quejaba constantemente. Ya cansado de sus lamentos jaló un mechón de cabello de su amiga como solía hacerlo cuando eran pequeños. La chica se calló y empezó a llorar en silencio mientras que, de una forma un poco brusca, el chico terminaba de vendar su mano.



— Hmph, eres una molestia— a pesar de que estaba acostumbrada a que le llamara así, esta vez le dolió, haciendo que algo se moviera en su corazón. Recogió el brazo y por un impulso nervioso le pegó una cachetada dejando levemente marcada su mano en la mejilla izquierda del muchacho.



Asustada abrió la ventana y salió por esta, encontrándose con Temari, que al tratar de poner su mano en el hombro de la castaña para detenerla se quemó dejando una herida profunda que se curó rápidamente. La de ojos aguamarina empezó a perseguirla, preparándose para lo peor, pues esa chica provenía de una familia peligrosa.



Matsuri paró y se volteó quedando frente a frente con la Sabaku no en cuyo pecho volvía a aparecer la extraña marca. Se miraron desafiantes y los ojos de la menor adquirieron un brillo enfermizo por matar. La de orbes negros se abalanzó sobre su compañera con un arma conformada por una cadena y una cabeza puntiaguda de acero. Lanzó el implemento que tenía en su poder, cuando el arma estuvo a unos centímetros de la rubia, lo tomó con su mano derecha y jaló la cadena haciendo que Matsuri volara por los aires y su frente se estampara con la mano libre de Temari.



Cayó de cara al piso abriéndose así los labios. Las lágrimas fluían rápidamente y de su boca salían tristes palabras. Temari se agachó para quedar a su altura y la abrazó pegándola a su cuerpo, esa era la forma en que siempre la consolaba. Despegó el papel de su frente y lo metió de vuelta en su interior.



— No me quiere, —sollozaba la chica— yo soy solo una molestia para él.



— Eso no es verdad— alentó la de ojos aguamarina— Gaara siempre ha sido así y lo sabes.



Estuvieron unos minutos más abrazadas hasta que la castaña decidió calmarse y dejar de llorar, pues así se vería débil y no quería que la vieran de esa forma. Se pararon y Matsuri se fue a la cafetería a recoger las botellas que le habían encargado hace rato. Después de eso se dirigió a la habitación donde la esperaba una preocupada Hinata.



— ¿Qué te pasó en los brazos?— preguntó la peli-azul mientras bebía el contenido de una de las botellas.



— Me corté— mintió la de ojos negros— voy a nadar una rato. — con esas palabras salió del cuarto dejando a la Hyûga extrañada.



Recorrió el campus hasta llegar a los vestidores, allí se cambió por el vestido de baño escolar; un bañador de una sola pieza, de color azul oscuro con un cuadrado blanco en el pecho donde estaban escritos los kanji de Matsuri y debajo el nombre de la institución. Al salir se encontró con Karin, una chica de cabellos rojos y orbes de color sangre, ocupa el puesto de representante del salón 3-1.



Cabe aclarar que el Kamegawa divide a sus estudiantes en seis salones, separados en dos grupos. En el primer grupo están los salones del uno al tres; en el uno están los estudiantes con pésimo rendimiento y que apenas se pueden costear el uniforme, en el segundo salón están los estudiantes cuyo rendimiento no es tan malo y su situación tampoco, por último está el salón tres: alto rendimiento y algunos con padres importantes. Ahora los del segundo grupo: en el salón cuatro están los estudiantes hijos de los ayudantes de personas importantes, pero el rendimiento es casi el mismo que en salón uno. En el cinco están los hijos de profesores y médicos, cuentan con un rendimiento óptico. En el salón seis están los estudiantes más importantes, hijos de senadores, ministros, cantantes o actores; también cuentan con el mejor rendimiento dentro de los dos grupos.



Entraron a la piscina y empezaron a hablar sobre las cosas que les habían sucedido desde que las habían separado en tercero de secundaria inferior. Hicieron algunas carreras, pero como siempre la vencedora era Karin. La de cabello rojo era una gran nadadora, siendo superada únicamente por Suigetsu, un muchacho de cabello blanco y ojos morados, amante del agua, por esa razón lo detestaba. Estuvieron hablando un largo tiempo hasta que vieron la figura de Temari con lo que parecía ser un vestido de gala
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— ¿Estás seguro de ir?— preguntó un chico de hebras castañas y orbes negros con unas extrañas marcas moradas en el rostro imitando a un actor de kabuki.



— Si— respondió el otro mientras terminaba de acomodarse el esmoquin. — estaba muy nerviosa cuando me lo preguntó.

— Es que nuestro padre es un poco estricto— respondió el de la cara pintada. El chico de la coleta salió de la habitación para ir al encuentro de la chica que estaba esperándolo en la entrada principal del instituto.



Ya cerca de la entrada pudo verla, estaba hermosa. Llevaba el cabello suelto llegándole a los hombros con una cinta negra adornando su cabeza, su vestido era largo y de color fucsia llegándole a los tobillos y abierto hasta la mitad del muslo izquierdo por zapatos tenía unas sandalias negras de tacón. A su lado estaba la directora Tsunade, con un vestido negro hasta los tobillos y un saco igualmente negro. Cerca estaba un hombre, alto y fornido, vestido completamente de negro.



Se acercó y entraron al auto, el hombre conducía, la directora iba como copiloto y ellos dos iban en la parte de atrás. La Sabaku no le explicó que el camino sería largo y se demorarían al menos dos horas en llegar. Se notaba nerviosa, sus manos temblaban y cada dos por tres tomaba una gran bocanada de aire y la soltaba lentamente.



— Hay algo que quiero que sepas— dijo ella— la reunión no va a ser agradable, y las personas que asisten son todas adultos, nosotros somos los únicos jóvenes. Por eso hay algunas claves que quiero que sepas. — de esa forma logró captar toda la atención del chico de la coleta.


Continuará…

Creo que es la cosa más extraña que he escrito. Con respecto al cubo rubik, yo se armarlo me demoro dos minutos, en mi cole hay una epidemia con ese cosito (es que es tan absorvente). Sin nada más que decir, me despido. Espero les haya gustado.