Amo

Tema en 'Poesía' iniciado por JoseRoa, 15 Julio 2011.

  1.  
    JoseRoa

    JoseRoa Guest

    Título:
    Amo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Poesía
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    114
    Amo tu voz

    No más que tu silencio

    Amo tus ojos

    No más que tu mirada

    Amo tu ser

    No más que tu figura

    Amo tus Labios

    No más que tus besos

    Amo tus manos

    No más que tus caricias

    Solo te miro, Solo te siento y solo te pienso. Y mis puras palabras solo te dicen Te quiero
     
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  2.  
    Naomi Uchiha

    Naomi Uchiha Entusiasta

    Leo
    Miembro desde:
    12 Marzo 2011
    Mensajes:
    134
    Pluma de
    Escritora
    Oh My God!!! de verdad qe tienes inspiracion y un don con las palabras!! *u*
    aunqe fue cortito lo adore *u* DE VERAS!! ;D
    uuyy a qien se lo dedicas?? 1313 xD
    la manera en qe expresas tus sentimientos en tan solo 125 palabras *u* de verdad qe te qedo hermoso :D
    Sayonara!!
     
  3.  
    Beautiful Blue Moon

    Beautiful Blue Moon Usuario común

    Tauro
    Miembro desde:
    24 Julio 2010
    Mensajes:
    363
    Pluma de
    Escritora
    Chiquito pero picoso;)
    No detecte fallas y eso es bueno.
    Me gusto como te dedicaste en cada palabra.
    Besos byebye!
     
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  4.  
    Sir Lord Baltimore

    Sir Lord Baltimore Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    28 Diciembre 2010
    Mensajes:
    189
    Pluma de
    Escritor
    Parece que llevaste tu emotividad a alturas conocidas... muy conocidas. Lo siento un poco forzado, supongo que trabajaste arduamente en él. Mmmm, recomiendo que releas, analices y edites. Así tal vez evites caer en el cliché. No todo está perdido, todos tenemos cierta cantidad de talento, queda en ti la práctica. (Nota: Esto no vale como ayuda, es una crítica. Estúpido el que confunde la crítica con la ayuda) Un regalo antes de marcharme.

    El barco ebrio

    Por Arthur Rimbaud

    Yo sentí al descender los impasibles Ríos
    que ya no me sirgaban mis conductores rudos;
    de blanco a pieles-rojas chillones y bravíos
    sirvieron en los postes, clavados y desnudos.

    Por las tripulaciones nunca tuve interés
    y cuando terminó la cruel algarabía,
    a mí, barco de trigo y de algodón inglés,
    me dejaron los Ríos ir adonde quería.

    Bogué en un cabrilleante furor de marejadas
    más sordo e insensible que meollo de infantes
    y las viejas Penínsulas por el mar desgajadas
    no han sufrido vaivenes más recios y triunfantes.

    La tempestad bendijo mi despertar marino.
    Diez noches he bailado más leve que un tapón
    sobre olas que a las víctimas abrían el camino,
    sin lamentar la necia mirada de un farón.

    Cual para el niño poma modorra, regodeo
    fue para el agua verde este casco de pino;
    dispersando el timón y perdiendo el arpeo
    me lavó de inmundicias y de manchas de vino.

    Desde entonces me baña el poema del mar
    lactascente, infundido de astros; muchas veces,
    devorando lo azul, en él se va pasar
    un pensativo ahogado de turbias palideces.

    Algo tiñe la azul inmensidad y delira
    en ritmos lentos, bajo el diurno resplandor.
    Más fuerte que el alcohol, más vasta que una lira
    fermenta la amargura de las pecas de amor.

    He visto las resacas, la tormenta sonora,
    las corrientes, las mangas -y de todo sé el nombre-;
    cual vuelo de palomas a la exaltada aurora,
    y alguna vez he visto lo que cree ver el hombre.

    Yo he visto al sol manchado de místicos horrores,
    alumbrando cuajados violáceos sedimentos.
    Cual en dramas remotos los reflujos actores
    lanzaban en un vuelo sus estremecimientos.

    Soñé en la noche verde de espuma y nieve ahita
    -en los ojos del mar, lentos besos de amor-
    y en la circulación de la savia inaudita
    que arrastra áureo y azul, al fósforo cantor.

    Asaltando arrecifes, un mes tras otro mes,
    seguí a la marejada histérica y vesánica,
    sin creer que las Marías con sus fúlgidos pies
    cortaran el resuello a la jeta oceánica.

    ¡No sabéis... ! Dí con muchas increíbles Floridas,
    con ojos de panteras y con pieles humanas
    mezclábanse arcos-iris, tendidos como bridas,
    al rebaño marino de las verdosas lanas.

    He visto fermentar las enormes lagunas
    en cuyas espadañas se pudre un Leviathán
    y he visto, con bonanza, desplomándose algunas
    cataratas remotas que a los abismos van...

    Vi el sol de plata, el nácar del mar, el cielo ardiente,
    horrores encallados en las pardas bahías
    y mucha retorcida y gigante serpiente
    cayendo de los árboles, con fragancias sombrías.

    Quisiera yo enseñar a un niño esas doradas
    de la onda azul. pescados cantores, rutilantes...
    Me bandijo la espuma al salir de las radas
    y el inefable viento me elevó por instantes...

    Fui mártir de los polos y las zonas hastiado,
    el sollozo del mar dulcificó mi arfada;
    con flores amarillas ventosas fui obsequiado,
    y me quedé como una mujer arrodillada.

    Igual que una península llevaba las disputas
    y el fimo de chillonas aves de ojos melados,
    y mientras yo bogaba, de entre jarcias enjutas
    bajaban a dormir, de espaldas, los ahogados.

    Y yo, barco perdido entre la cabellera
    de ensenadas, al éter echado por la racha,
    no merecí el remolque de anseáticas veleras
    ni de los monitores, nave de agua borracha.

    Humeante, libre, ornado de neblinas violetas
    segué el cielo rojizo con brío de segur
    llevando -almíbar grato a los buenos poetas-
    mis líquenes de sol y mis mocos de azur.

    Las lúnulas eléctricas me fueron recubriendo,
    almadía, escoltada por negros hipocampos.
    Las ardientes canículas golpearon abatiendo
    en trombas, a los cielos de ultramarinos lampos.

    Yo que temblé al oír a través latitudes
    el rugir de los Behemots y los Maelstroms en celo,
    eterno navegante de azuladas quietudes,
    por los muelles de Europa ahora estoy sin consuelo.

    Yo vi los archipiélagos siderales que el hondo
    y delirante cielo abren al bogador.
    ¿Te recoges tú y duermes en las noches sin fondo,
    millón de aves de oro, venidero Vigor?

    El acre amor me ha henchido de embriagador letargo.
    Lloré mucho. Las albas son siempre lacerantes.
    Toda luna es atroz y todo sol amargo.
    ¡Que se rompa mi quilla y vaya al mar cuanto antes!

    Si yo ansío algún agua de Europa es la del charco
    negro y frío en el cual, al caer la tarde rosa,
    en cuclillas y triste, un niño suelta un barco
    endeble y delicado como una mariposa.

    Ya nunca más podré, olas acariciantes,
    aventajar a otros transportes de algodón,
    ni cruzando el orgullo de banderas flameantes
    nadar junto a los ojos horribles de un pontón.
     
  5.  
    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

    Cáncer
    Miembro desde:
    20 Abril 2011
    Mensajes:
    7,072
    Pluma de

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    Escritora
    Que lindo! Muy tierno y romántico, corto, pero muy bueno.
    Supongo que inspirado en una persona especial.
    Bueno, cuidate! :*
     
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