Al final de la estación

Al final de la estación​

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La tome de la mano al cruzar la calle y ella se quejo de lo infantil que era cuando paseábamos por la ciudad. La verdad lo hacia mas por cariño que por ser gracioso, aun que era mejor que ella pensara eso.

- No se por que te da tanto miedo cruzar la avenida- dijo ella con un tono burlón.

- Ya te dije. Me abruma ver tantos autos juntos y en una calle tan grande me da miedo no alcanzar a cruzar a tiempo.- Dije excusando mi actitud

- Pero que ridículo miedo- dijo seguido de una risa burlándose de mi fobia. Me limite a verla con algo de odio en la mirada, lo cual provoco que ya no hiciera más comentarios.

Seguimos avanzando hasta el edificio al cual nos dirigíamos, avanzamos por la planta baja hasta unas escales eléctricas, la deje subir primero como muestra de caballerosidad.

- ¿Por que los hombres dejan subir las escaleras primero a las chicas y no son caballerosos en otro momento? – Pregunto mirándome.

- Simple les miramos el…- no termine de decir la frase. Me miro de muy mala gana y no dijo nada más. Caminamos por el primer piso viendo las novedades y demás. Al parecer había olvidado mi comentario anterior y todo lo de más cuando vio un disco de grupo favorito, incluso a mí, era horrible esa sensación de abandono, y peor aun con la situación que unas horas mas tarde habría.

Nos sentamos en una mesa y platicábamos tonterías de las cuales nadie, salvo nosotros hablaríamos. Pasamos varias horas a si hasta que llego el momento de irnos. Salimos del edificio y caminamos a la estación del metro (Tren). Bajamos a la estación, y la acompañe cerca del tren que tomaría.

- Eres un tonto por irte – Dijo llorando

- Lo se, pero es que ya no aguanto- dije justificando mi decisión. Seguido esto ella me abrazo como pudo, tuve que inclinarme bastante para poder hacer lo mismo.

- Te voy a extrañar mucho – Dije tratando de consolarla. Ahora me arrepiento de no haber llorado ese día, estúpido orgullo.

- Tú me prometiste estar siempre a mi lado – Dijo casi gritando cuando se alejo de mí y subía al tren que la llevaría a destino

- Lo siento – dije mentalmente, mientras solo podía ver como su tren cerro las puertas y se iba con ella dentro. Cruce la estación para tomar el tren que me llevaría a mi casa, la cual estaba en dirección contraria a la que ella había partido.
De camino empezó a llover intensamente, cada gota que caía por el cristal me recordaba sus lágrimas. Sabia que al final de la estación la perdería para siempre.

Ahora me arrepiento de no haberle dicho que la quería cuando pude, y cada vez que veo la lluvia en mi ventana recuerdo cuanto la quería y como no tuve el valor de decírselo. Ese es mi castigo por cobarde, quedarme en recuerdos.