Agentes Blancos

Bueno, mi primer relato que publico aquí. Esta idea ya tenía cierto tiempo en mi cabeza, y aún sigo trabajando en ella, aquí les dejo el Prólogo. Disfrútenlo, se aceptan todo tipo de críticas.

Prólogo​

12:47 AM.

Corrió silenciosamente por entre los pasillos. Localizó con cierta facilidad la cámara de seguridad, y colocándose de manera opuesta a esta, sacó de su mochila unas finas tijeras para así levantar con cuidado una de las aberturas de la cámara y cortar uno de los tantos cables de esta, esta cerró por completo el lente y el pequeño foco rojo se apagó de inmediato. Cualquiera diría que estaba muy familiarizado con lo que hacía.

Guardó las tijeras y continuó con su camino, hasta ahora todo estaba marchando de acuerdo al plan, se dijo, un poco más y la misión estaría completada. Sin dudar, giró hacia la derecha, de su bolsillo sacó lo que se le parecía a un celular, un punto rojo parpadeaba en la pantalla, parpadeaba justo donde se encontraba. Paró de correr para así observar con detenimiento la estancia. Su pecho subía y bajaba constantemente, unas finas gotas de sudor bajaban lentamente de su cabeza, sus ojos observaban con detenimiento cada espacio, cada lugar, sin perderse ni un solo detalle.

12:48 AM.

Caminó unos cuantos pasos más, y de nuevo paró. Regresó de nuevo lo que había caminado frunciendo levemente el ceño y una vez más volvió a caminar ese tramo, su cara se suavizó dejando a la vista una enorme sonrisa. Se agachó y con los nudillos golpeó dos veces el suelo, y el eco resonó, hueco. Sin duda había un hueco bajo el piso. Abrió su mochila y de ella sacó una especie de pala, totalmente plana y ancha de la punta. La introdujo en medio de la ranura formada por los dos mosaicos y tiró de ella. El mosaico simplemente se desprendió.

12:49 AM.

Metió a la mochila la pala, y luego volvió a centrarse en lo que tenía al frente. Dentro del hueco, que había dejado el mosaico, se encontraba una caja fuerte, una caja que no tenía ni la más pequeña pelusa de polvo, eso solo indicaba que continuamente la revisaban. Metió las manos con intención de sacarla, la tomó con las dos manos y tiró de ella, esta no se movió. Habían mandado pegar la caja fuerte contra el suelo, y no era todo, habían mandado poner sensores de seguridad a la caja. Maldijo levemente mientras un fuerte y estridente sonido se alzaba en toda la mansión, y en menos de un segundo ya los sonidos de pasos se hacían presente por el pasillo, sin duda las patrullas no tardarían en llegar.

Su respiración se aceleró y con movimientos rápidos colocó la contraseña en la caja fuerte, la cual había investigado hace algunos días. Los pasos se fueron acercando y las sirenas ya se alcanzaban a percibir. El foco de seguridad de la caja pasó de rojo a verde al aceptar la contraseña. Suspiró quedamente y abrió con desesperación la caja. Ahí estaba. La había visto en fotografías, pero nunca en persona. Era hermosa.

12:50 AM.

Sacó con cuidado aquella gema del color del atardecer, abrió su mochila y la colocó en lo más profundo, tratándola con mucha delicadeza. La cerró y echó a correr. Ya no tendría tiempo de salir por donde había llegado, tendría que salir por alguna puerta o ventana trasera. Giró hacia la izquierda y al final del pasillo pudo observar una ventana, una ventana que estaba del lado opuesto de donde se escuchaban las sirenas. Se colocó frente a la ventana y con las dos manos trató de abrirla, no cedió. Maldiciendo, agarró con fuerza su mochila y echó a correr hacia la ventana. Esta se hizo añicos mientras que el cuerpo caía y rodaba unos cuantos metros sobre el césped. Se levantó y sin si quiera detenerse a asegurarse de sus heridas continuó corriendo a través del jardín. Escuchó voces desde la ventana, sin duda lo seguían con la mirada, unos si fueron hacia la puerta más cercana para seguirlo, otros se quedaron impotentes en la ventana, viendo como el ladrón se iba.

12:51 AM.

Antes de salir por completo del jardín de la mansión, sacó de su mochila una rosa blanca, dejó que esta cayera en el suelo para así perderse por completo en la inmensa oscuridad.

 

Capitulo 1​

“Un espía siempre debe estar preparado para todo. Así que cuando te topes con un sospechoso de origen ruso, te recomiendo que no trates de imitar su acento, tienden a pensar que es una burla hacia ellos y el final nunca es bonito.”

—Guía para espías novatos, por Bridget.​

Soy Bridget Collins. Tengo dieciséis años, un gato blanco y una enorme mente maestra. Actualmente trabajo bajo la tutela de Tía Daphne, y simplemente no me puedo quejar; es dulce, linda, y me ha enseñado la mayor parte de lo que se. Mi papá murió realizando una misión en Moscú hace seis años, y mi mamá desapareció hace tres años realizando la misión del Pacífico. Aún duele al recordarlo, y mucho, no lo puedo negar. Pero, algo les puedo asegurar, cuando eres un espía aprendes a hacer que tu corazón se haga fuerte, aprendes a olvidar lo que te causa dolor. O eso es lo que me ha enseñado Tía Daphne.

Aún no les he dicho lo más importante, necesito que lo mantengan en secreto. Desde tiempos atrás la familia Collins inauguró la organización Agentes Blancos (Nunca se dio a conocer al mundo, actualmente nos hacemos pasar por la empresa patrocinadora de la revista L&P—Love&Peace). Los Agentes Blancos, somos un grupo de personas entrenadas y capacitadas para ser espías. Estamos en todo el mundo, resolviendo la misión que se nos otorgue, arriesgando nuestras vidas por el bien estar del mundo.

Hasta ahora creo que ya lo han deducido (y si no, descuida que te lo digo), soy Bridget Collins, espía en entrenamiento: capacitada para misiones de nivel 2. En total hay cuatro niveles de misiones, y actualmente voy en el dos, nada mal eh. Se dice que algunas veces hay excepciones de nivel, hay algunas misiones que sobrepasan de dificultad al nivel 4, ha esas misiones se les da el nombre de nivel clase S. A lo largo de la historia de la corporación podemos encontrar tres personas que lograron colocarse y cumplir misiones de clase S: Mamá, papá, y Tía Daphne.

Así que repasemos de nuevo:

Soy Bridget Collins.

Chica de dieciséis años.

Espía en entrenamiento, nivel 2.

Muy Pronto, espía de misiones clase S.

 

Muchas gracias a: El Cid. Por comentar y animarme a continuar, muchas gracias. Aqui la continuación espero sea de su agrado ;)​

Capitulo 2​

“Un espía siempre acepta sus misiones. Es recomendable nunca negar alguna misión que se te haya fielmente otorgado, tiende a bajar el ‘estatus’ de tu nombre. Solo, tal vez, haya la posibilidad de negar misiones que tengan que ver con quién robó el papel higiénico. Muchas veces terminas averiguando cosas…indeseables.”

—Guía para espías novatos, por Bridget.​

Tía Daphne me observó atentamente con sus enormes e intimidadores ojos esmeraldas, detuve mi respiración mientras pasaba su vista de mí hacia April, mi mejor amiga. Pude notar el enorme esfuerzo que hacia April por mantener quietas sus manos, suspiró quedamente cuando Tía Daphne desvió su mirada hacia Deborah, mi enemiga desde la niñez. Y como era de esperarse, no se vio intimidada por la presencia de Tía Daphne, mantuvo su postura y le regresó la misma mirada. Tenía que aceptar que yo no tenía su fuerza mental.

—Tía Daphne, lo siento tanto. Si esta reunión es para castigarme por lo del jarrón egipcio, tengo que decir que todo fue culpa de Deborah. April y yo no tuvimos nada que ver en eso. A menos que Deborah te haya contado otra versión de lo sucedido, claro está. Aunque no me creas, Deborah tiene el corazón más negro que alguna vez alguien haya tenido. O también de aquella vez…—April me lanzó una mirada de ‘ya-no-sigas-si-no-empeorara’ y cerré con fuerza mi boca.

Tía Daphne rompió contacto con Deborah, y su mirada de nuevo recayó en mí. Su fina ceja se levantó en mi dirección.

—¿De qué estás hablando Bridget?—cruzó los brazos y esperó a mi respuesta. ¿Qué hice yo? Busqué con desesperación la mirada de April para que me ayudara, ella se encogió levemente de hombros y volvió a posar su mirada sobre Tía Daphne, como si temiera que hubiera visto su movimiento. Olvidé que April se ponía muy nerviosa con la presencia de Tía Daphne. Suspiré con frustración y en ese momento un movimiento captó mi atención.

Deborah movía lentamente su cabeza, de un lado a otro. Con su mirada pude entender exactamente lo que me quería decir: “No le digas nada, no seas estúpida”.

—¿Bridget?—Tía Daphne preguntó de nuevo.

Suspiré. —Nada, Tía Daphne. Solo quería enseñarte los progresos que estoy teniendo en el taller de teatro—solté una risita nerviosa. ¿Les he dicho que soy pésima mintiendo? Oí claramente cuando Deborah ahogaba una risa.

Tía Daphne aún seguía observándome. Parecía no creerse mi mentira pero decidió dejarla pasar. Salió detrás de su escritorio y caminó hacia nosotras colocándose frente a April. A este ritmo a April le daría un infarto. Tía Daphne siempre se vestía muy formalmente: tacones negros, falda negra a la rodilla, blusa blanca de manga larga, su cabello perfectamente acomodado en una coleta. Era alta, y su piel estaba bronceada. Muchas veces creían que era una súper modelo, y muchas otras veces aseguraban que teníamos mucho parecido. Si me preguntan a mí, diría que me voy por la opinión de modelo.

—Esto es algo serio, chicas. Las escogí especialmente a ustedes. Bridget—sus ojos de nuevo estaban observándome, asintió levemente en mi dirección—, April—quitó su mirada de la mía y la posó sobre ella, April apretó con más fuerza sus manos—, y Deborah—asintió en su dirección y se giró hacia su escritorio.

El silencio se hizo presente en la oficina. El intenso Tic, Tac del reloj parecía estar perforando mi cabeza con cada sonido. Podía escuchar claramente el golpeteo intenso del corazón de April, o quizás fuera el mío. ¿Para qué nos había mandado a hablar a nosotras tres? Si no era por lo del jarrón, ¿qué era?

Tía Daphne se giró de nuevo, ahora en mano tenía tres carpetas, todas con el símbolo de la empresa L&P.

—Tomen, esto lo necesitarán—nos entregó a cada una, una carpeta—, vamos ábranla, díganme que hay dentro.

Tomé una enorme bocanada de aire, y abrí la carpeta. Lo primero que se veía era el símbolo de la empresa, giré la página y enseguida venía mi pasaporte, una tarjeta de crédito, licencia de manejo; al igual que contenía hojas impresas con información. Con la información completa de alguien, recorrí lentamente la hoja, leyendo una que otra palabra, encontrando de quién o quiénes, era la información. Estoy segura que mi boca se abrió a más no poder, por la enorme sonrisa que me dio Tía Daphne.

—Su misión es ir a la mansión de los Glimore—la sonrisa desapareció de su cara, dejando a cambio una mirada de decisión—. Saben quiénes son los Glimore, ¿no?
En esta ocasión April fue la que tomó la palabra.

—En la historia de los agentes blancos aparece una familia más, a parte de los Collins estaban los Glimore. Según de lo que he leído, las dos familias dieron inicio a los agentes blancos, y al parecer todo iba bien hasta que el 1 de Mayo de 1956, los Glimore traicionaron a los Collins al unirse en el robo de la Gema del Sol.

—Exacto, April—le dio unas palmaditas en la cabeza—, me encanta que sigas igual de estudiosa. Ahora, Bridget, Deborah, como ya les dijo April, los Glimore fueron los que robaron la Gema del Sol. Tu padre, Bridget, fue quien la regresó de vuelta, hace unos años atrás. Todo seguía normal hasta hace una semana, cuando volvió a ocurrir el segundo robo de la Gema del Sol. Estaban enteradas de eso, ¿cierto?—las tres asentimos.

Aún podías encontrar como noticia principal, el robo de la Gema del Sol en todos los titulares de los periódicos y revistas. “LA GEMA DEL SOL VUELVE A DESAPARECER” “ROSA BLANCA HACE DE NUEVO SU APARICIÓN” “LA GEMA DEL SOL, ¿VOLVERÁ A APARECER?”

—Fue Rosa Blanca, el que hizo el robo, ¿no?—Deborah preguntó.
Tía Daphne regresó a su escritorio. Se sentó y juntó sus manos dejándolas en el escritorio. Cuando Tía Daphne se ponía seria, quería decir que lo que estaba por decir era algo de importancia.

—Estamos seguros que fue Rosa Blanca, se encontró una rosa aún dentro del terreno de la mansión. Pero—su mirada se volvió intensa—, ¿sabemos quién es Rosa Blanca?

Volteé a ver a April, pero ella me regresó la misma mirada. Ninguna de las dos teníamos idea de quién pudiera ser Rosa Blanca. Solo para asegurarme también me fijé en Deborah, pero podía asegurar que tampoco tenía idea. Claro que ella nunca lo aceptaría.

—No tenemos idea de quien pueda ser, Tía Daphne.

Sonrió débilmente. —Querida, eso ya lo sabía. Solo quería que la analizaran. Vamos, vayan a la información que hay en su carpeta.

Las tres colocamos de nuevo la atención en la carpeta. Aún la tenía abierta en la información. Pasé lentamente las hojas, en total había cinco nombres, de los cuales venía una breve información sobre ellos.

FAMILIA GLIMORE​

Nombre:Alfred Glimore White.
Ocupación: Dueño de una cadena hotelera.
Edad:47 años.
Notas:Muy raramente se encuentra en casa. Lugar donde pasa su mayor tiempo: mansión en Los Angeles. Enemigo, amigo antes, de Evan Collins. Últimamente se le ha visto con un joven el cual aún es desconocido su nombre.
Sospechoso (a): Sí.

Nombre: Cameron Kahn de Glimore.
Ocupación: Diseñadora de moda.
Edad: 40 años.
Notas: Por la mañana se encuentra en su mansión de Nueva York. Por la tarde se dirige a su oficina a trabajar. Adora la tela brillante, color dorado. Siempre lleva a su hija mayor: Alisson, a trabajar con ella.
Sospechoso (a): Sí.

Nombre: Alisson Glimore Kahn.
Ocupación : Estudiando confección de vestuario.
Edad: 19 años.
Notas : Trabaja con su madre, por las noches trata de pasársela en fiestas o casas de sus amigos. Le gusta vestirse a la moda, le gusta mucho el Pop. Es fanática de Coldplay. Al igual que su madre, le gusta lo brillante. Odia a las personas con ‘escasos recursos’ (según información dada por el agente Tom), la verás sonreír por fuera, pero por dentro, puede estarte deseando lo peor.
Sospechoso (a): Sí.

Nombre: Darren Glimore Kahn.
Ocupación: Cursando ultimo año de preparatoria
Edad: 17 años.
Notas: Tiene una banda, él es el guitarrista. Arrogante, popular. Cuando no está ensayando, lo podemos encontrar encerrado en su habitación, aún se desconoce lo que hace ahí solo. Tiene una novia: Diana, hija del famoso empresario Brendon White.
Sospechoso (a): Sí.

Nombre: Casper Glimore Kahn.
Ocupación: Cursando primaria.
Edad: 8 años.
Notas: Tiene un perro, Douglass. El mimado de la familia. Le gustan los videojuegos, más si son fantásticos y de acción. Fan de Harry Potter. Cara de ángel, tendencia a actuar como un demonio (información aportada por su última niñera)
Sospechoso (a): Sí.

Al terminar de leer, me pude dar cuenta que April y Deborah también habían terminado. April me miraba desconcertada, y debía admitir que también yo lo estaba.

—Tía Daphne, ¿un niño de ocho años, que es fan de Harry Potter, es sospechoso? ¿Enserio?

Se encogió de hombro. —Recuerda que no juzgamos por las apariencias.

—Srta. Daphne, ¿en qué consistiría nuestra misión?—preguntó tímidamente April.

Sonrió. —Tienen que averiguar quién de ellos cinco es Rosa Blanca. Estuvimos investigando a la familia y tenemos varios datos que nos llevan a la misma conclusión. Rosa Blanca se encuentra en esa familia. De nuevo los Glimore robando la Gema del Sol, no me sorprende.

Tosí varias veces al atragantarme con saliva. April me dio unas palmaditas y la miré agradecida. A penas comprendía el significado de las palabras de Tía Daphne, las tres que éramos nivel 2 a penas y nos mandaban a resolver casos de robos en pequeñas tiendas comerciales, y el caso que nos presentaba Tía Daphne era de nivel 4. ¡Nivel 4!

Al estabilizarme un poco decidí preguntarle.

—Tía Daphne, sé muy bien la dificultad que esa misión implica, cualquier error y todo podría perderse. Es por eso que es clasificado como nivel 4, entonces ¿por qué nosotras?—Deborah lanzó una mirada sorprendida en mi dirección al igual que April.
¿Ellas no habían pensado en ello?

—Me alegra que lo notaras Bridget. Sé que es una misión nivel 4, por eso las escogí a ustedes tres, se que se acoplarán bien, si terminan con éxito la misión pueden asegurar que ya serán espías nivel 4—enserio, no hice más que ver a mi Tía como si fuera una Diosa—. Oh, y también necesitarán esto—abrió un cajón de su escritorio del cual sacó tres cajas medianas.

Ahí fue cuando todo encajó. La manera a la cual íbamos a entrar a la mansión. Era como si la misión siempre hubiera estado ahí. Había escuchado del plan camuflaje que se utilizaba en varias misiones para lograr un mejor desempeño, y tenía el presentimiento de que esta misión sería una de ellas.

Las palabras de Tía Daphne solo lo confirmaron.

—La familia Glimore está solicitando tres sirvientas más para la atención de sus hijos, en especial el pequeño. Hemos aceptado la solitud las esperan a partir de mañana. Tendrán que poner en práctica aquellas clases de camuflaje que hemos tenido, tienen que dar lo mejor de sí—nos dio una caja a cada una. Deborah fue la primera en abrirla.

Sacó el uniforme. Una mediana falda marrón, una blusa blanca de manga corta, con unos extraños zapatos café los cuales venían con unas medias a la rodilla. Y fue como si de repente la verdadera personalidad de Deborah se hiciera presente.

—¡No! ¿Yo, Deborah Clark, sirvienta? ¡¿Sirvienta?! —se dejó caer de rodillas en el suelo, y levantado los brazos al techo, exclamó: ¡¿Qué hice para merecer esto?!

Juré ver una pequeña sonrisa en Tía Daphne, una sonrisa real de April y una enorme carcajada de mi parte. Con gusto aceptaba la misión.

 

Capitulo 3​

“Todos tienen algún ídolo en su vida. También los espías. Pero hay algo que nos distingue de las personas normales. Podemos averiguar muchísimas más cosas…personales de nuestros ídolos que ustedes. Puede ser una ventaja o una desventaja, lo dejo a su criterio.”

—Guía para espías novatos, por Bridget.​

Recuerdo mucho cuando mamá me llevó por primera vez al plantel de L&P (guarida de los Agentes Blancos). Era como siempre lo había imaginado: el más grande y hermoso edificio, el mejor diseño de todos, las personas que me regalaban una sonrisa; en simples palabras era como un sueño hecho realidad. Claro que teniendo nueve años todo puede parecer aún mejor de lo que es, creía que era el edificio más grande a la redonda, el más imponente. Por supuesto, ahora sé que hay edificios muchísimo más grandes y mejores que L&P. Pero, aún así, en mi corazón sigue siendo el mejor de todos.

Es el lugar donde mamá, papá, Tía Daphne… todos, han pasado la mayor parte de su vida; vigilando, entrenando, buscando, sonriendo a pesar de todo. Y es el lugar que nunca, a pesar de todo lo que pase, olvidaré. Es el lugar que forma ya parte de mi ser. El tan solo estar en el vestíbulo, hablar un rato con April, jugar en la computadora principal. Es especial, siempre será especial.

Es el recuerdo que me confirma lo importante que es ser espía.

Es mi vida.

Soy yo.

—¡Oh, por Dios! Bridget, ¡tienes que ver esto! —April gritó, giró en su asiento y me jaló varias veces el hombro, haciéndome regresar a la realidad. —¡Vamos, Bridget! ¡Ve eso, ve eso, ve eso! —señaló con impaciencia más allá a través de la ventana de la camioneta.

Al principio no vi nada, solo árboles y más árboles, los cuales solo eran manchas borrosas. Pero seguí observando porque April seguía con su mirada ensoñadora y aún sujetaba mi hombro…y lo vi. Cuando la camioneta aceleró y llegó a una parte libre de árboles fue fácil distinguir lo que tenía tan feliz a April. Era la mansión más grande y linda que había visto alguna vez en mí vida. Aún estábamos algo lejos, pero ya tenía un tamaño considerable. Una enorme y genial mancha blanca a lo lejos.

—No me digan que eso les sorprende. —Deborah comentó desde la parte trasera de la camioneta, observaba con indiferencia a través de la ventana—. Eso no es nada comparado con la casa de mi papá en París, algún día si llegan a cambiar su actitud hacia mí, claro está, las invitaré.

April y yo ignoramos por completo el comentario de Deborah.

—April, esa es la mansión de los Glimore, ¿verdad?—Pregunté mientras seguía con la mirada la enorme mansión, April asintió energéticamente.

—Por lo que yo sé, sí. Es la misma mansión que viene en las fotos del archivo de los Glimore. ¿Sabías que detrás de esa enorme mansión hay miles de hectáreas? Y todas ellas pertenecen a los Glimore. También se dice que tienen una enorme alberca, yo supongo que sí pero aún no está confirmado. ¡Oh!, y también se dice…

Fue como si la Bridget normal desapareciera y le diera lugar a la Bridget espía, deje de escuchar por completo a April, mis instintos se pusieron alerta. Dentro de la camioneta todo parecía ir bien, solo éramos nosotras tres junto con el chofer de L&P. Un pequeño destello fue lo que me hizo girar sobre mi asiento y observar detenidamente a través de la ventana.

Pero no vi nada. Solo el extenso pastizal que se alzaba a lo lejos, y una que otra casa las cuales no pude distinguir bien. Al principio creí que estaba siendo paranoica y comencé de nuevo a girarme hacia April, cuando de nuevo ahí estaba. Ese destello. Giré rápidamente la cabeza y contuve el aliento. Mi corazón pareció dar un tumbo alocado y mi cuerpo se tensó por completo.

Y todo parecía ir simplemente en cámara lenta. El auto que nos iba siguiendo se acercó más hacia la camioneta, acelerando aún más. El copiloto del auto se movió tan rápido que creí que si parpadeaba lo perdería, y fue ahí cuando sus ojos encontraron los míos. Movió lentamente la boca diciendo algo y subió los brazos, algo en mano. De nuevo el destello apareció, y lo comprendí todo. Una pistola.

—¡Agáchense todos! —Vociferé justo al mismo tiempo en que los disparos comenzaban.

El cristal trasero de la camioneta se hizo añicos cuando los primeros impactos dieron por completo en la camioneta. Escuché cómo April jadeaba mientras los pequeños cristales nos caían como si no fueran más que lluvia. Patrick, el conductor de nuestra camioneta, hizo patinar la camioneta con sorpresa; se recompuso rápidamente y la hizo acelerar lo más que podía. El auto que nos seguía aceleró junto con nosotros.

Mi cerebro trabajaba ya con todo lo que podía, ya formándose algo en mente. Aún agachada, traté de buscar con las manos mi bolsa, mi estúpida bolsa que en momentos cruciales desaparecía. La desesperación fue tanta que decidí pedirle ayuda a Deborah, giré un poco la cabeza para poder verla. Se encontraba completamente agachada sobre su asiento, sus ojos mostraban tanto temor que por un momento olvide nuestra rivalidad.

—Hey, Deb, todo estará bien —no había pasado ni un segundo después de decirlo cuando de nuevo por segunda vez los disparos regresaron, con mayor potencia que los anteriores.

Si esto continuaba así, terminaría muy mal. Sin pensarlo más me arrastré rápidamente por el suelo hasta colocarme en uno de los asientos traseros junto a Deborah, visualicé rápidamente el plan, y simplemente deseé que funcionara.

—¡Patrick! Acelera a todo lo que pueda esta cosa y por nada en el mundo vayas a bajar la velocidad no me interesa si hay un pequeño animal indefenso en el camino, tú solo continúa —dije con la mayor velocidad posible, no esperé a que Patrick respondiera, me giré hacia April. —¡April! ¿Aún traes contigo las tazas que te regalé la navidad pasada? Por el amor de Dios, di que sí —suspiré quedamente cuando April, con sus enormes ojos verde por el miedo, asintió frenéticamente con la cabeza.

April sacó debajo de su asiento su enorme bolso rojo, lo abrió con sus manos algo temblorosas y hurgó dentro de él hasta que quedaron a la vista dos tazas rojas a juego del tamaño de dos enormes manzanas. Me las entregó sin dudarlo y yo las tomé mientras las colocaba en el asiento.

—¿Alguien ha visto mi maldito bolso? —pregunté con impaciencia mientras echaba una rápida mirada a través del enorme agujero que alguna vez estuvo cubierto con vidrio. Nos seguían persiguiendo, pero parecían ir discutiendo algo, era el momento perfecto.

—Todo este tiempo estuvo bajo tú asiento, mensa—respondió Deborah jalando mi bolso.

Lo tomé y abrí una de las pequeñas bolsas que hay afuera, metí la mano y saqué un bote pequeño. Sonreí y me giré hacia las tazas.

—Hey, Bridget, ¿qué es eso? —preguntó April asomándose por detrás de mí.

Me encogí de hombros. —¿Qué más puede ser? Son clavos.

—Clavos—repitió Deborah. —¿Por qué razón traerías clavos en tú bolso? ¿Es algún tipo de amuleto o algo por el estilo?

Suspiré con impaciencia. —Mamá me enseñó que nunca es demás traer contigo un paquete de clavos, más cuando corres peligro en alguna carretera. Así que ahora, pasando al plan, ¿podrían ponerse a mi lado y lanzar las tazas hacia su parabrisas?

Vi en la mirada de Deborah y April cuando comprendieron lo que iba a hacer, sin decir nada más se colocaron a mí lado y tomaron una taza. April se mordió levemente el labio y le sonreí con confianza.

—Oye, todo saldrá bien. ¿Quién crees que es la que ideó este plan? ¿Cuándo no han resultado mis planes? Oh… bien no respondas eso.

—¿Pueden dejar esta estúpida plática para otro momento? Por si no lo notaron estamos en medio de algo importante.

Nos colocamos sobre los asientos, aun manteniendo agachada la cabeza, nos dimos una rápida mirada y asentimos.

—Muy bien a la cuenta de tres lanzan su taza, y por favor que si de en el parabrisas, mientras yo tiro clavos sobre la carretera, ¿entendido?

Las dos simplemente asintieron. Respiré profundamente y tomé con mayor fuerza el frasco.

—Uno…

April y Deborah se tensaron.

—Dos…

Detuve mi respiración.

—¡Tres! —Nos levantamos y dimos inicio al plan.

 

aLeTheia_anGeL: ¡Mel! Muchas gracias por pasarte y dejar tú comentario. Con respecto a tú pregunta, sí, hay romance. Sólo que la historia no está tan centrada en eso, pero por supuesto que va a haber romance ;D Haha, espero que esta conti sea de tu agrado.

MariaIsabellaSwan: ¡Muchísimas gracias por comentar! Que bueno que te gustó la persecución, yo adoro las persecuciones xD Espero que esta conti sea de tu agrado.

Capitulo 4​

“Los espías deben de tener gran imaginación. Y si no tienes, te recomiendo que empieces a buscarla porque cuando estás en medio de algo peligroso y no sabes que hacer… créeme, es tú única salvación.”

—Guía para espías novatos, por Bridget.​

—Bridget, ¿verdad que esta es la casa más hermosa que alguna vez hayas visto en tu vida? —April preguntó, con su típico tono de voz ‘es-simplemente-fantástico’.

Me crucé de brazos y me detuve a observar más detenidamente la mansión. Definitivamente era enorme, quizás tres o cuatro cuadras seguidas de largo, quizás hasta más. Tenía cierto estilo romano en la parte delantera, cuatro finos bloques con delicados trazos parecían estar deteniendo todo el peso de la parte superior de la mansión.

Cuatro extensos ventanales se extendían por toda la parte superior de la mansión, la puerta de la entrada de la casa era simplemente enorme como si quisieran que pasara una persona de más de dos metros, pero aún así, no perdía el efecto de elegancia. Unos escalones de piedra tallada bajaban de elevación en forma de semicírculo para dar así a un pequeño jardín en el cual sobresaltaba un enorme árbol en forma de una ‘G’. Y sin mencionar los pequeños pero lindos detalles que enmarcaban cada una de las ventanas a la vista. Lo aceptaba, era una mansión muy linda.

—Muy bien si me permiten yo ya quiero ir a mi recámara así que quítense de mí camino. —Deborah pasó entre nosotras cargada de cinco maletas enormes, dos iban siendo jaladas con sus manos, otra le pasaba por el hombro, otra más sobre una de las maletas con ruedas y oh, una más en su otro hombro.

Suspiré y observé el panorama que rodeaba a la mansión. Patrick ya iba más allá del portón de entrada, la camioneta con todos los cristales rotos. Fue un gran milagro que el plan diera resultado, fue uno de los momentos más fuertes de mi vida. Cuando April y Deborah arrogaron las tazas hacia el parabrisas no contábamos con más tiempo antes de que comenzaran de nuevo a disparar así que vacié por completo el bote tratando de que quedaran a la altura de las llantas. Y sin pensarlo más nos volvimos a ocultar en la camioneta.

Escuchamos claramente cuando el conductor perdió cierto control sobre el auto, pero no el suficiente como para salirse de la carretera, y fue ahí cuando escuchamos algo que se desinflaba, algo como una llanta ponchada. Después de ahí ya no ocurrió mucho, el auto perdió por completo el control y se quedó parado en la carretera mientras nosotras nos alejábamos a toda velocidad de aquella pesadilla.

¿Quién? ¿Quién nos quería muertas? ¿Qué buscaban obtener con ello? ¿El señor Glimore fue lo suficientemente inteligente como para saber nuestra identidad? ¿Fue eso? ¿O es alguien más?

—Oh, supongo que ustedes son las nuevas sirvientas—me giré de nuevo hacia la puerta para así encontrarme con una joven que no debía pasar los veinte, vestía el mismo uniforme que nos había dado Tía Daphne; al parecer Deborah había llamado ya a la puerta. Nos observó intensamente por un momento, después abrió por completo la puerta. —Por favor, entren.

Deborah dio un paso y luego paró. —Espera, ¿no nos van a ayudar a llevar nuestras maletas? —Suspiró dramáticamente. —Llevo cargando esto demasiado tiempo que ya no siento mis brazos, es como si se estuvieran muriendo.

April y yo rodamos los ojos. La chica observó a Deborah con diversión, luego inclinó la cabeza y sonrió.

—Muy bien —dio un paso hacia atrás—. ¡Hey, Bob! ¡Aquí hay una jovencita que necesita ayuda!

Dejé en el suelo mi única maleta y me crucé de brazos esperando a que ese tal Bob llegara. Después de un momento de espera apareció un hombre, y oh por Dios, era el hombre más grande y musculoso que alguna vez había visto en mi vida… bueno, tal vez el amigo de Tía Daphne, Big Boy, le ganaba. Pero, aún así, era sorprendente este Bob; vestía un traje negro, lentes negros, y de su oído parecía bajar un cable de audífono. Lo primero que pensé fue que era un espía, pero después de verlo fijamente cuando tomó las maletas de Deborah y se giró llevándoselas consigo, negué la idea. Parecía más un guardaespaldas. Ningún espía se vestiría tan…evidente.

—¿Uh, señorita, viene? —Preguntó la joven, levantado inquisitivamente sus cejas en mi dirección. Y repentinamente su ceño se frunció, viendo hacia algún punto más haya sobre mí hombro. —Lo siento, pero, ¿puede seguir a sus amigas? —señaló dentro de la casa donde aún podía ver a April caminando detrás de Deborah, por supuesto, contemplando todo como si fuera el mismísimo cielo. —Creo que estaré algo…ocupada—dijo encaminándose hacia fuera, bajando ya las escaleras.

—Ah, claro—murmuré en respuesta, tomé mi maleta y di un paso dentro. Lo pensé mejor y paré, volteé levemente para así ver cuando un pequeño niño salía de una enorme limosina y era recibido por la joven. Ella se inclinó ante él con una pequeña reverencia y tomó su mochila para así encaminarlo hacia las escaleras. Ese sin duda debía ser el menor de los Glimore, Casper.

Era lindo para su edad, su cabeza parecía un nido alocado de hermosos risos negros, le llegaban por debajo de las cejas haciendo contrastar más sus ojos verdes, lo único malo es que estos se encontraban absortos en la consola de Nintendo a la que estaban aferradas sus manos.

Observé con diversión las miles de caras que le hacia la joven sirvienta a las espaldas de Casper. Una con ojos cruzados y lengua de fuera, seguida con una con manos a lado de su cabeza haciendo unos movimientos extraños mientras movía la lengua en su dirección para después regresar a su misma serenidad. Qué rayos era eso.

—Evadine, cuando entremos deseo una malteada de chocolate con pequeños trozos de fresa encima. —Casper paró de caminar y se giró hacia la joven (al parecer llamada Evadine). —¿Escuchaste, Evadine? ¿Escuchaste la parte en la que te dije pequeños trozos?

La cara de Evadine se tensó levemente, pestañeé un poco y esa tensión se había ido dejando a su paso su típico rostro sereno.

—Sí, joven Casper. Como desee.

La personalidad de Casper me recordaba mucho a la personalidad de Deborah a su misma edad. Solo que mucho peor. Mucho peor. Créanme, Deborah pensaba que todos en el plantel eran sus empleados; ‘Deseo esto, deseo aquello, cómprame esto’. Era como la mini reina del plantel en sus sueños. Y yo no era más que la mascota ‘real’.

—¿Y tú eres?

Salté cuando una extraña voz vino a mis espaldas. El enchufe ON/OFF de espía se activó dejando que mi cuerpo se moviera instintivamente. Giré en redondo rápidamente flexionando mi pierna derecha para lanzar al extraño una potente GERI WAZA—en términos de Karate es una patada—la cual dio con exactitud en la parte interior de la extremidad inferior del extraño. Este simplemente se desplomó contra el suelo con un ruido sordo.

—¡Genial! —Gritó Casper, se encontraba a unos cuantos pasos más lejos de donde yo me encontraba, su consola de Nintendo olvidada en su mano. Sus ojos observaban con fascinación la escena del crimen. Evadine mostraba una expresión horrorizada.

—Chico, no te separes de mí y aprenderás eso y más. —Le respondí a Casper con un guiño, este me respondió mirándome como si fuera su sueño hecho realidad.

—¡Oh, por el amor de Dios! ¿Qué es lo que has hecho? —Preguntó Evadine viendo el cuerpo del extraño aún tendido en el suelo. ¿Tal vez exageré en fuerza?

Me encogí de hombros. —Solo lo pateé, en realidad no fue gran cosa.

—¿Podrías enseñarme a hacer esa patada? —Preguntó Casper. Evadine y yo lo ignoramos.

—¿Sabes si quiera quién es la persona? ¿Sabes a quién has pateado? —Dijo con fiereza Evadine, frunciendo el ceño en mi dirección.

Negué lentamente con la cabeza mientras observaba el rostro del extraño. Parecía que estaba desmayado, aún se encontraba tendido en el suelo, sus ojos no parecían que fuesen a abrirse dentro de un buen rato.

Debía tener unos diecisiete años; su cabello era completamente negro y brillante, levemente rizado en las esquinas. Su tez era de un buen bronceado, ese tipo de bronceado que indica que te has dado una vuelta por la playa. Sus pómulos bien definidos al igual que sus labios los cuales parecían que alguien los hubiera cálidamente moldeado. Tenía perfectamente el porte de un modelo. Su cara se parecía a alguien conocido. Su cara se parecía a…

Hay por la bendita madre de mi abuela. ¿Qué he hecho?

—Ah, descuida, ese es simplemente mi hermano. Darren. —Respondió con indiferencia Casper, este ahora se encontraba junto a mí, observando a su hermano. —No te preocupes, que tiene el cuerpo de roca. Una vez le dieron una buena paliza y lo dieron de alta en el hospital al día siguiente —se encogió de hombros.

Caminé hacia atrás lentamente, tratando de alejarme del cuerpo y buscando un apoyo. Mi cuerpo chocó contra la pared, dejé que mi peso se apoyara en ella y suspiré pesadamente. Yo, Bridget Collins, acababa de golpear a Darren Glimore. Uno de los sospechosos. Ahora había un gran problema. Yo aquí no era espía, yo aquí no era nadie más que una simple empleada. Una empleada que acababa de golpear a uno de sus amos. Simplemente yo… olvídenlo me he quedado sin palabras.

Evadine se acercó con paso vacilante y se apoyó junto a mí. Me dio unas pequeñas palmaditas en la espalda.

—Me dio gusto conocerte. Me hubiera gustado tenerte por aquí, habría sido diferente y hubiéramos sido amigas. —Evadine retiró su mano y observó el cuerpo de Darren. —Y ahora, no puedo hacer nada más que desearte suerte.

Cerré los ojos.

—Hey, nadie ha dicho que la vayan a despedir —entreabrí los ojos para ver a Casper acercándose hacia nosotras—, ella es una de las tres empleadas que iban a llegar, ¿verdad? Y ella —me apuntó con su dedo—, es una de mis empleadas. Una de las tres empleadas que mamá solicitó.

Evadine se quedó quieta por un momento después suspiró quedamente.

—Joven Casper, su madre dijo que tendría que escoger a una de la tres nuevas empleadas. Las otras dos las necesita la señorita Alisson ya que Rachel e Eve renunciaron. —Evadine dijo sin emoción alguna.

Las renuncias parecen algo común por aquí, pensé.

Casper sonrió. —Por mí está súper bien. Yo quiero a ella. —Casper y Evadine me observaron. Casper con alegría, Evadine con compasión. —¡Ella es genial! Es como Billy James en el juego Only Bad Boys, cuando Billy James está en el nivel 20 y utiliza todas esas técnicas de ninja. ¡Y ella es como él! Es como si mi personaje favorito de videojuego cobrara vida pero en mujer, ¡¿no es eso genial?! —Exclamó con alegría Casper.

—Sí joven Casper, es muy genial —respondió Evadine con una pequeña sonrisa.

Perfecto. Simplemente perfecto. Ahora era una Billy James. ¿Y, quién rayos utiliza el nombre de Billy James?

Casper corrió hacia mí y tomó entre sus manos mis manos. Manteniéndolas inmovilizadas mientras él me observaba con sus enormes ojos verdes. Sus enormes y a la vez terroríficos, ojos verdes.

—¡Seremos los mejores amigos! Así como Billy James y Billy Bobe. ¡Por siempre amigos,…! Uhh…—Casper frunció el ceño y se quedó por un momento meditabundo. Una ráfaga de viento pasó entre los dos y después todo quedó en silencio. —, ¿cómo te llamas?

Evadine sofocó una risa tosiendo fuertemente. Sus ojos lloraban y sus mejillas tenían un color carmesí.

—Lo siento, estoy algo enferma —respondió Evadine ante mi mirada, fingiendo una tos más.

Casper presionó levemente mis manos. —¿Entonces te llamas…?

—Soy Bridget.

—¡Oh, perfecto! No me gusta tú nombre —dijo Casper alegremente. —A partir de hoy te llamaré Billy James, te sienta perfectamente. ¿Verdad, Evadine?

—Por supuesto, joven Casper. Por supuesto. —Respondió Evadine con una sonrisa real.

El sonido de un quejido hizo que los tres nos giráramos hacia la puerta. El extraño—Darren Glimore—se había levantado ya del suelo, su mano derecha se encontraba sobre su cabeza haciendo presión mientras se estabilizaba un poco. Los tres observamos en silencio.

—¡¿Quién fue la maldita mocosa que se dignó a golpearme?! —preguntó Darren mientras se sostenía de la puerta.

Casper me señaló. —¡Fue Billy James! —canturreó. Los ojos negros de Darren parecían estar llameando en mi dirección.

Primero la persecución.

Después mi nuevo nombre.

Ahora tengo un nuevo enemigo.

Genial, muero por saber qué sigue.

 

Gracias por comentar, me alegra que les este gustando, algunos comentarios fueron borrados pero aún así gracias a todas y todos los que siguen este Fic. Perdón por la tardanza y sin más aqui les dejo el capítulo.

Capitulo 5​

“¿Sabes? Es difícil hacer amigos que no sean espías. Si crees que tienes uno, eres un espía rico, con buen porte; asegúrale que toda tu fortuna se esfumó y que necesitas un lugar en el cual vivir temporalmente. Si te dice que lo pensará y al día siguiente rompe todo contacto contigo, chico, solo te quería por tú dinero.”

—Guía para espías novatos, por Bridget.​

Observar la mirada de Darren, llena de resentimiento y rabia, me hizo recordar aquella vez cuando mamá no me dejo ir a la fiesta de trece años de April. Todos los del plantel iban, o por lo menos los chicos de nuestra edad iban, excepto yo. Por culpa de mamá. Ese día pensé tantas cosas malas de ella, que ahora que lo recuerdo me siento mal. Ese día sentí tanta rabia hacia mamá que le grite como nunca antes, y por nada en el mundo se me van a olvidar las palabras que le dije: “Eres la peor mamá, desearía que simplemente desaparecieras”.
Irónico.

Mamá desapareció al día siguiente realizando una misión.

—Oye, ¿estás bien? —Preguntó Evadine.

Parpadeé varias veces y me di cuenta que las lágrimas habían bajando por mis mejillas. Las quité rápidamente con la mano y respiré profundamente.

—No me digas que estás llorando sólo porque me tienes miedo —levanté la mirada para observar a Darren. Aún seguía frente a la entrada, sus brazos estaban cruzados y su mirada era arrogante. Con ese simple panorama mi mente se despejó y recordé en el problema en que estaba.

—Imposible —dijo Casper—. Las chicas ninja como Billy James no lloran por cosas como estas. Menos cuando el enemigo eres tú, Darren. Ni a un perro le darías miedo, no, en realidad, ni a mí me darías miedo —Casper se cruzó de brazos y sonrió.

—¡¿Qué has dicho mocoso?! —Darren gruñó mientras sus ojos se tornaban tenebrosos—. Ven acá y ya veremos si tienes miedo.

Darren dio un paso hacia Casper.

—¡Mami! —Gritó Casper, esquivó a Darren y se metió corriendo a la mansión. Sus pasos aun resonaban cuando Darren se giró hacia nosotras.

Metió sus manos en sus bolsillos. —Bien, ahora sí puedo hablar tranquilamente —dijo apuntándome con su dedo—. Tú, ¿cómo te atreves a patearme de esa manera? Enserio, ¿quién te crees que eres?

Guardé silencio. ¿Qué podía responderle? Oh, sí, soy Bridget Collins. Soy una espía con la misión de desenmascarar quién es Rosa Blanca. Y, oh, lo siento, eres un sospechoso. Así que, sí, tengo todo el derecho del mundo de patearte. Sacudí la cabeza y abrí la boca con intensión de responder...

—¡Bridget! —Interrumpió la voz la incómoda atmósfera que nos rodeaba.

—Enserio, ¿es que las interrupciones nunca pararán? —Dijo Darren, mientras se giraba en busca de la que había gritado.

Scarlet se encontraba en la entrada, junto a las puertas, unos cuantos pasos más atrás, April corría en su dirección para alcanzarla. Scarlet se puso seria, mientras recorría con detenimiento el rostro de Darren; pensé que me ayudaría a salir de esta, pensé que haría algo por mí, por supuesto, era lo mismo que si deseara volar.

—He escuchado tanto de ti, Darren —dijo Scarlet, con un tono muy dulce para mí gusto—. Soy Scarlet, nueva empleada a partir de hoy, no dudes en recurrir a mí cuando se te ofrezca algo. También, cuando tengas problemas con alguien, recuerda que soy cinta negra. O si solo quieres compañía, ya sabes —le guiñó el ojo—. Siempre estaré disponible.

Hice una mueca de desagrado cuando Darren le sonrió, ¡le sonrió!, ¿cómo podía caer ante eso?

—Gracias. Se ve que usted hermosa dama, sí tiene modales —se inclinó, tomó la mano de Scarlet, y besó sus nudillos. Evadine, April y yo observamos todo con boca abierta—. De hecho tengo un trabajo para ti —Darren bajó las escaleras y se encaminó por el sendero que recorría el césped. Scarlet sin pensárselo dos veces, y con una enorme sonrisa en los labios, bajó corriendo las escaleras para seguirlo.

—Bien, yo que tú, tomaba este preciso momento como mí huída —dijo Evadine mientras pasaba junto a April, y desaparecía dentro de la mansión.

Parpadeé. Después de que todo el desconcierto pasó, agarré mí maleta y caminé hacia April.

—Amiga mía, esta misión será más complicada de lo que pensé.

***​

Nos tomó media hora encontrar mí habitación, o en todo caso, nuestra habitación. April no paraba de pedir perdón, y la comprendo, ella juraba que estaba tan concentrada en la decoración de la mansión, que no se fijó en lo más mínimo dónde se encontraba nuestra habitación. Muy común en ella.

La habitación no era ni grande, ni pequeña, era una cierta mezcla entre las dos. Al entrar pensé que sería una habitación normal, no creí que ésta aún conservara el estilo de toda la mansión: moderna y elegante. Un extenso ventanal se abría desde la parte baja de la habitación hasta la parte superior, cubriendo la mayor parte de aquella pared. Las cortinas, de fina ceda con bordados dorados, se encontraban corridas dejando al descubierto el inmenso jardín de los Glimore.

Todos los muebles presentes parecían estar tallados en madera pura, y deslumbrante, al igual que la puerta que daba al baño con algunos cuantos toques más artísticos. Por último un enorme cuadro, con la pintura de un hermoso amanecer, sobre lo que parecía ser una chimenea falsa pero a la vez elegante. Parpadeé, ¿quién ponía chimeneas falsas en las recámaras?

—Y, ¿ahora qué? —Preguntó April, mientras salíamos de nuestra habitación, observando de un lado al otro el pasillo que se abría ante nostras.

Me encogí de hombros. —Supongo que tenemos tres opciones: Quedarnos descansando en nuestra habitación, opción que no me gusta mucho; buscar a Evadine y preguntar bien qué tenemos que hacer, opción que para nada me gusta; y por último, investigar la mansión para poder tener un mejor mapa mental de los lugares que nos podrían servir, opción que me llama mucho la atención.

April frunció el ceño considerando las opciones, no es como si fuera difícil decidir, de todos modos.

—Creo que me voy por la opción… —guardó silencio por unos instantes. Abrió la boca y después la volvió a cerrar. Suspiré y comencé a caminar por el pasillo—. Sí, sí, definitivamente la opción… ¿Bridget? ¿A dónde vas?

—A recorrer la mansión.

April corrió hasta estar a mi altura.

—¿Cómo sabías que escogería esa opción?

Le respondí con una mirada de, “¿enserio?”

April guardó silencio.

La siguiente hora transcurrió más rápido de lo que pensábamos, lo único que nos mantenía con en pie era el hecho de que habíamos encontrado un pasadizo secreto. April lo encontró al tomar uno de los tomos de Sherlock Holmes que encontramos dentro de la biblioteca (sí, por lo visto, tenían una biblioteca), y casi al instante, el estante—el cual estaba pagado a la pared—se giró dejando al descubierto un extraño pasadizo, en el cual, una por una las luces se fueron prendiendo. Después de unos segundos, un pasillo que parecía no tener fin, se extendía ante nuestros ojos.

—Bridget…esto es raro. ¿Qué probabilidades hay de que sea una coincidencia encontrar un pasadizo en una mansión?

Sentí cómo mi pulso se aceleraba de la emoción. En el aire podía notar el tan anhelante olor del misterio. El pasadizo parecía estar llamándome, juraba que casi podía entender lo que trataba de decirme: Bridget, entra… te prometo que contengo gran información, secretos que solo descubrirás si cruzas mis umbrales…

—No lo sé, April —le respondí con una sonrisa—. De lo que si estoy segura es que no es una coincidencia que lo encontráramos. Definitivamente tenemos que entrar y descubrir a dónde se dirige.

Di un paso más hacia aquel intrigante lugar, ésta era una gran oportunidad que no debíamos desaprovechar, podríamos encontrar información valiosa, o si teníamos suerte, el pasillo nos conduciría hacia la verdadera identidad de Rosa Blanca.

Me giré hacia April. —¿Vamos?

Vi la indecisión reflejada en sus ojos, los cerró por un momento y cuando los volvió a abrir, vi que esa indecisión había desaparecido reemplazándola con una enorme curiosidad.

Sonrió. —Vamos.

Y así cruzamos juntas aquel misterioso lugar.

***​

Un joven observaba todo. Su respiración estaba por completo tranquila, como si estuviera acostumbrado a ello. Las observó a las dos con una extraña intensidad. Recorrió con detenimiento el rostro de la primera chica, notó que parecía decidida, como si el miedo no formara parte de su vocabulario; asintió levemente en aprobación hacia ella y desvió su mirada hacia la segunda chica. Parecía indecisa, a lo que él lo tomó como su punto débil.

Las dos chicas entraron al pasadizo y sin pensarlo dos veces, el chico salió de su escondite para correr sigilosamente tras ellas antes de que el estante volviera a su lugar. Notó cómo su cuerpo se tensaba mientras la entrada al pasadizo se cerraba por completo. Esperó unos cuantos segundos, dejando que los pasos de las chicas se alejaran un poco más. Cuando estuvo seguro, caminó lenta y sigilosamente sin perderlas de vista.

Estaba seguro de que la diversión estaba a punto de comenzar.

Sonrió lentamente.

—A comenzado el juego… —susurró aún con una sonrisa en los labios; observó intensamente a una de las dos chicas; su porte confiado y relajado, sus pasos seguros, la impresión de alguien que sabe lo que hace—, …Bridget

Sin dejar de sonreír, con un extraño brillo en sus ojos, continuó caminando.

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Gracias por leer, ¿a dónde llevará aquel pasadizo?, ¿quién es el misterioso chico?, ¿qué planea hacer Darren con Scarlet?, ¿Casper hará de las suyas en el siguiente capítulo? Esto y más en el capítulo 6. No se lo pierdan ;)

 

Capitulo 6​

“Los espías tienen un armario muy diverso de ropa. Jeans por ahí, kimonos por allá, unas cuantas abayas por acá; sin mencionar que tienes que estar informado de la última moda del país. Yo lo he hecho, y créanme, es más fácil pasar desapercibido.”

—Guía para espías novatos, por Bridget.​

Hay momentos en los que la gran chispa de emoción simplemente se apaga. Un momento está ahí y al siguiente ya ha sido reemplazado por el aburrimiento. Y así es como me encuentro; caminando, junto a April, en el interminable pasadizo, sin una sola pista encontrada.

Al ir avanzando, de lo único que pudimos percatarnos, es que en cierta forma el pasillo comenzaba a cambiar de textura. Al principio era todo piso de mármol y ahora el suelo, al igual que sus paredes y techo, eran de piedra mezclada con polvo. ¿Por qué dejar a la mitad el trabajo? ¿El hecho de que la parte de piso de mármol se hubiera acabado, significaba algo?

Fruncí el ceño al descubrir huellas marcadas en la tierra del suelo, me incliné y la observé de más cerca, y así encontré otra huella, y otra, y parecían seguir un mismo camino frente a nosotras.

—Hey, April, ven a ver lo que encontré.

No recibí respuesta.

—¿April? —Giré la cabeza y no estaba. El pasillo se extendía inmutable ante mis ojos; me levanté rápidamente—. ¿April? Enserio, no es buen momento para jugar —di unos pequeños pasos, girando la cabeza en todas direcciones, nada.

De nuevo ese sentimiento ahí estaba, llevaba todo el tiempo desde que comenzamos a internarnos en el pasadizo, la sensación de que alguien me observaba. Esa sensación que hace que te den calofríos en la espalda, te gires y no encuentres a nadie. Y ahí estaba de nuevo; dejé que mis instintos de espía salieran por completo a flote y entrecerré los ojos tratando de visualizar cualquier sitio oscuro, cualquier movimiento.
Primero escuché un quejido, y después localicé brevemente una sombra, la cual al parpadear ya no estaba. Sin pensarlo, eché a correr tratando de no confundir el sonido de mis zapatos contra el suelo y el sonido de algo sospechoso. Pero, por más que traté de llegar al lugar donde había visto la sombra, por más que traté de volver a escuchar algo sospechoso. No había nada. Sólo éramos el pasillo y yo.

Sentí cómo se me hacía un nudo en el estómago, cómo se me encogía el corazón al realizar por completo que April no estaba, que April no estaba jugando, que en verdad había desaparecido.

—¡April! —Grité con fuerza.

Sólo escuché de vuelta el eco de mi voz, hasta que se apagó por completo. Sé que Tía Daphne decía que en estos momentos no nos dejáramos llevar por nuestros sentimientos, que en estos momentos los desecháramos, porque una misión…nunca salía bien cuando te dejabas llevar por ellos.

Tal vez nunca debimos haber aceptado la misión, tal vez era demasiado para nosotras. Quizá, ahora mismo, estaríamos haciendo una divertida y emocionante misión en la ciudad. April nunca habría desaparecido, yo no abría pateado a Darren, nunca hubiera sucedido aquella persecución…yo no estaría aquí lamentándome.

—¡Bridget! Cuidado con… ¡oye idiota ya déjame! Bridget, ¡a las 12 D! —Gritó April, su voz saliendo de la nada. Parpadeé procesando lo que había dicho. 12 D, era una clave que nos indicaba que había peligro por detrás.

Pero ya era demasiado tarde, una mano tapaba con fuerza mi boca, sentía la respiración del individuo en mi oreja. Traté de golpearlo pero al instante ya tenía inmovilizadas las manos. Traté de calmarme y recordar lo que Tía Daphne me había enseñado. Ya había estado en esta posición en el examen pasado, recordé con emoción. Sólo tenía que tomar impulso con la pierna y pegarle en la rodilla, la cual debía estar exactamente atrás de la mía.

Traté de distraerlo con un codazo en el estómago, cuando se quejó y aflojó el agarre supe que era el momento. Flexioné con velocidad mi pierna y con fuerza dirigí la suela de mi zapato hacia su rodilla, o lo que esperaba que fuera su rodilla. El individuo gritó con sorpresa y me soltó.

No contaba con que mi pie se doblaría hasta el grado de perder el equilibrio. No contaba con que mis manos estuvieran amarradas, no hasta que vi el suelo acercarse a gran velocidad y lo último que recuerdo haber visto fue al individuo caminando hacia mí. Después, la oscuridad me consumió por completo.

***​

Sentía los parpados pesados, como si algo los retuviera. Tenía la plena seguridad que era un día normal, en el que me despertaba y me encontraba en mí recámara, en casa. Que bajaba a desayunar y Tía Daphne me saludaba con una enorme sonrisa, saludaba el retrato de mis papás con un pequeño ‘cómo están’ e iba a la escuela. Me encontraría con April y Scarlet haría lo posible por hacerme quedar mal.
Hasta que las imágenes golpearon mi cabeza.

Estábamos en una misión, April y yo habíamos entrado al pasadizo, April desaparecía. Alguien me tomaba por detrás y yo caía, golpeándome la cabeza. Hice un nuevo intento de abrir los ojos, pero era como si toda mi energía hubiera sido drenada.
Primero comenzó con un murmullo, y después entendí que alguien hablaba. Traté de prestar atención a lo que decían.

—¡Todo es tú culpa! Si no hubieras aparecido, Bridget no estaría así —definitivamente esa era la voz de April. ¿Con quién hablaba?

—Winters, creo que ya te lo había explicado pero te lo volveré a repetir. No venía incluido en mis planes que Collins cayera y se golpeara la cabeza.

—Sí, tampoco venía en nuestros planes que tú aparecieras con tu entrada tipo James Bond —me imaginé a April rodando los ojos.

La otra persona suspiró.

—Daphne me mandó a vigilarlas. Cuando se fueron, comenzó a arrepentirse y me mandó a mí a cuidar que no fueran a echar todo a perder. También me dejó a cargo que las pusiera a prueba, y lo hice. No lograron deshacerse de mí, dime ¿qué hubieran hecho si no hubiera sido yo?

Imposible.

Esa voz, esa manera de hablar. Solo una persona se dirigía a ti con tu apellido. No podía ser él, estaba más que segura que se encontraba en Japón en una misión. ¿Qué hacia él aquí, en nuestra misión?

Definitivamente tenía que despertar.

—Sí, pero no tenías que secuestrarme, ni amarrarme las manos, ni taparme la boca, oh, ni tampoco… ¿Bridget?

Sentí cuando April caminó hacia mí y tomó mi mano.

—¿Brid?

Comencé abriendo lentamente los ojos, la luz dio directo en ellos y los cerré de golpe.
Suspiré con cansancio.

—¿April? Me puedes decir, ¿qué rayos sucedió? —Dije, mi voz subiendo unas cuantas octavas.

—Verás… creo que sería más fácil si lo vieras con tus propios ojos.

Creo que una cierta parte de mi ser sabía a quién me encontraría al abrir los ojos, la otra parte, deseaba que no fuera esa persona. Con trabajos logré sentarme en la cama donde me encontraba, April me ayudó a no perder el equilibrio cuando la cabeza volvió me dio vueltas. Cuando estuve estabilizada, noté que April y la persona quien-quiera-que-sea, se colocaban junto a mí, esperando impacientes a que abriera los ojos.

Tomando precauciones, los abrí lentamente de nuevo. Traté de enfocar la cara de April, pero mi vista aún seguía borrosa. Parpadeé varias veces, hasta que mi vista regresó a la normalidad. Desvié la mirada hacia la persona junto a April.

Gemí dolorosamente. La persona ‘desconocida’ simplemente sonrió.

—¿Tod?

—Que onda, primita.

No, no, no. ¿Tod? ¿Aquel Tod que siempre estaba molestando a todos? ¿Aquel Tod que escondía los celulares en el plantel a los ocho? ¿Aquel Tod que algún día se convertiría en mi verdadero primo? Bueno, hablando políticamente. Su padre, es el novio actual de Tía Daphne… y lo suyo parece serio.

—¿Qué…? ¿Cómo…? ¿Por qué estás aquí?

—Collins, también me alegro de verte —dijo, con una sonrisa irónica.

—Tod —repetí de nuevo, tratando de hacerme la idea—. ¿Cómo es que entraste a la mansión sin llamar la atención?

Se dejó caer en una silla cercana y cruzó los brazos.

—¿No ves mi uniforme? —Instintivamente observé su ropa, era totalmente negra, con bordes blancos en las muñecas, y un singular sombrero negro en su cabeza—. Me contrataron como chofer/guardaespaldas del niñito mimado —frunció el ceño.

—¿Casper? —aventuró April.

—Aún peor —su mirada se ensombreció—, Darren.

Levanté las cejas. —¿Enserio? Yo soy la sirvienta de tiempo completo de Casper. Sin mencionar que no le gusta mí nombre —suspiré—, y ahora me llama Billy James.

—¿Billy James? —Preguntaron en unísono April y Tod.

Asentí sin ánimos.

Tod soltó un largo chiflido. —Collins, creo que te compadezco.

Dejé caer mi cabeza sobre la almohada, y me detuve a observar la recámara. No me llevó más de un minuto deducir que era nuestra recámara.

—¿April? ¿Cómo llegué hasta aquí?

—Collins, como buen amigo que soy, te digo de todo corazón que tienes unos cuantos kilos demás.

Lo fulminé con la mirada y me levanté. Busqué a tientas mis zapatos y me los coloqué sin si quiera verificar que estuvieran a atados.

—¿A dónde vas? Aún no te encuentras bien del todo —dijo April preocupada.

—Creo que debemos ir con Evadine y preguntar en qué consiste nuestro trabajo, antes de que se pregunte en dónde estamos —caminé con paso lento hacia Tod y lo tomé del brazo, obligándolo a pararse—. Y tú, fuera de nuestro cuarto. La charla ya fue suficiente.

—Hey, hey, apenas comenzaba la plática. A demás hace mucho que no nos vemos, ¿no le vas a dar un abrazo de bienvenida a tu primo preferido? —lo saqué del cuarto y azoté la puerta.

—¡Nos veremos después! —Gritó y escuché cuando se alejó de la puerta.

Cubrí mis ojos con el brazo y suspiré con frustración.

—¿April?

—¿Si?

—Dime por favor que esto es solo un sueño.

—Okaaaay. Si así lo deseas, Bridget, esto es solo un sueño.

Dejé caer el brazo.

—En realidad, era literal.

—Oh.

***​

Ya con el uniforme puesto, nos dimos a la tarea de buscar a Evadine. Nos llevó dos pasillos, cinco recámaras, un piso y un vestíbulo para encontrarla.

Evadine parecía enojada.

—¿Qué les llevó tanto tiempo? Solo era dejar sus cosas, cambiarse y buscarme. Yo incluso fui a su recámara —su mirada pareció perforar mi cabeza—, y oh sorpresa, no estaban.

En esta ocasión April fue la que respondió.

—Esta mansión es muy grande, nunca especificaste dónde te podíamos encontrar —señaló April con firmeza.

Evadine pareció considerarlo, y así por un momento, su enojo se disipó.

—Muy bien, muy bien —metió su mano a una bolsa de su delantal—. ¿Quién es Bridget Collins y quién es April Winters? —Preguntó.

—Bridget.

—April.

Nos entregó una pequeña placa dorada, donde venía en letras negras y grandes nuestro nombre. Por debajo de él, en pequeñas letras venía: Sirvienta exclusiva del Joven Casper. Me giré hacia April para leer su placa, en ella venía: Sirvienta exclusiva de la Srta. Allison.

Parpadeé con confusión, nos hacían ver como si fuéramos objetos.

—¡Sabine! —Gritó Evadine, haciendo que April y yo pegáramos un brinco.

Una pequeña chica de largo cabello negro, apareció por el pasillo. Era bonita, pero había algo en su cara, que hacía que desviaras la mirada. ¿Su penetrante mirada o la firmeza de su rostro? Quizá las dos.

—¿Sí, Srta. Evadine?

—Necesito que le expliques a la Srta. Winters todo lo necesario para ser sirvienta de la
Srita. Allison. También cuando creas que está lista, llévala hacia ella y preséntala.

Asintió sin emoción alguna y se giró comenzando a caminar por donde había venido. April me dio una mirada de preocupación seguido de esto, caminó tras Sabine.

Cuando las dos desaparecieron, Evadine se concentró en mí.

—Bien, ahora sigues tú —suspiró—. El joven Casper no es una persona muy fácil de complacer, pero al parecer, le has llamado la atención así que, creo que tu trabajo no será tan complicado —frunció el ceño al considerar aquello—, o bueno eso espero.

El comentario no me dejó muy tranquila.

—Bien empezaremos por lo básico. No le podrás llamar Casper, siempre te dirigirás a él como Joven Casper, o en todo caso Joven Glimore. Cuando te de alguna orden, está prohibido negarla, no se permite tampoco pensar si te conviene o no. Siempre lo acompañarás, no podrás irte hasta que el Joven Casper lo permita, o en todo caso hasta que tu tuno se acabe.

Guardó silencio, esperando a que procesara lo dicho. Seguido de esto se giró y comenzó a caminar hacia las escaleras que llevaban al segundo piso.

—Sígueme. Mientras seguimos discutiendo esto, vamos a aprovechar el tiempo y te presentaré formalmente al joven Casper.

Me explicó que tendría que estar con Casper (aún no lo llamaría Joven) de lunes a sábado, el domingo mí único día libre en el que yo podría hacer lo que quisiera. Me levantaría a las seis de la mañana cuando Casper tuviera que ir a la escuela, lo levantaría y le llevaría el desayuno a la cama mientras ella se encargaba de dejar su ropa y baño listo.

Lo acompañaría hasta la limosina donde lo despediría con una pequeña inclinación, después de eso tendría que ayudar en toda la casa, hasta que él volviera a llegar para así acompañarlo a todas partes. A la hora de la comida, tendría que avisarle y yo solo podría tener treinta minutos para satisfacer mis necesidades. Y así terminar a las seis de la tarde, donde de lo demás, Evadine se encargaría.

Y todo eso fue dicho por una Evadine sin emoción alguna. Parecía que tenía una especie de cinta en la cabeza que la activaba y salía todo eso, sin pausas ni comentarios, todo en una voz monótona y sobre todo lenta.

Mi dolor de cabeza aumentó.

Estábamos girando cuando de repente un sonido interrumpió el silencio en el que nos encontrábamos. Evadine sacó de su bolsillo un pequeño celular y se lo colocó al oído.

—Evadine a su servicio.

Del otro lado del teléfono se alcanzaba a percibir una voz chillona que hablaba a gran
velocidad.

—Ajá, ajá… entiendo… sí, sí, se lo comunicaré —guardó silencio frunciendo el ceño ante lo que decía la otra persona, suspiró—. Sí, ya mismo la llevo —colgó y guardó el celular.

—Bridget, lo siento, cambio de planes.

Evadine se giró y comenzó a caminar en dirección contraria.

—Sígueme.

Con cansancio, me giré y comencé a seguirla.

—¿En qué consisten esos cambios de planes? —Pregunté con curiosidad.

—¿Podrías prestarme un momento tú placa?

Encogiéndome de hombros, me la quité y se la di.

Evadine sacó un plumón negro de su delantal (en el cual estaba comenzando a creer que tenía de todo) y escribió algo sobre ella. Después de un momento me la entregó.

—¿Quieres saber qué cambios surgieron? Ve tú placa.

Con extrema curiosidad volteé a ver la placa y la leí. Al principio no reaccioné, no hasta que volví a releerla y lo confirmé con una mirada rápida hacia Evadine.

—Lo siento, son órdenes. No sé cómo ocurrió pero, no te puedes negar.

Parpadeé en su dirección, luego parpadeé hacia la placa. Ahora mi dolor de cabeza parecía estar perforando mi cerebro.

Sirvienta exclusiva de Casper Darren.

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¿Qué tal? xD