Abril

Esta historia es para la actividad de Inspirate en una canción (http://fanficslandia.com/index.php?threads/actividad-%C2%A1insp%C3%ADrate-en-esa-canci%C3%B3n.35248/).
Basada en la canción de Aerosmith, I don't wanna Miss a Thing.

​

Abril​

​

Recostado cerca de ti,​

Sintiendo tu corazón latiendo​

Y me pregunto qué es lo que estás soñando​

Abril... cabello ébano, labios rojos, largas y profundas pestañas, la piel blanca como su inocencia. ¿Qué estaría soñando en ese momento?, ¿soñaría con él?

Ese momento mientras ella dormía podía reflexionarlo todo. Cómo había llegado allí, porqué… qué había en Abril que no había en nadie más. Un momento, ¿qué había en Abril que no había en nadie más? Por un momento meditó en silencio, acomodándose entre los almohadones para darse aires.

Abril era apenas una pequeña flor que recién nace, a duras penas podía decirse que era una mujer. Tenía una personalidad chispeante, era coqueta y tenía manía con reírse de y por todo… quizá así era ella más feliz. No dudaba que no se reiría cuando tomara peso de lo que había ocurrido esa noche.

Ella, en pleno de su inocencia, se enamoró como todo corazón joven, apasionado y escandaloso de una adolescente que apenas trasciende a ser mujer. Se dejó llevar, encantada por la magia del momento, por la canción lenta que bailaban, por el tabú de coquetear con un hombre mayor. Movida por sus sentimientos, se dejó hacer.

Él, muy por el contrario, era de largas pasiones. De cosas que llevan tiempo, de personas y lugares a los que estaba férreamente apegado. Mas lo que construyó por años se derribó con un suspiro equivocado. Tenía por los 40, lucía joven sin embargo. Estaba abatido por su fracaso, porque su mayor pasión y que le llevo la vida que entonces llevaba se terminó. Entonces vio a una chiquilla que se movía al compás de la música, de forma seductora, apenas insinuando la cantidad de atención que sus movimientos generaban a la audiencia que sin duda cautivaba. Fue como un tintinear de campanas, una puerta que se entreabrió dando el poder de entrar a quien quiera, mas no el permiso.

Ambos se dejaron llevar, cada uno movido por algo distinto o quizás igual.

Ahora ella dormía y su cuerpo desnudo junto al del hombre a su lado dejaban saber que pecado habían cometido. Que tan lejos habían llegado.

Acabó de meditar, para terminar sabiendo que Abril era la única belleza distinta que pudo conocer en su vida. Vivió como debía, estudió, trabajó, conoció una buena mujer, hizo planes… tan sólo se salió de la línea cuando era joven e insistía en ser artista. Siempre estuvo donde, cuando y como debía. Abril en cambio era un dulce manjar prohibido, y lo que había ocurrido con ella había sido sin duda una gruesa mancha fuera de la línea, pero lo había hecho sentir satisfecho, completo, feliz.

Mañana sentiría la culpa de sus actos y quizás volvería a rehacer de los pedazos de su vida una nueva y correcta estructura como debiera. Pero esa noche era suya, lo que quedaba de ella hasta que saliera el sol, durante ese tiempo tendría junto a su cuerpo el de Abril, lo sentiría tibio acunarse en las fisuras de su anatomía. Le acariciaría el cabello, sus largos rizos, recordaría los momentos que horas atrás vivió con ella, su mirada azul marina… Sí, la iba a extrañar, eso último le partió el alma. La iba a extrañar, ¡sí que lo haría! Lo pensó, una y otra vez, quizás jamás volvería a vivir algo así, y si fuera, ya no sería con ella, con Abril.

No quiero cerrar mis ojos,​

No quiero quedarme dormido,​

Porque te extrañaría nena,​

Y yo no quiero extrañar algo​

Al entregarse a Morfeo, este se llevaría consigo todo lo vivido esa mágica noche, con esa increíble muchacha. No quería eso, aunque debiera ser de esa manera. No quería extrañar ese cálido cuerpo acunado al suyo, realmente, no quería hacerlo.