Viendo entradas en la categoría: @DizqueEscritos :V

  • BúhoOscuro
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    Dentro de tu cabeza, está tu mejor amigo,
    Sangraré, pero no por los demás.
    En los vidrios rotos, está tu falso reflejo,
    Ya tuve suficiente, es tiempo de algo real.
    —Critical Acclaim [Avenged Sevenfold]
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    Las cámaras, suelen ser las más grandes cómplices y testigos de todo imperio televisivo en el mundo.

    No importa para quien o en qué área te desenvuelvas; ellas tienes ojos en todas partes en espera de un movimiento en falso; las luces de sus flashes en constante asecho, listas para activar la alarma y enviar la señal a sus compañeras, iniciando la emboscada. Al inicio no lo parecen (Pero al inicio, nada parece ser lo que realmente es) tú las ves, y lo único que miras es una maquina inofensiva cuyo único propósito es hacer que “brilles” y “destaques” por sobre todos los demás. Piensas que con ellas podrás llegar a todos esos hogares, con tus bromas inteligentes y chistes con doble sentido, a iluminar el corazón de la gente y alegrar la infancia de todos esos niños del mundo que te observan; pero entonces sucede. Suele ser justo en el momento en el que logras llegar a la fama y finalmente alcanzar el siguiente nivel, ese en el que te adueñas de tu propio séquito con todo y club de fans incluido, cuando comienzas a notar, que las susodichas cámaras (esas a las que les debes toda tu lograda popularidad) no son tus socias ni aliadas, como creíste.

    Primero, recibes una molesta llamada un domingo por la mañana de alguien cuyo nombre no recuerdas, pero te esfuerzas por evocar, al momento en el que comienza a soltar instrucciones a diestra y siniestra que terminan contigo en el sofá, sosteniendo el control remoto, buscando un canal en específico para observar un aburrido noticiero matutino. Un segundo después aparecen imágenes acusadoras en portadas de revistas (Unas más delatoras que otras), los chismes y cotilleos no se hacen esperar, atacan y apuñalan con toda la saña y malicia que tienen permitido, lo suficiente para alimentar los embustes, pero no tanto como para merecer una demanda.

    Son astutos, les das el crédito por eso.

    Sim embargo, no eres tú el que recibe toda esa bola de habladurías, no es a ti a quien acusan y humillan, y como tampoco lo conoces, no te importa. Decides ignorarlo y seguir con tu vida.

    Allá la mala suerte que tuvo el pobre diablo al haber bajado la guardia.

    Después, las cosas cambian, la imagen del “pobre diablo” en aquellas portadas de revistas cambia por la de alguien cercano. Esta vez es diferente, porque esta vez lograste conocer a quien ahora se convierte en el “Nuevo pobre diablo” y descubres que los chismes no están tan alejados de la realidad pero tampoco son tan ciertos como quieren mostrarse. Toda mentira necesita una base bien fundamentada. Por eso algunas “calumnias” son más creíbles que otras, y por eso algunos “pobres diablos” son más propensos a estas que otros. Lo ignoras de nuevo.

    No es tu problema; pero desde entonces no bajas la guardia.

    Comienzas a ser más discreto, tienes más cuidado de todas las palabras que podrían salir de tu boca (Ya sea en un lugar público, o en una reunión privaba) las cámaras son todo lo que conoces así que están por todos lados, rodeándote, vigilándote, el más mínimo error podría ser el fin de tu carrera. Le das la bienvenida a las sonrisas falsas; la actitud triunfadora que jamás abandona a tu personaje. Comienzas a elaborar y coleccionar todo tipo de respuestas ingeniosas en caso de ser asaltado por ellas en medio de algún evento importante (Como en la visita a tu supermercado favorito, por ejemplo) y te vez en la necesidad de actuar todo el tiempo. Finges ser alguien que no eres, y te terminas acostumbrando tanto a hacerlo, que se convierte en tu nuevo yo.

    Te vuelves tan talentoso interpretando tu papel, que pronto eres una de las más grandes estrellas de tu casa productiva. Y al serlo te conviertes en el centro de atención, todas las cámaras te están apuntando. Tu imagen siempre puesta en sus reflectores, grabada en sus faros; en espera a que tropieces y caigas, listas para documentarlo y compartirlo con el mejor postor. La sonrisa falsa se vuelve permanente, ahora ya no parece tan falsa, la has estado practicando durante mucho tiempo para poder lograr ese efecto; tus diálogos se vuelven monótonos y aburridos, tus compañeros de trabajo son incluso más monótonos y aburridos. Ya no sientes la misma emoción que solías tener al momento de entrar a un set de grabación; de un momento a otro todos te están adulando, te nombran su líder sin muchos miramientos, te alaban y corean tu nombre como si fuera una especie de himno. Y tú…

    Tu aceptas todo lo que te ofrecen con una leve reverencia, y un guiño coqueto.

    Sabes que en los rincones oscuros de las esquinas los ojos de los faroles y bombillas esperan ver con ansias tu caída, así que les sonríes en una clara muestra de bravuconería, es tu sutil manera de mostrarles el dedo medio sin que los niños lo noten.

    El tiempo sigue pasando y todos te continúan observando; ahora eres el rey de tu propio imperio, y las luces brillan tanto y tan fuerte que no hacen más que elevar tú ya renombrado ego. Descubres que ser el que manda tiene sus beneficios, le encuentras gusto al poder, a ser siempre el que tiene la palabra, a tener a todos comiendo de la palma de tu mano. Y se siente bien. Se siente genial tener siempre el control de la situación, eh ignoras el hecho de que en todas las fiestas y celebraciones que organices, siempre, cuando la lluvia de disparos, yunques y dinamitas comienza, hay un sólo cartoon que se atreve a apuntarte a ti. Uno y sólo uno, que jamás término de aceptar el hecho de que tú estrella brille más que la suya propia.

    Pero no importa, tarde o temprano se terminara integrando en el grupo; En tu mundo perfecto no existe ser en la tierra al que no puedas tener bajo tu completo dominio. Sabes que también caerá.

    Eventualmente.

    Pero tu vida sigue siendo aburrida a pesar de que todos en tu imperio te obedezcan (algunos de manera más sutil que otros) y descubres que tener a alguien que te lleve la contra en todo vuelve las cosas un poco menos molestas.

    Por lo que, finalmente, ya cansado de sus provocaciones, decides aceptar el reto; es allí cuando los roces comienzan. Los comentarios soeces llenos de sarcasmo se hacen presentes, al igual que las bromas pesadas y de mal gusto. Tienes que concentrarte más en conservar tu papel pues has descubierto a tu sonrisa flaqueando en varias ocasiones, y eso es algo que no puedes permitir. Te sorprende el hecho de que, a pesar de su personalidad explosiva y extravagante, sea capaz de devolver cada comentario elaborado con otro igual de inteligente y mordaz, obligándote a callar por breves segundos para responder conforme el nivel lo amerite.

    Las cámaras brillan, y silban de emoción, cuando por fin logran obtener algo de tu parte después de un descuido. Los reporteros no paran de hablar cuando el “¡Boom!” de la semana está por convertirse en la noticia del año. No es la gran cosa, ni siquiera para ser llamada una “Verdadera noticia”, habías hecho cosas que ameritaban más controversia que esto*; pero es lo único que han podido sacar de ti durante todos estos años que no está relacionado a uno de tus episodios, y es claro que están dispuestos a sacarle provecho. Así que un par de imágenes de lo que podría ser una discusión acalorada y un par de anónimos testigos, es todo lo que se necesitan para darle al conejo favorito de la Warner un enemigo jurado. Y eso te molesta, porque ahora tu mundo perfecto está teniendo una falla. Eh intentas remediar las cosas, intentas disfrazar todo con la excusa de “Es un simple ensayo” y sólo te cuesta un par de chistes de patos y mordisquear una zanahoria para obtener un nuevo proyecto que sirva para encubrir tu pequeña mentira emplumada. Lo que sólo te hace odiarlo más, por ser el culpable de dañar tu imagen y obligarte a buscar una solución a algo que no debió pasar en primer lugar.

    ¿Por qué no puede ser un Looney normal y elevarte en un pedestal como todos lo hacen? Excepto que, los Loonies en realidad no eran muy normales que digamos. Y este, estaba un poco más loco que el resto.

    No te cuesta trabajo hacer que él acepte. La oportunidad de insultarse e intentar asesinarse mutuamente en televisión abierta no les desagrada a ninguno, al contrario, era bien recibida; así que deciden no perder más el tiempo, y ponen manos a la obra. Los disparos hacia la cara del pato se volvieron un clásico, al igual que la manera en la que su pico sale desprendido de su rostro. Pero esas eran sólo las escenas que se mostraban al público. Las que todo el mundo conocía, e ignoran completamente el hecho de que Duck también hace de las suyas, logrando despistar al pobre diablo de Elmer y hacer que te dispare, ganándole reclamos y amenazas por parte de los directores, dañando materiales para que te exploten en la cara o te envíen hasta el otro extremo del set envuelto en humo y hollín para luego explotar en carcajadas mientras todos corren a auxiliarte, limpiando y buscando heridas inexistentes (Por supuesto que no las encontrarían ¡Eres un Cartoon! Tú no sangras, no te lastimas, no de verdad*).

    O como en este momento, cuando la soga que sostenía el piano que caería en el momento exacto en que te movieras y el pato tomara tu lugar, se rompió, cayendo antes, aplastándote (Literalmente).

    Debajo de la madera rota, y piezas de piano sueltas, logras escuchar el “¡Coooorte!” exaltado del director mientras van a ayudarte y tratan de quitarte el pesado objeto de encima. Duck, a lo lejos, se está partiendo de la risa, burlándose de “Tu buena suerte” y tú no te molestas en borrar la sonrisa tosca que debes tener en tu cara; porque eres un Looney, y no cualquiera, eres El Looney así que no puedes darte el lujo de mostrarte derrotado delante o fuera de las cámaras; y porque en tu interior te estas jurando desquitarte al doble para eliminar de una sola vez esa sonrisa fanfarrona y mirada de superioridad con la que siempre te ve. Y sabes que será divertido ver como la expresión en su cara cambie, porque ya has hecho que lo haga.

    Y él también a ti;

    Ambos están atrapados en un ciclo interminable de insultos, bromas e intentos de asesinato, porque esa es la relación que sostienen. Esa es la razón por la que trabajan juntos.; Porque se odian, se odian a muerte, e intentan demostrárselo como si no hubiera un mañana; pero no pueden hacerlo, no rodeados de tantas cámaras y reporteros. Porque en tu mundo perfecto, la primera cosa que descubriste es que en realidad tu mundo no es tan perfecto.

    Y la segunda era, que tener un “Enemigo jurado” era más entretenido de lo que creías.

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    —Pobre intento de "Baffy" por la madrugada xD​
  • BúhoOscuro
    Si te gusta How To Train Your Dragon, y las parejas Crack [Ruffcup] Aquí esta este intento de Fic xD lol

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    Y allí estaban todos. Riendo, cantando, celebrando. Barriles enteros de hidromiel consumiéndose como agua evaporada en verano. Platos y platos de enormes y ricos trozos de carne y estofados desapareciendo como maleza en tiempos de cosecha. Habían frutas en canastos decorando todas las mesas del Gran Recinto, como si fueran a durar mucho tiempo antes de que los dientes amarillentos de algún vikingo les arrancaran más de la mitad con una sola mordida. Como si el hidromiel no los fuera a poner en extremo estúpidos en un par de minutos más. Como si los músicos que se mostraban tan alegres no decidieran formar parte de la fiesta en algún momento dejando sus queridos instrumentos a la deriva para que alguien más tomara su lugar y luego comenzaran a discutir sobre “Quien es mejor tocando que” y todos acabaran con una nariz rota.

    Ella también estaba allí.

    El pobre pollo asado y descuartizo que descansaba en su plato había logrado animarla por un momento, sólo lo suficiente como para tratar de ignorar la razón por la cual todos los habitantes de la isla —Humanos y dragones por igual— se encontraban reunidos en aquel sitio con luces brillantes y ridículamente alegres que apestaba a alcohol, sudor, y pan recién horneado. Movió una de sus trenzas hacia un lado, pasándola sobre su hombro izquierdo mientras se enfocaba en rellenar su sexto tarro de hidromiel y llevarlo a su boca; el dulce sabor de la amarga bebida quemando su garganta dio otro golpe en su cerebro haciéndola relajarse un poco. Y otro poco, y otro poco. Hasta que finalmente cayo en cuenta de que quizás emborracharse no era tan buena idea como había creído.

    Vio a Tuffnut reír por algo que Snotlout dijo y enseguida un avergonzado Fishlegs había lanzado su tazón con estofado en la cara del segundo, haciendo que la risa de su hermano fuera todavía más fuerte.

    Ruffnut le tuvo envidia por eso. El hidromiel incendio su sistema digestivo nuevamente. La sonrisa que había creados desde que se unió a la entusiasta agitación jamás abandono sus labios.

    Nunca había sentido tantas ganas de destruir algo hasta ese momento —Y eso ya era decir mucho— Tenia la enorme necesidad de tomar una cabeza, clavarla en una lanza, y darle garrotazos como a una piñata. Se sentiría tan bien si fuera una cabeza en especial. Ganas de reír, ganas de llorar, ganas de arrancarse los cabellos con sus propias manos la hacían querer salir corriendo a patear traseros de marginados para liberarse un poco. En lugar de eso, comenzó a descuartizar aún más las descuartizadas partes de lo que alguna vez fue un delicioso pollo asado [Ese que yacía en su plato y al que ni siquiera había probado] mientras veía a la feliz pareja sonriéndose con cariño e infinito amor que por la miseria del destino Estaban-Justo-Frente-A-Ella.

    Era como recibir un golpe en la cara, uno doloroso y feroz, haciendo que su estómago tuviera un flip-flop como si un huracán hubiera roto su cerebro.

    Hubo un rugido general cuando ella atrajo su cabeza y él se adueñó de sus labios. Y fue la mentira más grande cuando Ruffnut chillo con alegría como el resto de los presentes.

    Porque ella no quería estar allí. Ni tampoco estaba deseándoles una feliz vida de casados como los demás. Ruff tan sólo esperaba que emergiera un hocico gigante de la tierra y se tragara a ambos de un bocado. Eso realmente la haría muy feliz.

    —¡Salud por los novios!_Thorston no supo quién lo había dicho pero no se molestó por ello. Ya que si no lo hubieran hecho ella seguramente habría maldecido en voz alta. Y bueno, mierda, pero tampoco quería ser quien jodiera la fiesta de compromiso de sus dos amigos.

    ¡SALUD!
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  • BúhoOscuro
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    Porque solamente Kuchiki-San es capaz de animar a Kurosaki-Kun, mientras ella se limita a observar desde las gradas. IchiHime

    Disclaimer: Bleach no me pertenece, es propiedad de Tite Kubo.
    Pareja: Kurosaki Ichigo/Inoue Orihime.
    Drabble: 403 Palabras
    Advertencias: Leve OoC.
    Género: Hurt/Confort

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    ..xX*Horrible Persona*Xx..

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    Inoue lo ve. Allí. Frente a ella. Inclinado. Y piensa que ya está bien, ahora todo está bien. Porque Kurosaki-kun ya no tiene esa mirada de condena que había tenido desde ese día, porque ya no parecía que comenzaría a llorar en cualquier instante culpándose de algo que no fue su culpa, y ella ya no debía preocuparse por no poder ser útil y ayudarlo a superar su derrota; Porque Kurosaki-Kun ya está bien, y esta frente a ella jurando protegerla. E Inoue siente que tiene ganas de llorar. Porque al final no fue útil de nuevo y tuvo que depender de alguien más para animar al joven del rostro divertido.

    Kuchiki-San fue quien lo hizo.

    Y aunque de verdad estaba feliz porque Kurosaki-kun recuperara su mirada fiera y confiada, en el fondo estaba muy triste. Porque ella no fue quien ayudo a Kurosaki-Kun. Porque ella era débil, y no podía hacer nada más que echarse a llorar y preguntar que se supone debería hacer. Ni siquiera podía curar a Chaddo-San más rápido para encargarse de las heridas de Kurosaki-Kun.

    E Ichigo seguía frente a ella… Tal vez, esperando una respuesta.

    Inoue lo vio otro segundo, preguntándose que debía responderle; porque a pesar de que estuviera feliz de que él estuviera jurando protegerla ella sabía que lo hacía porque la consideraba débil, y Orihime no quería ser más una carga. Así que guardo aire, cerró los ojos y dio media vuelta, porque sentía que si continuaba viéndolo terminaría llorando frente a ellos, frente a los amigos que querían protegerla y a los que ella nunca pudo ayudar en lo absoluto.

    —Si— Susurro al fin, fingiendo acomodarse un cabello mientras retiraba la pequeña lagrima que se le había escapado y sonrió, antes de girar de nuevo para verlo, porque verlo mientras le agradecía era lo mínimo que podía hacer para mostrarle lo aliviada que se sentía por que él ya estaba bien—Gracias, Kurosaki-Kun— Y su mirada se dirigió a unos centímetros más arriba, donde la Shinigami de ojos violetas observaba la escena sumamente complacida, y ella no hizo más que sonreír más ampliamente —Gracias, Kuchiki-San—

    Porque Kuchiki-San era una buena amiga, porque es capaz de animar a Kurosaki-Kun, mientras ella se limita a observar desde las gradas, e Inoue se alivia y le estaba infinitamente agradecida por ello.

    Aunque le diera ganas de llorar.

    Y la hiciera sentir una horrible persona por dentro.

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  • BúhoOscuro
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    —Fuiste descuidado— Su voz era demasiado sedosa y sus pasos un desliz curioso entre las rocas. El gran amo de las pesadillas era un demonio, pero uno muy elegante.

    —Ja. Ja. Realmente duele—Susurro el joven que se encontraba en el piso bañado en carmín. La sangre tibia comenzó a enfriarse a medida que pasaba el tiempo y el señor de las tinieblas podía percibir como el sonido palpitante de aquel corazón humano comenzaba a disminuir.

    —Por supuesto— Respondió con altanería, mientras observaba sus uñas con demasiado detenimiento —La muerte duele. Las personas mueren precisamente porque no pueden soportar tanto sufrimiento. Los humanos mueren porque no tienen la capacidad para soportar tanto dolor.—

    Sonrió.

    Era la primera vez que el joven lo observaba sonreír. Pero aun así, no era una sonrisa con burla o desprecio, sus ojos solamente demostraban una profunda tristeza. Como la de un hijo al perder a un padre. Como la de un padre al perder a su hijo. —Demonios…— La sangre brotaba cual río por cascada de su boca con cada palabra. —Si sigues así… realmente me van a dar ganas…. De llorar. Imbécil— Su pecho se oprimió tanto que sintió romper dos más de sus costillas.

    El señor de las pesadillas sonrió de nuevo. —Pues hazlo entonces, y demuéstrame cuan débil eres realmente— Sintió como su cabeza era tomada en dos manos frías y largas. Huesudas como la de un anciano anoréxico. Pero con la suavidad y ternura con la que se tomaría la cabeza de un bebe recién nacido, aunque su cara mostraba esa típica expresión de desinterés e indolencia. —Pequeña escoria negligente.—

    —Te voy echar de menos…estúpido demonio de pacotilla.—

    —¿Cómo me podrías extrañar si estarás muerto?—

    Su cuerpo se sentía cada vez más y más pesado. Seguir despierto le estaba costando mucho trabajo. Tenía sueño y quería dormir. Pero sabía que si lo hacía jamás despertaría de nuevo. Sabía que aquel demonio tenía razón, porque la muerte no es como las personas creían. Cuando alguien muere, muere su nombre y todo lo que lo rodea. Cuando alguien muere, muere también su existencia, y todo aquello en lo que creía y lo que había luchado.

    Porque eso era la muerte.
    La muerte era la nada.
    Excepto para ese demonio.​

    —No. Porque sé que cuando muera, tú te encargaras de buscar a esa alma en pena, y le pondrás un nombre estúpido o no le pondrás ninguno como tú….— Sus ojos se cerraron suavemente, el joven no fue capaz de ver como los de aquel demonio que por tanto tiempo lo persiguió se abrían con espanto —Entonces, algún día, decidirás que es tiempo que esa alma en pena busque la salvación y la dejaras ir…..— Su voz se volvió sedosa, como un débil susurro en medio de la noche lluviosa —Entonces yo… te voy a echar de menos….—

    Una lágrima negra cayó sobre el pálido rostro del joven. —Fuiste descuidado…— Su voz era demasiado tersa y su respiración demasiado brusca. El gran amo de las pesadillas ya no era capaz de percibir los latidos huraños de aquel corazón humano. —Fuiste descuidado...— Y a una lagrima le siguió otra, y pronto se volvió un río embravecido que caía con dolor y rabia. —Tú nunca cambiaste.—

    Porque así era la muerte.
    Y claro que dolía.
    Incluso a un demonio despiadado como él.
    —Y seré yo quien te eche de menos. Estúpido—
    Que llora cuando pierde a un hijo.
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