Título: You Found Me. {Where were you?} Personajes: Luffy, Ace. Advertencias: ¿Levísimo Slash? No Yaoi. You Found Me. {Where were you?} . . . Las cosas cambian, pero no se olvidan. Esos sentimientos tan intensos que destrozaron tu corazón no pueden ser perdidos, olvidados. El golpe fue demasiado fuerte como para que la cicatriz desapareciera. Y todos creen que ha sanado, pero tú sabes que no es así. Lo echas de menos y aún no asimilas que se haya ido; te quedan tus amigos, sí, pero no es lo mismo. No sin él. Te preguntas qué hubiera pasado si él aún estuviera aquí, contigo. Quizás nada hubiera cambiado, quizás aún serías el mismo. Tal vez ahora no verías el mundo lloviendo, siempre lloviendo. Esa sonrisa que todos ven, esa extensión de tus labios, nadie sabe los sentimientos que oculta. Nadie logra encontrarle la falsedad a aquel hermoso gesto. Porque tú nunca les sonreíste de verdad. Las únicas personas que vieron una verdadera sonrisa tuya, ahora están muertas y lamentablemente tú nunca volverás a encontrar el motivo para que la dicha te embargue y que tus labios formen la más hermosa y brillante de las sonrisas. Ahora que todo el mundo cree que estás bien, puedes permitirte unos minutos de soledad. Ahora puedes dedicar tus noches a llorar, a gritar de desesperación y a dejarte envolver por la soledad. En sueños podrás verlo, podrás abrazarlo, pero en el fondo sabes que no es lo mismo. Que solo es un engaño de tu mente, pero sabes perfectamente que ese recuerdo es lo que te mantiene vivo, cuerdo. Y en esas noches de desesperación, cuando la silueta de su sonrisa, el sonido de su risa aparecen no puedes evitar preguntarle dónde estuvo tanto tiempo, por qué te dejó. Porque en esos momentos de tristeza pura, cuando la amargura te corroe y destroza tus entrañas, allí tirado en el suelo sin una chispa de vida, él acude a ti, preocupado. Te abraza, permite que llores desconsoladamente en su hombro, te conduce hasta la cama y te arropa. Te canta canciones de cuna y te narra historias de un valeroso guerrero que curiosamente se llama como tú. Besa tu frente, sonríe tristemente. Y vuelve a marcharse. Y no vuelve. Ambos sabéis que es demasiado tarde, ya no puedes ser salvado; la oscuridad y la desesperación forman parte de ti, porque sabes que él no va a volver. Ya no hay quizás, ni ningún tal vez. Tan sólo tú y la sombra de lo que alguna vez fue.