Ya no más...

Tema en 'Relatos' iniciado por Fernandha, 17 Mayo 2013.

  1.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,169
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Ya no más...
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    753
    Es lo primero que a mi mente llegó. Sirvió para desahogarme, fue agradable. :AdemásEstuveEscuchandoEstaCanción: Así que saqué diálogos de aquí, modificados ligeramente para que tuvieran coherencia con el texto.
    Hay momentos en la vida en donde, realmente, desearías poder gritar un "Alto" pero no puedes, porque sientes que algo te detiene. Porque sientes que si lo haces terminarás como uno de tantos que han sido repudiados por la sociedad, lo miras, unos lo entienden y otros quizá no.
    A veces hay que sufrir para ser felices.
    Es un texto que respeta todas las ideas, y si se le hace aquella mención a la iglesia es porque hay ciertos creyentes (ojo que no digo todos) actúan con la frase "Porque en la biblia se menciona que es pecado"
    -YaNoQuieroSufrirMásElSilencioDeUnAlmaHerida-
    Drabble
    .
    .
    .
    .
    .
    A veces no podía negar que si miraba a su alrededor el miedo la podía consumir. En otras ocasiones lo aceptaba y se dejaba llevar, sin embargo, siempre despertaba y lloraba, al fin y al cabo era la realidad. Una que tú misma escogiste, pero que no negabas jamás.

    Habías acudido, a regañadientes y con el cuerpo tenso. Molesta, decepcionada. Con los ojos ardiéndote como fuego, lágrimas acumuladas que deseabas no soltar. Pero que, realmente, no podías evitar soltarlas. Al lugar en donde tu madre aparcó el automóvil.

    Te dolía.
    Recordar y saber te dolía.
    Y tú odiabas el dolor.
    Sólo que él no se iba, permanecía ahí, muy dentro. Rasgando tu alma con parsimonia lentitud.

    >>Perdónala padre, por sus pecados.<< Había resoplado tu madre, haciendo que el señor te mirase y apretujaras tus ropas con los puños, volviéndolos blancos de mera irritación. Soltando miles de maldiciones en tu interior para con tu progenitora. Porque tú, chica, sabías que no debías estar ahí, en una iglesia. No tenías porqué estarlo. ¡No había ninguna puta razón!

    >>La gracia y el poder de nuestro señor es eterno y no tiene límites, confiesa tus pecados y serás libre.<< Te dijo, con aquella voz tan tranquila que quisiste gritar. Decirle que no te mirara con lástima. Pero tu madre te apretó la mano, tan fuerte que gemiste silenciosamente de dolor; dejaría marca, siempre lo hacía.

    >>Ese es el problema padre...<< Musitaste, recibiendo una mirada confundida de él >>ya no hay nada que confesar.<< Sentiste cómo el agarre de tu madre se afianzó más, podías incluso imaginar que gruñía. Enfadada. Pero no retrocediste, si ellos no te apoyaban, tú no los apoyarías. Ya no. >>Estoy cansada de pedir perdón por algo que realmente no debe estar mal<< ultimaste, soltándote forzosamente de tu madre y corriendo hacia la puerta.

    Porque te decepcionaba, chica, que tu familia no te hubiera apoyado. Que haya pensado que estaba mal. Pero, ¿por qué debía estarlo? Enamorarse era normal, no era pecado.
    La única cuestión, amiga mía, era que tú te habías enamorado de una mujer, como tú...

    Y ellos no lo aceptaban.

    Por eso seguiste corriendo. Porque lo único que querías era libertad.
    Vivir en una realidad que tú podías crear. No en una en donde amarse así, estaba mal.
    Gritarías, ante cualquiera, que la amabas. Que se amaban.
    No callarían. Jamás. Ya no más...
     
    • Me gusta Me gusta x 2

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso