Actividad White day [Finalizada]

¡Muchas gracias a todos por inscribirse! Ahora procedo a sortear sus parejitas y enviarles sus PMs con el amor de su laifu y su consigna <3

Participantes

1. wasabi
2. Temarii Juuzou
3. MFL Refugee IX
4. SweetSorrow
5. Richie
6. Hatsujaya
7. DarthHuevo
8. El Calabazo
9. Liza White

 

¡Entrega de regalos!

Ah, ¿pueden oler eso? ¡Es el amor en el aire! Pocas cosas importan tanto como la sonrisa de quienes amas en una fecha tan bonita como esta, entonces ¿cómo no desear protegerla? ¿Cómo no esforzarse por hacerlos felices? White day ha llegado, y con él, cada uno a su manera, ha encontrado la forma de regalarle algo a su significant one. ¡Vamos a entregárselos!​

1. wasabi

Te has encargado de hacerle unos regalos muy bonitos al amor de tu laifu, DarthHuevo. ¡Estoy segura de que le gustarán y la fuerza estará con ustedes!

Contenido oculto

2. MFL Refugee IX

El amor está en el aire, y eso lo has entendido mejor que nadie. ¡Cómo no aprovechar la oportunidad para guiar a tu pareja por el camino de la iluminación! Evangelizar siempre es una buena opción, incluso en White day. Mark my words. Richie, bienvenido seas a la religión correcta.

Contenido oculto

Y por si no fuera poco, ¡también tienes avas a juego! ¿A que son chulos?

3. SweetSorrow

Pero bueno, si aquí tenemos tanto amor que hasta mi corazón hizo doki doki uwu ¡Miren esta caja deluxe de regalos! Con tan sólo verlos puedo darme cuenta del gran afecto que se tienen. Estoy segura que a MFL Refugee IX le encantarán <3

Contenido oculto

Vale, mejor arrancamos (?













Pero vean esas bellezas, ¡y encima son de Jojo! ¿Qué más se puede pedir? Bueno, en realidad eso lo sé...

¡Firmas!







¿A que están preciosas? ¡Creo que invitaré a Sweety a una cita!

Ya podemos entonces proseguir con el siguient- ¿hmm? ¿Qué? ¡Ah! ¡Pero qué bárbaro! ¿Es en serio? Ufufufufu, pero qué tenemos aquí~ ¡Esta entrega de regalos parece la maleta de Newt Scamander! Por último, pero no menos importante...

Contenido oculto: Un bonito fic

Abrió con emoción la puerta de su propia casa, escuchando cómo algunos de los sirvientes le daba la bienvenida como de costumbre, y se giró con una gran sonrisa en su rostro observando a la nerviosa invitada. Haru se adentró con cierto desinterés a lo que sucedía a su alrededor, y se dirigió escaleras arriba directo a su cuarto. Aya arrugó su ceño, pero pronto volvió a su alegre expresión, apurando a su amiga a entrar de una vez.

—¡Venga, venga, como si estuvieras en tu casa!

Nadeko dio un par de pasos tímidos, empujada con suavidad por Ayako, y su mirada avergonzada paseó por el gran recibidor en el que se encontraban para acabar finalmente en el suelo, no sabiendo qué era lo que debía hacer en aquella situación. Gente en uniforme se había inclinado con cordialidad hacia ella, y aquello tan solo hizo que sus nervios se acrecentaran.

—Tranquila, son buena gente, solo quieren que te sientas a gusto aquí. Yo también quiero eso.

La suave voz de su amiga y la cálida mano que rodeó la suya hicieron que su corazón pudiera relajar su ritmo, pero la vergüenza permanecía allí. No estaba acostumbrada a recibir tanta atención.

Un suave tirón hizo que comenzara a caminar, guiada hacia lo que parecía ser la cocina. Allí se encontró con una mujer de mediana edad y rostro amable que se hallaba cocinando lo que parecía ser algún postre de limón.

—¡Uah, huele delicioso! —Aya se volteó a mirar a Nadeko, todavía callada, que miraba el bizcocho que la mujer estaba preparando—. Esta es nuestra cocinera, la señorita Mayuru. Es realmente amable, pero… —se acercó a ella, apretando los labios—, no te atrevas a tocar ninguno de sus utensilios, ni a interrumpirla mientras cocina, o querrás huir por tu vida de aquí.

Nadeko miró con confusión a aquella señora, que sonreía con suavidad mientras batía los huevos. Ni siquiera posó la mirada en ellas, mantenía toda su atención en lo que estaba haciendo. ¿Tanto miedo podía dar cuando se enfadaba?

Nuevamente fue arrastrada por su amiga, y volvieron al gran recibidor en el que estuvieron momentos antes, siguiendo el camino por el que había ido el hermano de Ayako. Cuando estuvieron solas en el gran pasillo del segundo piso, la rubia se giró hacia ella, con una mirada seria.

—Estás muy callada, ¿pasa algo? ¿Estás cansada? ¿O quizá incómoda? —Mordió su labio inferior, siendo esta vez ella la insegura. Después de todo ese tiempo en el que se conocían, Nadeko finalmente iba a pasar la noche en su casa. En su interior estaba de los nervios, no sabía qué mostrarle, de qué hablarle, cómo hacerla sentir como en su propio hogar—. De verdad, no tienes que forzarte a pasar el fin de semana con nosotros solo porque te hemos invitado. Nos hacía ilusión invitar a alguien a casa… Papá y mamá últimamente están demasiado ocupados y lo único que escuchamos son a los sirvientes ir de un lado al otro. Aunque… también resulta tranquilizador poder hacer lo que quiera en mi propia casa—. Ayako tomó aire, notando que el nerviosismo acabó apoderándose de ella, haciendo que hablas de más. Con un suspiro volvió a mirar a Nadeko, con una sonrisa—. Perdón, no quería abrumarte. Bueno, ¿avanzamos, o…?

Esta vez, fue Nadeko la que posó su mano en las de su amiga, con una pequeña sonrisa.

—Estoy… nerviosa, sí. Pero… yo también estoy emocionada, Aya. So-solo siento este lugar demasiado grande para mí. Mi casa es mucho más pequeña en comparación.

El corazón de la mayor se estremeció ante el contacto, y no pudo evitar sonreír también al ver aquella timidez tan propia de su preciada amiga. Le tranquilizaba saber que no era la única entusiasmada por aquellos días que se avecinaban.

—¡Muy bien, pues vamos a mi habitación! A lo mejor te sientes más cómoda en un lugar más chiquito.

Mas la habitación de Aya no era precisamente pequeña. Su cama era tan grande que probablemente podían caber cinco personas en ella, y los armarios eran realmente altos. Había una puerta entreabierta en una esquina, que mostraba lo que debía ser un baño privado. Sin embargo, los colores cálidos y suaves que decoraban aquella estancia lo volvían un lugar acogedor, y la luz que se filtraba por los grandes ventanales parecía alejar cualquier deje de nerviosismo que le dificultaba disfrutar del momento.

—Puedes sentarte donde quieras —comentó con una sonrisa mientras colocaba los bolsos de ambas en un colgador, y se dirigía al armario, abriéndolo de par en par—. Y si también quieres puedo prestarte uno de mis pijamas. Son muy cómodos y frescos.

Observó a Nadeko negar con la cabeza, e hizo un puchero decepcionada. Quería probar un montón de su ropa en ella, había cosas que seguro le quedaban adorables como solo ella podía ser. Cerró las puertas, suspirando, y decidió que volvería a intentarlo el día siguiente.

—Bueno, ¿quieres ir empezando nuestro gran maratón de películas?

—Uh, ¿no es muy pronto?

—¡Nunca es pronto para empezar! Venga, vamos a la habitación de Haru.

—¿Qué?

Nadeko volvió a sentir cómo la arrastraban, pero esta vez se trató de resistir, nerviosa de nuevo.

—N-no, espera. ¿Va-vamos a pasar la noche allí?

Aya abrió la puerta y se apoyó en el umbral, soltando su mano, y la miró con curiosidad, ladeando su cabeza. El tenue sonrojo que se había apoderado de sus mejillas se le hacía tierno.

—Hmmm, probablemente, nunca se sabe. Su cama es igual de grande que la mía, ¡y no te preocupes, yo puedo estar en el medio! Claro, eso si dormimos.

Soltó una pequeña risa, tratando de apaciguar su inquietud. Mas Nadeko seguía sin calmarse. Un montón de dudas rondaban su mente. Nunca había estado tanto tiempo cerca de alguien del sexo contrario, suficiente le costaba estar con la propia Ayako. Pero se trataba de Shionome, aquel chico desinteresado en casi todo, del que nadie notaba su presencia a no ser que él quisiera hacerse notar. Quizá… no tenía por qué sentirse nerviosa, eran amigos desde hacía ya tiempo.

—¿Y sabes? Molestar a Haru es uno de mis pasatiempos favoritos. Te invito cordialmente a que me acompañes.

La observó, notando una sonrisa traviesa en su rostro, y entonces fue ella la que rió por lo bajo. Aya entonces retomó el paso hacia el cuarto de su hermano, y Nadeko la seguía detrás, como un pollito a su mamá. Sin siquiera llamar a la puerta la abrió de par en par, viendo cómo su hermano ya se encontraba en la cama, con el pijama puesto, claramente jugando y sin prestar atención alguna a las recién llegadas.

—¡Haru! ¡Deja eso ya, empecemos con lo que hemos planeado!

Se acercó velozmente hasta su hermano, cruzada de brazos. Seguía sin hacerle caso alguno.

—¡Haru, no me ignores!

—Oh, podéis ir empezando sin mí. No me apetece levantarme.

—No tienes que levantarte —sonrió, sentándose a su lado—. Tan solo tienes que hacernos un lugar y quitar tu jueguito.

Lo único que Nadeko escuchó entonces fue el sonido de disparos que provenía desde el enorme televisor que cubría casi toda la pared que había enfrente de aquella cama, tan grande como la que Ayako tenía. Ambos hermanos se estaban mirando, desafiantes. Para ella aquel se le hacía un momento tenso, pero para los Shionome era el pan de cada día. Y, como era de esperarse, Haru no podía decirle que no a su hermana.

—Vale, vale. Pero a cambio tendrás que darme tu ración de budín.

Asintió enfurruñada, y se tiró en la cama, rodando, mientras Haru hacía los preparativos. Qué gusto daba que su hermano hiciera las cosas por ella. Miró a Nadeko, que todavía permanecía de pie junto a la puerta, y con su mano le indicó que se acercara.

—Va, siéntate a mi lado. ¿Tienes sed? —Se acomodó en el colchón, palmeando un lugar a su lado en el que Nadeko obedientemente se sentó—. La señorita Mayuru nos traerá la merienda en cuanto la acabe, pero si quieres tomar algo encantada te lo voy a buscar.

—N-no, estoy… bien, gracias.

—No estés tan tensa, recuerda que mi casa es tu casa —acarició su cabeza, queriendo tranquilizarla—. ¡Pide lo que necesites!

—Con tanta efusividad cómo no va a estar tensa, tonta.

Haru se sentó junto a Aya, acomodándose en su almohada favorita, con el mando en mano.

—¡Hey, solo intento que se sienta cómoda! No es como que tú hicieras algo para contribuir.

—No, es verdad, tienes razón. Tu ración de budín lo hizo por mí.

Aya soltó un jadeo, sorprendida, y se mantuvo callada, incapaz de responderle más. Y Haru tan solo sonrió, orgulloso de sí mismo. Lo que ninguno de los dos esperaba era escuchar la clara risa de Nadeko, y los tres sintieron cómo el aire se volvía más relajado para todos. Cómo los nervios se iban y la comodidad y la emoción eran los protagonistas del día.

Y así, Haru pulsó el botón que comenzaría aquella larga velada, entre charlas, picoteos y abrazos adormilados.

Creo que ya podemos decir quién se robó las luces del espectáculo, ¿eh? ¡Pero no acaba aquí! ¡Aún hay muchos regalos por entregar!

4. Richie

Su cámara no quiso colaborar con la misión, seguro es una amargada anti romance uwu And so, lamentamos los inconvenientes pero la intención es lo que cuenta, ¿verdad? Además, HD o no, ¡miren qué bonitos que están! No sé ustedes, pero yo diría que Richie realmente se tomó el tiempo de hacerle algo bonito a su amorcito, El Calabazo.

Contenido oculto

5. DarthHuevo

Oh, señor, usted es un auténtico troll. Detalles aparte, creo que nadie podría afirmar que es alguien predecible, ¿verdad? ¡Nunca dejará de sorprender a su pareja! Ya quiero ver la cara de SweetSorrow cuando le eche un vistazo a sus regalos.

Contenido oculto

¡Pero no es acaso un pedazo de ubicación! ¿Qué hay más romántico que festejar goles con tu cutie pie? uwu Ah, ¡pero no termina aquí! Estos regalos, como Huevo nunca deja de superarse, son demasiado pesados para nuestro querido foro, por lo que podrán echarle un vistazo por aquí. ¡Descuiden, no tiene virus!

¿Ah? ¿Que qué son? Bueno, eso tendrán que descubrirlo por ustedes mismos~ ¡No es mi trabajo arruinar sorpresas, u know!

6. El Calabazo

Pero si no tenemos aquí a un romántico. Tu hábil combinación de artes orientales con tu estilo propio han dado como resultado unos regalitos de lo más chulos uwu Estoy suuuper hiper segura que a Hygge le encantarán.

Contenido oculto

7. Hygge

Y por último, pero no menos importante, tenemos uno de los regalos más soft que he tenido el placer de entregar uwu No sé ustedes, pero yo que wasabi agarraría a su amorcito y lo apachucharía por mucho que se queje y patalee. ¡Si serán tiernos!

Contenido oculto

Oh, oh, ¿pero qué tenemos aquí? ¡Una cartita escrita a mano!



Yup, i can feel the love uwu

Y con todo y un bizcocho, ¡hemos acabado la entrega de regalos! Muchas gracias a todos los que participaron y se tomaron un tiempo para dedicarle algo a otra persona. Espero que les haya gustado y, por supuesto, pueden agregar lo que sea que deseen sobre sus regalos o incluso publicarlos en los foros pertinentes si corresponde. Ahora me encargaré de hacerles llegar sus moneditas.

Pd: también pueden tirarle tomatazos ya a las señoritas que no entregaron sus regalos Hatsujaya Temarii Juuzou :0 Lo gracioso es que eran sus parejas mutuas, así que diría que son tal para cual, ¿eh? ¡El amor es sabio, muy sabio!