Watashi no Kokoro no Yami

Tema en 'One Piece' iniciado por Eternatus, 29 Diciembre 2011.

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    Eternatus

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    Escritor
    Título:
    Watashi no Kokoro no Yami
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    12
     
    Palabras:
    1178
    AVISO: Esto es un crossover de Naruto y One Piece.

    Ok, acabo de cumplir una de mis fantasías más fantasiosas como hago con todos los animes que veo y que me gustan... Juntar a mi personaje favorito de naruto con mi personaje favorito de One Piece... Va a tener muchas sagas con muchos capítulos, nah muermazooooo! x'D Espero que lo disfrutéis! Ah! Otra cosa, en los próximos caps habrás bastante Ooc por por parte de Ino, la haré un poquitín más madura y seria ^v^ Que decir que Watashi no Karaimirai está basada en esta historia, al principio me imagina a Ino como Nami, pero después dije... nah! Seguro que habrá algunas similitudes con ella.

    Shi-shi no mi: Fruta muerte-muerte.

    En los caps siguientes se revelará bastante información sobre esta akuma no mi ^v^

    Pues sin más que decir, os dejo el prólogo.

    Watashi no kokoro no yami.
    1ª Saga: Conociéndonos.
    Prólogo.

    Ino’s POV.

    Corría, corría por salvar la vida. Me perseguían, querían algo que ni yo sabía que tenía. Esas personas vieron en mi algo fuera de lo común, ellos sabían lo que buscaban.

    Mis piernas agarrotadas corrían todo lo que mi pequeño cuerpo podía dar, pero no resistiría mucho así. Esos hombres me darían caza dentro de poco, no tenía nada que hacer contra ellos.

    Para colmo, los recuerdos del asesinato a sangre fría de mis padres no dejaban de centellear en mi mente.

    Las lágrimas me nublaban la vista y la lluvia dificultaba mi avance. En poco tiempo todo habría terminado. No habría nada por lo que valiera la pena luchar; todo estaba perdido.
    A mis cortos ocho años perdí a mis padres y el pueblo en el que vivía fue arrasado por los piratas.

    Ahora, veinticuatro horas después, esos malditos bárbaros no pararían hasta darme caza.
    ¿La razón? Mi padre, en sus últimos suspiros de vida, me entregó una extraña baya, que me ordenó ingerir. El capitán del barco había presenciado aquello, él sabía que era aquella extraña fruta que mi padre guardaba con tanto apego.

    Comenzaba a sentir un cosquilleo en mis piernas, sabiendo lo que eso significaba me desesperé un poco. Todo era oscuridad salvo el pueblo, ahora consumido por las llamas y los ocasionales truenos que iluminaban el cielo nocturno.

    Cerca del mar había amarrado otro barco pirata. Un hombre pelirrojo de apariencia peligrosa caminaba tranquilamente hacia mí. Y en esos momentos en que no podía apartar mi vista de aquel hombre, más concretamente de aquellas cicatrices que tenía sobre el ojo derecho, las fuerzas me fallaron; caí de lleno sobre un charco, esperando inmóvil mi destino. Cerré los ojos pero nada ocurrió.

    Aquel pelirrojo ya me había alcanzado y ahora me llevaba en brazos mientras desenvainaba su espada para la batalla que se avecinaba. Con una orden de cabeza, su tripulación apareció tras él, preparados para el ataque.

    Uno de los piratas que me perseguían se abalanzó sobre ‘’mi protector’’ pero de un golpe por parte de éste, el pirata yacía ahora muerto en el suelo.

    El pelirrojo me dedicó una sonrisa tranquilizadora, al tiempo que caminaba lejos de esa batalla. El cansancio me pudo cuando llegamos a una casa; lo último que vi antes de caer dormida fue a un niño algo menor que yo, de pelo alborotado y mirada humilde.
    Fin Ino’s POV.

    —¿Cómo está?— preguntó un hombre musculoso y de mucha estatura.

    —Parece que tiene algunas magulladuras y mucho cansancio en el cuerpo, pero nada grave— respondió otro de menor estatura vestido con una bata blanca. Hizo unas revisiones más a la pequeña y se dispuso a marcharse.— Si no le molesta, me marcho. Tengo que ir a visitar a un paciente.

    —Descuide.— Aprobó su marcha el más alto. Cuando el doctor se hubo marchado, el vice-almirante se giró hacia un hombre pelirrojo de mediana estatura, que se encontraba apoyado en una de las paredes de la habitación— Tienes suerte de haberla encontrado a tiempo, Akagami. — comentó— Si la hubieran atrapado el Gobierno Mundial estaría perdido, por no hablar de que el ‘’mundillo’’ de los piratas se convertiría en un caos con una Akuma No Mi de este calibre suelta por ahí.

    —Pensaba que era un mito… Es imposible que Inoichi siguiera vivo... ¡Y que además tuviera una hija! Este me sorprende, Garp. — dijo a modo de contestación el hombre pelirrojo. Al parecer, en esa habitación se encontraba ‘’Akagami’’ Shanks, uno de los piratas más poderosos que el mundo hubiera visto. Portaba una capa negra, distintivo de aquel poderoso pirata, una camisa blanca y unos pantalones de tela con un estampado de muy mal gusto.

    —No hay duda de que ella ha ingerido la Shi-Shi no mi, Akagami. Esto es peligroso… Por eso he decidido que la convertiré en marine. El gobierno mundial estará encantado por contar con alguien así entre sus filas. Además, así no correrá peligro de que Barbablanca la encuentre…— Garp no pudo terminar de argumentar su decisión cuando Shanks ya lo había interrumpido.

    —¡No! ¡Debes dejarla tener una infancia feliz! Debes aceptar lo que ella quiera ser, ¡no imponérselo! Todavía es una niña, y como tal necesita amigos. Por eso la he traído aquí. Estoy seguro de que encajará con tus nietos.— gritó Akagami, golpeando con su puño la mesita que tenía al lado.

    —¡No tienes derecho a darme órdenes! Yo decidiré que hacer con ella. Cuando entraste por esa puerta con la niña en brazos sabías perfectamente lo que iba a suceder, así que ahora no te quejes y atiende a las consecuencias.

    Por primera vez en mucho tiempo, los ojos de Shanks se posaron fríos sobre el vice-almirante. Éste, que nunca había recibido una mirada como esa en su vida, sintió un escalofrío recorrerle la espalda; más eso no lo amedrentó.

    —Déjala tener una infancia feliz— pronunció Shanks con una tranquilidad terrorífica— Y no decidas por ella. —estas fueron sus últimas palabras al respecto. Dicho esto, se levantó y salió enfurecido por la puerta, sin prestar atención al niño que había al lado de ésta.

    Garp miró más detenidamente el cuerpo de la niña, sopesando las duras palabras de Akagami. Él había conocido personalmente a Yamanaka Inoichi, el cazarrecompensas más buscado de todo el mundo. La familia Yamanaka siempre estuvo teñida de la sangre de todo aquel que se cruzaba en su camino y, por primera vez en mucho tiempo, el cabeza de la familia había caído; dejando aquella horrible herencia sobre los hombros de una niña inocente.

    Al ver observar su delicado cuerpo y la hermosura de sus facciones Garp decidió que desde ese día protegería al último de los miembros del clan Yamanaka.

    Con estos pensamientos, Garp salió de la estancia, dejando a la pequeña niña sola en la habitación; acompañada tan solo por el peso que poco a poco se acumulaba e sus hombros. Aquella pequeña chica, sin saberlo, se convertiría en una de las personas más poderosas de aquel mundo donde reinaba el caos.

    El oscuro destino de esta chica estaría manchado de sangre, al igual que su pasado… y su presente.
     
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    Eternatus

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    Pues eso, unas horas después vengo con el primer cap. Aquí se explica casi todo sobre la Shi Shi no Mi. Espero que os guste!
    Advertencias: Algo de Ooc.

    Watashi no Kokoro no Yami.
    1ª Saga: Conociéndonos.
    Primer capítulo:
    Shi Shi no Mi.

    Ino’s POV.


    Los recuerdos del asesinato de mis padres nunca me dejarán en paz, nunca dejarán de atormentarme, nunca. Hasta en los sueños me persiguen haciendo brotar nuevamente mis lágrimas. Ya no me queda nada por lo que vivir… Menuda filosofía para una niña de apenas 8 años, ¿verdad? Pues sí, sin mis padres no tengo nada; ni amigos, ni familiares, ni compañeros de aventuras, nada. Todas las niñas de mi pueblo me tenían miedo, nunca me dejaban jugar con ellas; todo por ser la maldita hija de un cazarrecompensas. Ahora no hay nada que detenga mis lágrimas y sumida en el más oscuro silencio me dejo caer.
    Pero incluso en estos momentos hay una luz que ilumina mi oscuridad interior, que detiene mis lágrimas. Es el vano recuerdo de una caricia, ¿un recuerdo?, ¿o tal vez un hecho? Todavía no he despertado, pero siento algunas de las cosas que pasan a mi alrededor. Tal vez sea esa luz el reflejo de la amabilidad de una persona, no lo sé; lo único que me importa ahora es alcanzarla, no dejarla desaparecer.

    Me acerco corriendo, ahora puedo verla con más claridad; es hermosa. A medida que acorto la distancia con la luz puedo oír voces a mi alrededor, es la salida de esta pesadilla, seguro. Troto en los últimos tramos y cuando alcanzo la luz, toda esa oscuridad desaparece. Ahora puedo controlar mi cuerpo y con parsimonia inusitada abro los ojos.

    Mi vista cansada intenta encontrar un punto concreto en aquella habitación. Llevo mis manos a mis ojos y los froto con fuerza para despejarme. Cuando soy consciente completamente de todo lo que pasa a mi alrededor veo a un niño algo más joven que yo, con una sonrisa de oreja a oreja sentado en una silla que hay al lado de mi cama.

    —Hola—me dice tranquilamente mientras acerca un poco más la silla a la cama donde yo estoy ahora mismo.— Soy Monkey D. Luffy, pero puedes llamarme Luffy solamente. Veo que has tenido una pesadilla, ¿verdad?

    —Yo… sí, creo que ha sido eso—respondo con una sonrisa falsa. Parece que cuela así que sigo hablando.— Oye Luffy… ¿Cuánto tiempo llevo durmiendo?

    —Tres días—contesta él con rapidez, como si ya tuviera preparada la respuesta—El doctor nos dijo que estabas muy cansada y que era normal que durmieras tato.

    —¿Nos?, ¿a quién más?

    —Pues al abuelo Garp y a mí. Creo que el abuelo Garp piensa llevarte a la marina…—dijo entrecerrando los ojos y acercándose más a mí como si le estuviera contando un secreto, con una cara muy graciosa si cabe decir. Creo que me está cayendo bien este Luffy.

    —¿Enserio? ¡Já! Oye… por algún casual ese tal Garp no será un pirata pelirrojo, ¿verdad?

    —¡Ah! Tú te refieres a Shanks, pues ahora que lo dices no lo veo desde hace unos días, parecía más enfadado de lo normal.— Con la charla se me había olvidado el hambre que tenía, pero mi estómago hizo lo suyo y me recordó la falta que me hacía llevarme algo, lo que sea, a la boca, con un sonido nada agradable.— Jejé… Parece que tienes hambre… Hablando de eso… ¡yo también! Iré a por comida.

    —¡Espera!—demasiado tarde, Luffy ya se había marchado. Ese chico pero que gracioso era.

    Al rato, apareció él con un señor vestido con el uniforme de la marina, era muy alto y en sus manos portaba una bandejita que tenía algunos alimentos y medicinas. Luffy en cambio estaba comiendo un trozo de carne como si no hubiera un mañana. Supuse que aquel hombre era ese tal Garp del que Luffy le había hablado…

    —Buenos día pequeña, parece que ya has despertado. Luffy me dijo que tenía hambre así que te he traído esto—me dijo enseñándome el contenido de esa bandeja. Era una sopa liviana y un poco de arroz con carne, no era mucho, pero su estómago se lo agradecería más tarde. Recibí la bandeja y di las gracias por ella, a continuación me puse a comer.— Supongo que Luffy te habrá dicho algo, pero por si acaso me presento. Yo soy Monkey D. Garp, vice-almirante de la marina.

    Cuando terminé de comer Garp le pidió a Luffy que dejara la habitación pues tenía asuntos muy importantes que tratar conmigo. Empezó contándome sobre la extraña fruta que había ingerido y sobre sus efectos en mi cuerpo.

    —A estas altura supongo que ya sabrás lo que es un Akuma no Mi, ¿me equivoco? Tú has ingerido una de ellas, es una mitológica, nunca se había datado una de ellas hasta ahora. A la que has ingerido no se le puede poner nombre, porque es una combinación de muchas que han dado fruto algo prohibido. He estado investigando un poco y la he bautizado como Shi Shi no Mi. Es una extraña combinación entre la Mera Mera no Mi, la Yami Yami no Mi y la mitológica Tori Tori no Mi versión Ave Fenix. Todavía no sabemos cuál de todos es el que se ha establecido en tu cuerpo, o si ese poder es una mezcla de todas las nombradas anteriormente, pero debemos comprobarlo. Como el resultado podría ser devastador he decidido llevaros a ti y a Luffy a la montaña. Allí hay alguien que me debe favores y podrá cuidar de vosotros. Iré de vez en cuando a ver que has descubierto— explicó Garp y finalizó con un giño— Es un camino que lamentablemente debes recorrer sola… como tu padre… Pero estoy seguro que la próxima vez que te vea sabrás como utilizarla.

    —Yo…— no era capaz de asimilar tanta información… ¿Una Akuma no Mi yo? Eso sí que era una sorpresa… ¡Vaya con el viejo! No tenía pensado ayudarla ni un poco.—Yo… ¡Yo solo soy una niña! ¿Cómo voy a hacer todo lo que usted me pide? ¡No sé ni por dónde empezar!

    —Tranquila, lo descubrirás. Saldremos mañana, cuando seguramente ya esté recuperada—dicho esto, Garp se marchó.
    Pasé toda la noche pensando en lo que Garp había dicho sobre quién era, pero sobre todo en sus últimas palabras. ‘’Es un camino que debes recorrer sola… como tu padre’’ ¿De qué conocía él a su padre? y ¿cómo descubriría todas esa cosas, sola? Eran tantas preguntas las que atosigaban mi joven mente que no lograba conciliar el sueño.

    Me desperté temprano y fui a darme una ducha de agua caliente, tenía el cuerpo completamente agarrotado. Salí de la habitación y comencé a caminar por los pasillos de esa asa, perdiéndome en el intento de encontrar un baño. Por el camino me encontré con la que parecía ser el ama de llaves, que al parecer había sido informada de nuestra partida, pues llevaba unas cuantas bolsas con ropa. Ella me condujo amablemente al baño y se ofreció a ayudar a lavarme.

    Cuando terminé, ella peinó mis cortos y maltratados cabellos, en otro tiempo eran la envidia de cualquier mujer que la viera, pero ahora después de todo lo que había sucedido, solo quedaba una mata de pelo que parecía que no quería ceder ante el cepillo.

    —Mi nombre es Anne, por cierto. —Comentó ella de repente. —tus cabellos debieron de ser muy bonitos en otra época, ¿verdad? No he podido hacer mucho, pero creo que estás preciosa. —acotó ella dando por terminada su labor colocando una pinza roja que sujetaba mi flequillo.

    —Gra…¡gracias!—exclamé sorprendida mirándome al espejo. Anne había hecho maravillas con mi pelo, ahora lucía sedoso y tenía volumen incluso. Lucía preciosa. —Yo soy Ino, Ino Yamanaka.

    Anne me acompañó a mi habitación y me mostró el contenido de sus bolsas. En la primera había un vestido morado moteado con puntos negros. Tenía una especie de cinturón lila clarito que rodeaba sus caderas y no tenía mangas, solo unas asas gruesas color negro. Mis ojos se iluminaron ante tal vestido, hacía mucho que no me ponía algo así. Saco también de esa misma bolsa unas sandalias abiertas color beige lisas que combinaban a la perfección con cualquier cosa. En las otras bolsas había más vestidos, camisas y faldas, también sandalias y algunos complementos. Todo eso lo metió en una mochilita que me cargué al hombro. La hora había llegado, era hora de despedirse. Anne fue como una madre para ella esas pocas horas que estuvo con ella. Como niña que era lloré un poco al tener que marcharme, le di un abrazo y un beso en la mejilla, prometiendo visitarla nuevamente.

    Y así partimos camino a la montaña, según Garp una tal Dadán nos estaba esperando allí. Lo que nos dijo a continuación no nos reconfortó mucho, pero poco se podía pedir.

    —Comportaros bien con Dadán, ella es la líder de un grupo de bandidos de por allí, así que tened cuidado y recuerda lo que hemos hablado, Ino— reveló Garp, algo triste por tener que separarse de su nieto Luffy y pude notar que algo triste por separase de mí también.

    —¿Bandidos? Woaaa…—le di un capón a Luffy, ese idiota no conocía la palabra peligro. Nadie volvió a hablar en todo el viaje.

    Llegamos al anochecer, luego de hacer varias paradas porque Luffy tenía hambre, pero llegamos. No me reconfortaba mucho la idea de estar al cuidado de unos bandidos, pero Garp así lo había querido. Me quedé a un lado de él cuando llamó a la puerta de una especie de taberna o casa, no sabría distinguir. De dentro pude oír cómo se rompían cosas y luego de unos segundos, apareció algo a lo que no se le podía llamar mujer. Era gorda, muy gorda y por la manera brusca de abrir la puerta se notaba que estaba fastidiada. Algo captó mi atención, por el rabillo del ojo pude observar a Luffy discutiendo con un chico algo mayor que yo. Tenía el pelo alborotado y pecas, y muy mala leche al parecer. Dejé a Garp extorsionando a la tal Dadán y fui a ver que le había pasado a Luffy. Cuando me acerqué un poco más me enteré del motivo de aquella ‘’amena’’ y ‘’pacífica’’ charla. Ese niñato había escupido a Luffy en la cara. ¿Pero quién se creía? Yo lo apreciaba mucho para dejar que le pasaran por encima, que era justo lo que estaba haciendo ese niño. Me acerqué a él y lo empujé.

    —¿Pero qué demonios te pasa? ¿Por qué le has escupido? ¿Eres tonto o qué?—pregunté exaltada, defendiendo a mi amigo.

    —Cállate bruja

    —¡¿Cómo dices?!—algo que Luffy y Garp habían aprendido por las malas es que no les convenía hacerme enfadar, menos mal que Garp volvió a tiempo y nos dio un capón a los dos… Espera… ¿menos mal?, ¿pero qué demonios le pasa a este viejo?

    —¡Dejad a Ace en paz!—gritó golpeándonos en la cabeza.

    —Pe-pero…—Garp no me dejó terminar.

    —¡Ni peros ni manzanos! Aquí se hace lo que Dadán diga, ¿entendido? Cómo me entere de que os portáis mal…-nos dirigió una mirada siniestra, pero la cambió rápidamente a una con cascaditas en los ojos—Recordad, no hagáis enfadar a Dadán, portaos bien con Ace y haceos fuertes, Ino… a costa de todo debes cumplir con lo que te he dicho… ¡Adiós mis niños!—nos estrujó un momento y se marchó dejándonos allí. Por un momento me entró morriña pero se me acabó rápidamente… Ahora no tenía tiempo de pensar en ello.

    Entramos a la casa/taberna y nos sentamos en la mesa. La cena consistió en una bola de arroz, un vaso de agua y… nada más. Únicamente esas nimiedades. En casa de Luffy no había tenido ningún problema, pero me sería complicado aguantar solo con eso. Me imagino cómo estará Luffy y su estómago insaciable al ver como Ace comía carne… ¡Un momento! Ace estaba comiendo… ¿carne?, ¿pero por qué? Las quejas por parte de Luffy no tardaron en hacerse presentes.

    —¡Yo quiero carne! ¿Por qué Ace come carne y nosotros no? ¡Tengo hambre!

    —Él caza su propia comida, buscaros la vida para comer.

    —¡Pero solo somos unos niños!—repliqué yo.

    —¡Pues te aguantas! Y no se hable más.

    —Oye Luffy… ¿Luffy?—estaba hablando sola, él se había ido siguiendo a Ace. ¿Estaba tonto o qué? No me quedó más remedio que seguirlos también, no quería quedarme sola con esos bandidos.

    Perseguimos a Ace hasta unas formaciones rocosas, él había estado ignorando los gritos de Luffy, pero ahora había parado en seco.

    —No importa que me hayas escupido, ¡no es algo por lo que deba enfadarme! ¡Podemos ser amigos!—exclamó Luffy, intentado que Ace fuera su amigo, en vano.

    Lo siguiente que pude ver fue a Ace en el aire, derribando un árbol con su basculo, intenté alcanzar a Luffy, pero no llegué a tiempo. Él quedó hecho una tortilla. ¿Cómo era eso posible?, ¿acaso también Luffy era un Akuma no Mi? Ace se sorprendió, pero se marchó de allí rápido, negándole todo símbolo de amistad al pobre Luffy.

    Lo ayudé a incorporarse, pero él salió de nuevo escopetado a buscarle. Corrimos un rato y lo alcanzamos en un puente que colgaba en el vacío. Me quedé petrificada en el sitio mientras Luffy se acercaba a Ace. No sé cómo pero pude ver el peligro inminente que corría Luffy. Grité su nombre, de nuevo, demasiado tarde. Ace golpeó las cuerdas y Luffy cayó al vacío. Sentí mi corazón encogerse al tiempo que volvía a gritar su nombre, como si eso fuera a ayudarlo.

    Furiosa me acerqué a Ace, con pasos decididos. Lo cogí por el cuello de la camiseta y le espeté a la cara:

    —¿Pero qué demonios has hecho? ¿Te das cuenta que puede estar muerto?—una lágrima amenazaba con desbordar mis ojos. Ace me miró directamente a los ojos, y por un momento sentí que el tiempo se detuvo, pero algo lo sorprendió. Murmuró algo que entendí como ‘’monstruo’’ y se fue corriendo.

    Yo caí de rodillas, insultándome por lo que había hecho, ¿cómo podía mi corazón emocionarse tanto al estar tan cerca de él? Me quedé allí tumbada llorando hasta que se hizo de noche, me levanté y regresé donde Dadán.

    Luffy apareció a la semana magullado y herido, a Ace no se le notaba ni un atisbo de culpa. Según lo que nos contó, había escapado de una jauría de lobos y de no sé qué barbaridades más. Pero aún así, después de todo lo que Ace le había hecho pasar, Luffy seguía queriendo ser su amigo.

    Pasó así el tiempo rápidamente…

    3 meses después…

    —Genial, salimos de una montaña llena de monstruos para encontrarnos con una llena de basura.—espeté al viento, sabiendo que Luffy haría caso omiso de mis palabras. Seguimos avanzando por aquel mar de desecho y pudimos ver como Ace se adentraba en el bosque.

    —¡Bien! Seguro que ese es el escondite de Ace…

    —¡¿Pero qué demonios haría un niño de diez años aquí?!, ¡cabeza hueca!—grité enfadada golpeando a Luffy.

    Seguimos adentrándonos en la montaña de basura, aquello daba miedo de verdad…

    Pues claro, ¿qué si no iba a ser este lugar?

    Porque esto era… La terminal Gray.
     
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    Bieeen... Pues aquí el segundo cap, algo corto esta vez, pero el próximo estará subido mañana sin falta y será más largo esta vez!

    Pues nada, sin más que decir...

    Watashi no Kokoro no Yami.
    1ª Saga: Conociéndonos.
    2º capítulo:
    Mi salvador.

    Porque esto era… La terminal Grey.

    Tenía miedo cuando nos adentramos en el bosque, quién sabe lo que encontraríamos allí o lo que pasaría cuando alcanzáramos a Ace, por eso me agarré algo asustada al hombro de Luffy.

    —¿Tienes miedo, verdad?, ¡tranquila! Yo te protegeré—dijo esbozando una sonrisa de oreja a oreja—¡Por algo me convertiré en el rey de los piratas!

    Ahora me daba más miedo Luffy que el bosque, por lo que decidí separarme de él. Seguimos caminando y Luffy comenzaba a hartarse, cuando por sorpresa, los encontramos.

    —¡Aaaaceee!—gritó Luffy a todo pulmón. Ace estaba junto a otro chico casi igual de alto que él. Era rubio y lo más llamativo era su gran sombrero de copa con unas gafas de aviador en el ala de éste. Llevaba una chaqueta azul marino y unos pantalones hasta un poco más arriba de los tobillos de ese mismo color. También portaba una camisa blanca y una bufanda demasiado grande para él color azul celeste.

    Cuando Ace y el otro chico escucharon el grito de Luffy se les fue el color de la cara; los habíamos pillado con las manos en la masa, estaban escondiendo un tesoro en la misma rama en la que estaban sentados. Intercambiaron miradas cómplices y descendieron del árbol como si éste fuera un tobogán, de nuevo, me di cuenta demasiado tarde de sus intenciones y en un parpadeo estábamos atados a un árbol.

    —Así que estos son Ino y Luffy…—murmuró el chico de cabello rubio con los ojos entrecerrados. Cuando posó su mirada en mí creo que fue un flechazo a primera vista para él— ¡Vaya, Ace! ¡No me habías dicho que Ino era tan guapa! ¿Quieres ser mi novia?

    —¡¿Qué?! ¡Si solo tengo ocho años!—respondí yo exaltada.

    —¡Sabo! ¡Recuerda que ellos vieron donde escondimos nuestro tesoro!—gritó Ace, dando patadas al suelo enfadado, mostrando por primera vez el niño que era.

    —Es cierto… Entonces habrá que matarlos…—sentenció el tal Sabo.

    —¿¡Qué!? ¡Pero si solo somos unos niños! ¡No diremos nada!—mi voz fue callada por los gritos histéricos de Luffy, el cual pedía a gritos que no lo mataran, que quería vivir. Pero ellos seguían a lo suyo, decidiendo quien sería el que hiciera el trabajo sucio.

    —Hazlo tú—soltó Sabo a Ace, dejándolo algo en shock.

    —¡Pero yo no sé matar! ¡Nunca lo he hecho! ¡Hazlo tú!—gritó él, sobresaltado. Estaba claro que ninguno de los dos sabía matar y no tenían la intención de hacerlo. Me tranquilicé entonces, ellos no nos matarían, pero Luffy parecía no entenderlo.

    —¡No quiero morir!, ¡no quiero morir!, ¡no quiero morir!

    Un ruido procedente del bosque nos alertó de que no estábamos solos, Ace y Sabo corrieron a esconderse, sin darles tiempo a desatarnos. Nuestras quejas y gritos se hicieron presentes, pero una presencia calló nuestras voces. Se trataba de unos piratas, los mismos a los que Ace había humillado quitándoles su tan preciado oro.

    El que más destacaba era un hombre alto con el cabello largo de color lila claro, ojos pequeños y grandes pectorales. Poseía un tatuaje en el brazo izquierdo, pendientes en ambos oídos y vestía con una ropa bastante sencilla.


    Pero su espada no era para nada sencilla, con ella podía cortarlos a los dos en mil pedazos al tiempo de pestañear.


    —¿Y este?, ¿este es el niñato que os robó?—dijo hablando mientras señalaba a Luffy.


    —No, pero de seguro que lo conoce—respondió otro con un brazo roto, seguramente ocasionado por una paliza causada por Ace. Desató a Luffy mientras éste forcejaba y lo alzó en el aire con facilidad.


    —¡Suéltalo!—grité llena de coraje, no permitiría que le hicieran nada a su amigo. Él la había cuidado hasta en sus pesadillas, ahora podría devolverle el favor.
    Al parecer los piratas no se habían percatado de mi presencia, hubiera sido mejor así. Se acercaron a mí y me desataron examinándome como si quisieran comprobar si un diamante lo era de verdad.

    —Vaya… Por el niño no nos darán nada, ¡pero por esta joyita el vendedor de esclavos dará lo que sea!—el pirata volvió a atarme y me apoyó contra el árbol para acercarse a Luffy. Sentí que me faltaba el aire al oír esas duras y crueles palabras, a decir verdad no tendría por qué sorprenderme, desde siempre que había tenido problemas con todo el mundo.


    —¡Aceee!—exclamó Luffy, desesperado.


    «¡¿Qué haces, idiota?! ¡No los delates!» pensé, sin ser consciente de que Sabo y Ace estaban pensando justo lo mismo.


    -¿Ace?-dijo el mismo hombre del brazo roto-¡Pochermy-san, Ace es el que nos robó!


    —Así que conocéis a Ace, ¿eh?—su sonrisa se tornó maliciosa.— Él nos ha quitado un dinero que nos pertenece, ¿qué tal si nos contáis donde está o donde tiene el tesoro?


    —No lo sé—respondió Luffy poniendo morros y desviando la mirada, cualquiera se daría cuenta de que mentía.



    —No sabes mentir…—coincidieron los tres piratas.


    Y lo siguiente que pude ver, quedó grabado a fuego en mi mente. Primero lo golpearon con una maza, comprobando que no le hacía efecto, pues Luffy era un hombre de goma. Pero al darse cuenta de este detalle, empezaron a torturarlo con unos guantes con púas. Sabían que con eso no solo contaban con la posibilidad de que Luffy hablara, sino que también yo lo hiciera. Respeté la decisión de mi amigo, yo no delataría a Ace y a Sabo si él no lo hacía primero. Pero… era demasiado ver como lo torturaban de esa manera. Me mantuve pensando en silencie qué hacer pero por suerte, Ace y Sabo aparecieron.


    Fueron capaces de derrotar a alguien tan grande como Pochermy, pero no anticiparon lo que sucedería después. Uno de sus compañeros me agarró y me cargó al hombro, corriendo hacia el río. Pude ver como las siluetas de los chicos desaparecían poco a poco y desesperada, intenté zafarme.


    Esa fue la primera vez que fui consciente de que usaba la Shi Shi no Mi, todo sucedía tan rápido que no medí mis fuerzas con aquel hombre y creé una barrera de fuego a mi alrededor. El pirata me soltó sorprendido, pero no por ellos se rindió. Di un salto y me elevé en el aire, dejando ver unas alas de fuego negro y por puro instinto dirigí mi mirada hacia los ojos de ese hombre y ante los ojos sorprendidos de los demás, el pirata cayó sin vida al suelo.


    El cansancio me pudo y la adrenalina desapareció, por lo que las alas que me sostenían en el aire desaparecieron, y yo caí al río. Intenté nadar, siempre se me había dado bien, pero no era capaz de moverme, sencillamente no podía. Recordé algunas cosas que sabía sobre los Akuma no Mi y entré en desesperación, iba a morir ahogada.


    Mientras perdía la conciencia pude ver una figura zambulléndose en el río y sacándome de las frías aguas de éste, pude ver las caras preocupadas de los demás y después… nada.
     
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  4.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    Asd, no me das tiempo a leer, me inundas de capis D:

    Prólogo:

    Naruto + One Piece… vamos a ver qué tal queda, supongo que bien aunque no soy muy fanático de Naruto ^^

    El* pueblo
    Interesantísimo comienzo, me gusta la forma en que lo narras, se nota que estás muy inspirada para hacerlo.
    Ohhh, prefiero que le digas Shanks, no Akagami D:
    O: Garp y Shanks peleando por el destino de Ino… Que locuras pasarán por tu cabecilla para que haga esta niña.

    Presente*.
    Me gustó mucho el comienzo. Pocos errores, una enorme cantidad de misterio y suspenso. Sin duda este va a ser un fic de aventura muy interesante…

    Capítulo 1:

    En realidad no creo que haya OoC… no conozco bien la personalidad de Ino, pero está muy joven por lo tanto su personalidad a los 8 años puede ser diferente a la que tiene hoy en el anime… Así que creo que definitivamente no estás haciendo OoC.

    Ok, malpensé.

    Es “ayudar a lavarme”.
    Ja, en Luffy sí que podría haber OoC en cualquier etapa de su vida xD Mantiene la misma personalidad desde siempre.

    Ahí te faltó un “la IDEA* de estar al cuidado”
    Me gustó este segundo capítulo también, aunque me pareció más emocionante el prólogo. Creo que vas bien, es entretenido de cualquier forma y se hace fluida la lectura, no aburre. Sólo te pido que trates de ver bien los diálogos, ya te he dicho una vez (creo) cómo poner los puntos en los diálogos… así que trata de releerlos una vez que los escribes para ver si pusiste bien los puntos o no.

    Capítulo 3:

    ¿Luffy pidiendo a gritos que no lo maten? O.O Eso sí que es OoC… ese chico no le tiene miedo a la muerte, sólo le tiene miedo al fracaso.
    En este capítulo hay un cambio de formato en la escritura… no sé a qué se debe, pero creo que no fue intencional así que trata de corregirlo.
    O: Se despertó la furia de Ino. Esa fruta del diablo sí que está fatal…
    En este capítulo, corto como dijiste, no encontré errores sobresalientes. ¡Espero que sigas así! Y apoyo que sigas subiendo capítulos, pero no desesperes por ello, danos tiempo a los usuarios a leer los anteriores, sino se acumularán y terminaras teniendo pocos comentarios. Publica con calma ^^ un capi por semana sería lo mejor, y mientras tanto podes seguir escribiendo capis y guardándolos. ¡Espero que tengas en cuenta mis consejos y comentarios! ¡Espero el próximo capítulo! Suerte, amiga.
     
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  5.  
    Eternatus

    Eternatus Fanático

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    Ok, antes que nada agradezco a Demian por su comentario,(y sí, ya advertí que habría Ooc! ¬¬...) se agradecen los demás ^v^ Luego... no iba a estar almacenando capítulo tras capítulo, por eso ahora que terminé de escribir el cap 4 subo el 3. Este ya es más largo...
    Una cosa... la Tera Tera no Mi que Ino posee dentro de la Shi Shi no Mi está basada un poquitín en Féix Oscura, digo... Jean Grey... Aquí no se nota mucho pero lo hará en los siguientes.

    Algunos de los lectores habrán leído ''cuando el amor llama a tu puerte'' notarán que Kuroi Me también está usado allí, bueno, aquí es un ataque con múltiple usos ^v^ Y ahora, explicaré un poquitín a los que no hayan entendido que es la Shi Shi no Mi.

    La Shi Shi no Mi es una Akuma no Mi legendaria, creada por el también legendario Yamanaka Inoichi. Él ha sido él único usuario capaz de controlarla a la perfección, además de que antes de Ino era el único con estas habilidades.
    La Shi Shi no Mi podría llamarse Fruta Muerte-Muerte también. Su poder único aún no ha sido desvelado, por lo que yo tampoco lo haré.
    Está compuesta por cuatro frutas:
    -Mera Mera no Mi (su poder es el fuego)
    -Tera Tera no Mi(su poder es convertirse en un Ave Fénix, en el caso de Ino con tres versiones, el Fénix, Fénix Oscuro y Fénix de la Corona)
    -Yami Yami no Mi (su poder es la oscuridad)
    -Sora Sora no Mi(su poder es el vacío, será desvelado su uso en capítulos posteriores)
    Pueden usarse las habilidades por separado o, como sucederá más tarde utilizar estos poderes en conjunto creando la verdadera esencia de la Shi Shi no Mi, elpoder de controlar los hilos de la vida y la muerte. Y lo que esto conllevará, ustedes imaginen, imaginen.

    Pues nada, aquí va el cap 3!

    Edito: He remasterizado el capítulo, agradecería una segunda lectura, por favor.

    Watashi no Kokoro no Yami.
    1ª Saga: Conociéndonos
    Integrados en el grupo.


    Mientras perdía la conciencia pude ver una figura zambulléndose en el río y sacándome de las frías aguas de este, pude ver las caras preocupadas de los demás y después… nada.
    XXx​
    Ino’s POV.Abrí mis ojos poco a poco, intentando enfocar un punto en concreto. Pronto tuve que volver a cerrarlos, pues la luz del sol cegaba mi azulina mirada. Cuando adapté mi vista a la claridad de la mañana pude recién levantarme y observar a mi alrededor. Estaba sola sentada en una rama muy amplia del árbol, el mismo donde Ace y Sabo guardaron su tesoro.Tenía la ropa algo húmeda todavía, provocándome una sensación de incomodidad que pronto se convirtió en preocupación. ¿Dónde estaban los demás?, ¿estaban bien? En realidad solo debía preocuparme por Luffy, pero sin saberlo, mi corazón también lo estaba por el pequeño niño pecoso. Bajé del árbol con cuidado de no caerme y me estiré un poco, cuando oí un ruido.

    Me agazapé en unos matorrales pero salí en seguida, sonriendo ante los causantes de éste. Luffy estaba intentando cazar un pez, pero nunca lo conseguía, causando las risas de los dos mayores. Bajé hasta donde estaban ellos, sigilosa.

    —Hola—solté detrás de ellos. Pude ver como daban un saltito de la sorpresa y se giraban rápidamente hacia mí.

    —¡Ino-chan!—Luffy me dio un abrazo de oso.—¡Al fin despertaste!—cuando se soltó pude percibir un quejido de su parte. Tenía vendas en varias partes de su cuerpo, pero en concreto, la que estaba en su estómago comenzó a sangrar. Me preocupé, y algo despertó dentro de mí.

    Pude ver las caras asombradas de todos al ver aparecer esas alas de nuevo.

    —Luffy… Túmbate.—él estaba también medio en shock así que lo tumbé yo por la fuerza. Dejé que las llamas de las alas se extendieran por todo mi cuerpo, dándole la apariencia de un pájaro de fuego negro y azul. Me acerqué a Luffy y coloqué una de mis manos sobre sus heridas, las llamas nos envolvieron a los dos y sus heridas sanaron al instante.

    —¿Qué has hecho?—preguntaron con los ojos como platos Sabo y Ace.

    —Solo lo he curado, ¿queréis que os cure a vosotros también?—pregunté acercándome a ellos. Parecían curiosos por saber que se sentía así que se dejaron. Terminé con Sabo rápido y al acercarme a Ace y ponerme a curarlo me sonrojé sobre manera. Me incliné hacia delante para que él no notara mi sonrojo, pero para mi mala suerte, Sabo lo notó. Puso morros y miró a Ace con una cara… asesina diría yo. Me separé rápido de Ace por si acaso a Sabo se le ocurría hacer una locura.

    —¿Qué te pasa, Sabo?—inquirió Ace, sereno. Yo, preocupada por si me delataba, le tapé la boca al rubio y respondí por él de una manera muy cómica.

    —N-no, no le pa-pasa na-nada… Jejeje…—reí nerviosa ante la ceja alzada de Ace, pero no dijo nada.

    Y pasó el tiempo…


    Había una cosa buena y una cosa mala en todo esto; la buena es que al fin Luffy había logrado hacerse amigo de Ace, aunque me parecía que Ace seguía teniendo un comportamiento pasota respecto a Luffy, y la mala era que los hombres de Bluejam iban a ir tras ellos después de que Ace y Sabo derrotaran a uno de sus compañeros.

    Como Sabo dormía cerca de la base de los piratas, éste tuvo que venirse a casa de Dadan con ellos. Al principio la mujer se opuso, pero termino dándose por vencida y aceptó a Sabo en la familia Dadan si los cuatro cazaban su propia comida.


    El problema fue cuando Sabo les comunico que los hombres de Bluejam habían puesto precio a su cabeza, incluso los vagos de la Terminal Gray habían empezado la búsqueda para cobrar la recompensa. Como era de esperar, eso no le hizo ninguna gracia a Dadan.

    —¿No deberías entrenar tú también?—me preguntó Ace.

    —La verdad… no tengo muchas ganas, me da pereza.—respondí, mirando despreocupada como Sabo le daba su paliza número 50 a Luffy.

    Los cuatro se habían adentrado en el bosque para entrenar, tenían un tablón donde colocaban los resultados de cada combate y se habían organizado de tal forma que cada uno tenía que hacer un total de cien combates.


    Ace y Sabo habían derrotado a Luffy cincuenta veces cada uno,por lo que Luffy no había ganado ningún combate, Ace había derrotado a Sabo veintiséis veces y Sabo había derrotado a Ace veinticuatro veces.

    —Ella no debe luchar, es una mujer…—intervino Sabo, provocando mi ira.


    —¡¿Cómo dices?! ¿¡Insinúas que soy débil!? Puedo derrotaros a los dos, aquí y ahora—exclamé yo, echando humo por la nariz. Por ser mujer no deberían subestimarme.—Si aún tienes fuerzas para combatir, ¡luchemos!

    —Pe-pero…


    —¡He dicho que lucharemos! ¿O acaso tienes miedo?—dije señalándolo con un dedo acusador. Ace y Sabo parpadearon incrédulos ante la risa de Luffy.

    —A Ino no le gusta que haya desigualdad de géneros, más si piensan del suyo como débil.— Luffy me conocía, y por más inteligente y raro fuera en él lo que hubiera dicho, hacía un destacable uso de la memoria a corto plazo, pues repitió exactamente mis palabras la vez en que un bandido me tachó como débil.


    —¡Pero yo no lo decía por eso! Ino…—no dejé que terminara de hablar cuando tuvo que esquivar un puñetazo que hubiera impactado en su cara de no ser por sus rápidos reflejos.
    —¡Vamos, en guardia!— me coloqué enfrente de él y esperé que me atacara. Cerré mis ojos ante la sorpresa de los otros.


    —Eeemm… ¿Ino?—preguntó confundido Sabo al ver que seguía quieta y con los ojos cerrados.

    —Vamos, atácame—respondí en un susurro.


    Ace levantó su vista hacia el combate, pensando:

    <<Seguro que está cagada de miedo y espera que Sabo saque su caballerosidad, después de todo ladra mucho pero poco muerde>> Se sentó bajo un árbol a descansar, sin quitar su vista de encima de mí.


    Tenía que volver a conseguir ese poder, si había matado a ese hombre podría controlarlo para vencer a Sabo, pero requería mucha concentración y eso era complicado. Cuando sentí que Sabo había saltado y ya estaba encima de mí abrí los ojos, lo cogí del cuello de la chaqueta, nos volteé a los dos y le miré a los ojos, pude ver como Sabo dejaba de oponer resistencia y que caía dormido al suelo. Lo había conseguido.

    Ace abrió los ojos como platos ante esto. Se acercó a Sabo preocupado y como no reaccionaba me encaró.


    —¿Qué le has hecho?—dijo zarandeando el cuerpo de su amigo.
    —Está dormido, nada más.


    —Es el Kuroi Me de Ino—soltó Luffy sin más. Muchas veces podía ser un idiota descerebrado, pero ese nombre era perfecto. Volví a cerrar los ojos y mi vista volvió a su color natural, el azul.—Por cierto Ino… ¿por qué todavía nos sigues si ya no corró peligro?

    El viento pareció cobrar vida en ese instante.


    —Yo… porque…—comencé volteando hacia Ace—¡Porque me agrada tu compañía y quiero que seas mi novio!—dije, totalmente sonrojada.

    —¡¿Qué?!—exclamaron Luffy, Ace y Sabo, este último que se acababa de despertar.


    —¿Pero tú no estabas dormido?— le recriminó Ace a Sabo.

    —Sí, pero ya desperté… ¿¡Cómo que quieres que sea tu novio!?—gritó Sabo.


    —Es fuerte y guapo, por no decir que me salvó de morir ahogada—mis ojos centelleaban como estrellas.

    —No sabía que tuvieras tan mal gusto—suspiró resignado Sabo.


    —¡Oye! ¡Tampoco te pases!—protestó indignado Ace.

    Fin Ino’s POV.


    Los tres tenían su peculiaridad: Luffy era impulsivo, Ace se dormía en cualquier momento y Sabo tenía un extraño sentido fraternal hacía ellos. Ino no se quedaba atrás, ella también tenía algunas características que sobresalían de las demás como la de pedir noviazgo a cualquier niño mono que veía.

    Y eso lo comprobaron un día que bajaron al pueblo. Un niño le había regalado una flor recién cogida del campo, muy hermosa a la vista de Ino. Ella tenía otra particularidad también; adoraba las flores y sabía todo de ellas, desde su nombre y procedencia, hasta cómo cuidarlas y plantarlas.


    —Vamos—dijo Ace cogiéndola del brazo.

    —¡Eeehhhh!—protestó ella.


    —Cualquiera diría que estás celoso—dijo Luffy sonriendo de oreja a oreja.

    —¡Nada de eso!—contestó sacando humo por las orejas—¡Sólo que tenemos prisa, no podemos pararnos por tonterías!


    —Men-ti-ro-so, estás celoso—dijeron Luffy y Sabo con retintín.

    —¿Estás celoso?—preguntó ella con mirada angelical.


    Ace quedó petrificado, dio unos pasos hacia atrás y trago saliva.

    —Es indignante que digas que quieres ser mi novia y luego se lo digas al primero que se te cruza—respondió más rojo que un tomate.Los tres se echaron a reír, provocando que el sonrojo de Ace fuera a peor y éste terminara por golpearlos ‘’suavemente’’ en la cabeza con su tubería.


    Aquel día fue un día muy especial para el grupo, no sólo se atiborraron a ramen, sino que también se hicieron hermanos al compartir una botella de sake y descubrieron la verdadera identidad de Sabo.

    También se hicieron independientes, construyeron una casita en un árbol, conseguían sus propios víveres y se bañaban juntos, a excepción de Ino claro, pues ella era una chica y como tal tenía una imagen que mantener.


    Esto nos lleva al día de hoy, en el momento exacto en que Ino se baña todos los días. Ino encontró unas rocas que tenían la forma correcta para canalizar el agua y además, estaba protegida, según ella, de los pervertidos de sus amigos. Ese día, fue algo especial para los chicos, pues tuvieron los pocos segundos de una buena vista, pero cuando fueron descubiertos la ira de Ino se desató.

    —¡¡Pervertidoos!!—gritó ella tirándoles todo lo que encontrara por el camino, llevaba puesta la toalla que cubría su cuerpo y la cabeza enjabonada aún, pues no le había dado tiempo a aclararla. —¡Cuando termine os enteraréis, malditos pervertidos!—dijo enfurruñada ella creando un círculo de fuego alrededor de donde ella se bañaba, así ninguno de los pervertidos de sus amigos se acercarían.


    Sus habilidades habían crecido, ahora podía manejar tres de las cuatro habilidades que la Shi Shi no Mi le había otorgado. La que mejor se le daba era la del fuego, pues las otras tres todavía eran muy complicadas para su corta edad y conocimiento. Según la información de Garp que obtenía en sus cortas visitas había averiguado que la fruta del diablo que había ingerido estaba formada por cuatro de ellas. La Mera Mera no Mi, la Tera Tera no Mi versión Ave Fénix, la Yami Yami no Mi y una desconocida y aparentemente extinta, la Sora Sora no Mi, la fruta del vacío. Según Garp, su padre había sido el creador y el único que pudo controlarlas. El abuelo Garp también quería que ella fuera marine, pues ser pirata le traería muchos problemas siendo quien es. Pero Ino a su corta edad no sabía lo que quería ser aún.

    Ino’s POV.
    Seguían pasando las estaciones y con el tiempo, llegó el invierno. Luffy aún no dominaba su Akuma no Mi y yo tampoco, lo único que sabía era dormir a la gente y quemarla un poco. No había conseguido volver a sacar la Tera Tera no Mi. Eso era un inconveniente, sobre todo en la situación en la que estábamos. Aún no me creo como acepté entrar en el juego de los chicos. ¡Era una tontería! No todo se demostraba con la fuerza, peor por lo visto, ellos no lo veían así y ahora estábamos en graves problemas.

    Todo empezó con la pelea de quién sería el capitán cuando zarpásemos y a Luffy se le ocurrió la genial idea de que quien batiera al Tigre Gigante que dominaba el bosque sería el capitán. Allí solo se medía la fuerza, por no hablar de que era un acto casi suicida. Y Ace… Ace seguía con sus soberbia de siempre y eso nos causó muchos problemas.

    Ahora escapamos de un oso gigante por su culpa, parece aún más fuerte y ese idiota lo quería usar para entrenar, hay veces que dudo de la inteligencia de Ace y esta era una de ellas.
    El gran oso nos perseguía por todo el bosque y nosotros por poco podíamos escapar.

    Llevábamos peces al hombro como carnada para el tigre y eso ralentizaba nuestro paso. De golpe, tropecé. Y de nuevo sentí que de esa no me libraría. Los chicos no se dieron cuenta hasta fatales metros después donde la zarpa del oso estaba a milímetros de mi cabeza. Un martillo de madera de un tamaño considerable se estampó en su pecho, pero no antes de que me diera un zarpazo que me mandara volar. Me estampé contra varios árboles rompiéndolos a mi paso mientras me hacía múltiple cortes y golpes en el cuerpo. Pude esquivar una roca cuando caí de cabeza al suelo, evitando así quedar inconsciente.

    Escuché un estruendo y un silencio estremecedor, seguido de unos pasos pesados, que se dirigían al bosque. Los distinguí como los del oso, así que supuse que el peligro habría pasado. Intenté levantarme, sin conseguirlo. Me quedé arrodillada intentando recuperar el aliento y escuchando los pasos apresurados de los demás en mi dirección. También estaban las voces que gritaban mi nombre, pero `pude distinguir una presencia más, un par de pasos más. Comprobé mi teoría al ver un anciano corriendo junto con mis amigos, llevaba el martillo ese, seguro que los había salvado del oso.

    Los chicos llegaron hasta mí y Luffy se puso histérico, ni que me hubiera pasado nada grave. Pero en realidad si lo era. Sentí una punzada en mi hombro derecho y lo vi. Tenía una rama de tamaño considerable insertada en la articulación, atravesaba mi hombro de lado a lado, creándome un sumo dolor. Aguanté, no volvería a desmallarme.

    El viejo me cargó en brazos y me llevó fuera del bosque, mientras, Luffy me explicaba emocionado lo que el viejales ese había hecho, como si controlara a los animales hizo que el oso se diera vuelta y se largara. Me parecía haber oído algo sobre esa habilidad, pero en ese momento no lo recordaba.

    Cuando llegamos a un claro el viejo me dio una especie de ungüento que preparó el mismo con ingredientes naturales y cosas que él tenía. Cuando lo terminé empecé a sentirme rara y para mí todo era una espiral frenética de sucesos, hasta que todo terminó por volverse negro.
    xXx
    Desperté con mucho dolor en el hombro, podía escuchar voces a mi alrededor. Luffy hablaba emocionado y Ace vigilaba el pescado. Sabo e dedicaba a escuchar las tonterías de Luffy, pero no podía entrever desde mi posición al viejo allí.

    —Parece que ya has despertado, ¿cómo te sientes?—un escalofrío recorrió mi espalda, un deja vû, Garp le había preguntado exactamente lo mismo cuando desperté por primera vez en su casa. Intenté erguirme, pero aquel señor me obligó a recostarme de nuevo.— Tranquila, no desesperes. Tu herida sanará pronto. Con lo que te he dado y tu don natural para curarte mañana deberías estar bien.

    Observé detenidamente mi hombro derecho, tenía una venda que lo sujetaba. Aparte de esa herida solo tenía algunos rasguños, todo lo demás había desaparecido.

    —Gracias. Muchas gracias por curarme. La verdad que ahora me siento mejor pero me duele el hombro.—dije con una cara de angustia. De verdad me dolía, pero supongo que podría soportarlo. Cuando sentí que todo se estabilizaba me erguí poco a poco pero un ruido sobresaltó mi ascenso. Era el ruido de mi estómago que pedía comida. Ahora que lo recordaba no comía desde la mañana y según podía ver ahora era de noche.

    Luffy y Sabo no se enteraron de que me había despertado, pero Ace tenía su mirada fija en mí. Me ruboricé un poco, pero pude ocultarlo cuando se acercó a mí y me ofreció un trozo del pescado. Lo raro es que se sentó a mi lado y me preguntó si realmente estaba bien, pues según él estaba algo pálida.

    —Tranquilo, estoy bien.—dije algo sonrojada por su cercanía, aún me ponía algo incómoda en su presencia, pero de algún modo, me gustaba. Me giré hacia Sabo y Luffy mientras hablaba—Nee, Sabo, Luffy, seguirán despotricando o…

    No tuve tiempo de acabar mi frase cuando tenía a Luffy encima. Estaba abrazado a mí como una lapa y lloraba de felicidad. Correspondí alegremente el abrazo, al que también se sumó Sabo y los tres nos estuvimos riendo un rato. En un momento pude distinguir como Ace se ponía algo celoso por lo que decidí entablar conversación con él también, pero de nuevo, Luffy volvió a interrumpirme.

    —Nee, viejo. Usted es muy fuerte, ¿cómo derrotó al oso?

    —Pues… Yo antes era pirata. Tenía un barco y una buena tripulación, me hice fuerte en el mar.

    —Pero sus habilidades no son normales, usted posee el Haki del Rey, ¿verdad?

    —¿Có-cómo?, ¿cómo sabes tú eso, pequeña?

    —Antes que nada, soy Ino, no pequeña. El abuelo Garp y yo tenemos muchas charlas acerca de eso. Con el Haki de Rey puedes dominar animales salvajes y dejar K.O a personas a tu alrededor que sean débiles, ¿me equivoco? Tiene más usos, pero a mi opinión son los más importantes.—expliqué desglosando la información que el abuelo Garp me había dado. Todos estaban callados y atentos, ninguno sabía de lo que estábamos hablando.

    —Pues sí, diste en el clavo. Yo puedo usar el Haki del Rey. Pero aunque lo tuviera, nunca fui rival para Gold D. Roger.—reveló el viejo. Noté un cambio en la actitud de Ace. Ahora estaba en una pose muy agresiva y defensiva, como si fuera a morder en cualquier momento.

    —¿Gold D. Roger?, ¿peleaste contra el rey de los piratas? Uooo—exclamó Luffy con estrellitas con los ojos.

    —Sí, pero no fui rival para él. Roger y su tripulación eran mejores en todos los aspectos, nosotros nunca tuvimos una oportunidad. Pero aún así Roger es un gran hombre, en el mundo de los piratas perder una batalla significa la muerte. Pero como veis yo sigo aquí. Roger es una gran persona, pues nos dejó escapar a mí y a mi tripulación. Ningún pirata haría eso. Por eso lo admiro.—explicó el viejo, que por cierto, todavía no nos había dicho ni su nombre. Mientras hablaba noté como Ace se marchaba enfadado. La mención del nombre Gold D. Roger parecía afectarle sobremanera.

    —Uooo, ¿me darás consejos para ser pirata? Yo seré el capitán de Ace, Sabo e Ino-chan. ¡Jejé!

    —¿Quieres ser pirata? Pocos consejos puedo darte yo, pero puedo entrenarte.

    —¿De verdad? Uoooooo.

    —Nee, Sabo, ¿qué le sucede a Ace?—pregunté, extrañada. No era normal de Ace irse así por las buenas sin decir nada.

    —Bueno… La verdad es que Ace odia a Gold D. Roger. La sola mención de su padre en su presencia trae consecuencias horribles. No sé cuáles son sus motivos para odiarlo, pero según lo poco que me contó Roger le entregó a Garp cuando apenas tenía 2 meses. Y éste lo trajo aquí y lo dejó al cuidado de Dadan.

    —¿El padre de Ace es el rey de los piratas? ¡Uooo!

    —Vaya, eso sí que no me lo esperaba.—dije yo, extrañada nuevamente. Algo activó mis instintos, nos estaban vigilando.— Sabo, Luffy, es mejor que nos vayamos ya, se está haciendo muy tarde. Gracias por curarme, viejo Naguri.
    —Pe-pero…

    —Recuerden no mencionar esto delante de Ace, tan solo actúen con normalidad.—explicaba Sabo por el camino. Hubo un silencio bastante incómodo hasta que llegamos hasta nuestro escondite. Allí Sabo volvió a hablar— No mencionen a Roger delante de Ace, y actuad con normalidad, ¿entendido, Luffy?

    —¡Por supuesto!—exclamó el mientras subíamos por el árbol. Una vez que llegamos arriba, sus palabras quedaron en el olvido. Pude ver la cara sombría de Ace al entrar en el escondite por lo que decidí mantenerme al margen, o eso intenté.—¡Hola Ace! Así que tu padre es el rey de los piratas, ¡que guay!

    Un escalofrío recorrió mi espalda, pude ver como Ace se ponía tenso y hablaba con una tranquilidad inusitada que daba miedo.

    —Luffy… ¿quién te ha dicho eso?

    —¡Fue Sabo!—exclamó Luffy, aquí se avecinaba una tormenta…

    —¡Luffy! ¡Te dije que actuaras con normalidad!—gritó él preocupado, más bien atemorizado.

    Y antes de que se dieran cuenta, Ace les metió un capón a los dos que los dejó muy adoloridos.

    —¡Oye! ¿Por qué me pegas?—preguntó Luffy con lagrimillas en los ojos.

    —¡Sí! ¡No pegues a los demás antes de oír su explicación!—le secundó Sabo, defendiéndolo.

    Cerré los ojos ante la vista de un segundo golpe por parte del mayor.

    —No quiero volver a oír hablar de Gold D. Roger en mi presencia, ¿entendido?

    —Grrr… ¡Roger, Roger, Roger! ¡El padre de Ace es Gold D. Roger!—gritó Luffy, para picar al mayo, sin saber que las consecuencias serían fatales. Luego de eso comenzó una sarta de golpes e insultos que no me atreví a mirar, tan solo cogí una manta y dejé que solucionaran ellos su refriega. Luffy había tenido la culpa y Sabo por contárnoslo, así que atendieran a las consecuencias.

    xXx
    Luego de un tiempo de golpes, griterío e insultos volvía a reinar la paz en nuestro escondite, o al menos me parecía a mí. Ace estaba realmente enfadado, Luffy y Sabo estaban todos golpeados y nuestro escondite estaba patas arriba.

    —¡Vosotros ya no sois mis hermanos!—dijo Ace, rencoroso.

    —Pero…—mi voz fue cortada por la de Sabo y Luffy.

    —¡Totalmente de acuerdo!—exclamaron los dos a la vez, girándose para no verse a la cara.
    Cerré los ojos dispuesta a dormir un poco, seguramente mañana todo se arreglaría, o eso esperaba.

    Fin Ino’s POV.
     
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  6.  
    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    Nunca lo consiguió*
    La verdad, no veo a Luffy diciendo eso… y menos aún siendo un niño. Queda muy OoC…
    Mmm, me parece que hubo poca revisión u.u Es bajo*
    Jaja, debo decir que no me gusta mucho la idea de que Ino tenga un poder tan grande, pero la idea de que diga una estupidez como querer ser novia de Luffy es genial xD
    ¿Eso de andar pidiendo a cualquiera que sea el novio es una característica de Ino o es OoC?
    Tengo la impresión de que todo pasa muy rápido desde el cambio temporal. Primero Ino bañándose, la partida de Sabo, el intento de incendio a Terminal Gray, Ino tratando de recuperar a Sabo… como que todo ocurre sin que hagas pausas o que lo relates mejor. No apresures la escritura porque entorpece la lectura.
    Bueno, me gustó el capítulo aunque hubo demasiadas historias y poca acción. Creo que esto de mezclar dos historias bastante distintas no es lo mejor. Pero de igual manera, opino que con el tiempo nos acostumbraremos, que al principio es más difícil. ¡A ver qué ocurre con esos dos en el próximo capítulo! ¡Suerte, amiga! ^^
     
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  7.  
    Kira Lawliet

    Kira Lawliet Entusiasta

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    ...Me siento OBLIGADA (Con todas las letras) a comentarte para que no me mates...¬¬
    Yo creo que no vi casi ningún fallo, salvo alguna falta de ortografía. Sinceramente, la historia me encantó. La trama es interesante, y eso de que Ino tenga un poder tan grande; creo que le puedes sacar buen partido a esa idea. ^^
    Y me encantó eso de que Ino le pida salir a cualquier chico mono que se encuentre por el camino...Pobre Ace... u__u
    Pese a que hay Ooc, Luffy sigue siendo el típico niño medio idiota, medio pirado que todos adoramos...Nunca cambiará. ^^U
    Me ha encantado...Y avisame cuando cuelgues más caps que después me lo tengo que leer TODO de golpe...¬¬
    P.D: Ah, y deja de obsesionarte con cualquier personaje cachondo de cualquier anime...(CofcofAcecofcof) ¡QUE ASUSTAS! Y aparte...¡ESTA MUERTO! xD¡ Nunca dejaré de recordártelo. *Risa malvada*
    SALU2~¡¡
     
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  8.  
    Eternatus

    Eternatus Fanático

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    Hola! Wii~~ Aquí vengo con un nuevo cap, algo más corto que el anterior, pero con más acción. Ya, ya... Lo siento Demian, no me gusta almacenar capis a lo bestia TTwTT ya tengo escrito la mitad del 5 TTOTT
    A lo largo de la historia se hará mención a algunos personajes de Naruto, pero no aparecerá ninguno. Espero que disfruten del capi~!

    Watashi no Kokoro no Yami
    1ª Saga: Conociéndonos.
    La caza del tigre y la despedida.

    Cerré los ojos dispuesta a dormir un poco, seguramente mañana todo se arreglaría, o eso esperaba.

    Ino’s POV.


    xXx​
    Abrí los ojos molesta ante la luz del nuevo día, me cegaba la vista y además me despertaba. Cosa que yo no quería. Recordé los sucesos de la noche anterior al echar un vistazo al escondite, estaba todo patas arriba y había algunas cosas rotas. Me fijé en especial en el pequeño cajoncillo donde guardaba mis cosas, no estaba en su sitio. Recordando lo que contenía aquel mueble me desesperé, empecé a rebuscar entre las cajas y cosas tiradas y pude ver que todas mis coas estaban esparcidas por el suelo a un lado de donde dormía Ace.

    Revisé lo que había allí y cuando encontré lo que quería lloré, lloré de pura tristeza, pues el único recuerdo que conservaba de mi padre estaba destruido. Era una pequeña rosa de cristal, de apariencia frágil. Antes solía mirarla cuando me entraba morriña pero ahora… Le faltaba todo el tronco y algunas de las hojas de cristal estaban destrozadas.

    Apreté el regalo contra mi pecho y mis sollozos se hicieron más audibles. Pero eso no me importó, me daba igual que cualquiera de ellos se despertara y me viera llorar, ahora me daba igual. Todavía encogida en el suelo sentí una mano en mi hombro. Ace colocó mis cabellos detrás de mi oreja y me miró a los ojos. Después cogió con suma delicadeza aquel preciado recuerdo y lo envolvió en un paño, hizo un lazo y lo depositó encima de una de las cajas más apartadas. Luego se acercó a mí y me observó con curiosidad disfrazada con seriedad, pero a mis ojos podía ver que no le gustaba verme llorar.

    —¿Ya vuelves a llorar?—sus palabras me dolieron en lo más profundo de mi alma, pero aún así, lo miré a los ojos, retándolo con la mirada.—¿Qué era eso? Parece que le tienes mucho apego…

    —Era el único recuerdo que tenía de mi padre—le corté yo enfadada.—Era una rosa de cristal que me regaló por mi quinto cumpleaños.
    —Tal vez puedas arreglarlo.

    —Lo dudo, pero tampoco quiero. Esa malita rosa me mantiene presa al pasado y yo no quiero hacerlo.—apreté mis puños obstinada. Miré curiosa como Ace levantaba una plaquita de oro del suelo y leía en voz alta.

    ‘’¿Vale la pena llorar por el pasado?, ¿lamentarse por el presente? ¿No es mejor sonreír al futuro? Aunque lo veas negro siempre habrá una luz que ilumine tu camino.’’—leyó Ace en voz alta. Sus palabras le hicieron reflexionar, pero pronto volvió a su semblante de siempre y llevó la plaquita a la bolsita donde estaba todo lo demás. —Aunque tú no quieras arreglarlo, aún podemos venderlo y aumentar nuestros fondos para ser piratas.

    —Haz lo que quieras—respondí cortante. Ahora no estaba para ese tipo de cosas.— Me iré a dar un baño así que procura que esos dos no me sigan.—dije apuntando con la cabeza a Luffy y Sabo. Ace respondió con un asentimiento de cabeza y se pudo a observar como el bosque despertaba.
    Cogí mis cosas y bajé del árbol con dirección al río. Cuando encontré el sitio que tanto adoraba para ducharme, me lavé bien el pelo y el cuerpo, pues no había tenido la oportunidad de hacerlo en dos días. Mientras me lavaba pensaba en las palabras del recuerdo de mi padre y su sentido. Era verdad que no debía atarse al pasado, ¿pero cuál era mi luz?, ¿Luffy, Ace y Sabo? No lo sé, ni quiero saberlo. Por ahora me limitaré a ser quien soy y las respuestas las conseguiré cuando las necesite. Por ahora todo está en orden y no hay nada que perturbe mis pensamientos… ¿o sí? Ace era otro caso, creo…

    Cuando terminé me sequé y me vestí. Hoy opté por una camiseta de manga corta con unas flores en el centro y unos pantalones marineros azul clarito con los bajos remangados. Me calcé unas zapatillas de color negro y unos calcetines subidos hasta las rodillas completaban mi look. Peiné un poco mi pelo y le coloqué la pinza rojo bermellón que me había dado Anne… Todavía la recordaba, ella que la había ayudado tanto… Me gustaría volver a verla.

    Con estos pensamientos comencé a caminar de vuelta a la guarida, pero por el camino paré en el río y estuve un rato allí esperando que un pez picara en el anzuelo que había colocado al llegar y mirando las nubes. De pequeña siempre hacía esto con mi único amigo, Shikamaru Nara. Él era un niño vago, pero tremendamente inteligente. Le gustaba dormir y mirar las nubes. Yo siempre le recriminaba por ser así, pero ahora echaba de menos esos ratos. Con mis actuales amigos era complicado tener un momento de paz y tranquilidad y si los había, eran muy cortos.
    Llevé mi atención hacia la caña de pescar, que ahora se movía frenética de un lado a otro. La sostuve en mis manos y tiré con fuerza. Había aprendido a pescar y, con la práctica, ahora podía sacar peces grandes en el mínimo tiempo de apenas cinco minutos. Pasado ese tiempo conseguí sacar el pez, era uno muy grande, parecía un salmón de los que venían del mar remontando el río. Genial, con esto tendríamos hasta la comida.
    Con unas lianas y unas ramas hice una cómoda plataforma donde puse el pez y lo até con más lianas. Tiraba de la plataforma por una liana dura e inflexible, perfecta porque no se rompería. Seguí caminando por el bosque hasta llegar a nuestro escondite donde un poco apartada de la maleza lancé una pequeña bengala de fuego. Al instante las cabezas de Sabo, Luffy y Ace asomaban por la barandilla. Les hice señas para que bajaran una cuerda y poder atar el pez y así poder llevarlo hasta el escondite. Subí por el árbol y cuando llegué arriba los demás ya se encontraban admirando el pescado. Luffy lo miraba hambriento y con babas cayéndole de la boca. Cocinamos la pieza y nos dispusimos a comer, esta vez en completo silencio. Todos recordábamos lo que había pasado ayer, pero nadie hizo nada para remediarlo.

    Cuando terminamos, salimos de nuestro escondite para dirigirnos a la Terminal Grey, según el viejo Naguri podríamos encontrarlo por allí pululando. Nadie habló en el camino, el aire que había a nuestro alrededor se podía cortar con un cuchillo y el que Ace fuera adelantado no ayudaba mucho a remediar la situación.

    Cuando llegamos a la Terminal Gray encontramos a Naguri recogiendo materiales y martilleando. Nos saludamos y fuimos al lugar en el que cenamos ayer. Luffy no paraba de decir que quería que le entrenase, lo decía tanto que me estaba comiendo el coco hasta a mí. Me vendría bien hacerme más fuerte… Sí, yo me iría también con Naguri. Allí sucedió algo que no me esperaba. Ace sin previo aviso atacó a Naguri, éste detuvo el ataque moviendo a una velocidad sorprendente el gran martillo. Después hubo un segundo intento de un golpe por parte de Ace pero Naguri lo detuvo y colocó su martillo a milímetros de la cabeza de Ace.

    —En tiempo de piratas, perder un combate es perder la vida. No es necesario que descargues tu frustración de esta manera, Ace. Si peleas, hazlo con una verdadera razón. ¿Para qué peleas tú?

    —Yo peleo para…

    —No hace falta que respondas ahora. Piénsatelo.—interrumpió Naguri.— Es una pregunta complicada.

    —Yo peleo para sobrevivir.—soltó de repente Ace. Estaba enfadado, se le notaba.

    —¿Sólo para eso?, ¿no peleas por nada o por nadie más?—inquirió de nuevo Naguri. Ace se quedó pensativo. Decidí que ya era demasiado, era obvio que Ace no solo peleaba por su supervivencia, por lo que interrumpí su conversación.

    —Yo también quiero que me entrenes— interrumpí. Los demás se sorprendieron ante tal afirmación. Yo sabía que ellos pensaban de mí como a una niñita llorona y frágil que no puede cuidar de sí misma y que sólo piensa en estupideces, ahora les demostraría quién era yo.

    —Comprendo. Está bien, entonces. Al atardecer os llevaré a un lugar para entrenar.

    —¡No!—gritó Ace. Todos nos quedamos sorprendidos por lo que dijo, ¿por qué no quería que me fuera?—No te dejare que vayas con él, Ino…

    —¿También le robarás la libertad a ella?—los ojos de Ace se abrieron como platos ante tal pregunta. Ninguno de nosotros entendió la pregunta, pero era obvio que Ace sí. Arremetió de nuevo contra Naguri, sin alcanzarle.— ¡¿Por qué luchas, Ace?!,¡¿cuál es el motivo por el que luchas?!

    —¡Yo lucho porque odio a mi padre! Lucho para proteger a mis hermanos… No dejaré que te lleves a Ino.—reveló él, decidido a no dejarme marchar.
    —Igualmente me iré con él, Ace. Tú no puedes impedírmelo. No puedes impedirme ser fuerte…

    —Dime Naguri…—me interrumpió Ace.— ¿Qué pasaría si el rey de los piratas tuviera un hijo?, ¿¡qué pasaría!?

    —Probablemente su vida fuera un infierno. Sería perseguido por el Gobierno Mundial y por la Marina si fuera pirata. El hijo del rey de los piratas sólo tendría dos opciones a las que aspirar, solo podría ser o no ser pirata. Y si lo fuera al final sería alcanzado por la sombra de su padre y su vida no tendría sentido.—respondió Naguri. Los ojos de Ace se inyectaron en sangre. Intentó por tercera vez atacarlo, sin éxito. —Dime Ace… ¿por qué luchas?

    Y por fin Ace se tranquilizó. Se sentó alejado de nosotros, bajo un árbol. Y no habló más. El día continuó con normalidad hasta el atardecer, cuándo Naguri avisó que debíamos ir a entrenar. Luffy y yo nos despedimos de Sabo, pero ninguno nos atrevimos a acercarnos a Ace. Tan solo le dije un seco adiós.

    Fin Ino’s POV.

    xXx​
    Una semana después…

    —Nee, Ace. ¿No crees que llevamos mucho tiempo sin ver a Luffy y a Ino? Ya ha pasado una semana…—inquirió un niño rubio con un gran sombrero en su cabeza. No recibió contestación alguna por parte del otro chico, quien caminaba adelantado y a su bola.— Ace… ¿No estás preocupado por Ino? Nosotros siempre la protegíamos y ahora se enfrenta a un entrenamiento ella sola…

    —No, ella sabe lo que hace—cortó Ace.— Como bien dijo, debemos dejarla hacerse fuerte para que nosotros seamos los protegidos.— explicó Ace, cerrando los ojos y suspirando. Estaba preocupado por su amiga, pero aceptaba su decisión.

    —Demo, Ace…—las palabras de Sabo fueron interrumpidas por el sonido de un árbol cayendo justo encima de ellos.— ¡Corre! ¡¡Uaaaa!!

    Los dos niños escaparon justo a tiempo antes de que el árbol los aplastara. Pudieron ver como Luffy había sido el causante del desastre, por un descuido. Tenía un hacha en la mano y su típico sombrero de paja en la cabeza, solo que esta vez también había vendas en su brazo derecho.
    Los ojos de Ace se posaron inyectados en sangre en ese brazo, sus pensamientos no eran para nada positivos y barajaba las posibilidades de que a Ino también le hubiera pasado algo.

    —¡Chicos! ¡Wooa! ¡Por fin nos encontramos!—gritó Luffy, muy emocionado. Soltó el hacha y corrió hacia sus hermanos.— ¡Tienen que ver lo fuerte que me he hecho!

    —¡Luffy! ¡¡Hola!!—exclamó Sabo, abrazando a su hermano.

    —Luffy… ¿Qué te pasó en el brazo?—inquirió Ace, con mirada sombría.

    —¡Ah! ¿Esto?—preguntó señalando sus vendajes.— Pues verás es una larga historia… Jejeje…—Luffy estaba nervioso ante la mirada de su hermano.

    — Ino y yo entrenábamos y bueno… se le descontrolaron los poderes y… me quemó.

    —¿Ella está bien?—siguió preguntando Ace.

    —Sí, ahora debe de estar preparando la cena. ¡Seguidme!

    Los chicos siguieron a Luffy por el bosque hasta la Terminal Grey, allí encontraron la casucha de Naguri y a Ino preparando la cena. Ella tenía
    vendas en los brazos y en el cuerpo, también varias tiritas en la rodilla y cara.

    —¡Ino-chan! ¡¡Hola!!—gritó Sabo dándole un abrazo, pero separándose al instante al notar un quejido de ésta.— Que… ¿qué sucede?

    —Eh… Pues yo…

    —¿Qué te pasó en el brazo, Ino?—inquirió Ace, con los ojos clavados en las vendas.

    —¡Ah! Nada, nada. Solo es una quemadura…—intentó fingir ella. Pero, para su mala suerte Luffy era un despistado y siempre metía lapata.
    —Pero Ino-chan… ¿No es ahí donde te mordió el cocodrilo?—la cara de todos era un libro abierto. Sabo tenía una gotita en la nuca y pensaba ‘’Nunca cambiará’’, Ino tenía un aura de depresión y se había ido a una esquina a hacer circulitos con los dedos, Luffy tenía su cara de yo no sé nada de siempre y Ace… Si las miradas matasen Naguri habría muerto muchas veces.

    Ace se levantó y fue a dónde estaba Ino y, sin previo aviso, le quitó la venda del brazo, sorprendiéndolos a todos. En el brazo de Ino se podía apreciar una serie de marcas, en fila, de apariencia profunda y de mordedura de cocodrilo. Cuando hubo terminado de comprobar la herida, la vendó nuevamente y se tumbó de espaladas a los demás. Hubo un silencio general hasta que Luffy recordó algo.

    —¡Sabo! ¡Mira esto! ¡Mira lo fuerte que me he hecho!—exclamó Luffy colocándose algo alejado de una supuesta diana. En realidad era un tabón de madera que colgaba de unas cuerdas y no tenía ni una rotura, Luffy nunca le acertaba. Una vez colocado Luffy estiró su brazo y gritó su característico ‘’Gomu Gomu no Pistol’’ y, como era de suponerse, no le dio. A quien si le dio fue a Naguri, le metió un puñetazo en la cara que lo hizo caerse de la roca en la que estaba sentado.

    —Luffy… ¿nunca vas a acertarle al tablón?—Ino suspiró. — Mira, es más sencillo si apuntas bien… ¡Así!— se colocó en posición y mandó un golpe de fuego al tablón que lo dejó ardiendo.— ¡Mierda!— ella corrió a apagarlo. Con un movimiento de mano, el fuego regresó a su palma, donde desapareció al cerrar el puño.

    —¿No vas a enseñarles lo otro?—preguntó Naguri, mirando el fuego.

    —¿El otro?, ¿qué otro? Ah, claro… — Ino se volvió a colocar en posición y mandó un golpe de vacío que, aparte de borrar la tabla del mapa, apagó el fuego .

    —¡Increíble! ¡Como molas, Ino-chan!—dijeron a coro, con estrellitas en los ojos Sabo y Luffy. Ace solo se limitó a mirar por encima de su hombro, sin prestar atención aparentemente.

    —¿No queréis entrenar vosotros también? Así terminamos con la dichosa caza del tigre ese de una vez.—puntualizó ella.— Además, antes Luffy no podía darle ni a una piedra que no se mueve, ¡miradlo ahora! ¡Puede darle a alguien en la cara! Es mucho progreso en tan solo una semana.

    —En realidad, lo he tenido talando árboles una semana, pero ha aumentado su fuerza física.— aclaró Naguri.

    —Entonces… —comenzó Sabo, dirigiéndose hacia el viejo.— ¿Podemos entrenar con usted, viejo?

    —Claro… Pero si queréis vencer a ese tigre, deberéis entrenar duramente.

    —¡Lo haremos!—respondieron a la vez Ino, Sabo y Luffy.

    —Entonces seguidme, iremos a ese lugar a entrenar.—finalizó Naguri y comenzando a caminar.

    —¡Venga, chicos! ¡Tenéis que ver esto!—gritaba Luffy, evidentemente emocionado. Ino se retrasó un poco, se quedó allí esperando a Ace.

    —Oye Ace… ¿To-todavía estás enfadado?

    —Nunca…—murmuró él, en bajito.

    —¿Cómo?

    —Nunca podría enojarme contigo.— dicho esto comenzó a caminar, seguida de una confundida Ino.

    xXx​
    —¡Wooa!—gritó Sabo emocionado ante la presencia de ese barco. Estaban en una cala de la isla, aparentemente escondida del mundo.
    —Llevo muchos años reparando este barco… Con él saldré a buscar a mis nakama, los piratas de Naguri.

    —Por eso ha tenido a Luffy talando árboles, ¿verdad?—inquirió Sabo.— Y por eso siempre se la pasa buscando materiales y martilleando. ¿Pero no cree que es demasiado… para salir a la mar?

    —No hay edad para buscar la libertad, no la hay tampoco para coger las oportunidades de obtenerla que te ofrece el mar.

    —Naguri-san es muy sabio y él verdaderamente quiere encontrar a sus nakamas.— comentó Ino.

    —Bien, ¡comencemos a entrenar! Mañana cazaréis al tigre, si no me equivoco. ¡Pues veamos como mejoráis vuestras fuerzas!

    Los niños entrenaron duro todo el día guiados por Naguri y a la vez también le ayudaron a reparar su barco hasta que, al anochecer, el barco estuvo completamente reparado. Los niños y el viejo Naguri cenaron y se dispusieron a dormir, pues era tarde y necesitarían todas us fuerzas para batir al tigre.

    xXx​
    Ino’s POV.

    Estábamos frente a frente con el tigre, Naguri nos observaba desde un peñasco y nosotros cuatro estábamos solos para enfrentarnos contra el tigre. Era grande y muy hermoso, sus rayas negras estampadas en su pelaje y la hermosura de su silueta, la grandeza y de su ser y su imponente figura le daban un aire de poder infinito, parecía un ser intocable.

    Ace fue el primero en atacar, saltó en el aire y le dio un golpe al tigre en los morros, cosa que no le hizo mucha gracia y de un zarpazo mandó a volar a Ace. Sabo fue el siguiente, preocupado por su hermano, pero tuve exactamente el mismo destino que éste. Ahora sólo quedábamos Luffy y yo, la cosa no era para nada alentadora. Me adelanté con afán de proteger a mi hermano. Di un salto y me alcé en el aire, seguidamente mandé una ráfaga de fuego a los ojos del tigre, cegándolo por unos instantes. Eso no le gustó para nada, por lo que intentó atacarme con un zarpazo. Pero yo tenía activado el Kuroi Me y pude observar su movimiento antes de que lo ejecutara. Con Naguri estuvimos practicando ese tipo de cosas, él me dijo que ese poder era muy parecido al color del Haki de Presencia, y que podía usarlo como tal. Esquivé el zarpazo y me lancé a su cara. Me agarré a una de las grandes orejas del tigre, pero éste se molestó sobremanera. El tigre comenzó a bufar y a removerse intentando sacarme de encima. Al final dio un cabezazo y yo salí volando, estampándome violentamente contra el suelo.

    Sabo se levantó y vino corriendo hacia mí, corriendo para socorrerme. Pero se paró en seco al ver que el tigre iba a aplastar a Luffy con su pata delantera. Ace y Sabo corrieron todo lo que pudieron para salvar a Luffy, quien estaba paralizado por el miedo. Al final llegaron a tiempo para sostener la pata del tigre y decidieron trabajar en equipo.

    Me levanté y corrí hacia el bosque mientras Ace y Luffy iban tras de mí. Sabo era el encargado de distraer al tigre y llevarlo hacia nosotros. Cuando el tigre estuvo lo suficientemente cerca alcé mis brazos y los volví a bajar, tocando con mis palmas el suelo nevado. El tigre quedó inmovilizado, pues unas cadenas de oscuridad lo mantenían preso.

    Luffy se agarró a dos árboles con los brazos y se estiró hacia tras, cuando hubo estado a suficiente tensión que le diera a Ace la potencia para volar Luffy se soltó. El tigre tenía mucha fuerza y ejercía mucha presión sobre las cadenas que tenía en las patas, cada vez me era más complicado sujetarlo y, cuando las cadenas cedieron, Ace apareció delante del tigre y, aún en el aire, le dio un golpe al tigre en la cabeza. Ace y el tigre cayeron al suelo, el segundo sin vida.

    Todos nos quedamos quietos un instante, pero después, corrimos hacia Ace para abrazarlo. Corrijo, corrí hacia Ace para abrazarlo. No me di cuenta de este detalle hasta que noté que era la única que abrazaba a Ace. Me sonrojé sobre manera y me separé bruscamente de Ace, felicitándolo por haber batido al tigre. Sabo y Luffy se acercaron cabizbajos.

    —Felicidades, Ace. Ahora serás nuestro capitán. —comentó Sabo entristecido por no haber sido él el ganador del juego.

    —No, derrotamos al tigre todos juntos. Así que yo no seré vuestro capitán.— sus palabras iluminaron la cara de Luffy y de Sabo. A la vez provocaron las risas de Naguri, quien se despidió alzando su bandera. Estaba atada a su martillo y tenía un símbolo de una mano agarrando dos martillos pequeños. Nos giramos y le dijimos adiós, sabiendo que ahora que partía quizás no lo volveríamos a ver.

    Lo seguimos hasta la cala y lo despedimos con salidos y risas, también con agradecimientos por todo lo que nos había enseñado. Sin duda lo echaríamos de menos.
     
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    SacriDH

    SacriDH Quieres que lo haga? Está bien pero... lo romperé

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    Ja, que raro, ahora haces que hasta los personajes de Naruto se enamoren de Ace xD Eres un caso perdido.
    Bueno, puedo ver que cambiaste muchas cosas del capítulo… no te pedí que modificaras tanto, sólo que pusieras algunos detalles insignificantes para que no parezca que el tiempo pasara rápido D: No me hagas caso, ya lo has solucionado.
    Creo que tu fuerte es escribir en tercera persona, me gusta más que cuando habla Ino.
    El Luffy de este capítulo y del anterior se parece mucho más al de la serie, muy bien ^^
    Ja, el viejo Naguri los pone a trabajar bien duro xD ¿A eso le llama entrenamiento? ¿Hacer trabajos para otra persona? LOL!
    ¿No será el segundo? Esto me hace acordar a Tarzán! xD
    Bueno, el capítulo estuvo bien y mejoró considerablemente la velocidad con que suceden los hechos ^^ Creo que a la historia le falta mucha más aventura, pero supongo que hasta que no salgan al mar no voy a poder ver eso D: ¡Te felicito! Y está bien el tiempo que dejaste para publicar, sigue así. Suerte!
     
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  10.  
    Eternatus

    Eternatus Fanático

    Piscis
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    Título:
    Watashi no Kokoro no Yami
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    12
     
    Palabras:
    3994
    Bueno, bueno... Ya nos vamos acercando al final de la primera saga... Aquí habrá el primer momento AceIno *O*, no quedó tan largo como quería pero me gustó el final abierto del capi. Gracias a Demian y a Kuro-chwan~~ por sus comentarios, me suben la moral *O* Intentaré escribir esta vez un poco más rápido pero las clases me ocupan la mayor parte del día.

    Watashi no Kokoro no Yami
    1ª Saga: Conociéndonos.
    Extrañas intenciones.

    Lo seguimos hasta la cala y lo despedimos con saludos y risas, también con agradecimientos por todo lo que nos había enseñado. Sin duda lo echaríamos de menos.

    Ino’s POV.

    Ahora volvíamos a nuestro escondite. Se estaba levantando un fuerte viento y las nubes negras que cubrían el cielo no anunciaban nada bueno, de eso estaba segura. Nos apresuramos a llegar al escondite, pero la tormenta nos dio de lleno a mitad de camino. Desde el bosque podíamos observar como el río iba creciendo hasta desbordarse. Corríamos lo más rápido que podíamos hasta nuestro escondite y, después de mucho caminar, llegamos. Subimos con dificultad por el árbol debido a lo empapado que estaba.
    Cuando llegamos arriba nos tiramos en nuestros futones, exhaustos. Cerré mis ojos y me puse a pensar en las palabras que Naguri nos dedicó antes de marcharse.

    Flashback.

    —Debéis recordar que trabajar en equipo es lo más importante. No es divide y vencerás, no. Apoyaos los unos a los otros en la lucha. Vosotros estáis destinados a pertenecer a distintas tripulaciones, pero vuestros destinos siempre estarán unidos. Cuando dos almas gemelas se encuentran crean una conexión tan profunda que ni la mismísima muerte podría romper. Recordar siempre mis palabras, os serán de ayuda en el futuro. ¡Espero volver a veros pronto!

    Fin de Flashback.

    Abrí los ojos, sorprendida. Podía oír el repiqueteo de la lluvia contra la madera, pero había algo más. Era como si el viento pronunciara mi nombre, zumbando entre los árboles y zarandeando nuestro escondite. Observé a mi alrededor comprobé que los chicos estaban dormidos. Pero esa voz aún estaba allí, insistiendo con que fuera a buscarla. Cogí una chaqueta gruesa y salí despacio del escondite, procurando no hacer ruido.
    Una vez estuve abajo sentí el frío calar en mis huesos, como si me taladrasen mil cuchillos. Era muy, pero que muy doloroso. Caminé para entrar en calor, la voz seguía llamándome y yo acudía a su encuentro. No podía parar de andar, era como si algo me obligara a mover las piernas, a mantenerlas alejadas del frío.

    Seguí la voz hasta una cueva, pero allí no había nadie. Salí de allí y me interné en el bosque, esperanzada de encontrar al dueño de aquella voz. Pero… ¿de qué me sonaba a mí esa voz? Estaba segura de haberla oído antes, ese tono de voz… me era demasiado familiar. Paré en seco al recordar al dueño de aquella voz, él estaba allí de pie, llamándome, esperando mi llegada.

    Mi vista se empañó por las lágrimas que no dejaban de caer y caer formando húmedos surcos en mis mejillas. Algo oprimía mi pecho, era una sensación de esperanza mezclada con un dolor supremo, no sabría describir la situación.

    Apreté los puños y corrí hacia mi padre. Era imposible que él estuviera vivo, pero allí estaba, esperándome. Intenté alcanzarlo, pero nunca llegaba era como si un abismo nos separara. Vi sus labios pronunciar una única palabra que no llegué a escuchar. Alzó su mano enguantada y me mostró la rosa de cristal, que iba desapareciendo poco a poco, arrastrada por el viento. A la vez que la rosa, mi padre también lo hacía. Él sonreía y volvía a hablar, ahora podía escucharlo.

    —Vive, mi niña. Vive… Desátate del pasado y comienza un futuro con esos niños. No cometas los mismos errores que yo. Vive…— Y con esas palabras, fue desapareciendo como si fuera polvo arrastrado por el viento. No podía parar de llorar y caí de rodillas al suelo, desesperada. De nuevo no había podido evitar que mi padre desapareciese. Ahora que por fin volvía a verle él desaparecía. Cerré mis ojos y apreté mis puños fuertemente, no lo dejaría marchar.

    Me levanté y comencé a correr hacia dónde estaba él, llamándolo a gritos. La tormenta no cesaba y yo ya llevaba bastante tiempo fuera. Los chicos se preocuparían por mí, pero ahora eso no me importaba. Seguía corriendo por el bosque, buscando el vano reflejo de mi padre en las gotas de lluvia que caían sin cesar.

    Así pasaron las horas y yo caí exhausta en el suelo, abrazándome a mí misma para calentarme. El frío era tal que ya no sentía las piernas y esa fuerza que antes me empujaba a moverme ahora había desaparecido. No quería morir allí, yo quiero crecer, hacerme fuerte, crear un futuro. Pero otra parte de mí quería volver a ver a mi padre… Lamentablemente, esa parte estaba ganando terreno.

    Ya ni podía crear una mísera chispita que mantuviera mi calor corporal, el frío era extremo. Cerré los ojos y comencé a recordar los buenos tiempos vividos con mis hermanos, con Ace. Y las lágrimas volvieron a aparecer, ¿dónde había quedado la promesa de vivir? Noté como empezaba a dormirme debido al frío, no debía dormirme, si lo hacía no despertaría nunca.

    Pero la melodía que escuchaba al cerrar los ojos… era tan atrayente, tan cálida que me hacía olvidarme de todo. Quería acercarme a esa melodía, ahora podía escuchar el ritmo… Y, a medida que oía aquella mortal melodía, cerraba los ojos y me dejaba llevar.

    Fin Ino’s POV.

    Ace’s POV.

    Abrí los ojos de repente en la oscuridad. Tenía un mal presentimiento provocado por una pesadilla. ¿Era una pesadilla? ¿O acaso era una visión? Esta última era imposible, eso eran cuentos de viejas. Sin embargo me erguí sobre el futón y comprobé que todo estuviera en orden. Todavía seguía intranquilo por la pesadilla. Recordé con pesadez lo sucedido en el sueño, cerrando los ojos.

    Flashback.

    Abría lentamente mis ojos con pesadez. Podía sentir la lluvia impactando incansable contra mi cuerpo y como el frío que hacía allí fuera calaba en mis huesos. Me levanté y comencé a caminar, la lluvia me dificultaba la visión y el viento amenazaba con derribar algún que otro árbol por donde yo pasaba.

    Me detuve de repente ante la visión de alguien corren en paralelo a mí, parecía correr desesperado. Me acerqué un poco y pude comprobar que la silueta pertenecía a una fémina, más concretamente a una niña de unos ocho años. Seguí avanzado y la observé con más claridad, sorprendiéndome al percatarme de quien era. La chica corría desesperada, gritando algo que no alcanzaba a entender. Sus cortos cabellos rubios estaban empapados por la lluvia y azotaban fuertemente la cara de la niña debido al viento que soplaba sin descanso. Sus azulinos ojos estaban envueltos en lágrimas que caían descontroladas por sus sonrosadas mejillas.

    La reconocí al instante, ese cabello, esa mirada… Ino estaba allí, luchando contra la lluvia, el frío y el viento para encontrar lo que sea que estuviera buscando tan desesperadamente. De pronto, cayó derrumbada al suelo, abrazando sus rodillas. Quise acercarme a ella, pero cuando estuve a su lado me di cuenta de que no podía tocarla, era como si yo fuera un fantasma. Podía atravesar su tersa piel sin problemas, pero no podía hablar. En realidad si lo hacía, pero no podía ser escuchado.

    La contemplé durante un rato hasta que vi como sus ojos se cerraban y ella no volvía a despertar. Miré en todas las direcciones buscando algo o alguien que la ayudara, pero nadie apareció. Desesperado intenté nuevamente tocarla pero al acercar mis dedos a su piel desaparecí rápidamente, perdiendo la noción del tiempo y así todo el rastro de luz que hubo en mis ojos, desapareció.
    Fin Flashback.

    Abrí los ojos desmesuradamente al recordar aquel sueño. Sólo era eso, un sueño. Pero, casualmente, Ino no se encontraba en su futón. Recorrí la estancia con la mirada pero tampoco pude encontrarla. Me levanté y me coloqué una chaqueta, me calcé mis zapatos y salí a buscarla, intentando recordar con máximo detalle dónde la había vislumbrado en el sueño.

    La lluvia no paraba de caer y el viento impactaba contra mi cuerpo, tambaleándome. El camino era peligroso y las condiciones atmosféricas cada vez me cansaban más y más pero yo debía encontrarla, no la dejaría sola allí fuera.

    Me adentré en el bosque y seguí corriendo por un tiempo hasta que divisé un cuerpo pequeño semicongelado sobre el húmedo suelo. Me acerqué al cuerpo rápidamente y confirmé mis sospechas. Ino estaba tumbada allí, abrazándose las rodillas en un vano intento de darse calor cuando aún estaba despierta.

    Cargué su cuerpo inconsciente hasta el escondite, al cual tuve problemas de acceder debido a lo mojado que estaba el tronco y a que llevaba a Ino en la espalda. Pero, al final, conseguí subirnos a los dos. Cuando llegué arriba vi que Luffy y Sabo seguían dormidos, mejor, así no se preocuparían.
    Deposité a Ino con cuidado en el suelo y busqué su futón y ropa seca. Hubiera preferido despertar a Sabo o a Luffy en esos momentos, pues quitarle la ropa mojada y ponerle la seca me daba mucha vergüenza, como si Ino fuera a despertar en cualquier momento. Mirando hacia otro lado para no ver más de lo necesario. Cuando terminé la metí en el futón y yo hice lo mismo, cambiándome de ropa antes.
    Fin Ace’s POV.

    xXx​
    Ino’s POV

    Alcé mi vista cansada al techo del escondite, podía escuchar las respiraciones acompasadas de mis hermanos, pero ya no escuchaba la lluvia repiquetear en la madera. Pensaba que había muerto… ¿cómo había llegado hasta aquí? Observé a mi alrededor y vi a Ace durmiendo en su futón a mi lado. Algo me hacía sospechar que él era mi salvador, no sabía que era aquella sensación de gratitud que tenía hacia él pero suponía que era por eso. Luego hablaría con él.

    Me erguí en el futón y comprobé que tenía ropa seca y limpia, sonrojándome en el acto. Él debía de haberme cambiado… ¡Pero qué vergüenza! Él… me… ¡había visto sin ropa! Estaba más roja que un tomate, tapándome la cara con las manos y estresándome más y más a cada momento que pasaba.

    —No, no, no, no ¡no!

    —Tranquila, no he visto más de lo necesario. Yo no soy un pervertido como Sabo—. Me respondió el, como si fuera lo más normal del mundo. Se me atascaban las palabras y tenía tantas preguntas…

    —Yo…

    —Déjame preguntarte algo, ¿qué hacías allí fuera y sola?—me cortó Ace. Su pregunta respondió a la mía. Sí que había sido él entonces. Me quedé en mi mundo pensando y Ace tuvo que chasquear los dedos en mi oreja para que reaccionara—. Oye… ¡Ino!

    —¿Eh? ¡A sí! Pues yo…— no podía decirle la verdad, seguro que pensaba que estaba loca. No podía decirle que vi a mi padre muerto—. Tan solo…

    —¿Qué o a quién buscabas, Ino?

    —A mi padre…— las palabras salieron disparadas de mi boca, yo no quería decir eso.

    —Pero… ¿tu padre no estaba muerto?

    —Sí, pero…— Ahora ya no podía volver atrás—. Pero me desperté pensando que me llamaba. Salí de aquí y fui a buscarlo por el bosque. Él me dijo que…

    —¿Qué te dijo?—inquirió, Ace mirándome a los ojos. Pero yo no contesté, me quedé pensando en aquellas palabras que me había dicho mi padre, ahora ya no las recordaba.— Ino, ¿qué te dijo?

    —No lo sé, ya no me acuerdo—. Él me miró sin creérselo, pero era verdad. Ace pudo ver la verdad en mis ojos. Hasta ese momento no me había dado cuenta de que me estaba sujetando por los hombros y que miraba mis ojos en busca de respuestas. Después de dos largos y pesados minutos, Ace me soltó y se rascó la nuca con los ojos cerrados.

    —Ya no importa… Ha parado de llover. Ahora podremos ir a cazar algo o…—las palabras de Ace quedaron inconclusas cuando lo abracé. Sí, lo había abrazado. Me había armado de valor por fin para hacerlo.

    —Gracias… Gracias por salvarme…— lentamente Ace correspondió mi abrazo, confuso. El tiempo quedó suspendido en el aire, pero un segundo después, todo ese ambiente quedó reducido a la nada cuando Luffy y Sabo despertaron.

    —¡Buenos dí...!— exclamaron los dos al unísono quedando estupefactos ante la escena que tenían delante. Nos separamos rápidamente avergonzados mirando a todas partes, como si no hubiera pasado nada—. ¡Ace!, ¡Ino!, ¿qué demonios estáis haciendo?

    —Emm… Yo…— no sabía que responder, pero a Ace se le ocurrió una gran idea.

    —Ino había tenido una pesadilla y acababa de despertarse— respondió él sin más.— Tenía miedo así que la ayudé a recuperarse.

    —Oh…—los dos se quedaron con la palabra en la boca. Lo que dijo Ace sonaba tan increíblemente creíble que no hubo más discusión.
    Salimos afuera, pues ya era de día y había dejado de llover, y como no teníamos nada cazado para el desayuno ya tampoco teníamos nada de ganas para matar un danpa fuimos a nuestra casa provisional a ver si Dadan tenía algo de desayunar.

    Cuando llegamos Dadan estaba cabreada con nosotros por no aparecer en mucho tiempo, pero a regañadientes, nos puso algo de comida que había quedado de la cena. Hablamos y comentamos con Dogra y los demás bandidos que estaban preocupados por nosotros. Desde afuera se oían nuestras carcajadas por el ‘’accidente’’ que tuvo éste y su posterior berrinche. Todo estaba yendo de maravilla. Cuando terminamos recogimos los platos y justo cuando estábamos abriendo la puerta nos encontramos con Makino y el alcalde parados delante de ésta. Hubo un momento de silencio y después Luffy y yo nos tiramos encima de la mujer. La había conocido durante mi estadía en la casa de Luffy. Makino era una mujer dulce y amable, muy hermosa también. Su mayo característica era el extraño color verde de su pelo, pero no por eso no era bonito, al contrario.
    Mientras reíamos y hablábamos divisé a Anne al lado del alcalde. No lo dude y corrí a abrazarla, hacía mucho tiempo que no la veía y la echaba muchísimo de menos.

    —¡Anne-chan!—grité abrazándome a sus piernas. Ella se agachó y me abrazó también, una bonita sonrisa sincera adornaba su perfecto rostro. Makino y Anne eran las mujeres más hermosas que había visto en mi vida, pero no solo por fuera, sino también por dentro; esperaba convertirme alguna vez en alguien como ellas.

    —¡Ino-chan!, ¡cuánto tiempo sin vernos!—Exclamó ella alegre mientras me revolvía el cabello para después volver a colocarlo.— Garp-san dijo que habías hecho muchos progresos con respecto a ‘’eso’’. Estoy muy orgullosa de ti—. Su sonrisa era deslumbrante. Yo quería a Anne como a una madre, como a la mejor madre del mundo. Escuchaba contenta las palabras de Anne y las risas y regaños de Luffy y el alcalde, esos dos nunca cambiarían.

    Anne me explicó que habían venido a hacernos una visita y de paso traernos algo de ropa, por lo que tenían que medir todas las prendas para ajustarlas a nuestro tamaño. Me giré a la puerta cuando Makino llamó a Ace y Sabo, ninguno de los dos salía de la casa. Al final Sabo, con un pronunciado sonrojo, se despegó de la puerta y caminó hacia Makino y dejó que le hiciera todas las medidas. Ace no seguía allí pegado como una lapa a la puerta así que Makino tuvo que usar ‘’su arma secreta’’. Esta vez Ace caminó hacia nosotros completamente sonrojado. Estaba un poco celosa, sí, pero si no hubiese sido por la deslumbrante sonrisa de Makino, Ace seguiría allí.

    Anne me condujo a una de las habitaciones de la casa y empezó probarme ropa. Luego de un rato de probar y hacer los arreglos pertinentes a un montón de camisas, faldas, vestidos y pantalones me dio un conjunto precioso que consistía en una camiseta de asas que ponía ‘’My Love’’ y unos pantalones cortos vaqueros junto con unas zapatillas de deporte negras y blancas*. Salimos afuera y pude jurar que hasta Ace se sonrojaba. Seguramente solo fueran imaginaciones mías. Makino ya había terminado con los chicos y ya era hora de de despedirse, pues el alcalde tenía cosas que hacer en villa Fusha.

    Me despedí de Anne con lágrimas en los ojos y prometiendo que la visitaría en un tiempo. Abracé a Makino y al alcalde y luego le dejé paso a Luffy y a Sabo para que se despidieran. Ace solo les dio la mano algo sonrojado y diciendo un simple ‘’Gracias’’ algo seco.

    Acordamos volver a nuestro escondite, pues teníamos que arreglarlo. Durante la tormenta había quedado destrozado y cuando despertamos no teníamos ganas de arreglarlo. Cuando llegamos al escondite y, después de echarle un vistazo, nos dirigimos a la Terminal Grey, allí encontraríamos todos los materiales que necesitáramos para arreglar el escondite.

    —Me gustará tener un telescopio—. Dijo de repente Luffy.

    —No creo que lo encontremos, eso es muy difícil de encontrar Luffy—. Le respondió Sabo, algo cansado de las ocurrencias de su hermano.
    Seguimos recogiendo materiales y nos dividimos por secciones para ver que encontrábamos. Yo me alejé un poco de los chicos y, al cabo de un rato, escuché gritos que provenían de donde los había dejado buscando cosas. No los distinguía bien pero perecía que peleaban contra alguien.

    —¡Sabo!

    —¡¡Saaboo!!

    —¡Luffy!, ¡Ace!

    Podía escuchar los gritos de mis hermanos a lo lejos. Preocupada, empecé a correr en su dirección. Desde una montaña de basura divisé la situación, anonadada. Luffy y Ace peleaban por llegar hasta donde Sabo, pero los piratas de Bluejam también estaban allí. Sin pensarlo dos veces me abalancé sobre uno de los piratas que estaba sujetando a Ace. Intenté crear fuego, oscuridad, vacío, ¡lo que fuera! Pero nada me salía, estaba demasiado desesperada. Me había colgado del cuello del hombre mientras éste intentaba liberarse de mi agarre. Recordé las palabras de Naguri e intenté relajarme, sus palabras resonaban en mi mente.

    —En un punto entre la tranquilidad y la ira. Solo debes relajar tu mente, dejar que fluya….

    Abrí los ojos de repente y de mis manos emergió un fuego negro que se enredo en el cuello del pirata y lo estranguló hasta la muerte. Pero pronto, otro tomó su lugar y después de resistirme mucho, consiguieron inmovilizarnos a todos. Sabo estaba allí, a su lado había un hombre vestido de noble y con una cara despectiva hacia nosotros. Otro pirata de complexión musculosa y muy alto se acercó a mí y me elevó la barbilla mientras yo le hacía una mueca.

    —Así que esta es la niña de la que me hablasteis, parece poderosa—dijo entre risas. Yo aparté mi rostro hacia un lado mientras observaba como Ace se revolvía y Luffy lloraba porque lo soltasen.

    —¡Suéltala, cabrón!, ¡no te atrevas a tocarla!—gritó Ace encolerizado e intentando escapar de las garras de los piratas que lo aprisionaban.

    —Bien hecho, Bluejam. Gracias por recuperar a mi hijo. Pronto recibirás una recompensa—. Habló el hombre que estaba al lado de Sabo. Entonces… él era su padre, su desalmado y horrible padre. Observé cómo se marchaban de la Terminal Grey y grité una vez más el nombre de Sabo en vano.
    Pronto lágrimas surcaban mis mejillas y cuando el pirata me soltó me derrumbé en el suelo y comencé a llorar, abrazando mis piernas. Sabo era un gran amigo, y ahora se lo habían llevado, nos habían quitado a nuestro hermano.

    Me levanté del suelo aún con lágrimas en los ojos y miré desafiante a Bluejam a los ojos. Éste por su parte solo soltó una risotada al aire.

    —Peleáis bastante bien, chicos. ¿No creéis que debéis dejar al niño marchar en paz?, ¿por qué creéis que estaba aquí? Él solo sólo os acompañaba para reírse de vosotros y sentirse superior. Es un noble, no hay nada más que esperar de ellos—. Exclamó Bluejam, poniéndose un puro en la boca y encendiéndolo a continuación

    —¡Sabo no es así!—gritó Ace con los puños apretados, como si no se creyera sus propias palabras, dudando de su autenticidad.—Él nunc anos haría esto…

    —Venid, acompañadme—nos pidió mientras lo seguíamos hasta su ‘’oficina’’ entre los despojos—. Tengo un trabajo para vosotros. Necesito que coloquéis estas cajas en los puntos señalados del mapa. Habéis demostrado que valéis para este trabajo—dijo mostrándonos un mapa lleno de cruces rojas.— ¿Lo haréis?, puedo pagaros—. Acto seguido arrojó a mis brazos una bolsa pequeña con oro y joyas. Miré a Ace y a Luffy de reojo y como noté que ellos no iban a responder, tomé la palabra.

    —Aceptamos—. Ninguno de los dos objetó nada.

    xXx​
    Ya llevábamos varios viajes transportando cajas con unas banderitas rojas en su superficie, todas debían colocarse en el punto exacto mostrado con una cruz en el mapa, no había margen de error. Luffy llevaba cinco cajas, una en cada brazo y tres sobre la cabeza. Ace llevaba tres, todas apiladas una encima de la otra y yo llevaba dos una apilada sobre la otra, como Ace. Seguimos llevando cajas y dejándolas por toda la Terminal Grey hasta que se hizo de noche, aún no teníamos noticias de Sabo. Terminamos de poner las últimas cajas y nos encaminamos a nuestra guarida, pero un ruido detuvo nuestra marcha. Eran disparos, impactaban contra superficies que se rompían rápidamente y, a la vez, encendían como una mecha. Eso era, una mecha. Todo comenzó a incendiarse rápidamente, nosotros fuimos los causantes de ese descomunal incendio que nacía.

    Intentamos correr pero el fuego nos bloqueaba el paso, divisamos un camino a lo lejos y corrimos hacia ese sitio despejado. Pero lo peor aún estaba por llegar, Bluejam y sus hombres nos estaban esperando allí, con una sonrisa de locura impresa en sus rostros ahora manchados de ceniza.

    —Vosotros de aquí no os marcháis. Habéis trabajado con nosotros, ahora sois nuestros nakamas. Por lo tanto moriremos todos juntos y aquí—. Explicó Bluejam mientras se reía de nuestra desgracia.

    —¡Nosotros no somos tus nakama y no moriremos aquí!—exclamé con la vista nublada por el odio, la rabia y la ira. No permitiría que Ace y Luffy murieran aquí por su culpa, no lo haría. Sin saber cómo, estiré mis brazos hacia los hombres de Bluejam y el fuego se tragó a muchos de ellos, pero pronto otros vinieron a sujetarnos. Empezamos a pelear, Ace y Luffy con sus báculos y yo con el fuego, al final un pirata me agarró y otro dejó a Luffy inconsciente, esto enfureció a Ace sobremanera.

    —No te atrevas a tocarla…—dijo con una parsimonia inusitada en él. Su tranquilidad asustaba y el odio en sus ojos centelleaba con furia. Fue corriendo hacia el hombre y con su báculo le golpeó en la nuca, dejándolo inconsciente en el acto. Me liberé de los brazos del pirata y corrí hacia Ace, algo asustada de su actitud.

    —Ace… debemos irnos, ¡nunca ganaremos esta batalla!

    —Ino… tú eres lo más importante ahora, recoge a Luffy y marchaos. Yo me encargo de Bluejam—. Tras decir esto Ace dio un salto e intentó golpear al malvado pirata, sin éxito. SU gran mano agarró del cuello a Ace y lo estampó contra el suelo.

    —¿Qué no entiendes, niño insolente? Eres mi nakama, ¡tú morirás con nosotros!— Bluejam apuntó con su pistola a Ace y en ese momento todo sucedió como a cámara lenta. Grité su nombre y lancé una ráfaga de vacío que llegó demasiado tarde.





     
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    Eternatus

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    Escritor
    Título:
    Watashi no Kokoro no Yami
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    12
     
    Palabras:
    3277
    Nadie me comentó (?) Me he retrasado dos días e la actualización del capítulo debido a mis malditas clases TTwTT

    En este cap aparece una personita que será bastante trascendental para el fic, habrá un triángulo amoroso Ace x Ino x ? Seguro que descubren quien es, está más que claro ;)

    Luego... este es el fín de la primera saga, Demian, la acción empezará a partir de aquó ewe!

    Watashi no Kokoro no Yami.
    Fin de la primera Saga: Conociéndonos.
    Adiós, Sabo.

    —¿Qué no entiendes, niño insolente? Eres mi nakama, ¡tú morirás con nosotros!— Bluejam apuntó con su pistola a Ace y en ese momento todo sucedió como a cámara lenta. Grité su nombre y lancé una ráfaga de vacío que llegó demasiado tarde.

    Ino’s POV.

    —¡Acee!— Grité, demasiado tarde. Un disparo resonó en la Terminal Gray, cerré los ojos y lancé una ráfaga de vacío, sabiendo que llegaría tarde. Levanté la vista y contemplé totalmente anonadada que en realidad no había fallado. La pistola se había desintegrado y un agujero de bala yacía a unos milímetros de la cabeza de Ace. Los dos estábamos en shock, pero el pudo volver en sí antes de que Bluejam lo lanzara al fuego.

    Él no estaba solo, más piratas salieron de la nada y la cosa se complicó. Intenté llegar hasta Luffy pero un pirata se me adelantó. Otro apareció a mis espaldas y me alzó en el aire. Ahora no me preocupaba yo, iban a lanzar a Luffy al fuego. Yo no podía manipularlo porque le daría a Luffy y éste moriría, estaba en un callejón sin salida.

    Un pirata de tamaño considerable agarró a Ace, este intentaba forcejear, estaba tan preocupado por Luffy como yo. Pero esa preocupación fue mi tumba, un pirata sacó un cuchillo y lo puso en mi cuello, los otros obligaron a Ace y a Luffy a presenciarlo. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando sentí el cuchillo presionando en mi garganta, oí un grito ahogado de Ace y, después, nada más.

    Fin Ino’s POV.

    —Pero qué demonios… ¿¡qué les has hecho a mis nakama niño del demonio!?—Gritó un hombre muy alto y aparentemente preocupado por sus nakama. Por su parte, el niño que había a su lado estaba tan estupefacto como él, no desaprovechó la ocasión y corrió hacia donde yacían sus hermanos.

    —¡Ino!, ¡Luffy!

    —¡Ahora verás, niño insolente!

    —No te atrevas a hacerle daño a Ace…— dijo una voz femenina detrás del pirata Bluejam—. Dogra, chicos, ¡¡levénse a Ino y a Luffy de aquí!

    —¡Sí, Dadán!—respondieron los demás a coro.

    —¡Acee!, ¡Acee!, ¡no te quedes, Acee!— un pequeño gemido fue haciéndose más audible a medida que el niño recuperaba el aliento—. ¡Ace, por favor no te quedes!

    —Lo siento, Luffy… pero yo nunca me retiraré de una batalla, menos si vuestras vidas están en peligro.

    —¡Acee!, ¡noo!, ¡soltadme, Acee!— Ahora la voz de Luffy sonaba cada vez más y más lejana, hasta perderse en el repiqueteo del fuego.

    —Dadan.

    —Vamos allá—. Dijo la nombrada cogiendo una pala.
    xXx​
    Ino’s POV.

    Todo era oscuridad, ¿dónde estaba?, ¿qué era aquella opresión que sentía en el pecho? No podía ver nada a mí alrededor pero sentía, podía sentir un dolor horrible en el cuello y en el cuerpo pero, sobre todo, en el cuello.

    Alcé mi mano intentando palpar, cualquier cosa me valdría para identificar donde estaba. Pero no podía tocar nada, porque no había nada. Este lugar era como un punto efímero, era como el infinito, era la nada, era el vacío.

    Entonces estaba perdida en el vacío, era como si no existiera. ¿Cómo había llegado hasta allí?, ¿podría salir alguna vez? Si estaba en el vacío entonces yo también era la nada… Abrí los ojos desmesuradamente, ante mí había un foco de luz y, en él, mi padre se encontraba en el centro. Corrí hacia él y lo abracé, él me alzó en el aire y también me abrazó.

    —¡Papá!

    —Hola, mi niña. Has crecido mucho, también has madurado bastante desde la última vez que te vi. Debes de tener muchas preguntas, ¿verdad?

    —Sí, quiero saber que es este lugar y como he llegado hasta aquí.

    —Estamos en el vacío, en la nada. Yo te he llamado a mi encuentro porque necesitaba hablar contigo. El vacío es tu elemento, quizá la habilidad más poderosa de las cuatro. Aquí aprenderás a usarlas todas y a desarrollar la habilidad de la muerte. Pero hoy no te he llamado por eso; hoy estás aquí para saber de mi existencia, de la existencia de este lugar que siempre tendrás a tu disposición. Este será tu campo de entrenamiento, pero no solo físico, sino también mental. Sé que es complicado entenderlo ahora, pero pronto comprenderás el por qué de este lugar.

    —Pa-padre…

    —Ya es hora de que despiertes, todos están preocupados por ti en el mundo real.

    —¿Mundo real?

    —Esto es algo como un mundo paralelo, esto es como el todo, como el infinito, pero a la vez es la nada, el vacío. Ahora debes marcharte mi pequeña, te estaré esperando—. Todo comenzó a desaparecer y ahora podía sentir voces, voces preocupadas y un llanto oía también.

    Poco a poco abrí los ojos para encontrarme con un panorama bastante desolador. Luffy se encontraba llorando al lado de mi futón y los demás estaban repartidos en la habitación hablando, muy preocupados, sobre que Dadan y Ace todavía no habían llegado… ¿¡Como que Dadan y Ace todavía no habían llegado!? Me erguí rápidamente del futón, sorprendiendo a Dogra y a Luffy, quienes se encontraban llorando a un lado de mi futón.

    —¡Ino-chan!, ¡estás viva!— Exclamaron los dos al mismo tiempo. Me abrazaron y lloraron un poco, a la par de que yo también dejaba escapar alguna lágrima.

    —¿Dó-dónde están Ace y Dadán?—Pregunté intentando aparentar una tranquilidad que se iba desvaneciendo poco a poco y que iba destrozando mi interior poco a poco. Dogra fue el único que pudo articular palabra ante la frialdad de mis palabras.

    —Ellos… ellos aún no han vuelto—. Esa única frase hizo que mi alma se tambaleara. Mis ojos perdieron cualquier atisbo de sentimientos y, como si hubiera muerto por dentro, me derrumbé ante los ojos de todos.

    —¡Tenemos que ir a buscarlos!, ¡ellos tienen que estar vivos!, ¡¡ellos deben estar en alguna parte de la Terminal Gray!, ¡tenemos que encontrarlos, Dogra!

    —Ino-chan… Ahora no podemos ir por allí, las autoridades del Reino de Goa están removiendo los escombros en busca de cadáveres, no podemos arriesgarnos a aparecer por allí.

    —¡Dogra!, e-ellos no nos habrían dejado allí solos, ¡ellos nos habrían buscado debajo de las piedras!, ellos no serían unos cobardes—. Dogra enmudeció y Luffy empezó a llorar y, sin darme cuenta, yo también comencé a llorar. Estampé mi cabeza contra la almohada y comencé a gritar. Dogra y los demás se fueron dejándonos solos a Luffy y a mí; nuestros llantos acompasados era lo único que podía escucharse en aquella fría estancia.

    Primero Sabo y ahora Ace, ya solo quedábamos nosotros dos, los dos solos contra el mundo. Pero… tal vez Ace no estuviera muerto, tal vez consiguiera matar a Bluejam y ahora estaría volviendo con Dadan… Sí, eso era lo más probable, debía ser la más probable.
    Cerré los ojos y me dispuse a pensar en ello, barajando cada una de las posibilidades que Ace y Dadan tenían de escapar con vida de un incendio de tal magnitud. Y, con estos pensamientos, me dormí nuevamente.

    xXx​
    Caía, caía por un profundo túnel que parecía no tener fin, ¿estaba de nuevo en el vacío? No lo creía, mi padre me habría convocado directamente, entonces… ¿dónde estaba? Abrí los ojos desmesuradamente al sentir como mi cuerpo se golpeaba violentamente contra el suelo de aquella estancia. Extrañamente no sentí ningún dolor. ¿Qué significaba aquello? Me levanté y observé a mi alrededor, pero un dolor tremendo de cabeza me hizo volver a tumbarme; me taladraba el cerebro, me lo comprimía de una manera insoportable. Era como si algo o alguien quisiera abrirse paso hacia mi mente y mostrarme algo, me pedía que la dejara pasar, que no opusiera resistencia.

    Me llevé las manos a la cabeza al tiempo que dejaba vía libre y miles de imágenes recorrían de lado a lado la mente y en todas ellas la protagonista era la misma; era yo. Pero no era exactamente yo, reconocía mis facciones en aquel cuerpo de mujer, ya desarrollado de, seguramente, unos diecinueve años. A su lado había mucha más gente que no conocía de nada, un espadachín de pelo verde, algunas chicas y un esqueleto, un renito y un cybor. También estaba Luffy, estaba con su característica cicatriz bajo el ojo derecho, su amplia sonrisa y su inseparable sombrero de paja. También había enemigos, un hombre de arena, un Dios y una guerra. Sí, ahora estaba en medio de una guerra, y allí estaba Ace. Su cuerpo colgaba ensangrentado de un hombre de lava y después… todo desapareció, ahora escuchaba voces que me llamaban, sentía como si me zarandearan; estaban intentando despertarme.

    Hice un esfuerzo sobrehumano para abrir los ojos y enfrentarme a la claridad de un nuevo día. Dogra estaba a mi lado, aparentemente emocionado. Luffy reía y saltaba de felicidad, ¿qué habría pasado?

    —¡Ino!, ¡Ino, despierta!

    —¿Qué… qué sucede?

    —¡Ace y Dadan vienen por el camino!— Gritó Luffy, completamente emocionado. Salté del futón y allí estaba Ace cargando con una Dadan herida a la espalda. Todos nos apresuramos a socorrerle y a ayudarle con Dadan. Cuando Dogra y los demás se la llevaron para curarla los dos nos triamos encima de un Ace visiblemente cansado. Los dos llorábamos como magdalenas, cosa que cabreó a Ace.

    —¿Pensabais que estaba muerto?, ¡no matéis a la gente con el pensamiento!— exclamó el dándonos un capó a los dos pero con un deje de cariño en su mirada—. Si yo muriera, nadie podría cuidar de ustedes, ¡temes!

    —¡Baka, Ace!— Contestó Luffy echando humo por las orejas enojado por las palabras y el capó de Ace. Yo solo me reí contenta porque Ace estuviera vivo y lo abracé de nuevo, esta vez, sin llorar. Luffy también se unió al abrazo y al final los tres acabamos riéndonos a carcajadas. Levamos a Ace a dentro para curarlo a él también.
    xXx​
    Pasaron unos días donde Ace y Dadan se recuperaban de las heridas y nosotros no teníamos noticias de Sabo. Se nos encontraba visiblemente angustiados. Yo me encontraba cambiándole unas vendas a Ace, con un sonrojo muy notable en ambos, eso sí, cuando escuché a Dogra gritar a lo lejos. Ace, Luffy y yo salimos a ver qué sucedía y observamos a un Dogra con lágrimas en los ojos que venía corriendo por el sendero.

    —¡Ace, Ino, Luffy!

    —¡Dogra!, ¿qué sucede?—Pregunté yo, preocupada.

    —Sa-sabo, arf, arf. El Tenryubitto, arf, arf. Él… arf, arf.

    —Dogra, primero que nada tranquilízate, después cuéntanos lo que ha pasado con calma—. No habíamos entendido nada de lo que nos había dicho.

    —Ace estaba en un barquito y… el galeón del Gobierno Mundial estaba en su camino y el Tenryubitto… el Tenryubitto disparó el barco de Sabo varias veces, no… No vimos su cuerpo.

    —¿¡Qué!?— Exclamamos los tres a la vez, con lágrimas en los ojos. Nos miramos entre nosotros todavía en shock, intentando comprender la situación. El tiempo pasaba como a cámara lenta y, cuando mis rodillas fallaron di un grito ahogado al cielo.

    —¡Sabooo!— Los pájaros escaparon de mis árboles y pronto Luffy y Ace salieron del shock, llorando ellos también. Ace se fue corriendo y yo tan solo lo dejé ir. Luffy se abalanzó sobre mí en un intento desesperado de tristeza, yo solo lo dejé agarrarse a mí y llorar en mi hombro… Muchas cosas habían perdido el sentido para mí. Cerré los y me desmayé.

    xXx​
    Me desperté en mitad de la noche, cubierta por una fina capa de sudor frío. Había tenido una pesadilla, en ella Sabo era el protagonista. Había llamas y una sonrisa malvada que le disparaba una y otra vez; yo estaba allí como pintada, no podía hacer nada, me sentía impotente.

    Cerré los ojos y sacudí mi cabeza intentando sacar esos pensamientos de mi mente. Me levanté observando a mi alrededor y comprobando que solo Luffy estaba en aquella habitación. Salí de la casa y me adentré en el bosque, rumbo a nuestro anterior escondite, sabía que él estaría allí.
    Subí por el árbol con dificultad y lo encontré allí mirando el horizonte en una de las semi ventanas que allí habíamos construido. Él ni se inmutó al verme, tan solo siguió mirando la noche sin sentimiento alguno en sus ojos. Me senté a su lado y esperé, le di tiempo a que se acostumbrara a mi presencia. Cuando creí que había pasado el tiempo correcto decidí hablar.

    —Ace…

    —Prometimos que saldríamos a los diecisiete, que buscaríamos la libertad en el mar, que seríamos los piratas más poderosos…

    —Ace, él se marchó en busca de la libertad, estoy segura de que ahora vuela libre a la par del viento y nos sonríe. Ace… yo también lo echo de menos pero quizá deberíamos superarlo—. Él no dijo nada, tan solo me arrojó una carta a la cara y esperó a que la leyese. Los ojos se me llenaron de lágrimas al terminar de leer la carta.

    —Estoy seguro de que Sabo nos está esperando en algún lugar del mundo, debemos hacernos fuertes y encontrarlo.

    —Cuando seamos unos grandes piratas, estoy segura de que lo encontraremos, Ace— contesté yo con la mirada perdida en las estrellas mientras me apoyaba en su hombro. Estuvimos así durante horas hasta que amaneció, salimos rápido pues no queríamos que los demás se preocupasen por nosotros y, ya de paso, tener un pequeño momento a solas.

    No sé en qué momento Ace me cogió de la mano, pero sucedió. El camino transcurrió en silencio y, cuando llegamos, besé a Ace en la mejilla y corrí dentro de la casa riéndome por la estupefacta cara de Ace.

    Fin Ino’s POV.

    Y así pasaron los años…

    Siete años han pasado y han hecho mella en nuestros chicos, pero no solo físicamente, sino mentalmente. Ahora son más maduros, y más fuertes. Ace se había convertido en un musculoso chico de diecisiete años y Luffy en un lindo adolescente de catorce. Ellos tenían muchas admiradoras en el pueblo, pero Ino no se quedaba atrás.

    Ino tenía ahora quince años y estaba más hermosa que nunca, sus cabellos habían crecido y crecido y ahora ella acostumbraba a recogerlo con una coleta alta que le llegaba hasta un poco más abajo de las caderas. Sus vivaces ojos azules seguían tan eléctricos como siempre, pero se podía observar cierto aire de orgullo en ellos. Su cuerpo se había desarrollado bastante más de lo normal, llegando a ser la envidia de las mujeres del pueblo. Tenía una cintura de avispa y unas piernas largas y torneadas remataban su figura de reloj de arena.

    Hoy es el día en el que Ace, después de tanto tiempo, parte buscando la libertad en el mar; deseando convertirse en el rey de los piratas. Las despedidas son dolorosas y están cargadas de promesas pero, finalmente, Ace parte.

    —Adiós, Ace. Cuídate mucho y no te mueras, ¿sí? Aún tenemos que volver a reunirnos. Cuando Luffy tenga diecisiete y yo dieciocho, cuenta con que seremos tus futuros rivales—. Comentó Ino, con una sonrisa orgullosa y una mirada triste. Le dio un beso en la mejilla a Ace, con un sonrojo bastante notorio por parte de ambos, cabe decir, y dejó que los demás se despidieran de él.

    Ino estaba confundida, no sabía si realmente amaba a Ace o tan solo era amor de hermanos. Se llevaban muy bien y de vez en cuando sus manos se entrelazaban y sus labios se juntaban bajo la puesta de sol, pero nunca habían llegado a más de eso. Ino siempre se ponía celosa cuando alguna chica le pedía a Ace salir, manteniendo su orgullo y comiéndose sus palabras cuando éste aceptaba. Lo que no sabía Ino era que solo lo hacía para comprobar su reacción y su cara, para él era gracioso verla a punto de matar a su ocasional acompañante femenino.

    Los demás se despidieron de Ace hechos un paño de lágrimas y lo dejaron marchar por fin. El barco escogido por Ace no era muy grande, pero era suficiente para las necesidades que él tenía. Ace izó las velas y se echó a la mar con una sonrisa dibujada en el rostro, su sueño acababa de comenzar.

    Ino’s POV.

    Me había ido corriendo cuando perdimos de vista a Ace y, esperando que nadie me encontrara, me adentré en el bosque. Las lágrimas caían incontrolables por mis mejillas como hacía tiempo que no lo hacían. Estaba triste, realmente triste por la partida de Ace, aunque supiera que solo debía esperar tres años más.

    Salí del bosque con las lágrimas empañando mi mirada, tropezando cada dos por tres y llegando, después de mucho esfuerzo, a una cala oculta entre los acantilados.

    Estuve allí por horas, no sabría deciros cuantas, abrazada a mis rodillas y derramando lágrimas en vano. Al final, no tenía qué llorar, así que estuve observando por largo rato las estrellas y el firmamento. Cerré mis ojos dispuesta a descansar un poco cuando un ruido me alertó, allí había alguien más.

    Me erguí rápidamente y me volteé con una llama preparada en la mano, pero aquella presencia me hizo apagarla. No literalmente, no, su sola presencia tenía un efecto extraño en mí, como si ya lo conociera. Me sentía segura a su lado.

    Nos miramos largo rato, como intentando descifrar lo que pensábamos hasta que él caminó hacia mí y se sentó a mi lado, indicándome que yo también lo hiciera. Él se dispuso a observar el oscuro cielo mientras yo todavía intentaba descifrar quien era. Al girarse él hacia mí y ver sus ojos somnolientos algo hizo clank, una ráfaga recuerdos de aquella noche me golpeó de lleno, mis ojos se empañaron de lágrimas y abracé a aquel hombre que, hace tantos años, me había salvado la vida.

    —Gracias, gracias. No sabes cuánto agradezco que me ayudaras ese día, que me ayudaras a escapar—. Dije con la cabeza hundida en su pecho. El solo me abrazó y siguió mirando el cielo, hasta que por fin habló.

    —Todavía eras muy joven en ese momento, no serviría de nada que Padre te llevara con él. Ahora, sin embargo, ya has entrenado por tu cuenta y eres más fuerte, pero aún así no te llevaré conmigo—. Su voz era grave y firme, pero dormida y algo aburrida a la vez. Abrí los ojos desmesuradamente cuando sentenció que no me llevaría con él. Sencillamente no me lo esperaba, la grandeza de ese hombre me sorprendía y, a la vez me fascinaba. Me estruje un poco más contra él y luego me solté para dedicarle una sonrisa de agradecimiento.

    Miramos durante un rato la noche hasta que caí dormida a sus pies, no supe cómo ni cuándo pero desperté en mi cama con su varonil aroma impregnado en mi ropa. Salí a la noche y observé su figura desapareciendo en el camino de vuelta a la aldea y, sin darme cuenta, una sonrisa soñadora apareció en mi rostro. Cerré los ojos y volví adentro, me acosté y soñé con aquel pirata de mirada perdida.

    Fin de la 1ª Saga: Conociéndonos.
     
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    Eternatus

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    Pufff, perdón por la tardanza, estuve internada y por eso no pude publicar antes~~ Bueno, a los que siguen esta historia les idré que se quedará un tiempo estancada pues debo continuar Watashi no Karaimirai, pero no desesperen! Intentaré traer conti lo antes posible!


    Watashi no Kokoro no Yami.
    Inicio de la 2ª Saga: Juntos.
    El reencuentro.

    Podía haber pasado cualquier cosa, podía haberme quedado con cualquiera, podíamos estar en cualquier sitio, pero no, tuve que quedarme con mi tonto e hiperactivo hermano menor. Sí, Monkey D. Luffy era mi hermano. ¿Entonces quien era yo? Tenía muchos apodos y sobre nombres pero todo aquel que me conocía me llamaba…

    —¡Ino-chan!, ¡date prisa! Estoy seguro que he visto un pueblo a lo lejos.

    —Ya voy…—Respondí cansada, Luffy nos había hecho separarnos del porque ‘’supuestamente’’ había visto algo que no llegué a entender antes de verme arrastrada al desierto. Qué curioso, justo ahora estoy perdida con la única compañía de mi hermano hiperactivo. ¡Genial!—¡Luffy!, ¡ve más despacio!

    Tarde, Luffy ya había salido escopetado en dirección a quien sabe dónde. Entrecerré los ojos intentando divisar algo pero hacía demasiado calor y ya no podía fiarme de lo que veía. Subí a una duna lo suficientemente alta para ver un radio de unos dos kilómetros y volví a intentar entrever algo entre las dunas.

    Algo alejado de dónde estaba había un pueblo que se erguía imponente sobre la arena. Sus puertas abiertas invitaban a los viajeros cansados a pasar por allí y ahora podía distinguir un tenue olor a comida y gritos lejanos de vendedores de baratijas. No lo dude, envolví mi cuerpo en llamas y me alcé en aire, a continuación comencé a volar hacia el pueblo.

    Disfrutaba de los momentos en los que me convertía en fénix y volaba libre por el cielo. Sentir el viento sobre mi rostro, el calor sobre mi lomo y el aire jugando entre mis alas era una sensación inigualable de libertad, por un momento me permití descansar y alejar la mente de Baroque Works y volé libre contemplando mi sombra sobre la arena.

    Nunca me había fijado en que mi forma fénix era extremadamente grande, igualmente nunca me había preocupado por ello. Aquellos que tuvieron la oportunidad de ver mi forma completa siempre elogiaban mi belleza y mi pureza, muchos de ellos morían después.
    Cerré los ojos y disfruté del recuerdo de la paliza que le había dado a Arlong junto a Luffy, él había sido uno de los rivales más poderosos que habíamos tenido. Debajo de mí observé una figura de pequeño tamaño correr hacia el pueblo; sonreí internamente, Luffy nunca cambiaría.
    Me deslicé silenciosa y volé siempre detrás de él, velando por su seguridad. Desde que Ace se había marchado sentía la necesidad de no dejar solo a Luffy, por muy fuerte que sea; nunca lo dejaría.

    Antes de llegar al pueblo me posé en el suelo con elegancia y gracia propias de mi persona e hice desaparecer las llamas que cubrían mi cuerpo. Luffy no esperó por mí. Salí escopetada a buscarle antes de que se metiera en un lío, había oído que la marina estaba por allí.

    —¡Luffyyy!, ¡¡espérameee!!

    —¡Comida, comida, comida, comida!

    —¡Idiota!, ¡no vayas tan rápido!

    —Gomu, gomu no… ¡Rocketo!

    Cerré los ojos con una mueca de molestia en los labios al ver el alboroto que había causado Luffy en aquel restaurante. Pobre tabernero, pobre gente, pobre pueblo que se quedaría sin comida. Entré al restaurante y me senté junto a Luffy, yo también tenía hambre. El tabernero nos sirvió montones de comida con manos temblorosas, estaba asustado por las personas a las que Luffy había mandado volar atravesando la pared.

    —Chi-chi-chicos… De-deberías i-i-iros de aquí, n-no sabes a-a quien has gol-golpeado…

    —¿Golpeado?, ¿y eso?—Preguntó Luffy ingenuamente señalando un gran boquete en la pared. Escuché un grito y luego abrí los ojos como platos, escupiéndole el sake que estaba bebiendo encima de un hombre vestido de marine. La habíamos cagado.

    —¡Mugiwara!, ¡Yamanaka!

    —Hombre, ¡Smoker! Mucho tiempo sin vernos, ¿no? ¿Todavía no has cogido un cáncer de tanto fumar? Jeje… ¡Luffy, vámonos!

    —¡Pero, Ino-chan!, ¡yo aún tengo hambre!

    —¡Ya comerás en el barco!, ¡vámonos!—Grité y empecé a correr con Luffy pegado a los talones. Smoker estaba medio en shock pero ya había empezado a perseguirnos. Detrás de él divisé a alguien levantarse de entre los escombros pero aparté mi vista de allí rápidamente, ahora debíamos escapar.

    —¡Venid aquí, Mugiwara, Yamanaka!—Luffy se subió a un tejado y Smoker fue detrás de él. Corrí como si me quemaran los pies buscando a los demás, ellos ya debían de haber llegado aquí. No podía convertirme en fénix porque corría el riesgo de llamar demasiado la atención y atraer a otros marines a la refriega. Giré unas calles más y me encontré con Luffy corriendo a mi lado. Torcimos a la izquierda y nos topamos con nuestros nakamas. Intenté desviarme pero Luffy me cogió de la muñeca y me obligó a correr hacia ellos, volvíamos a cagarla.

    —Pero no los traigas hacia aquí, ¡idiota!— Gritó un muy exasperado Zoro.

    —¡Calla y corre, Zoro!—Contesté yo, de una manera muy poco sutil.

    —Desplegad las tropas, ¡Tashigi!

    —¡Sí, taicho!

    La Marina nos pisaba los talones y habría un momento en el que no tendríamos escapatoria y tendríamos que pelear, pero no teníamos tiempo. Solo quedaba una opción, tendría que hacerles frente y distraerlos para que los demás pudiesen escapar, luego los alcanzaría volando. Frené en seco y la Marina también lo hizo, esperando mi ataque. Envolví mi cuerpo en llamas negras y dibujé una sonrisa orgullosa en mi rostro. Entrecerré los ojos y activé el Kuroi Me; muchos marines cayeron ante esto.

    —¿No era que querías enfrentarte a mí, Smoker? Pues aquí me tienes, peleemos—. Lancé una llamarada de señuelo pero un muro de fuego se interpuso entre el ataque y Smoker. Volteé estupefacta y lo vi, allí estaba él. Abrí los ojos desmesuradamente al tiempo que sentía como mis rodillas cedían—. ¿A-Ace?

    —Hola, mi bella dama. Mucho tiempo sin vernos, ¿verdad? Sigue con tus amigos al barco, yo iré después.

    —¡Ace!, ¡estás aquí!—El grito de Luffy me hizo salir de la ensoñación en la que estaba. Sacudí violentamente la cabeza y comencé a correr, haciéndole señas a los demás para que hiciesen lo mismo.

    —¡Vamos, chicos!

    —Alaa… pero qué fuerte es Ace…

    —¡Ahora girad todos a la derecha!—Ordenó Nami, mientras todos la seguíamos menos Luffy, él ya se las arreglaría.

    xXx​
    —¡Rápido, levada el ancla!, ¡izad las velas!—Había mucho movimiento en el barco, Nami daba órdenes y todos las cumplían sin rechistar. Ellos aún no se habían percatado de la ausencia de nuestro capitán.

    —Esto…

    —Esto está demasiado tranquilo—. Continuó Chopper.

    —Es como… si faltara alguien—. Secundó Usopp.

    —Sí, como que falta uno—. Sentenció Nami.

    —Movamos el barco igual, Luffy podrá encontrarnos—. Corté yo. Me acerqué a la barandilla y contemplé el pueblo, suspirando. El amor de mi infancia estaba allí, en alguna parte de ese pueblo y llegaría en cualquier momento. Mi corazón latía desbocado, pero en mis recuerdos todavía permanecía aquel hombre que me había salvado la vida una vez y había ocupado el lugar de Ace en mi corazón cuando éste se marchó. Sacudí la cabeza ante estos pensamientos y me sobresalté al darme cuenta que Sanji había colocado una mano en mi hombro.

    —¿Estás bien, Ino?, se te nota ida. ¿Es… es por ese tipo?—Cerré los ojos con fuerza y me dispuse a contarles nuestra historia; la mía, la de Luffy y la de Ace. En estos momentos no era capaz de contarles nada sobre Sabo.

    —Bueno… este… sí. Ace es mi hermano y el de Luffy. No-nosotros nos conocemos desde hace diez años y bueno… Luffy y yo es la primera vez que lo vemos en tres años. No somos hermanos de sangre… pero sí de honor.

    —Pues por la manera que ese tipo te miraba me pareció que vosotros erais… ya sabes… pareja—. Yo enmudecí ante el comentario de Vivi, yo no me había percatado de esa supuesta mirada, no. Mi primer beso fue con él, Ace era el único que podía hacerme llorar y reír después, él me había protegido durante tantos años, innumerables eran las veces en las que me había salvado… Pero ese pirata de mirada somnolienta todavía estaba presente en mis recuerdos. No tenía nada, absolutamente nada claro. Lo peor es que Ace llevaba el mismo Jolly Roger que él y eso era de lo más confuso.

    —En realidad yo…

    —Gomu Gomu no… ¡Rocketo!

    —¡Sanji, cuidado!—Grité yo intentando advertir al cocinero, tarde. Luffy ya le había caído encima.

    —¡So bruto!, ¡haberte esperado a que fuéramos a por ti!, ¡imbécil!

    —¡Au!, ¡au!…

    —Mira que perderte aún cuando doy indicaciones tan claras… ¡eres peor que Zoro!

    —¡Oye!

    —¿Dónde está Ace, Luffy?—Pregunté yo, intrigada.

    —Pues el debe de estar aún allí, con esos tíos raros que intentaron matarnos antes. ¡Jajaja!

    —Tiene pinta de ser muy fuerte, combatió a Smoker sin ninguna dificultad.

    —Tiene que serlo, él se hizo a la mar antes que yo. Pero incluso antes de tener la Mera Mera no Mi Ace me ganaba en todas las peleas. Pero estoy seguro de que ahora le daría una paliza, ¡jajajajaja!

    —Luffy… ¿¡en qué te basas para saber eso, idiota!?

    —¿A quién… le darás tú una paliza?

    —Jajaja… ¡Ace!—exclamó Luffy desde el suelo. Ace recorrió el barco con la mirada y, de pronto, nuestras miradas se conectaron. Hubo un intenso silencio en el barco en el que todos intentaban adivinar que estábamos pensando. Una sonrisa apareció en su rostro seguidas de la de Luffy y la mía. Después nos echamos todos a reír. Pasados esos momentos de comprensión entre hermanos me puse seria al recordar el Jolly Roger que llevaba Ace en la espalda. Alcé una ceja ante la expresión divertida de Ace y luego intenté sosegarme, luego de tantos años Ace, en vez de madurar, se había vuelto aún más alocado que cuando era niño.

    —Tenemos muchas cosas de las que hablar, Ace—. Dije posando fría mis ojos sobre los suyos, su expresión divertida había desaparecido dejando paso a una mueca de desagrado.

    —¿Quieres pasar adentro a tomar un té mientras hablamos?

    —Bueno… no querría…

    —Será lo mejor—. Corté yo. Ace debería darme un motivo lo suficientemente creíble por no contestar ninguna carta y no llamar por el Den Den no Mushi. Ni siquiera había avisado cuando le ofrecieron el puesto de Shichibukai y él lo rechazó. La palabra Shichibukai me traía muchos recuerdos, la mayoría nada agradables. El horror de ver esposada como Taka no Me hería a Zoro era… simplemente horrible. Luego ese idiota me ofreció irme con él, pues veía mucho potencial en mi interior. Obviamente rechacé la oferta, pero muchas veces me pregunto si estuvo bien, con Mihawk habría sido mucho más fuerte, ahora que lo pienso hubiera sido una buena elección… ¡Espera! Deja de divagar y concéntrate.

    —Ino… Ino… ¡Ino despierta!

    —¿Eh?—Sacudí la cabeza intentando eliminar esos pensamientos y me concentré en los allí presentes. Todos me miraban con una cara medio asustada, sobre todo el pobre Chopper que ahora temblaba. ¿Qué le había hecho?—Esto… ¿qué ha pasado?

    —Ino, estabas como en trance y murmurabas insultos contra Ace y un tal Taka no Me… Y bueno, hiciste un boquete en la pared de tanto mirarla con tu Kuroi Me activado. Casi le sacas a Chopper un cuerno—. Explicó Vivi, intentando calmar al renito.

    —Yo este… perdona Chopper. Estaba… pensando. Bueno, a lo que iba. ¿Vas a contarme ahora porque demonios no contestabas ninguna de mis cartas ni respondías al Den Den no Mushi?

    —Pues… este… es complicado…

    —Contesta.

    —Yo me uní a la banda de Shirohige y bueno… era peligroso comunicarme con vosotros, yo ya tenía una recompensa y si algún cazarrecompensas o la Marina llegaba a interceptar alguna comunicación con vosotros… estaríais en problemas.

    —Puf, ¿no crees que con una sola carta explicándonos el motivo hubiera bastado? Aunque ahora eso no importa. Vivi, ¿cuál es nuestra situación?

    —Tenemos que llegar a Yuba y detener al ejército rebelde.

    —Comprendo… ¿Zoro, puedes venir un momento?—Le pregunté levantándome y caminando hacia la puerta. Zoro hizo lo mismo y me siguió hasta el pasillo—. Necesito que me hagas un favor. Entrégale esto a Luffy y dile que lo volveré a ver pronto. Prepararé mis cosas y me marcharé, volveré en tres o cuatro meses, tal vez un poco más—. Dije, entregándole un papel doblado.

    —¿Te marchas?, ¿puedo preguntar el por qué?

    —Cuando vi a Ace de nuevo supe de sus intenciones de inmediato, quiere que me una a los piratas de Shirohige, por eso ha venido. Gracias por todo Zoro, ¡espero volver a verte pronto!—Exclamé dándole un abrazo y sonriendo divertida ante la reacción de este.

    —¿Interrumpo algo?

    —¡Ace! Este… no, nada. Solo me estaba despidiendo de Zoro—. Dije soltándome inmediatamente del mencionado. Le sonreí por última vez y me dirigí al camarote—. No te olvides de lo que te he dicho, Zoro.

    —No lo haré. Que tengas un buen viaje, Ino.

    En realidad yo nunca pertenecí totalmente a los Mugiwara, solo era mi banda de paso. Yo los ayudaba, ellos me ayudaban a mí. Eran mis amigos y nakama pero todos sabían que mi verdadero objetivo era unirme a una tripulación mayor para encontrarlo a él.

    Flashback

    —Oye Ino, ¿tú tienes pareja?

    —¿Um? No, no tengo aún. Pero espero encontrar pronto a la persona indicada.

    —Y… ¿no hay nadie que te interese? Me da la sensación de que le gustas a Zoro.

    —¿A Zoro? No lo creo, no soy capaz de verlo de otra mañanera que a un gran amigo y a un compañero de lucha.

    —¿Pero no te gusta nadie?

    —Pues no estoy muy segura, Nami. Hace muchos años conocí a una persona de la que me enamoré locamente, pero después de marcharse apareció otro hombre… Y no estoy segura de mis sentimientos hacia ninguno de los dos.

    —Vaya, un triángulo amoroso. ¿Eran guapos?

    —¿Qué si lo eran?, no había chica en el pueblo que se resistiera a los encantos de Ac… digo, de ese chico tan mono.

    —Con que Ace, ¿eh? ¿Y el otro?

    —Sí, desde luego que era guapo. Además su carácter tan maduro era… Él ya era un pirata con experiencia, seguro que no lo volveré a ver nunca más.

    —Ino… no digas esas cosas, cuando dos almas gemelas se encuentran ni el mismísimo destino puede romper el hilo que los une. El Grand Line es grande, seguro que podrás encontrarlo.

    —Es por ello que me eché a la mar junto con Luffy, me convertí en pirata para encontrar respuestas.

    Espero que las encuentres, Ino-chan.
    Fin Flashback.

    Ya había terminado de empacar mis cosas y me dirigía volando al pueblo, necesitaba hacer un trato con alguno de los aldeanos para conseguir un barco medianamente presentable. No cabíamos los dos en la pequeña lancha de Ace propulsada por fuego, de modo que necesitaba un barco a vela. Después de muchas peleas, discusiones, insultos y amenazas conseguí un barco mediano por el módico precio de tres mil quinientos beris, yo ya tenía mis ahorros de pequeña para emergencias. Me dirigí al puerto para hacerle unos arreglos al barco y luego iría a buscar a Ace a la playa.

    El barco no era muy grande pero tenía una cama, un armario y una pequeña cocina; todo en la misma habitación. Por ahora me conformaría con eso. Icé las velas y me encaminé a la playa, dónde Ace me estaba esperando. Una vez llegado a la playa y partido en busca del Moby Dick no habría marcha atrás, pero algo me decía que él estaría allí, esperándome. Antes de perderme en el horizonte les dediqué un adiós a mis nakama, prometiendo verlos nuevamente. Cerré los ojos y me dispuse a navegar en busca de respuestas, en busca de aquel pirata que no veía desde hacía mucho tiempo atrás.
     
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    Eternatus

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    Watashi no Kokoro no Yami
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    So, me retrasé un montón, pero aquí está. A los que leyeron WNK... sí, Kurayami también está aquí!Ya avisé que WNK está basada en esta historia...

    [​IMG]
    No podía resistirme a ponerla, este es la cover del no oficial inicio de la segunda saga. Como en el inicio no encajaba la pongo en esta. *O*

    Watashi no Kokoro no Yami
    2ª Saga: Juntos.
    Encontrando respuestas.

    Cerré los ojos y me dispuse a navegar en busca de respuestas, en busca de aquel pirata que no veía desde hacía mucho tiempo atrás.
    Llevábamos ya varias horas navegando, ninguno de los dos habló en ningún momento, simplemente no era necesario hablar, el silencio lo decía todo. Yo seguía algo enfadada con Ace por no haberse puesto en contacto con nosotros, pero igualmente quería hacerle saber que estaba encantada de volver a verlo, pero no me salían las palabras.

    — ¿No estás contenta de volver a verme?—Soltó él, de repente.

    —Por supuesto que sí lo estoy. Solo que… muchas cosas cambiaron desde que te marchaste—. Contesté algo afligida por ocultarle lo sucedido hace tres años. Ninguno de los dos habló más pero Ace se metió en mi barco y se sentó a mi lado, después me besó. Era un beso cálido y suave, era uno de esos besos que nadie más puede darte aparte de tu alma gemela. Era un beso embriagante que me hacía querer más y más, me hacía perder el sentido. Esteba confusa, muy confusa; mi corazón estaba dividido y yo no sabía a qué parte hacerle caso, no sabía cuál de los dos hombres era el indicado para mí. Pronto el beso se tornó apasionado y hambriento, tantas eran las emociones y tan poco satisfactorio era el contacto… Era nuestro primer beso en años y había que recuperar el tiempo perdido. El oxígeno se terminó a los dos minutos de estar besándonos y nos separamos con lentitud. Ace posó su frente sobre la mía y me miró a los ojos. Ace tenía unos profundos ojos grises, de un matiz que no había visto nunca, eran tan expresivos… y ahora se notaban hambrientos.

    —¿Aclara esto tus dudas?— Definitivamente no, esto solo me confundía más. No sabía que responder, una parte de mí estaba deseosa de probar sus labios nuevamente y otra me recordaba el por qué de mi salida a la mar.

    —Yo… necesito tiempo, Ace. Necesito aclarar las cosas conmigo misma antes de pensar en una relación seria, Portgas—. Aclaré mientras le daba un pequeño golpe en el costado para que mirara hacia atrás—. Llegamos... ¿Pero qué demonios?

    Fin Ino’s POV.

    El pequeño barco propulsado por el fuego del segundo comandante se acercaba con rapidez hacia el barco que se divisaba en el horizonte. Era grande y blanco, con un mascarón en la proa con forma de ballena de un color blanco marfil. Era el más grande de los tres barcos que podían divisarse, no había muchas diferencias con ellos salvo el color de la ballena y el tamaño. El sol brillaba y por su posición podía saberse que era el mediodía, no había ninguna nube en el cielo y la temperatura era algo sofocante pero agradable.

    El barco era conocido por todo el mundo –Moby Dick se llamaba- y su sola mención hacía temblar hasta a el más poderoso de los piratas. Pero no era el barco en si lo que causaba tanto temor en los piratas, no, era su tripulación. Y no era para menos, pues muchos de los hombres más poderosos del mundo se hallaban en dicho barco y, su capitán era, nada más y nada menos que Edward Newgate, más conocido como Shirohige. Su tripulación no podía ser más variopinta, pero no por ellos dejaban de ser poderosos. Los dieciséis comandantes eran muy poderosos y corría el rumor de que no había barco alguno en los mares que pudiera hacerle frente a los dieciséis comandantes juntos.

    En poco tiempo Ace llegó a su destino, extrañamente, solo. Sus compañeros, amigos y subordinados lo recibieron con gritos de júbilo y alegría por su reciente llegada y por lo que ellos creían como victoria.

    —¡Ace-taicho!—Gritaron a coro sus subordinados. Marco y Sacchi se acercaron a él algo confusos pues, supuestamente Ace no vendría solo.

    —Bienvenido de nuevo, Ace. ¿Que no era que vendrías acompañado?—Habló Marco, sereno como siempre.

    —Sí, además una muy buena compañía…—Dijo Sacchi sin descaro alguno.

    —¡Idiota!—Exclamó Ace golpeando a Sacchi en la cabeza—. ¡Qué es mi hermana, hombre!—Hubo un silencio sepulcral al Ace gritar aquello.

    —¿T-tu hermana es Ino Yamanaka?—Inquirió un impresionado Sacchi—. Entonces tú no heredaste la belleza como ella—. Bromeó.

    —Pues, sí. Y, para tu información, no somos hermanos de sangre, tan solo de honor. Como Luffy, nosotros crecimos juntos.

    —Wow, entonces… si no es tu hermana de sangre… ¿ya te la has…—Sacchi no pudo continuar su pervertida frase cuando Marco muy oportunamente lo interrumpió, salvándole el pellejo.

    —Y… ¿dónde está?

    —Pues, es algo curioso… Ella compró una pequeña barca y… se hundió.

    —¡¿Y tú la dejaste ahogarse, idiota?!—Gritaron todos a coro.

    —¡Claro que no! Ella me dijo que se las arreglaba sola pero no sé donde se metió. Antes iba tras de mí…—Ace no pudo continuar hablando pues observó como sus compañeros elevaban la cabeza anonadados y con la boca abierta siguiendo un movimiento. Pronto una sombra apareció imponente en el barco, el cual se meció suavemente ante el peso del ave envuelto en llamas negras y cobalto que se había posado delicadamente en la barandilla.

    —¿E-es ella?—Preguntó Sacchi, observando la hermosura de aquella ave. Si la comparaban con la forma fénix del primer comandante se podía ver que la de éste era mucho más pequeña que el ave que tenían ante sus ojos; le cuadruplicaba en tamaño. La hermosa ave comenzó a desaparecer para dejar paso a la mujer más hermosa que aquellos piratas habían visto en su vida. Sus cabellos eran rubios platinos y caían sueltos en cascada por la espalda hasta terminar suavemente un poco más abajo de las caderas. Tenía una tez blanco marfil que brillaba como un diamante bajo la luz del ardiente sol y su rostro irradiaba vitalidad, fuerza y felicidad. Sus ojos eran grandes y expresivos, de un hermoso azul eléctrico hipnotizante, sus ojos eran el mar en los que todo hombre desearía perderse. Tenía unas facciones finas, una nariz firme y unos labios ni muy gruesos ni muy finos. Su figura esbelta y delicada era comparable a la de una diosa, todo estaba en su lugar correspondiente y con las medidas perfectas. Tenía una cintura de avispa que completaba su figura de reloj de arena y unas piernas largas y bien torneadas.

    La vista de todos y cada uno de los hombres del barco se encontraba sobre la bella mujer que tenían delante. La gran mayoría la miraba con deseo, otros muchos –los que se atrevían- la miraban de arriba abajo y sin descaro, como era el caso de Sacchi.

    —Así que esta es la famosa hermana de Ace… Encantada de conocerte, señorita—. Hablo Sacchi con voz melosa arrodillándose y besándole la mano con delicadeza—. Mi nombre es Sacchi y soy el comandante de la cuarta división.

    Ino lo miró extrañada, ningún hombre se había atrevido a aquello nunca e Ino no sabía cómo reaccionar; si amenazarle, gritarle, sentirse alagada, o acosada, o simplemente, si debía cortarle la mano al hombre por cometer semejante estupidez.

    —E-encantada… Soy Ino, Ino Yamanaka—. Habló más para los demás que para Sacchi en particular mientras lo miraba incómoda. Ace estaba con la boca abierta, aún sin creérselo. Él hubiera pensado que Sacchi terminaría sin su mano pero Ino incluso… ¿¡Le sonrió!?, ¿y además tartamudeó? Ace, no sabía que pensar.

    Pronto los demás comandantes fueron presentándose uno a uno hasta que solo quedó Marco. Hubo un tenso silencio cuando fue su turno, ni uno ni otro habló, tan solo se escudriñaban como esperando algún movimiento. Ino fue la primera en moverse, dejando a todos con los ojos como platos y la boca contra el suelo… ¿¡ella lo había abrazado!?, ¿¡y Marco le correspondía!?

    —Han pasado muchos años, Marco—. Dijo ella con una sonrisa separándose del comandante—. Me alegra verte de nuevo.

    —Sí, realmente fue mucho el tiempo. Encantado de verte de nuevo, Ino—. A muchos de los piratas allí presentes les pareció que las palabras del primer comandante tenían doble sentido, pero lo descartaron rápidamente sabiendo de quien se trataba.

    —¿Vo-vosotros ya os conocíais?—Inquirió Ace, asombrado y completamente anonadado.

    —Sí, lo conocí hace… ¿Cuántos años ya?, ¿diez?, ¿once? Él me salvó de morir ahogada una vez, curiosamente el día en que mataron a mi padre…—Su voz ya no estaba calma, algunos piratas débiles se desmayaron, otros empezaron a retroceder y los restantes se quedaron petrificados. El tono de voz usado por Ino era demasiado tranquilo hablando de lo que estaba hablando y se notaba su molestia al ver que tenía el Haki activado—. Hay muchas cosas que recuerdo de aquel día pero, la que más recuerdo es la bandera de los piratas que asesinaron a mi padre. Curiosamente es muy parecida a esta… por no decir la misma.

    Ahora el Kuroi Me de Ino estaba activado, Ace previendo que Ino intentara matar a alguien puso su mano sobre su hombro, recordándole por que estaban allí.

    —Pero los tiempos cambian—continuó—, y la era de mi padre tendría que terminar en algún momento. No me interesa la venganza, tan solo la verdad de aquel ataque absurdo—. Habló dirigiéndose esta vez al colosal hombre que estaba sentado en un trono gigante, observando cada uno de sus movimientos.

    —¡Gurararara! Inoichi era un enemigo considerable a eliminar. Lo malo es que tú te llevaste su herencia. Tampoco íbamos a matarte, pero en ese entonces parecías más avispada aún que ahora, supongo que el trauma de ver a tu padre morir influyó mucho en tu carácter, Yamanaka.

    —Que… ¿¡qué no ibais a matarme!? ¡Blasfemia! Todavía recuerdo esa noche como si fuera ayer y de no ser por Akagami ahora estaría muerta—. Gritó ella, comenzando a perder los nervios.

    —Ese idiota de Akagami… siempre metiendo las narices dónde no le llaman. Solo habrías muerto si no hubieras presentado resistencia desde el principio, pero perseguirte se hacía un juego muy divertido—. Shirohigue estaba tratando de que ella entrara en su juego, de que ella explotara—. Si no hubieras opuesto resistencia te habrías convertido en una cobarde como tu padre.

    Edward no pudo seguir hablando pues tenía a una enfurecida Ino a unos centímetros de su rostro.

    —¡Cállate, viejo estúpido! ¡MI PADRE NO ES NINGÚN COBARDE!—Ino estaba fuera de sí. Hubo una explosión y todo se llenó de humo rápidamente. Cuando se disipó, todos observaron anonadados la escena que tenían ante sus ojos. Ino había desenfundado una guadaña de unos dos metros y medio con la que había cortado -literalmente- las aguas. El golpe no iba dirigido hacia allí, pero Barbablanca había desviado el ataque con su Bisento. Ino estaba envuelta en llamas y sus ojos ya no eran azules, no, ahora eran del negro más puro y oscuro. Sus ropas empezaban a desgarrarse debido al vacío que empezaba a hacerle cortes a Barbablanca.

    Ino reculó hacia atrás de un salto mortal para evitar un ataque de Barbablanca que la habría rebanado en dos de no ser por sus rápidos y efectivos reflejos y calló ágilmente en la proa del barco.

    —Venga, Yamanaka.¡ Muéstrame tu verdadero poder!

    —¡Cállate, maldita sea!—Algo despertaba en el interior de la chica. Su pelo empezaba a tornarse negro y la oscuridad ascendía girando sobre su cuerpo la guadaña ahora era de un negro brillante y había aumentado considerablemente de tamaño. Ino parecía luchar contra ese poder, pero era evidente que no podría mantener el control durante mucho tiempo.

    —¡Deja fluir ese poder, Ino!, ¿es que eres una cobarde como la hiena de tu padre?—Eso fue la gota que colmó el vaso.

    —¡Cierra la maldita boca!—Y, con ese grito, Ino cayó presa de un poder inimaginable. Ino estaba inconsciente pero algo se había adueñado de su cuerpo. Ahora sus ropas eran completamente negras, al igual que su pelo, que flotaba levemente en el aire. En su rostro había una sonrisa orgullosa, cínica y superior y sus ojos denotaban la maldad más infinita e imparable. Todos, incluidos el primer y el segundo comandante tuvieron que esforzarse en no ceder ante la impresionante fuerza del Haki de aquella presencia.

    —Hasta que por fin apareces… Kurayami.

    —¿Tienes algún problema, viejo? ¿Deseas que termine con tu sucia y despreciable vida en este mismo instante?—Preguntó con una voz tranquila y autosuficiente, como si lo que estuviera diciendo y a quien estaba amenazando fuera lo más normal del mundo. Whitebeard la miró expectante durante unos segundos cargados de tensión, después, atacó. Su Bisento rasgo el aire y se produjo una explosión. El cuerpo de Ino estaba allí como si tal cosa, no se había movido ni un centímetro.

    —Tan impresionante como la última vez—. Barbablanca meditó algo durante unos momentos y luego continuó—. Ahora márchate, ya he comprobado lo que tenía que comprobar.

    —¿Te crees que es tan fácil, vie…—no siguió hablando pues una cachetada resonó en el ambiente y el cuerpo de Ino volvió a la normalidad. Nadie había movido un pelo, Ino recuperó el conocimiento y se pegó a sí misma para recuperar el control sobre su cuerpo—. Si eso… arf… era lo que… arf, arf… querías en un principio… arf… sólo tenías que haberlo… arf… pedido—Habló con dificultad una Ino ahora consciente. Sus ropas estaban algo desgarradas y sus ojos volvían a ser azules, su pelo ya no era negro, sino rubio y la guadaña había desaparecido, dejando tres pequeños bastones de metal en su lugar. Al final, el cuerpo de Ino acabó cediendo y ella perdió la consciencia mientras caía.

    —Llevadla a la enfermería—. Dijo únicamente Barbablanca antes de ir a sentarse a su trono. Ace y Marco pronto corrieron a ayudarla, seguidos de un preocupado Haruta y un conmocionado Sacchi. Ace la cogió en brazos y la llevó a la enfermería preocupado. Nunca había visto un despliegue de fuerza tal por parte de Ino y había muchas cosas que estaba deseoso de preguntarle.

    Por su parte Marco los acompañaba algo más sabio en el tema, pues sabía porque Padre había actuado de esa manera y quien era esa presencia oscura. Justamente por eso la habían llamado, contar con alguien de ese poder que es capaz de sobrevivir a un enfrentamiento directo de Barbablanca… no había muchas personas en el mundo que pudieran hacerlo.

    Entraron en la enfermería de golpe, sorprendiendo a las enfermeras que estaban allí al traer a una chica inconsciente en los brazos. Ace la depositó con suavidad en una camilla y esperó a que las enfermeras la revisaran por completo fuera de la habitación.

    —¿La habías visto alguna vez así?—Preguntó Marco, de repente.

    —¿Eh?—Ace estaba en su mundo—, no. La verdad nunca… ella nunca… ella nunca se puso así en los diez años desde que la conozco. Esto es bastante nuevo para mí. ¿Quién es…

    —…Kurayami? Es una presencia que pasa de portador a portador de la Shi Shi no Mi. Es poderosa, capaz de batir a Barbablanca con pensarlo, eso ni lo dudes. No le sería necesario ni mover un dedo para acabar con todos los Yonkou de una.

    —¿A qué te refieres?

    —A que no Ino, sino Kurayami controla la vida y la muerte y, si ella lo desea, puede matar hasta al más poderoso de los piratas con tan solo pensarlo. Esa es la verdadera esencia de la Shi Shi no Mi. Controlar tanto la vida como la muerte. —Explicó Marco.

    —Entonces… Kurayami puede tanto matar como resucitar a la gente, ¿verdad?

    —Inoichi nunca resucitó a nadie, por lo que sabemos. Así que no es seguro eso de que pueda resucitar a la gente. Porque eso implica ganarle al tiempo, ganarle al destino y a la vida. Y no creo que pueda ser capaz de hacer eso sin algún sacrificio.

    —Ahora lo recuerdo…—susurró Ace.

    —¿Cómo?

    —Que ahora lo recuerdo. Ella hizo algo parecido… Mierda, Sabo.

    —¿Sabo?, ¿Quién es Sabo?

    —Nadie Marco, no es nadie—. Los dos piratas se giraron bruscamente al reconocer a la dueña de aquella voz.

    —¡Ino!, ¡estás despierta!

    —Claro, baka. Felicidades, te has ganado el premio a la inteligencia—. Dijo ella con evidente sarcasmo en la voz.

    —¿Cómo te encuentras, Ino?

    —Supongo que bien, algo cansada pero bien. Ace, ¿puedes traerme mi bolsa?

    —Sí, supongo que sí—. Dicho esto el segundo comandante salió de la estancia. Hubo un tenso silencio hasta que Marco se acercó hasta donde estaba Ino y se sentó en la cama. Después, la abrazó. Marco sabía que la sonrisa de Ino era falsa, que las palabras de Barbablanca en realidad le hicieron mucho daño.

    —Debes saber que él no lo hizo para herirte, no había otra manera de que perdieras el control.

    —Lo sé, pero… Todavía tengo una pregunta, ¿por qué, Marco?, ¿por qué me salvaste aquel día?

    —Porque aún no era el momento. Podía sentir el poder que poseías, Ino. Aunque la segunda vez tuviera unas ganas incontrolables de llevarte con nosotros aún no era el momento—. Reveló Marco, acercando su rostro al de Ino.

    —M-marco… ¿qué estás…—de pronto la puerta se abrió violentamente. Obligando a los dos jóvenes a separarse rápidamente. El segundo comandante metió medio cuerpo adentro sin mirar la escena que tenía delante. Su cabeza pasaba por el umbral de la puerta y parecía estar muy enfadado.

    —¡Que no, Sacchi!, ¡no te dejaré verla ahora, pesado!—Dicho esto cerró la puerta tras e sí y soltó un suspira cansado—. Pero que plasta, kami-sama. Aquí tienes tu bolsa, Ino—. Habló lanzándosela a la cama.

    —Gracias, Ace. Ahora fuera de la habitación los dos.

    —¿Por qué?—Preguntó, Ace algo molesto mientras Marco se levantaba y caminaba hacia la puerta con una sonrisa.

    —Porque, querido Ace, no es correcto que un hombre esté en la misma habitación donde hay una mujer cambiándose—. Habló él con una risita mientras salía por la puerta.

    —Oh…

    —Venga, fuera—. Los dos hombres se fueron cerrando la puerta tras de sí y dejándole un poco de intimidad a la joven para cambiarse con tranquilidad.

    Ino se levantó con dificultad de la cama y comenzó a quitarse las ropas rasgadas para cambiarlas por unas nuevas. Su atuendo era sencillo, consistía en unos shorts vaqueros bastante cortos que no dejaban mucho a la imaginación pero sin dejar de ser decentes la parte de arriba de un bikini negro y plateado que se ataba con cintas alrededor de su cuello y espalda y una chaqueta negra que le llegaba hasta los codos. Llevaba también unas botas hasta un poco más abajo de las rodillas y unas medias negras hasta la mitad del muslo. Se recogió su frondoso pelo en una coleta que ya no era como las que llevaba de adolescente, a sus dieciocho años tenía el pelo muy largo y con mucho volumen. Un mechón de pelo rubio caía a un lado del ojo izquierdo donde ella conservaba una cicatriz a lo largo de éste. No se maquilló, pero al dirigirse al espejo de la habitación para observarse sus facciones se endurecieron y su mirada se congeló, ante ella se alzaba el reflejo de Kurayami, aquella -según Ino- fulana que nunca la dejaba en paz y que luchaba por obtener el control de su cuerpo y mente. Una sonrisa de autosuficiencia se dibujó en su rostro e Ino no aguantó más. Le pegó un puñetazo al espejo y lo lanzo al otro extremo de la estancia mientras se partía en mil pedazos, pero allí aún estaba reflejada Kurayami, Ino sentía que no iba a poder controlarse mucho más.

    Marco y Ace iban de camino a la enfermería para ir a ver cómo le iba a la hermana del segundo cuando un grito y un golpe resonaron en el aire.

    —¡Déjame en paz!—Marco y Ace intercambiaron miradas y empezaron a correr a la enfermería.

    —Maldito Sacchi, como se haya atrevido a hacerle algo…—amenazaba Ace. Lo peor fue que se encontraron con Sacchi saliendo tranquilamente de su camarote.

    —¡Mierda!—Gritó Ace exasperado, tenía que ser otro miembro de la tripulación o tal vez…

    Los dos comandantes llegaron a la enfermería en menos de lo que canta un gallo y abrieron la puerta con brusquedad. En una esquina de la estancia Ino estaba hecha un ovillo mientras murmuraba algo y se escuchaba el sonido de algo romperse, parecido al cristal. Sí, cristal, había miles de cristales esparcidos a su alrededor y la mayoría estaban rotos o pulverizados. Ino sostenía uno del tamaño del ojo humano y lo miraba con insistencia, para después romperlo en sus manos que, por cierto, estaban cortadas y llenas de sangre.

    —¡Ino!, ¡¿qué demonios ha pasado aquí?!—Exclamó Ace llegando junto con Marco en dos zancadas hasta donde se encontraba la chica.

    —Esa maldita ha vuelto. La voy a matar, la voy a matar—. Repetía ella, como absorta en el reflejo de otro cristal que había recogido del suelo. Marco se arrodilló a su lado y observó el reflejo, un ojo negro de apariencia peligroso observaba atentamente a Ino, luego mostraba una sonrisa orgullo con dientes blancos y después volvía a aquel ojo. El cristal se quebró entre sus manos pero esta vez no lo soltó sino que, como por arte de magia, lo hizo desaparecer, lo borró del mapa junto con los demás cristales que estaban regados por el suelo.

    La chica cerró los ojos y con cuidado se levantó, luego volvió a abrirlos y se dirigió al lavatorio ahora sin espejo en el que mirarse y se lavó las heridas. Los dos hombres la miraban en silencio, sin saber exactamente qué decir. Ino se dirigió al botiquín y se limpió un poco las heridas de ambas manos y luego las vendó con algo de dificultad. De su bolso cogió un par de guantes de cuero negro sin dedos y se los colocó, no sin hacer una mueca de dolor. Mientras seguía hurgando en su bolsa unas llamas negras rodearon sus brazos y descendieron hasta sus manos, curándolas al instante.
    De la bolsa también sacó un cinturón que se colocó en la pierna con tres huecos donde metió los bastones de metal. Levantó la cabeza y miró a los dos hombres y se encaminó a la puerta.

    —Lo siento…—dijo en un susurro—. ¿Pensáis quedaron ahí parados o me enseñaréis el barco? —Añadió con una sonrisa mientras los esperaba fuera de la enfermería. Ace y Marco tardaron en reaccionar pero con un asentimiento de cabeza salieron detrás de la chica dispuestos a enseñarle el barco.
     
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    Kira Lawliet

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    ¡WAA~! Me encanta el rumbo que está tomando la historia. Muy interesante, (Aunque sigo pensando que tu obsesión con Ino y con Ace NO es sana...^^U)
    Y ese triángulo amoroso de ahí... Va a dar lugar a mucha confusión por parte de Ino. Si fuera ella, me quedaba con los dos(?)
    Y Ace, ahí, interrumpiendo ´´cosas´´... ¿¡Qué no sabe llamar a la puerta!? ¬¬
    Maldito Barbablanca.... ¿¡Cómo se atreve a decirle esas cosas a Ino!? Qué cruel es...Llego a ser yo y me lo cargo. Literalmente.
    He visto alguna que otra falta por ahí, pero muy leve.
    —¿A Zoro? No lo creo, no soy capaz de verlo de otra mañanera que a un gran amigo y a un compañero de lucha.
    Deduzco que ahí quisiste poner ´´manera´´.
    Y lamento no haber comentado (hasta ahora). Sabes que me olvido de las cosas. n-nU
    Salu2~!
     
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    Título:
    Watashi no Kokoro no Yami
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    12
     
    Palabras:
    3507
    Y aquí llegó el capi número tres de la tercera saga! *redobles* El MarInoAce no se hará de esperar y muchas aventuras les esperan! Un aviso: el tiempo aquí pasa muchos más lento. So, los Mugis tardarán unos meses más en llegar a Enies Lobby y a Water 7. ¿Y esto porqué? Porque necesito tiempo para desarrollar la historia de Ino con los piratas de WhiteBeard, so... ¡esta era la única opción!

    Otra cosa, a lo largo del fic llamaré a Barbablanca y a Teach de diferentes maneras:

    BarbaBlanca/WhiteBeard/ShiroHige/Edward Newgate.

    BarbaNegra/BlackBeard/KuroHige/Marshall D. Teach.

    Advertencias: Algo de Ooc por parte de Ace y de Ino. Palabras malsonantes y... situación compleja... muy difícil de explicar.

    Watashi no Kokoro no Yami.
    2ª Saga: Juntos.
    Una muestra de poder.

    Ace y Marco tardaron en reaccionar pero con un asentimiento de cabeza salieron detrás de la chica dispuestos a enseñarle el barco.

    Ino’s POV.

    El barco era realmente grande, incluso más de lo que parecía. Podría decirse que el comedor era tan grande como el Merry entero. Y allí era dónde nos encontrábamos, ya era hora de la comida, por lo que los chicos me llevaron allí para que conociera un poco más a la tripulación. Entramos por la gran puerta de madera y abrí los ojos como platos, Ace no mentía en la comparación con el Merry, ese comedor era gigantesco.

    —¡Hey, chicos!, ¡aquí!—Un tupé se alzó entre las cabezas, inmediatamente pude distinguir a Sacchi entre la multitud, su pelo era demasiado peculiar como para pasar desaparecido. Nos sentamos en una mesa donde al parecer solo comían los comandantes.

    —¡Hola, chicos!—Exclamó Ace, alegre. Tomó asiento al lado de un hombre grande y fornido, Jozu, creo recordar que se llamaba. Marco se sentó a su otro lado y yo no tenía ni idea de con quién sentarme. Al otro lado de la mesa vi a Sacchi haciéndome señas con la mano para que me sentara a su lado.

    —Aquí hay un sitio libre, preciosa—. Suspiré cansada, ni las miradas matadoras de Ace ni las frías de Marco amedrentarían a Sa… un segundo. ¿Marco también estaba molesto? Lo miré levantando una ceja y él me respondió de igual manera, estaba claro que no ganaría esa guerra de miradas.

    Me senté a un lado de Sacchi, justo en el final de la mesa y observé a todos comer. Esto era exactamente igual que en el Merry: gritos, peleas por comida, discusiones, charlas acaloradas y risas estridentes, ya estaba acostumbrada.

    —Será mejor que te apresures si no quieres acabar sin comida—. Me habló un hombre alto, con un sombrero de copa sobre su cabeza que estaba sentado al lado de Sacchi.

    —Esto ya me lo sé… Tenía que convivir con el hermano de este tragón, ¿sabes? Son iguales—Dije alegre mientras observaba a Ace comer histérico antes de que Jozu le quitara su comida e iniciaran una pelea.

    Dirigí mi vista al plato y lo miré con detenimiento, ¿qué diablos sería aquello? Esto no se comparaba con la cocina exquisita de Sanji, de ninguna manera. Me llevé un trozo del pescado que fuera ese a la boca junto con una… ¿patata?, ¿zanahoria? No sabría decir. Mastiqué y tragué con algo de dificultad, la mesa calló de repente y me observó expectante.

    —Tam-tampoco está tan mal…—Los demás me miraron una vez más y volvieron a hacer lo que estaban haciendo antes, nada.

    —Oye, Ino ¿dónde te harás el tatuaje?—Me preguntó Sacchi, con doble sentido. Yo no le respondí, tan solo lo miré. Nuevamente en la mesa volvía a reinar el silencio—. Podrías hacértelo aquí—señaló su pecho—, o tal vez aquí atrás…—esta vez señaló el trasero—. Y luego nos enseñas qué tal te ha quedado.

    Ahora no era la mesa, sino todo el comedor el que había callado, todos me miraban. Sentí mi cara enrojecer ante las provocaciones de Sacchi, yo pensaba que sería como tratar con Sanji, pero esto era mucho peor. La ira y la vergüenza se agolpaban en mi garganta ante tal humillación. No hablé, sabía que mi voz saldría quebrada.

    Me levanté como pude y salí corriendo, mi primer día allí y ya me humillaban… esto era horrible. Noté las miradas de los demás piratas, algunas preocupadas –casi ninguna- otras superiores y la gran mayoría deseosa y socarrona.
    Abrí las grandes puertas de una y cerré de un portazo, después corrí sin rumbo fijo por el barco.

    Fin Ino’s POV.

    —¿Pero qué demonios te pasa?—Gritó un muy cabreado Ace mientras se levantaba con fuerza, tambaleando todo objeto que se encontrara encima de la mesa. Soltó un bufido exasperado y salió furioso por la puerta dando un portazo más fuerte incluso que el de Ino.

    —Has obrado mal, Thatch—Sacchi se tensó, Marco solo lo llamaba por su nombre cuando estaba realmente cabreado—. ¿Piensas que puedes ir por ahí humillando a las mujeres?
    —Pero… ¡si no he hecho nada malo!, solo me he comportado como siempre…

    —Exacto, con ella no puedes comportarte como siempre, al menos, no por ahora—le cortó Marco—. Ella sufrió mucho de niña por hombres como tú, Sacchi.

    —¿Qué?

    —Antes de que nosotros atacáramos su pueblo ella no tenía amigas, ni amigos… y ella fue…—Marco cayó unos momentos, parecía como si le costara hablar—ella fue… violada… en su infancia.

    Todos callaron nuevamente, nadie se atrevía a mover un pelo. ¿La hija de Yamanaka Inoichi, el cazarrecompensas más buscado del mundo… violada? Aquello parecía una broma, pero la cara de Marco no daba lugar a comentarios.

    —Quiero que me escuchéis todos. Si alguien hace cualquier comentario acerca de esto o le hace sentir inferior físicamente… que sepa que iré a hacerle una visita—. Marco no era de las personas que actuaban sin pensar pero realmente apreciaba a aquella mujer y no dejaría que nadie la dañase. Dicho esto se levantó y salió de la estancia cerrando con cuidado la puerta, siempre manteniendo su pose entre estirada, fría, sosa y aburrida. Nadie habló más durante la comida.

    Ino’s POV.

    Corría sin saber a dónde ir, tan solo quería alejarme de aquel comedor, de aquellos recuerdos que nublaban mi mente, que se agolpaban en mi vista, luchando por salir en forma de lágrimas. Nunca me había gustado llorar, lo consideraba una debilidad de la que los demás podrían aprovecharse… Necesitaba calmarme. Y solo había una cosa que me calmara…

    Me acerqué a la barandilla al tiempo que escuchaba unos pasos que se dirigían apresurados hacía dónde me encontraba. No me lo pensé dos veces, ahora no podía encararlos, no tenía las fuerzas necesarias. Di un salto y me aventé sobre la barandilla…

    Fin Ino’s POV.

    —¡Ace!, ¡espera, demonios!—La voz grave de un hombre resonó en los pasillos del gran e imponente Moby Dick, deteniendo al otro que corría un poco más adelantado.

    —Teníamos que habérselo contado… así no hubiera abierto la boca de más—. Habló el segundo comandante, intentando controlarse.

    —Ya está, ya lo he hecho yo.

    —Gracias… aquello… aquello la marco de por vida, ¿sabes? Me lo contó unos años antes de marcharme cuando yo tenía quince y ella trece. En ese momento no supe cómo reaccionar a parte de matar al hombre que osó hacerle aquello… pero ahora entiendo que eso no mejoró las cosas.

    —Será mejor que la sigamos buscando, Ace—. Comentó Marco, comenzando a caminar fuera de los pasillos.

    —Tienes razón…—Ace detuvo su caminar un momento—. ¿Ha escuchado eso?

    —¿Um?—El primer comandante agudizó el oído y también lo sintió. Cerca de ellos se escuchaban pasos apresurados, como de alguien corriendo—. Seguro que es ella, vamos.

    Justo cuando llegaron fuera vieron como su silueta desaparecía en el abismo. Después un pájaro de gran envergadura se alzó sobre el barco, a continuación, echó a volar. El Moby Dick se tambaleó un poco debido al viento dirigido por el gran ave, pero pronto volvió a la normalidad mientras el fénix desaparecía en el horizonte.

    —¿Se ha marchado?—Inquirió Marco, acercándose a la barandilla del barco.

    —No… desde pequeña lo único que puede calmarla es el mar. Hay algo en el que la sosiega, como si fuera una canción lenta que amansa a una fiera, es lo mismo. Por ahora dejémosla, necesita su espacio. Cuando realmente se encuentre bien volverá, no lo dudes.

    —Está bien… —Los dos hombres entraron de nuevo al interior del barco y se perdieron en la inmensidad de los pasillos.

    Horas después…

    —Ya han pasado cuatro horas, ¿dónde está?—Inquirió un hombre con tupé a sus dos compañeros. Los tres estaban sentados en el mascarón del barco esperando a que un pájaro de fuego apareciera en el horizonte, per hacía una hora que esperaban y nada aparecía.

    —Tenedle paciencia, después de todo, tú eres el causante de todo esto, Sacchi.

    —Pronto se hará de noche, tiene que haber vuelto para ese entonces, sino saldré a buscarla—. Habló un determinado Ace.

    —Pronto llegaremos a una isla, tal vez esté allí—. Razonó Marco mientras volteaba a ver a los dos comandantes y después volvía su vista al horizonte. Pero algo pareció llamar su atención—. Un barco…—Marco entornó los ojos para intentar divisar la bandera—. Mierda… es la marina. Iré a avisar a Padre, avisad a los hombres, pronto entraremos en batalla.

    Marco salió corriendo seguido de Ace y Sacchi, en un cruce los tres se separaron y los dos últimos se pusieron a dar gritos y órdenes a todo aquel que tuvieran por delante. Pronto Marco llegó al camarote de Barbablanca y le explicó todo lo sucedido.

    —¡Gurarara! Que los hombres se preparen, hace tiempo que estaba aburrido, y una batalla contra un capitán… ¡Gurarara!

    —¿Qué hacemos con Ino?

    —Si ella es lista sabrá encontrar el barco, pero si se ha perdido… me temo que tendremos que buscarla más tarde. ¡Ahora aparta de mi camino Marco!—Barbablanca estaba emocionado, él se había percatado de la presencia del ave vigilando el barco hacía una hora, ella quería mostrarles su poder, no el de la bestia que dormía dentro de ella.

    Rápidos y excitados por la nueva batalla todos los piratas se presentaron en cubierta. El barco estaba cada vez más cerca y ya podía observarse que estaba cada vez más cerca… y que no estaba solo. Una flota de cinco barcos grandes como el Moby Dick se acercaban rápidos y silenciosos, como tiburones acechando a su presa. Pero el silencio no duró mucho, pronto los cañones enemigos resonaron furiosos, expulsando auténticos titanes de metal que se acercaban con peligrosa velocidad a la flota de Barbablanca.

    —Padre, ¿qué hacemos?—Preguntó Marco, preocupado por la cercanía de los barcos y de los cañonazos que estaban recibiendo. Cada vez se acercaban más y más… Una iba directa hacia Newgate.

    —Nada—. Dijo él, sin preocuparse.

    La bala de cañón iba impactar de un momento a otro contra Barbablanca, éste ni intentó protegerse, no hizo absolutamente nada, tan solo se quedó quieto en el sitio. Cuando la bala estuvo a un metro y todos los presentes temieron por la vida de su capitán un gran pájaro de fuego detuvo la bala con su cuerpo. Después las llamas desaparecieron y la figura de la conocida Yamanaka apareció frente a Barbablanca mientras caía al suelo con elegancia junto a el polvo de la pulverizada bala de cañón.

    —¡Ino!—Exclamaron a coro los comandantes. Ella no les contestó, solo les dedicó una mirada de advertencia. Todos la entendieron y la comprendieron, ella se encargaría sola de la Marina.

    Ino se acercó a la barandilla del barco y de un salto se subió encima. Divisó con pose altiva a la flota atacante y ni se inmutó; permaneció allí el tiempo en el que los barcos tardaron en llegar, después, atacó. Levantó una de sus manos y murmuró unas palabras que nadie entendió salvo ella. Parecía que nada había pasado pero un corte apareció de repente en las aguas, rebanado dos barcos de una y lanzando al mar a todos sus tripulantes. Ella repitió el proceso una vez más, eliminando todos los barcos menos el primero, el más grande de todos.

    —Ino… ¿por qué no terminas con ese también?—Preguntó Ace mientras se acercaba a ella, pero pronto supo que Ino no le contestaría, ella tenía el Kuroi Me activado y miraba absorta el barco que había quedado en pié, después, como un soplo de viento, desapareció.

    Todos contuvieron el aliento, ¿dónde estaba la chica?, ¿cómo habría desaparecido tan rápido? Todas estas preguntas y muchas más se aglomeraban en la mente de todos los piratas presentes. Barbablanca suspiró, victorioso, contando con un veredicto al fin. Un estallido los devolvió a todos a la realidad. El barco del capitán estaba en llamas y, en el cielo, Ino y un hombre vestido de con un abrigo blanco y verdoso rodeado de humo, peleaban. Parecía que la pelea estuco reñida, hasta que Ino se convirtió en fénix y empezó a alejarse del barco en llamas, estaba claro que iba a explotar.

    —A ver si me coges, Smoker—. Exclamó ella con una risita mientras el hombre la perseguía por el cielo. Ino hizo desaparecer las llamas de nuevo y
    tan solo lo atacó con fuego, no utilizó el vacío… ni la oscuridad.

    —¿Por qué demonios está jugando con él?, ¿no va a matarlo?—Habló uno de los piratas subordinados de Ace sin mucha importancia.

    —Ella tiene un pelea pendiente con él desde LogueTown. Al parecer, Dragón El Revolucionario los salvó de un aprieto con Smoker, pero ella aún quiere batirse en duelo con él. Es gracioso como se lleva como el gato y perro con él, pero es más gracioso aún si lo observas de cerca…—Contestó Ace, con una sonrisa maliciosa.

    Un poco más lejos Ino y Smoker discutían sobre quién era el más fuerte y sobre Luffy. Ino alegaba que nunca le dejaría tocar a su hermano y Smoker le decía que lo cogería aún muriendo en el intento, los dos tozudos como mulas. Pero pronto Ino se cansó del juego y brazos de oscuridad empezaron a salir del mar. Unos atraparon a Smoker y los demás alzaron los barcos en el aire como si fueran lo más liviano del mundo y empezaron a sacudirlos. Como eran barcos oficiales tenían mucho dinero en el interior, sobre todo el barco del capitán.

    El dinero caía en un saco de oscuridad e Ino reía ante los intentos de escape de Smoker. Cuando terminó con los barcos los juntó todos, estampándolos entre sí y depositó a Smoker en el centro mientras se despedía con una burla. El capitán suspiró, derrotado, él sabía que en alta mar no podría hacer nada sin riesgo de caer al océano y morir, y menos si empezaba a llevarse tan bien con la Yamanaka.

    El gran saco de oscuridad apareció de pronto sobre el barco y desapareció, dejando caer todo su contenido. Ino también estaba allí, sentada como si nada en la barandilla del Moby Dick.

    —Impresionante…—Habló Sacchi, anonadado por la cantidad de beris, oro y joyas había sobre la cubierta del barco.

    —Con esto doy por terminado mi regalo por dejarme pertenecer a esta tripulación—. Exclamó ella, cerrando los ojos con alegría y sonriendo—. Hay una parte para cada uno… y para el barco—. Esta vez usó un tono más apenado, pero siguió sonriendo—. ¿Que no os habéis dado cuenta?
    Ino señaló el mascarón y a todos se les calló la cara al suelo, un corte cercenaba la cabeza del Moby de lado a lado, pero todavía colgaba allí.

    —Yo diría que le recogiésemos antes de que acabe en el mar… Kurai Buki*—De nuevo los brazos de oscuridad aparecieron y soltaron la cabeza cercenada que colgaba con claras intenciones de caerse y la colocó en la popa de otro de los barcos—. Listo, ahora solo debemos dirigirnos a Water 7 a que la arreglen…

    Todos la miraban con intenciones homicidas, aunque ya hubiera puesto la cabeza a salvo Padre tendría la última palabra y si era negativa…

    —¡Gurararara! Hacía años que no me divertía tanto. Nadie se había atrevido nunca a tocar al Moby, ¿sabes, pequeña insolente? ¡Gurararara!
    Todos suspiraron ante las despreocupadas palabras de su capitán. Ino sonrió divertida, ese barco nunca sería tan divertido como el Merry, pero te hacía pasar buenos ratos.

    —Pero…—todos enmudecieron—. Veo que tienes potencial, y no te quedarás de holgazana todos los días, por lo que… serás la ayudante de alguno de mis comandantes. Tú eliges.

    —¡YO, yo, yo!—Exclamaron Ace y Sacchi a la vez—. ¡Escógeme a mí!, ¡no me repitas! ¡Ella me escogerá a mí, so tarado!—Pronto terminaron liándose a golpes y a todos les salió una gotita en la nuca.

    —Si no escoges rápido lo haré yo por ti—. Barbablanca vio que ella no contestaba por lo que él decidió con quien la mandaría—. Desde hoy y hasta nuevo aviso serás la ayudante del comandante Marco.

    —¿Qué?—Exclamaron patidifusos el segundo y cuarto comandante desde el suelo. Sacchi tenía una mano tirando de la boca de Ace y éste tenía las suyas enredadas en el cuello de Sacchi— ¡No es justo!, ¡el siempre se queda con lo mejor!—Pero pronto se dieron cuenta que alguien los repetía y se miraron con rayitos en los ojos—. ¡Qué no me repitas!—Y, al instante iniciaron otra pelea.

    —Marco, ahora tienes a tu disposición a Ino, todo el trabajo que no quieras podrás encargárselo a ella—. Y todos comprendieron a Barblanca, Marco no dejaba nunca trabajo, él era su más leal trabajador y… a todos les salió una gotita más grande aún en la nuca. Shirohige nunca cambiaría, ya se había encariñado con su nueva hija y no quería que lo pasara mal siendo acosada por los pervertidos de Sacchi y Ace.

    Pero lo que nadie sabía es que Ino sí tendría que trabajar, y mucho. En realidad el primer comandante era el que más trabajo tenía pues tenía que revisar, supervisar, firmar y controlar a su división como a los demás comandantes, por eso, Marco era el que más necesitaba a Ino.

    En todo ese tiempo Ino iba de aquí para allá, cargando y firmando papeles, intercediendo en peleas absurdas y siendo portavoz del primer comandante cuando la situación lo requiriera. Todo esto tuvo que compaginarlo con el entrenamiento, que no era poco, pues, según ella le había prometido al espadachín de pelo verde de los Mugiwara, la próxima vez que se vieran combatirían para ver quién era el más fuerte. Y, según las noticias que le habían llegado, ahora Zoro era capaz de cortar el metal, por lo que ella tenía que aprender a cortar… el vacío.

    Y, aparte de todo el trabajo y entrenamiento, en la rutina de nuestra ayudante también estaban incluidos los abordajes, el robo y, muchas veces, el recorrer islas enteras para defender a los piratas de ShiroHige de la Marina.

    Pero siempre había un momento de descanso, que eran pocos, pero muy bien recibidos. Siempre comía en la misma mesa, con las mismas personas hacían que la relación de Ino con los comandantes se fortaleciera cada vez más, para al final terminar siendo grandes amigos y compañeros de batalla.

    Transcurridos estos meses en los que Water 7 parecía tan lejana, Ino fue haciéndose más y más fuerte, gracias a los exhaustivos entrenamientos y batallas con los comandantes y piratas. Ella desarrolló sus habilidades a un nivel casi rozando el máximo, pero siempre había algo que le faltaba. Ella aún no era capaz de cortar… el vacío.

    Esto siempre acomplejaba su joven mente y la obligaba a entrenar y entrenar, para, al final, terminar enferma en su camarote durante días por el sobreesfuerzo. Ino y Marco se llevaban extremadamente bien, pareciéndole extraño a gente que solo los veía como jefe y ayudante. Pero para los que miraban desde dentro -dándole mucha rabia a Ace por ello- Marco e Ino, iban acercándose cada vez más, y como si no hubiera cosa en el mundo capaz de separarlos, ellos terminaron siendo el objeto de las constantes indirectas que la tripulación les mandaba para terminar juntándolos.

    Ino comenzó a llegar al límite de sus habilidades cuando Water 7 estaba a un paso de hormiga para el gran barco. A los oídos de los comandantes llegó el rumor de que la Yamanaka había creado una técnica a partir del Gear Third, pero manteniéndola en secreto para todos los demás hasta terminarla, Ino no se la mostró a nadie, ni siquiera al capitán o al primer comandante.

    Y, fue en una noche en la que el clima en el Grand Line era extremadamente cálido cuando todo se desató, cuando se desató la tormenta en el corazón de Ino, cuando la lluvia no cesaba y los truenos no faltaban, cuando ni ella misma sabía quién era y, mucho menos, porqué seguía estando en esa tripulación. Pero pronto un nuevo puesto captó su atención, esta vez, para siempre…

    *Kurai Buki: Literalmente, Brazos de Oscuridad (original, ¿a que sí?)
     
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    Eternatus

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    Buenas! Aquí traigo un nuevo capi! Ya sé que me he retrasado una semana, pero tuve muchos exámenes. Culpen a la escuela ;-;.

    Antes de comenzar me gustaría hacer varias aclaraciones. ^^

    En este fic, como dije en anteriores capítulos, el tiempo pasa muchísimo más lento, por lo que no se basen en la línea temporal de OP porque aaquí le hago algunos cambios.

    Después, para los que no sepan quien es Sacchi, les daré una respuesta simple: Thach. Y a los que no hayan llegado a MarineFord les dejo una imagen para que sepan quien es. Sacchi no es un OC.

    [​IMG]

    Y sí, la imagen quedó extremadamente grande .-.

    A Sacchi según se puede llamársele así o Thach, yo tomaré el Sacchi como apodo.

    Después, aquí sí que sale un OC, tendrá una relevancia bastante importante a lo largo de la historia. Circe sería así:

    [​IMG]

    Asdf, las imágenes son solo de guía, Circe no es una bailarina en la historia e.e

    Creo que no hay más avisos...

    Pues eso, aquí os dejo:

    Watashi no Kokoro no Yami.
    2ª Saga: Juntos.
    De confusiones y secretos.

    —Entonces… ¿has aceptado?—La pregunta que todos se habían estado guardando escapó traviesa de los labios de Sacchi—. Digo… ya llevas seis meses con nosotros.

    —… Sí—. Una voz femenina resonó en la habitación—. He aceptado.

    —Vaya… a ninguno de nosotros, ni siquiera a Marco, Padre le ha propuesto eso—. Habló esta vez el comandante de la segunda división mientras se balanceaba sobre la silla.

    —Es cierto, ese cupo ha estado libre durante décadas—. La voz de Marco se hizo sonar en la estancia—. Debes considerarte muy afortunada por ello.
    —Marco…

    —Marco, ella se lo ha ganado. Ha demostrado su valía innumerables veces. ¿Es que acaso no recuerdas que os salvó el culo a ti y a Ace en Enies Lobby? ¿Y qué me dices de Skypiea? Por no hablar de que ella fue la única que pudo derrotar a Akainu de todos nosotros.

    —Pero con graves secuelas…

    —¡Marco! ¡Por Dios! C-creí que ya no íbamos a hablar de ese tema—. La voz femenina volvió a hablar, esta vez, algo escandalizada y con un deje de frialdad en ella—. Además, si te molesta, ve a reclamarle a Padre.

    El primer comandante se levantó y caminó hacia la puerta, la abrió y salió. Pero a dos pasos se detuvo y sin girar la cabeza habló, algo frío.
    —No necesito hablar con Padre. Eres libre de aceptar, por algo eres ahora mi superior. Pero que sepas que no te debo lealtad ninguna—. Dicho esto el fénix de marchó de allí, dejando a todos con la boca abierta del asombro. A todos menos a dos personas en cuestión. La única fémina allí presente y el cuarto comandante se dedicaron unas miradas preocupadas.

    —Vale, ¿qué demonios le pasa a este?—Inquirió un Ace extrañado. Pronto se percató de las miradas de Sacchi e Ino y eso le desencajó aún más—. ¿Vais a contarnos lo que sabéis?

    —… No—. Ino no pareció meditárselo mucho—. Es algo privado, nada que vosotros necesitéis saber.

    —Sí… no necesitáis saber que nosotros dos nos…

    —¡Sacchi!—Ino agarró a Sacchi de la camisa y lo sacó a rastras de la estancia.

    —¿Por qué no pueden saberlo? Ace es tu hermano, ¿no? ¡Él debe saberlo!

    —No quiero que le pase como a Marco, ¿vale? Ahora mantén la boca cerrada y no digas nada acerca de aquella noche de borrachera, ¿sí?

    —¿Qué noche?—Ace lo había escuchado todo.

    —Mierda…—La rubia se llevó una mano a las sienes, sentía que su cabeza explotaría en cualquier momento.

    —Hablad, ahora—. Los demás comandantes se arremolinaban alrededor de Ace, intentando no perder detalle de la escena que tenían delante.

    —Fue solo una noche de borrachera, ¡nada más! No… nosotros estábamos pasados de sake y… yo perdí un poco la razón esa noche… Sacchi no tuvo la culpa.

    —Yo te mato… ¡te mato!—El segundo comandante se lanzó al cuello del cuarto y comenzó a ahorcarlo. Sacchi se defendía como podía, pero Ace empezaba a ejercer calor sobre el atacado y esto dificultaba sus movimientos.

    —¡Detente Ace!—Izou y Haruta, junto con Jozu y los demás comandantes se lanzaron a los hombros de Ace, para intentar separarlo de Thach, que ya se estaba ahogando. Al final, consiguieron separarlos.

    —¡Sacchi!—Ino se acercó a él y revisó que no tuviera ninguna herida, pero Sacchi le hizo ademán de que se fuera. Ace se había zafado de Jozu e iba a embestir nuevamente contra Sacchi.

    —¡Maldito cabrón!, ¿¡cómo te atreves a ensuciar a mi hermana!?—Rugió Ace. Él estaba furioso, nadie, nadie tocaba a la mujer a la que él amaba. Y esto lo dejó más que claro cuando una llamarada impactó cerca de la cabeza del cuarto comandante.

    Sacchi no esperó y se lanzó al ataque, pero un empujón sorpresivo lo mandó volar a una pared, con la que se chocó con violencia. Otro empujón fue recibido por Puño de Fuego que, al chocar contra la pared y abrir un boquete en esta, produjo una densa nube de polvo.

    Shinku suiryoku*…—La preciosa mujer estaba en medio de la estancia, con las manos extendidas hacia los lados y ligeramente arrodillada. De sus manos salió despedida una ráfaga de vacío que despejó el pasillo y dejó a la vista a los dos combatientes caídos—. ¡Ya basta!, ¿¡es que sois idiotas!? ¡Os estáis comportando como adolescentes descerebrados! Ace, ya es hora de que entiendas que no soy una niña… y que esa noche fue por culpa del alcohol, nada más. Seguro que tú habrás hecho eso mismo muchas, pero que muchas veces. Así que será mejor que lo dejes pasar.
    En la oscuridad del boquete abierto por el chico de fuego se vislumbró una sonrisa amarga seguida de una mueca de desagrado.

    —¿Es por eso que Marco está molesto con vosotros dos? ¡Já! Ya me lo temía yo… te voy a dar un consejo, Ino. Será mejor que lo dejes a su aire unos días, luego se le pasará—. El hombre se levantó mientras se sacudía los escombros de encima y salí del boquete. Sacchi hizo lo mismo y los dos se dedicaron miradas recelosas, se acercaron y por un momento pareció que iban a comenzar una pelea nuevamente.

    —¡Jajajaja!—Los dos amigos estallaron en risas estridentes mientras Sacchi le daba unas palmaditas ‘’de machitos” a Ace en la espalda. Los dos se marcharon de allí, todavía riéndose por lo sucedido.

    —¿Qué… qué acaba de pasar?—Ino estaba estupefacta, ¿Ace le había dado un consejo para reconciliarse con Marco? ¿Sacchi y él habían olvidado que hace medio minuto se estaban pegando? Eso, definitivamente, no pasaba muy a menudo.

    —Déjalos, ellos son así. Un día están peleados hasta morir y al siguiente son los mejores amigos, siempre hacen lo mismo—. Contestó Izou, mientras caminaba con el resto de sus compañeros hacia el mismo lado por dónde habían salido los dos amigos extremadamente risueños—. Será mejor que sigas el consejo de Ace; el conoce muy bien a Marco, sabe que en unos días se le pasará y volverá a ser el mismo aburrido amargado de siempre. No lo olvides, Marco es muy sabio, y sabe ver cuándo se equivoca—. El hombre vestido de mujer le guiñó un ojo y desapareció por el pasillo, siguiendo a sus amigos.

    —Aún después de tanto tiempo… ¿no logro llegar a conocerte, Marco?—Ino le dedicó estas palabras al silencioso pasillo mientras caminaba en dirección contraria a sus amigos, dirigiéndose al camarote de su Padre.
    ------
    —¿Y bien?—El gran hombre estaba medo tumbado en su cama, mientras que la bella mujer rubia estaba sentada sobre la mesa.

    —Sí… Padre. Acepto el puesto, será un gran honor para mí ser tu…— las palabras se atragantaban en la boca de la chica por la semejante magnitud de ellas—, tu subcapitana.

    —¿Estás segura? Una vez que lo aceptes tendrás autoridad absoluta y, por lo tanto, responsabilidad absoluta. Ten cuidado… porque estar en este puesto… te traerá problemas… y muchos. Tu recompensa va a aumentar y tus enemigos también. Ten encuenta también que si algo sale mal en el barco, la responsabilidad será tuya. ¿Aceptas?—La chica pareció pensárselo un momento, pero resolvió Ino que no habría una segunda oferta.

    —Sí, acepto. Para mí es un honor, Padre. Intentaré no fallarte.

    —¡Gurarara! Perfecto, desde ahora mismo yo te concedo el título de subcapitana. Puedes ir al depósito y firmar los papeles, Marco te ayudará a encontrarlos. Ahora, ¡fuera de mi habitación y a trabajar!—El imponente hombre le hizo un aspaviento para que la chica se largara con viento fresco de su habitación, y así Ino obedeció.
    -------

    —¿Cómo demonios voy a pedirle ayuda a Marco? Maldita sea, debo seguir el consejo de Ace y dejarlo a su aire para que se tranquilice pero… ¡necesito esos papeles! Arrg—Ino recorría rápidamente maldiciendo su mala suerte en dirección al depósito. Cuando llegó, abrió la puerta y se metió en la marabunta de papeles que allí habitaban—. ¡Arrrrrg! ¿¡Cómo quiere Padre que encuentre los papeles en este desastre!?
    Y es que así era, el depósito era un tumulto de grandes pilas de papeles esparcidas aquí y allá. Había mapas, cartas náuticas, contratos, conteos, diarios, apuntes y escrituras en lenguajes extraños que la rubia no llegaba a comprender. La chica empezó a rebuscar en los montones más alejados de la puerta, resolviendo ella que si desde hace tanto tiempo que no se ocupaba ese puesto los papeles deberían estar lo más alejados posibles de la puerta, pues a medida que pasaban los años iban amontonando los papeles por hileras. Siendo así, los papeles deberían estar ordenados por orden cronológico.

    Pero al final no resultó tan fácil. Ino llevaba ya metida en esa habitación tres horas rebuscando entre los montones desordenados de mapas y escritos para encontrar algo que no llegaba, aquello era para la chica como buscar una aguja en un pajar.

    —¡Maldita sea! ¡A este ritmo no lo encontraré nunca!—Ino estaba de espaldas a la puerta, por lo que no podía ver quien se aproximaba a ella, si se le sumaban sus gritos y maldiciones, su concentración era nula en esos momentos. Por todas esas razones Ino no pudo escuchar que alguien entraba al depósito. Por todas esas razones Ino no pudo sentir que cerraban la puerta. Por todas esas razones Ino no pudo sentir hasta demasiado tarde al hombre que había detrás de ella. Por todas esas razones Ino no pudo evitar ser acorralada contra la pared. Por todas esas razones Ino no pudo evitar sonrojarse. Por todas esas razones Ino pudo notar que el enfado se le había pasado. Por todo aquello Ino supo que su presencia era precisamente por aquello

    —¿Necesitas ayuda?—El hombre le susurró al oído, sonriendo al notar los nervios de la malhumorada y, ahora, sonrojada, subcapitana—. A mí me parece que sí…—La voz sensual del primer comandante fue pronto sustituida por su tono aburrido de siempre—. La noticia se ha esparcido como la pólvora. Parece que de ser mi ayudante pasas a ser mi superior… curioso… muy curioso… ¿Quién te ha dado permiso para autodespedirte y apropiarte de un puesto de trabajo tan importante?—Con este comentario jocoso, Ino reaccionó.

    —No necesito tu permiso, Marco. Puedo hacer lo que me venga en gana. Ahora suéltame—La mujer estaba nerviosa, pero lo ocultaba con una falsa barrera de frialdad.

    —¿Vas a obligarme?

    —¿Pero qué demonios te pasa? Es una orden, suéltame—. Al final el primer comandante la soltó. Ino estaba desconcertada, Marco no era así… ese comportamiento era típico de… Sacchi. Y fue en esas cuando la chica procesó la información—. Si no quieres soltarme… entonces podemos repetir lo que sucedió hace dos noches… ¿no es así, Sacchi?

    El susodicho abrió los ojos como platos, sorprendido de su temprano descubrimiento.

    —¿C-cómo…

    —Lo he sabido? Sencillo, muy pero que muy sencillo. Me lo has puesto fácil. Marco no es así, o al menos eso creo…—la chica sacudió la cabeza algo consternada al imaginarse al primer comandante así—, y si a eso le sumamos el poder de tu fruta del diablo… Ahora Marco debe de andar buscándote, Sacchi. Será mejor que le devuelvas su cuerpo.

    —¡Oh, venga ya! ¿es que no puedo divertirme un poco? Hace tiempo que no uso la Henko Henko no Mi*, ¿no me dejarás divertirme un rato?

    —No, ahora te ordeno que me sueltes—. Ino ya no estaba nerviosa, sabía que pisaba en terreno seguro, pero la actitud del primer comandante la descolocaba un poco. Si bien el intruso ya había sido descubierto, la cercanía del cuerpo de Marco la hacía sonrojar levemente.

    —¿Y qué pasa si no lo hago?—Respondió Sacchi, desafiante.

    —Que tendrás graves problemas—. Sacchi e Ino giraron la cabeza para divisar al recién llegado cuerpo de Sacchi. Por instinto éste soltó las muñecas de Ino que mantenía en alza contra la pared. Pudiendo ella zafarse rápidamente del bromista.

    —¡Marco! Vaya, que bien verte por aquí. Justo yo iba en busca de mi cuerpo…

    —Sacchi, devuélveme mi cuerpo. Ahora.

    —¿Pero qué os pasa a todos hoy? ¡Qué amargados! Además, ¿te molesta que use tu cuerpo para hacer cosas no apropiadas con ella?—Con un cabeceo Sacchi señaló a una Ino algo nerviosa a medio camino entre Sacchi y Marco—. Henko*…

    Entonces la mente de Marco volvió a su cuerpo y la de Sacchi al suyo. Ambos se miraron recelosos durante un momento, después, Sacchi estalló en risas y en el rostro de Marco apareció una sonrisita divertida. El cuarto comandante salió por la puerta sin despedirse, aún riendo, y dejando solos a unas de las mayores autoridades del barco.

    —Puedes… ¿puedes ayudarme?—Ino no lo miró a la cara, se dedicó a observar el suelo como si fuera los más interesante—. Necesito encontrar unos papeles…

    —Los papeles que dicen que serás la nueva subcapitana, ¿verdad?—Ino contestó con un asentimiento de cabeza—. Ven, los papeles de los contratos importantes se guardan aquí.

    Marco la condujo a una de las paredes más alejadas, en la cual había una pequeña puerta. El primer comandante la abrió y entró a un universo completamente diferente al de la anterior estancia. Todo allí estaba completamente ordenado y en su sitio. Ino lo siguió en los pasos que faltaban y acogió con sus manos un pergamino que el fénix le había proporcionado.

    —Aquí tienes. Debes firmarlo y luego que lo firme Padre, después lo traes aquí y lo metes en esa caja fuerte. La contraseña es esta—. Marco cogió un papel y un bolígrafo y apunto una serie de números y posiciones para luego entregárselo a la bella mujer frente a él. Hecho esto el comandante empezó a caminar hacia la puerta, pero se detuvo violentamente.

    —Yo… lo siento—. La chica susurró por lo bajo lo que tenía que haber dicho algunos días atrás.

    —¿Qué?—Marco parecía extrañado.

    —Lo siento. Siento haberme emborrachado y luego terminar en la cama con Sacchi… yo nunca quise hacerlo… solo fue… solo fue cosa del momento.

    —¿Y por qué?—La pregunta que formuló el primer comandante sorprendió a Ino, ella no se esperaba esa pregunta. Meditó un tiempo antes de contestar, pero lo que hizo dejó descolocado al hombre.

    —Porque estaba enfadada y triste. Duele mucho, ¿sabes? —Dijo la mujer con evidente tristeza en su voz. Pero ella no se derrumbaría, Ino no lloraba, ya no.

    —¿Qué es lo que…

    —Me duele saber que aún haciendo cualquier cosa para que me quieras… tu prefieras besarte con otras—. Y esto lo dijo con un tono acusador, mirándolo directamente a los ojos.

    —Besar… a otras…—El rubio parecía estar procesando la información. Pero pronto recordó lo sucedido hacía dos semanas—. ¿Era por… aquello?—Marco parecía avergonzado.

    —Sí, era por “aquello”. Yo lo recuerdo muy bien, y… no pienso perdonarme no haber actuado yo antes—. Ino cerró los ojos, haciendo memoria del amargo recuerdo.

    Flashback.

    Una rubia despampanante corría de un lado para otro cargando papeles, en múltiples ocasiones chocaba con sus compañeros piratas, pero debido a la importancia de su misión recogía rápidamente los papeles tirados por el suelo y salía corriendo nuevamente. ¿El motivo? Hoy era el día en el que se renovaban los contratos de todos los comandantes, era el único día del año en el que los piratas de mayor rango podían quejarse, y eso era lo más problemático. Todos los comandantes sabían leer y escribir, por lo que sus quejas requerían de ser transportadas hasta Padre, pero antes tenían que ser revisadas por Marco.

    Dejada ya la quinta tanda de papeles en la mañana Ino fue, ya más tranquila, a por la siguiente y última tanda. Había acabado su trabajo en tiempo record, por lo que ahora podía tomarse un descanso e ir lenta y relajadamente al depósito.

    A la vuelta, luego de conseguir la última tanda de papeles, Ino caminaba contenta y relajada por los pasillos del Moby Dick, teniendo que detener su avance al verse abordada por el cuarto comandante.

    —Buenos días, diosa de los mares, ¿qué tal le está yendo el día a esta preciosidad?—Sacchi, ni corto ni perezoso, nunca desperdiciaba una oportunidad para ligar con ella. La chica detuvo su avance y le dedicó una sonrisa, aquel hombre nunca cambiaría.

    —Buenos días, Sacchi. Hoy ha sido una mañana muy ajetreada, y aún tengo que entregar estos papeles, ¿qué te parece si hablamos mientras comemos algo en el mascarón del Moby?—Y es que la rubia había simpatizado de tal forma con el del tupé, que ahora eran grandes amigos. Sacchi nunca dejó de mostrar interés por ella, pero sabe que Ino no le correspondía. Pero aún así la piropeaba cada vez que tenía ocasión y ella sonreía ante esto. Era un toma y daca, así se había establecido su relación.

    —Nah, ¡yo quiero estar contigo ahora!—Como un niño caprichoso el cuarto comandante empezó a seguir a la Yamanaka, que había reanudado su marcha.

    —Está bien… ¿y si me acompañas a llevar estos papeles?—Ino actuó como una madre buena y comprensiva, siguiéndole la broma a Sacchi. Ino le pasó la mitad de su montón de papeles a su compañero y siguieron caminando.

    —Y… ¿a dónde vamos?

    —Tenemos que entregarle esto a Marco, tiene que revisar todas las quejas. Y algo me dice que las tuyas serán extremadamente divertidas de leer. Le pediré que me avise cuando las revise.

    —Jaja… ¡debes saber que mis quejas son serias y constructivas!—Se quejó el moreno.

    —Sí, ya me lo imagino. “¡Necesito otras cincuenta cajas de laca para el pelo!” ¡Jajaja!—Las risas burlonas de la rubia se oían por todo el pasillo, haciendo voltear extrañado a todo aquel con los que el dúo dinámico se topase.

    Siguieron hablando de trivialidades hasta que llegaron a la puerta de la oficina del primer comandante. Sacchi intentó abrir, pero no le llegaban las manos de lo cargado que estaba.

    —Espera, ya abro yo—. Con práctica y maestría la rubia abrió con el codo y entró de espaldas. Al darse la vuelta se encontró con una escena que nunca se le ocurrió imaginar—. ¿Pero qué…—Sus susurros se perdieron en la habitación, siendo tapados por el sonido de los papeles al caerse.
    Delante de los ojos de la rubia y del moreno se desarrollaba —o más bien, se había desarrollado— una escena de lo más imposible. Ante ellos, Marco y Circe, una subordinada de la división de Ace, se besaban apasionadamente. Al escuchar el ruido de los papeles al caerse, ambos se separaron consternados al verse descubiertos.

    Y fue en ese entonces cuando a Ino se le fue el alma a los pies, cuando sintió sus ojos llorosos y lo único que logró articular fue un quebrado “lo siento” mientras recogía los papeles a la velocidad de la luz y se marchaba argumentando que tenía cosas que hacer.

    Circe era una mujer morena, alta y de curvas pronunciadas. Tenía unos ojos verdes que denotaban un brillo de malicia y peligrosidad, junto con un deje de diversión y burla. La mujer portaba una camiseta de escote pronunciado sin mangas y unos pantalones largos de vinilo. Llevaba el pelo suelto, cayéndole en cascada por la espalda. Usaba unas botas marrones que le llegaban hasta las rodillas y unos pendientes dorados de arete. La chica tenía los labios carnosos, y en ellos estaba impresa una mueca de burla y molestia.

    Antes de que ninguno de los dos descubiertos pudiera hablar, argumentando su situación, Sacchi los interrumpió.

    —La has cagado, Marco—. Dicho este dejó los papeles sobre la mesa y salió tremendamente molesto por la puerta, azotándola con violencia. Marco había dañado a su amiga, ahora le tocaba a él repararla.

    Fin Flashback.

    —Yo…

    —No necesito que me expliques que pasó aquel día, Marco. Si tú prefieres a Circe lo comprenderé, pero será mejor que me dejes en paz, entonces. ¡Si ella te gusta más que yo no debería molestarte que me acostara con Sacchi, maldita sea!—Ino estaba al borde del llanto—. ¿Pero sabes una cosa? Aunque tu prefieras a Circe… a mí me gustaría que supieras…—A Ino se le atragantaban las palabras. Marco no era idiota y sabía lo que venía después. Él quería explicarse, pero no le pareció bien interrumpirla llegados a ese punto—, me gustaría que supieras…—Ino alzó el rostro y lo observó a los ojos—. Nada… ya no importa.

    La mujer rubia salió de la estancia y cruzó a grandes zancadas el depósito, unos segundos después el primer comandante dejó de oír sus pisadas. Marco estaba confuso, muy confuso. Siendo él quien era y siendo cómo era… no podía explicarse cómo había llegado a tal situación. Cómo había dejado que se le saliera de las manos…

    El primer comandante se apoyó contra una pared y se acarició las sienes, cansado. Después, salió de la habitación, cerró la puerta con cuidado y se marchó.

    La oscuridad se apropió de la estancia, aquellas paredes guardaban muchos secretos, y ahora sumaban la tristeza de un secreto más…

    -----------
    Shinku Suiryoku*: Literalmente, empuje de vacío. Es uno de los ataques más básicos de Ino. Lo suele utilizar como distracción para escapar. Así como desencadenante de un combo de ataques combinados entre el vacío y la oscuridad. Este tipo de ataques a corta distancia no suele combinarlos con el fuego porque al final, termina por salirle mal la jugada.

    Henko Henko no Mi*: Es la Akuma no Mi que me he inventado para Sacchi. Sería algo como, fruta Cambia Cambia. Sería Paramecia y consiste en cambiar tu mente por la de oponente. Es decir que tu mente se traspasa a la del oponente y la del oponente al tuyo.

    Henko*: Es la palabra que utiliza Sacchi para volver a cambiar las mentes.
    -----------------------
    Byes~~
     
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    Y aquí volví un poco antes de lo planeado, quería compensar el no haber subido en dos semanas e.e

    Respecto aclaraciones...

    Aquí comienza la primera minisaga de la las tres que supongo que tendrá esta saga número dos: Juntos. Aquí llegamos a Water 7 y aparecen nuevos enemigos y personas que agradarán mucho a Ino. Luego... en estos capítulos y hasta nuevo aviso ni Sacchi/Thach, ni Marco, ni Ace ni la tripulación de Barbablanca tendrán el protagonismo, ahora nos centraremos en los CP9, los Mugis y Galley-La Company.

    Después, este es el primero de los flashbacks, entre cada saga habrá un descanso en el cuál Ino y Sacchi comentarán lo sucedido. En la historia veremos un poco jodido la recuperación de... ¡nada! no quiero spoilerearlos e.e


    PD: Paulie será importante....

    Sin más...


    Watashi no Kokoro no Yami.
    2ª Saga: Juntos.
    1.Water 7.
    Primera parte.

    Dulces y amargos recuerdos.

    La noche caía en el Moby Dick, las sombras comenzaban a llevarse todo a su paso y la luna llena hacía acto de presencia. En el grande y poderoso barco reinaba el silencio, tan solo el ruido de las ondas chocar contra el barco podía ser oído. En aquella inmensa oscuridad una gran ballena se erguía imponente sobre el barco. Una mujer, tremendamente pequeña en comparación con tal mascarón lo acariciaba con nostalgia; recordando el pasado, los buenos y malos momentos pasados para que el barco pudiera volver a estar completo. Tantas fueron las aventuras vividas, y tal era el apego que la mujer le tenía a éstos que no pudo evitar soltar un pequeño sollozo; recordando a todas las personas que había dejado atrás, su hermano, sus antiguos nakama y los nuevos amigos hechos en la capital del agua, Water 7.

    —Qué recuerdos, ¿eh?—Una voz tranquila resonó en el silencio del barco, sobresaltando a la joven sentada sobre el mascarón del barco.

    —Ace… ¿Uh?, ¿Sacchi?—La mujer se sorprendió de ver al hombre del tupé sentándose a su lado, pues en la oscuridad de la noche y en el silencio del barco aquella mujer lo había confundido, pues era tal su concentración en los recuerdos que no pudo identificar la voz del recién llegado.

    El susodicho se sentó junto a ella y lanzó al aire un largo suspiro. Después la miró con algo de amargura, recordando a una persona importante para la nueva subcapitana, una que se vio obligada a abandonar.

    —Y pensar que todo esto empezó por detener a un carpintero chorizo… jeje…—Sacchi rió con amargura. Después sacó un objeto de su bolsillo y se lo llevó a la boca—. Podrías…—Ino alzó una mano y el puro del hombre encendió—. Me gustaría volver a escuchar la historia, Ino. Esta vez desde el principio.

    —Un puro, ¿eh? ¿Desde cuándo tú fumas?—Ino dejó la pregunta en el aire, sabiendo que no podría evadir la petición del cuarto por mucho más tiempo—. Todo comenzó el día en el que llegamos a Water 7, ¿te acuerdas?

    —Cómo si fuera ayer…—Ino cerró los ojos y se dispuso a relatar su historia, la de Water 7 y la de todos sus amigos, los nuevos y viejos, de aquel carpintero vergonzoso y de Enies Lobby, del CP9 y de la Buster Call…

    Flashback.

    El sol se alzaba radiante en el cielo, no había ninguna nube entorpeciendo la vista de éste y corría una ligera brisa en el ambiente. Una mujer de unos veinte años contemplaba el mar esperanzada, en una postura tranquila y sosegada, mientras sus compañeros hacían sus quehaceres de siempre por aquí y por allá en el barco. Aquella chica esbozó una sonrisa soñadora, disfrutaba de su estancia en ese barco más de lo que podía haber esperado en un principio.

    Todos estaban muy ajetreados hoy, ¿el motivo? Una gran isla se erguía imponente sobre el mar. Pero ésta no era una isla cualquiera, era nada más y nada menos que la capital del agua, Water 7. En esta isla se encontraban los mejores carpinteros del Grand Line, era esta la razón por la que el monstruosamente grande Moby Dick se desplazara a tal lugar tan concurrido.

    A parte de la cabeza cercenada del Moby, éste y los demás barcos de la flota de Shirohige necesitaban un repaso completo para arreglar alguna que otra cosa. En la conocida isla Water 7 se encontraba Galley-La Company. Esta compañía de carpinteros no sólo eran los mejores del mundo, sino que eran famosos por su gran eficacia y acabado perfecto en cualquier reparación o fabricación de barcos.

    Y, algo que no agradaba mucho a nuestra rubia chica, era que también eran conocidos por sus desorbitados precios. Pero, sencillamente, siendo quienes eran ellos, aquella minucia no importaba.

    La isla estaba cada vez más próxima, por lo que la conocida Ino Yamanaka bajó de su puesto meditativo para dirigirse a dónde su apreciado y famoso Padre. Tuvo que esquivar por el camino a muchos excitados piratas, algún que otro saludo por las mujeronas curtidas y también los llamados de atención del segundo comandante por no haberse puesto la capa y andar en bikini por el barco. Esto causaba mucha gracia a la rubia, pues solo lo hacía para molestar al moreno mayor, que tanto se empeñaba en que ningún hombre la observara, ni vestida, ni en bañador.

    Ellos dos se divertían haciéndose la puñeta, era costumbre de los piratas de a bordo ignorar sus peleas y bromas pesadas que se solían gastar entre ellos, por lo que ya estaban acostumbrados. Sin embargo, la relación con el cuarto comandante era diferente ahora, ya no lo miraba recelosa, ni lo evadía, ni siquiera lo insultaba. Ahora Ino disfrutaba de largas charlas sin sentido sobre cotilleos del barco, todas ellas acompañadas de risas aseguradas. Con el primer comandante la relación de la Yamanaka se fortalecía cada vez más, ya no eran jefe-subordinada, sino que se habían convertido en grandes amigos. Ino disfrutaba con Marco agradables charlas, con él era con el único con el que podía hablar de todas sus preocupaciones, de sus miedos y de las locuras que se le ocurrían.

    La Yamanaka caminaba absorta a su alrededor, tenía un extraño presentimiento, pero no era malo, no, todo lo contrario. Sentía que en esa isla le pasaría algo fantástico. Rápida y precisa, conocedora de todos los pasillos del Moby, Ino llegó al camarote de su Padre, que seguramente a esas horas se encontraba leyendo el periódico. La mujer, respetuosa como la que más ante su Padre, tocó con parsimonia la gran puerta.

    —¿Padre?—Recibió únicamente un sonoro ‘’Pasa” y así la mujer obedeció—. Padre, ya hemos llegado a Water 7. ¿Quién irá a contratar a los carpinteros de Galley-La?

    —Puedes ir tú, junto con Marco, Ace y Sacchi. Estoy seguro que a ese nadie lo retiene en el barco.

    —¿Yo?—Inquirió Ino, algo incrédula.

    —Sí, ya es hora de que comiences a tomar un poco el mando, ¿no crees? Ser la ayudante de Marco implica también tomar decisiones. ¡Gurarara!—Rió el capitán con su risa habitual después de la explicación—. Ve al depósito y coge el dinero que creas conveniente. Eso sí, no te lo lleves todo. ¡Gurarara! Ahora fuera de mi habitación, que debo prepararme para salir.

    La mujer obedeció y se despidió con un divertido “Adiós Padre” mientras caminaba en dirección al depósito. Nunca había tenido el honor de visitarlo, pero corrían rumores de que más de cien mil millones de beris se encontraban allí, fruto de toda una vida asaltando barcos y robando.
    La muchacha entró por la puerta indicada por el primer comandante, que la observaba desde lejos, analizando todos sus movimientos. En la pared del depósito podía observarse una gran caja fuerte, cerrada fuertemente con un candado, pero no con uno común y corriente; la única manera de abrirlo era ejecutando la técnica de apertura.

    —¡Kaisetsu!*— Y el candado respondió al llamado, abriéndose al instante. La mujer contaba con varias maletas dónde guardar el dinero seleccionado—. ¿Tú qué dices, Marco? ¿Con ochocientos millones estará bien?

    —Supongo que será suficiente—. El hombre se acercó y ayudó a la chica a guardar la desmesurada cantidad de dinero en las maletas. Al ser estas también desmesuradamente grandes, el dinero pudo ser guardado cómodamente en únicamente cuatro de ellas.

    —¡Qué justo! Cuatro como los que seremos los que vayamos a Galley-La—. La mujer cerró los ojos con ilusión, complacida por el trabajo realizado—. Así podremos llevar doscientos millones cada uno y ¡no habrá posibilidad alguna de robo!

    —Bien, busquemos a Ace y a Sacchi y esperemos a ver dónde anclan el barco para bajar.

    Después de diez minutos de búsqueda, “El fénix” y “La dama de la Muerte” se encontraron en la proa del barco. Cada uno con el susodicho buscado. Ino tiraba cansada de la oreja de Ace y Marco se apoyaba en una pared mientras Sacchi le reclamaba por haber interrumpido una oportunidad “única” de ligue.

    Pasados otros veinte minutos el Moby Dick fue anclado a una cala lo suficientemente grande para que cupieran los tres grandes barcos y lo suficientemente escondida para no ser vistos. Una gran parte de la tripulación se bajó, mientras que la otra se quedó a vigilar los barcos. Ace, Marco, Ino y Sacchi se encaminaban ya hacia Galley-La, subiendo por una de las grandes escaleras que conectaban las islas del sudeste con la ciudad. Al entrar por completo en Water 7 quedaron verdaderamente asombrados, pues si bien habían visto lugares impresionantes y exóticos ninguno podía compararse con aquel. Toda la ciudad estaba construida alrededor de los canales y sobre éstos había cientos de Yagaras nadando tranquilamente y llevando a sus dueños por toda la ciudad.

    —La madre que…—La voz de Ace se hizo notar. Los tres estaban con la boca abierta.

    —Es impresionante—. Corroboró Ino.

    —Nunca, nunca había visto algo así—. Habló Sacchi con voz pícara observando las hermosas damiselas esparcidas por aquí y por allá.

    —Vamos, no podemos quedarnos aquí parados, tenemos trabajo que hacer—. Sentenció Marco, para empezar a caminar.

    —¿Pero sabes a dónde hay que dirigirse?—La oportuna voz de Ino paró en seco al comandante, que maldijo internamente su error—. Venga, subámonos encima de esos… ¿cómo se llamaban? ¿Yagaras? Y veamos si pueden darnos una dirección.

    Después de no mucho buscar encontraron dos yagaras idóneos para llevar a los cuatro temidos y conocidos piratas de Barbablanca. Algunas mujeres les ponían ojitos a los comandantes y los hombres se dedicaban a piropear a la rubia, causando la rabia de Ace.

    —¡Hey, preciosa! ¡Nunca se había visto una estrella tan brillante por aquí como tú, bonita!—Le gritó uno de los hombres desde una ventana de un edificio. Rápido y celoso Ace iba a lanzarle una llamarada, pero la mujer de ese hombre hizo acto de presencia y la tomó a golpes con su marido.
    —Vaya… aquí la gente es muy amable con los turistas, pero entre ellos…— Una gotita apareció en la cabeza de los piratas.

    —¿Necesitáis ayuda para ir a algún sitio, chicos?—Un hombre les habló desde la calle, estaba sentado jugando al ajedrez, y se notaba que llevaba todas las de perder.

    —Sí, estamos buscando como llegar a Galley-La.

    —Oh, pues solo debéis seguir todo recto y luego girar a la derecha, allí encontraréis el distrito comercial y la compañía Galley-La.

    —Muchísimas gracias—. Ino le sonrió y el hombre quedó eclipsado, no por mucho tiempo. Pues pronto un jaque mate lo hizo perdedor de su juego.
    Los tres comandantes y la mujer avanzaron con sus Yagaras cómo les habían indicado, pero los animalitos se retobaron y los llevaron por una cuesta, en contra de la corriente y a toda velocidad. Al final terminaron admirando la ciudad mientras caían desde un tobogán de agua gigante.

    —¡Nos la vamos a pegar!—Gritó Ino, aferrándose al segundo comandante. Dado que tres de ellos eran Akuma no Mi al cuarto no le apetecía mucho que los Yagaras cayeran y volcaran, simplemente… no.

    Pero después de todo no cayeron al agua. Sino que terminaron dónde el hombre les había indicado, el distrito comercial de Water 7.

    —Impresionante… ¿Eh? Mirad allí—. A lo lejos una mujer anunciaba que el ascensor con dirección a Galley-La estaba a punto de cerrar, por lo que con una carrera de emergencia los piratas pudieron entrar en esa subida y poder llegar cuanto antes a la compañía de carpinteros. Pero a mitad de camino Ino recordó algo de suma importancia—. Esto… ¿qué más quería Padre que arreglaran?—Y una gota nuevamente apareció en la sien de todos los presentes. Ni siquiera Marco había recordado ese detalle.

    —Mierda… ¿Qué hacemos?—Ace estaba molesto y con los nervios crispados por lo inminente de tener que hacer nuevamente otro viaje.

    —Podéis bajar otra vez vosotros y yo me quedo a ver si puedo hablar con el presidente de Galley-La. O por lo menos con uno de los capataces.

    Y acordado eso los hombres dejaron a Ino con los ochocientos millones y se encaminaron de vuelta por el ascensor.

    —¿No crees que es peligroso dejarla sola con tal cantidad de dinero encima?—Inquirió un preocupado Sacchi.

    —Nah, ella es una mujer fuerte. Y ha cogido el vicio de una que yo me sé de obsesionarse con el dinero.

    —¿Una que yo me sé? ¿Está buena?—Pronto la conversación pervertida sobre la navegante de los Mugiwara dejó de ser audible para la Yamanaka y ésta agradeció tremendamente aquello.

    —Bueno… y ahora a busca a ese tal Iceburg—. Ino se dirigió, cargando dos maletas y levando las otras dos con oscuridad, al artillero 1—. No me imaginaba que esto sería tan grande…—La mujer, con peor orientación que la del espadachín olvidadizo terminó por perderse y terminar, sin proponérselo, dónde esperaba.

    Desde la orilla izquierda del canal Ino pudo observar dos Yagaras con unos extraños tipos subidos sobre ellos. Pero a la derecha de éste se encontraba Ussop, gritando con todas sus fuerzas para detener a aquellos hombres. Luffy estaba a su lado y Nami gritaba también. Luffy, Ussop y Nami… ¡Luffy, Ussop y Nami! Sus antiguos nakamas se encontraban en la misma ciudad que ella…. ¡en la misma! Ino abrió los ojos desmesuradamente y soltó con violencia las maletas que llevaba encima, y se envolvió con fuego, para desaparecer y aparecer en un destello debajo del gran puente, dispuesta a detener a lo que por defecto había encontrado como ladrones.

    -------

    Desde la orilla derecha del canal un narigudo gritaba histérico por recuperar su dinero, un hombre con sombrero de paja miraba confuso y alterado a su amigo y una pelirroja despampanante gritaba encolerizada. Un reflejo los cegó por un momento y allí pudieron contemplar a un gran pájaro de fuego pasando veloz por debajo del puente y llevándose por delante a los dos yagaras, que terminaron por volcar. El fénix, hábil y veloz agarró con sus garras las maletas con sus alas chamuscó a los ladrones. Pero algo le dificultó su plan, mejor dicho, lo arruinó por completo. Un hombre rubio vestido de azul cayó en ese momento del puente. Estando Ino en su forma de fénix corpórea, el hombre se la llevó por delante y acabaron los dos por caer al agua. Fue una suerte que los maletines se encontraran ya volando hacia la navegante, pero lo que no lo fue, fue el accidente que sucedió después ante los ojos atónitos de los allí presentes.

    Hubo un estruendo y luego una explosión, pero las llamas presentes desaparecieron rápidamente cuando el pájaro se hundió en el agua.
    —Solo hay una persona que conozco que puede hacer eso…—musitó Nami con temor mientras observaba semi arrodillada el desastre causado por el carpintero rubio. Pero en respuesta recibió un siseo por parte de Ussop y Luffy, quienes contemplaban el canal en espera de alguna señal de vida.

    Pronto una cabeza rubia asomó en la superficie, pero esa cabeza no era la que esperaban, sino que esta era morena, masculina y llevaba unas gafas sobre la frente.

    —¿Alguien quiere explicarme por qué demonios ese pájaro de fuego se ha convertido en una mujer?—El hombre se quejó mientras nadaba con un peso al hombro hacia la orilla.

    —¡Paulie!—El nombrado llegó por fin a la orilla y alzó un cuerpo inerte, después, lo depositó con cuidado sobre el suelo. Luego se subió él, para comenzar a escurrirse y quejarse nuevamente.

    —Encima de ser un pájaro, ¡es una chica indecente! Mira que acudir así a un lugar lleno de hombres…

    —¡Ino!—Los tres Mugiwaras se abalanzaron sobre la mujer inconsciente y apartaron rápidamente a Paulie de un empujón.

    —Sí señor, no hay nada como agradecer a un salvador con golpes. ¡Jaja!—Rió sarcástico Paulie.

    De repente la chica comenzó a toser y a escupir el agua que había tragado. Después miró a sus amigos y los abrazó con cariño.

    —¡Luffy!, ¡Ussop!, ¡Nami!

    —¡Ino!—Al final los tres terminaron riéndose por lo sucedido y abrazándose por el tiempo de no verse.

    —Dios, chicos… cuánto tiempo sin vernos… ¿Eh? ¡es cierto! ¡Los ochocientos millones de beris!—Y tan rápido como lo dijo se tapó la boca.

    —¿Ochocientos millones de beris? ¿De dónde has sacado tanto dinero?—Ino, Luffy, Ussop y todos los allí estaban impresionados. Con un movimiento de cabeza las sombras le trajeron a Ino los cuatro maletines cargados de dinero.

    —Bueno… Padre me lo dio. Necesitamos arreglar el mascarón del Moby—. Y en eso un hombre de pelo azul se acercó rápidamente a ella.

    —¿Moby Dick?, ¿es que perteneces a la tripulación de Shirohige?—Exclamó un asombrado Iceburg, mientras la observaba detenidamente, intentado averiguar quién era la persona que tenía delante.

    —Pues claro, yo soy Ino Yamanaka, la ayudante del comandante de la primera división de Barbablanca, Marco “El fénix”.

    —¿Ino Yamanaka?, ¿Califa?

    —Ino Yamanaka, diecinueve años. Fruta Shi Shi no Mi. Ayudante del comandante de la primera división de los piratas de Shirohige. Recompensa… trescientos noventa y cinco millones. Potencial... comparable al de uno de los tres primeros comandantes.

    —¿Tanto? Impresionante… ¡tienes una recompensa altísima, Ino!—Exclamó un emocionado Luffy.

    —Es lo que implica ser quien soy… Luffy—. Habló risueña Ino. Pero en ese momento tuvo que parar de hablar puesto que un muy escandalizado rubio la había interrumpido.

    —¡Oe! ¡Vosotras dos!—El hombre vestido de azul las señaló y se puso rojo, mientras despotricaba—. ¡Cubríos un poco, desvergonzadas! ¡Tú!—Paulie señaló a Ino, mientras ella se señalaba extrañada de que le estuviera hablando a ella—. ¡Sí, tú! ¡Tú estás peor que la pelirroja! ¡Estamos en un lugar de trabajo de hombres! ¡¿Es que queréis tentarnos?! ¡Tapaos un poco, desvergonzadas!

    Nami e Ino se miraron entre sí, algo sorprendidas. Normalmente a los hombres les gustaba que las mujeres, cuánta menos ropa llevaran, mejor. Resultaba divertido que al que más nervioso ponía era al propio Paulie. Pero pronto a Ino se le ocurrió una venganza por tirarla al agua.

    —¿Sabes?—Ino se acercaba a él lentamente, meneando las caderas y con un caminar insinuante. Sus ojos, siempre puestos en los de Paulie, eran seductores y su actitud despertaría a la bestia interior de cualquier hombre. Lentamente Ino terminó por llegar a la altura del rubio, tomándole la barbilla con un dedo y acercándose peligrosamente a él. Y en un susurro, le habló seductoramente—. Por ti podría sacármelo todo…—Y con una sonrisita autosuficiente Ino observó con gracia como Paulie se quedaba de piedra y de tanto que abría la boca se la caía el puro. Las acciones de Ino hicieron evidente mella en él, puesto que un reguero de sangre comenzó a fluir de su nariz.

    Y los allí presentes no tardaron en explotar en carcajadas. Todos burlándose del pobre Paulie. Incluso la paloma sobre el hombro de un hombre de pelo largo y negro, se unió a las burlas. Ino no se había percatado de este detalle, y cuando la paloma habló Ino no pudo evitar enamorarse locamente de la pequeña paloma, deseando una para ella también.

    —¡Purr! ¡Eres patético, Paulie! Disculpadlo, es medio rarito.

    —¡Oye, Lucchi!

    —No me lo puedo creer… ¡esa paloma habla!—Ino no pudo contenerse y se lanzó al hombro de Lucchi—. ¿Puedo?— Y con un asentimiento de cabeza por parte de éste Ino saltó emocionada a coger a la pequeña paloma. La acogió en brazos y le acarició la cabeza—. ¡Qué ternura! ¡Yo quiero una!—Muy pocas veces Ino mostraba su verdadero ser a desconocidos, muy pocas veces a Ino le salía la vena infantil. La paloma estaba en el cielo, pues ahora era abrazada por una Ino extasiada, y no medía dónde ni con qué fuerza abrazaba a la paloma. Pero a ésta no le importaba, era una paloma macho, y sabiendo hablar, era muy inteligente.

    —Purr…

    —¡Paloma pervertida! ¿Qué demonios le has estado enseñando, Lucchi?—Paulie parecía escandalizado por las reacciones del pequeño animalito, como en el cielo por estar siendo abrazado por una de las mujeres más bellas del Grand Line.

    —Tú a callar, Paulie—. Le contestó la paloma—. ¡Se nota un montón que me tienes envidia!—Se jactó Hattori.

    —¿¡Qué!? ¡Pero qué dices! Antes muerto que en los pe…—Pero la paloma ya había sido liberada e Ino se encontraba sonriendo triunfal a un golpeado Paulie que yacía en el suelo con la cara contra éste y un chichón gigante sobre la cabeza.

    —¡Pervertido degenerado! Dices lo de la ropa pero ¡tú eres el peor de todos!—Ino estaba que echaba chispas. Pero después de mucho intentarlo, Nami consiguió calmarla.

    Había una cosa que a todos se les había pasado, algo de suma importancia.

    —Por cierto… ¿qué haces aquí, en Water 7, Ino?—Luffy tan despistado como era, había sido el único que recordó la pregunta.

    —¡Oh, es cierto! Necesitamos reparar el Moby Dick, hubo un “problemilla” y el mascarón del barco… pues… se quedó sin cabeza—. Ino parecía algo avergonzada.

    —¿Problemilla? ¡Ese era un corte limpio, señorita. Es imposible hacer algo así con un golpe, y mucho menos con un arma—. Una oportuna aparición descubrió el secreto.

    —¡Ay va! ¡Pero si es el narigudo que se parece a Ussop! Me lo encontré en el muelle antes y le pregunté si podía mirar el Moby.

    —Y vaya que lo miré, es un barco impresionante, señorita Ino.

    —Sí… Padre adora a ese barco, es como si fuera un hijo más—. Ino parecía algo nostálgica—. ¿Cuánto saldrá la reparación del mascarón más algunos daños más del barco?

    —Señorita… el mascarón no se puede arreglar.

    —¿Qué?—Ino estaba asombrada, ¿los mejores carpinteros del mundo no podían arreglar un mísero mascarón?—Si… si es por el dinero no importa… ¡Tengo ochocientos millones de beris aquí, y quinientos millones de beris más en el barco! No será por el dinero, ¿verdad?

    —En este caso, no. El corte es tan limpio que nos será imposible unir la cabeza con el resto del mascarón, pero podemos hacer una nueva, si lo desea.

    —¿Será igual a la anterior?—Ino estaba más aliviada, pero había algo que no le encajaba.

    —Lamentablemente, no. La madera que lleve el barco determina la forma y distribución de éste, por lo que nunca podrán existir dos barcos iguales, así como no existirán nunca dos mascarones exactamente iguales.

    —Se… ¿se notará la diferencia?—Ahí estaba la pregunta del millón.

    —Al ser un mascarón… desde lejos no, pero… vosotros seréis los primeros en notar la diferencia.

    —Mierda…—Ino se sentía culpable, por culpa de su pelea con Smoker había destrozado décadas de la existencia de un mascarón reconocido y temido en todo el mundo. Pero Ino no lloraría, ella era una pirata, y los piratas no se derrumban—. Quiero que me hagáis el mejor mascarón del mundo, pero quiero que sea estéticamente exacto al anterior. Me da igual el precio, tengo dinero de sobra.

    —Señorita… ¿podría preguntarle cómo hizo ese corte?—El carpintero narigudo no era tonto, y sabía de la fama de la mujer, así como de sus habilidades.

    —El vacío…—El susurro fue inaudible—. Fue un corte de vacío… en una pelea, en una pelea se me escapó el poder. Se me escapó de las manos… pelear contra un capitán es complicado, ¿sabéis?

    —Pues tengo que felicitarla, nunca había visto nada igual en mi vida.

    —¿Cuándo podrían arreglarlo?

    —Si subimos el barco ahora, podemos empezar hoy mismo, ¿no, Iceburg?

    —Supongo que sí, pero un barco tan grande…

    —Yo lo subiré—. Los hombres la miraron estupefactos, para traer semejante monstruo se necesitaba una grúa, y de las grandes; sin embargo la mujer, que parecía más débil físicamente que los capataces se ofrecía a realizar la tarea, algo inaudito para ellos.
    —¿Cómo?—La paloma era lista, pero no podía imaginarse la manera.

    —Así—. Y con una sonrisa de oreja a oreja Ino desapareció. En el cielo pudo oírse el graznido celestial de una gran ave y también, los allí presentes pudieron contemplar por primera vez la envergadura total del pájaro de fuego; por lo menos es esa forma. Uno no escatimaba si decía que de ala a ala medía tanto como el Moby de proa a popa. Con unos aleteos desapareció rápidamente de su campo de visión. Hubo unos minutos de silencio, pero después, Galley-La Company enmudeció.

    —¿Cómo diablos…—La pregunta quedó en el aire. Todos estaban con los ojos como platos observando al gran ave que levantaba al monstruoso Moby Dick y volaba como si tal cosa. En menos de un minuto lo estaba dejando frente a la puerta del astillero 1. Lo depositó con delicadeza y las llamas desaparecieron, mostrando a la bella mujer, algo cansada ahora.

    —Dios, levantar un barco tan pesado cuesta lo suyo, ¿sabéis?—Nadie contestó, sino que dejaron a la rubia tomar algo de aliento.

    —Pero… señorita. ¿Dónde está el resto del mascarón?—Ino solo se dio la vuelta levantó una mano y en su campo de visión apareció el mascarón, no volando pero sí siendo transportado por un gigantesco brazo de oscuridad que atravesó la ciudad entera para dejar la cabeza del Moby justo al lado de su dueño y desvanecerse en el aire.

    Kurai Baki…

    —Hay veces en las que uno se pregunta qué no puede hacer una cabeza de casi cuatrocientos millones—. El comentario de Ussop hizo que todos se sintieran identificados con él.

    —Ahora que no tengo ninguna cita… ¿deseáis ver el astillero?—Preguntó Iceburg a los piratas.

    —¡Sí!—Luffy y Ussop estaban emocionadísimos.

    Los capataces abrieron las puertas y los piratas disfrutaron una agradable visita guiada a lo largo del famoso astillero. Pero pronto Ino se percató de algo.

    —¡Es cierto!—Exclamó golpeándose la frente, ocasionando que los tres capataces, la secretaria, el alcalde y los tres piratas la miraran como si estuviera loca—. ¡Ace, Marco y Sacchi aún no han vuelto! Debo ir a buscarlos…

    —¿Ace?—Luffy estaba aún más emocionado aún, si era posible—. ¿Nuestro hermano Ace está en la ciudad?

    —Efectivamente, y creo que se habrá perdido o se habrá quedado con Sacchi ligando con mujeres bonitas… lo raro es que Marco no haya llegado aún…—Ino llevó su mano a la barbilla, sopesando algo—. Yo me voy a buscarlos, mañana nos volvemos a ver y os los presento, ¡son majísimos! Pero… Nami… Te advierto que Sacchi es mil veces peor que Sanji… al principio no te darás cuenta… pero pronto intentará ligar contigo. Será gracioso verlo—. Ino comenzó a marcharse—. ¡Nos vemos mañana aquí! Ah, Galley-La, suerte con la reparación, tengo el presentimiento que os dará mucho trabajo eliminar ese corte de vacío jeje…—La mujer rió cómplice mientras salía por las grandes puertas agitando su mano de espaldas a modo de despedida. Se subió a un Yagara y se encaminó al ascensor de agua, buscando a sus amigos.
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