Este relato participa en la actividad Días de Abecedario. We nosotros en ingles, creo que de cierto como es acertado para este relato, espero les guste es un manga hecho por Moriyama Daisuke, célebre autor de la famosa serie Chrno Crusade. Me llamo Arikawa Megumu, el nombre de mi hermana pequeña es Arikawa Kei, a una chica llamada Sui-Ren, aquella que guía al mundo de los muertos le pareció muy similar y esto creo un gran desastre, pues mi vida se extinguió por un accidente que tuve y así al mismo tiempo se debe de apagar una llama que representa mi alma, el problema fue, que no apagó la mía. Así fue como terminé en él cuerpo de Sui-ren, buscando cuidar a mi hermana de cualquier peligro que la acercara a la muerte mientras la guía intentaba reparar su flama. Han pasado unas semanas desde que eso ocurrió, me he transformado en una buena “amiga” de mi hermana pequeña, he descubierto que su mundo es tan basto que me hubiera gustado pasar más tiempo a su lado cuando estaba vivo. Me encantó compartir algunos de sus secretos, de entender que la motivaba, que la hacía feliz, consolarla incluso cuando estaba mal, saber que era lo que soñaba. Llegó el instante de lo inevitable, donde ella estuvo en peligro y yo entendí como podía salvarla, donde todo resultó bien aunque tuve que partir, aunque hoy quisiera contar, algo de ese tiempo juntos, algo que nos unió a pesar de que no estuviese allí como su hermano. Había preparado algo para el almuerzo, no era mucho pero quería compartirlo con su “mejor amiga” en la que me había transformado yo, cuidaba tanto los detalles, como cortar ciertos vegetales en formas graciosas y otras que a mi cuerpo y mente femenina le parecían lindos. — Toma Sui, espero que te guste— me indicó mientras extendía el pequeño toper colorido con al menos cuatro clases de platillos, tome de uno al azar y probé. —¡Es delicioso! —exclamé de una forma tan femenina que me hizo sonrojar— Quisiera haberme dado cuenta que cocinabas de esta manera. —¿Darte cuenta? —preguntó Kei intrigada. —Lo siento quiero decir…haz traído comida en otras ocasiones… Ella me miró y bajó la mirada apenada. —Lamento no haberte invitado de lo que cocino en otra ocasión Sui-chan…—exclamó inclinando la cabeza. —Lo siento…yo… —¿Por qué no me invitas a mí, me encantaría comerlo ahora que lo tienes sobre tus piernas—insinuó una voz masculina. Mi hermana pequeña levantó la mirada y lo observó con desprecio. Un muchacho de pelo castaño y largo le arrebataba la comida un segundo después moviendo su falda que se le levantase, ella la sostenía para que no ocurriera y se levantaba para hacerle frente, yo presionaba los puños lleno de enojo. —¿¡Por qué no la dejas en paz idiota y le devuelves eso!? —prorrumpía mientras lo tomaba de cuello. Obviamente había olvidado que ahora mi alma residía en cuerpo femenino, a una persona como él pareció molestarle aún más que fuera una mujer la que lo amenazara. Tiró la comida al piso sonriendo burlón, mi hermana pequeña se cubrió la boca mientras se llenaba los ojos de lágrimas. ¿Cuánto tiempo llevaría molestándola de esta manera? ¿Qué otras cosas le había hecho?; me gustaría haberme dado cuenta antes. Levanté mi pierna y comencé a intentar asestar varias patadas que el tipo apenas esquivaba, una multitud morbosa de unió de pronto ver el espectáculo. —¡¿Qué diablos estás haciendo estúpido?! —reclamó una voz en mi cabeza— ¡Eres una chica! ¡Tienes falda!. Era Sui-ren. Y cuando me di cuenta de lo que hacía bajé mis piernas con el rostro rojo. Esto lo aprovechó aquel tipo para tomar por la espalda tomando mis manos hacia atrás. —Ahora que lo veo, tu eres mucho más linda ¿acaso la pelea es por la atención? —preguntó el imbécil pedantemente. Comenzó a tocarme por el abdomen subiendo cada vez más. —¡Ese desgraciado intenta propasarse conmigo golpéalo! — gritó ahora Sui-ren. Esto fue como música para mis oídos y observé a Kei mirándome preocupada, le sonreí para asegurarle que todo estaba a punto de mejorar. Le di un pisotón, al inclinarse lo golpeé fuerte en la entrepierna y mientras caía le di un puñetazo. Mientras el tipo se retorcía en el piso y varias chicas que pasaban mal con ese tipo se acercaron a felicitarme, realmente tuve que recordarme un par de veces que era mujer, pues siendo chico, lo habría pasado tan bien. Pero realmente lo mejor fue la forma en la que me miraba Kei-chan, con admiración y entusiasmo. —Oni-chan…hacia algo así—murmuró con los ojos cristalinos— cuando era pequeña me defendió de un chico haciendo lo que acabas de hacer ahora. —¿A si?...Bueno, creo que tal vez pude escucharlo alguna vez…o lo vi…—la miré sonriendo— estoy seguro que él te hubiera protegido. —di un golpe en mi palma— ya lo sé te enseñaré a protegerte. —¡¿De verdad?! —Claro que sí, lo primero que tienes que entender es que debes de utilizarlo solo como defensa, ¿ok? Ella afirmó con la cabeza. De entre tantas cosas que no pude hacer fue protegerla, ese día pude hacerlo y además le enseñé como lo hiciera ella misma. Era mi hermana pequeña y uno de los deseos más grande es que siempre estuviera segura, ya que no podría estar con ella siempre, me gustaba pensar que al menos lo había hecho un tiempo así.
