-Volviendo a empezar.

-Volviendo a empezar.

¡Bu! =D Otra vez yo con mis historias :3.
Esta en especial me gusta mucho porque se me hace muy tierna. Espero que a ustedes también les agrade y que comenten.
Sin más que decir os dejo saludos... (xD que poética me leí)
Un agradecimiento especial a Yuzu por ser mi beta. Un Kizz YUzu!

“Volviendo a empezar”​

Siempre supe que, después de lo que viví con mi esposo, jamás me volvería a enamorar. Ya terminé con los hombres. Pero lo qué menos me imaginé o deseé, era eso precisamente, estar enamorada de nuevo…

El día era soleado, plena primavera. Después de terminar mis tareas de la casa, decidí dar una vuelta por el parque para despejarme; me puse un vestido de estampado floreado, unas sandalias cómodas para caminar y un sombrero para que el sol no diera directamente en mi cara. Me miré una vez más al espejo antes de irme y acomodé unos mechoncitos rebeldes.
Salí… el viento fresco me pegó en la cara, se sentía muy vigorizante.
Todo a mi alrededor parecía estar en total paz. Mi vecino, el Señor Thumnson, estaba regando el pasto; mi otra vecina, la Señora Russell, cantaba mientras plantaba más de sus flores; ésa mujer es una experta, sus rosales son los mejores de la calle. En la acera de enfrente, los niños de la nueva pareja del vecindario jugaban con una pelota en su patio. Ambos eran tan monos… Continué caminando, a veces yo saludaba y otras me saludaban.
Llegué al parque después de andar pocas cuadras, tres si mucho. Ahí vi a las gemelas Johnson corriendo juntas, siempre lo hacen los domingos por la tarde desde que llegué aquí. Seguí caminando y varios niños pasaron corriendo y riendo, se veían tan preciosos. Más adelante, estaban varias parejas jugando en las mesas públicas de ajedrez. De vez en cuando me animaba e iba a ver las partidas.
De este parque, mi lugar preferido es una banca bajo un enorme árbol, siempre tiene sombra y muchas palomas bajan para que les den comida. Me fascina verlas.

Me senté y saqué de mi bolsa un pequeño recipiente donde llevaba migajas de pan y almendras, a las palomas les encanta. Tiré unas pocas al piso y pronto se llenó de palomas. Sonreí, no podía evitarlo, los pájaros siempre han sido mis animales favoritos.
De pronto, un hombre que siempre jugaba ajedrez por las tardes se sentó a un lado mío.

—Qué bonito está este día… ¿verdad? —me habló en tono casual.
—Sí, muy agradable —le contesté sonriendo. Él se rió por lo bajo y yo pensé que estaba algo loco para reírse sin razón.
—Tú eres la Señora Mc’Grayde, ¿cierto? —volteé algo extrañada y lo observé.
—Viuda, viuda de Mc’Grayde —le corregí mientras tiraba más pan.
—Eso ya lo sabía —comentó mostrándome una enorme sonrisa. —Eres viuda ya hace casi cinco años —afirmó y volteó a ver a lo lejos.
¿Cómo sabía él que yo era viuda? Lo peor del caso, ¿qué le importaba?

—¿Sabes? —Comenzó a hablar sin dejar de ver el vacío—, la primavera es una de mis estaciones favoritas, ya que en esta época las más bellas flores brotan. Así eres tú. En la primavera siempre vienes en las tardes para darle de comer a éstas palomitas y, mientras tú haces eso, yo disfruto viendo a la más hermosa flor del parque —rió.

En ese momento, ambos nos quedamos callados. Yo podía sentir mi cara ardiendo por la pena, mientras él veía a la nada. ¿Acaso ese hombre de verdad estaba demente?
—He perdido gran cantidad de partidas por estar observándote —volvió a reír. Yo me le quedé viendo extrañada. Giró la cabeza y encogió los hombros con aire despreocupado. —Dime, Clarisse, ¿te gustaría ir a tomar un café conmigo?

Hacía tantos años que no me sentía así, tanto tiempo que no me sonrojaba, que no sonreía por pena…

—Me…encantaría…—balbuceé como una jovenzuela.
Él sonrió, se puso de pie y me ofreció el brazo. Como todo un caballero.
—Vamos entonces.
Me puse de pie un tanto titubeante, pero de todas maneras tomé su brazo. Fuimos al pequeño café de la colonia. Estuvimos ahí por horas, nos contamos nuestras historias, lloramos, recordamos y reímos…

Desde ése día, todas las tardes yo me encontraba con él, parecíamos un par de jovencitos: íbamos a tomar helados, de vez en cuando al cine, al parque de diversiones, en fin, fuimos a cuanto lugar se nos ocurrió, pronto él se convirtió en mi compañero y mejor amigo.
Un día, Joshua, pues así se llamaba él, propuso qué fuésemos a cenar, quería ir a un pequeño restaurante italiano de la ciudad. Acepté encantada. Pasó por mí a las cinco treinta, me encantó ver su expresión al verme, mi plan de arreglarme funcionó a la perfección.
—Esta noche te vez radiante, Clarisse—susurró cuando le tomé del brazo y volví a sentir el color irradiar en mis mejillas.
—Eres un casanova —mencioné riendo.
—¡Me ofendes! —puso una mano en su pecho e hizo parecer que le dolió, ambos reímos. Así era siempre con él, siempre reírse, siempre estar contenta.
Llegamos al restaurante y estaba casi lleno, tuvimos que esperar unos momentos antes de sentarnos. Cuando al fin tuvimos una mesa, nos enteramos de que ésa noche el restaurante tenía música en vivo y por eso la concurrencia.
Cuando íbamos a mitad de la comida, la pequeña banda del restaurante comenzó a tocar una de ésas melodías de antes, de las que se bailaban pegados y muy lento.
—¿Quieres bailar? —preguntó Josh con los ojos jubilosos. Casi me atraganto con la bebida.
—Estás loco —reí. —Nos veremos ridículos.
—¡Oh, vamos! ¿A nosotros que nos importa lo que digan? —Dudé un momento y después me olvidé de todos los demás.
—Está bien, pero sólo una pieza —sonreí guiñándole el ojo, él sonrió emocionado y se puso de pie. Comenzamos a bailar y toda la gente en el restaurante nos observaba, supongo que era muy raro ver a dos personas como nosotros bailar…
Ya entrada la noche me llevó hasta mi casa, y antes de irse, me dio un pequeño beso en los labios. Me le quedé viendo pasmada.
—Clarisse ¿quisieras ser mi novia? —preguntó como un niño rogándole a su madre por un juguete nuevo… Pude sentir cómo en mi estómago se hacía un nudo entre sentimiento, emoción, felicidad, sorpresa... todo junto. —¿Clarisse? —Preguntó al notar mi silencio.
—Yo…
Estaría loca si le decía que sí, es decir, ¡no éramos un par de muchachos para andar con eso!
—Yo…
¿Y qué si parecíamos locos? Yo sí lo quería a él. Mientras mi cabeza estaba hecha un lío, observé cómo el brillo de sus ojos se apagaba, pensó que mi respuesta sería negativa. —Sí —dije y hasta soné decidida. —¡Sí quiero! —me abalancé sobre él y, ésta vez, yo lo besé.

Nuestra relación fue la misma por ésa larga primavera, continuando durante todo el verano, hasta que hoy, en pleno septiembre, me ha pedido qué me casara con él…

La verdad creí que después de mi marido, no iba a volver a enamorarme… ¡Oh vamos! No me juzguen, las personas cambian de opinión. Es por eso que ahora, a mis plenos cincuenta y ocho años, me preparo para pasar lo que me queda en la tierra con el nuevo amor de mi vida. Y, aunque muchos digan que estamos locos y que no es hora de jugar al amor, yo digo que para el amor no hay edad y que hoy, vuelvo a empezar…

Fin​

-------------------------------------------------------------​

Autor: Dark Lady​

Fecha: 06/21/2009​

*

 

Re: -Volviendo a empezar.

Es nuevo :3 Lo acabo de publicar.