Vida de un campeón.

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por El Gabini, 31 Diciembre 2015.

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    El Gabini

    El Gabini Iniciado

    Leo
    Miembro desde:
    21 Noviembre 2012
    Mensajes:
    39
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Vida de un campeón.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    947
    Capítulo I: La oferta.
    Un cálido y lúgubre lugar; los gritos eufóricos de la poca gente reunida en el recinto son estruendosas. Todos miran hacia un cuadrilátero, donde dos hombres estaban sentados en dos esquinas del ring, los individuos se veían algo maltrechos, dejando en claro que estaban teniendo un combate de boxeo.

    —¿Qué crees que estás haciendo Nick? ¡Este hombre te está destrozando!— dijo un anciano a uno de los boxeadores, el que (obviamente) estaba en su esquina.

    —Es una estrategia Frankie, se lo que hago— le reclamó un hombre blanco, de cabello lacio, largo y castaño, el cual se veía cansado.

    —Estrategia, sí claro... Anda, ve y rómpele la cara—

    La campana sonó, los dos boxeadores se acercaron al centro del ring, chocaron los guantes y se alejaron de nuevo, ahora en guardia. Las hostilidades comenzaron, intercambiaban golpes de manera energética. Entre golpe y golpe, le asestaron un derechazo potente a Nick, dejandolo aturdido.

    —¡Cúbrete, por el amor de Cristo!— gritó Frankie.

    —Si Nick sigue así, lo van a desfigurar— dijo un hombre que estaba al lado de Frankie; este traía una gorra que decía "Win Nickie Win". Nick miró fríamente a su contricante, esquivó otro jab y entonces conectó un uppercut, otro derechazo y por último un izquierdazo fúlminante, haciendo que el otro peleador cayera al suelo. La cuenta del árbitro comenzó, contaba lentamente, y cuando la cuenta llegó a diez, Nick levantó los brazos y la gente aplaudía y gritaba su nombre. Después de recoger las cosas, y vestirse correctamente, Nick y su equipo se acercaba a la salida. Antes de abandonar el lugar, un hombre de traje se les acercó.

    —Nick, increíble pelea, me fascinó esa combinación al final. Eres oro puro, muchacho, oro puro— dijo este hombre.

    —Muy bien ¿Qué quiere?— preguntó Nick en forma hostil.

    —Relájate hombre... Verás, te he estado siguiendo durante mucho tiempo, y tienes potencial para ser campeón. Por esa misma razón, arreglé unas cosas y pacté una pelea entre tú y el campeón de peso completo Zell Strum—

    —¿Enserio? ¿Qué es esto, Rocky?— dijo Nick en tono burlón.

    —Parece de película, pero sí, así es. Solo falta que aceptes pelear contra él—

    —Pues bien, acepto. Contacte a Frankie cuando esté la fecha para la pelea— comentó Nick, dandose media vuelta, listo para salir, pero, de nuevo, el hombre alzó la voz deteniendo su salida.

    —De hecho, la pelea ya tiene fecha fija. Será el 31 de Enero, ahora sí, puedes retirarte. Conversaré un poco con tu equipo, hasta luego campeón— dijo el hombre de traje.
    En efecto, Nick por fin salió del lugar. Llegando a su casa, vió a su vecina cargar bolsas del supermercado. Ella estaba intentando abrir su puerta, pero no podía por culpa de las grandes y pesadas bolsas que llevaba en la mano.
    Nick se acercó, tomó una bolsa que estaba cayendo de la mano derecha de la señorita.

    —Creo que necesitas ayuda, Mary— dijo mientras la miraba a los ojos. Mary era una mujer de baja estatura, cabello hasta los hombros, y piel morena.

    —Pues... en realidad no Nickie, pero gracias de todas formas— le susurró ella. Rápidamente desvió la mirada y agachó la cabeza, tratando de que no se viera lo sonrojada que estaba. Finalmente pudo abrir la puerta, los dos pasaron y llegaron a la cocina, donde dejaron las bolsas.

    —Gracias Nickie, ya puedes irte— dijo ella apresuradamente.

    —No agradezcas. Por cierto, una pregunta—

    —Está bien, dime—

    —Pues verás, mañana es año nuevo y no quiero pasármela solo en mi casa emborrachándome solo así que... ¿Qué tal si vengo y pasamos el rato juntos?—

    —¡Oh!— exclamó ella, sonrojándose de nuevo—. Pues... está bien Nickie.

    —Bien, llegaré a las... Siete de la tarde, sirve que te ayudo con la comida y demás, nos vemos mañana— dijo él, saliendo de la casa. Apenas y cerró la puerta, dió un gran brinco, y se dirigió a su morada. Entró, y sin dudarlo un segundo, recorrió las cortinas de las ventanas y se tiró en su sofá negro. Prendió el televisor, estaba en el mismo canal del día anterior, ESPN. Estaba siendo transmitido un programa de noticias, lo habitual, cuando de repente, dos imágenes llamaron su atención; del lado derecho estaba la foto del mismísimo campeón, Zell Strum, y del otro lado estaba... ¡Él!

    —Son rápidos estos hijos de perra— dijo en voz baja. Continuó viendo el televisor, y cada segundo que veía, se aterrorizaba más. Vídeo tras vídeo de Strum, golpeando contrincantes a diestra y siniestra... Vaya, no sabía a lo que se enfrentaba. Fue tanto el miedo que apagó su televisión. Volteó a ver el reloj y vió que ya eran las nueve. No tenía noción del tiempo, se le olvidó por completo que su pelea terminó a las ocho con cuarenta minutos, y que se distrajó otros veinte con la vecina y viendo el televisor. Fue a su cocina, abrió el refrigerador, sacó pan, tomate, lechuga, jamón y queso. Procedió a hacerse un emparedado, luego tomó un vaso, y se sirvió Coca-Cola, como siempre. Terminó su cena y fue directo a su cuarto, se quitó su pantalón, y la chaqueta que traía puesta encima. Se tiró en su cama, miró al techo, y solamente pensaba en su bella vecina Mary. Ya llevaba tiempo gustándole, desde la vez que se toparon en el súpermercado. Después de siete meses, Nick todavía no le confesaba su amor, pero no iba a dejar que pasara otro día más, estaba decidido. El mismo día siguiente, iría con ella y le diría todo lo que sentía. De tanto pensar, Nick se quedó dormido, con una sonrisa dibujada en su rostro.
     
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