Viaje al pasado. [Sessho&Kago]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por FiraLili, 25 Junio 2011.

  1.  
    FiraLili

    FiraLili Usuario común

    Aries
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    Título:
    Viaje al pasado. [Sessho&Kago]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    1927
    ¡Hola! Vengo con un nuevo proyecto que en lo personal me ha entusiasmado, espero que igual a ustedes les guste leerlo como a mí escribirlo.

    Disclaimer: Inuyasha no me pertenece como ninguno de sus personajes. (Exceptuando los introducidos por mi).

    Advertencia: OcC.

    Viaje al pasado.

    El pasado desaparece.

    La noche era fresca, una mujer se hallaba sentada en el alféizar de la ventana de su habitación. Sus ojos estaban vagando por todo el cielo nocturno deteniéndose en la Luna menguante, sintió como algo húmedo rodaba por su mejilla hasta su barbilla.

    —Hija.

    —Madre. —Se levantó de donde se tan cómodamente estaba sentada—. Es tarde, deberías-

    —A mí no me engañas, esa lágrima no es por la muerte del abuelo ¿o me equivoco?

    La más joven que en verdad ya no era tan joven pues recién acababa de cumplir sus 26 años pero la suerte no quiso que su abuelo pudiera disfrutar esa alegría con ella, un ataque del corazón lo debilito y murió en el hospital 4 horas después.

    —Ya han pasado 7 años desde ese entonces, no puedes seguir torturándote… mañana será el velatorio del abuelo, descansa.

    —Lo sé, mamá… —Sus ojos chocolates se abrieron bruscamente.

    —¿Hija?

    Silencio, la aludida ahora le daba la espalda a su madre mientras mantenía su atención en la oscuridad, no se oía absolutamente nada y eso era lo que le preocupaba.

    —Madre ve con Sayumi. —Ordenó.

    —Pero Kagome…

    —Madre solo hazlo. —Sintió los pasos desaparecer por el corredor, el temor recorría cada célula del cuerpo de ella, se sentía perdida.

    Dio un salto hacia atrás cuando algo choco contra el suelo, su expresión se relajo al ver tan solo un álbum de viejas fotografías, tal vez estaba sobreactuando. Se agachó para tomar esa encuadernación, unas fotos cayeron extendiéndose por el suelo. Una sonrisa se extendió por esos finos labios al verlas y reconocerlas.

    —Cuanto ha pasado. —Tomó una en donde salían Sango y Miroku juntos… bueno más bien Sango golpeando al monje, lucían cansados pero el saber que derrotaron a Naraku les daba esas fuerzas para seguir—. ¿Qué habrá sido de ustedes? Hace 7 años que me fui sin darles explicaciones.

    Pero no pudo hundirse en el pasado pues este parecía estar desapareciendo… y no, no era algo retórico ni nada, estaba desapareciendo. Las fotos iban cambiando, las personas comenzaban a desvanecerse.

    —¡¿Qué significa esto?!

    El timbre resonó en la casa haciendo eco, Kagome no se movió de su lugar estaba en shock no entendía que estaba ocurriendo.

    —Yo atiendo, hija. —La voz de su madre no logro sacarla de ese estupor en el que se encontraba.

    Su corazón se estremeció, bruscamente aparto el álbum, lanzándolo en una dirección que no le importo. Alcanzó las escaleras en el momento en que su madre abría la puerta confiadamente.

    —¡MAMÁ NO! —Los ojos de la persona que le dio la vida se cruzaron con los suyos antes de perder su brillo—. ¡NO!

    —H-hija. —El cuerpo de Naomi golpeó duro y secamente el suelo.

    Había visto tantas muertes de seres queridos pero eso no le impidió sentir el duro golpe que sufrió su corazón. Miró al ser que se lamía las garras saboreando la sangre carmesí. Antes se hubiera desplomado, ahora no era la misma.

    Irrumpió en su habitación tomando el arco con el carcaj que rebosaba de flechas, nunca dejó de entrenar por lo que su cuerpo aún recordaba el movimiento. Soltó la flecha el ver a una serpiente demoníaca acercársele.

    Ella no peleaba por su vida. Atravesó el corredor lanzando flechas a diestra y siniestra, acertando el cada tiro.

    —¡Souta! —Tan solo fue una milésima pero sus ojos se cerraron al oír el agonizante lamento de su hermano menor— Souta…

    La sangre cubrió su vestido blanco, su hombro fue herido y el veneno comenzó a recorrer su cuerpo. El demonio aprovechó ese instante de duda para poder atacarla.

    —Tsk. —La movilidad para lanzar flechas se vio sumamente reducida.

    —Pero mira a quien tengo en mis garras. —La morena se estremeció—. ¿Ya me olvidaste?

    —Naraku…

    —Veo que no has olvidado mi nombre. —La tomo del mentón, obligándola a mirarlo—. Me costo trabajo dar contigo.

    —¿Cómo demonios estas en mi tiempo? No, la pregunta sería ¿Cómo estas vivo?

    —Veo en tus ojos la misma frialdad que mostraba él antes de que lo matase.

    —¡CÁLLATE! —Su mente aún no podía procesar lo que acaba de pasar.

    ¿Cómo podía estar pasando eso? ¿Cómo Naraku podría seguir vivo?

    —El pasado ha cambiado… solo me faltabas tú y todos estarían muertos —¿Todos? Fue cuando la comprensión llego, las fotos habían cambiado—. ¿Creíste que moriría así de fácil? —La tomó del cuello alzándola por los aires—. Cuando me vencieron —Kagome apretó los dientes para no gritar al sentir los dedos de él hundirse en su piel—, me escondía en mi verdadera forma, en una araña y ustedes tan absortos en sus caídos, en su propio dolor que no se percataron de que aún seguía con vida… hice desaparecer el agujero del monje, no debía quedar dudas de mi supuesta muerte.

    La espalda de la morena hizo un brusco contacto con la pared, el metálico sabor a sangre inundo su boca, tosió, manchando de sangre la palma de su mano.

    —Soy más listo, soy más fuerte. ¡Y tú morirás!

    Kagome que mientras Naraku se autoproclamaba el ganador, tanteaba la pared hasta dar con la manilla de una puerta. Al momento que lanzaba su grito, ella abrió la puerta adentrándose en ella y poniendo una barrera.

    El choque de energías fue tremendo, la piel se le enchino pero la barrera quedo intacta aunque solo la protegería por poco tiempo, necesitaba hacer algo y rápido.

    —Sayumi… soy mamá. —La puerta del armario se abrió de golpe revelando a una niña con los ojos ambarinos cubiertos de miedo.

    -Mamá. —A pesar de su corta edad, 6 años para ser precisa, sabia muy bien lo que estaba pasando. Su mirada captó la sangre en el hombro de la mujer—. Estás herida.

    —Calma, ven aquí. —Sus brazos rodearon la frágil figura se su hija, se hundió en el calor que le proporcionaba. Las lágrimas empezaron a deslizarse—. Hija…

    —¿Y la abuela?

    Kagome apretó fuertemente los parpados.

    —Sayumi escúchame con atención… —la niña ladeó ligeramente su cabeza—, ¿te acuerdas de las historias que te contaba para dormir?

    —¿Sobre mi padre y tú?

    —Te entrene desde muy pequeña porque posees la sangre de Yokai en tus venas— formó unos sellos—, que ahora liberare.

    Sayumi soltó un alarido al sentir su cuerpo arder, quiso apartarse pero su madre la sujeto contra su pecho.

    —Calma.—Hizo otros sellos—. Volví a sellar tu sangre pero no por mucho. —Tomó a su hija en brazos pues está perdió su fuerza.

    Sayumi estaba sumida en la inconsciencia, con sus ojos entreabiertos. Kagome depositó a su pequeña en la cama, acaricio sus cabellos azabaches, sonrió.

    —Por ti pude seguir, cuando tu padre murió por protegerme… me sumí en la oscuridad. Una tontería pero enserio amaba a ese orgulloso y terco Yokai. —Sonrío recordándolo—. Cariño, perdóname.

    Beso la frente de la pequeña, de entre su ropaje saco un antiguo pergamino. Es uno de los tantos que el abuelo tenía y uno de los pocos que eran verdaderos. Viaje al pasado. Nunca lo utilizó pues bien sabía que no debía cambiar nada… pero ahora que Naraku lo estaba haciendo, debía regresar todo a su cause pero no ella tomaría esa responsabilidad, sería demasiado para su corazón. Por eso… confiaría en su hija. Sayumi. Porque desde que nació demostró esa fortaleza y aprendió con tan solo 2 años a hablar y a escribir pero eso no le sorprendía pues descendía de grandes guerreros. Poderosos guerreros.

    —Escúchame bien —tomó las manos de Sayumi entre las suyas, dejando el pergamino en medio-, irás a mi pasado pero no debes decir que eres mi hija —sus labios temblaron—, podrás conocer a tu padre pero deberás callar mi nombre y nunca mencionarlo. Naraku nunca murió y debes asegurarte que eso no pase, debes advertirles para que lo eliminen.

    —Mamá…

    Es tono anhelante hizo que unas lágrimas se deslizaran con sus mejillas lastimadas.

    —El sello desaparecerá una vez la sangre yokai de tu padre reconozca la tuya, por favor —la abrazó con miedo—, por favor, cuídate. Se que esto no tiene sentido pero… eres mi única esperanza, siempre lo has sido.

    El campo menguó, Naraku estaba ganando terreno. Ella no lo permitiría, no hasta que Sayumi estuviera a salvo en el pasado. Una ruptura. Kagome gimió de dolor al percibir su poder ser absorbido. Debía darse prisa. Se dirigió al armario donde antes se había ocultado su hija, removió y lo desordenó hasta que dio con un paquete alargado, guardado con recelo desde hace mucho atrás.

    —Te amo. —Dejó el paquete junto a ella para luego rodearla en otro campo más pequeño, las palabras del conjuro fueron susurradas mientras el pergamino brillaba con fuerza—. Adiós.

    Sayumi miró a su madre, fueron unos segundos antes que todo quedara oscuro… pero esos segundos fueron los peores de su vida.

    —¡MAMÁ! —Kagome le sonrió a su pequeña mientras un delgada línea carmesí se dibujaba desde la comisura de sus labios hasta su barbilla, el sabor metálico de la sangre abarcó de nuevo toda la cavidad de su boca, sus rodilla temblaron antes de desplomarse atravesada por el pecho con unos de los tentáculos de Naraku pero nunca perdió su sonrisa.

    Eres fuerte, Sayumi, lo conseguirás.

    Continuara.

    Espero lo hayan disfrutado.

    FiraLili.
     
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  2.  
    cristty

    cristty Iniciado

    Escorpión
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    Uff... Muy grandiosa tu idea!
    Me parece una idea muy interesante eso de que tu historia se centre, en parte, en la hija de Kagome...
    Has dejado muchas dudas en mi cabeza: que paso es esos 6 años? Quien es el papa de ella? Que paso con Inuyasha? Como es que Naraku pudo ir al futuro? Espero que puedas aclararmelas muy pronto.
    Te pido que me avises sobre tu prosima conti... Si no es molestia, claro ^-^
    Bueno, te estare esperanto...
    Muchos besos de mi parte!!
     
  3.  
    Taiyou no Fuyu

    Taiyou no Fuyu Iniciado

    Sagitario
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    Me gustó la trama, el hecho de que Naraku haya pasado por el pozo hasta la época de Kagome es intrigante y me hace preguntarme ¿Quién le ayudó? después de todo él no tiene el suficiente poder para cruzar la barrera del tiempo, ¿o si?. Sólo espero que Sesshômaru reconozca a la niña antes de que algo malo le pase, bueno creo que él es el Papá porque Orgulloso + Youkai = Sesshômaru ne?

    Te faltaron algunas tíldes, pero no es muy grave. Estaré esperando ansiosa el próximo capítulo.
     
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  4.  
    FiraLili

    FiraLili Usuario común

    Aries
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    ¡Volví! Esté capitulo fue uno de lo más rápidos que he escrito, pero no e acostumbren que pueden pasar meses antes de que continúe, así que no se preocupen si ven que no actualizo en mucho tiempo pero tengan por seguro que jamás abandono un FF.

    Disclaimer: Inuyasha no me pertenece como ninguno de sus personajes.

    Advertencias: OcC

    Viaje al pasado.

    La tribu de Kitsune.

    El cuerpo le pesaba, su espalda se sentía rígida, adolorida. Aún así no se movió un milímetro, los recuerdos mantenían paralizado su pequeño cuerpo. Temblaba.

    —Mamá. —Con el dorso de su mano se limpió alguna de las lágrimas que se le habían escapado contra su voluntad.

    El movimiento de unos arbustos le hizo ponerse en guardia ya que de un saltó ya estaba de pie, mirando a esos inquietos arbustos. Al dar un paso se topó con esa caja alargada, se agachó sin quitar sus ojos de la amenaza, su boca se abrió al percatarse de lo que contenía.

    Una espada. Ella negó. No era una espada, era su espada. La espada que su padre le había dejado en herencia, forjado de uno de sus colmillos, con la empuñadura tallada de diamante puro, la piedra más dura y fuerte del mundo. Sus pupilas reflejaban la brillante empuñadura la cual tenía luz por los rayos de la Luna.

    Tan encimada se encontraba olvidó que era lo que hacía hace unos momentos, hasta que algo se abalanzo contra ella. Aunque tomada por sorpresa no le impidió agacharse para esquivar el ataque. Su madre le enseño como luchar cuerpo a cuerpo y a usar cualquier tipo de arma, por lo que tener esa espada era una gran ventaja a pesar de que esta fuese mucho más larga que ella misma.

    Pero se detuvo al ver que ese enemigo, no era más que un pequeño kitsune muy asustado. Gruñó molesta.

    —Me asustaste.

    El kitsune intentó dar un paso, no lo logró pues se desplomó. Sayumi soltó la espada, con pasos lentos algo insegura se arrodilló junto al cuerpo mal herido de ese cachorro. La herida se extendía a lo largo de su lomo, manchando su blanco pelaje de un tono rojo oscuro, mordiéndose el labio rasgó la parte baja de su blusa de dormir.

    —No te haré daño —siseó al ver como le gruñía—, quédate quieto.

    Le costó trabajo pero el animal quedó vendado, la morena lo tomó en brazos ya que no le abandonaría a su suerte por lo menos no si se encontraba herido. Esos minutos de preocupación le habían hecho olvidar donde se encontraba y como fue que llegó ahí, pero una vez recordado, un halo de tristeza rodeó su cuerpo, se tensó mientras se mordía su labio inferior… su madre confiaba en ella e iba hacer todo lo posible para que esa confianza depositada no fuese en vano, ni su muerte.

    Miró a su alrededor reparando por primera vez en donde se encontraba, al parecer estaba en un claro pues los rayos de la Luna lo iluminaban, tanto tiempo escuchando esas historias antes de dormir, sobre el mundo donde su padre vivió alguna vez… la rabia comenzó a invadir su cuerpo, antes de que su madre se precipitara a su cuarto, ella escuchó todo, esa conversación que tuvo lugar fuera de su habitación.

    Una leve caricia húmeda en su barbilla, le hizo reaccionar.

    —Si serás bipolar, Kitsune, primero intentas atacarme y luego me consuelas. —Sonrió cuando otra lamida tuvo lugar de nuevo en su barbilla—. Pero gracias.

    Se agachó aún con el pequeño entre su brazo izquierdo mientras que con el derecho tomaba la empuñadura de su espada y la guardaba en su vaina. Por la posición de la Luna era muy tarde, el sueño la estaba venciendo.

    —Mi madre nunca dijo que tan difícil era encontrar un lugar donde dormir —Resignada a pasar la noche a la intemperie, fue a recostarse cerca de un gran roble, tenía mucho sueño.

    Sintió un pequeño peso extra en su regazo, no le importó. Alzó su mano y la posó sobre el suave pelaje de su kitsune.

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    Sayumi, cariño.

    ¡Mamá! Parpadeó confundida, se preguntaba como podría estar viva, ella misma vio como era atravesada.

    Unas lágrimas traicioneras rodaron por sus mejillas antes de saber que hacía sus pequeños brazos ya estaban rodeando la cintura de la mayor. Sollozó con fuerza en su abdomen.

    Calma pequeña, aquí estoy. Siempre contigo.

    ¡Pero te irás! ¡Esto no es más que un sueño! Hipó sin contenerse, apretó fuertemente sus parpados al sentir las suaves caricias que le brindaba su madre, era tan calida y amable—. ¡Quiero estar contigo!

    Cariño Kagome con dulzura se separó de su hija para poder mirarla se agachó, Sayumi le miraba con anhelo y miedo, estoy muerta, pero lo puedes cambiar, para eso te mandé frotó su nariz con la contraría dándole ánimos—, si Naraku muere definitivamente, lo que pasó en la casa jamás ocurrirá.

    ¿Es verdad?

    Kagome dejó escapar una risa ¿Crees que te mentiría? —A lo que Sayumi movió negativamente su cabeza.

    ¿Te quedaras conmigo?

    Hasta el amanecer.

    —Mamá… —Los rayos de sol comenzaron a molestarla—. Mamá —Con pereza abrió sus ambarinos ojos, en su cuerpo el vació no desaparecía aunque tuviera esa esperanza de reparar todo, ese hueco en su corazón no se iba, seguía latente como una herida.

    —Kyu —El kitsune comenzó a pasar entre sus piernas pidiendo su atención.

    —Buenos días. —Le saludó cuando centro su atención a esa bola de pelos—. ¿Hambriento? Yo igual, ven aquí. —Ofreció sus brazos que con gusto el cachorro acepto—. ¡Bien! Busquemos algo para comer.

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    Desvaino su espada. Un gruñido se escapó de su pecho, lo que debía hacer para conseguir alimento, ladeó un poco su rostro quedando de perfil para poder apreciar las figuras de algunos aldeanos que en sus rostros una mueca de miedo se dibujaba. ¿Acaso no creía que pudiera acabar con un monstruo de tan bajo nivel?

    Un trato se pactó y ella cumpliría su parte. Eliminar al monstruo a cambio de alimento y ropa. La tierra tembló haciéndola trastabillar aunque permaneció firme, blandió su espada al momento en que un enorme oso se lanzaba contra su persona, una sonrisa arrogante se escapó involuntariamente de sus labios- si alguien se pusiera a mirarla con detenimiento se daría cuenta que esa sonrisa era una gota de agua a la de su padre- y en otro movimiento el monstruo estaba ya a sus pies.

    —Perdiste.

    Su madre a pesar de los esfuerzos que imprimió no pudo contra esa arrogancia y prepotencia, sobretodo el orgullo que Sayumi poseía, parecía algo innato en ella. Sí, tenía un alma bondadosa y un aura calida, heredada de su progenitora. Ayudaba a quien la necesitaba eso era lo que se le inculcó… pero esa otra parte, esa naturaleza competitiva, combativa muchas veces la sobrepasaba y se asemejaba a la de su padre.

    Hermosa pero letal. Así era descrita por su abuela y su tío.

    —Muchas gracias, señorita. —Sayumi correspondió con una leve sonrisa—. Venga, mi mujer le espera para darle lo que necesita.

    Una señora de mirada dulce cabeceó, la morena dio un paso adelante instintivamente al recordar a su madre, se sintió avergonzada más no lo demostró, su cara estaba impasible.

    —Por aquí. Mi nombre es Ara.

    —El mío es Sayumi, un placer.

    La mujer embozó una sonrisa, educada pero orgullosa fue su pensamiento al mirar la postura de sus hombros, y la forma en que caminaba. La verdad la señora tenía mucha curiosidad por esas ropas tan extrañas que utilizaba pero no le pareció lo más apropiado por lo que guardó silencio.

    Sayumi afirmó con la cabeza al verse tan cómoda con sus nuevas ropas, libre, flexible y ligera. Le dedicó una sonrisa a la mujer que la miraba con cariño.

    —Gracias.

    —No es nada. —Sonrió avergonzada—. Yo debería ser la agradecida, te deshiciste de ese monstruo a pesar de ser tan pequeña y con esa facilidad.

    —No. Mi madre me enseño desde pequeña que ayudar es lo primordial— se llevó una mano a su cabeza en un gesto de timidez—; además vosotros me recompensaron con comida y ropa.

    —Como dije no es nada —se agachó para quedar a la altura de Sayumi—, la ropa que llevas es de una sacerdotisa que la dejó hace tiempo y con unos ajustes que le hice quedó perfecto para ti.

    La heredera de la hermosa Kagome miró su cuerpo, tenía la ropa de una sacerdotisa… aunque no conseguía explicarse como le había hecho para que le quedara justo a la medida pero no se quejaba como bien lo pensó anteriormente esa ropa le daba mucha libertad de movimiento. Sintió una leve caricia en su tobillo.

    —¡Oh, Kitsune ¿terminaste de comer?—Al ver los ojos brillosos de él supo que la respuesta era afirmativa—. Entonces debemos ponernos en marcha.

    —¿Tan pronto?—La voz angustiada de la amable aldeana le hizo embozar una sonrisa.

    —¡Sí! Estoy buscando a unas personas que son importantes para mí y debo seguir. —Se inclinó en una media reverencia—. Nunca olvidare vuestra hospitalidad.

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    —¡Con un demonio! ¡Quédate quieto! —Sayumi se estaba molestando, el kitsune era muy travieso—. ¡Ven aquí!

    La pequeña corrió tras su amigo. Algo raro pasaba pues desde hace unos minutos esté se comportaba de una manera muy extraña. Atravesó unos arbusto, no se percató que tras estos había un desnivel que ocasiono que resbalara hasta el fondo.

    —¡Au! —Tomó su cabeza entre sus manos—. ¡Eso me dolió!

    —¿Quién eres?

    Un estremecimiento la recorrió antes de levantar la vista para toparse con un hombre… más bien un niño de tal vez 10 o 11 años de mirada afilada carmesí, su piel era blanca tan blanca como la nieve, sus ropas eran igual de ese color hasta podría decirse que eran aún más blancas y su cabello platino era sujetado por una coleta de caballo.

    Sayumi no articuló palabra alguna, tenía la certeza de que se hallaba frente a un ser sobrenatural, puesto que parecía emanar una especie de aura a su alrededor.

    —¿No respondes?

    —Soy Sayumi. —Se apresuró a contestar—. Yo…

    —¿Qué hacías con Kitto? —preguntó bruscamente, a pesar de tener la apariencia de un niño tenía la mirada de un adulto.

    —¿Kitto? —Fue cuando se percató del kitsune que se encontraba restregándose contra los tobillos de ese ser—. ¿Hablas del kitsune?

    —¡¿Qué hacías con Kitto?! ¡Lo robaste!

    —Renard —otra voz se alzó en medio de las exclamaciones del menor—, es mejor oír antes de juzgar y sentenciar.

    La pequeña quedó literalmente anonada al ver al muchacho que ahora estaba tras Renard, en apariencia se parecían, la diferencia radicaba en la edad pues aparentaba entre unos 16 y 17 años, además de que sus pupilas eran de un color azul cielo y destilaba bondad y sabiduría.

    —Sef —murmuró el más joven.

    —¿Sayumi, verdad? —preguntó ignorando el llamado de Renard, cuando ella asintió le regalo una sonrisa—. Mi nombre es Sef, jefe de la tribu de los kitsune. Lamento la forma en que te trato mi hermano menor pero fue porque Kitto se escapó y desde varios días no volvía… hasta ahora.

    El muchacho que respondía al nombre de Sef se agachó para tomar en brazos al pequeño kitsune, quién contento en esos brazos tan familiares se acomodó.

    —¿Qué es lo que te trae por aquí?

    Ella salió de su ensoñación para bajar la mirada.

    —Yo… buscó a un yokai…

    Eso atrajo la atención de los hermanos que la miraron con curiosidad puesto que era raro encontrar humanos en contacto con yokais. Mucho menos a una cachorra de humano.

    —¿Para que buscas a ese yokai?

    Se encogió de hombros.

    —Mi madre me ha mandado… tengo que cumplir la misión que se me ha encargado. —Su voz era queda pero gracias al oído desarrollado de ellos pudieron claramente escucharla.

    Renard olfateó el aire buscando algún olor en ella, extrañamente no encontró ninguno ¿estaría sellado su aroma?

    —Sef. —Esté movió ligeramente la cabeza para indicarle que hablara—. La humana no tiene olor propio… ¿lo tiene sellado?

    Eso si le causo curiosidad pues dejó al cachorro de sus brazos en el suelo y se puso de cuclillas para quedar a la altura de la niña, la olfateó y como bien mencionó el menor no poseía olor alguno… a menos que contara el olor de Kitto que estaba impregnado en su ropa. Y hablando de su ropa le causo gracia ver a alguien tan pequeña con ropa sagrada.

    —¿Esa ropa de sacerdotisa es tuya?

    —No… una aldeana me la obsequió, mis antiguas ropas —dudó—, no eran adecuadas para estar en el bosque buscando al Yokai.

    —Comprendo, entonces… —Sayumi arrugó su nariz ante el olor a carne quemada al mismo tiempo en que sucedían dos cosas, Sef dejó de hablar y Renard soltaba un alarido de dolor—. ¡RENARD!

    Esté se encontraba sentado apretando con fuerza su mano derecha de donde provenía ese olor, el joven jefe se levantó para mirar más cerca esa herida. Sus ojos azules centellaron con preocupación.

    —¿Cómo paso esto, Renard?

    Él señalo al frente— La espada —murmuró.

    Sayumi dirigió su mirada hasta donde señalaba y se lanzó precipitadamente antes de que Sef llegara a tocar la espada, su espada.

    —¿Sayumi?

    —Lo siento, pero no pueden tocar esta espada —Se abrazó a esta con fuerza.

    —Es una espada con poder sobrenatural, con nuestro poder —Sef traqueó sus dedos—, sólo la sangre de un guerrero Youkai destinado a esta podría usarla, tiene una barrera que rechaza a cualquier Youkai pero que cualquier humano puede tocar.

    La pequeña oía toda la información pasmada, no tenía ni idea de que la espada que se le heredo poseía esas cualidades. Aunque retrocedió al ver la mirada acusadora del hombre.

    —La espada no la robe, si es lo que esta pensando —gruño agresivamente—, la espada fue forjada para mi madre por órdenes de mi padre, la cual me fue entregada como herencia.

    Las facciones de Sef se relajaron notablemente, apenado por su arrebató.

    —Discúlpame, no era mi intención ofenderte.

    —Pero lo hizo —reclamó.

    —Discúlpame —repitió—, nunca he visto una espada sobrenatural en manos de una humana… ¿Por qué eres humana?

    Ella gruño.

    —Mi madre era humana…

    —¿Era? —Indagó Renard.

    —La asesinaron —respondió secamente mientras mostraba sus afilados ojos.

    Él calló avergonzado pero sin exteriorizarlo en sus facciones, Sef le miraba curioso.

    —¿Y tú padre era humano?

    Tardó en contestar.

    —Era un Youkai —reveló al final—, nunca supe quién fue… sólo oía las historia que mi madre me contaba de él.

    —¿Una hanyo? ¿Eres una hanyo? —El yokai menor le miró con más detenimiento pero por más que la miraba ella era completamente humana.

    —No lo sé, siempre he tenido la condición de una humana pero nunca le pregunté a mi madre el porque soy humana —rehusó a mirar a los dos seres a los ojos—, pero antes de su muerte liberó mi sangre Yokai pero la volvió a sellar hasta que encuentre… a mi padre.

    Sef analizó las palabras de la menor antes de preguntar.

    —¿Entonces tu madre… era una miko?

    Sayumi no preguntó el como lo supo tan sólo asintió, abrazándose más a la espada. Sus hombros temblaron ligeramente que no paso por alto a los ojos del líder que acarició los cabellos de ella, logrando sorprender a Renard y por supuesto a la pequeña que sin contenerse y dejándose llevar por el recuerdo de su madre se abrazó al hombre o mejor dicho al Yokai.

    —Ya pequeña humana… duerme. —Y como si esas palabras hubieran sido el detonante los parpados de Sayumi temblaron antes de cerrarse por completo.

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    —Kitto compórtate, ella sigue muy cansada. —Esa voz tan dulce como la miel y tan firme como un roble, le hizo abrir sus ojos inconscientemente—. ¡Oh! ¡Ha despertado!

    A penas dicho eso la pequeña sintió que algo se abalanzaba contra ella, sacándole el aire.

    —¡KITTO! —Alguien regaño.

    Una joven de unos 16 años apareció en el campo visual de la ambarina, tan solo verla era doloroso era hermosa, con sus ojos rojos como el fuego avivado, su melena negra tan negra como la misma oscuridad y su sonrisa que sacaba el aire. Era hermosa como los dos hombres del día anterior.

    —¿Te encuentras bien? Lo siento. Kitto es difícil de manejar con lo juguetón que es. —Extendió los brazos para tomar al pequeño y travieso kitsune pero esté se refugió en los contrarios—. ¡Kitto!

    —No se preocupe, yo lo cuido —musitó por fin Sayumi.

    Le costó trabajo el articular de nuevo las palabras, es como si hubiera olvidado como hablar… no entendía ella se había encontrado con dos hombre igual de hermosos y no tuvo dificultades en hablar. Porque con ellos fue la sorpresa lo que la destanteo por unos momentos pero con ella… con ella fue diferente.

    —Cierra la boca pequeña, ¿comienzas a ver con tus ojos de yokai?

    Y la mandíbula de ella casi toca el suelo. ¡Era hermoso! Más hermoso que ayer, casi dolía el simple hecho de verlo.

    —Tus ojos de ayer eran humanos, los de hoy son de una yokai —explicó el hombre con una sonrisa—. Te acostumbraste a ver como humana ahora nos vemos diferentes ¿no?

    —Sí… pero ¿Cómo?

    —Verás hoy en la madrugada tu aroma comenzó a aparecer, suponemos que tu padre debe andar por esta zona

    Con esa noticia Sayumi se levantó de un salto, sorprendiéndose por la rapidez en que lo hizo.

    —¡Woah!

    Sef sonreía al ver como la niña se miraba como si no se reconociera, su mirada resbaló a la otra mujer de la cueva que igual tenía sus ojos puestos en la pequeña, a la cual miraba con adoración.

    —¡Sef, Sef! Un grupo de extraños a traspasado nuestros limites, lo lidera un hanyo y una sacerdotisa de ropas extrañas.

    Ropas extrañas.

    Ropas extrañas.

    —Mamá…

    —¡Sayumi!

    Pero ese llamado no detuvo a la pequeña que saltó fuera de la cueva, guiándose con su olfato.

    —Kitzuna quédate con Renard… —Pero el susodicho ya se había precipitado tras la niña—. Joder con estos niños.

    La mujer sonrió mientras veía a su líder salir. Tomó al pequeño kitsune.

    —Tal vez deba ir igual.

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    La velocidad con la que había estado corriendo comenzó a disminuir de manera sorpresiva quedando con la velocidad a la que antes estaba acostumbrada. Una más rápida que cualquier humano pero menor que la de un hanyo y mucho menor que la de un yokai.

    Eso permitió que Renard le diera alcance rápidamente.

    —Espera. —La agarró del antebrazo frenándola en seco.

    —Me lastimas. —Gruñó intentando deshacer ese contacto opresor—. ¡Suéltame!

    —No.

    —¡Suéltame! O no respondo por mis acciones. —A eso le siguió una mirada rabiosa mientras su mano libre ya estaba sobre la empuñadura de su espada amenazante.

    —Atacas a uno de la tribu que te dio alojo.

    No fue una pregunta pero estaba implícita en esa oración. Sayumi gruño sabiendo que eso era verdad.

    —Necesito hablar con esas personas —cambió de táctica—, es muy importante. Ellos posiblemente me guíen hasta mi padre. Por favor.

    Renard desvió la vista, abochornado, ¿Dónde había quedado esa niña agresiva? Ahora que lo pensaba bien; la prefería con una actitud combativa.

    —Déjala ir, Renard.

    Esa orden les puso los pelos de puntas. A ambos. No se habían percatado de la presencia del mayor que les miraba desde la rama más alta de un roble cerca de ellos. El yokai soltó a Sayumi con un tenue sonrojo pintado en sus mejillas.

    —¡Sef! —exclamó la niña con una sonrisa radiante.

    El aludido le devolvió la sonrisa mientras que Renard miraba con malos ojos la escena, gruñó.

    Sef no pasó por alto ese leve gruñido, algo que se le hizo sumamente divertido pero por cariño no mencionó nada respecto a eso.

    —Bueno entonces vamos a darles la bienvenida a nuestros forasteros. —Con esas palabras bajó de un salto del roble aún con su sonrisa.

    —¡Hai!

    La alegría de Sayumi no fue compartida por el otro pues Renard se cruzó de brazos al mismo tiempo que desviaba su mirada a un punto cualquiera con tal de no mirar a la niña y a su hermano.

    0-0-0-0-0

    —Cálmate, Inuyasha. La próxima vez le derrotaras. —Intentaba animar una hermosa joven.

    —Eso ya lo sé. No necesito que me lo digas —musitó.

    Kagome sonrió falsamente, en esos últimos meses Inuyasha ha tenido una obsesión en derrotar a Sesshomaru, pues derrotándolo tendría la fuerza para vencer a Naraku. Sería mentir si ella dijera que no le dolía la indiferencia y distancia que comenzaba a haber entre ellos pero había prometido estar a su lado y eso es lo que hacía.

    —Claro.

    Sango frunció el ceño pero permaneció callada, no le gustaba nada la manera en que trataba a su amiga. Su atención fue bruscamente apartada del par por una presencia bastante poderosa pero pacifica. Inuyasha empuñó su espada.

    —No desenvaines, he venido en son de paz no quiero peleas inútiles en mi territorio.

    —¡¿Quién eres tú?!

    Sef ladeó un poco el rostro mostrando una media sonrisa que enervó al hanyo.

    —¡Responde!

    —Soy Sef. Jefe de la tribu de los kitsune y ustedes son unos forasteros.

    Ni Sayumi no Renard habían llegado hasta donde estaba Kagome y sus amigos, puesto que Sef se adelantó a propósito para ver a los invasores.

    —Sentimos el haber entrado a su tierra sin permiso pero veníamos persiguiendo a Sesshomaru, un yokai.

    Escuchó atentamente a esa extraña mujer hasta que la última parte le llamó la atención, sabía muy bien quién era ese yokai, un Lord, por eso le extrañó que hablaran de esa manera tan… informal. Pero ahora hablando seriamente comenzaba a sospechar que el padre de la pequeña a su cuidado no era ninguno de esos forasteros pues ninguno era un yokai y por el sellado de nuevo de la sangre de Sayumi sino del Lord.

    Eso sería muy interesante, no era ningún secreto el gran odio que él le tenía a los humanos y seres híbridos. Ahora al parecer tenía una cachorra… y hablando de ella, sentía su presencia acercándose junto a su hermano menor.

    —Eso ahora no tiene importancia ahora.

    Sayumi dio un último salto para quedar en medio del líder y de los viajeros, quienes se sorprendieron al ver aparecer a una pequeña humana con ropas sagradas y a su lado aterrizara un niño yokai. En cambio Sayumi se emocionó al fin los conocía, a los fieles amigos de su madre y… se tragó las lágrimas al ver de nuevo a su progenitora, se veía más joven pero sabía que era ella, era inconfundible.

    El yokai mayor al ver el mutismo de la más joven se encargó de presentarla.

    —No hagan suposiciones forasteros, está pequeña es una invitada mía su nombre es Sayumi y él —señaló al otro yokai presente—, es mi hermano menor Renard. Ahora por favor síganme, descansen en nuestra guarida que deben estar exhaustos por la persecución y… ¿Sayumi?

    Está no escuchó nada de lo mencionado por su anfitrión, sus ojos estaban clavados en su madre la cual comenzaba a sentirse incomoda ante esa fija mirada, aunque…

    La morena puso atención a esa niña, parecía que la conocía aunque nunca la había visto anteriormente pero sentía un extraño nerviosismo, se parecía tanto a ella cuando tenía su edad.

    —Hola, Sayumi. Mi nombre es Kagome, un placer conocerte.

    Le había advertido sobre no revelar la identidad de su madre pero era tanta la emoción de verla de nuevo y viva que no pudo controlar sus palabras.

    —Mamá.

    Continuara.

    Un capitulo bastante largo, ¿no? Bueno espero les haya gustado, dejadme un comentario que me animan a continuar. Un saludote a todas esas personitas que me mandaron un comentario y que fue eliminado n.nU pero que me dan fuerzas para continuar.

    FiraLili.
     
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  5.  
    andi-chan

    andi-chan Entusiasta

    Géminis
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    gracias por avisarme me encanto la conti sobre todo con sayuri y renald cuando la solto que bonito y por fin se encontraron con inu y compañia espero la conti proonto avisame

    bye,bessos
     
  6.  
    Taiyou no Fuyu

    Taiyou no Fuyu Iniciado

    Sagitario
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    Gracias por avisarme, me dejaste mordiendome las uñas xD, me descolocó por un momento el que la empuñadura de la espada de Sayumi fuera de Diamante, me hizo pensar que después de todo mis suposiciones estaban erradas y que el Papá era Inu, pero de ser así se hubiera roto el sello (por completo) ne?
    Ahora quizá las cosas cambien, pués acaba de "descubrir" su identidad cuando Kagome le pidió lo contrario. Estaré esperando la continuación, no importa que te tardes xD. Cuidate y nos seguimos leyendo!
     
  7.  
    cristty

    cristty Iniciado

    Escorpión
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    Ay no!! No me puedes dejar con esa incognita...
    Le dijo mama??!! Yo quiero saber mas sobre esa espada... Tiene nombre?
    Y tambien estan los dos youkais... A Renald le gusta la niña?? Uhh!! Yo creo que sip!!
    Y.. Y.. Y... Ay!! muchas gracias por avisarme, me has dejado aqui bien prendida de tu fic...
    Espero tu continuacion!! De verdad que si!!
    Muchos besos de mi parte!!
     
  8.  
    Thithalia

    Thithalia Usuario común

    Aries
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    Waaa... conti conti conti!!! me encanto, pobre sayuri, ver como matan a tu mama :( ella se va a enamorar de renard no?? y sesshoumaru, como se habrá enamorado de Kagome... Sabes? la forma de actuar de Sef se me pareció a dumbledore que siempre ve diversión en cosas extrañas.. xD espero lo continúes pronto!!
     
  9.  
    liisseth

    liisseth Entusiasta

    Capricornio
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    Hola! Soy nueva en tu fic :D... Me gusta mucho ^-^Es muy interesante la historia :)
    Primer capitulo: Pobre Kagome nunca pudo superar la muerte del youkai arrogante y orgulloso. ¿Como logro sobrevivir Naraku? ¿Como le hizo para encontrar a Kagome? Pobre Sayuri ver como muere tu mama siempre es un trauma.
    Segundo capitulo: Waaa! Que miedo estar sola en medio de la nada y luego se te aparezca una bola de pelos. Que bueno que Sayuri saco un poco del carácter de su mama al ayudar a la gente... Bueno aunque en realidad era una necesidad. Encontrarte con el dueño de la bola de pelos y que te interroguen mmm... puede ser muy extraño. Waaa! su padre anda cerca de ahí. ¡Que emoción! ¡Que emoción! Yo digo que Renard se enamoro de Sayuri. :confused: Que alegría ver a tu mama viva pero mas joven pero... No te recuerda Ahh... :suspiro: Que mal se a de sentir. Espero la conti con muchas ansias :D Esta chica dice:

    -Cambio y Fuera
    ¬ |•‡•_|[°o.Liizeeth--Annahhi.o°]|_•‡•|¬?

    Toda pregunta tiene respuesta. Búscala y la encontrarás​
     
  10.  
    FiraLili

    FiraLili Usuario común

    Aries
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Viaje al pasado. [Sessho&Kago]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    4775
    ¡Volví! Gracias por los comentarios me animaron mucho por lo que me maté a escribir por y para ustedes. Disfrútenlo.

    Disclaimer: Inuyasha no me pertenece ni ninguno de sus personajes.

    Advertencia: OcC

    Viaje al pasado.

    La nueva integrante.

    —Lo siento.

    Kagome sonrió con ternura antes de acariciar los cabellos de la niña.

    —Ya te dije que no tienes porque disculparte, a cualquiera le puede pasar.

    Sayumi bajó la cabeza -estaban de nuevo en la cueva junto a Kitzuna y a Kitto que no se alejaba de ella por ningún motivo- no debía estar disculpándose por haberla llamado mamá pero fue necesario, cualquier descuido y dejaría de existir en el futuro. Por eso inventó que le recordaba a su madre que había muerto a penas unos días atrás al protegerla, no mentía, por lo menos no completamente.

    —¿Entonces…? —Sef llamó la atención del grupo a su persona—, ¿Qué harán después de descansar?

    —Feh. Claramente iremos en busca de Sesshomaru y de Naraku para derrotarlos.

    El nombre de Sesshomaru hizo que Sayumi reaccionara sobresaltándose y eso es lo que esperaba Sef que pudo comprobar su teoría, esa pequeña niña era la hija de unos de los más poderosos Daiyokai que habitaban en la tierra.

    —Ya veo. Quisiera que me hicieran un gran favor— solicitó.

    —Lo que quiera —intervino Miroku—, siempre y cuando este en nuestras manos poder hacerlo.

    —Lo esta, no se preocupen —calmó—, el favor que solicito es que lleven con ustedes a Sayumi, ella tiene una misión y yo no soy de gran utilidad pues no debo abandonar mis territorios por eso, se los pido.

    Kagome, Sango, Miroku e Inuyasha intercambiaron rápidas miradas.

    —No creo que sea lo más… correcto— comenzó Miroku—, es apenas una niña.

    —¡No me subestime! —Saltó Sayumi—. ¡Que sea una niña no quiere decir que no sea fuerte e inteligente!

    —No irás.

    Ella apretó los dientes ante la seca contestación de Inuyasha, no le gustaba ser menospreciada, mucho menos por su tío, la sangre de Inu corría por sus venas; aunque eso él no lo sabía.

    —¡Entonces no importa! ¡Iré sin su ayuda!

    Al estar a punto de reincorporarse para salir de la cueva, la detuvieron.

    —Sayumi quieta. —Sef le habló con firmeza por lo que tuvo que obedecer—. Eso es. Ahora ustedes no la valoren sólo por ser una niña porque sino lo han notado ese pequeño que los acompaña —señalo a Shippo, quien se asustó—, aún es inexperto pero le permiten que los acompañe aun con esa desventaja.

    —Shippo es un yokai. —Respondió Sango—. Tiene mucha más resistencia que una niña humana y…

    —Aún no había terminado de hablar, exterminadora— reclamó sin alterarse, Sango se detuvo—. Ese pequeño es desventajoso para ustedes pero Sayumi no, ella tiene el orgullo de un yokai, la determinación de un hanyo, el corazón de un humano… y la fuerza de una guerrera. —Al ver la perplejidad en los rostros contrarios agregó—. Sino me creen pruébenla y después decidan si la aceptan o no.

    —Por mí bien —declaró Inuyasha—, yo seré su ponente.

    Sayumi asintió.

    0-0-0-0-0

    Kagome estaba preocupada por la niña aunque la tranquilidad de está era lo que más la alarmaba, ¿acaso no entendía que se enfrentaría contra Inuyasha?

    —Inuyasha no te vayas a pasar— musitó la morena.

    —Feh. —Fue la contestación del hanyo.

    Sef, quién estaba junto a Sayumi se apartó no sin antes dedicarle unas palabras.

    —Destrózalo y haz que se traguen sus palabras.

    —Sí.

    Él palmeó su cabeza para alejarse y darle el espacio necesario para sus movimientos, sería mentir si digiera que no sentía cariño alguno por esa cachorra, no era un gran amante de los híbridos y muchos menos de una humana pero tenía una gran apegó a Sayumi.

    Por eso se permitió apoyar libremente a está.

    Inuyasha concentró todos sus sentidos en su oponente, había algo en ella que le resultaba vagamente familiar pero no lograba recordar a quién. Alejó esos pensamientos para poder enfocarse en la batalla próxima, sonrió arrogante al ver a la niña sin arma alguna en manos, ¿Cómo lucharía contra él?

    —Vamos, niña. Ataca, ¿o ya te arrepentiste?

    Sayumi hizo caso omiso a esas provocativas palabras, su madre le había enseñado a no atacar primero sino esperara a que su oponente diera el primer asalto. Además de que le había contado la forma de luchar de su tío por lo que sólo debía esperar pacientemente y buscar el momento.

    El cual no tardó en aparecer cuando Inuyasha impulsivo, saltó sobre ella con la espada desvainada y la intención de conectar una estocada, Sayumi no se movió.

    Kagome, Sango y Miroku dieron un paso al frente para intervenir apresuradamente, cosa que les fue imposible cuando la una pequeña figura se interpuso en su camino.

    —No estorben, tan sólo limítense a observar. —La voz tan fiera de Renard los obligo a mantenerse en su lugar, preocupados.

    Sayumi en los últimos segundos de un rápido movimiento desenvainó su espada parando el ataque de Inuyasha, afiló sus ojos cuando sus pies se movieron hacia atrás.

    Fueron esos escasos segundos en que las dos espadas friccionaron que una tercera espada reacciono a kilómetros de ese lugar. Una espada perteneciente a Sesshomaru.

    —¡¿Qué…?! —Inuyasha saltó hacia atrás al instante en que ella movía su espada para apartar la suya e intentaba herirlo.

    La pequeña sonrió arrogante al ver la estupefacción en el rostro de su tío, agitó su espada para clavarla en el suelo y seguidamente levantar sus manos en forma de puños, Inuyasha captó la indirecta por lo que envainó su espada para luchar de cuerpo a cuerpo. Sayumi esquivaba cada ataque con agilidad y certeza mientras conectaba unos suaves golpes en puntos estratégicos del cuerpo de Inuyasha.

    Kagome se mostraba completamente sorprendida, no sólo porque Inuyasha no podía tocarla sino porque esté comenzaba a mostrar signos de agotamiento extremo. Ella cuando vio por primera vez a la pequeña y verla vestida de topas de sacerdotisa se mostró muy confundida pero ahora mirándola más detenidamente se daba cuenta que no era una niña común, había algo en su aura que la inquietaba más no la asustaba.

    —Inuyasha. —La morena salió de sus pensamientos cuando el grito de Sango llegó a sus sentidos auditivos.

    La escena que se presento a sus ojos le hizo temblar. Inuyasha estaba arrodillado en una sola rodilla mientras que Sayumi estaba delante de él con una sonrisa que anunciaba una victoria.

    —Gané.

    Sango y Miroku se acercaron a su amigo que respiraba agitadamente, Kagome se hallaba paralizada pero reaccionó cuando sus amigos le llamaron para que viera el estado de Inuyasha.

    Sef y Renard se colocaron a ambos lado de Sayumi, está se acerco a los muchachos.

    —No se preocupen —musitó—, sólo se siente cansado más no lo esta. Permítanme.

    Kagome se apartó para dejarle espacio, Sayumi golpeó rápidamente los puntos que con anterioridad cerró. Inuyasha se reincorporó como si nada, sorprendido.

    —Sólo cerré algunos canales de su fuerza, es por eso que se sentía tan cansado y entumido —explicaba—, sino fuera por eso él me hubiera vencido. Mi bisabuelo me enseñó esos puntos, podría ser un poco fanfarrón con algunas artes pero era realmente bueno en esto. Siento haber utilizado este método pero solamente así podría haberte ganado.

    Se encogió de hombros con diversión al mismo tiempo que los muchachos se echaban a reír dejando a Inuyasha refunfuñado.

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    —Gracias. —Kagome tomó la comida que le ofrecía Kitzuna con amabilidad.

    Sayumi estaba reposando su cabeza en el regazo de Sef, respiraba tranquilamente como si estuviera durmiendo aunque los Kitsune e Inuyasha sabían que estaba despierta y atenta.

    —Entonces —empezó Sef—, ¿me harán ese gran favor?

    Los muchachos miraron a Inuyasha en busca de una respuesta, él sólo se cruzó de brazos mientras cabeceaba levemente.

    —Muchas gracias.

    —Tengo una pregunta. —Miroku llamó la atención de Sef con eso.

    —Habla.

    Miroku asintió.

    —Esa pequeña —señalo a Sayumi con la cabeza—, no es una niña común ¿o me equivoco?

    —No, no te equivocas pero yo no soy quién debe contestarte eso, ¿o sí, Sayumi?

    Ella abrió sus ojos para reincorporarse.

    —Mi madre —comenzó—, es una sacerdotisa que desde pequeña me ha instruido en el combate. Pocos días atrás fue asesinada por un monstruo —apretó fuertemente los dientes—, pero antes de que falleciera me dio una misión que debo cumplir.

    —Te ayudaremos, no te preocupes. —Kagome le sonrió desde su lugar.

    —Gracias.

    Se sentía tan bien volver a estar con su madre y sentir su amabilidad.

    —¿Cuál es tú misión?

    —Lo siento. No puedo mencionarles toda mi misión pero… lo primero que debo hacer es encontrar a mi padre.

    —¿Tú padre? —Sango preguntó con confusión—. ¿No estaba contigo y tú madre?

    —No. Sólo estaban mi abuela, mi tío y mi madre… mi padre ni siquiera sabe que existo, nunca lo supo por eso mi madre me encargó buscarlo…

    —Lo siento, no era mi intención remover esa herida.

    Sayumi negó con la cabeza.

    —No es nada, pero necesito que me ayuden a encontrar a mi padre. Sólo eso.

    —¿Siquiera sabes cómo es o su nombre?

    La ambarina se rascó la cabeza nerviosa.

    —Bueno… mi padre es un yokai.

    Esas palabras sorprendieron a los muchachos, Inuyasha fue el que la miró con recelo.

    —No eres una hanyo…

    —No lo soy, mi madre selló mi sangre yokai desde mi nacimiento. Nunca me comentó porque razón lo hizo pero la libero para volver a sellarla hasta que mi padre me reconozca y supongo que me volveré una hanyo.

    Ellos asintieron al mismo tiempo que Sef negaba con la cabeza.

    —No te volverás hanyo cuando tu sangre sea liberada.

    —¡¿POR QUÉ NO?!

    —No te exaltes, Sayumi. Escúchame antes. —Sayumi torció la boca en un gesto infantil que le resulto muy gracioso pero escondió su sonrisa—. Hoy cuando se debilito el sello tu aroma comenzó a llenarte pero no olía a hanyo, ni siquiera un poco.

    —¿Qué aroma tenía entonces? —Kagome estaba interesada.

    Sef miró a cada uno antes de respirar profundamente.

    —Olía a yokai puro.

    —¡Imposible! —Sango fue quién rompió el silencio que se formo después de esa revelación—. Eso es totalmente imposible, nunca he oído tal cosa.

    Sef no me inmutó ante el arranque de la humana, parecía que eso estaba esperando.

    —¿Había oído antes sobre una miko que tuviera un cachorro con un yokai?

    Ella no pudo contestar tal cosa, porque era verdad. Nunca se había escuchado un acontecimiento así porque las sacerdotisas estaban para eliminar el mal, y ese mal era considerado los hanyo o yokai.

    —¿No me responde?

    —No hay nada que responder —replicó.

    —Entonces no diga que es imposible aunque si es extraño pero tengo una teoría. La sangre de una miko más que humana es espiritual por lo que no afectaría en nada al cachorro engendrado sino que todo lo contrario sería mucho más poderoso que un simple yokai nacido. Sin embargo vemos que Sayumi es humana por lo que imagino que su madre era una poderosa miko que aprovecho su poder para ocultar el yokai de ella y mantenerla como una simple humana. Aunque es una teoría.

    —Pero podría ser verdad, siempre y cuando el sello sea lo suficientemente fuerte, y la madre tuviera un gran poder espiritual. —Intervino Miroku pensativo.

    —Mi madre era poderosa, una de las más poderosas que han habitado esta tierra. —El orgullo con el que hablaba fue apreciado por todos—. Y cumpliré mi misión a cualquier costo.

    —Cuenta con nosotros.

    —¡Sí!

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    —Muchas gracias por todo.

    Sayumi no quería irse del clan de los Kitsune pero era necesario. Pero se había apegado mucho a ellos a pesar de que habito tan sólo un día con ellos.

    Sef se arrodilló para quedar a su altura con una sonrisa sincera en sus labios, brindándosela a ella, a esa niña de gran corazón.

    —No fue nada pero antes de que te marches debo saber una cosa.

    —Lo que sea. —Aseguró ella.

    —No eres de este tiempo. —No fue una pregunta, fue una afirmación que quedo completamente asegurada cuando vio el nerviosismo de la ambarina—. No te preocupes, no diré palabra alguna. Los viajeros del tiempo deben ser cuidadosos con sus pasos por eso te deseo toda la suerte posible.

    —¡Muchas gracias!

    —Además de que fue un placer conocer a la cachorra del Daiyokai Sesshomaru y de esa joven miko llamada Kagome.

    La sorpresa de Sayumi en verdad alegró al joven líder que se echo a reír.

    —¡¿Cómo…?!

    —No soy tan despistado pequeña pero descuida, como bien dije no saldrá palabra alguna de mi boca. Ve sin preocupaciones. Y una cosa más —agregó al ver que comenzaba a marcharse—, hay alguien que te acompañara en este largo viaje.

    —¿Alguien? —Estaba confundida, hasta que vio salir a Renard con Kitto en brazos—. ¿Kitto?

    —Así es. —Tomó al pequeño kitsune entre sus brazos para luego dárselo a la pequeña—. Él te protegerá como lo hiciste antes al curarlo. No te abandonara en ninguna situación además de que por fin verás su poder en acción, te ha elegido a ti para ser su protegida.

    Ella estaba pasmada ante toda la información recibida pero una sonrisa radiante se formo en sus labios para que seguidamente abrazara a su nuevo compañero.

    —Kitto serás mi compañero, ¿no te da gusto? —El kitsune le dio una pequeña lamida a la mejilla de ella como señal de aceptación.

    —¡Oye niña sino te apresuras te dejaremos! —Inuyasha no le gustaba esperar.

    —Ya voy, Inuyasha. —Se giró a Sef y se inclinó en una media reverencia para luego dirigirse a Renard y darle un ligero apretón de manos—. Adiós, Renard.

    Sef tan sólo observó. Miró como Kitto se encaramaba en el hombro de ella con un perfecto equilibrio, miró como el grupo la recibía con cariño y alegría; y miró como Renard baja la cabeza.

    —¿Acaso querías acompañar a la pequeña Sayumi?

    Renard se sobresaltó pero negó apresuradamente.

    —¿En verdad? —Sef casi sonríe—. Porque necesitaba que siguieras a Sayumi y a Kitto para que me aseguraras que llegaban hasta Sesshomaru-sama.

    El yokai levantó la mirada rápidamente al escuchar lo que su hermano le mencionó tan despreocupadamente.

    —¿Realmente necesitas que los siga?

    —Sí, pero parece que no estas tan entusiasmado. Tal vez se lo pida a alguien más, podr-

    —Yo lo haré. —Interrumpió Renard—. Saldré enseguida.

    —Bien. Kitzuna ven.

    La joven se acercó, en sus manos se encontraba una espada.

    —Toma esta espada y protege a quién lo merezca.

    Renard leyó muchas cosas en los ojos de su hermano pero agradeció que no las dijera.

    0-0-0-0-0

    Sayumi miraba la interacción de su madre con sus amigos, sólo sabía historias. Por lo que era muy distinto verlo que oírlo. Se veía tan feliz, tan completa. ¿Cuál es ese acontecimiento que haría que se marchara de ese grupo? Ese acontecimiento que nunca le contó, que siempre se lo saltaba.

    —Mami vamos, dime porque te separaste de tus amigos.

    —No lo haré, cariño.

    Sayumi frunció el ceño al mismo tiempo que se cruzaba de brazos.

    —No es justo —murmuró enfadada.

    Kagome tan sólo sonrió con resignación, ese pequeño sol de su vida era muy hostigador. Dejó de lavar los platos para abrazarla con cariño.

    —No lo tomes a mal, Sayumi. Ese momento me dejo una gran herida pero curo con el tiempo y con la ayuda de tu padre… no me duele ya, pues sino fuera por eso nunca hubiera llegado a conocer la verdadera naturaleza de tu padre y no me hubiera enamorado de él.

    —Entonces, ¿Por qué no me lo dices?

    Kagome besó la sien de su hija.

    —Porque te lastimaría.

    ¿Me lastimaría?

    Ella apartó ese recuerdo de su mente. No entendía esas palabras, ¿por qué la lastimaría? Bufó sin saber que pensar, odiaba esas ambiguas palabras.

    —¿Sayumi?

    EL grupo se detuvo al ver que la pequeña dejaba de caminar, pensativa. Kitto restregó su cabeza peluda en la mejilla de ella.

    —¿Eh? ¿Qué pasa? —Miró como todos la esperaban, se sonrojó—. ¡Ah!, perdón. Me dejé llevar por mis recuerdos.

    Se apresuró para llegar a la altura de Inuyasha, quién palmeó su cabeza.

    —No te quedes atrás o te dejaremos.

    —¡Sí!

    Inuyasha siguió su camino. Sayumi se rascó la cabeza algo perdida, antes de sentir que Kagome le daba un leve empujón.

    —Vamos, Sayumi. Inuyasha es algo extraño, ¿verdad?

    —Supongo…

    La morena sonrió.

    —Sí. —Sayumi observó como su madre no quitaba la mirada de ese hanyo, sintió molestia—. Pero es muy valiente…

    En eso Inuyasha se volteó molesto por una broma recién hecha por el pequeño Shippo.

    —… aunque infantil.

    La pequeña tuvo que darle la razón, pero no le sorprendía. El personaje de Inuyasha siempre le fue retratado como un joven de gran valentía pero de corazón indeciso… y por supuesto de ese carácter tan infantil.

    El primer amor de su madre.

    —¿Qué fue tan grave para que mi madre se apartara de ti… Inuyasha?

    Nadie oyó ese débil murmurar ni ella misma oyó sus propias palabras.

    0-0-0-0-0

    La noche llegó y con ello el cansancio, el sueño.

    —Inuyasha, acampemos aquí.

    Él miró a sus amigos, tenían el rostro pintado de sueño.

    —Bien.

    El fuego comenzó a avivarse, dándoles calor en esa fría noche. Sayumi miraba la Luna, era una manía que tenía desde que tuvo uso de raciocinio, a su madre le gustaba sentarse a mirarla con ella… como ahora.

    —¿Por qué ves la Luna?

    —… porque es la única manera de encontrarme con mi padre. —Kagome sintió como se removía su corazón, atrajo a esa pequeña contra su pecho. Ella tenía algo que la llamaba a protegerla—. Mi madre me contó que el al nacer lo primero que hice fue mirar a través de la ventana a la luna, decía que la veía inconcientemente porque escuchaba el llamado de mi padre.

    —¿Amas mucho a tu padre?

    —Demasiado aunque nunca lo conocí ni sentí su cariño. Sólo tengo una imagen vaga de todas las historias que me contaba…

    —Tu madre en verdad amaba a tu padre, nunca dejó que lo odiaras por abandonarlas.

    No contestó porque su padre nunca las abandonó… murió antes de siquiera saber que pronto tendría una hija.

    —… Por eso ahora debo buscarlo.

    —Y cuentas con nosotros. —Sin percatarse los muchachos le estaban sonriendo.

    Cuanta amistas incondicional, lealtad…

    0-0-0-0-0

    Sesshomaru miraba el cielo nocturno, desde la tarde esa reacción en su espada le tenía desconcertado. Era muy extraño y a él no le gustaba no entender. Y sólo una persona sabría que es lo que pasaba con su espada… la persona que la forjo.

    — Yaken —esté se levantó con rapidez—, cuida de Rin.

    Ni siquiera le dejó contestar antes de emprender su marcha, logrando dejar a un lloroso Yaken.

    0-0-0-0-0

    —¡Oh! ¿Qué puedo hacer por ti, Sesshomaru?

    Por respuesta el yokai le tendió a colmillo sagrado.

    —En la tarde reacciono sin motivo, quiero saber porque.

    Totosai tomó la espada para desvainarla y mirarla con ojo crítico. La espada tenía un aura muy diferente, colmillo sabía quién era su dueño pero al parecer reconoció otra esencia que le llamaba igual.

    —Raro.

    Los ojos ambarinos se estrecharon ligeramente.

    —Dime —exigió.

    —Tal parece que Tensiga acaba de reconocer a otro dueño, cosa que es imposible a menos que fuera de tu misma sangre —con una mirada le insinuó—, ¿no?

    —Te equivocas. —Fue la declaración, le arrebato su espada para envainarla y ponerla en su cintura.

    Totosai se limito a observar marchar a Sesshomaru, se rascó la cabeza con un dedo, pensativo.

    —Raro —repitió antes de empacar unas cosas para partir rumbo al norte, la espada le indicó la dirección pero al parecer Sesshomaru ignoró pero él no lo haría.

    0-0-0-0-0

    —Niña. —Sayumi volteó a ver a su tío al escuchar su llamado—. Esa espada… ¿Quién te la dio?

    Kagome miró alternativamente a los dos, siendo sincera ella igual tenía mucha curiosidad por eso. No comprendía como la espada de Inuyasha no pudo con al de Sayumi.

    —Elu Valgus. —Abrazó con cariño a su espada—. Fue forjada para mi madre por mandato de mi padre y se me fue heredada a mí, al morir mamá.

    —¿Elu Valgus?

    —Sí. También conocida como Luz de Vida. Porque mi madre me contó que eso era ella para mi padre.

    La forma en que hablaba de su padre y de su madre era avasalladora, los sentimientos de amor que transmitía eran palpables, conmovedores.

    Sango intervino por primera vez.

    —No entiendo porque tu padre les abandono, si mando a forjar una espada para tu madre era porque en verdad le importa su seguridad. No cualquier yokai haría tal cosa.

    Sayumi reprimió un bufido, ella sabía muy eso pero no podría decírselos.

    —Hay cosas que mi madre no me contaba…

    La exterminadora se sintió incomoda.

    —Discúlpame.

    —No hay problema. —Negó con la cabeza y le sonrió.

    Kagome seguía mirando esa espada.

    —Elu Valgus—murmuró—, luz de vida.

    Se sintió celosa. Celosa del amor que había hecho al padre de la niña mandar hacer esa espada. Celosa de que aun cuando él se fue la madre siguió amándolo hasta le final. Celosa porque sabía que para Inuyasha ella no sería la luz de su vida… porque la sombra del pasado se interponía.

    Celosa porque ella quería ser la luz de vida para alguien.

    Levantó la cabeza al cielo rogando ser escuchada al mismo tiempo que Sesshomaru a miles de kilómetros se detenía para ladear ligeramente le rostro y mirar a su dirección inconscientemente.

    Tenseiga palpito.

    Continuara.

    Otro capitulo largo, están de suerte porque la inspiración ha llegado a mí. ¿Y qué tal me quedo este capitulo? ¿Quejas, sugerencias, ¿insultos?? Gracias a las personas que se toman la molestia de dejarme sus comentarios y aunque algunos son eliminados yo puedo leerlos así que gracias. También a las personas que dan me gusta.

    Sayonara.

    FiraLili
     
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    Thithalia

    Thithalia Usuario común

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    Waaaaa!! me encanto, kag celosa de ella misma. y esa pequeña es muy inteligente, mientras el padre es testarudamente bobo xD A renard como que le gusta sayuri ... Mmm, totosai va a ir con el grupo de inu? eso no quiere decir que se vera con sayuri?? Yei! interesanteee xD

    Gracias por avisarme de la continuación, ya me iba a ir cuando vi la alerta son la 2 AM y yo sigo leyendo xD espero sigas la historia pronto y que sigan igual de largos y la imaginación llegue como, como... Rayos se me fue la palabra xD pero que sigas con mucha imaginación para yo seguir leyendo :P
     
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    liisseth

    liisseth Entusiasta

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    Hoola!! o.O Una niña le gano a Inuyasha en combate... Me sorprendió bastante pero un rato después me dieron ganas de reír xD ¡ INCREÍBLE! Kagome se sintió celosa de una espada y Sesshomaru volteo hacia su dirección Waaa! Que lindo *.* Me encanta como describes los sentimientos de Sayumi hacia sus padres :D No me esperaba que Sef descubriera la identidad de Sayu, Kitto la eligió para protegerla ¡Que lindo! Y luego Renard la acompaña a la distancia Uhh! Le gusta :D ¡Hermoso! Espero la conti :D Esta chica dice:

    -Cambio y Fuera
    ¬ |•‡•_|[°o.Liizeeth--Annahhi.o°]|_•‡•|¬?

    Toda pregunta tiene respuesta. Búscala y la encontrarás
     
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    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    ¡Hola! Gracias por el aviso....
    Este capítulo ha estado súper en serio, ya quiero que Sayumi y Sesshomaru se encuentren.
    Estoy ansiosa por ver eso, yo quiero un papá asíiiiiiiiii!
    No, la verdad quiero un Sesshomaru pero bueeehhhh, a veces los sueños no se cumplen!
    Jajajajaja! Cuidate!!!
     
  14.  
    Taiyou no Fuyu

    Taiyou no Fuyu Iniciado

    Sagitario
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    Gracias por el aviso, realmente me encantó el capítulo, pensé que de verdad habían descubierto a Sayumi ya que Inu tiene un buen olfato ¿Porqué no pudo reconocer la escencia de Kagome en ella o también éso esta sellado? Kag celosa de la familia de la niña sin saber que es ella la madre y la "luz" de un poderoso ser y si se apartó de el grupo apuesto que fué por Inu y su antigüo amor... Un gran capítulo como los anteriores, de verdad me enchó la historia
    Encontré un par de faltas de ortogrfía, mas que nada dedazos, pero nada serio que haga que uno pierda el hilo de la historia. Esperaré la conti pacientemente xD Cuidate!
     
  15.  
    cristty

    cristty Iniciado

    Escorpión
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    Siiiiiiiiiiii!!!! Aparecio Sesshomaru!!!!
    Wow... Este capitulo me ha dejado encantada, Inuyasha no pudo contra su sobrina!! Jajajajaj
    Yo quiero mas... De verdad! Yo quiero saber mas sobre la espada y sobre que paso con Kagome... Por que se separo del grupo, y eso de que se halla quedado con Sesshomaru, y como se murio este...
    Y por que no pudo Colmillo de Acero contra Elu Valgus (aww!!! como me encanto el nombre!!)?? Bueno...
    Pliss!!! No te tardes porque encerio que me has dejado mas encantada!
    Muchos besos de mi parte!!
     
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  16.  
    Ashtort

    Ashtort Iniciado

    Leo
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    Hola es la primera vez que leo tu fic. Me gusto mucho, también es chistoso como es que el grupo de kagome quiere saber mas pero la niña no dice nada, espero pronto el otro capítulo que la historia si que atrapa, lo que mas quiero saber qe fue lo que le paso a kagome para que se alejara de sus amigos
     
  17.  
    FiraLili

    FiraLili Usuario común

    Aries
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Viaje al pasado. [Sessho&Kago]
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    5066
    ¡Volví! ¡Volví! ¿A qué se alegran? Bueno no les entretengo mucho pues han esperado pacientemente.

    Por favor eviten comentarios Spam porque son borrados y no me gusta ver comentarios eliminados.

    Advertencia: OcC, AU

    Disclaimer: Inuyasha no me pertenece como ninguno de sus personajes, a excepción de los introducidos por mí.

    Viaje al pasado.

    Sello roto.

    Sayumi miraba al ese señor con el ceño fruncido, escondida detrás de las piernas de su madre, de la nada él había bajado del cielo montado en una ¿vaca? Y le asustó. Por eso su mirada furibunda.

    —¿Qué te trae aquí, Totosai? —El nombre de Totosai resonó en la cabeza de la pequeña, que parpadeó con sorpresa.

    Él hombre no prestó atención a la pregunta de Inuyasha sino que sus ojos saltones estaban clavados en esa niña que intentaba guardarse de él. Kagome al darse cuenta a donde miraba se apartó un poco para dejar visible a la Inu.

    —Totosai ella es Sayumi una nueva integrante —presentó para luego sonreír a la pequeña—, Sayumi, él es Totosai. Es quién forjó la espada de Inuyasha, Tessaiga.

    Ella sabía muy quién era ese hombre porque él era también el forjador de su espada. La espada hecha de un colmillo de su padre y la empuñadura dada por su tío, Inuyasha. Estaba en peligro si él se acercaba a un metro de su espada… con sólo una mirada averiguaría mucho, tal vez no todo pero lo intuiría, porque aunque su madre decía que Totosai parecía un viejo decrepito era más sabio de lo que aparentaba.

    —Un placer, Totosai-san.

    Fue educada pero con una mirada le dijo que no se acercara, Totosai entendió.

    —¿Sayumi, eh? Mi princesita. Que elección tan sutil.

    Ella apretó sus dientes.

    —Totosai-san —intentó ser lo más amable y sutil posible—, me gustaría que revisara mi espada si es posible, ya que Kagome-san ha dicho que forja espadas.

    Su plan era apartarlo del grupo para poder conversar a solas sino sus nervios no aguantarían la presión. La mañana era fresca, les había atrapado a la mitad de su camino a buscar los fragmentos de la perla faltantes por lo que el sol muy pronto comenzaría a calentar de lo lindo.

    —Claro.

    Ella miró a los muchachos.

    —Podrían dejarnos, por favor. Quisiera que sólo él revisara mi espada… aún no me acostumbro a su presencia, espero no se ofendan.

    —Para nada. Vamos chicos a descansar un rato.

    —¡¿Qué?! Pero si apenas acabamos de descansar.

    Las protestas de Inuyasha no fueron lo suficientemente convincentes para la morena que se lo llevó a un lado, a un lugar donde sus lindas orejas no escucharan la conversación porque si de algo está segura es que el ambarino quería saber sobre la espada de Sayumi.

    —Vamos chicos.

    Sayumi al verlos marchar lo suficiente para que su entrometido tío no escuchara, encaró al forjador de armas.

    —Totosai-san, ¿qué es lo que sabe?

    —Sé que no eres de este tiempo porque Sesshomaru no ha tenido ningún cachorro y porque esa espada —la señaló con la cabeza—, fue forjada por mi mano.

    Sayumi bajó la vista, a pesar de querer pasar inadvertida siempre terminaba por llamar la atención. ¿Cómo seguir su misión de esa manera? Pateó el suelo en un ataque infantil porque a pesar de su forma de ser, tan adulta seguía siendo una niña… y siendo sincera quería regresar a su casa.

    Desenvainó su espada y se la tendió al hombre, que la tomó extasiado.

    Totosai reconoció enseguida su trabajo, poderosa pero ligera, un arma con grandes cualidades. Sus ojos captaron la ligera molestia de la espada, al parecer quería que se utilizara a su máxima capacidad.

    —¿Apenas comienzas a familiarizarte con ella? —declaró el forjador en una pregunta.

    —Sí. Mi madre nunca me dejaba tocar la espada, decía que no había la necesidad de desvainarla sin motivo de peso. Elu Valgus es uno de los recuerdos más importantes.

    —Ya veo —se rascó su cabeza con su dedo índice—, aunque no dudo que pronto prenderas a manejarla a toda su capacidad.

    Ella asintió emocionada.

    —Pero —y en ese momento se rompió la magia, Sayumi frunció el ceño esperando lo que vendría a continuación, odiaba que siempre hubiera un pero—, ¿por qué eres humana?

    Gruñó. Totosai retrocedió.

    —Pero que genio tienes —murmuró—, igual que tu padre.

    —Mi papá… —La sensación de esa palabra en sus labios era avasallador, como quisiera tenerlo enfrente y decírselo a él, cuanto ansiaba su encuentro.

    —Así es, tu padre, pero a pesar de eso tienes un gran poder rodeándote. Mis ojos no ven cosas del mundo espiritual aunque estoy seguro de que tienes el aura sagrada de una miko. ¿Algo curioso, no?

    —No me lo parece —replicó intentando zanjar con ese tema.

    Totosai cabeceó entendiendo por lo que se limitó a seguir examinando esa pieza de arte, ahora entendía porque Tenseiga reacciono, al sentir la amenaza contra Sayumi quiso protegerla.

    Para él sería muy interesante ver el encuentro de Sesshomaru con esa pequeña, algo le decía que será emocionante. Después de todo no siempre aparece una hija tuya buscándote.

    —Elu Valgus esta perfecta, sólo entrena más con ella así se acostumbraran. Tú a ser su dueña y la espada a obedecerte.

    —¿Obedecerme?

    —Las espadas tienen alma propia muchos guerreros han muerto bajo su propia espada por no valorarlas.

    Eso si era una sorpresa para Sayumi, puesto que nunca escuchó algo parecido, tomó su espada de regreso, sus ojos se estrecharon ligeramente al volver a tener su espada.

    —¿Y… sino puedo dominarla?

    Totosai negó.

    —Eres la hija de Sesshomaru después de todo, en tus venas corre la sangre Inu, claro que podrás dominarla. No tengo la más mínima duda.

    Ella se quedo en silencio quería decir tantas cosas pero que se atoraron en su garganta, que alguien la reconociera como lo que era, una descendiente del Lord le hacía muy feliz.

    —G-gracias.

    Totosai cabeceó antes de llamar a Inuyasha.

    —¡Hey! —Inuyasha reaccionó al grito—. Déjame ver a colmillo que estoy seguro que está en mal estado.

    Sayumi no pudo evitar reír al ver la cara de enfado de su tío mientras refunfuñaba algo parecido a maldito viejo decrepito.

    0-0-0-0-0

    —¡No! —exclamó Inuyasha al tiempo que saltaba hacia atrás cayendo en punta y con su espada recargada en su hombro derecho—. No dejes todo el ataque a la espada, tu cuerpo igual debe participar.

    Sayumi resopló desde el suelo, bien, su madre le había enseñado las posiciones básicas para utilizar una espada pero siendo sincera su madre era pésima manejando esa arma en especial.

    —¡Bien, Sayumi! —Felicitó Kagome con una sonrisa mientras se acercaba su pequeña—. Has dominado el arco a la perfección al igual que toda arma que el abuelo te ha dado.

    —¡Sí! —exclamó emocionada.

    —Bueno tomemos un descanso y después comenzaremos a practicar más con tu poderes espirituales que aún de cuesta dominar, tal vez-

    —Mamá —interrumpió—, me gustaría aprender a usar la espada.

    La azabache miró a su hija antes de suspirar con resignación.

    —Bien, supongo que no iba a poder mantenerte alejada tanto tiempo —musitó—, la sangre que corre en tus venas es, sin lugar a dudas, sangre guerrera. Pero eso sí, yo sólo se posturas básicas nunca me llamo la atención el blandir una espada, aunque para ti debe ser muy atrayente, ¿verdad?

    —¡Sí! Quiero ser una gran guerrera como mi padre, peleare con valentía y nunca me rendiré —exclamaba—, ¡nadie podrá derrotarme!

    Y al momento en que los ojos de Kagome se encontraron con los de su hija, vio en ellos el mismo brillo que Sesshomaru tenía antes de ir a batalla, el brillo de la victoria.

    —Eres en todos los sentidos —Sayumi inclinó un poco la cabeza algo confundida por las suaves palabras de su madre— igual a tu padre.

    La pequeña sonrió encantada antes de agregar:

    —Pero con la belleza de mi madre.

    Y Kagome se permitió reír.

    Sayumi se levantó, decidida a seguir entrenando con Inuyasha, ya habían pasado un buen rato caminando sin la menor señal de Naraku, Sesshomaru o algún fragmento por lo que ella le pidió que le ayudara a poder manejar su espada a lo que Inuyasha aceptó.

    —Vamos, vamos —alentaba burlón—, ¿ya no puedes más?

    Y picó el orgullo de Sayumi.

    —¡Claro que puedo! —exclamó enojada antes de ponerse en posición de ataque.

    —Entonces —murmuró divertido—, ¿veamos cuanto aguantas?

    Y arremetieron uno contra el otro.

    Kagome observaba ese entrenamiento con bastante nerviosa, no sabía porque pero Sayumi despertaba un lado demasiado protector que ni con Inuyasha había salido a flote. A Sango es lo divertía le había dicho que le recordaba a un madre siendo coreada por Miroku y un celoso Shippo.

    Por otro lado Kitto y Kirara estaban acurrucados cada uno en un regazo distinto. Kirara en el de Sango y Kitto en el de Kagome, pues había captado el mismo aura que tenía su protegida.

    Inuyasha saltó ágilmente para esquivar una estocada que acabo siendo para el suelo, maniobró en el aire para atacar a la pequeña que ya le esperaba con su espada en excelente posición, observó el mayor.

    El choque hizo que las espadas friccionaran sacando chispas, Sayumi salió despedida hacia atrás por decima vez.

    —¡No es justo! —exclamó la pequeña al levantarse con rapidez—. Te la estas cobrando porque te gané ayer.

    Inuyasha hizo oídos sordos a esa declaración.

    —Descansa, mocosa, que lo necesitas —declaró, y con esas palabras daba por terminado el entrenamiento de ese día.

    Antes de que ella pudiera protestar que no estaba cerca de estar cansada, Kitto ya se había separado de Kagome para ir a donde se encontraba su protegida, éste saltó con rapidez para llegar al hombro de Sayumi y lamer su mejilla, sacándole unas pequeñas risas.

    —¿Extrañándome, Kitto? —preguntó divertida, olvidando por completo su enojo anterior.

    Por contestación recibió que el kitsune restregara su peluda cabeza contra su barbilla.

    —¡Sayumi ven! —Kagome le gritó para que acudiera a descansar bajo la sombra del árbol.

    —¡Voy!

    A penas llegó a donde los demás le aguardaban se tendió en la hierba mientras dejaba su cabeza descansar en el regazo de Kagome donde minutos atrás estuvo Kitto, la azabache la recibió con una sonrisa y comenzó a acariciar los largos cabellos negros platinos de la pequeña, si le preguntaran diría que esa niña se parecía a Inuyasha por esos ojos dorados pero su actitud era, por no decir otra palabra, arrogante. Pero era una dulzura cuando no estaba combatiendo.

    Sayumi entreabrió sus ojos para ver a su madre sonreírle con cariño, una punzada penetro su corazón, ladeó su rostro para encontrar al pequeño Shippo que tenía su ceño fruncido, sabía tantas cosas de él, tantas historias que ella lo consideraba su hermano.

    —Ven, Shippo —invitó abriendo sus brazos.

    El kitsune se sobresalto al ser llamado por Sayumi, siendo sincero sentía mucha envidia porque todos se concentraban ahora en ella pero al ver esa suave sonrisa y esa chispa de cariño en sus ojos, se dejó llevar y antes de comprender bien la situación la estaba acurrucándose en un costado de ella.

    Y así se quedaron ambos hasta que Kitto se les unió subiéndose al estomago de la Inu y haciéndose un ovillo.

    Los demás miraron la escena con ternura, era tan extraño encontrar esos momentos de paz que ahora disfrutaban con mayor frecuencia por la presencia de Sayumi porque, aunque Inuyasha lo negara, él le había tomado cariño a la pequeña mocosa como le decía.

    Hablando de Inuyasha, él se encontraba en la rama más alta del árbol pero pendiente de los alrededores pero sobretodo, pendiente de Sayumi, sentía una extraña conexión con esa niña algo le llamaba a protegerla, no como protegía a sus amigos o como protegía a Kagome… era algo que no se podía explicar, algo que le traía gruñón.

    Renard que se encontraba a una distancia prudente para que las orejas ni el olfato del hanyo le captase, vigilaba todos los movimientos de Sayumi y Kitto pero sobretodo no dejaba de seguir los de la niña. Se quitó la espada de su cintura y la coloco a su lado, encaramado como estaba en el árbol los humanos no se darían cuenta de su presencia pero debía ser cuidadoso con los hanyo y yokai que encontraba a su paso.

    —Buen viaje, Renard —le deseó Kitzuna con una triste sonrisa.

    —Me cuidaré.

    Sef le sonrió antes de dedicarle unas palabras de despedida.

    —Tasakaal te acompañara en las buenas y en la malas, esta espada ha ido pasando de generaciones en nuestra tribu, se supone que yo debería llevarla ahora pero —se encogió de hombros despreocupadamente—, tú eres el que tiene una difícil tarea por delante, cuídala y ella cuidara de ti.

    Renard sujetó con fuerza la espada que tenía entre sus manos.

    —¡Sí! —Dio media vuelta pero se detuvo para ladear su cuerpo—. Por cierto Sef… gracias.

    Sef sonrió encantado mientras Kitzuna le daba un codazo en sus costillas con diversión.

    Resopló al recordar esa sonrisa, su hermano Sef era… un buen hermano, pero disfrutaba en picarle cuando tenía la oportunidad. Siguió con su tarea de velar por la seguridad de ellos hasta que encontraran al Lord.

    0-0-0-0-0

    —Sesshomaru-sama, mire —exclamaba una emocionada Rin mientras abría sus manos mostrando una corona de flores—, ¿le gusta?

    Él desvió su mirada del cielo a su protegida que le miraba con sus grandes ojos.

    —Sí —musitó—, ve con Yaken.

    —Claro, Sesshomaru-sama.

    La niña se alejó correteando con alegría antes de abalanzarse contra el pequeño yokai verde, quién la reprendió por su falta de respeto a su persona. Sesshomaru volvió a su posición anterior, siempre descansaban cerca de un campo de flores puesto que a Rin eso le gustaba y a él, el aroma le relajaba.

    Pero no en esta ocasión, su mente viaja en diversas conjeturas para explicar la extraña forma en que su espada estaba actuando.

    —Tal parece que Tenseiga acaba de reconocer a otro dueño, cosa que es imposible a menos que fuera de tu misma sangre, ¿no?

    —¿Mi misma sangre? —Esas palabras perturbaban al guerrero—. Imposible.

    Y de la nada hubo otra reacción en Tenseiga, una perturbación más fuerte que nunca que venía del norte, posó una mano en la espada mientras que sus ojos se rasgaban al ver las nubes seguir las corrientes de aire… que iban igual al norte.

    —Naraku.

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    —¡Sayumi detrás! —Ella se volteó al tiempo que blandía su espada para acabar con los Saimyosho que la querían atacar por detrás.

    —Gracias, Shippo —murmuró mientras éste se subía de nuevo a su espalda para ser sus ojos en ataques cobardes.

    Kitto gruñía mientras se lanzaba contra los monstruos que amenazaban a su protegida, los demás estaban entretenidos con sus propios monstruos al parecer Naraku quería los fragmentos.

    Sayumi no tenía idea de que tan extenuante eran las batallas que tanto le conto su madre pero al probar en carne propia uno, se tuvo que replantear muchas cosas. Habían estado pacíficamente descansando cuando el cielo se oscureció y el aire se lleno de un sutil olor a batalla. Se vio obligada a dejar de pensar cosas cuando la voz chillona de Shippo explotó cerca de su oreja.

    —¡Sayumi! —Ella ladeó el rostro para verlo, éste apuntaba al suelo—, ¡Kitto está herido!

    Sin pensarlo dos veces se inclinó a cogerlo entre sus brazos, olvidando que estaba en medio de una batalla.

    —¡SAYUMI!

    El estremecimiento que le bajo por la columna vertebral fue aterrador, al levantar su mirada se encontró con la muerte misma.

    —Ah… —fue lo que brotó de sus labios antes de sentir como su piel se enchinaba y las pequeñas manos de Shippo se aferraban a su ropa.

    Una mano se aferró a su cintura para apartarla del camino del ataque, sus pulmones volvieron a aceptar aire.

    —¡Eres una descuidada! —Sayumi se sobresaltó al oír la voz de su salvador.

    —¿Re-Renard?

    Él sólo le gruñó antes de ponerse de espalda a ella para poder protegerla.

    —Cuida de Kitto.

    —Sí… —respondió, no entendía que era lo que Renard hacía en ese lugar pero se dejó proteger porque ella era realista, no iba a combatir con Kitto en brazos.

    —¿Estás bien, Sayumi? —preguntó un temeroso Shippo.

    —Lo estoy, Shippo, gracias —murmuró mientras acariciaba su cabeza con cariño—. Ahora estate atento a algún ataque, tengo que revisar a Kitto.

    —Bien.

    Los ojos de ella recorrieron a su pequeño compañero herido, no parecía grave pero posiblemente tuviera veneno, se inclinó sobre la herida, olfateó pero no encontró ni pizca de aroma a veneno. Se sintió aliviada.

    —Pero que tenemos aquí, ¿una niña humana? —Es voz le causo repulsión apenas la escuchó y terror al mismo tiempo porque, era la misma voz de asesino de su madre.

    Sus ojos se toparon con unos rojos profundos, cuanta maldad había en su mirada. Ella buscó con la mirada a los muchachos, al parecer intentaban llegar a ella pero les era imposible, le gritaban algo que no lograba entender.

    Cuando el hanyo quiso tocarla su brazo fue cortado mientras veneno en vez de sangre salía de la herida.

    Renard gruñía mientras alejaba a Sayumi de Naraku, por fin conocía a ese hanyo que estaba poniendo a todos los yokai de pésimo humor, Sef le había dicho que tuviera extremada precaución si se llegaba a encontrar con él.

    —¿Un kitsune? —La sonrisa de Naraku se hizo más siniestra—. Que interesante.

    —Renard no —musitó ella con miedo, odiaba a ese hanyo con todas sus fuerzas pero no quería que nadie saliera herido.

    Fue una milésima de segundo en que él bajo la guardia, lo suficiente para que Naraku quisiera atacar pero un flecha se clavó en su brazo.

    —¡Aléjate de ella!

    Kagome se deshizo de los oponentes que tenía al ver a la pequeña en peligro, un sentimiento resonaba en su pecho, volvió a tensar su arco apuntando al pecho donde se encontraba la perla.

    Naraku entrecerró sus parpados, no podía engañar a los ojos de Kagome y al parecer sus monstruos se estaban acabando pero ese ataque no había sido un desperdicio, encontró algo muy interesante.

    —Mi pregunta es, ¿saben volar?

    Nadie entendió esa pregunta hasta segundos después, Renard se volteó para abrazar a Sayumi y todo se volvió oscuro.

    0-0-0-0-0

    Sayumi.

    Sayumi.

    —¡Sayumi!

    Sus parpados temblaron antes de comenzar abrirse lentamente, su cuerpo le dolía a horrores, sus dorados ojos se encontraron con unos carmesíes pero a comparación con los de Naraku, estos detonaban preocupación.

    —¿Renard?

    Él soltó un suspiro de alivio antes que su mirada se tornara seria.

    —¿En qué pensabas cuando te descuidaste para tomar a Kitto? —preguntó con enfado.

    —Estaba herido, no lo iba abandonar —replicó ofendida.

    —Lo pudiste haberlo defendido sin necesidad de descuidarte.

    Sayumi se mordió el labio inferior sin rebatir, tenía razón por lo que se reincorporo para quedarse sentada y mirar alrededor.

    —¿En dónde estamos? —preguntó al ver que no reconocía el lugar.

    —Naraku hizo que el lugar donde peleábamos explotara, tuvimos suerte de no morir aunque no se qué fue de los demás, el niño yokai que estaba contigo salió por los aires igual… lo siento.

    —No pareces sentirlo.

    Renard le mandó una severa mirada que ella no pudo sostener.

    —Jamás habías estado en una batalla, descuídate y morirás —ella se estremeció—, en el campo de batalla no debes tener sentimientos.

    Sayumi se encogió, abrazó sus rodillas para ocultar su rostro entre ellas.

    —Pero me salvaste —dijo aún escondida.

    —Me ordenaron mantenerte a salvo hasta encontrar a tu padre, si no te hubiera salvado fallaba en mi misión.

    Sólo en ese momento ella levantó su rostro, sus ojos dorados refulgían con rabia.

    —Entonces —murmuró con enojo—, ¿me hubieras dejado morir? Si no hubiera sido tu misión protegerme.

    Kitto se acercó a su protegida con cautela, se restregó contra las piernas de ella, pero ésta no sintió ese rose que quería ser un consuelo. Renard se limitó a seguir mirándola.

    —¡Contéstame!

    —Jamás dejaría a un cámara atrás —replicó fríamente—, nunca.

    —¡Más rápido! —Kagome lanzó una flecha que atrapo la manga de su hija.

    Sayumi se quedó quieta al ver sido atrapada tan fácilmente.

    —No es justo, tú puntería es perfecta.

    Kagome sonrió antes de acercarse para liberar a su pequeña de la flecha.

    —Da gracias o no tendrías brazo —repuso con cariño—. Listo, libre.

    Sayumi se miró la manga de su traje de entrenamiento y bufó.

    —Ven, descansemos antes de seguir con tu acondicionamiento físico.

    Ambas se sentaron en la entrada del Dojo, la menor con su cabeza apoyada en el regazo de su madre, siempre era de ese modo.

    —Mamá…

    —¿Qué pasa?

    —¿Alguna vez lucharé en una batalla?

    La azabache acarició la cara de su hija con ternura.

    —Jamás lo desearía, una batalla es muy cruel para personas de de mente débil y sentimientos frágiles. En batalla se requiere una mente fría y calculadora.

    Sayumi se dio cuenta que en las palabras de su madre había tristeza.

    —¿Cómo tú?

    —No… yo no tenía eso, era una mujer sensible. Luchaba pero me dejaba llevar por mis emociones por eso siempre tenía que ser salvada.

    Sayumi la miró atentamente por lo que Kagome desvió un poco la vista.

    —¿Mamá?

    —Jamás hubiera podido ser una guerrera al 100 por ciento, pero quiero que escuches esto, nunca abandones a un amigo, nunca, ¿lo prometes?

    —¡Sí!

    Kagome le dio un beso en la frente.

    —Bien, sigamos con tu entrenamiento.

    Sayumi bajó la vista tras recordar la promesa hecha a su madre y las recientes palabras de Renard.

    —Lo siento —se disculpó—, no debí decir eso.

    Si Renard quiso contestarle no pudo porque se vio abrumado por el yokai expulsado del cuerpo de ella, el sello se había debilitado y eso sólo significaba una cosa.

    —Lord Sesshomaru está cerca.

    Sayumi se encogió mientras se acostumbraba a su sangre, sentía como sus sentidos comenzaba a agudizarse, pero entonces un miedo atroz atravesó su mente. Su madre le contó como era su padre antes de que comenzaran a tratar y se asustó.

    —¿Sayumi? —Renard se sorprendió al verla retroceder.

    —No… aún no es tiempo…

    Al girar sobre sus talones para marcharse del lugar unos pasos la detuvieron en seco, su sangre bombeaba más rápido, más fuerte y le quemaba por dentro. El terror se apodero de su pequeño cuerpo pero no pudo huir, ya no podía.

    Renard inclinó.

    Y sin poder evitarlo por más tiempo ella comenzó a voltear con lentitud, con el corazón en la garganta y lo vio. Su padre estaba enfrente de ella, tal y como su madre lo describía, hasta más hermoso.

    Sesshomaru miró impasible a la niña que tenía enfrente de él, le daba la espalda pero cuando sus ojos se cruzaron con los de ella, se vio reflejado; esos eran sus ojos, suyos.

    —Tú.

    Y el sello fue roto.

    Continuara.

    :confused: ¬w¬ Como me encanta dejarlo en lo mejor. Pero bueno, ¿Quién hace su mejor suposición de que pasara en el siguiente capítulo? ¿Sessho la aceptara o rechazara? ¿Y por qué?

    Quien más se acerque próximo capítulo dedicado a esa persona.

    Bueno gracias a las personas que se molestan en dejar comentarios (pero por favor, no spam o se eliminan) y gracias a las personas que dan “me gusta”.

    ;D Gracias.

    FiraLili
     
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    cristty

    cristty Iniciado

    Escorpión
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    Ay noooo!!!!!!!!! No lo pudiste dejar ahi... Por que?? No se vale!!
    Me encanto la parte en la que dice "Pero que genio tienes, igual que tu padre".
    Bueno, yo en lo personal creo que Sesshomaru sera algo indiferente hacia ella, ya que el es orgulloso y frio. Lo mas probable es que empiece a hacer una que otra teoria, ya que es inteligente, y pues la niña se parece a el y supongo que a de oler parecido.
    Bueno, de veras que te estare esperando, espero que no tardes...
    Muchos besos de mi parte!!
     
  19.  
    liisseth

    liisseth Entusiasta

    Capricornio
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    Escritora
    NOOOOOOOOOO! TTOTT! Te juro que empezare a llorar ¡¡¿¿Por qué lo dejaste ahí??!! OMG! OMG! No me lo puedo creer se encontraron padre e hija y nada mas le pones



    ¿Por que eres tan cruel con mi mente? Ahora no podre dormir por la emoción (En serio, se queda despierta hasta las 3:00 a.m.) Yo opino que primero hablara fríamente como a Rin y después.... Se inventara la bomba atómica y destruirá a todos... Si muajajaja :risa malvada (La emoción no la deja imaginar con claridad):D Espero pronto la conti porque sino iré en la noche en tu casa y te secuestrare. Esta chica dice:

    -Cambio y Fuera

    ¬ |•‡•_|[°o.Liizeeth--Annahhi.o°]|_•‡•|¬?

    Toda pregunta tiene respuesta. Búscala y la encontrarás
     
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    Taiyou no Fuyu

    Taiyou no Fuyu Iniciado

    Sagitario
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    26 Junio 2011
    Mensajes:
    16
    Pobre Sayumi había idealizado tanto la forma en que sus padres habían "luchado" que en el momento en que se vio envuelta en una batalla "real" le pareció atemorizante y más aun cuando Kitto fue herido, le hizo ver que puedes perder a tus seres amados por no tener la suficiente "sangre fría" en el campo de batalla

    OMG! Al fin sessho esta frente a su hija y no creo que la acepte fácilmente, después de todo él sabe que no tiene "hijos" (vamos debe saber bien qué hace y con quién lo hace xD) así que debe ser grande su impresión y a mí de estar en su lugar me pasaría esto por la cabeza: "¿De dónde salió ésta niña? es mía lo reconozco en su aroma, pero aún no engendro ningún hijo, así que ¿Cómo sucedió?"
    Estaré esperando la continuación, ¡Cuídate y nos seguimos leyendo!
     

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