~Vettel Karma~

[Original] ~Vettel Karma~

~Vettel Karma~

Brujería. Cualquiera imagina a una anciana con un vestido oscuro acompañado de un gorro puntiagudo enorme del mismo color. A su lado, un gato tan negro como las sombras y cuyos ojos se iluminan como la luna llena en una noche oscura. Cuervos, casas embrujadas, escobas voladoras, hechizos… magia. Todo un conjunto de elementos fantásticos y lúgubres que vienen a la mente con una simple palabra.

La mansión se tiene: un chalet bastante antiguo con tres pisos y un ático, jardín tan extenso que le permite tener su propio vivero, totalmente cubierto por rejas oscuras y cubiertas de plantas. ¿Embrujado? Podría decirse. La anciana también está, sólo que su vestimenta es un tanto ¿extravagante? Un vestido púrpura chillante, su favorito; lentes plateados, medias blancas y zapatos de tacones bajos. Sentada en su oficina, por así decirlo, con una pluma en la mano y un papiro sobre su escritorio.


(Insertar cuadro aquí...no se porque no me deja ponerlo de nuevo)

El sistema de distribución de tareas, con un hogar tan basto algo tenían que haber hecho. Así que la anciana, como buena matriarca, realiza un cuadro ordenado por días con todas las tareas pendientes. Dicho cuadro es realizado casi al azar, todos pasan por lo menos una vez al mes por alguna de las tareas sin importar si tiene otras actividades (como la escuela) o si no sabe realizarla bien.

¿Gatos negros? No, en esta casa no hay animales. ¿Escobas voladoras? Sólo las hay para barrer. Magia… si, mucha.

No obstante, la puerta del despacho se abre apareciendo tras ella dos damas, mujeres ya en los cuarenta años aproximadamente. La primera con una mirada fulminante, de cabello castaño oscuro y ojos miel, viste una falda negra y un suéter rojizo resaltando el color de su bien arreglada cabellera. La segunda sonríe de oreja a oreja, su cabello igual de impecable pero de color oscuro, sus ojos brillan en claras tonalidades azules, su vestimenta es muy similar a la otra mujer además de una bufanda y guantes para el frío.

—¿Y ahora QUÉ?—La anciana levanta la voz en la última palabra dirigiendo su atención a las recién llegadas. Por su tono, se diría que esa situación se repite de forma constante.
—¡Ella!—Ladra la primera señalando a la mujer a su lado —¡Dejó entrar a ese estúpido perro al vivero! ¡MI vivero!
—Tranquila Yatnie, querida, recuerda que con esa expresión te saldrán arrugas—Se defiende la segunda mujer aun sonriendo como si todo se tratara de un chiste.
—¡¿Qué me tranquilice?! ¿Sabes donde hacen sus necesidades esos animalejos? ¡¿Tienes idea de lo que hacemos con esas plantas, O-rona?!
—Por supuesto que lo se, si hasta yo misma…
—¡Basta! —La anciana da un golpe en el escritorio casi derramando la tinta de su minúsculo bote—Estoy cansada de sus peleas sin sentido.
—Pero madre—Intervienen las dos pero un segundo golpe en el escritorio las hace guardar silencio.
—¿Y qué quieren que haga? —Dejando la pluma al lado del papiro, la mayor se pone de pie acercándose a las mujeres con pasos cortos pero seguros — ¿Las mando a la esquina a las dos? ¿Las encierro en sus habitaciones? Ya están grandes, discútanlo afuera.

Las mujeres terminan fuera del despacho y la puerta se cierra prácticamente en sus narices. Ambas se miran entre si por un momento hasta que la castaña le da la espalda a la de nombre Orona, esta última ríe encantada.

Leelu Dunkelmeer

—No se porque tenía que experimentar… debí tomarme más tiempo—Leelu camina de regreso a casa. El domingo le había tocado de día libre así que fue a practicar sus habilidades lejos de la casa. Su objetivo era o fue mejorar las rituales de exorcismo… aunque su abuela le insistió en que ella no poseía tal habilidad —Nada de exorcismos dijo… ¿y qué hice yo?

En su mano derecha lleva un muñequito de tela, zurcido y confeccionado por ella misma. Ojos de botones, cabello de estambre y algunas extremidades más largas que las otras, su ropita también la había remendado sin mucho cuidado.

—Debí obedecer… debí guardar mis ideas estúpidas y dejarlas en mis sueños.

Detiene sus pasos para observar al muñeco, sobretodo el dije que descansa en su esponjoso pechito. Vudú, talismanes y …

—Pues déjame decirte que eres una pésima médium—aquella voz parecía venir del muñeco aunque sus labios estuvieran cosidos.
—No soy pésima médium… tal vez si exorcista pero médium no.
—Claaaaaaro —Responde con tono irónico—Dijiste que me llevarías a la luz y lo único que lograste fue meterme en esta piltrafa.
—Es lo más cercano a un cuerpo, además yo no era la que espantaba niños en el parque y ya no quiero hablar contigo—Como último recurso, y para olvidarse por un momento de aquella carga, guarda el muñeco en su mochila, colgándola en su espalda para no escuchar los reclamos del ente.

Lo único bueno de ese día es las fotos que mandó a revelar y que ahora se encontraban en su posesión. Originalmente son del álbum familiar pero ella podría quedarse con algunas para su colección, sobretodo las de su amadísimo primo: Shammy. Pero antes de celebrar, debía esconderlas muy bien antes de que sus otros primos le saquearan su tesoro.

Antes de entrar a la casa, Leelu rebusca en su mochila sacando el sobre del revelado, omitiendo al escandaloso alebrije en el interior, y retira las fotos que ya antes había apartado del resto guardándolas en el bolsillo de su falda.

Campo despejado. La estancia, la sala y el pasillo de camino hacía la habitación de su madre están libres. Antes de entrar toca la puerta asegurándose que su progenitora esté dentro. Le entrega fue rápida ya que la cabellos lilas lleva prisa, por así decirlo.

—¿Esta es su casa? —Se escucha la voz desde el interior de su mochila. Al parecer el silencio ayuda al muñeco a comunicarse.
—Si, y por lo pronto también la tuya, hasta que encuentre una solución que no involucre a mis familiares.
—¿Lo intentarás de nuevo? Si me lo preguntas no creo que funcione.
—Lo bueno es que no te preguntaré.

La ruta hacía su habitación es larga, al menos de las más largas en torno a la casa. En el primer piso, se encuentra la cocina, sala, las habitaciones de sus mayores y la oficina/estudio de la matriarca. Las demás habitaciones están distribuidas a lo largo de la casa. Dos en el sótano, cuatro en el segundo piso, tres en el tercer piso y una en el ático. La suya se encuentra en el tercer piso. ¿Dónde están todos? No importa, mejor, así no tendrá que ocultar nada de sus primos (ni su fracaso como exorcista a sus hermanas).

Su habitación. Una cama matrimonial llena de cojines pegada a una de las paredes, las cortinas gruesas para que el sol no la moleste cuando quiere levantarse tarde, un escritorio lleno de retazos, piedras, hilos, alambre y uno que otro material, en las paredes coloca sus dibujos con cinta o tachuelas, por tal motivo las tiene tapizadas con corcho delgado adornadas con tela o los mismos dibujos que van desde paisajes a color hasta criaturas mitológicas a blanco y negro. Es en la pared al lado de la cama donde coloca las fotografías que colecciona.

—Aquí te quedarás todo el tiempo, no te quiero ver recorriendo la casa —Advierte al muñeco al momento de sacarlo de su mochila y dejarlo sobre la cama.
—Si, si, como sea no quiero que nadie me vea en estas condiciones—Sus movimientos son torpes gracias a la diferencia de tamaños de sus piernecillas además aun le cuesta acostumbrarse a ese cuerpo.
—Prometo arreglar tu problema lo más pronto que pueda—Leelu reacomoda los cabellos de estambre mientras se sienta en el suelo apoyando su barbilla sobre el edredón.
—Si me permites… iré a cenar, no creo que tengas hambre.
—No, no la tengo.

La ojiazul suspira antes de ponerse de pie. Da una última mirada a las fotos y después al muñeco, le hubiera gustado quedarse a acomodar las nuevas adquisiciones en la pared pero la cena es primordial en las reglas/tradiciones de la abuela.
---

Por fin la intro (creo tarde una semana). Ahora las instrucciones: Las intros son totalmente libres en cuanto a turnos de hecho, sólo son requeridas las intros de sus personajes principales. El día es domingo, como ven en los horarios son los más libres que hay por así decirlo así que pueden estar haciendo lo que gusten en ese momento. La intro concluirá a la hora de ir a cenar (aprox. 8 de la noche). La extención no importa. Tienen una semana para colocarla y después pasaremos a las continuaciones.

Otro dato importante en la intro: especifiquen cual será su habitación, en la intro de Leelu viene explicado donde quedan mas o menos. Obviamente, no se comparte cuarto. (Si se me pasa algo después edito xD).

Acerca de las introducciones de los segundos personajes, es totalmente a su disposición, si quieren sacarla en dos días, una semana, tres semanas, es su elección. Es decir, ustedes deciden en que momento meter a estos personajes a la historia.

Nota: las tareas se ven después de la cena, así que esas vendrían siendo la de la próxima semana en la historia.

 

Re: [Original] ~Vettel Karma~

>> Shamuel Dunkelmeer <<


Respiraba tranquilidad. Demasiada. Era extraño que la casa estuviera tan tranquila, de cualquier manera volvió su vista al libro, leyendo y repasando sobre la herbolaria desde su tranquila habitación. Más le valía estudiar un poco al respecto, o su madre lo comería la próxima vez que errara con el tema. La botánica no le llamaba demasiado la atención pero debía admitir que era bastante útil.

Echó un vistazo a su cuarto. La verdad era que no tenía muchas cosas interesantes. Su alcoba era de un color arena, con un suave tono beige y cortinas ligeras de color níveo, que en ese momento se encontraban sujetas con un listón negro, ondulantes por la ventana abierta que daba al jardín. El sonido de una campana de viento, sujeta a la esquina izquierda de la ventana, con forma de aves era incluso relajante, colgando del techo y sobre el colchón yacía una curiosa red circular con plumas colgando de cada esquina. Una cama individual con colchas y sabanas de tonos verdosos a la derecha de la ventana y pegada a la esquina de ese mismo costado, un buró bajo el marco de los cristales que a veces solía usar de silla, un librero a la izquierda junto con algunos estantes donde descansaban un par de fotos familiares, un reloj marrón con motivos de un paisaje nevado. Abajo un escritorio con cuadernos, libros, lapiceros y demás utensilios con algunas cosas más para los amuletos junto con una computadora portátil.

Por otro lado, en la pared opuesta, se encontraba su armario y un espejo sobre una pequeña mesa donde reposaban diferentes cosas como una lámpara de lava que compró esa misma mañana, se arrepentía de ello. Había tenido que salir para adquirir algunas cosas que necesitaba para terminar una tarea, y la vio allí, sola y desamparada casi rogándole que la comprara. Le sirvió y cayó en la tentación. Torció la boca al recordar ver a uno de los Priest en el mismo lugar, para su fortuna la táctica de ignorarlo funciono.

Si, nada interesante. Suspiró cerrando de un golpe el texto, ya estaba cansado de hacer eso, llevaba desde hace horas. Ahora que lo pensaba un poco…

—¿Dónde estarán esos dos? —enmarcó una ceja, mejor se callaba, no quería invocarlos en su momento de paz inalterable.

Decidió bajar al jardín, mirando sin querer al espejo. No pudo evitar llevarse una mano a la zona bajo su ojo izquierdo; eso le pasaba por probar cosas para las que no tenía mucha habilidad ni conocimientos exactos. Lanzó el libro a la cama para abrir la puerta, observando con cuidado el corredor. Su habitación quedaba al fondo del lado derecho de las escaleras, en el tercer piso, por lo que tenía una excelente vista del resto de los cuartos.

Sin mucho apuro recorrió el camino, una vez fuera se sentó en un rincón, mirando el día y deduciendo sin más los posibles cambios en su clima. Así duró quien sabe cuanto hasta que un tonito rompió su concentración, era la alarma de su teléfono móvil -aparatos bastante útiles- ya debía encaminarse para ir a cenar, o su abuela quién sabe de que sería capaz.

—Absurdo.








>>>><<<<


Bueno, creo que esta aceptable. Cualquier cosa que este mal dime Artic.

 

Re: [Original] ~Vettel Karma~

Artic, yo se que en mi ficha puse que media 1.60, pero que mejor mida 1.67, ¿Se puede cambiar?

Camila Dunkelmeer
Una chica de largos cabellos rosas, profundos ojos azules y un poco cansada, reposaba en el frío césped, al lado se encontraba un balón de futbol que al parecer ya se había usado bastantes veces, pues se veía desgastado.

— Y pensar que lo compre hace solo dos días. –Decía ella, recordando lo limpio y hermoso que estaba su balón hace unas cuarenta y ocho horas.

Se levantó y empezó a caminar. Tenía un paso rápido y suave e iba rebotando en balón contra el piso.
En cuanto llego a la casa se sacó los zapatos y empezó a observar a sus hermanos y a sus primos, pudo divisar a Leelu que empezaba a subir las escaleras, ella dormía en el tercer piso.
La chica de cabellos rosados se dirigió a su habitación, en el segundo piso. Era la última habitación que se veía.

— Al fin, ¡Privacidad! –Exclamo contenta cerrando la puerta de golpe, la puerta por adelante decía “¡Habitación de Camila!” y un poco más abajo “¡Peligro! ¡No entrar!”

Camila… Ese era el nombre de la chica, que ahora estaba cambiándose de ropa y poniéndose una “No deportiva” como la llamaba ella.
Se soltó su largo cabello y lo dejo caer por su espalda, lo peino y se maquillo. Podía jugar futbol y ser muy ruda, pero le gustaba verse bien.

— Listo, ahora iré a molestar a Antonella. –Río un poco acordándose de como asustaba a su hermana leyendole los pensamientos.

La puerta se escucho y Camila se sobresalto, dejo de pensar en ideas contra su querida hermana Antonella y se dirigió a abrir la puerta de su habitación.

— ¡¡Tú lo rompiste, rompiste mi jarrón!!

— ¿¡Qué te pasa!?

— ¡Camila!

— Mira Yatnia, por favor, ¡Sal de aquí y yo no rompí nada.

— ¡Eres una insolente! –La tía se puso roja de la furia y salió de la habitación, dando un portazo.

— Tal vez si lo rompí. –Susurró la chica sonriendo y bajando a cenar.

 

Re: [Original] ~Vettel Karma~

Elizabeth Dunkelmeer.


Cerró el cuaderno al acabar sus tareas y recorrió con la mirada su habitación. Escogió el sótano únicamente porque era más tranquilo y en esa vieja casa era imposible estarlo. Cuando estaba sola u ocupada no la apetecía que la molestaran y conociendo a su “querido” hermano Sebastián y su afición por no llamar a las puertas estar tranquila iba a ser imposible, en esa habitación se podía saber por el ruido cuando venía alguien por lo que estaba más tranquila.

Hablando de ruido, la casa estaba tranquila; quizá demasiado. Miró la pequeña ranura por la que se filtraba la luz del sol, era muy pequeña y nunca le había gustado, tendría que pedirle permiso a su abuela para hacerla más grande y con otra forma, pero no muy llamativa para que no alterara la fachada por fuera, pero conociendo el "buen humor" de su abuela todo sería complicado.

Se levantó de la cama y se dirigió a la alta estantería que ocupaba gran parte de la pared derecha, todo lo tenía clasificado: en la más alta tenía todos sus libros, en la segunda sus revistas y algunos libros que no entraban arriba, la tercera estaba llena de carpetas y libros de estudio, en la cuarta todos sus CD´s, en la quinta tenía clasificadas todas las pociones que había hecho y una caja donde guardaba los utensilios para el vudú.

Los pasos de alguien acercándose la hicieron alejase de la estantería, se asomó un poco por la ranura; seguramente alguien debía de haber salido al jardín aprovechando la tranquilidad, estaba segura de que había sido Shamuel, su hermano mayor, al no querer encontrarse con nadie que le molestara. Sonrió irónicamente, el pobre tenía que cargar con la responsabilidad ser el hermano mayor, se alegraba de no ser ella la que cargara con ello. Todavía no conseguía entender lo poco que se parecían entre ellos y lo poco que se parecían a su madre.

Ni siquiera se había dado cuenta de que tenía el aparato de música estaba encendido hasta que una canción nada tranquila empezó a sonar; antes lo había puesto para relajarse mientras acababa sus deberes, ahora ya no sonaba la tranquila música clásica, sino el rock. Sonrió nuevamente, su gusto de música era algo raro, pero no la importaba. Miró el aparato de música orgullosa, le había costado mucho, pero merecía la pena, era una pieza única y el sonido sonaba realmente bien a través de ella.

Un pitido la taladró los oídos y buscó el “lindo” aparato y lo apagó “delicadamente". Seguramente tendría que haber estado algo mal cuando construyó aquella alarma para no olvidarse de cosas importantes como las comidas y más loca aún cuando le puso ese sonido taladrante; lo único bueno de esa cosa era que funcionaba muy bien, nunca llegaba tarde a ningún sitio.

-Será mejor que suba antes de que se haga tarde- pensó, no necesitaba un encuentro con su abuela ni con su madre.

Subió las escaleras, dándose cuenta de que iba muy “arreglada”: un pantalón viejo de chándal negro y una camiseta de tirantes roja también vieja, pero no la importaba, siempre llegaba de los primeros a la cena por lo que la ira de su abuela iría para los últimos. Sonrió satisfecha al ver la sala casi desierta.

------

Si hay algo mal diganmelo.

 

Re: [Original] ~Vettel Karma~

Introducción Antonella.​

Era domingo, día libre. El único día en que Antonella podía pasar de una chica anormal a una normal.
Ese día practicaba baile, en una academia. Pero el baile era solo un hobby, su verdadero propósito era ser la mejor; obviamente la mejor maga.


Practicaba en su cuarto, en el ático, lejos de los demás, pero sobretodo lejos de Alysa. Su competidora oficial. Ambas querían ser la mejor, desde quien limpiaba más rápido; hasta quien comía rápido. Todo con tal de llevarse el primer lugar.


El cuarto de Antonella no era muy grande, pero tenía lo necesario. Una cama individual en una esquina, las sabanas eran tan suaves como el terciopelo y muchas almohadas color rosa.
En las paredes había tapizado con figuritas de hadas. El techo era un espejo, solía quedarse dormida mientras contemplaba su belleza. En el suelo había alfombras, cada vez que se pisaba producía un aroma exquisito.


El cuarto contenía una sola ventana, en forma de o, le permitía ver los jardines de la mansión. Cerca de la puerta había una mesa, solía usarla para escribir sus hechizos.
Antonella practicaba magia negra, a escondidas de sus tías obviamente.


La chica tenía que estar en la mansión antes de la cena, pues era la hora sagrada de la abuela y había que respetarla, quien no obedeciera se vería en graves problemas.


Antonella llegó de la academia de baile, subió rápidamente a su cuarto y se cambio de ropa, para bajar las escaleras y llegar al comedor.

_________________________________________________________________

Bueno espero que esté bien. Otra cosa, devería de colocar una imagen de la mansión, para darnos idea, jejeje sorry si soy molesta x'DD.
Bueno, besos. Muack....Muack....

 

Re: [Original] ~Vettel Karma~

Bueno por fin traigo la intro, no la pude poner ayer porque me corrieron temprano de la computadora .____.

******************
El aroma de incienso y cenizas invadía todo el cuarto. Hasta hace unos días esa habitación era justamente la de un chico normal. Pero esta vez, en un lindo y cálido domingo, estaba sumergida en la penumbra. Libros y papeles con garabatos regados por todo el piso, manchas de tinta roja hacían la estancia más desagradable, hasta contaba con una montaña de apuntes tanto de la escuela como de contenido mágico en un rincón, junto a la computadora portátil que avisaba la falta de batería. La única ventila estaba cubierta por una serie de hojas con extraños símbolos. Pero lo más extraño era lo que se encontraba plasmado en el techo, si no se tuviera el conocimiento suficiente para entenderlo, se pensaría que era uno de esos “círculos mágicos” que usan en ceremonias demoníacas.

En la cama, que había sido movida hacia el otro lado del cuarto, yacía un bulto. Inmóvil y hecho bolita, enrollado entre todas las cobijas, dormía el tercer hijo de Yatnia Dunkelmeer, Sebastián; el más joven de los únicos dos varones en la familia. A pesar de ser medio día, no se veía con la voluntad de levantarse, demasiado relajado, calientito y tranquilo, su cuerpo perezoso no daría una y menos cuando le era imposible abrir los ojos.

Y vean aquí la razón por la cual la casa estaba más tranquila de lo usual. El angelito de mami, con mirada de cachorro, era quien causaba más de la mitad e los desvaríos que aquejaban la vivienda, a la par de las constantes peleas y competencias entre Alysa y Antonella; y tal vez Lilith molestando a quien hiciera gala de ser la mejor.

Hubiera seguido en ese letargo si no fuera porque una punzada en su espalda lo hizo reaccionar. El castaño abrió con pesar los ojos, y le tardó un poco de más tiempo reaccionar ante el inusual desastre que lo rodeaba.

Suspiró.
-Intentemos otra vez –se dijo para sí el ojiazul.

Se había dormido hasta tarde precisamente porque no lograba hacer el trazo completo y perfecto del séptimo círculo del sol. Aun cuando no era muy complejo, sin el trazo correcto y el salmo no tendría efecto para el hechizo. Hizo a un lado todas las cosas que había en el suelo sin importarle siquiera que los libros se llenaran de tinta o se maltrataran las hojas. De la montaña de apuntes, sacó un delgado manual de hojas amarillentas y quebradizas. Aspiró profundo tomó uno de los pinceles y lo empapó de tinta. Nuevamente comenzaría con sus intentos para hacer su hechizo.

Quien sabe cuanto tiempo duró intentándolo una y otra vez. En lo menos que pensó fue en cómo quitar la pintura de la duela cuando culminara su loca práctica. Terminó más que satisfecho al ver su obra, por fin lo había logrado y lo mejor era que tenía ¡el tamaño exacto! Sólo unos detalles más y listo.

-Por lo menos debería sacarle una foto- se mofó de sí mismo alertado por un gruñido de su estomago. A veces esas cosas lo sumergían tanto que temía morir por inanición. Ok, tal vez no. Pero si lo absorbían por completo. Tranquilamente buscó su reloj entre todo el caos de su habitación y cuando lo encontró se quedó tieso como una estatua.

Estaba en medio de un dilema simple: Terminaba su círculo o llegaba a tiempo a la cena. Era algo que no debía pensarse, pero el pobre castaño no era del tipo de personas que consideraran su reputación nula ante su abuelita. Hizo una especie de rabieta mientras tomaba el pincel y colocaba los versos del salmo. Si lo hacía rápido lograría llegar a la cena a tiempo y ¡Todos felices!

Concluida su magnánima obra del día, salió corriendo al baño para lavarse la cara y arreglarse el nido que tenía en el cabello, en menos de dos minutos debía estar listo.

Justo a tiempo terminó de prepararse para la cena y dio gracias por tener la habitación en el sótano, rápidamente llegaría al comedor y todo sería perfecto. Pero sus pies distraídos terminaron tropezando con una de los contenedores de tinta y derramando el contenido por todos lados, tan dramático como si hubiera estallado una lata. Lo más lamentable fue en su preciado pantalón "¡¿Por qué lo llevaba en ese momento?! ¡¿Por qué era un idota?!” Se reprendió al verse en la necesidad de cambiarse nuevamente cuando giró los ojos y se dio cuenta que la tinta había llegado hasta el círculo mágico arruinandolo por completo.

Se hubiera puesto a llorar si no fuera porque en ese mismo instante, seguro sintió la presencia de la abuela llamando a su persona a la mesa a pesar de ser ya tarde. Caminó tan rápido como pudo observando el reloj cada dos segundos, hasta llegar a la puerta del comedor. Tocó lo más débilmente posible, rogando porque todo fuera un sueño. Abrió la puerta con extrema cautela apenas asomando la cabeza como los policias en un tiroteo.

-Perdonen… -empezó a decir Sebastián dirigiéndose a las tres mayores de la casa en un tono sumiso y encogido de miedo.

Y tenía razón para estarlo, bastó con la mirada de su madre y de la matriarca, para hacer que su alma saliera de su cuerpo en ese instante.

*****************************
Creo que... Bastian es torturable.

 

Re: [Original] ~Vettel Karma~

Amo a mis hermanos x'D
Anim, amo a Bastian jajaja Ok, dejo la mia y ups! olvidé decir donde está mi habitación ._. Esta... en el segundo piso, la mas alejada de las demas que se encuentren en ese piso... la última del corredor si es posible.
para Animosha, Slenezca y Artic... ven que rindo cuando no entro el msn!!

aquí mi intro:

Lilith Dunkelmeer
Era un agradable y soleado Domingo, agradable porque se encontraba fuera de la casa Dunkelmeer lejos de su tan disfuncional familia a la cual lograba soportar gracias a algún misterioso milagro. La reciente discusión con su madre le había dejado una pequeña cortadura en la mejilla derecha que Lilith no se molestó en curar. Estaba tan enojada que comenzó a repasar su reparto de maldiciones lista para lanzarle un al primer ser viviente que se cruzase en su camino, pero desistió al ver que el desafortunado era un pequeño gato de color marrón, el cual en otra ocasión hasta podría parecerle tierno, solo tal vez, si se encontraba de un estupendo humor. Bueno, este no era el caso.

-Supongo que no te lo mereces… -susurró ella al pasar por su lado.
Tal vez si.

La joven se paró en seco, eso si que no se lo esperaba. No se estaba volviendo loca, eso lo daba por descontado, pero sin duda alguna era el gato quien le hablaba. Algo parecido a alguna frase volvió a sonar en su mente pero Lilith no pudo entender nada, era un sonido lejano lleno de interferencia que continuó por unos segundos antes de desaparecer y dejar su mente en un completo silencio, aunque el “gato” aún mantenía sus enormes ojos en ella, como si quisiera intimidarla. Lilith se dispuso a abandonar al animal, pero sin aviso previo este corrió entre sus piernas y la interferencia regresó a su mente.

-¡Ya deja de hablarme, no puedo oír lo que dices! –ella jamás lo admitiría, pero sus habilidades de médium estaban decayendo desde hace un tiempo, le era imposible percibir un alma y le costaba escucharla cuando le hablaban. Prácticamente había perdido la capacidad de verlas. Si su madre o su abuela se enteraban seguramente la tendrían encerrada en la casa hasta que hubiese practicado lo suficiente como para recuperar su habilidad, aunque probablemente la práctica no era el problema.

Eres una pésima bruja –dijo el gato con una voz engreída que Lilith pudo escuchar perfectamente.
-¡Callte! ¡Oí eso y si no me dejas en paz juro que te mandaré al infierno! –le gritó al animal mirándolo con todo el odio que le fue posible.

Después de todo, no era solo un lindo gatito, Lilith estaba a punto de cambiar de opinión en cuando a la maldición. Reanudó la marcha con rápidez esperando que el “lindo gatito” la dejase en paz. Todo iba bien hasta que lo vio trotar a su lado, Lilith podía percibir la burlesca felicidad que irradiaba del animal con solo verlo trotar a su lado y le entraron ganas de patearlo con todas sus fuerzas. Al menos ahora estaba callado. Súbitamente un recuerdo asaltó la maquiavélica mente de la chica y rápidamente la ayudó a elaborar su venganza.

Dobló a la derecha en la siguiente cuadra y se encontró de golpe con un pequeño parque, las hojas de los árboles lucían un matiz rojo gracias a la luz del atardecer, a Lilith le encantaba ese parque, sobre todo a esa hora. Siguiendo con su plan, corrió dentro del parque con el gato siguiéndola a corta distancia hasta que encontró a su inesperado aliado. Una sonrisa se dibujó en su rostro y silbó para llamar su atención. El enorme perro que descansaba sobre el césped levantó la cabeza y miró en dirección a Lilith, de inmediato su atención se fijó en otra cosa. Se levantó con rapidez ladrando ferozmente y corriendo a toda velocidad hacia el gato marrón que apenas si tuvo tiempo de arrancar. La chica casi se echó a reír de la situación, no se sintió mal, después de todo no era un gato de verdad. A pesar de su momentánea felicidad algo no estaba del todo bien.

-¡Oh mierda! –exclamó en voz alta.

Pero ahora era su turno de correr, la luz le alertó de la hora y miró su reloj dándose cuenta con espanto que iba tarde para la cena. En ese momento no le preocupaba otra rabieta de su madre, pero si le preocupa su abuela. Era el personaje que más detestaba de la familia, pero no le convenía enemistarse con ella y llegar tarde a la cena era la mejor forma de lograrlo. Lilith lo sabía, esta si era su perdición, la abuela la había tolerado hasta ahora pero seguramente esa vieja bruja estaría de mal humor y jamás le perdonaría llegar tarde.

Se olvidó del gato al instante y corrió con todas sus fuerzas hacia la casa, no estaba muy lejos. Cuando llegó el sol casi se había puesto, se encontraba al filo de la hora, no, ya era tarde, abrió la puerta de golpe y se precipitó hacia el comedor. Alguien estaba en la puerta sin decidirse completamente a entrar, era su “querido” hermano Sebastián, tal vez con sus habilidades las cosas no irían tan mal. Era imposible saberlo, se secó el sudor de la frente mientras se acercaba en silencio hacia su hermano, aún inmóvil en la puerta. La abuela la odiaría de todas formas por el impresentable aspecto que tenía.
--------------------

Cualquier cosa me avisan y edito mañana ;)