Verde y Lila

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por Lady Stanley, 8 Noviembre 2010.

  1.  
    Lady Stanley

    Lady Stanley Sweet Room

    Virgo
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    Verde y Lila
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    Advertencia: A lo largo de este Fic habrá limme y casi insinuación de Lemmon pero sin llegar a tal.

    Jen Rouse


    Desclaimer: Todos los personajes le pertenecen a su única creadora J. K. Rowling. Yo no recibo un pago por esta historia, simplemente es para divertirme y divertir a mis lectores.
    PROHIBIDO COPIAR O PLAGIAR ESTE FANFIC, QUE PERTENECE A SU ÚNICA CREADORA. YO NEGUMI UCHIHA.
    Les agradezco a mis queridas amigas Star Acua y Reyka akira que me obligaron casi, casi a escribir este fic que me ha gustado.
    Saludos
    Negumi Uchiha
    Capítulo 1. Jen Rouse
    Bajo la lluvia de un día tan gris como los días anteriores, el agua azotaba a Gran Bretaña. Sin embargo, la lluvia no puede detener a los habitantes para concluir sus compras o trabajos.
    Muchos autos pasaban levantando pequeñas olas de agua helada, mojando los ventanales de los grandes establecimientos de compras o ventas y en algunos caso mojaban a las personas que pasaban por ahí.
    Bajó la lluvia de ese día iba una joven tras el resguardo de una pesada gabardina color beige y un paraguas color negro, gruñía como fiera enjaulada al verse en las calles contra el clima de ese día. Odiaba al idiota que la había mandado a comprar ropa para esa ocasión. Sus ojos eran de un castaño salvaje, un rostro ovalado y delineado de un color de piel blanca, unos cabellos rizados enmarañados y esponjados por el clima húmedo.
    Observó como el semáforo le permitía el paso hacía la otra calle dentro de esa calle de dos sentidos, del otro lado el mismo indicador de avance estaba en verde. Pasó lo más rápido que pudo pero un automóvil a toda velocidad pasó mojándole toda la parte trasera, la joven gruño una vez más al sentir el agua casi traspasar su gruesa gabardina. Pronto vio como un gran edificio en negro brillante se acercaba tras pasos que ella daba, viendo como en letras cursivas color dorado brillante decía "Accesorios y ropa para dama", observó con detenimiento la tienda, tras mirar a mucha gente en especial del sexo femenino dentro de este, comprando vestidos y ropa color "rosa". Hizo cara de asco al ver ese color...
    Tras un sonoro suspiro entró a la tienda y olisqueó el aroma a perfume italiano mezclado con otros aromas dulces.
    —Bienvenida señorita, ¿Puedo ayudarla en algo?—preguntó una joven de tez bronceada, ojos negros, cabello azabache y de más o menos 1. 78.
    —No gracias—sonrió la castaña para encaminarse dentro del departamento de ropa para fiestas, no sin antes cerrar el paraguas y ponerlo a secar en paquetería junto a los demás que estaban ahí.
    Caminó por los pasillos alfombrados buscando algo adecuado que ponerse, pero su vista divagaba por la mayoría de redecillas de colores, tenis Niké y jeans.
    Prontamente regresaba su vista hacía su búsqueda, en donde observó vestidos de todo tipo, con escote, sin escote, largos, demasiado pequeños, con encajes, holanes. Pero ninguno la convencía ninguno era de su gusto y el vestido rosa-morado que tenía en casa ya no era adecuado para llevarlo a esa reunión. Se comenzaba a frustrar por no poder encontrar algo adecuado para ella, odiaba cuando tenía que pedir ayuda a las demás personas para solucionar su problema... ella tenía orgullo pero esta vez tendría que rebajarse para pedir ayuda.
    Se acercó de nueva cuenta a la muchacha que estaba parada mirando sonriente a todas las personas que salían y entraban de los vestidores, a las otras que compraban o regresaban la mercancía. Se interpuso sobre su vista negra para que le tomara atención y así lo hizo la joven mujer.
    —¿Necesita algo señorita?—preguntó ella sonriente mientras Hermione asentía con un puchero de molestia en su rostro.
    —Si por favor—se sonrojó y trato de mirar la placa donde decía el nombre de la empleada.
    —¡OH! Discúlpeme, mi nombre es Marlene—sonrió abiertamente—ahora dígame señorita ¿Qué es lo que esta buscando?—preguntó interesada por ayudar a la joven castaña.
    —Mira Marlene, quiero un vestido para fiestas—la joven pelinegra comenzó a encaminarse al departamento para fiestas pero Hermione acababa de regresar de ahí, así que la siguió—Disculpa no encontré nada ahí—
    —Veo que eres exigente—sonrió al ver la cara sombría que puso Hermione tras ese comentario—¡Tenemos algo nuevo que nos llegó de Francia hace unos días!—echó a correr dentro de la bodega donde estaba la ropa sin desempacar.
    Tras diez minutos de espera, Hermione comenzaba a desesperarse pues su paciencia era muy poca. Lista para irse hecha una furia vio correr a Marlene con una gran caja color blanca entre los brazos, la pobre chica casi tropieza con una maceta del lugar pero por fin llegó a donde estaba la joven leona.
    —Espero que te guste, es un estilo nuevo. Tiene un toque del siglo XVI de la época de Luis XIV en Francia y el toque moderno de nuestra época—sonrió la chica mientras colocaba la caja en uno de los banquillos de ahí cerca y abría la caja para dejar ver una tela bombacha en color dorado con detalles bordados en amarillo brillante.
    —¿Qué demonios es eso?—preguntó Hermione, pues no le veía la forma al vestido ahí doblado en la caja.
    —Te lo mostrare—el vestido salió de su lugar y se extendió dejando una vista exquisita de aquella prenda, el vestido consistía en una falda bombacha que caía seguramente diez dedos arriba de las rodillas, media parte de arriba era como tipo corcé. Y en donde iba el busto era de color blanco con encajes en la parte de las copas. La espalda era brevemente cubierta por la misma tela y los hombros eran cubiertos. En el cuello hacía una cinta larga de color blanco que iba a juego con el vestido.
    También dentro de la caja, Marlene traía consigo un par de zapatos en color negro charol. Este tenía un pequeño moño de adorno. Simplemente perfecto.
    —Creo que me lo probaré—comentó algo avergonzada por como se vería dentro de esa ropa.
    Tras entrar al probador escuchaba la música de fondo que había en los probadores y comenzó a despojarse de su ropa no sin asegurarse de poner el seguro en la puerta para evitar intromisiones no deseadas. Se miró su ropa en el espejo de cuerpo completo en donde admiró su suéter morado con una franja blanca en medio del estómago y sus jeans de la parte de abajo estaban mojados tras pisar algunos charcos.
    Se quitó el suéter, blusa, jeans, tenis y calcetas para quedar en ropa interior de bonito color lila. Se colocó con algo de morbo el vestido y este parecía haber sido creado para ella y solo para ella pues este se ajustaba perfectamente a sus caderas, pechos y curvas femeninas. Además sus piernas largas deslumbraban bajo la falda y los zapatos de taco de aguja.
    Al salir varias miradas de envidia se posaron sobre ella, pero pronto llegó al lado de Marlene que le sonreía y levantaba sus dos pulgares en alto para darle un positivo. Toda ella quedaba perfecta en el vestido.
    —¡Por Dios señorita! Se ve preciosa—chilló de emoción al ver a Hermione cubierta por el vestido.
    —¿No crees que es demasiado revelador?—preguntó ella con un color rosa pálido en sus mejillas.
    —¡No, claro que no le queda genial!—Marlene juntó sus dos manos y dio un par de saltitos para mirar una vez más a Hermione.
    —Bien... entonces creo que me lo llevó—sonrió y se encaminó de nuevo al vestidor para colocarse su propia ropa.
    —¡Perfecto!—la pelinegra hecho a correr con la caja y dársela a la castaña para que lo guardara tras quitárselo y así poder pagarlo.
    Unos momentos después, Hermione se encontraba buscando en su cartera con que pagar. Pues la mirada asesina de la anciana cajera casi la comía viva, ella juraba que si las miradas mataran ella ya estaría cinco metros bajo tierra pudriéndose con los gusanos. Rebuscó y rebuscó pero no encontraba dinero... y se sonrojó al comprobar que solamente traía dinero del mundo mágico... en la cartera traía 9 galeones, 20 Sickles y 5 knuts. ¿Y ahora que iba a hacer?
    —¿Y bien niña?—preguntó la anciana de cabello blanco.
    —¿Con esto alcanza?—ella sacó de su cartera una pequeña moneda de galeón y observó claramente como aquella anciana mujer se babeaba por la pequeña pieza de oro.
    Gustosa aceptó la moneda y entregó a Hermione sus compras, así regalándole una cadena en forma de corazón y una deliciosa fragancia o perfume italiana.
    Al llegar a su casa llegó empapada pues el desgraciado paraguas se había doblado de lado contrario dejando a la castaña sin protección del agua. Su mal humor había regresado tras mojarse en la tormenta. Azotó la puerta de entrada y se encerró en su habitación para ir a tomar un relajante baño de burbujas pues aun era temprano como para irse.
    Tras encerrarse en su habitación comenzó a quitarse toda la ropa mojada y quedar desnuda para meterse al baño y relajarse por una hora con suficiente agua caliente.
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    Salía del baño, su pecho tonificado escurría pequeñas gotas de agua haciéndole ver sumamente sexy, estaba solamente cubierto por una toalla blanca y en esta había dos letras bordadas en color negro, D. M.
    Su rubio cabello escurría también pequeñas gotas de agua y sus fríos ojos color mercurio estaban ceceantes buscando su armario en color negro. Toda su habitación era en verde y negro digno de un verdadero Slytherin.
    Sacó del armario una camisa blanca, unos pantalones negros y corbata del mismo color. Se colocó unos bóxer de color azul rey y comenzó a vestirse.
    Tras unos minutos después se peino su cabello sin echarle goma para fijar su platinada melena. Frente al espejo se acomodaba la corbata hasta dejarla perfecta y delineada. Y su arma mortal su loción llamada "Seducción" haciendo caer a muchas chicas que le admiraban.
    Con su sonrisa, salió de su habitación hacía la sala de Malfoy Mannor, donde sus dos padres lo esperaban con una pose aristocrática, su bella madre lucía un exquisito vestido color verde y sus rubios cabellos caían tras su espalda perfectamente, su padre portaba su cabello rubio largo bien peinado y acomodado en su lugar, utilizaba un traje de gala del mismo color que su hijo.
    —Es hora de irnos—sonrió cínicamente Lucius Malfoy mientras tomaba a su esposa por el brazo y Draco asentía en silencio para entrar dentro de la gran chimenea principal y llegar por vía flu.
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    Hermione salía de la bañera envuelta en una toalla color blanca. Su cabello escurría y con un hechizo lo secó pero para mala fortuna este se esponjó haciendo que su humor se cayera de nueva cuenta.
    Se acercó a su closet y sacó un conjunto de ropa interior de color blanco y lo colocó. Bajo la falda del vestido se puso un pequeño short de seda para estar más cómoda durante la fiesta. Ahí frente a su espejo se miró con el vestido ya puesto, se veía perfecta como anterior se lo había probado en la tienda le quedó perfecto. Ahora solamente tendría que acomodarse su cabello... lo alisó con la plancha y peino con una palmera dejando la parte de debajo de su cabello suelta dándole el toque perfecto.
    Se colocó la cadena de corazón y el perfume italiano que le regalaron, un poco de brillo labial en los labios, un delineado pequeño bajo sus párpados quedando perfecta.
    —¿Hermione estas lista?—su madre se quedó de piedra al ver a su hija, se veía preciosa pero estaba mostrando demasiado a la imaginación de sus amigos.
    —¿Cómo me veo?—preguntó la joven leona mientras se veía una última vez en el espejo.
    —Perfecta hija—tal vez con una sonrisa forzada le regaló a la chica para después salir de la habitación.
    Tras una batalla con su madre, la mayor de las Granger consiguió ponerle a Hermione un pequeño chal de color rosa cosa que incomodo mucho a la joven. Mientras iban sobre el pequeño jeep negro hacía la dirección de aquella extraña reunión de improviso.
    La lluvia seguía cayendo fuertemente, la tormenta iba empeorando cada vez más y más... ahora algunas avenidas de Londres estaban inundadas por tanta lluvia y coladeras tapadas con desperdicios inorgánicos que se hallaban por el lugar.
    La joven castaña iba con brazos cruzados y piernas cruzadas en la parte de atrás del automóvil mientras sus padres escuchaban una canción de The Beatles. Siempre escuchaban al cuarteto de Liverpool pero horita la leona de Gryffindor estaba enfurruñada por tener que usar ese trapo sobre ella solamente para cubrirse por ordenes de Jane su madre.
    —Estamos por llegar—habló Frank quien mantenía la vista al frente del camino.
    —Vamos Hermione quita esa cara—esta vez habló Jane tratando de animar a su hija pero esta la ignoró olímpicamente.
    —Vean ya llegamos—sonrió el señor Granger mientras llevaba a las dos mujeres de su familia a la entrada del enorme salón de fiesta que como siempre estaba perfectamente reluciente.—Yo iré a estacionar el auto, ahora las alcanzo—completó Frank y se encaminó al estacionamiento.
    Hermione y Jane entraron, fueron recibidas por Albus Dumbledore y Minerva McGonagall que como siempre estaban vestidos tradicionalmente. Entraron ellas tras un cordial saludo y todo el salón se deslumbraba ante los ojos castaños de ambas mujeres parecidas una más grande que la otra.
    Examinaba el salón con ameno mientras veía varias mesas llenas de distintas personas que conocía gracias a que los chicos más jóvenes asistían con ella al colegio. Sus ojos se desorbitaron al ver a familias de sangre pura brindar en varias mesas cercanas al escenario del lugar. Estaba desde la familia Nott a la Parkinson, los Greengrass, Zabinni y Malfoy para la mayor sorpresa de Hermione. ¡Y lo peor, todos eran familias de Mortífagos!
    A lo lejos del salón divisó unas cabelleras rojas como los tomates. Había en si había 7 cabezas y una castaña por ahí. Pero lo más extraño era de que no estaba la principal de todas Sirius y Harry ¿Dónde estaban? Si ellos eran papel importante si era de que esa reunión se trataba de el-que-no-debe-ser-nombrado.
    —¡Hermione!—escuchó la voz de Ron acercándose rápidamente, vistiendo un traje de gala parecido al del baile de navidad hace tres años.
    —Ronald—dijo ella mientras lo abrazaba pues en todo el verano no lo había visto, además de que el pelirrojo ni siquiera le mandaba cartas para saludarla.
    —Venga, vamos a sentarnos todos—se fijó en Jane que se mantenía en silencio—Discúlpeme señora Granger—besó cortésmente la mano de Jane que encantada aceptó el saludo.
    —¿Sabes algo de Harry? ¿Por qué no esta aquí?—preguntó curiosa la Gryffindor mientras caminaba junto a su madre hacia todo el clan Weasly que se encontraba haciendo quien sabe que cosa.
    —Te lo contare en un rato—dejó a la chica con su duda y cuando llegaron se dedicaron a saludarse mutuamente hasta que Frank también se unió a los saludos.
    La bella música era tocada por varios instrumentos encantados, estos parecían que en realidad eran tocados por humanos en una orquesta sinfónica. Haciendo que el ambiente de aquel salón se hiciera más cómodo y acogedor.
    Albus y Minerva seguían en la puerta recibiendo a más gente pero ni rastro de Harry Potter ni de Sirius Black. Eso si que estaba raro... pero claro no estaba Harry pero Malfoy si que lo estaba, el mencionado se encontraba haciendo revuelo entre un grupo de chicas babosas que reían tontamente cuando el les sonreía seductor.
    Tras dar las nueve de la noche las puertas del salón se habían cerrado y de una mesa en donde estaban todos los miembros más activos de la Secreta Orden del Fénix se levantaron los principales anfitriones que recibieron a toda la gente en la puerta acompañados esta vez por el ministro Cornelius Fudge, Severus Snape y Alastor Moody.
    Tras el farfullo y choques entre copas de cristal se hizo un gran silencio para dar paso a toda la atención hacía el hombre de larga barba blanca con lentes de media luna que extendió sus brazos como en la cena de bienvenida a Hogwarts. Todos los presentes prestaron atención y dejaron de hacer ruido para centrarse en el punto del escenario.
    Muchos pares de miradas se posaron sobre las figuras en frente del gran escenario con cortinas blancas y un piso de caoba clara. Dio comienzo la reunión secreta... por que no era lógico que familias mortías estuvieran en una fiesta con mestizos nada más por que sí, seguramente debía de haber un motivo por el cual ambas razas convivían sin lanzarse imperdonables.
    Bienvenidos señores y señoras, como todos aquí presentes ya me conocen los hemos invitado por que así como muchos estamos al tanto de que Lord Voldemort ha vuelto. Por eso mismo como ya observaron familias Mortífagas y mestizas están aquí reunidas es por el motivo de hacer un pacto y una orden secreta tras la ya existente Orden del Fénix—todos prestaron más atención—Esta fiesta se llevara a cabo con tal de que todos los presentes estemos de acuerdo en pactarnos mutuamente y cuando comience la Guerra acabar de una buena vez por todas con el Lord Tenebroso. ¡Yo se que algunas familias seguidoras del Señor Oscuro tienen miedo! ¡Pero aquí, yo Albus Dumbledore les aseguro una seguridad para toda su familia!—los ojos del anciano brillaron mientras muchas familias oscuras aplaudían a las palabras del director de Hogwarts.
    ¡Entonces esta fiesta secreta se ha pactado como la Orden Secreta de Jen Rouse y yo Cornelius Fudge tengo el decreto y nombres de todos los integrantes de dicho pacto!—esta vez el ministro intervino y más aplausos junto a algunos chiflidos en el salón se escucharon.
    Severus Snape se colocó al frente llamando una vez más la atención de todos los presentes y poco a poco los aplausos menguaron hasta quedar en un silencio ensordecedor.
    Yo propongo a que todos los alumnos dentro de la orden tomen clases de Oclumancia para protegeros de la mente poderosa del Señor Tenebroso. Pues tengo entendido como también testigo de que él utiliza Legeremancia para leerles el pensamiento. Propongo que todos aquí presentes me den autorización para impartirles clases una vez por semana en las mazmorras a las 22:00 PM—pidió el sombrío profesor de pociones y entre familias conversaron. Una señora de cabello negro se levantó de su asiento.
    —Yo Damaia Parkinson propongo que nuestros hijos si aprendan Oclumancia para que se protejan de la mente del Lord—todos aceptaron y en el documento apareció la tutoría de Severus.
    —Pues bien ¡Qué comience el banquete!—terminó Albus mientras bajaba las escaleras del escenario y la música volvía a tocar.
    De nuevo el hermoso salón se llenó de platicas y brindis. Tras unos momentos un delicioso banquete apareció en todas las mesas llenas, muchos se fueron al ataque de la comida. Las familias de Mortífagos estaban con un pesar menos ese nudo en la garganta de ser enviados a Azkaban después de la guerra se había ido. La tensión entre todas las familias de sangre pura desapareció y comenzó el ambiente alegre.
    Varias parejas se levantaron a bailar pero en su mayoría eran los adultos pues había muy pocas parejas de jóvenes bailando. Hermione sonrió al ver bailar a Neville con Luna. Pero ella estaba aburrida y aun no estaba fuera del shock en el que entró al escuchar las palabras de su director. Observó como Ron se atragantaba con un pan y l sopa de espárragos que comía mientras que Fred y George hacían una pequeña broma.
    ¿Y cuándo llegaría Harry? Se estaba preocupando... pero el aburrimiento estaba más pesado que su preocupación por el chico azabache. Casi se caía de la silla pues sus ojos se comenzaban a cerrar debido al aburrimiento que sentía en esos momentos, su madre ya la había notado sonriendo al ver a su niña dormirse.
    —Ya vengo voy al sanitario—la mujer se levantó de su lugar para perderse entre las personas hasta que ninguna vista azul ni castaña se fijaran en ella para así escabullirse hasta la mesa en donde se encontraba cenando Dumbledore, al llegar el anciano la invitó a tomar asiento y ella aceptó sigilosamente, al oído le susurró unas palabras.
    La sonrisa de Albus se hizo más grande tras escuchar los susurros de la madre de la mejor alumna de todo Hogwarts, y tras transmitir el mensaje el director se lo pasó a Minerva que sonrió emocionada.
    —Espléndido—dijo la animago y con un movimiento de varita paró el movimiento de los instrumentos que se fueron levitando para descansar sobre unas sillas de terciopelo rojo oxido.
    Algunas parejas que disfrutaban bailando del vals se molestaron y después se fueron a sentar a su lugar. Algunas de ellas se quejaron pero permanecieron de pie a esperar a que siguiera aquella balada.
    Con otro movimiento de varita un gran componente de audio apareció al frente del escenario en donde tocaban los instrumentos, muchas familias oscuras se preguntaron que demonios era esa caja extraña que encendió al ponerse en posición. Pronto un fuerte sonido los hizo saltar de sus sillas y protestar por grotesco ruido. Hermione al borde del desmayo por sueño se levantó de su lugar por un brinco, sintió como toda la adrenalina le subía al cuerpo y le bajaba rápidamente.
    —¿Qué es esto?—preguntó curiosa mientras veía como una chica de cabello rubio y ojos verdes se acercaba a ella corriendo.
    —¡Vamos Hermione!—la jaló de la mano y corrió con ella al centro de la pista en donde muchas miradas se clavaron en ella, pronto chicas mestizas se fueron levantando para formar un gran grupo.
    —Jessica ¿Qué haces?—preguntó la chica castaña, en verano había bailado con ellas algunas veces, pero esa canción si que la conocían. Hermione en ese baile era la capitana. Odiaba esas situaciones.
    Penosa y muy, muy molesta comenzó a moverse al ritmo de la canción. Las demás le seguían como secundarias. La joven castaña en algunos pasos hacía movimientos robotícos con todo su cuerpo. Aun su rostro estaba sonrojado pero poco a poco comenzó a soltarse pensando que estaba en el gimnasio.
    Bajó, subió, se movió y varios ojos masculinos se fijaron en ella mientras se movía agitadamente junto a las demás chicas que la acompañaban. Hubo una parte en donde cada una hacía un solo de movimientos rápidos para que todas alcanzaran a terminar. Hermione era la última... tras mover el cuello, hombros y piernas como robot en el último solo se dejó caer con las piernas abiertas y subiendo rápido para ser más francos la joven había realizado un Spleet. Muchas otras se hubieran caído pero ella tras ensayarlo muchas veces en sus clases lo consiguió y aun mas sorprendente realizarlo con vestido y tacos de aguja.
    Muchos chiflidos y aplausos se escucharon tras ese magnifico movimiento y para finalizar la canción todas quedaron en flor de loto y Hermione al centro.
    Más aplausos sonaron, la cara de Ron estaba completamente roja. Al momento comenzaba otra pero todas las chicas se retiraron a sus respectivos lugares.
    —¿A poco me vas a decir a que la Granger baila mal?—preguntó un moreno cínico a su amigo que se mantenía frío como el hielo y sus ojos grises se clavaban sobre la figura de la leona. Se sorprendió ver a su padre aplaudir también y a su madre.
    —No—contestó tajante.
    —¡Vamos, Draco la sangre sucia se ha puesto buena!—exclamó pervertido Blaise y esto hizo molestar al rubio. Draco no entendía que era lo que su amigo le veía a esa horrorosa, Gryffindor y sobre todo sangre sucia.
    Tras más bailes ahora de todos los jóvenes novatos la fiesta siguió finalizando casi a las cinco de la mañana, con algunos ebrios y otros ya desmayados por exceso de alcohol, como siempre para todos los Slytherin no podía faltar el whisky de fuego.
    Pero sobre todo... ni el rastro de Harry Potter y Sirius Black...
    Continuara...
     
  2.  
    Pami

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    Iba a comenzar a leerlo, pero me he quedado trabada casi desde el comienzo.

    Sugiero que edites el post y separes los párrafos, de otra forma es casi imposible de leer.
     
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  3.  
    Lady Stanley

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    Gracias por el dato ;)
     
  4.  
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    Advertencia: A lo largo de este Fic habrá limme y casi insinuación de Lemmon pero sin llegar a tal.

    Capítulo 2. Premios Anuales

    Los gritos se escuchaban en la estación de trenes King Cross, en donde muchas personas abordaban el expreso muggle, pero en especial los jóvenes magos entraban bajo la torre del anden 9 ¾ , se veían varios baúles llevados por niños de todas las edades, un nuevo año en Hogwarts comenzaba al igual que el retorno del Señor Tenebroso.

    El expreso partió como siempre puntual, a las once en punto sale para no regresar casi, casi hasta la noche del mismo día.

    En los vagones de la parte de en medio se encontraba el trío dorado, Hermione estaba leyendo un libro mientras Crookshanks descansaba pacíficamente en sus piernas cubiertas por un jeans de mezclilla. A su lado se encontraba Ron hablando con Harry amenamente sobre el deporte más famoso... el Quidditch si como no para Hermione eso era aburrido por eso que mejor que leer un buen libro.

    —Este año yo aseguró que los irlandeses ganaran el gran torneo—dijo Harry entusiasmado mientras Ron negaba con la cabeza.

    —¡Claro que no Harry, seguirán ganando los búlgaros!—sus ojos azules se posaron enfurruñados hacía la castaña—Además por que esta el estúpido de Krum—terminó mientras el moreno de ojos verdes reía por los celos de su amigo.

    —Como quieras... sigo diciendo que serán los irlandeses—se cruzó de brazos el moreno mientras que el pelirrojo iba a protestar.
    Una chica de cabello rubio y cara de ángel soñador entró por la puerta del vagón posando su mirada en la leona que leía y el pelirrojo.

    —Ron, Hermione la junta de prefectos esta por comenzar—habló Luna mientras los otros dos ascendían.

    —Me voy contigo de una vez Luna—completó Hermione mientras dejaba al gato descansando en su lugar y el libro lo guardó dentro de su chaqueta.

    Luna acompañó a Hermione a que se colocará el uniforme del colegio, además ella siempre era puntual con todo. La joven leona entró a los servicios del largo tren en donde se colocó como siempre una blusa blanca, medias a negro, zapatos negros, la falda gris, el suéter gris y en la parte de abajo este tenía franjas en rojo, amarillo el color de la casa de los leones. Luego se puso su capa que ondeó al momento de que ella salió.
    Se encaminaron hacía el vagón de prefectos, se cruzaron con algunos chicos de la casa de la Ravenclaw, otros chicos de la casa Hufflepuff, otros cuantos de Gryffindor pero para su mala suerte a los Slytherin que en ningún momento dejaron de molestar a la leona que simplemente los ignoraba olímpicamente.

    Al llegar al vagón esperaron a que los nuevos encargados de horarios acerca de prefectura llegaran y comenzara la reunión. Luna no paraba de hablar de hadas que comían el alma con solo mirarlas, siendo esas cositas tan bonitas pudiesen hacer eso. Lo primero que se le vino a la mente a Hermione fue la bella figurita de Campanita revoloteando al lado de Petter Pan. Pero por lo que contaba la rubia no era nada bueno esperarse eso.
    Poco a poco los demás prefectos del año pasado comenzaron a llegar tranquilamente, pues por cada casa había tres prefectos.
    Entraron los nuevos encargados de horarios y pidieron que se sentarán en los sillones que más bien parecía auditorio muggle, le gustó a Hermione pues el año pasado era como un salón de clases de su mundo.

    Los prefectos de la casa Gryffindor eran Hermione Granger, Ron Weasly y Parvati Patil. De la casa del águila eran Luna Lovegood, Padma Patil y otro chico que ella no conocía, y de la casa de los tejones menos a esos chicos jamás los había visto en su vida, para terminar con la casa de la serpiente estaba Draco Malfoy, Pansy Parkinson y Theodore Nott.

    A todos les entregaron sus insignias de prefectura y las hojas con sus nuevos horarios, Hermione sentía que se moría ¿Qué pensaba McGonagall poniéndola de pareja de ronda con Draco Malfoy? Se preguntó muy molesta mientras se acercaba al encargado de horarios... debía ser un error. Pero al mismo tiempo también se levantaba el Slytherin pidiendo una explicación acerca de sus horarios de ronda...

    —¿Qué significa esto?—ambas voces se escucharon mientras los ojos de los demás se centraban en ellos.

    —Lo siento, no es mi culpa la profesora McGonagall me los entregó para dárselos. Cualquier queja les sugiero que lo hablen con ella llegando a Hogwarts—el chico moreno terminó mientras daba la junta.

    Ahora si estaban jodidos ambos, pasar la noche de vela con tu peor enemigo, que más podía pasar ¿Qué compartieran habitación?.

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    Cada quien se encontraba sentado en sus propias mesas, sobre las cabezas de todos las cuatro banderas estaban colocadas, al frente todos los profesores descansaban sentados en la gran mesa que tenían para ellos mientras como cada año la profesora McGonagall hacía la selección de niños a sus respectivas casas con la ayuda del Sombrero Seleccionador. Aquella selección de los niños de primero se tardó mucho pero sin embargo ni una mención sobre la Orden a la que pertenecían tanto hijos de Mortífagos como los hijos de muggles. Todos estaban en silencio y aparentaban que nada pasaba.

    Tras terminar la selección Dumbledore se acercó y presentó al nuevo profesor de pociones al que muchos aplaudieron dando gracias a Merlín que Snape ya no daba esa materia. Ahora vendrían la elección de Premios Anuales de este año... algunos aseguraban ser ellos por sus notas e inteligencia pero nadie rebasaba la biblioteca andante de Hermione pues ella sacaba excelentes.

    —Es hora de elegir a nuestros dos Premios Anuales de este año—anunció Dumbledore mientras todo el Gran Comedor quedaba en silencio.

    —Estos dos alumnos durante todos sus siete años han sido prometedores, inteligentes, cumplidos, responsables y el año pasado sacaron un extraordinario en sus TIMOS—muchos aplausos se dieron en el salón—Ahora pido que venga al estrado Hermione Jane Granger y Draco Lucius Malfoy—la mesa de los leones festejó al igual que la de las serpientes pero menos estos dos últimos que tuvieron el mismo pensamiento.
    "Yo y mi bocota, ¿Para qué hablé?"

    Gryffindor y Slytherin se acercaron al lado de ambos profesores mientras seguían los aplausos pero eran más fuertes y emocionados que en las casas vecinas que aplaudían pero muy poco.

    Ambos regresaron a sus lugares tras echarse una mirada de odio bien impregnado en sus destellantes ojos y regresar a sus puestos e ignorarse olímpicamente hasta que vieran cual era su sentencia de muerte.

    La cena comenzó, pero como siempre Ron atacó lo que se le puso en frente, para no ahogarse tomaba de vez en cuando un poco de jugo de calabaza, mientras Harry simplemente comía un poco de relleno con salsa de arandanos y tomaba también de vez en cuando jugo de calabaza. Y finalmente Hermione ella no tenía mucha hambre así comiendo solamente unas cuatro tostadas con mermelada y un chocolate. Eso era todo para su estómago.

    —Mis condolencias Hermione—dijo un chico de Ravenclaw que la miró con pena y ella solamente asentía no estaba en condiciones para pelear.
    Tras la cena muchos quedaron satisfechos y los nuevos prefectos tenían que conducir a los chicos de primero a sus dormitorios en donde dormirían puesto que la Sala Común eran para todos pero en las cuatro casas había niveles de dormitorio. Todos llevaron a sus pequeños niños a sus respectivas salas, pero menos los dos Premios Anuales que terminado la cena tenían que dirigirse a la oficina de Dumbledore, el viejo quería decirles algo.

    Draco le pidió a Pansy que ella se encargará de todos los pequeños mocosos que estaban esperando ansiosos ser llevados a su Sala Común. El molesto se encaminó hacia la oficina del director, no tenía ganas de nada tan simple estaba le reclamaría al viejo por ponerlo con la leona que tanto detestaba ¡¿En que demonios estaba pensando Dumbledore, juntando a un león y a una serpiente? ¡Y estos eran Hermione Granger y Draco Malfoy!.

    Al llegar al pasillo que estaba alumbrado con las pocas antorchas se acercó a la figura del águila y mencionó alguna contraseña relacionada con los locos gustos del director, pronunció "pastel de limón, chocolate, gomitas dulces" hasta que dio con la contraseña de "Grageas de limón" que gran contraseña pero viendo que el viejo no cambiaría jamás decidió dejarlo pasar.

    Subió en la escalera mientras esta ascendía en forma de espiral hasta toparse con la cálida oficina, en donde estaba su jefe de casa, McGonagall y el director. Pensando que Granger aun no llegaba se acercó hasta el grande escritorio de madera cubierto por muchos papeles y otras cosas pero sobre todo no podía faltar la copa de dulces que Dumbledore tenía.

    —Me alegro de que nos acompañes Draco—dijo tranquilamente el director mientras se tocaba la larga barba blanca.

    —¿Qué se supone que planea juntándome con esa sangre sucia?—azotó Draco su puño contra el escritorio pero jamás noto como un puñetazo se estampaba contra su mejilla izquierda.

    —Por si no lo notaste hurón, yo tampoco estoy de acuerdo de que ambos seamos Premios Anuales—continuó la joven castaña mientras simplemente Dumbledore sonreía ante tal osadía por parte de su mejor alumna-¿Sabes lo que significa estar contigo casi las 24 horas de día?—enfurruñada se sentó de nuevo en la silla en donde se había mantenido sin que la notara el rubio.

    —Maldita sangre sucia—se acarició el lugar que al momento del golpe se había puesto rojo.

    —Por favor jóvenes—pidió esta vez Minerva que los observó seriamente—como podrán observar ambos son los dos Premios Anuales de este año y tendrán que ser pareja en todo aspecto a excepción de salidas a Hogsmeade, serán pareja en bailes, proyectos y durante las clases—explicó la animago mientras los dos presentes se mataban con la mirada.

    —Tanto la profesora McGonagall como yo, si vemos desperfectos entre ustedes me veré obligado a separarlos—terminó Snape—no sin antes aplicarles una sanción—a la chica castaña se le erizó el cabello al escuchar las arrastradas palabras del grasiento profesor ahora de Defensa Contra las Artes Oscuras.

    —Como se darán cuenta, todas sus pertenencias ya están en la Torre Norte de Premios Anuales—finalizó Minerva.
    —Bien—terminaron la serpiente y la leona mientras se cruzaban de brazos molestos.

    —Jóvenes la contraseña de su Sala Común es Grageas Bertiboth—sentenció McGonagall—Que pasen buenas noches—
    Hermione y Draco salieron de la oficina del director emparejados, no tenían ganas de discutir pues sabían que si lo hacían terminarían lanzándose maldiciones y uno de los dos esa noche dormiría en la enfermería. Por eso decidieron calmarse un poco además aquel pacto entre Mortífagos y muggles era el no atacarse mutuamente, pues si no este quedaría disuelto mágicamente y lo que menos querían era que el pacto se rompiera por que si no el Señor Tenebroso ganaría esta lucha.

    Cruzaron por el pasadizo de la Dama hambrienta y le dieron santo y seña para poder pasar, al salir del otro lado vieron su Sala Común en donde la pintura que custodiaba la entrada era la ninfa oscura quien les miraba interrogante pero estaba mirándolos asesinamente. Se acercaron poco a poco cada quien en sus pensamientos hasta que el retrato encanado les habló pidiendo contraseña.

    Al entrar se asombraron por la grandeza de la sala, era aun o más grande que sus propias Salas Comunes. La mitad de la sala tenía adornos Gryffindor y en el techo un estandarte con un león, lo mismo era del otro lado solamente que en la repisa de cristal estaban los premios de Quidditch del Slytherin y sobre su cabeza estaba el estandarte de una serpiente. Arriba se veía el balcón en donde seguramente estaban las habitaciones separadas. Un piso más arriba estaba el baño que compartirían los dos si así lo deseaban.

    Tenían una pequeña sala alrededor de la chimenea, tras los sofás estaba una pequeña mesita de estudios, sobre la mesa había dos plumas una de codorniz y otra de águila real. A mano derecha había un pequeño librero y Hermione observó a su gato dormir en frente de la chimenea. El ambiente era acogedor pero si evitaba a Malfoy a toda costa su estancia en ese lugar sería agradable.

    Solamente le dirigió al Slytherin una mirada de soslayo antes de perderse en su habitación, al parecer era la correcta por que toda su habitación era como la de su Sala Común en Gryffindor solamente que aquí no tendría que convocar un hechizo silenciador para no escuchar a las cotillas de Lavender y Parvati. La habitación en si era bastante amplia, tenía también su propio baño, tenía un tocador en color madera oscura, un baúl en donde guardar su ropa para todo el año y la cama era bastante grande como para dos personas.

    Recordaba que antes de entrar al colegio después de la reunión secreta, ella pidió autorización a Minerva y al director de traer consigo un aparato electrónico. Pues últimamente le había dado por escuchar música. Ellos le advirtieron que tal vez no serviría a menudo debido a que ella y el pequeño aparato se encontraban en un área demasiado mágica así anulando por completo la energía del pequeño aparato.
    Sonrió al recordar la carta de aceptación de McGonagall y ahora si podría encender su pequeño mp3 cuando ella quisiera, sin ser molestada.
    Comenzó a cambiarse el uniforme, se quitó todo y lo doblo para el día siguiente, se miró en el espejo del tocador y fue a sacar su pijama. Esta era un pantalón de seda en color lila y una playera del mismo color, también se colocó unas pantuflas de conejitos blancos y salió de la habitación para encontrarse con la mirada de Malfoy echada en el sofá leyendo quien sabe que cosas.

    Bajó las escaleras, mientras colocaba los dos pequeños audífonos en sus oídos y encendiendo el aparato para que empezara a sonar. Tan solo vio que el rubio movía los labios tras una mueca de burla pero ella le regresó la sonrisa divertida respecto a que no escuchaba nada. Se encaminó a la cocina y preparo para ella una pequeña taza de té para así poder conciliar el sueño.

    En unos pocos minutos el té estaba listo para llevárselo a los labios, Hermione regresó a la pequeña sala en donde Malfoy seguía leyendo esta vez sin siquiera interesarse por la presencia de la leona que se encaminó de nuevo a su habitación. Solamente escuchó como se cerraba su puerta.
    Hermione una vez dentro de su habitación subió a todo volumen la música mientras acomodaba su uniforme y cuadernos en la mochila para el siguiente día. Llamó a Crookshanks y el gato contento subió corriendo las escaleras para entrar al cuarto de su ama y treparse en la cama no sin antes acomodándose en la almohada que tenía la chica.

    —Buenas noches Crookshanks—el gato tan solo ronroneó y se acomodó para perderse en el sueño junto a su ama que apagó el pequeño aparato y lo colocó sobre su falda doblada.

    Draco estaba desconcertado, en vez de que la castaña le contestara como esperaba tan solo le regresó la sonrisa divertida y se encaminó a la cocina por una taza de té. Eso lo dejó descolocado, pues primero se había burlado de su pijama y de sus pantuflas no sin antes agregar también su apodo favorito hacia la leona el sangre sucia pero esta ni siquiera lo tomó a pecho siguiendo su camino.

    Dejó de leer el libro y lo dejó sobre el sofá para encaminarse también a su propia habitación, estaba cansado pero sería divertido ir a molestar a la castaña que seguramente estaba leyendo algún estúpido libro.

    Sigiloso como la serpiente que era, abrió la puerta para encontrarse una gran melena esparcida sobre la almohada y un gato también durmiendo. Tubo que quedarse en silencio o contener la risa al ver a la chica dormir tranquilamente. Tan solo suspiró para cerrar la puerta y ahí atacarse de risa.

    Al entrar a su habitación se cambió el pijama de color negro y se metió dentro de la gran cama, ni siquiera revisó si todas sus cosas estaban completas. Ya lo haría después ahora tan solo quería dormir pues mañana tendría dos horas de pociones con el nuevo profesor.

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    A la mañana siguiente Hermione despertaba tranquilamente, mientras se dedicaba a entrar al baño y ducharse rápido sobre el chorro de la regadera, cuando estuvo lista se colocó su uniforme para ir a su primera clase, al parecer aun era temprano por que ni un ruido se escuchaba abajo, pero que tonterías si ella ya no dormiría en su Sala Común, lo más seguro era de que Malfoy ya se hubiera levantado e ido para evitarla a ella a toda cosa. Con ese pensamiento bajó al Gran Comedor, antes de la clase vendría a recoger su mochila pues aun era bastante temprano pues al ver por la ventana apenas comenzaba a amanecer completamente, había muy pocos chicos por los terrenos por eso mismo.

    Tomó su mp3 y lo guardo en la bolsa de su capa para después usarlo si era necesario, pero siendo alumna ejemplar no tendría problemas con usarlo en clases siendo que ella se sabía la mayoría de las respuestas preguntadas en clases.

    Al pasar por el vestíbulo principal se encontró con el retrato de Percy el tuerto quien la saludó amigablemente, ella terminó de bajar las escaleras y entró al Gran Comedor, había muy pocos también. Ahí al fondo de la mesa Ravenclaw había un par jugando al ajedrez mágico. Otro par en Slytherin cuchicheaban y en su mesa tan solo encontró a Nevell con un libro de herbolaria.

    Se sentó a su lado y el chico dio un salto por el pequeño susto que la Gryffindor le dio.

    —Buenos días, Neville—comentó ella mientras un cuenco de cereal aparecía en frente suyo. Al lado aparecía el cereal y la leche acompañados también de un zumo de naranja.

    —Buenos días Hermione—comentó algo nervioso el chico castaño—¿Estas bien?—preguntó mientras esperaba la respuesta de la chica.
    —Si, por que no he de estarlo—afirmó ella mientras se llevaba a la boca una cucharada de cereal.

    —Ya sabes, por que tienes que vivir con Malfoy—dijo nervioso mientras Hermione reía divertida asustando al chico, pues pensaba que el rubio le había lanzado un hechizo.

    —No, te preocupes Neville se me cuidar sola—sonrió mientras comían ahora ambos entre platicas y risas por parte de los dos.

    Poco a poco el Gran Comedor se fue llenando de estudiantes que se levantaban más tarde, entre ellos apareció la cotilla del grupo Ginny, Harry y Ron. El pelirrojo venía bostezando fuertemente mientras el otro tan solo se tallaba los ojos y la pelirroja venía platicando de quien sabe que cosas pero seguramente sería la cotilla número dos después de Lavender. Se sentaron lejos de ella pues no la habían divisado y habían comenzado a desayunar mientras el gran banquete se ponía en cada mesa. Los profesores también poco a poco comenzaban a llegar. Tomaban café de eso estaba segura Hermione pues cuando entraban al comedor tenían una cara de muertos en vida para después del desayuno brillaran despiertamente como siempre.

    Hermione se molestó con ellos un poco pues ni siquiera se tomaron la molestia de buscarla entre los alumnos que comían ahí. Más tarde les diría unas cuantas verdades pues ahora se encontraba en una divertida conversación con Nevell que también algunas veces le mostraba algunos tipos de plantas curativas que ayudaban a Madame Pomfrey.

    Draco poco después de escuchar suficiente bullicio en los pasillos decidió bajar pero no se encontró con Hermione en el cuarto, la ratona de biblioteca se había ido demasiado temprano dejándolo a él, no le tomó importancia y bajó a desayunar para encontrarse con Pansy, Blaise y Nott que estaba bastante callado el por que, siempre el castaño era así. Se sirvió un poco de cereal, se sirvió nubes de azúcar y un poco de zumo de calabaza para seguir mandándole a media chica miradas insinuadoras.

    Poco después tenía dos horas de pociones con Slughorn, el nuevo profesor de pociones quien al parecer era muy amigo de esos detestables leones desde la noche pasada.

    Se encaminó a las mazmorras en donde se cruzó con varios de su casa que le dieron su más sincero pésame por tener que vivir con la Gryffindor. Al llegar al salón se encontró con su compañera que estaba hablando ahora con San Potty y la odiosa comadreja que quien sabe que demonios seguía comiendo. Suspiró para que después llegará Theo y comenzaran a hablar tranquilamente.

    Slughorn se veía tan ridículo siempre con su estúpido gorro de graduación en la cabeza y su larga capa color beige. Se veía tan gracioso, los invitó a entrar y los colocó pronto por parejas pero por ordenes de Dumbledore los dos Premios Anuales se sentaron juntos para empezar la clase.
    Granger escuchaba atentamente todo lo que el profesor decía y lo que le agregaba a una poción bastante sospechosa pues, agregaba grisopos de sanguijuela y otros ingredientes que no conocía. Pues Snape siempre los ponía a hacer pociones efectivas para defenderse y siempre se mantenía ese ambiente pesado que el propio profesor dejaba salir haciendo una clase bastante pesada pero este explicaba de una manera en la cual todos participaban. Pronto terminó de hacer la poción y pidió a los alumnos que se levantaran de sus puestos y se colocaran en semi-círculo alrededor del caldero humeante. Poco a poco se fueron integrando.

    —¿Quién me quiere decir para que es esta poción?—pidió Slughorn amablemente esperando a que alguien pasara. La única que levantó la mano fue Hermione...

    —Es la poción de Amortentia—dijo ella segura mientras el profesor se ponía los anteojos pues era imposible que alguno de ahí supiera que era.

    —¿Y para qué sirve la Amortentia, señorita Granger?—preguntó mientras Hermione se lamía los labios para empezar a hablar como toda una sabelotodo.

    —La Amortentia funciona como un filtro muy poderoso de amor, quien la bebe se enamora profundamente de la persona que se la dio. Sin embargo también al olerla uno puede percibir el aroma de la persona que muy, muy en el fondo ama pero que no se ha dado cuenta—terminó Hermione mientras Slughorn boqueaba una y otra vez.

    —Muy bien señorita Granger—pausó- ¿Nos puede decir que aromas percibe usted?—preguntó interesado.

    Por su parte Ron esperaba que percibiera su aroma, siempre olía a canela y hierba buena. O a su vez olía a un poco de dulce de calabaza. Harry simplemente estaba interesado en lo que su mejor amiga olería.

    —Esta bien—comentó ella algo nerviosa, se colocó frente al caldero humeante y comenzó a oler el humo que salía cálido, pasando por sus fosas nasales esta... pasaron unos minutos mientras que el profesor dudaba que lo pudiera hacer. –Yo por ejemplo huelo, un olor mentolado, fresco y es demasiado tentadora—dijo nerviosa mientras la cara de Ron se destrozaba al escuchar las palabras de su amiga.

    —Muy bien señorita Granger, 25 punto para Gryffindor—sonrió Slughorn satisfecho mientras Draco observaba de soslayo a Hermione y su raro descubrimiento aromático de la persona que muy escondida o lejos estaría de ser posible.—Muy bien, para mañana quiero 30 centímetros de pergamino con la deducción para que es especial la Amortentia a parte de lo que nos dijo la señorita Granger—

    —Si—dijeron todos al unísono mientras salían poco a poco de Pociones, pues en realidad las dos horas pasaron tan rápido con esa clase tan divertida que nadie notó cuando las dos horas se pasaron tan rápido pero ahora tenían una tarea.

    Al salir de la clase, Hermione decidió ir a la biblioteca pues Harry y Ron se fueron como alma que persigue el diablo. Eso la molestó más puesto que en toda la mañana ni siquiera le dirigieron la palabra, solamente la miraban pero no le decían nada. Primero en el desayuno ni siquiera se tomaron la molestia de buscarla para tomar el almuerzo con ella, segunda en pociones de iban sin siquiera dirigirle la mirada.

    Salió de las mazmorras para dirigirse a la biblioteca que se encontraba en el segundo piso, su segundo hogar a parte ahora de su Sala Común. Guardó su libro de pociones y lo metió en su mochila, tenía un rato para su siguiente clase con Sprout, debía acomodar su libro y su nueva libreta pues esta vez en vez de utilizar tantos pergaminos decidió utilizar una libreta muggle. La forró de color azul y le colocó todos sus datos. Para terminar le colocó el plástico para proteger las pastas.

    Se encaminó a su sección de libros, esta vez tomaría un libro de herbología para la siguiente clase. Agradecía que esa clase no la tomaba con Malfoy por que de verdad que era un fastidio; estaba de acuerdo que en Pociones no la molestó pero esa no era razón para que no aprovechara cualquier descuido de ella y se burlara el rubio hasta cansarse. Se colocó entre varias estanterías de libros que iban y venían, volaban entre sí y a lo muy lejos de la entrada estaba la señora Pince acomodando los pocos libros. Su lugar favorito estaba cerca de la Sección Prohibida, por ser alumna ejemplar podía entrar cuando ella quisiera.

    Sacó el libro que buscaba y se sentó en la gran mesa, también de su mochila sacó su pequeño mp3 y colocó una canción brasileña que le gustaba, más al ver como se bailaba le causaba tentación pero todos los que estudiaban ahí no se atreverían a bailar con ella por ser la traga libros. Se colocó los pequeños audífonos en cada oído y subió el volumen al máximo y comenzó a leer pero era difícil no querer moverse al ritmo de aquella canción.

    Draco estaba muy molesto, por culpa de Granger tenían que realizar 30 centímetros de pergamino acerca de esa poción. Donde podría encontrar la información suficiente era en la biblioteca, donde seguramente la muchacha estaría tragándose algún libro.

    Buscó entre las secciones un libro de pociones que lo ayudará con la tarea de Slughorn, era el primer día y ya estaban dejándole tarea, menos mal que a penas era la primera hora y tendría a la siguiente Aritmancia. Por eso decidiría adelantar un poco para estar libre un rato. Rebuscó y rebuscó pero no encontraba un libro necesario para hacer la tarea.

    —¿Joven Malfoy, que lo trae por aquí?—preguntó la señora Pince mientras acomodaba unos libros.

    —Necesitaba un libro que me ayudara con la tarea de Pociones, necesito información sobre la Amortentia—pidió cortésmente a la profesora que le sonrió y se encaminó a buscarle el libro.

    El siguió caminando por la gran biblioteca, había muy pocos alumnos ahí pues era el primer día. ¿Quién en su santo juicio se pasaría su hora libre en la biblioteca? Pues claro la única que estaría ahí sería la sangre sucia. Caminó hasta que vio una mata de cabello castaño y rizado moviéndose en ondas y su dueña moviéndose en la silla... se sintió cotilla pero miró su cara cuando esta la flexionó hacía atrás y tenía una cara de placer... parecía que Granger estaba experimentando un orgasmo, pues se relamía los labios sensualmente.

    Parpadeó un par de veces y se acercó a ella para examinarla, movía las caderas bamboleándolas de derecha a izquierda sobre la silla, igual a sus hombros y todo su abdomen. Ella aun tenía los ojos cerrados y con ambas manos se levantó el cabello sensualmente para dejarlo caer de nuevo y volver a arquearse sobre la silla. ¿Qué le pasaba?

    Hermione por su parte sentía como todo su cuerpo se liberaba de la poca tensión que sentía al poder bailar en secreto en las más escondidas repisas de la biblioteca, mientras escuchaba el ritmo caribeño parecía que su cuerpo se movía por inercia propia haciéndola llegar al éxtasis de relajación... amaba ese baile pues nadie mejor que ella lo podía bailar tan bien. En sus vacaciones de verano había ido a un gimnasio a bailar un poco aprendiendo mil bailes, también se había echo de tocar el violín y cualquier guitarra. Siguió moviéndose pero claramente sintió como una presencia se iba despavorida de ahí... sonrió pensando que era algún chico chismoso y se fue.

    Draco al escuchar la voz de la señora Pince, salió corriendo como alma que llevaba el demonio. Estaba algo sonrojado y al tomar el libro salió casi corriendo de la biblioteca.

    Continuara...
     
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