Ven a mí

Tema en 'Relatos' iniciado por Kai, 6 Enero 2012.

  1.  
    Kai

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    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Ven a mí
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Comedia
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    974
    Con este escrito ya llevo tres publicados hoy, en originales. Mi musa voló sola, y en este escrito, bueno, será irónico y cómico :3

    775 palabras
    Ven a mí

    Caminó con temor por los pasillos, no era algo tan difícil; considerando claro que todos le miraban con alta curiosidad. Se sentía la comidilla de ésa gente, unos se tapaban la boca mientras hablaban, otros ni se molestaban en disimular aquello. Con las mujeres era el doble peor, se burlaban en su cara, no era necesario escuchar que hablaban de ella, siendo ella.

    Tomó aire y contó de forma regresiva; «No entres en pánico, no entres en pánico» Se repetía. Afianzó el agarre en sus libros, bajó la mirada y buscó el número de su casillero, con apuro. Chocó con alguien y por poco se cae.

    ―¿Nueva? ―indagó el chico. Ella sólo pudo asentir de forma tímida, el color carmín invadió su rostro.

    ―Gracias ―musitó por lo bajo.

    ―Un placer ―colocó a la chica firme en el suelo―. Bienvenida. ―Le besó la mejilla y ella se sintió desfallecer.

    ―¡Apúrate! ―gritó una chica desde el fondo del pasillo―. ¡Mi novio debe estar conmigo, rápido! ―exclamó, de nuevo.

    El chico volteó los ojos antes de ir, no sin antes decir un simple «Nos vemos». Mientras, la “nueva” abrió torpemente su casillero y llegó tarde a su primera clase, clase donde estaba el chico.


    Julie cerró los ojos con fuerza y se quitó los lentes, prácticamente se desplomó sobre el teclado, gruñó algo y leyó nuevamente lo que había escrito, línea por línea. Se frustró consigo misma y apagó el aparato, no era sano para ella ver aquello. Suspiró, se levantó y fue a la cocina.

    En el camino trató de no hacer nada de ruido, no funcionó: tropezó con el control remoto del carro de su hijo y se encendió. Gritó bajo y tomó el objeto entre sus manos, buscó la otra parte y guardó las dos en una caja que decía “toys” de color amarillo; «tan genérico», se dijo. Miró la cocina, mármol y madera pulida, utensilios de acero inoxidable, electrodomésticos de última tecnología; suspiró, todo eso la abrumaba.

    Se sentó en la barra de la cocina con un vaso de leche tibia en las manos, si a su hijo le funcionaba quizás a ella también. Se lo bebió todo mientras pensaba en qué hacer, qué escribir. Necesitaba algo que conmoviera almas, que la gente se encontrara a sí misma, no importa mucho que fuera de párrafo en párrafo cada mes, pero necesitaba algo; algo que no estuviese escrito, pero no salía nada decente de sus dedos, sólo clichés románticos que si se les daba un giro de 360 grados, iba a terminar siendo: un cliché romántico con seres sobrenaturales. Como todo el mundo esperaba.

    ―Que frustrante ―musitó mientras golpeaba su frente contra la mesa de la barra.

    ―¿Qué es frustrante amor? ―preguntó Adam mientras rodeaba la mesa.

    ―Lo de siempre, lamento haberte despertado. ―Le miró con desgana, ya ésa semana era costumbre que eso pasara.

    ―Ya me acostumbré ―musitó coqueto.

    Ella no le escuchaba. Se preguntaba qué sucedía con su imaginación que le abandonaba cuando más la necesitaba, dejándole sufriendo, agonizante. Con mil ideas absurdas que no lograba plasmar como debería.

    ―Hump, ven a mí inspiración―musitó Julie, en súplica.

    Sin previo aviso le habían quitado el vaso de las manos, su esposo la tomó de la cintura y le atrajo hasta él. Adam inclinó su cabeza hacia el cuello de su esposa, sintiendo que ésta suspiraba, reaccionaba. Como buen marido le besó en los labios, la tomó con más fuerza por la cintura y la subió a la barra; la atrajo con una mano más a él, besándola sin pena, ella correspondía.

    Julie abrió los ojos y se detuvo. Le dio un último beso a Adam, se deshizo de su abrazo hermético y fue corriendo al estudio. Él, aturdido, le siguió con la boca abierta. Ésa mujer estaba loca, en un buen sentido claro. Se recostó en el marco mientras la veía encender el computador, agradecía que se le hubiese ocurrido algo, pero no en ése momento, ¿no podía ser otro?

    ―Te odio inspiración ―dijo risueño mientras volvía en sus pasos.

    Una vez encendido el computador Julie abrió el programa y empezó a teclear, con rapidez, alegre.


    Nunca se sabe con qué idea te despiertes en la mañana, mucho menos cómo lograrás expresarla. En esta ocasión relataré cada escena que pueda, de la forma más jocosa posible, el romance más enigmático y el más problemático de todo el mundo, algo que vivo minuto a minuto, y que, sé ustedes también lo hacen:

    Los escritores y su inspiración.

    Se vive en una total persecución; escritor tras inspiración, como policía y ladrones, pero en este caso serán capturados los policías cuando menos lo esperaban, ¿no es así?

    ~~~~~~

    N/A: Well, fue muy extraño para mi escribir esto. Escribiendo sobre una escritora donde la inspiración hace de las suyas, ciertamente esto nos pasa a nosotros, no en la situación de Julie exactamente (^^u), pero sí llega cuando menos lo esperas; en medio de un examen, cuando no tienes donde escribir, o simplemente a mitad de la noche; lo peor cuando los resultados no te agradan.
    ¡Saludos!
     
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