Vampiro Preludio

Tema en 'Partidas Inacabadas' iniciado por Ayeah, 8 Febrero 2022.

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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
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    Caro Ainsworth

    La muerte no me era completamente extraña; no en un marco teórico, al menos. Tampoco en uno práctico, a decir verdad, pues no siempre había sido fácil para algunos niños sobrevivir en un orfanato tan pequeño y pobre como en el que me había criado. Pero nunca se había sentido como aquella vez; nunca había notado aquel terror trepándome la columna vertebral hasta el punto de paralizarme en el sitio, sin ser capaz de escapar del destino que sabía iba a ser final.

    Lo vi, además; vi a la tal Anka acabando con la vida de los otros sin ninguna pizca de remordimiento, como si aquello fuese una especie de trámite del día a día para ella. Uno a uno, todos fueron cayendo por su propio peso cuando la mujer pareció... ¿beberles la sangre? Recordé, de repente, el libro que me había recomendado el tipo del sombrero y la sonrisa de su rostro al hacerlo y dejé escapar el aire en una especie de risa incrédula, quién sabe de dónde me surgió el impulso de hacerlo en aquella situación.

    ¿Vampiros? ¿Era tan siquiera posible algo así?

    La rubia de la biblioteca fue la primera en morir, incluso a pesar de la resistencia que opuso, y la jodida psicópata nos miró mientras lo hacía, como si pretendiese examinar nuestra reacción al respecto. ¿Qué se suponía que fuésemos a hacer? Si no me hubiese quedado paralizada, quizás hubiese intentando ayudar a la muchacha, asumiendo que de todas formas moriría así que al menos lo haría intentando hacer algo para evitarlo; pero lo único que realmente pude lograr fue controlar las ganas de vomitar que tenía.

    Luego fueron los chicos, primero el que no había hablado y luego el que sí lo había hecho, tomándose su tiempo en este último. No tenía idea si solo pretendía alargar mi muerte porque disfrutaba haciendo desesperar o por otro motivo, ¿pero acaso importaba? Iba a morir, en manos de una mujer que no conocía de nada y de una forma que desafiaba toda lógica posible, y que tardase en alcanzarme solo hacía que admitiese más ese hecho.

    Sabía que nadie iba a echarme de menos y nunca me había preocupado por ello. ¿Era, pues, egoísta pensar en esos momentos que me hubiese gustado que no fuese el caso? ¿Querer a alguien que hubiese llorado mi muerte o que se hubiese preocupado lo suficiente por mí como para evitar que acabase en aquel lugar, para empezar?

    Pestañeé con delicadeza cuando sentí la fría mano de la mujer sobre mi mejilla, mirándola con los párpados caídos y una clara expresión de derrota. No pretendía oponer resistencia, ¿para qué? Ya lo habían hecho los demás y no había resultado en nada Quizás así fuese más rápido, menos doloroso también. Sonreí ligeramente ante su respuesta, porque era estúpido que lo dijese verbalmente cuando lo había visto con mis propios ojos, y la dejé hacer.

    La dejé quitarme la sangre hasta que los parchones negros cubrieron toda mi vista, dejándome inconsciente como a las otras tres víctimas de Anka.

    Bonita colección la suya.
     
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    Slam

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    Nick

    Crow se abalanzó sobre él y no le dio ni tiempo a reaccionar, todavía no creía en los vampiros, pero lo cierto era que ese tipo lo estaba mordiendo. Intentó resistirse, pero fue imposible, le habían drenado su vitalidad hasta caer desplomado... o eso parecía.
     
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    Ikoma-kun Rolero, dibujante

    Virgo
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    Aquel extraño hombre se rehusó a responder, seguía sonriendo de forma diabólica y antinatural, vaya casa de locos donde había dado a para. Cuando estaba por exigir más, en un simple parpadeo (o puede que una milésima de segundo) el desgraciado respiraba en mi nuca, era un acosador de los más asquerosos, pero no comprendía como narices podía tener aquella velocidad, además esos colmillos...¿Vampiros? ¿Existían en verdad?

    No hubo respuestas para tales cuestiones, sentí como aquellos filosos colmillos perforaron mi cuello, no tuve tiempo de responder...sentí como la vida lentamente era succionada sin más, una lástima...pude haber alcanzado la fama como un campeón, ahora algo fuera de manos humanas me despojaba de mi vida.

    —Lo siento viejo, no podrás ver al campeón brillar.


    Fue mi último pensamiento, cuando mi cuerpo se desplomaba, lentamente todo era consumido por la oscuridad. Era el fin.
     
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    Ayeah

    Ayeah Shinobi

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    Cuando por vez primera probé el fruto de los Árboles, sentí las semillas de la Vida y el Conocimiento arder en mi interior, juré en ese día nunca volver hacia atrás...
    Del Juramento de Lilith.

    EL SABBAT
    «Al final la fiesta ha terminado siendo un completo desastre.» Pensó Leo, mientras se alejaba con paso apresurado sorteando con maestría los cadáveres que se amontonaban por las esquinas.
    Isha iba a estar furiosa con él, no había creado un sólo vástago pero no le importaba. Nadie había captado especialmente su atención... O más bien él no había logrado engatusar a nadie.
    No le gustaban demasiado las fiestas de Anka, siempre terminaban de forma horrible.
    Bufó al ver cómo los sirvientes Ventrue se cebaban con las sobras del festín de una forma tan poco elegante que sintió nauseas y siguió avanzando hasta el punto de reunión.

    Isha había conseguido reunir un grupito de mujeres bastante interesante, aún lamía su muñeca abierta cuando Leo llegó con las manos vacías. Dejó escapar un suspiro resignado y, sacudiendo la cabeza, lo miró a los ojos y dictó una orden sencilla.
    Ayúdame a llevarlos, yo iré llamando a Crow.
    Como de costumbre, Leo no pudo negarse. No gastaría energías en resistirse a Isha. Su palabra era Ley para él.
    Sin demasiado esfuerzo, cargó con los cuerpos inconscientes y siguió a la mujer hacia el bosque con pasos apresurados.

    Crow fruncía el ceño desde un alto árbol de gruesas ramas. Otro pequeño trío apilado junto a él... Casi por completo inertes.
    Leo rió de forma burlona señalando la escena.
    Sabes que no sirven para nada si sólo los matas ¿Verdad pajarito? — La verdad, odiaba a Crow. Eran como la noche y el día.
    Isha lo fulminó con la mirada.
    ¿Y qué has traído tú?— Espetó, no había rastro de burla o sarcasmo en su voz. Sólo una calma demoledora que hizo que Leo callara de inmediato y se encogiera de hombros con una sonrisa de disculpa. Como un niño regañado.
    Crow sacudió la cabeza ignorando las palabras de Leo y acarició el cabello del hombre más cercano a él. Odiaba transmitir esa condena a personas inocentes pero sabía que, de no haberlo hecho él, otro vampiro lo hubiera hecho y su destino habría sido incluso más terrible.
    Podría simplemente dejarlos morir... Pero Isha no iba a permitirlo. Ella buscó sus ojos, rodeándolos a ambos de oscuridad y su orden fue clara y directa. No había escapatoria.
    Crow tomó el primero de los cuerpos entre sus brazos y deslizó una de sus garras por su propio cuello, abriendo una profunda herida por la que manó la sangre.
    Enterró la cabeza de Gianna contra su yugular y suspiró, derrotado, al sentir cómo ella bebía con avidez aun en su inconsciencia. Repitió la operación con los otros dos y, tras finalizar, los cargó de uno en uno para bajarlos del árbol.

    Volvamos — Murmuró, taciturno. Y los tres vampiros abandonaron la mansión cargando con su recién adquirido botín. Antes de que nadie de la Camarilla pudiera reclamarlo.



    LA CAMARILLA

    Willfred aguardó pacientemente en la cocina a que los gritos cesaran y, finalmente, salió de aquel apestoso disfraz de oso. Observó la cabeza ahora tuerta con una sonrisa irónica y la besó en los labios.
    Ahora me gustas más, Teddy.
    Peinó con mimo los dos cabellos que aún conservaba y alzó la vista hacia el techo, como si su mirada pudiera atravesar paredes y llegar justo hasta donde Anka y sus víctimas se encontraban.
    Acarició con su índice a la pequeña rata que descansaba sobre su hombro y le traía jugosas nuevas y comenzó su avanzar renqueante entre los cuerpos sin vida que algunos sirvientes ya comenzaban a apartar.
    Desde luego aquel había sido un verdadero desmadre.

    Subió las escaleras evitando cuidadosamente la habitación donde Seth hacía de las suyas porque, aunque jamás lo reconocería, aquel tipo lo aterraba, y llegó donde se encontraba Anka.
    El Sabbat se ha ido.— Informó, arrastrando las palabras. Podía sentir cómo la sangre que corría puerta a través bañaba sus pies y se relamió de forma inconsciente.
    Suponía que no se quedarían al fin de fiesta.— Respondió ella, vertiendo con elegancia el contenido de una copa dorada en los labios de la última joven que se encontraba apilada en el suelo. Una gota de sangre roja resbaló por la comisura de su boca y ella la tomó con un dedo y la introdujo con dulzura de nuevo en sus labios. — No, no, no. Ni una gota de mi sangre será desperdiciada. — La regañó, a pesar de que estaba aun inconsciente.
    Están creciendo.— Añadió Willfred, tratando de ignorar la escena ante sus ojos.— Se llevaron a seis con ellos.
    Aquel dato hizo que la mujer finalmente alzara la mirada, aunque rápidamente la apartó del repulsivo rostro de su interlocutor. Una diminuta arruga entre sus cejas delatando su disgusto.
    Seth tiene tres nuevos.— Añadió él, tratando de apaciguarla.
    No sabía si sirvió de algo, pues ella se levantó en silencio y caminó hasta su pequeño trono destilando frialdad.
    Bien.— Respondió. — Traelos a todos. Creo que va siendo hora de dejar claro quién manda aquí.

    Más abajo, en una habitación oscura, Seth alzó la cabeza del cuerpo al que alimentaba con una sonrisa diabólica.
    Parece que ahora empieza la verdadera fiesta.






    [Fin del Preludio]
    Amane Amelie Domenica Gigavally Gigi Blanche Hitomi-chan Juniper Kuno Vizard madarauchiha Mori rapuma Red Slam
     
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