Víctimas desgraciadas La desgracia me persigue, a todos en realidad, pero a ratos me volteo y la enfrento, atemorizada me traspasa, pero otros días soy más fuerte, incluso más rápida y ni siquiera alcanza a tocarme. Se pierde, incluso se prepara, intenta atacar otra vez. Me preocupo, arranco en otro intento de escapar. Me agarra de frente o me agarra de la chaqueta. Me estrella contra el suelo, me maltrata o incluso ni eso. Otra veces solo me atormenta, me abruma, me atemoriza y ni siquiera me toca, pero me paraliza por completo. La conozco tanto, la veo en varios lugares, que a estas alturas no hay peor desgracia que mi propia persona. Desgracia es parte fundamental, yo soy el ser desgraciado ahora, el que atormenta, abruma y acosa. Me volví lo que juré destruir, o deshacerme, ignorar incluso... Pero ya no importa, porque comprendo a la desgracia y ahora es sólo eso, una cosa natural e inevitable. Nada más, poco relevante. Existen cosas desgraciadas, humanos desgraciados, personas poco agraciadas, eventos bastante catastróficos, reales desgracias. Pero ni yo, ni tú, ni nadie que pise esta tierra es una desgracia. Un chaleco demasiado grande para una persona, un manto que ni alcanza a cubrir un tercio de la humanidad entera.
¡Hola Mori! Escribir sobre la “DESGRACIA”, nos coloca entre dos situaciones. Una es aquella de que es parte fundamental de la vida misma y además inevitable. La otra son los diferentes contextos en los que existe o se presenta, como lo representas en tu obra. Aunado al dicho aquel que reza “Dolor que no te mata, te hace más fuerte” o el otro que dice “La desgracia de unos, puede ser la gracia de otros”. En fin un tema que desafortunadamente se quedará sin aprovechar todo el potencial que tiene, por falta de participaciones. Muy interesante. Saludos.
¡Hola Mori! No veo ninguno, solo el mío. o no sé si con tantas ramificaciones, las demás opiniones estén en algún otro lugar. Me gustaría poder leerlas. Saludos.