Otro Una Simple Noche

Tema en 'Relatos' iniciado por JoJoBaoh, 11 Febrero 2018.

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    JoJoBaoh

    JoJoBaoh Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    30 Julio 2016
    Mensajes:
    94
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Una Simple Noche
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2193
    Desperté a la mitad de la noche y lo primero que noté fue que mis compañeros no estaban en la tienda ¿Debía de preocuparme o no? Bueno, hice lo que cualquier persona pensante haría, salir a buscarlos y tratar de no caer en una de sus bromas, a pesar de que somos soldados de gran reconocimiento en el reino de Ishbalah, aún actuamos como unos niñatos, es por eso que me alegra ser parte de este equipo, mi vida como soldado no hubiera sido la misma si no fuera por ellos.

    Salí de nuestra tienda de acampar, no vi a nadie, el fuego que ocupamos aún humeaba ¿Cuánto tiempo me quede dormido? Me empecé a preocupar porque mis compañeros no estaban, solo la luz de la luna me acompañaba, no obstante, al avanzar unos metros, escuché como alguien se me acercaba, sus pasos eran fuertes y seguros, la luz que me proporcionaba la luna no era la suficiente para ver más allá de unos cuantos pies. Esos pasos firmes resonaban a lo largo del camino, tuve miedo, no sabía a qué me enfrentaba o tal vez solo eran mis camaradas haciendo de las suyas como siempre, ese era la opción más creíble.

    Pasaron minutos pero no vi a nadie acercase, me quedé inmóvil y así evitar un contacto con “eso”, no obstante vi claramente la figura de un hombre mucho más alto que yo, la luna y su brillo ocultaban la parte de enfrente de este ente, solo pude ver que portaba una capucha cubriéndolo completamente, “eso” es lo que yo escuché hace unos minutos, “eso” viene por mí, el miedo que tenía aumentó, esa figura extraña siguió su camino hasta verme ¿”Ven aquí”? eso fue lo que me dijo, su voz era demasiada profunda para entender bien.

    — ¿Qué pasa? — Le dije con mi tono todo tembloroso.

    — Necesito que vengas unos momentos— Esa fue su respuesta, lo entendí muy claramente, tal vez no es alguien de quien temer, por ahora.

    Con miedo di unos cuantos pasos, pero ese temor se me fue borrando de la mente, necesitaba demostrar que nada debe darme miedo, comencé a dar pasos firmes hasta verlo claramente, aunque no del todo, la luz de la luna segía cubriendo a este ser.

    —¿Qué haces aquí joven? — Me preguntó muy amablemente, con eso creo que ya me está ganando la confianza.

    —Se supone que mañana partiríamos al reino de Thraeh, pero mis compañeros no están y esto me está preocupando— Respondí ante la pregunta.

    —¿Te refieres a 4 jóvenes de casi la misma edad que tú? — Me sorprendí por su pregunta, rápidamente afirme esa cuestión— Vi pasar algunos, no tengo una idea de cómo eran o qué traían puesto, pero iban muy deprisa.

    Esa respuesta me dejó un poco intrigado ¿Acaso sí eran mis compañeros en armas? ¿En serio puede que haya ocurrido algo mientras aún dormía? Esas preguntas no se iban a resolver ahora. Este “hombre” se quedó ahí sin decir una palabra, ese silencio incómodo me puso nervioso.

    —Y… ¿Hacia dónde ibas? — Pregunté un poco tembloroso

    — A ningún lado en particular— Esa respuesta me inquietó más— De hecho, tenía que verme con alguien por esta zona, dudo que seas tú.

    —Oh ya veo ¿Cómo que apariencia tiene esa persona? — Continué con la plática para fingir seguridad en mí mismo

    — No me dieron detalles, solo me dijeron que recogiera a Firial— Tras escuchar mi nombre, mi cuerpo se puso tenso, jamás en mi vida había sentido tanto miedo.

    — De… ¿Verdad? Qué curioso… Me llamo Firial…— Creí que decir la verdad iba a sacarme de este problema

    — ¿En serio? — Él empezó a reírse ¿A qué se debió esa carcajada tan espontánea? —Disculpa mi risa, es que me alegra ver a alguien con quien se suponía que tenía que ver.

    Este “ser”, bueno, ya no sé a qué tengo enfrente, parece ser una persona muy amigable, tal vez lo estuve juzgando mal todo este tiempo y a veces pienso que la mente puede ser lo que puede traerte una derrota, al pensar eso también empecé a reír.

    — Mi nombre es Carion, un gusto en conocerte— Me extendió su mano, llevaba un guante de piel un tono poco oscuro, chocamos manos ya con toda la confianza que tenía— Bueno ya con eso tengo que llevarte a un cierto lugar, sígueme.

    — No sé si deba, tal vez mis compañeros regresen dentro de unos momentos y si no me ven ahí…

    — Estas suponiendo muchas cosas, ven acompáñame— Me interrumpió de forma muy abrupta.

    Carion empezó su caminata dentro del bosque, no lo pensé por mucho tiempo y empecé a seguirlo, no sé por qué extraña razón me dio mucha confianza aquel llamado Carion. Nos adentramos mucho por el denso bosque, todo era muy oscuro pero el camino estaba limpio por así decirlo, todo el camino era recto y sin ningún obstáculo, ni una hoja estaba en el suelo ni muchos ramas de árboles, este lugar parece que es un camino que se ha usado por muchos años, pero en ningún mapa que conozco marca este lugar, esto era nuevo para mí

    — No te preocupes, no falta mucho— Me dijo Carion tranquilamente— Llegaremos y tendremos que esperar a mis hermanas.

    — ¿A qué se debe eso?

    — Ellas van a traer algo que ambos necesitamos— Se detuvo y volteó a verme— Sobre todo a ti— En ese momento tragué un poco de saliva por las palabras y la manera de decirme las cosas, me surgió la duda de qué era esa cosa que necesitaba.

    Seguimos caminando por varios minutos más hasta llegar a una pequeña cabaña y enfrente de ella había una mesa, supuse que era para comer al aire libre que para mí es muy buena idea. Carion se sentó en uno de los lados de dicha mesa y me invitó a acompañarlo, aún seguíamos a oscuras y yo no conocía el rostro de mi guía, él prendió una antorcha que estaba a un lado suyo para ayudarme a ver un poco mejor pero esa luz que proporcionaba el fuego aún cubría la cara de Carion.

    — Hay que hacer un poco de tiempo en lo que llegan mis hermanas— Me comentó mi guía muy amablemente— Tengo estas cartas que últimamente se han vuelto populares, pero todos mis visitantes no saben cómo funciona esto— Le pedí de qué cartas se refería y en vez de responderme me entregó las famosas tarjetas.

    — Castillo defensor— Le dije muy alegre— Si se han vuelto muy populares, de hecho lo juego con mis camaradas una que otra vez cuando nos vamos en una misión, es una lástima que no haya traído mi baraja para disputar unas partidas— Reí un poco nervioso, Carion se mantuvo en silencio y me entregó un mazo.

    — Tengo dos mazos— Me comentó muy seriamente- ¿Puedes enseñarme? — Al ver los dos mazos me sorprendí al ver las que eran de los Reinos Thraeh y de los Reko.

    — Que interesante, tienes las barajas de dos reinos que aún guardan rencor.

    — Sí… Se me hizo interesante tener ambas— Ya no quise alargar más esa plática y comencé a explicarle cómo funciona el juego

    “Verás, el juego consta de defender nuestro castillo como el nombre lo indica, el campo está dividido en tres secciones diferente:

    La primera es donde va a ir nuestras defensas y atacantes, en otras palabras nuestros soldados, para saber cuánto daño hacen y cuánto pueden resistir están escritas en las esquinas superiores pero antes de que finalices tu turno pondrás quienes van al frente a defender mientras que tus atacantes se quedan atrás a esperar el próximo turno, recuerda que el límite de tarjetas en la primera línea son seis.

    En la segunda línea se divide en dos, en medio va a ir nuestro castillo que puede ser representado con cualquier cosa y a sus laterales va ir las cartas de mejora que van de un color verde, estas van a mejorar nuestros soldados, solo podemos tener dos de ellas activas, si queremos deshacernos de una simplemente las descartamos y colocamos la nueva.

    Ya en la última línea que es la parte trasera de nuestro castillo van a ir nuestras cartas especiales que son más o menos como hechizos y trampas que como estrategas planeamos, tenemos un límite de 3 especiales en el campo, siempre tenemos que colocarlas antes de empezar el turno de ambos, esto se refleja a los días de nuestro enfrentamiento, es decir, haces tú movimiento y yo hago el mío, terminado los dos nos damos un poco de tiempo para colocar nuestras trampas y empieza de nuevo el ciclo ¿Si me estoy dando a entender?”

    Ya terminada mi explicación Carion miró con mucho detenimiento a las cartas de su baraja, no me dijo un sí ni un no, pero creí que él si había entendido las reglas a lo que lo invité a tener una partida de este famoso juego siendo su respuesta un sí muy rápida. Ambos barajeamos nuestros mazos y los colocamos a nuestra derecha en la mesa que apenas se veía por la luz de la antorcha.

    — Mi castillo será esta pulsera de plata, tiene un valor muy sentimental para mí— Coloqué la pulsera de mi prometida en la mesa.

    — Yo igual pondré una pulsera para representar al castillo— Carion colocó una pulsera de cadenas hecha de bronce, ya parecía vieja ese accesorio por lo que pude ver.

    Ya lista nuestras cartas en la mano empezamos nuestra partida, pasaron varios minutos y claramente Carion entendió las reglas del popular juego, sus movimientos eran precisos y se daba su tiempo para perfeccionar sus estrategias, aunque no quiero sonar tan presumido pero a comparado de mis camaradas él no es nada y ellos no podían contra mí, que le podía esperar a Carion de mis jugadas.

    — Tendré a mi pelotón sin hacer nada, mis escuderos ígneos seguirán al frente— Me dijo muy confiado.

    — Bien, termina el día— Ambos empezamos a colocar nuestras cartas especiales, miré fijamente a mi oponente y se le veía muy confiado colocando con mucho cuidado sus cartas— Bueno empiezo mi ataque con el pelotón de arqueros…

    Continuamos con nuestra partida, su defensa siempre fue muy buena ya que me costó atravesar su muro y las barajas del Reino de Thraeh están enfocadas en la defensa del castillo a comparación de las mías que son más dadas a las especiales.

    — Juego con la carta de la muerte— Dijo mi guía recogiendo un dado de la mesa,

    Carion me miró muy seriamente cuando hizo su lanzamiento, este da como resultado el cinco, miré mi tablero y vi que era un soldado, a lo que no me afectó mucho en lo absoluto, pero por extrañas razones sentí una brisa que se llevó esa carta, la temperatura bajó drásticamente, no me había dado cuenta del clima, es bastante común de que a estas horas si haya frío.

    — Yo quería matar tu general imperial, pero que lástima— Me comentó Carion burlonamente.

    — Qué pena ¿No? — Me reí a la par de mi adversario, ya terminado su turno volvimos a acomodar nuestras cartas especiales— Carion… ¿Puedo preguntarte algo? — El accedió— Dime… ¿Cómo morí?

    —Yo no tengo acceso a esa información mi estimado Firial.

    — Entonces si estoy muerto— A la par con mis palabras moví las cartas de ataque para terminar la partida— Con esto ya es el fin del juego— Alcé la mirada a mi oponente y al fin pude ver el rostro de Carion, de tez muy blanca y su ojos negros como la noche que eran cubiertos por su cabellera blanca nevada, eso no era de lo que me esperaba de un semi-dios.

    — Yo solo me encargo de llevar las almas en pena, ese es mi único trabajo, ya mis hermanas se encargan del resto.

    — Sin y Ment ¿No? ¿Ese es el nombre de tus hermanas? — El confirmó mi pregunta y a la vez recogió las cartas de la mesa para acomodarlas en un orden en específico.

    — Me sorprende el hecho de que no te hayas sorprendido ahora.

    — Me temo que ya lo acepté— Empecé a reírme nerviosamente— Si este es mi destino pues… Aquí estoy…

    El silencio que hubo después de lo que dije fue interrumpido por una luz detrás de la cabaña de Carion y dos mujeres gemelas salieron de ambos lados, supuse que eran las hermanas de mi guía, ellas se acercaron y me agarraron de la mano para llevarme a esa luz en donde vinieron.

    — Carion…— El fijó su mirada en la mía— Gracias… — Dije con bastante calma— Gracias por hacer esta simple noche en una velada tranquila y entretenida… Por eso… Gracias— Le sonreí a aquel hombre encargado de las almas en pena.

    —Agradezco también el hecho de que me hayas enseñado este juego popular— El semi-dios me devolvió la sonrisa.

    Antes de que dijese algo más, sus hermanas lo interrumpieron porque retrasan su trabajo a lo que él accedió y se despidió de manera muy formal para ser alguien que vive viendo a las personas en desesperación, Yo por mi parte tendré que seguir el camino que me impondrán las jueces del alma, pero eso es lo de menos, ya que pasé mis últimos momentos en la tierra en paz.
     
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