de Dragon Ball - Una dolorosa pérdida

Misión 7. Una dolorosa pérdida.



Quizá ganaste o perdiste una batalla pero, ¿dónde y cómo quedó tu ánimo?... tal vez entre las ruinas de la batallad librada, en el corazón detenido de uno de tus conocidos. Porque en toda batalla hay pérdidas.





Este breve relato se sale de lo que acostumbro ya que no soy dada al drama, lo escribí ayer quebrándome la cabeza para hallar un momento significativo dentro de la historia, que son muchos pero éste es el que me impactó más en toda la serie, porque Trunks es uno de mis personajes más queridos, sea del futuro o el “chibi” que vemos crecer en la línea temporal visible. Disfrútenlo.







Al fin, después de tanto, todo parecía haber terminado. Al fin había derrotado y exterminado a esos despreciables seres que sembraron el caos y el miedo por los lugares donde pasaron. Al fin…





Pero con todo no me sentía muy satisfecho de mí mismo, ya que, por más de veinte años, mucha gente inocente había tenido que sufrir de esta amenaza, y muchos tuvieron la desgracia de morir por esta razón. Una pesadilla que me ha atormentado desde hace mucho cruzó una vez más frente a mis ojos.

*************** Varios años atrás **********​

La lluvia mojó mi rostro despertándome de mi letargo, así que me sobé la cabeza y el cuello tratando de recordar porque estaba en ese lugar tan alejado de la ciudad.





— ¡Gohan! —exclamé angustiado visualizando el rostro de mi maestro, al cual había acompañado para enfrentar a los malvados androides 17 y 18, quienes por años han atormentado a toda la población de la Tierra—. ¡Tengo que ayudarle! —salí volando con rumbo hacia las lejanas ruinas, rogando porque no hubiera ocurrido nada malo.





Recorrí las desoladas calles mientras la lluvia caía con mayor fuerza, y me escurría por los cabellos mojando mi ropa de más. Pero eso no me importaba ahora, mi aspecto era lo menos importante.





— ¡Gohaaaan, Gohaaaan! —alcé la voz esperando escuchar una respuesta, gritando con desesperación, tratando de enfocar algo entre la cortina de agua.



— ¡Pero míralo como llora!, ¡pobrecito niño! —la aguda voz de una mujer me hizo volver la vista a la derecha. Reconocería esa voz en cualquier lado.



— De verdad que da pena el mocosuelo —una voz masculina en tono burlón surgió a su lado. Eran ellos.



— ¡Ustedes!... malditos asesinos, ¿qué le han hecho a Gohan? —sentí una rabia recorriendo mi interior, así que los fulminé con la mirada y apreté los puños dispuesto a abalanzarme sobre ambos.



— Bueno… creo que Gohan agotó su energía antes de tiempo… —dijo 17 ensanchando más la mueca burlona de su rostro.



— Así que únicamente le ayudamos a morir más rápido —completó 18 soltando una carcajada diabólica.



— ¡Miserables!, ¡me las van a pagar! —concentré mi Ki a mi máximo y lo expulsé con violencia, levantando con ello una buena cantidad de cosas a mi alrededor… pero yo sabía que eso no era suficiente para vencer a esos androides, que no soy tan fuerte para enfrentarlos en solitario.



— ¡Mejor suerte para la próxima, puberto! —me dijo 17 riéndose sonoramente en tanto 18 me lanzaba una potente descarga que esquivé por muy poco, y ambos se elevaron perdiéndose en la lejanía.





Emergiendo de entre los nuevos escombros, con la ropa más sucia y desgarrada, continué con mi búsqueda llamando a voces a mi amigo y mentor, negándome a aceptar la verdad de los hechos.





— ¡Gohaaaan! —gritaba con angustia, mirando hacia todos lados—. ¡Gohaaaan!, ¿en dónde estás, Gohan? —y no pude controlar el llanto al sentirme desolado y abandonado.





Y fue así que lo divisé en tan lamentable estado, su cuerpo inerte flotando en una charca creada por la lluvia al caer.





— ¡Gohan, Gohan! —me acerqué presuroso, tratando de controlar mis temblores. Más, al verlo, ya no cabía duda de lo sucedido—. ¡Gohan, noooo! —grité ya sin disimular el dolor y el miedo.





Gohan, mi maestro, y, más que eso, mi amigo, el que me enseñó a luchar, el que me contó todo lo relacionado con mi padre, con la raza Saiyajin y nuestros orígenes en común, el que siempre me apoyó a no darme por vencido, ahora estaba muerto. Muerto como todos los demás caídos en batalla, y en su rostro se reflejaba una mueca de agonía y pesadumbre al haber sido derrotado y no poder continuar con sus ideales.





— ¡Gohan, despierta, Gohan, por favor! —sacudí su cadáver como si eso pudiera reanimarlo, como si sólo estuviera dormido—. ¡Gohan, por favor… yo no voy a poder hacerlo solo, te necesito!, ¡¡Gohaaaan!!





En ese momento sentí mi corazón como atrapado en un remolino de rabia, dolor, impotencia, miedo, ira… “Si tan sólo hubiera sido más fuerte, si tan sólo no fuera una carga, si tan sólo fuera un SS… Gohan no hubiera muerto… él no tenía que morir, no así” sollozaba en mi interior al tiempo que las lágrimas brotaban torrencialmente por mis pupilas cerradas. Pensé en mi padre y en todos los demás caídos, asesinados por esos monstruos; pensé en el señor Gokú, fallecido a causa de una terrible enfermedad; pensé en mi madre y en la señora Milk, la que de ahora en adelante viviría de recuerdos… ahora ya nadie podría ayudarnos.





— ¡¡Gohan, cuanto lo siento, Gohan, todo fue mi culpa!!... ¿Qué voy a hacer ahora?, ¡dime qué voy a hacer, qué puedo hacer! —añadí sin dejar de llorar, sin animarme a abrir los ojos para no verme reflejado en sus apagadas pupilas.





La frustración dio paso a la determinación, ya que sentí como mi Ki se elevaba más allá de sus límites, y se desbordaba saliendo de mi cuerpo. Podía hacerlo, claro que podía hacerlo ya que soy un Saiyajin, el hijo del Príncipe Saiyajin, y su sangre real corre por mis venas. Aun así el dolor no remitió, ya que la pérdida de Gohan es algo que no superaré hasta que elimine a esos malditos androides.





— ¡Yaaaaaahhhhh! —exclamé de forma sostenida incrementando más y más mi Ki, hasta que pude ver como el aura dorada característica de la transformación en SS me rodeaba y me llenaba de calor.





Todo lo que en ese momento me rodeaba fue arrojado bruscamente hasta dejar un claro entre las ruinas, y únicamente el cuerpo de Gohan permaneció en su lugar. Unos segundos después me dejé caer de rodillas, abatido por los sentimientos encontrados, ya que me sentí feliz por haber conseguido la transformación, pero a la vez triste por el precio que se tuvo que pagar.





— ¡Lo conseguí, Gohan, lo conseguí… soy un SS! —le dije muy bajito sin dejar de llorar, aunque también una risa espasmódica brotaba de mi garganta—. ¡Ahora ya podré vengar la muerte de todos… la de mi padre, la tuya!... ¡Te prometo que no voy a defraudarlos, Gohan, te lo prometo! —añadí enjugándome las lágrimas, sin importarme ya nada.

​

********** Fin **********​

Lo más difícil de eso fue darle tan devastadora noticia a la señora Milk, la madre de Gohan. Con todo el dolor de una madre por la pérdida de su hijo, su único hijo, supo aguantar el llanto y no culparme por nada, y únicamente me pidió honrar la memoria de mi maestro venciendo a los androides. Esa era una promesa que estaba dispuesto a cumplir.





— Muchacho, muchas gracias por salvarme la vida —la voz del anciano hombre a quien minutos antes había auxiliado, y por quien pude darles fin a 17 y 18, me hizo volver al presente—. Eres un verdadero héroe, en verdad.



— No fue nada, señor, era mi deber —le respondí con amabilidad esbozando una leve sonrisa… esto sólo era el principio de una nueva era, pero aún había otra amenaza oculta—. Ahora le sugiero que vuelva con su familia y ya veremos qué pasa después —añadí y me elevé rápidamente alejándome de allí.





Varios días después de lo sucedido, por los noticieros de radio y televisión se difundió la leyenda del “Guerrero Dorado” que venció y eliminó a los androides 17 y 18.





— Vaya, Trunks, hijo mío, veo que te has vuelto famoso —observó mi madre al escuchar el noticiero matutino por la radio—. Tu padre y los muchachos estarían muy orgullosos de ti… en especial Gohan —agregó dedicándome una sonrisa dulce.



— Todavía no podemos cantar victoria, mamá, aún hay otro androide escondido esperando desarrollarse —le externé con seriedad, terminando mi frugal desayuno—. Yo no me sentiré tranquilo hasta que el Cell de este tiempo dé la cara.



— Bueno, cariño, como tú digas… pero te recomiendo relajarte un poco —me dijo nuevamente dándole una fumada a su cigarrillo, poniendo una expresión de nostalgia en su rostro—. Hay tanto que hacer en la ciudad con esto de la reconstrucción.





Así empezaron los trabajos de reconstrucción y en ellos colaboré con entusiasmo, ya que era lo menos que se podía hacer mientras esperaba por el verdadero final de la pesadilla. No podía dejar de entrenar en mis ratos libres, no debía confiarme por nada en el mundo. Y en las noches admiraba las estrellas pensando en que en pocos años debería viajar al nuevo Namekusejin y así traer un nuevo Kami – sama para la Tierra. Bien, la primera parte de mi deuda ya estaba cubierta, y todo lo aprendido en el pasado me serviría para impedir el avance de la maldad en este mí tiempo.









Nota: No quiero que se tome como una mala copia del de mi buen amigo “Fénix”, ya mencioné que esta dolorosa escena es la que verdaderamente me impactó más de todas las tragedias que se reflejaron en DB. Pude haber tomado las frustraciones de Vegeta al ver a Mirai Trunks morir ante sus ojos, o el hecho de la muerte de Gokú, tanto cuando murió con Raditz como cuando murió con Cell, y, de igual manera, la muerte de Krilin que derivó en la transformación de Gokú en SS, los sentimientos de Gohan al ver morir a Pikoro en manos de Nappa… son tantas, pero nada me llegó al corazón más que ver a Mirai Trunks llorar por Mirai Gohan, transformándose en ese momento en SS. Amo a Trunks… un saludo gracias por leer las misiones.