Una carta de mi... Querida comunidad: Extraño lo bella que eras junto a tus entusiastas residentes; residentes que radiaban de lo que otras comunidades carecían; alegría y entusiasmo. Tus habitantes poco a poco olvidaron sus orígenes, mudándose a ciudades más grandes, o a pueblos que parecian más cómodos que tú, o simplemente volviéndose asociales. Sus corazones se endurecieron hasta ser tan egoístas que ya no pensaban en los demás, solo en sí mismos, deseando ser el centro de atención, envenenando a los demás inquilinos. El amor que esparcían a cada uno de tus habitantes hacía que todo extranjero, una vez fuera a visitarte, quedaran tan impresionados de lo que presenciaban, que al final tomaban el enorme paso de mudarse contigo. Sin embrago, todo aquello se esfumó tal como la espuma de mar. Quedaste desolada. Matandote lentamente hasta tu inminente muerte. Adiós, mi querida ciudad. Eras bella, amorosa, adorable, frondosa, sin embrago, tus habitantes, esas personas que acogistes con tanto amor, te pagaron con el olvido, se fueron a otro lugar más, abandonandote a tu suerte. Y aunque solo pocos sean los que luchan para convertirte en lo que eras, sin el apoyo, sin la ayuda de la mayoría, sus esfuerzos de devolverte lo que te mereces, se quedan en solo una lucha contra el viento. ... para ti, comunidad. Con amor, Yo.
Qué triste es ver como el entorno en que se vive cambia. Las costas se invaden con edificios que tapan la vista, dunas hechas carreteras y pueblos pequeños sufren la migración de sus habitantes. Lógico, todos andan en buscas de oportunidades. Así se forman los pueblos fantasmas, los cuales lentamente van muriendo mas la naturaleza no, porque tarde o temprano recuperará lo que es suyo. Nostalgia por las palabras del emisor de la carta, porque se notaba que tenía un gran cariño a la comunidad, en especial a los residentes. Buenísimo relato, gracias por compartirlo. Espero que no me odies por todas las alertas que te han llegado, me gusta mucho como escribes. :) ¡Saludos!
Para nada, Camila Andrea, al contrario; agradezco tus comentarios y los “me gusta”. Y me hace feliz saber que te gusta lo que escribo y como lo hago :)
Qué linda carta. Me pones a pensar que justamente eso sucedió con un ranchito que de niña solía visitar cada vez que había vacaciones. Ahí residían las más amables personas, pero como siempre sucede, todos se mudaron a la gran ciudad y ese ranchito ha quedado desolado, es como bien a dicho Camila Andrea, un pueblo fantasma en donde incluso las casas, muchas de ellas han caído en ruinas al no tener a sus moradores.