One-shot de Inuyasha - Un sueño hecho realidad (Kouga y Kagome)

Bueno es solo una idea que viene rondando hace harto rato en mi cabeza, y me animé a publicarla espero y les guste.

Advertencias: UA (universo alterno).

Dedicatorias: A la primera persona que conocí y la que me enseñó esta bella pareja, mi hermanita Alexa Mosary.

Notas de la autora: Bueno cambia harto los tiempos no se confundan pero no pondré Flash Back a cada rato sino Ufff!

Gracias por tomarse la molestia de leer el fic.

Un sueño hecho realidad.​

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Pov's Kouga.

La gente me miraba de manera extraña, ¿Qué acaso era la primera vez que veían a un joven con un ramo de flores sentado en una banca?, podría ser, pero me molestaba, debían creer que me plantaron, pues no es así, tan solo espero, las chicas me dan unas miradas lanzadas, pero mi corazón ya tiene dueña, esa dulce chica que lo cautivó indefenso, que me hizo enamorarme a cada suspiro que daba, esos ojos chocolate que tanto adoro ver, esa sonrisa que tan solo con extrema torpeza se logra borrar, ese bello ángel que tanto me ama y así es como le correspondo con el mismo sentimiento.

Eso sí mi ángel se está demorando bastante, no importa, aún recuerdo cuando la conocí, Ja, tan solo éramos unos niños pequeños, aún así conservo esa promesa diario, aún conservo el collar que me diste princesa, eras tan solo una bebe, una niña muy chica, al igual que yo, pero recuerdo que siempre te amé como lo hago ahora.

Mi madre y la tuya eran amigas hace mucho, pero aún no nos presentaban formalmente, solo habíamos oído hablar el uno del otro, hasta esas vacaciones, nuestras madres fueron juntas y nos llevaron, recuerdo que cuando te vi, le pregunte a mi Queridísima madre si eras real o estaba soñando, lo dije porque no creí jamás ver a alguien tan hermosa como tú, esa sonrisa juguetona, jamás la olvidaré.

Pasamos esas semanas juntos como si nos conociéramos de toda la vida, pero en los últimos días tu madre supo que tendría que mudarse al volver de sus vacaciones, ya no nos veríamos más, el último día pedimos a nuestras madres acampar, nos dejaron y estuvimos un rato dentro de la carpa, pero realmente dormimos afuera, para ver las estrellas, recuerdo que te pusiste a llorar, y yo habría hecho lo que fuese para que volvieras a sonreír.

Me dijiste que llorabas porque me extrañarías, no supe que responderte, tan solo te abrasé y te acoplé más a mí, no soportaba que llorases, luego de un tiempo te calmaste recuerdo que me dijiste que para que yo jamás te olvidará me darías algo que tendría que conservar, y que cuando nos volviésemos a ver deberíamos reconocernos por el collar, ya que habríamos cambiado tanto física como mentalmente, era la mitad de una estrella, brillaba tanto como las del universo, brillaba tanto como tú.

Pasaron los años y yo perdía toda esperanza de volverte a ver, pero un día se rumoreaba que una chica nueva muy bella había llegado desde el extranjero pero ya había vivido aquí, no le presté mucha importancia ya que mi colegio era bien conocido por tener muchos extranjeros en su colegiatura, pero unos días más tarde te vi caminando por el patio, buscando la entrada al instituto, acababa de tocar el timbre, amablemente decidí ayudarte pero algo clamó mi atención, tu collar, era la mitad de una estrella, yo llevaba el mío siempre bajo la camisa, no quería arriesgarme a que me lo robasen.

Amablemente te indiqué por donde debías ir para llegar a tu salón, era inconfundible esa sonrisa, era tuya, esos radiantes ojos y a su vez la radiante mirada que poseían, tu forma de hablar con esa voz tan melodiosa y juguetona, quien más podría ser, era hermosa, tú eras hermosa como te recordaba, eras ella, eres tú.

Recuerdo que en la entrada te detuve antes de ingresar, te pregunte tu nombre al oído para que el profesor no se diese cuenta de que estabas tarde, cuando oí la respuesta me quedé mudo y estupefacto, no podía creerlo, eras tú, recuerdo que te me quedaste mirando un tiempo, y cuando agarré coraje te dije que me vieras después de clases en el Sauce de las afueras del colegio, te sorprendiste, parecías asustada, osea "Un completo extraño me pide que lo ve después de clase", últimamente a las niñas de ahora son entrenadas toda su infancia para responder negativamente ante una propuesta así, tu no respondiste nada solo entraste en tu salón algo perturbada.

A la salida sólo te esperé en dicho árbol con una esperanza y el corazón en la mano, pasaban los minutos y ya mi corazonada se estaba marchitando, más al pasar de unos cuarenta minutos, apareciste, debo decir que lucías hermosa esa tarde, me dijiste que estabas indecisa acerca de venir o no, pero que en fin algo te inspiraba confianza en mí, bueno pasamos toda la tarde hablando, luego pasamos muchos días juntos, conversábamos y estábamos felices el uno con el otro, realmente nunca tuve el valor de decirte quien era yo, he cambiado mucho, la verdad, luzco muy diferente, no debes saber que soy el niño del que te enamoraste siendo tan joven aún, con el tiempo además me di cuenta, de que el amor que te supe dar a tan corta edad, nunca se desvaneció, siempre te he amado, y siempre será así.

Di un leve suspiro al aire, ya estaba tardándose demasiado, las chicas seguían mirándome osadamente y continuaba ignorándolas, ¿Cuanto más me harás esperar bello ángel mío?

Recuerdo que por mucho tiempo seguimos así, siendo los mejores amigos inseparables, pero yo te amaba necesitaba decírtelo, recuerdo un día en que llegaste a mí más sonriente que de costumbre, parecía que hubieses sabido que eras ganadora del tesoro de algún viejo pirata, pero no era eso, no nos habíamos visto en una semana y tan solo estabas feliz de verme, o eso era lo quise creer, me decepcioné de saber la cruda verdad, estabas feliz porque te enteraste de que un chico de tu clase llamado Inuyasha estaba enamorado de ti y al parecer tu le correspondías, me sentí desvanecer, yo quería decirte en ese preciso instante todo mi amor, declararme ante ti, sólo fingí felicidad, la verdad no soy muy buen actor pero me creíste estabas en las nubes, en las semanas consecutivas solo me hablabas de ese maldito albino que era hermoso, ya estaba que me paraba de un solo golpe y le daba una paliza a ese maldito ambarino, un día esperaba encontrarte como siempre sonriente, pero estabas a punto de llorar, corrías hacía mí en cuanto me viste, te abrazaste a mí sin siquiera darme la oportunidad de extender mis brazos a recibirte, sólo dejé que te acoplaras, quería pensar que era por amor, cuando ya dejaste un poco de llorar te llevé al Sauce, ya era símbolo nuestro, después de un rato tartamudeando y llorando cuando tratabas de hablar, lograste articular palabras, me contaste entre lagrimas, que ese maldito estúpido si estaba enamorado de ti como te dijo, pero tampoco quería estar contigo, si bien te quería amaba a una chica del salón vecino, Kikyo, estaba loco de amor por ella, y probablemente jamás se encontraría listo para una relación que no fuese con ella, tanto que te ilusionaste y terminó por romperte el corazón, no soportaba que te hubiese lastimado, hubiera hecho cual fueran tus deseos con el fin de que volvieras a mostrarme esa sonrisa de cual me enamoré, me ponía nervioso, no sabía qué hacer, no cesabas de llorar y esa aumentaba mi nerviosismo, solamente podía pensar en declararme, pero ¿Cómo?, cuando te tranquilizaste un poco me armé de coraje, te tomé del mentón para hacerte verme, necesitaba ver esos ojos que irradiaban su lucidez, cuando me miraste supe que era el momento, no habría dos oportunidades similares, debía ser este el momento, nuestro momento.

Te vi temblar un poco, parte porque tenías frío y además estabas muy nerviosa de lo que pudiera ocurrir, hasta que ya no más, te besé, fue ese el momento con el que soñé por mucho tiempo, el que anhelé en secreto, tan lleno de amor y cariño, de afecto y sentimientos, te acercaba más a mí y no hubiese querido que se acabara jamás, pero la falta de aire nos hizo separarnos casi al mismo tiempo, de alguna forma pude saber que comprendiste cuanto te eh amado siempre, fui capaz de transmitirte ese sentimiento en un solo beso, una muestra de mi amor.

Después de eso ya no hicieron falta más palabras, te abrasé y no nos separamos hasta el caer de la noche, aún así no volvimos a nuestros hogares, nos quedamos esa noche juntos, viendo las estrellas, sentí esa conexión que siento cada día al verte, al besarte, al abrazarte y cada vez que veo al cielo nocturno, en tus ojos está el firmamento, no necesito ver al cielo.

Ahora esos recuerdos me son tan placenteros, pensar que tanto te soñé mía, y que ahora es una pesadilla que no sea de esta manera, te amo como nunca nadie fue o será capaz de amar a alguien, sería el fin del mundo si no estás y un milagro es cuando me dices que me amas.

Estás demorando bastante, ¿Cuánto más iré a esperar aquí?, las flores se marchitarán antes de que te des prisa en venir Amor mío.

Sigo sumido en mis pensamientos, esos recuerdos tan bellos, que me dan regocijo, en fin algo debe haber ocurrido justificando tu retraso, mejor será ir por ti.

Pov’s Narrador

─Kouga─ dijo la azabache encontrándose con su enamorado de camino a su encuentro.

─Kagome─ dijo apresurándose y abrasándose a su querido y bello ángel.

─Lo lamento sé que me tarde, ¿Son para mí?- dijo Kagome recibiendo las flores más que encantada y besando en las comisuras de los labios al joven, este aún sentía magia recorrer su ser cuando la azabache lo besaba, así con tanto amor.

─ Ven, vamos ─ dijo el pelinegro guiando a su novia a un lujoso restaurante.

─Esto es bellísimo─ dijo Kagome ingresando al lugar.

Tomaron asiento y le indicaron amablemente al mozo los platos que querían, una camarera se los trajo con sonrisa servicial.

─ Esto está delicioso, muchas gracias.

─ No hay de que amor mío.

─No puedo creer que hagas esto sin ningún motivo.

─ Si hay un motivo─ dijo Kouga alzando la vista hasta ver las facciones de la preciosa cara de su chica.

─ ¿De qué hablas Kouga?- dijo algo extraña la azabache.

─La verdadera razón de traerte aquí es que yo…─ Kouga se puso de pie al tiempo que se arrodilló en frente de Kagome, sacó de su bolsillo una cajita azul hermoso, cuando la abrió la ojimarron pudo ver claramente un anillo de plata con una pequeña incrustación de diamante en medio de unas palabras finamente talladas.

“Mi ángel”​

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─Kagome, ¿Aceptarías casarte conmigo?

Kagome se quedó muda, no podía creer que Kouga estuviese arrodillado frente de ella, con el más hermoso de los anillos, pidiéndole matrimonio, era como un sueño hecho realidad.

─ Si, claro que si─ dijo Kagome abrasándose a Kouga, no cabía en sí de gozo.

Kouga le puso en el dedo designado a esta tarea el anillo antes mencionado, y le beso la mano.

─ Mi ángel─ dijo el ojiazul, esas palabras estaban tan llenas de amor, se puso de pie y abrazó a su prometida.

El resto de la cena nada más se dijeron una o dos veces “Te amo”, cuando acabaron Kouga pago la cuenta como todo un caballero, y en lugar de ir a cualquier lugar Kouga sugirió un lugar más especial para él y Kagome, para ambos.

Kouga llevó a Kagome con los ojos tapados hasta el lugar.

─ ¿Cuánto falta?- decía Kagome cuándo Kouga le descubrió los ojos dejando que se maravillara, la llevó a su lugar más especial, el Sauce a las afueras de su antiguo colegio el cual ya estaba completamente abandonado.

Se subieron al árbol que aún conservaba sus ramas acogedoras en misma forma, subieron a la misma rama que solían subir, no habían estado ahí desde su primer beso en esa rama, todavía estaba intacto el recuerdo de esa muestra de amor.

─ Sabes Kagome, toda la vida eh querido decirte algo, pero nunca eh tenido el coraje─ dijo Kouga.

─ ¿Qué es?

Kouga se rebuscó entre su camiseta y su chaqueta para cuando pareció encontrar lo que buscaba, dejar relucir a ojos de Kagome una cadena con una media estrella que completaba la suya.

─ Tú eres…

─ Así es, nunca me armé lo suficiente de coraje como para decirte, pero… a mi prometida no le puedo tener secretos ¿Cierto?

─Te amo.

─────────────────────Fin───────────────────────

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