de Inuyasha - Un futuro sin ti, no es futuro. (Sesshoumaru&Rin)

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por sessxrin, 12 Mayo 2010.

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    sessxrin

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    Un futuro sin ti, no es futuro. (Sesshoumaru&Rin)
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    Un futuro sin ti, no es futuro. (Sesshoumaru&Rin)

    Titulo: Un futuro sin ti, no es futuro.
    Pareja: Sesshoumaru & Rin
    Summary: Porque serìa una vida vacìa e incompleta.
    Gènero: Romance, Drama, general.
    Letras: 696/One-Shot-UA.
    Advertencias: Orrores ortogràficos, ¿Ooc?, ¿Incoherente?
    Notas: Hace mucho tiempo tenìa hecho este fic, pero no habìa querido publicarlo. Por eso creo que van a encontrar errores por doquier, o eso creo, por favor, me corrigen si encuentran.

    Un futuro sin ti, no es futuro.
    Las finas gotas de agua caían libremente, nublando la vista, pintando el paisaje de un nuevo color, produciendo una suave melodía.
    Su vista se perdía en el suelo, que se oscurecía cada vez que caían las gotas frías de agua, salpicando, alcanzando a mojar sus zapatos.
    En realidad, casi nunca le gusto la lluvia, que cada vez que mojaba el paisaje, lo pintaba de gris y tapaba el brillante sol…
    Esos días de lluvia que le traían emociones variadas: aburrimiento, nostalgia, dolor, tristeza.

    Dirigió su vista al cielo, que como lo imaginaba, solo un color denominaba, el gris. Varias tonalidades de mercurio cubrían el azul cielo, nublándolo con espesas nubes, llenas de agua, como esponjas.

    Acomodó de nuevo su sombrilla, que se había corrido al realizar la acción, dejando caer algunas finas gotas de lluvia en su frente.

    Siguió caminando, moviendo sus pies sin ninguna prisa, disfrutando de la aparente y refrescante tranquilidad.
    Atravesó el camino de cemento solido, para sentir un suave y frágil pasto. Quería recorrer el parque y perderse en ese momento pacifico, olvidar por unos instantes el agobio que rodeaba su corazón.

    Siguió recorriendo, observando los grandes, bellos, antiguos e intimidantes árboles, que ahora sus hojas se encontraban de tonalidades naranjas, rojizas y amarillas.
    El pasto verde, que en primavera era brillante y vivaz, ahora se encontraba cubierto de refinadas gotas de agua que resbalaban por sus delgadas hojas.

    El lugar estaba deshabitado, tal vez se debía a la fina lluvia y al frío intenso, que por eso la gente estaría en sus casas, tomando algún caliente café o en una cafetería, hablando de banalidades con sus cercanos…

    Tal vez, él estaría en alguno de esos lugares…

    No, no era de estar entre gente hablando de cosas sin importancia, tal vez y eso lo podría asegurar, estuviera en su terraza, sintiendo el frío recorrer su cuerpo, sintiéndose liberado, sumido en su mundo, su mente rica de pensamientos.

    Y ella, paseando sin rumbo fijo, en aquel otoño parque, intentando olvidar por unos instantes, aunque en su interior, su corazón rogaba por encontrarlo, por tener la oportunidad de perderse en sus ojos…

    Levantó la vista al frente, encontrándose a una figura muy familiar, a unos escasos metros de ella.

    Con su mano libre se sobó sobre los parpados, la lluvia de pronto había caído en sus ojos y comenzaba a ver mal.

    O tal vez era esa realidad que no podía comprender…

    Avanzó unos cuantos metros más, cerciorándose de que no fuera un espejo de su corazón, de que no fuera un producto de su mente sola.

    Cada paso alimentaba su esperanza perdida.

    Su palpitar se aceleró, el oxigeno pareció desaparecer y sus manos se aferraron fuertemente entre ellas, clavándose las uñas.

    Recostado en uno de los árboles, debajo de sus hojas, con los ojos cerrados y apartado de la realidad...

    Las delicadas gotas caían en su rostro, resbalándose, afortunadas de tocar su bello rostro. Pasaban por sus pómulos, luego caían en sus delgados labios, para luego caer divertidamente por su mentón.
    Su cabello que seco era liso y brillante, ahora estaba más oscuro a causa de la lluvia.

    ¡Sesshoumaru!

    Su corazón parecía dar un vuelco con solo escuchar su nombre.

    ¾ ¿Qué esperas? –pregunto el peli-plateado, aun sin abrir los ojos.

    Rápidamente, dejo caer su sombrilla, sin importarle si la lluvia la cubriera, arrojándose sobre él, abrazándolo, sintiendo de nuevo su puzle, teniendo de nuevo a su existencia.

    Y él, solo atuvo a soltar un suspiro de tranquilidad, porque él también la necesitaba, no podría estar dos días lejos de ella, no podía, porque vivir sin su corazón era un vacío desgarrador.

    Y ella no soltaba lágrimas, porque lo tenía junto a ella, ahí, dándole calidez, completando su existencia, volviendo su vida en más que una tarde gris, en más que un presente vacío, en más que en un futuro inexistente.

    Y aunque todo el mundo se volcara contra ellos, y aunque el infierno y el cielo se juntaran para destruirlos, nunca se soltarían, porque es imposible hacerlo, porque sería ponerle fin a sus vidas.

    Porque para él sería demasiado aburrido.
    Porque para ella sería demasiado solo.

    Sería una vida vacía e incompleta.
     
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