One-shot Un día normal de clases

Tema en 'Vocaloid' iniciado por Asurama, 10 Marzo 2009.

  1.  
    Asurama

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    Un día normal de clases
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    Un día normal de clases
    Luchy se levantó a las cinco y media de la mañana. Siendo lenta y perezosa como era, tardó una eternidad en entrar y salir del baño, arreglar la cama, tomar un desayuno que no era más que un vaso de yogurt y ponerse el blanco delantal. Buscó su mochila y ordenó cada cosa: apuntes, cuaderno y lapicera. Memorizó sus clases de ese día y sus horarios y se preparó para salir.
    Desde el instante en el que puso llave a la puerta, notó que algo no estaba bien, tuvo la fuerte sensación de que alguien la observaba desde la oscuridad del pasillo, un escalofrío le recorrió la espalda y le entró pánico, de repente se dio cuenta de que no quería salir, aunque cualquiera que la hubiera visto hubiera pensado que solamente estaba buscándose una excusa para faltar a clases.
    La sensación, a su vez, era aumentada por los nervios que le había provocado la película de terror que había visto la noche anterior: una de esas japonesas, que matan del susto. La protagonista fantasma era una yurei muy peligrosa, para colmo, su pánico era aumentado debido a todo el conocimiento que ella tenía sobre fantasmas japoneses. De inmediato, recordó su leyenda preferida, una que corría bastante por el foro. Un youkai blanco y apuesto, engreído e impertinente, del que sólo se había salvado una mocosa por el sólo hecho de haberle sonreído y haberle llevado comida. ¡Ah! Qué historia esa... Pero debía bajar a la tierra, así que, cerrando el portón a toda velocidad, salió como alma que lleva el Diablo y caminó las ocho calles que la separaban la Facultad para escaparse de esa sensación de persecución. A medida que se acercaba al establecimiento, el sol iba subiendo en el cielo y ella iba repasando… repasando qué historia escribiría cuando llegara de nuevo a casa. Sus pensamientos voladores le hicieron olvidar lo de la extraña sensación.
    Al llegar, entró al auditorio, dejó sus cosas en un asiento de primera fila y volvió a tener la sensación de ser observada, cansada del rollo, salió y fue a ver a sus compañeros. Saludó a Néstor, Matías, Alejandro y Claudio, habló y bromeó con ellos y rieron juntos de las tonterías que habían hecho la tarde anterior. Poco a poco, el auditorio se fue llenando y finalmente, a las ocho, todos entraron para ocupar sus respectivos lugares. Como era costumbre, ella y sus compañeros ocuparon toda la primera fila. Curiosamente, el profesor jefe de cátedra no aparecía…
    Finalmente se oyó un suspiro general cuando alguien empujó la puerta del auditorio para entrar, pero no era lo que esperaban…
    A Luchy se le pusieron los ojos como platos y la carne de gallina, y tenía la seguridad de que no era la única. El silencio sepulcral se sintió en todo el predio de la Universidad. Algunos de sus compañeros de clase se pusieron pálidos y se desmayaron, otros se desmayaron antes de entender lo que pasaba.
    —Saquen sus apuntes —dijo sin inmutarse, sin percatarse de que medio mundo se le había quedado mirando como piedra, y que algunas chicas lo miraban hasta con estrellitas en los ojos…
    —¿T-tú vas a dictarnos clases? —preguntó ella con los pelos de puntas entre confundida, sorprendida y completamente consternada.
    El muchacho levantó la vista, mirándola en silencio y le dijo un seco:
    —Silencio
    Al oír su voz, otros tantos de desmayaron
    —Esto es una clase, no una posada para dormir —dijo parpadeando sin denotar emociones, mientras veía que algunos caían como moscas antes de volver a levantarse completamente pálidos, dándose cuenta que no era una crisis colectiva, sino la pura realidad. La mayoría no sabía de quién se trataba, simplemente se estaban babeando por él mientras temblaban del miedo, por su parte, “el grupo” lo conocía por lo que Luchy contaba siempre. Finalmente, ella quería morirse ahí mismo de veinte infartos, como siempre afirmaba que haría si él aparecía “en la vida real”, con el corazón latiendo a mil por segundo, incapaz de creerse eso.
    El muchacho de la misma edad de ellos miraba directa y fijamente al grupo, posando sus clarísimos y penetrantes ojos en los de cada integrante. Néstor y Matías, ambos se sintieron intimidados y se cambiaron de sitio completamente pálidos. A Luchy se le revolvió el estómago y le dieron nauseas, como cada vez que sentía miedo de algo.
    —¿No eres un poco joven para dictarnos clases? —preguntó un muchacho de las últimas filas.
    El jovencito de cabello blanco levantó la vista para encontrar al de la voz, al mismo tiempo que, con las huesudas y delicadas manos blancas, buscaba las fichas para saber los nombres de los que le hablaban.
    —Tengo novecientos ochenta años más que tú ¿Te parece suficiente edad? —dijo sin variar el tono. El de las preguntas tragó saliva y asintió.
    —¿Cómo está tu novia? —preguntó ella alzando la voz.
    Él, sin prestarle atención, tomó el apunte de uno de los que se había desmayado, subió al podio, tomó una tiza y caminó hasta la pizarra para escribir algo.
    —No tengo.
    —¿En verdad? —preguntaron algunas extrañadas y ansiosas chicas.
    Él se volteó y les dedicó a todas una furiosa mirada de hielo y rayos que las dejaron congeladas, con las preguntas a medio camino de la garganta.
    —La primera, única y última novia que tuve murió como hace quinientos años —respondió en un tono amenazante que denotaba que no quería más preguntas.
    —¿Cómo se llamaba? —preguntó divertido un chico moreno, feo, de nariz grande
    El muchacho blanco le dedicó el mismo tipo de mirada
    —Qué te importa —dijo despectivamente.
    De inmediato, el chico moreno quedó blanco, blanco tiza.
    El muchacho que no era tan joven como aparentaba, escribió y escribió en silencio hasta llenar las tres pizarras de fórmulas y ejercicios, luego dejó el apunte sobre el escritorio, se sentó en silencio y los miró con esos penetrantes y felinos ojos claros.
    —Trabajen —dijo sin más mientras revisaba otro libro.
    Algunas de las mujeres sin dudarlo comenzaron a escribir aunque no entendieran nada de lo que decía en la pizarra, Luchy entre ellas. Otras se le quedaron mirando, molestas porque no había dicho una sola palabra desde que entró. Ningún varón estaba escribiendo, sólo lo miraban entre sorprendidos, asustados, asombrados; Otros tantos, denotando la envidia que les causaba que acaparara toda la atención femenina. Él levantó la vista de repente y los miró de una forma amenazante, totalmente intimidante, con los ojos encendidos.
    —Dije que trabajaran —dijo con una voz grave, lenta, pausada, haciéndolo parecer más aterrador de lo que ya era. Los que no estaban haciendo nada se pusieron a escribir como si los estuvieran obligando con una escopeta.
    De pronto, se oyó el sonido de un teléfono celular. Él levantó la vista y miró al dueño del equipo a quien había reconocido por la procedencia del sonido
    —Dame eso —dijo secamente con la voz que asustaba
    —Pero escuche…
    —Dame eso —dijo intimidante. El chico abrió los ojos y bajó casi corriendo la escalera para dejar el celular sobre el escritorio. Él miró el equipo, lo tomó con una mano y cerró el puño haciendo pedazos el caro aparato. El chico se quedó sin aire, quería morirse. De inmediato, se notó que todo mundo apagaba sus celulares.
    También, de pronto, se escuchó un murmullo
    —Silencio —ordenó, y su orden se cumplió al acto, no fue necesario repetirlo.
    La joven más aplicada de todas se puso de pie, harta de la farsa y le habló exasperada, sin miedo.
    —No pienso trabajar así: o nos da una buena clase o se larga —antes de que se diera cuenta, él estaba parado a unos centímetros de ella, con una mirada de piedra. Todos guardaron silencio y se fijaron en él.
    —No puede sacar al jefe de cátedra —dijo con ese tono grave, sombrío y amenazante—, así que si no le gusta la clase, puede largarse ya —ella sintió que se le paraba el corazón, de cerca era más amenazante y aterrador de lo que parecía, no estaba para juegos...
    A ella se le pusieron los ojos de plato y le temblaron las piernas. Fue a su lugar, recogió sus cosas y salió apenas, tambaleándose en cada escalón que bajaba, como si estuviera caminando sobre hielo o sobre gelatina. Algunos quisieron reírse, pero él levantó la vista y les dedicó una mirada aún peor. Ellos no entendían si estaban dentro de una clase o dentro de una película de terror. Algunas mujeres no entendían cómo podía ser tan atrayente y a la vez tan aterrador, era como un demonio.
    —No es un demonio, es un youkai… —contestó Luchy desde abajo. Todos bajaron la vista para mirar a la chica, incluso él.
    —Cállese la boca y trabaje —le dijo. Ella se sobresaltó y volvió a su trabajo muerta de miedo y de vergüenza.
    Él bajó lentamente la escalera para ir al frente de la clase, siendo seguido por todas las azoradas miradas. Fue hasta el escritorio, tomó las fichas y las miró con detenimiento, memorizando las caras y los nombres. Comenzó a nombrar a cada uno de los molestos, cuando ellos decían “presente”, él les colocaba un “ausente” por cada falta de respeto. Algunos querían morirse ¡Estaban a punto de quedarse libres! Otros querían matarlo.
    —Claudio —dijo parpadeando para ubicarlo
    —Presente, señor —dijo confundido el muchacho
    —Tiene un ausente
    Tomó aire
    —Fátima —la chica lista lo miró desesperada
    —Presente
    —Tiene un ausente.
    Se oyó un suspiro general
    —Freddy —dijo mientras miraba al chico que alzaba la mano
    —Presente, señor
    —Tiene un ausente
    —Belén —dijo mirándola algo sorprendido
    Ella levantó la vista
    —Presente, Sesshoumaru-sama —dijo ella con el estómago encogido y náuseas
    —Saber mi nombre no le quita el ausente
    Ella se cubrió la cara con una mano, era una estúpida.
    Así, él siguió humillándolos uno por uno, mientras los minutos pasaban y la clase se hacía insoportable. Ellos ya ni siquiera pensaban en respirar por temor a que eso les provocara un “ausente” en sus respectivas fichas, alguna reprimenda o una burla general. En vez de disminuir, la tarea aumentaba a cada segundo, la pizarra se llenaba más, las horas pasaban a cuentagotas.
    Finalmente, él se paró delante y anunció.
    —Pueden salir durante diez minutos.
    Cuando la primera parte de la clase terminó, todos estaban muertos de nervios, cansancio y miedo. Salieron corriendo despavoridos del auditorio, como si huyeran de un asesino o algo así. Esto superaba toda fantasía y toda película de terror, algunos sólo querían ir a casa, después de todo, él les había colocado ausentes, estar o no estar era lo mismo… más de uno había salido bufando, sacando con cada suspiro un revoltijo de emociones fuertes entremezcladas.
    Ella sólo quería llamar a su papá como hacía cada vez que tenía miedo.
    —Cielos —Luchy acomodó sus cosas, guardó sus apuntes, dejó la mochila en el asiento y se preparó a salir cuando él la llamó.
    —¿S-sí? —tartamudeó con ojos de plato, notablemente pálida y con deseos de vomitar, la película de la noche anterior no era nada comparado con esto. ¿Para qué la llamaba?
    Él estaba sentado con ambos brazos sobre el escritorio, inclinado hacia atrás, con la vista hacia abajo. Ella temía que en cualquier momento, él levantaría esos ojos y ella se desmayara del susto y la sorpresa. Y así fue. Ella retrocedió unos pasos.
    —Sabes de mí
    Ella negó enérgicamente con la cabeza y con una clara expresión de “yo-no-fui”. No quería meterse en ningún rollo complicado, las palabras simplemente no le salían.
    —Sabes mi nombre y que estuve con alguien
    Ella volvió a negar
    —Sabes de Amys
    Ella se vio obligada a asentir, no podía mentir eso.
    —¿Qué más sabes?
    —Na-na-nada más —dijo apenas, buscando el aire que le faltaba
    —Pero sabes cómo se llamaba, nadie más sabe eso —parpadeó—, es raro.
    —Me enseñaron muchas cosas
    Él movió una mano
    —¿Cosas sobre mí?
    Ella asintió apenas
    —Sí, algo así—se dio cuenta de que estaba temblando con fuerza
    —¿Qué más sabes de ella?
    —Nada, no sé nada, señor
    Él la miró sin creerle, como esperando a que ella soltara algunas palabras más, instigándola, indagando en sus recuerdos más íntimos.
    —To-toda persona consciente de la verdad probablemente desearía estar en el lugar de ella —asintió mientras tragaba saliva e intentaba encontrar la voz agudísima—. A lo sumo, sé lo que saben todos.
    —¿Y qué es eso? —preguntó interesado
    —Que usted la llamaba Rin
    —Sorprendente —parpadeó— guárdate lo que sabes.
    Sin pensarlo mucho, ella salió corriendo tan rápido como esas piernas flojas se lo permitían, no quería más cometarios. Fue hasta el baño y se echó un balde de agua encima para limpiarse la cara, despertarse y arreglarse el cabello, el cual el espejo le demostraba que estaba completamente erizado, como púas de puerco espín.
    —Y quién no —pensó. Lo que más deseaba era salir y descubrir que todo eso no había sido más que un deja vue o un sueño, pero al salir, lo vio parado junto a la puerta, apoyado en la pared. A unos siete metros de él, paradas en semicírculo, todas las mujeres lo miraban y susurraban muchas cosas, de lo más simple a lo más atrevido. Él hacía la cara hacia un lado y las miraba por el rabillo del ojo con los brazos cruzados, duro como una estatua. Ahora era la atracción principal. Antes de darse cuenta, estaba rodeado de más de sesenta mujeres que lo miraban a una buena distancia, comentando… y temblando.
    Miraba con disimulo a los muchachos que se habían reunido en una parte bastante más alejada y alcanzó a oír las patrañas que decían sobre él, eso no se debía solamente a la mala experiencia de la clase, sino también a que acaparaba toda la atención femenina.
    Para ser humanos estaban bastante feos, con razón llamaba la atención, soltó un imperceptible suspiro de hastío.
    Le decían de todo, desde “chulo” hasta “sexy”. Quería mandarlas a todas a la enfermería, no obstante, no podía. Miró y escuchó a los varones. Esos sí que se irían a la enfermería como siguieran calumniándolo.
    Llamó a todos a entrar y ellos obedecieron casi como ovejas mansas, sin rechistar, había conseguido obediencia y atención total en ambos géneros. Todos lo siguieron en fila hasta adentro y luego ocuparon sus respectivos lugares en el auditorio, el famoso salón “C”.
    Sólo después de haber superado el susto matutino, ellos finalmente se dedicaron a mirarlo con cuidado —sin que él se diera cuenta, claro está—. Vestía de blanco, vestía extraño, para la mayoría, era ropa oriental, al igual que su apariencia. Sin embargo, aunque su tono de piel era claro, no estaba matizado: ni rojo por el sol, si amarillo como mucha gente oriental, era completamente blanco, como un fantasma.
    —Es que es un fantasma —susurró la chica desde atrás mientras veía que algunos temblaban. Ella volvió a sentir el mismo escalofrío que en la mañana.
    Pero eso no era todo, también era bastante más alto que cualquiera de ellos y tenía una complexión física que asustaba. Cuando se llevó una mano a la cabeza para hacerse hacia atrás su larguísimo cabello blanco, y su manga se movió, unas cuantas chicas abrieron mucho los ojos. Sí que tenía músculos ¿Tendría cerebro también?
    La ropa era completamente brillante, como seda o satén, llevaba botas muy poco comunes que les dejaban los pies con una forma delicada. Las facciones de su rostro, además de ser las de un oriental, eran en extremo refinadas y armónicas. Cualquiera podía marearse viendo su belleza u oyendo su voz, aunque también podían morirse de un susto. A muchos se les puso la carne de gallina, tenía dos opuestos dentro de un mismo cuerpo. Su actitud delicada parecía la de un príncipe.
    Antes de que dijera nada, un muchacho se inclinó hacia ella
    —¿Por casualidad es un príncipe?
    —Era —murmuró ella
    Él se dio la vuelta en el acto y todos se quedaron atónitos, retrocediendo un paso a causa de la sorpresa
    —Soy —dijo algo molesto antes de entrar.
    Ella se quedó sorprendida de que él oyera claramente un murmullo a cuatro metros de distancia
    —Es —le murmuraron algunos chicos.

    Todos estaban dispuestos a pasar unas horas más de escribir incesantemente en el momento en que el “príncipe” tomó los apuntes y los miró. Pero en vez de eso, comenzó a hablar con total elocuencia y a explicar como si conociera el tema desde siempre, explayándose de una forma tan clara que era imposible no entenderlo y memorizarlo, pero no paraba de hablar en ningún momento, como si no se cansara o no tomara aire, hablaba con la fluidez de un CD de mp3 y con esa voz hipnótica, grave, profunda y sexy que embelesaba.
    Cuando ellos creían que lo peor había pasado, se dieron cuenta de lo equivocados que estaban porque, por mucho que comprendieran la excelente clase, nadie podía tomar nota por causas varias, entre las que se incluían su velocidad para procesar datos, su mirada penetrante y su voz.
    Cuando finalmente terminó de hablar todos estaban mareados a causa de la cascada de palabras que terminó con un simple
    —¿Alguna pregunta? —aunque tuvieran preguntas, nadie tenía el coraje para hacerlas. Quién se animara a enfrentarlo… Todo se llenó de un silencio sepulcral y, si no fuera de día, seguramente se hubiera oído hasta el canto del grillo.
    Él se les quedó mirando en silencio, nadie iba a preguntar y eso sólo podía significar que lo comprendieron bien o que estaban muertos del miedo. Parpadeó una, dos veces y volvió a sentarse del otro lado del escritorio mientras llamaba a un ayudante para que recogiera las fichas de alumnos y recogía los apuntes que había “tomado prestados”.
    Levantó de pronto la vista hacia ellos y casi les dio un síncope. Pudo oírse claramente el murmullo de sobresalto. En su perfecto rostro se dibujó una sonrisa que le dejaba un aire de crueldad.
    —Nos vemos mañana —dijo antes de levantarse y salir.
    Ellos se quedaron congelados sin poder asimilar las palabras, tenía que ser una pesadilla, fue como si un espejo se hiciera añicos. Cuando finalmente comprendieron que todo eso era real reaccionaron.
    Él, que salía tranquila y lentamente por la puerta principal de :PersonName w:st="on" ProductID="la Universidad">la Universidad:PersonName>, pudo oír claramente un grito general de espanto, de humanos torturados, el trabajo cumplido de todo fantasma.
    ____________________________________________________________________________
    Hace un par de días estuve mirando una película de terror con un conocido, y nos pusimos a discutir qué haríamos si un día cualquiera se nos apareciera un youkai o un yourei, y así surgió este graciosísimo one-shot…
     
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  2.  
    Samantha

    Samantha Saa Comentarista Top

    Piscis
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    Inventory:

    Escritor
    Re: Un día normal de clases

    Tienes tiempo escribiendo en los foros, ¿no? Supongo que sabes de antemano que los emoticonos o caritas están prohibidos, ¿no?
    Te pido por favor que te abstengas de usarlos, se ven muy mal y le restan narración a la historia.

    Claro, eso no quiere decir que no me haya gustado la historia, al contrario la trama estuvo buena. xD
     
  3.  
    \Tsuyuka/

    \Tsuyuka/ Entusiasta

    Leo
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    Escritora
    Re: Un día normal de clases

    Oh Lube-san.
    Con razón estabas enojadita, yo ni cuenta me di de este One-shot tuyo...

    Debo decirte que yo muchas veces he soñado algo parecido, sin que tubiera que ver una peli de terror japonesa -que asustan mucho y son de mis favoritas-, como la llamada (version japonesa) y otras de las que no recuerdo el nombre; auqnue tiene el mismo aire de suspenso y... ¡Te aparece una niña de no más de quince años!, que viste de maneras poco usuales, viene caminando con la cabeza baja, haciendo que el cabello negro, largo y lacio, le tape la cara. Y encima camina rapidísimo cuando intentas huir.

    Yo voy a 3ro de la Secundaria Básica, o 9no de la Primaria -como era el sistema hace unos tres años-; no es para nada difícil, es más, a veces me aburro tanto que, mirando el pizarrón negro, comienzo a divagar en mi mente.
    Veo siluetas de personajes, personas, animales, escenarios, etc. Que no está allí; es como si viera una película mientras observo la nada... Me ha pasado, cuando hago eso, que mis compañeros -los del banco de atrás, ya que me siento sola- me llaman para preguntarme algo que no entienden (¿Para qué están los profesores?) y yo ni reacciono.
    Mucha gente que me conoce desde chica está acostumbrada a eso... Por mi parte creo que cada vez estoy más abstraida de la realidad y más metida en mi mundo perfecto; soñando con cosas irreales y com miles de historias originales.

    Muchas veces me pregunto -aunque no pienso muy profundamanete ya que soy interrumpida- qué pasaría si alguno de los personajes que me guastan (por favoritos de cada anime, aunque los mejores son Sesshy and Gregory) se apareciera como mi profesor de lo que sea, o fuera un vecino, o se conviertiera en algun Socio/a de mi madre... Y creo que de tan mala suerte nunca me dejan termiinar de contestar mi pregunta existencial...
    En el caso de Sesshoumaru para mi hubiera sudo parecido, de no ser porque NADIE, excepto yo, lo conoce en el colegio.
    Aunque a veces lo dibuje en las horas libre, o cuando estoy muy embolada, no le hablo a nadie de él. Tampoco preguntan, y si lo hacen no les interesa cuando digo que es un personaje de una Anime/Manga... Pero me agrada que solo yo sea su fan en ese lugar, y en el barrio donde vivo.

    Me imagino que todos hubierna muerto de miedo, desmayado y demás. Solo dos chicas hubieran coqueteado con él, por poco tiempo. ellas son Eliana y Mariana, mis enemigas mortales (muy exagerado?), se visten algo -muy- asquerosamente llamativo: visten jeans demasiado apretados, y remeras -musculosas- con un escote muy prolongado; además de no utilizar sujetador...
    Se maquillan como si tubienra 20 años y hablan guasadas todo el día. Dicen cosas como: "Quien la tiene más grande" o "Con quien pasaron el rato el día de ayer"...
    Me llevo muy mal con ellas, se creen mucho por llamar la atensión de unos idiotas y te miran como si fueras inferior.
    El año pasado me pelié com ambas a la vez; debo decir que no fue algo muy elocuente de hacer, pero quise sacar lña rabia que llevaba dentro y les fui a levantar la voz y decirtes "Par de Gatos Baratos"... Ellas se "ofendieron" y me retaron a que peleara contra ella a la salida de cole. Yo no me hice para atrás y acepté. Debo decir tambien que esa semana no había sido muy buena para mí, y al verlas en la esquina me abalancé sin pensarlo contra ambas.
    No eran ni son muy fuertes, a decir verdad estan bastante fuera de forma, así que no me fue difícil gopearlas.
    me suspendieron, pero todo quedó arreglado gracias a los testimonios de uunas compañeras muy queridas para mí.

    Supongo que me hubiera gustado saber como Sesshoumaru las pondría en su lugar, y como ellas se aterrorizarían ante su presencia.
    Además de que yo iría y le besaría los pies, sin preocuparme por lo humillante que pudiera parecer a los ojos de los demás. Para mí sería un gran honor tenerlo como profesor; una suerte de profesor.
    Y le demostraría que puedo ser muy inteligente y astuta cuando es necesario; que puedo hacer casi cualquier cosa por ser mejor, incluso tenerlo como mi profesor. Aunque eso signifique sacrificar mucho para pasar de grado.
    Si pudiera elegir que materia daría, creo que elegiría historia -que es un plomo y mi profesor actual es un viejo de mierd*, que bebe y fuma-, eso me ayudaría a prestar atension... Auqnue pensándolo mejor me gustaría que fuera de una materia como matemáticas o Artística, las cuales me van muy bien y tengo buenos dotes para ambas.
    Nunca eligiría gimnasia -o educasión física-, repito, NUNCA. Tener a un Daiyoukai que "todo-lo-puede" como profesor de una materia donde te exijan esfuerzos físicos... Y no es por no estar en forma, pero no me imagino lo exigente que puede llegar a ser :eek:; creo que no sería una buena idea...
    La única excepción para que él fuera Pfro. de Ed. Física, sería que no lo aceptaran como profe de otra materia... Pero solo por eso.

    Creo que ya me exedí un poco... Para contestar tu próximo One-shot creo que escribiré yo uno, con un comentario pequeño al final... :P
    Sigue escribiendo así, mi veta oficial -a la que pronto le enviaré dos capítulos- que aunque sean cortos, me propinan un buen momento de lectura y me dejan pensando... Tal vez ahora em dejen y no me interrumpan cuando me lo imagine como mi profesor...

    Hasta la próxima -que ya me tan sacando a payadas de la PC-, nos leemos luego.

    Atte.
    Tsuyuka, el 5to Dios.

     

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