Un cambio en el corazón… el sol que derritió el hielo.

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por InunoTaisho, 17 Julio 2011.

  1.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,827
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Un cambio en el corazón… el sol que derritió el hielo.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    2001
    Un cambio en el corazón… el sol que derritió el hielo.

    Les presentó este fic, es mi teoría acerca de lo que pudo sentir Sesshōmaru hacia Lin; qué hizo que el poderoso e imperturbable Daiyōkai cambiará, aunque sea un poco y sólo por ella, la frialdad y el odio en su corazón.

    Aclaro, sólo teoría, y la historia la iré contando sobre algunos pasajes importantes donde se note más la preocupación de Sesshōmaru por Lin, tanto en el manga como en el anime y alguna película por ahí; los conocedores sabrán identificarlos.

    En lo personal nunca me ha gustado pensar en ellos como una pareja amorosa, y no es tanto por la diferencia de edad como por la personalidad de él, cambió pero no para tanto. Tal vez para Sesshōmaru sea como una pequeña criatura a la que debe cuidar y amar, protegerla incluso de él mismo. Y ella no creo que algún día llegue a ver al Gran Sesshōmaru – sama como algo más que su protector. Se aman, pero no con ese tipo de amor pasional y erótico.

    Al final les daré una sorpresa... tal vez le de un cambio a la trama sin afectar del todo lo que es Sesshomaru. Porque claro que un ser taaan hermoso como el gran demonio blanco también tiene un corazoncito que late, pero sin dejar de ser como es, así es como nos gusta. Aquí se enlazará un poco con la historia de “Pasado mañana”, que ya viene siendo mi cosecha personal.

    Espero no se desilusionen, y vean mi punto de vista. Disfrútenlo por favor y recibo sus comentarios, criticas, sugerencias y recomendaciones. Y recuerden, la historia original y los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi.

    Capítulo 1 Recuerdos del pasado.



    La luna creciente brillaba en el fondo del oscuro cielo nocturno. Y pensar que unas cuantas horas atrás…



    El imponente Daiyōkai de larga y plateada cabellera estaba absorto en sus ideas, contemplando con sus ambarinos ojos al astro en medio del cielo. Se encontraba de pie en medio de un claro del bosque, en donde su silueta destacaba más con el resplandor lunar.



    Señor Sesshōmaru… — escuchó un susurro que lo hizo girarse lentamente al sitio de donde provenía.



    No muy lejos de su posición, cerca de una fogata, recostada junto al tronco de un gran árbol al lado de un pequeño demonio verde, dormía plácidamente una pequeña niña de cabellos oscuros, que no tendría más de ocho años. Junto a ellos se encontraba también un jovencito un poco mayor que ella y un dragón de dos cabezas, de mediano tamaño. Sesshōmaru sabía que no había peligro. Nada en ese momento podría interrumpir el sueño de esa pequeña y de sus acompañantes. “Es un sueño” pensó Sesshōmaru, pero no dejó de observarla con esos profundos e inexpresivos ojos ámbar. Y pensar que unas cuantas horas atrás estuvo a punto de perderla. Y eso le hizo recordar… las palabras que su padre le dirigió por última vez, hace cientos de años.

    *************************************************************

    Hace cientos de años…



    Cerca del mar, en una noche de luna llena, pero al paso de un eclipse total, una alta figura esperaba, sabía que su hora había llegado. De la nada, o así parecía, apareció otra figura algo pequeña, pero igual de imponente, con una larga cabellera plateada ondeando al compás de la brisa marina. Parecía flotar al andar.



    Algo pasaría. Lo presentía. Y algo no muy bueno, y no tanto para él. Se acercó con paso lento a la alta figura, tan parecido a él, pero a la vez tan diferente; su padre, el Gran Señor Inu no Taishō, se encontraba herido, gravemente herido. ¿Por qué permitió que le ocurriera eso? ¿Por qué mostrar debilidad? Por algo que no valía la pena… una humana. Pero eso al final no le importaba. Sí su padre moría por ser débil, como esos humanos a los que tanto defendía, pues no era su asunto. Recordó también a su madre, una Daiyōkai como lo eran él y su padre. El que ella permitiera que su padre la cambiara por… tampoco era su asunto, por ello se fue dejándolo solo. Porque él se encontraba solo. Pero no necesitaba a nadie. Se sabía poderoso. Lo último que si deseaba de su padre era un objeto que se encontraba precisamente sujeto a su cintura. Una espada.



    ¿Por qué padre? ¿Por una humana? — le preguntó al llegar cerca de la figura alta.

    No lo comprenderías hijo, pero así debe ser. Es la imprimación — le contestó su padre sin mirarlo — ¿No te hable de ella?



    ¿Imprimación? — dijo sin atisbo de emoción en su profunda voz — No recuerdo.



    Bueno Sesshōmaru, pues eso pasó exactamente. — continuo su padre — Me imprimé de Izayoi, y es por eso que no puedo abandonarlos, ni a ella ni a tú pequeño hermano. Es semejante al amor.

    Sesshōmaru miró a su padre, volviendo su rostro inexpresivo hacia él. “¿Amor? Un estúpido sentimiento”.



    Algún día tal vez te ocurra — concluyó al final su padre.

    Sesshōmaru seguía imperturbable. Sólo quería la mejor espada, Tessaiga. Tenseiga no le interesaba en absoluto y Souunga… tal vez algún día también sería suya.



    Sesshōmaru, — volvió a decir Inu no Taishō — lo último que te pido es que lo protejas… hasta que pueda defenderse solo.



    Esta vez si levantó una ceja, “¿Proteger… a esa cosa?”



    Tessaiga. — fue su respuesta — Dame a Tessaiga.



    ¿Para qué quieres más poder? Tienes el suficiente. — respondió su padre — Tessaiga es para tu hermano. Él la va a necesitar más que tú, por muchas razones. Souunga no está a discusión, la dejo lejos del alcance de malas intenciones. Tu herencia es Tenseiga, a su tiempo lo entenderás.



    No obtuvo respuesta. Sesshōmaru continuo cerca de él sin mostrar nada en su rostro, asemejaba una estatua. Pero Inu no Taishō sabía que había herido el orgullo de su hijo mayor. Aun así su decisión estaba tomada, pero… ¡cómo le gustaría que él entendiera el por qué!



    Sesshōmaru, — agregó como fin a la conversación — ¿tienes algo que proteger?



    Sesshōmaru le dirigió a su padre una última mirada con la molestia reflejada en sus ojos ambarinos antes de darle la espalda y alejarse con paso lento pero firme. “¿Algo que proteger? No tengo que proteger a nadie” pensó “Tenseiga es un arma inútil, no la necesito. Tessaiga debería ser para mí, y la tendré aunque desobedezca tú última voluntad. Pero no por ahora, no soy tan cobarde para atacar a… un ser inferior como ese”.



    Escuchó como su padre también se alejaba. El sonido de sus pasos le indicaba que había tomado su forma real. Corría hacia esos seres débiles, a morir como si fuera uno de ellos.

    “¿Imprimación?” fue su último pensamiento “Tonterías”.



    *************************************************************



    “Imprimación” volvió a pensar. ¿Acaso de verdad se había imprimado por esa pequeña? Como saberlo. Volvió a fijar su mirada nuevamente hacia la luna. Había cosas más importantes que pensar. Ella aun sigue aquí, y no se iría antes de que termine su tiempo en la vida.



    Llegó la mañana. El sol ya se levantaba en el horizonte, Lin abrió lentamente sus profundos ojos achocolatados. A su lado Jaken roncaba con ganas. Un poco más allá, junto a Ah- Uh, se encontraba Kohaku. También se había despertado y miraba a Lin con sus grandes ojos cafés aun cargados de sueño.



    ¡Buenos días Kohaku! — saludó Lin amablemente — Despierte ya señor Jaken.



    ¡Buenos días Lin!, — le respondió Kohaku desperezándose — parece que el señor Jaken no durmió bien.



    Lin buscó con su mirada y lo encontró. Allí estaba, tan imponente como siempre, alto, poderoso, imperturbable,… hermoso. Y como siempre, absorto en sus pensamientos, sentado a una distancia prudente sobre una roca.



    ¡Buenos días Señor Sesshōmaru! — le dijo Lin con su hermosa sonrisa y la felicidad reflejada en su rostro.



    Por respuesta obtuvo un “Vamos, tenemos que continuar” pronunciado por el Daiyōkai sin siquiera voltear a verla. Así que los dos niños despertaron a Jaken, lo que no fue tan difícil cuando el aludido sintió por un momento la mirada de su amo sobre él, y montaron en Ah – Uh para seguir a Sesshōmaru.



    ¿Por qué el Señor Sesshōmaru andaba con esos pequeños humanos? Una pregunta que siempre se había hecho Jaken, y varios seres monstruosos más con los que se habían topado. Sobre todo después de la pérdida de su poderosa espada, Tōkijin.



    Tal vez el hecho de llevar a Kohaku tenga un propósito. Acabar con ese maldito Naraku, ese ser inferior, el cual siempre ha querido utilizar al Gran Señor Sesshōmaru para resolver los problemas que tiene con Inuyasha y sus acompañantes humanos, especialmente con la extraña sacerdotisa llamada Aome. Y al parecer, el muchacho tiene algo que el engendro quiere y necesita.



    Inuyasha… el despreciable medio hermano de su amo, un Hanyō; el que se quedó con la mejor parte de la herencia paterna.



    Pero, ¿Lin? No encuentra razón aparente y justificable. Ninguna desde que ella esta presente. Aunque la actitud del gran demonio, varias horas atrás, lo había dejado más que sorprendido, de verdad. Su amo, el Gran Señor Sesshōmaru, nunca mostraba debilidad, siempre era implacable… y estuvo a punto de quebrarse y olvidarlo todo por ella, por su vida, por su pérdida.



    Nota de la autora: Tal vez algo de OoC., pero no es intencional. Sesshōmaru es frío y muy apartado de las cosas… pero eso no quiere decir que no sienta o piense… especialmente en la adorable criatura que le sigue, ese pequeño y frágil ser humano que le enseñará lo verdaderamente valioso del sentimiento y la convicción de amar. Mi punto de vista, disfrútenlo. Lo de la imprimación me pareció adecuado porque se muestra como algo similar al amor pero sin llegar a serlo del todo… eso es enredado. Y la imprimación si existe… los conocedores sabrán a que me refiero. Sayonara.
    P.D. Sobre mis otros fics... continuan en activo porque son muy importantes y me interesa terminarlos como debe ser, iré con calma para que no pierdan calidad, y aunque me demore un poco se que no se decepcionaran de los resultados. Gracias una vez más por su paciencia.
     
    • Me gusta Me gusta x 9
  2.  
    Naru-Chan

    Naru-Chan Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    11 Junio 2011
    Mensajes:
    653
    Pluma de
    Escritora
    hola amiga!!como te dije aqui me paso a comentar...
    bueno tu narracion es buena y la trama la voy entendiendo...
    me quede con la duda cuando dijiste que al final nos darias
    una sorpresa, pero bueno voy a tener que esperar para saber de
    que se trata n.n
    en este capitulo te basaste en la tercera pelicula de inuyasha, y el capitulo *de kantesu hen* que sesshomaru
    va al inframundo a buscar el alma de rin, ¿no?
    yo no vi ooc, creo que describiste muy bien a sesshomaru, el es frio y
    inexpresibo, pero con rin siempre es un poco diferente... bueno a mi me gusto tu nuevo fic, asi que cuenta conmigo ya que voy a ser una de tus fieles lectoras... en si estoy mas acostumbrada a tus comedias pero este genero tambien te queda bien... avisame cuando lo actualises si... gracias por la invitacion n.n....sayonara!!
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  3.  
    cristty

    cristty Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    16 Julio 2008
    Mensajes:
    49
    Muchas gracias por avisarme... Creo saber mas o menos en que momento estan.
    Lo de Sesshomaru es en la tercer pelicula, al principio, y lo otro es en el episodio 9 de Kanketsu Hen...
    Jajajajaj y eso que metiste la idea de la imprimacion? Me parece estupendo, ya que si se parecen un poco a los lobos de Crepusculo...
    Bueno, me ha llamado mucho la atencion, como todo lo que escribes. Yo tambien tengo la curiosidad de saber que pasara despues, y saber por que en realidad Sesshomaru trae consigo a Rin, ya ves que el en el anime dice que porque es ella quien lo persigue, pero en realidad es porque se encariño con esa pequeña niña... Al menos eso creo
    Bueno, avisame cuando pongas tu continuacion... Ya sabes que yo siempre te estare esperando fielmente
    Muchos besos de mi parte!!
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  4.  
    elizabeth wolf

    elizabeth wolf Entusiasta

    Acuario
    Miembro desde:
    15 Junio 2011
    Mensajes:
    146
    Pluma de
    Escritora
    me gusto mucho y si es muy bueno como describes y sitúas tu historia en momentos específicos de la película y la serie por un momento me desconcertó lo de la imprimación, pero realmente te quedo como un guante la historia esta muy bien narrada para mi gusto espero la conti avísame si!!
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  5.  
    rin chan

    rin chan Entusiasta

    Sagitario
    Miembro desde:
    28 Abril 2010
    Mensajes:
    127
    Pluma de
    Escritora
    me ha gustado bastante, me doy cuenta que fue momentos despues de que rin fue revivida por la madre de sesshomaru
    jeje veo q ese capi a varios nos lleno el corazon de una manera u otra y tu lo has hecho con este fic, buen trabajo
    solo leves faltas de ortografia pero nada grave
    espero tu conti. grax por invitarmee
     
  6.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,827
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Un cambio en el corazón… el sol que derritió el hielo.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    2553
    Gracias por los comentarios que nos levantan el ánimo... dije que la llevaría lento y por lo menos los cuatro primeros capitulos los tengo bien listos, en lo que sigue voy lento... al igual que en "Pasado mañana" y "Un juego por la vida de Naraku" que continuare paso por paso para que sigan igual de bien... aparte la escuela y otras cosas (llamadas Saiyajins jejeje, no es pretexto pero no me dejan en paz) me distraen. Y con ustedes lo que sigue:

    Capítulo 2.- Cuando todo comenzó.

    Caminaba en silencio, erguido como de costumbre, imponente, con la mirada ambarina perdida en la lejanía, hacia el horizonte. “Ese maldito de Naraku” pensó, “el muy cobarde sigue oculto, y por lo que veo ni el tonto de Inuyasha tiene alguna pista. Es mejor seguirlo a una distancia prudente hasta que ese bastardo decida salir de donde esté”. En ese momento, una tierna voz lo alejó de sus pensamientos.

    Creo que tengo hambre Señor Sesshōmaru, — dijo Lin mientras su estómago lanzaba un gruñido — y Kohaku también.

    El aludido iba a contestar “No es verdad…” cuando su estómago también emitió el mismo gruñido de hambre.

    Busquen su comida en un lugar cercano. — respondió Sesshōmaru sin siquiera voltear a verlos — Jaken, ya sabes lo que debes hacer.

    Si amo bonito — contestó Jaken.

    “Malditos chamacos” pensó este mientras los acompañaba a un cercano arroyo, atravesando los matorrales, para que pescaran. “Si por mi fuera ninguno de ellos vendría con nosotros. Todavía me pregunto que pretende el amo.”

    No había nada que temer. Ningún peligro. Regresó a sus pensamientos mientras se volvía para sentarse sobre una roca junto al sendero por el que habían llegado hasta ahí. Nunca caminaba por sendas humanas. “Naraku, maldito bastardo…”, y sin saber por qué, sólo para estar seguro, miró de soslayo con sus inexpresivos ojos ámbar el lugar por el cual sus acompañantes se habían dirigido al arroyo, y escuchaba muy atentamente la vocecita de Lin, en medio del sonido del chapotear en el agua:

    ¡Kohaku, atrápalo! — se reía — ¡No lo deje escapar señor Jaken!

    ¡Lo tengo! — gritó Jaken con voz triunfal — ¡Oh no! ¡Se escapa!

    ¡Lo atrapé! — respondió Kohaku en un último intento de escape del pez.

    ¡Que bien! — agregó Lin — ¡Ahora ya podremos comer! Volvamos con el Señor Sesshōmaru y luego lo cocinamos.

    Regresaron por el mismo camino. Sesshōmaru continuaba sentado en la roca, con su indiferencia habitual, sin percatarse de su llegada, como si no estuvieran allí.

    Señor Sesshōmaru ya trajimos de comer. — le dijo Lin mientras se acercaba a donde se él encontraba — ¿Tenemos tiempo para cocinarlo?

    Haz lo que quieras — fue la respuesta indiferente, sin pizca de emoción.

    ¡Sí! — respondió ella, con la felicidad dibujada en su pequeño rostro — ¿Me ayudas Kohaku? Señor Jaken, usted también.

    ¿¡Yo!? — Jaken casi le grita mientras Kohaku asentía con la cabeza — ¿oye crees que soy…? — la gélida mirada que Sesshōmaru le dirigió hizo que se callara.

    Muy bien señor Jaken, acompáñeme a buscar ramitas; — dijo Kohaku — no muy lejos de aquí hay unos arbustos secos que podemos utilizar.

    Se fueron mientras Lin juntaba también unas hojitas para poder hacer fuego y cocinar el pescado.

    El Daiyōkai parecía nuevamente sumido en sus pensamientos. Pero en realidad miraba a la pequeña de soslayo. Sólo a ella. ¿Por qué? Ni el mismo se lo explicaba, todavía. ¿Realmente era… imprimación? Hace meses se lo venía preguntando… y recordó como empezó.

    ***************************************************************************

    Muchos meses atrás…

    “¿Cómo diablos pudo ese descastado? ¿Por qué? Me confié demasiado. Afortunadamente… estoy vivo aún”. Sesshōmaru se encontraba herido en un tupido bosque, Tenseiga lo había transportado hasta ese lugar. Era ya tarde, el sol se ocultaba en el poniente. ”Maldito Inuyasha, ya verás en cuanto me recupere. Te arrepentirás de haber tratado así a tu gran hermano”. No sabía exactamente donde se encontraba. Lo que recordaba es que Inuyasha le había lanzado directamente el Kaze no Kizu de Tessaiga y, si no fuera porque el resplandor desprendido de Tenseiga lo envolvió protectoramente, ese habría sido su fin.

    De pronto sintió que algo se acercaba. En ese espeso bosque cualquier criatura podría estar oculta. Se encontraba débil, pero no permitiría que se atrevieran a lastimarlo más sin dar batalla. Ni tardo ni perezoso se incorporó adoptando una pose intimidante pero… sólo se trataba de una humana. Se recuperó. ” ¿Qué hace en este bosque una humana? Tal parece que Tenseiga me transportó cerca de una aldea de humanos. Seres débiles e inferiores”.

    Era una niña pequeña, vestida de una manera muy pobre; tenía largos y alborotados cabellos negros y unos lindos ojos marrones de mirada profunda. La niña pareció asustarse cuando él se levantó, pero después, muy decidida, se acercó con paso firme y… le echó agua en la cara.

    “¿Qué demonios le pasa a esta estúpida niña?” se sorprendió Sesshōmaru en cuanto recibió el chorro de agua en pleno rostro. “¿Cree que yo necesito su ayuda?”. La pequeña empezó a limpiar sus heridas. El Daiyōkai no decía nada. De hecho no hablaba. Pero si le extrañó en sobremanera que la chiquilla hiciera eso. Ella lo limpió lo mejor que pudo, y después se retiró por donde había llegado, dedicándole una última mirada de sus ojos cafés. Sesshōmaru la vio irse, pero no le preguntó nada.

    “Bueno” pensó nuevamente en cuanto la pequeña se alejó, “no se cual haya sido la intención de Tenseiga al traerme aquí, pero en cuanto pueda me largo… humanos, todos son repugnantes. Espero que el inútil de Jaken no haya perdido mi rastro.” Y sintió que le pesaban los párpados, algo raro en él, casi nunca dormía (en realidad no lo hemos visto dormir). Cerró los ambarinos ojos para descansar. Sabía que ya no había peligro, nada que temer. Pero… el olor de la niña flotaba en el aire, ese olor no lo olvidaría.

    Ella regresó al día siguiente, nuevamente por el mismo camino, llevándole comida. Él sólo la miró de soslayo cuando llegó cerca de donde se encontraba, con la “comida” (pescado asado y hongos) en una gran hoja, a modo de bandeja. “¿Piensa que yo me alimento con lo que ellos llaman “comida”? Qué asqueroso. Nada de eso es digno de mí”. Y haciendo gala de una gran indiferencia e insensibilidad, el Daiyōkai tiró de un manotazo la bandeja con comida. La pequeña sólo se quedó ahí, mirando con la cabeza gacha, como la “comida” caía al suelo. Dejó en el suelo un recipiente con agua y después se fue. “Menos mal. No soportaría que llorara; así de débiles son los humanos, tan sensibles por todo” pensó Sesshōmaru. “Tal vez no regrese, es mejor”, y cambiando esos pensamientos por otros se olvidó de la niña. O eso es lo que creía.

    Pero otra vez estaba allí, como el día anterior. “Insiste en traer esas porquerías. Los humanos no entienden nada”. Sin embargo, esta vez tenía en su carita algo diferente, algo que llamó su atención, por lo que nuevamente la miró de soslayo y le dijo:

    ¿Quién te hizo eso en el rostro?

    La niña abrió sus achocolatados ojos un poco más. ¿Acaso no esperaba una palabra hacia ella por el gran yōkai? No. Porque la chiquilla sabía que era un yōkai diferente de los pocos que había visto alguna vez. Se sintió alegre al oír su profunda y grave voz. Para ella era un ser espectacular. ¿Quién le habría causado tanto daño a ese perfecto demonio? Y le sonrió feliz por haberlo escuchado.

    ¿Por qué sonríes? Sólo te pregunte cómo estabas — continuo diciendo el Daiyōkai mientras giraba su rostro para mirarla directamente, por primera vez.

    Los ambarinos ojos de Sesshōmaru la observaron fijamente. “Es una humana tan simple, sonreír solamente por unas palabras. Sin embargo… entre ellos se hieren. Es una niña indefensa”. Y exploró rápidamente el pequeño rostro, el cual mostraba huellas de violencia. Quien quiera que haya sido el que lo hizo la había lastimado físicamente; pero al parecer eso a ella no le importaba. Sólo sonreía. Y esa sonrisa… le provocó al gran demonio una extraña sensación. Después, la chiquilla se fue muy contenta por el mismo camino.

    “Los humanos son seres extraños” pensó Sesshōmaru al verla alejarse, “se acabaran matando entre ellos… no quieren ni a sus propias crías.” Se levantó nuevamente cuando oyó una voz conocida y percibió un olor familiar acercándose.

    ¡Amo bonito! — era Jaken, por fin llegaba — Señor Sesshōmaru lo he buscado desesperadamente. Pensé que…

    Vámonos ya. — le espetó Sesshōmaru pero sin mostrar cambio alguno en su expresión de estatua griega. — Te tardaste bastante.

    Se alejaron de ese lugar, era mejor no estar cerca de humanos. Además de que un olor más repugnante se acercaba también… lobos demoniacos. Seguramente los atacarían y devorarían. Cuanto más lejos estuviera de ahí mejor… pero algo lo hizo detenerse. Volvió instintivamente sobre sus pasos. Jaken, a su lado, lo miraba absorto y extrañado por el repentino cambio de dirección. “¿Qué estoy haciendo?” se preguntó. “No es más que una simple humana. ¿Por qué tengo que volver?” Aún así no dejó de caminar. El olor de la pequeña había inundado el ambiente, su ambiente, y también el olor a muerte. Los lobos la han atacado, la han matado, le han arrebatado la vida.

    “Por aquí es por donde ella siempre volvía”. Siguiendo el sendero llegó. Los lobos estaban a punto de devorarla. Casi destrozaban su pequeño cuerpo, ahora inerte como una marioneta. Los ojos cafés estaban como vacíos, habían perdido su hermoso brillo. El gran demonio observó detenidamente la escena, sus ojos ambarinos no parecían expresar nada. Los lobos gruñeron, como si quisieran atacarlo para alejarlo de su presa. Sólo con levantar una ceja, las sanguinarias bestias huyeron. Por su puesto, es un Daiyōkai intimidante.

    ¡Que gran hazaña, amo bonito, con una sola mirada! — “El lambiscón de Jaken” —Señor Sesshōmaru, ¿quiere algo con esta humana?, — Jaken vio a la niña — está muerta.

    La expresión de Sesshōmaru no cambio.

    No — contestó el Daiyōkai, y le dio la espalda al cuerpecito sin vida mientras se alejaba con paso solemne. Jaken se retrasó un poco observando a la pequeña muerta.

    En su pensamiento, frente a sus ojos, le pareció ver nuevamente a la niña sonreír cuando le preguntó quién la había lastimado. Esa sonrisa tan… ¿dulce? “¿Qué me pasa? No es más que una humana” se repitió nuevamente. Pero volvió nuevamente sobre sus pasos, se acercó a ella y… sacó a Tenseiga. La espada palpitó.

    Ahora, pondremos a prueba el poder de Tenseiga — dijo Sesshōmaru.

    Y en ese instante, entrecerrando los ambarinos ojos, observó como los seres del otro mundo rodeaban el cadáver. Un rápido movimiento de su brazo (¡ZAS!) y esos seres fueron cortados por Tenseiga. Jaken miraba sorprendido a su amo. Se encontraba en shock, y más cuando su Señor levantó un poco a esa niña. Casi se desmaya.

    ¿Una prueba? — le había dicho antes de que su amo blandiera la espada.

    ¿Escuchó bien? ¿Su amo mencionó “una prueba”?

    El Daiyōkai se agachó un poco y tomó con su único brazo, delicadamente, el cuerpo inanimado de la pequeña niña. “¿Qué estoy sintiendo? Se ve tan frágil. Aún no debe morir” pensó. Y esperó el retorno de su joven vida. Escuchó nuevamente el latir de su corazón. Se sorprendió y… ¿alegró? Nunca se había planteado utilizar a Tenseiga de esa forma. No tenía ninguna necesidad de devolver la vida a los que murieron, menos a los débiles e insignificantes humanos. Sin embargo, aquella pequeña niña no debía morir aún. Ella abrió sus ojos, esos grandes ojos cafés, y miró a su salvador. Él la miró también, directamente a sus pupilas, con su ambarina y profunda mirada. Se levantó lentamente, mientras ella se enderezaba, sin que ambos dejaran de mirarse a los ojos. Después, también lentamente, se marchó por donde había llegado, sin percatarse de que su sirviente aún se encontraba en shock, con los grandes ojos más abiertos que de costumbre y el pico casi hasta el suelo.

    Y la chiquilla… lo siguió. “Pobre niña” pensó Sesshōmaru “seguramente esta sola en este mundo. Pero ¿por qué la traje de vuelta?, ella no significa nada para mí”. Se sonrió un poco. “¡Mph! Tenseiga, ¿acaso quieres otorgarme el don para ayudar a los humanos?” Escuchó detrás de él los pequeños pasos de ella. Se iba con ellos, y no se lo impidió. Llegaron a donde Ah – Uh se había quedado, en un claro del bosque, rodeado por la verde yerba. Jaken se acercó también, jadeando porque tuvo que correr para alcanzarlos.

    ¿Cuál es tu nombre? — dijo el gran demonio sin mirarla siquiera otra vez. “¿Hablará?” se preguntó internamente.

    Lin — contestó ella — Todos me llaman Lin. Gracias.

    ¿Lin?

    Si, ¿puedo quedarme con usted Señor Sesshōmaru? No tengo a nadie más.

    Haz lo que quieras… — le contestó indiferente — Jaken, andando.

    El pequeño demonio verde sólo atinó a decir “¿EH?” sin dejar de ver a la niña, y recibió un golpe directo a la cabeza.

    ¡Si! Vámonos. — sonrió ella nuevamente y empezó a caminar con ellos. A su lado.

    Nota de la autora: Puede que esto tenga algo de Drabble, pues son los pensamientos de Sesshōmaru al recordar varias de las cosas vividas con la pequeña Lin y su dulce compañía. Y véanlo bien, insensible puede parecer por fuera, pero su padre (o sea yo) sabía perfectamente que, muy adentro de su hijo mayor, había algo que le haría ver las cosas de forma distinta y así… poder superarlo. Puede que cambie un poco lo que en realidad pasa dentro de la serie, es mi versión personal sin querer apoderarme de los personajes. Sayonara.
     
    • Me gusta Me gusta x 6
  7.  
    Naru-Chan

    Naru-Chan Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    11 Junio 2011
    Mensajes:
    653
    Pluma de
    Escritora
    Hola amiga!! >.<
    bueno a mi me parecio muy lindo el capitulo, Sesshy estuvo como
    siempre, su caracter no cambio para nada, pero a su forma, muy linda
    y tierna a mi parecer, se preocupa por la pequeña Lin n.n
    y esta forma de contar ese episodio de la serie me gusto mas,
    que el que mostraron, se pudieron ver mejor los sentimientos de
    el gran Sesshomaru n.n, y a mi me parecio mejor...
    beuno sigueme invitando si n.n
    chaito!!
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  8.  
    inukag

    inukag Iniciado

    Cáncer
    Miembro desde:
    30 Noviembre 2010
    Mensajes:
    19
    Hola!! gracias x decirme de esta historia, realmente me gusto y yo comparto tu opinion de Sesshy y Lin se quieren pero no se aman (como Inu y Kag), yo considero que la protege ya que es una humana que logro (aunque sea poco) traspasar esa frialdad que tiene Sesshy, x cierto soy conocedora de de esos momentos (ke bonito es recordar) ;)...
    Sayo!!
     
  9.  
    Kikuz-sama

    Kikuz-sama Usuario popular

    Géminis
    Miembro desde:
    6 Julio 2011
    Mensajes:
    654
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Gracias por la invitacion de verdad lo agradezco n.n

    Bueno que decir me fascina como narras y a la actitud de Sesshumaru con rin y eso de la imprimacion es novedoso, nunca habia escuchado algo asi en un fic de inuyasha :)

    Me parece super genial espero me sigas invitando

    Ah y disculpa la tardanza y lo corto del comentario pero mi hermanito se desespera y me presiona ah no importa el proximo sera mas largo n.n

    Besos, genial historia y avisame para el siguiente capi!!!!

    Sayonara!!!!!
     
  10.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,827
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Un cambio en el corazón… el sol que derritió el hielo.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    3341
    Gracias por los post... todo es tan gratificante. Como les comente tenía ya los primeros cuatro capítulos listos, para lo siguiente me ire lento, pues "Pasado mañana" y "Un juego por la vida de Naraku" me ocupan, lo mismo que el fic de Dragon Ball que ya tengo por otros lares y que pronto subiré por este foro... con ustedes la conti de la historia.

    Capitulo 3.- Naraku… lamentarás haberlo hecho.

    El sol iluminaba ya el cielo, pintándolo de un hermoso color azul. Había muy pocas nubes. Era una linda mañana.

    El imponente Daiyōkai de ambarinos y fríos ojos continuaba sumido en sus pensamientos. Nada podría adivinarse en su expresión. Hasta se había olvidado de sus acompañantes por un momento, recordando lo pasado hacía meses, cuando ella decidió seguirlo… hasta el fin del mundo a pesar de los peligros que la rodeaban. Una tierna voz lo hizo regresar a la realidad. Una voz que lo hacía sentir diferente de cómo él era.

    Señor Sesshōmaru — dijo la pequeña de cabellos negros y grandes ojos cafés — ¿quiere un poco?

    Lin le ofrecía a Sesshōmaru un poco del gran pescado que habían atrapado para desayunar. El Daiyōkai volvió sus ojos para mirarla atentamente, y recordó nuevamente que ella le había ofrecido hace tiempo de comer.

    Sabes que no como eso — y le dedicó una breve sonrisa antes de volver su mirada al horizonte.

    Lo siento, se me había olvidado — le sonrió ella sonrojándose un poco.

    ¡Ay Lin, que tonta eres! — le reclamó Jaken viéndola con sus grandes ojos de sapo con enojo — ¡Sabes que esas porquerías no son dignas…! — pero recibió una pedrada en pleno rostro, lanzada sutilmente por su amo.

    Cállate Jaken. — fue lo que dijo el Daiyōkai sin ver al pobre sirviente caído — Si ya acabaron nos vamos — dirigiéndose esta vez a los niños mientras se levantaba de donde estaba sentado.

    ¡Sí! — respondieron Kohaku y Lin al unísono.

    Apagaron la fogata donde asaron el pescado, enterraron rápidamente los restos del frugal desayuno y montaron en Ah – Uh para alcanzar al Daiyōkai, que ya había avanzado con paso lento y elegante. De Jaken ni se acordaron. “¡Espéreme amo, no me deje!” gritó el pobre Jaken y se levantó para correr y alcanzarlos.

    Una suave brisa soplaba, haciendo ondear al viento la blanca y abundante cabellera de Sesshōmaru, dándole un aire majestuoso. Sus acompañantes lo alcanzaron.

    Señor Sesshōmaru, ¿vamos a seguir buscando a Naraku? — preguntó Lin; sus negros cabellos también se movían al viento — Ya sabe que él quiere a Kohaku para matarlo — se notó en su voz la preocupación por su amigo.

    No te angusties por eso. — respondió el aludido antes que Sesshōmaru — Sí es necesario que yo muera para que él desaparezca… no tengo miedo.

    El Daiyōkai no dijo nada, ni siquiera se inmutó, en apariencia. Pero aquellas palabras le hicieron recordar… ”Ese Naraku insolente, utilizar a este niño para sus fines macabros…”

    Mucho tiempo atrás, antes de que Naraku, ese ser inmundo y asqueroso, desapareciera para ocultarse en el Monte Hakurei, había tratado de obtener los poderes sobrenaturales de Sesshōmaru para deshacerse del imbécil de Inuyasha… secuestrando a la pequeña niña de negros cabellos, y poniéndola al resguardo de Kohaku, el cual actuaba como una marioneta sin voluntad, ante los designios de ese maldito. Una orden de Naraku y hubiera sido el fin de Lin. Eso era la poderosa razón que orilló al Daiyōkai a perseguir a ese descastado, para hacerle pagar la fechoría… despreciar su gran poder y querer utilizarlo empleando a la niña humana. Jamás se lo perdonaría.

    La luna brillaba en todo lo alto del cielo nocturno. Era una luna llena pero… diferente. Tenía un brillo rojizo.

    Sesshōmaru se encontraba, como de costumbre, observando al astro en el cielo mientras pensaba y meditaba en algunas cosas, pero sin reflejar nada en su rostro de estatua griega. Su plateada y larga cabellera ondeaba a la brisa suave. Hacía ya unas horas, para ser exactos un día completo, en que la pequeña de cabellos oscuros, que había decidido acompañarlo, y el inútil ser verde que tenía a su servicio, se habían ausentado para buscarle de comer a la niña. Se sentía intranquilo, aunque no lo demostraba. Su instinto le decía que algo habría de pasar. Algo que tal vez desviara su atención y lo involucrara en eso que al él no le interesaba. La búsqueda de una joya maldita para la obtención de más poder.

    Una voz, la voz de su sirviente, lo sacó de sus pensamientos.

    ¡Amo Sesshōmaru! — Jaken llegó junto a él resoplando debido al esfuerzo — Secuestraron a la pequeña Lin. Esa mujer llamada Kagura apareció y después se la llevó. Yo…

    “Kagura, la manipuladora de los vientos, la sirviente de Naraku” pensó Sesshōmaru, mientras observaba atentamente a Jaken.

    No tiene porque preocuparse, Señor Sesshōmaru. — una voz surgida de las profundidades del bosque los interrumpió. “Ese maldito” volvió a pensar Sesshōmaru, “es su repugnante olor” — Si sigue mi petición atentamente, nada le ocurrirá a esa pequeña que responde al nombre de Lin.

    ¡Tú eres Naraku! — gritó Jaken al tiempo que éste surgía de la espesura. Sesshōmaru miró de reojo el sitio por el cual Naraku había aparecido — ¡Confiesa que es lo que quieres!

    Le quiero pedir al Señor Sesshōmaru el gran favor de que me ayude a eliminar a Inuyasha. — continuó Naraku sin pizca de vergüenza — Si cumple mi petición, la niña regresará a su lado.

    Naraku, — le respondió Sesshōmaru con el deje de una pequeña sonrisa burlona en su rostro — ¿para eso armaste tanto alboroto?

    Y más rápido de lo que pudiera pensarse, el Daiyōkai le arrancó la cabeza de un zarpazo. La marioneta cayó. “Por supuesto imbécil, ya sabía que no estarías aquí, eres tan cobarde”.

    ¡Ah! — dijo Jaken al ver caer la piel de mandril que había ocultado esa marioneta, mientras Sesshōmaru, volviendo a su serena expresión, meditaba en el hecho.

    “Ese malnacido piensa utilizar a esa pobre niña para darme órdenes a mí. No me conoce. Le haré pagar su insolencia”.

    Entonces amo Sesshōmaru… — preguntó Jaken observando a su amo, había notado la furia en él aunque no lo demostraba (el poder de Sesshōmaru es grande) — ¿abandonará a Lin?

    Camina Jaken — fue la única respuesta que le dio y avanzó con su elegancia habitual, pero sin dejar de meditar. Lo único que importaba en ese momento era acabar con ese desgraciado atrevido. A Lin… tal vez la rescataría.

    Pero muy adentro de él surgió preocupación al pensar en esa chiquilla de grandes ojos cafés y hermosa sonrisa, de la que aún no era su tiempo para morir; y ahora ese infeliz la había tomado como rehén para obligarlo a acabar con el idiota de su medio hermano. La vida de ella estaba en peligro, y no iba a permitir que algo grave le pasara. “¿Por qué diablos me importa tanto Lin? No es más que una pobre huérfana humana” se preguntaba el Daiyōkai mientras se dirigía al castillo de ese repugnante ser siguiendo su pestilente aroma. No supo que contestarse, lo que le interesaba era terminar con ese… para salvarla.

    En el castillo de Naraku tuvo lugar una impresionante pelea. Naraku había intentado absorber los poderes de Sesshōmaru cubriéndolo con trozos de su asquerosa carne, caídos mientras el Daiyōkai lo atacaba. A todo esto llegó Inuyasha, también se había guiado por el olor de ese maldito. Y ahora estaban a punto de eliminarlo con sus poderosos ataques, el temible filo de Tōkijin y el Kaze no Kizu de Tessaiga; claro, por un momento ellos habían mostrado la rivalidad que se tienen, pero estaban decididos a acabar de una vez por todas con ese miserable.

    Pero Naraku no se iba a rendir, y utilizando sus últimas energías lanzó algo de su shōki, el cual afectaba a Inuyasha, pero a Sesshōmaru no le hacía nada; aún así lo esquivó, lo que fue aprovechado por Naraku para envolver lo que quedaba de su cuerpo y huir, mientras decía:

    Señor Sesshōmaru, lamento esta interrupción. No pude atenderlo como se debe — y se alejaba del lugar, dejando a Inuyasha y Sesshōmaru observándolo.

    ¿Qué se creía ese idiota? ¿Qué podría dejarlo así, después de lo que había pretendido hacer? Eso lo pagaría con su pobre vida.

    ¡¡IMBÉCIL!! — gruñó Sesshōmaru de forma feroz; pocas veces perdía el control, pero esto no se lo iba a perdonar al engendro ese — ¿Piensas escapar de mí tan fácilmente? — y comenzó a liberar su poder para transformarse. La expresión de su rostro enfurecido deformaba sus finas facciones.

    Inuyasha se quedó mirándolo, claro que por la forma en que Naraku trató a su hermano mayor era comprensible que éste último se hubiera puesto furioso.

    ¡Mh, mh, mh! — rió Naraku, con su risa macabra — No se moleste en transformarse para perseguirme, — y continuó — preocúpese por su pequeña acompañante.

    La furia de Sesshōmaru desapareció súbitamente. “¡Lin!” pensó con preocupación, y esta vez si cambió un poco su expresión indiferente y serena al recordarla, “¿qué tiene planeado este malnacido?”.

    Lin se encuentra con un niño llamado Kohaku. — puntualizó Naraku — Inuyasha, sabes muy bien lo que podría ocurrir. ¡Mh, mh, mh! — y se alejó al fin, desapareciendo de repente, envuelto en su veneno y con su macabra risa resonando a la lejos.

    Dime Sesshōmaru, — dijo Inuyasha con un deje de preocupación y sorpresa ante las palabras dichas, después de que Naraku se esfumó — ¿acaso tomaron prisionero a uno de los tuyos? ¿Acaso Lin es una conocida tuya?

    El Daiyōkai no le contestó a su hermano. Seguía observando el lugar por donde Naraku se largó. “Así que uso a Lin para distraerme mientras él escapaba” pensó mientras se elevaba suavemente, envuelto en su estola, y dejando a Inuyasha con la palabra en la boca.

    Naraku, — se dijo a sí mismo con un tono cargado de asco y odio — eres el ser más repugnante que conozco — y fue en busca de la pequeña, esperando llegar a tiempo para evitar que algo malo le sucediera.

    Mientras se desplazaba rápidamente, pensó en algo de lo que Naraku había mencionado. Inuyasha conoce a ese tal Kohaku, por lo tanto se trataba de algún insignificante humano, tal vez un aldeano, tal vez relacionado con alguno de los acompañantes del Hanyō. Sí Naraku pensaba que eso lo detendría estaba equivocado. Y peor aún, se había ganado un enemigo más, y un enemigo poderoso en él, que jamás perdonaría su insolencia.

    El olor de la pequeña se hizo más fuerte, así que Naraku no la había ocultado muy lejos. “Estúpido” pensó nuevamente el Daiyōkai, “no creerás que realmente caería en tu trampa”. Y ella se encontraba acompañada de otro humano; no se había equivocado, era solo un humano, algo fácil de contrarrestar.

    ¿Así que Naraku pensaba que un simple humano podría acabar con él? Que poco lo conocía. Eso era un insulto a su poder. Y todo por una chiquilla. Sesshōmaru llegó en el preciso instante en el que un niño, de escasos 11 años, se preparaba a lanzar el mortífero golpe sobre la pequeña caída. Lin parecía desmayada, pero aún no había sido herida, su finísimo olfato no detectaba olor a sangre. El niño se detuvo en el preciso instante en que se sintió observado por él, con el arma en alto. “¿Un arma”? pensó Sesshōmaru mientras el pequeño se daba la vuelta y lo encaraba, olvidándose momentáneamente de su prisionera. “¡Mhp!, ya veo, no es un aldeano cualquiera, es un aprendiz de exterminador. Ese imbécil de Naraku pensó las cosas después de todo, pero no se saldrá con la suya”.

    No, — le dirigió la palabra al niño con una sutil sonrisa en su rostro de estatua y un poco de burla en su profunda voz — ¿piensas atacarme?

    Por toda respuesta, el muchacho se dispuso a atacar, blandiendo una peligrosa cuchilla, de las que utilizaban los exterminadores de monstruos; pero eso sólo sería de utilidad con un yōkai de ínfima categoría; a él, Sesshōmaru, ninguna de esas armas podría herirlo gravemente. Entonces, súbitamente, Inuyasha apareció y golpeó al niño en el rostro al tiempo que le gritaba:

    ¡Kohaku! ¡Detente!, ¿qué estas haciendo inútil?

    El chiquillo cayó hacia atrás, el golpe lo sacó de concentración. También esa extraña chica de negros cabellos que acompañaba a Inuyasha, la sacerdotisa, se acercó a la pequeña que yacía desvanecida en el césped.

    Sólo está desmayada, se pondrá bien. — dijo ella suspirando de alivio — Llegamos justo a tiempo.

    Kohaku se enderezó. Parecía dispuesto a atacar al Daiyōkai nuevamente con su cuchilla. “¿Acaso las órdenes de Naraku fueron que te enfrentarás a mí para morir?”, pensó Sesshōmaru cuando vio la reacción del jovencito.

    Sesshōmaru, si intentas hacerle algo — dijo Inuyasha encarándolo — tendrás que enfrentarte a mí.

    Es inútil que me lo digas. — le contestó Sesshōmaru con su calma habitual — Tú mismo podrás darte cuenta que él quiere atacarme.

    El muchacho lanzó la cuchilla, Sesshōmaru iba a esquivarla pero Inuyasha la desvió con un golpe de Tessaiga, lo que el gran demonio aprovechó para poder tomar al fin a Kohaku.

    Pero que bueno eres hermano, — le dijo Sesshōmaru a Inuyasha con ironía, mientras sostenía al niño por el cuello y lo elevaba del suelo, con el brazo extendido, a una altura considerable para ver su rostro — has mejorado.

    ¡Por favor Sesshōmaru — gritó Aome con desesperación, aún sostenía a Lin desmayada — no le hagas daño!

    ¡Maldito! — le dijo Inuyasha amenazándolo con Tessaiga — ¡No te atrevas a lastimarlo o ya verás lo que te pasa!

    El Daiyōkai, por toda respuesta, apretó un poco el cuello del jovencito, como queriendo asfixiarlo; la cara de Kohaku no revelaba nada. Se dio cuenta de que el plan original de Naraku era que él, Sesshōmaru, acabara con la vida de ese niño, para así lastimar a alguien cercano a Inuyasha, ¡qué cobarde! “¡Qué expresión tan repugnante, no muestra miedo ni dolor!” pensó Sesshōmaru taladrando a Kohaku con la fría mirada de sus ambarinos ojos, la cual mostraba desprecio, pero no por el chiquillo, sino por el autor de todo, y lo dejó caer como si nada. “No es más que una marioneta”.

    Lin reaccionó al fin. Abrió sus grandes ojos cafés y distinguió la silueta blanca e imponente de Sesshōmaru.

    ¡Señor Sesshōmaru! — dijo con alegría entre los brazos de Aome, pero desvió la mirada al notar algo más que se movía — ¿Kohaku? — y su voz parecía preocupada y triste.

    Kohaku se enderezó como pudo, y sin voltear ni una vez, se perdió entre los arbustos. El viento que se levantó indicó que Kagura, la mujer manipuladora de ellos, llegó para llevárselo. Todos observaron como se perdían en la oscuridad de la noche sobre la blanca pluma que Kagura utilizaba.

    ¿Vas a ir tras ellos? — le preguntó Inuyasha a su hermano.

    No — fue la parca respuesta.

    ¿No me digas que tú sabías lo que Naraku pretendía? — volvió a preguntar Inuyasha con un poco de incredulidad.

    Lo único que no quería era caer en sus sucios planes y darle la satisfacción a ese maldito — concluyó Sesshōmaru y comenzó a andar con su habitual elegancia sin decir ni una palabra más y sin voltear a verlos.

    Lin se levantó y se apartó de Aome, después de darle las gracias y decirles adiós, para irse con el Señor Sesshōmaru, dejándolos con una cara de sorpresa. ¿Desde cuando Sesshōmaru tiene por acompañante a una humana, especialmente una pequeña niña?

    Ahora caminaba por el claro de un bosque con la pequeña de negros cabellos y ojos achocolatados; estaba salvada, eso era importante… ”Ese idiota miserable, usar a esta pobre niña para retarme ¡Mph!, pero yo no soy tan fácil como Inuyasha” pensó el Daiyōkai. La linda vocecita de Lin lo sacó un poco de sus pensamientos:

    Señor Sesshōmaru… — dijo ella, él la miro de soslayo, pero no le dijo nada — ¡Gracias por salvarme! ¡Sabía que no me abandonaría! — y le dedicó una de sus hermosas sonrisas, esas sonrisas que lo hacían sentirse bien, aunque no sabía el porque. — Y gracias por perdonar a Kohaku, él no sabe lo que hace.

    Andando — le dijo Sesshōmaru por toda respuesta, y volviendo a dirigir la vista al frente — tenemos que ir por Ah – Uh.

    ¡Sí! — contestó ella y nuevamente sonrió.

    Sesshōmaru volvió a hundirse en sus pensamientos mientras continuaban su camino “¿Por qué diablos dejé escapar a ese malnacido? Podría haberlo descuartizado en un instante y acabar con su podrida existencia” pensaba “¿Por qué no lo seguí?”. Y nuevamente, como no queriendo, dirigió a la pequeña una mirada de soslayo y volvió a recordar algo que su padre le había dicho, en aquellos lejanos días perdidos ya en el tiempo… “¿Será imprimación?”

    *******************************************************************************

    De Naraku me encargare yo. — dijo esta vez Sesshōmaru sin levantar la voz, pero se le escuchó cargada de furia — Ese malnacido merece morir de una forma miserable.

    Lin y Kohaku no dijeron nada más. Notaron que el Señor Sesshōmaru estaba molesto y les pareció prudente guardar un respetuoso silencio. “Naraku insensato, te encontraré hasta el fin del mundo y pagarás por todo lo que has hecho” fue el pensamiento del Daiyōkai mientras se internaban nuevamente en la espesura del bosque.

    Nota de la autora: No me podrán negar, cuando vieron estos capítulos, que todos pensamos en un momento si la dejaría morir con tal de desquitar su ira con Naraku. Eso hubiera facilitado las cosas. Piénsenlo y no me dirán que si dejó escapar al engendro de Naraku fue por… no perder a su niña. Había que dar más historia, pues en esos momentos podía acabar con Naraku sin necesidad de Bakusaiga, pues aun el engendro no era demasiado poderoso. Sayonara.
     
    • Me gusta Me gusta x 7
  11.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,169
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Gracias por la invitación.

    OMG!, me encantó =''33 muy buena desarrollación de los hechos, me gustaron los pensamientos que el Daiyôkai tuvo, aunque a mi me podría quedar la misma duda, ¿será imprimación?, -sí, se vería un poco raro ;___; pero a la vez tierno, es sólo que yo a él lo veo como un papá para Lin/Rin, aunque ella crecerá y bueno, se aceptaría x`D-

    Me gustó, y tienes razón. Él hubiera podido acabar con Naraku, pero prefirió a su niña <3

    Esperaré la continuación.

    Adiós y buen día.

    At: Fer-chan.
     
  12.  
    AnnaY

    AnnaY Entusiasta

    Miembro desde:
    16 Mayo 2011
    Mensajes:
    80
    Pluma de
    Escritora
    waou!!!! ke hermoso fic!!!!
    siiii Sesshomaru es grande....^_^ jajaja!!
    y si por lo que vi, tus kapitulos van basados en algunos capitulos de la serie, y lo que me gusto es que tambien le diste tu toque personal.
    ademas, me encanto como haces el personaje de sesshomaru.... eske es como si en vdd lo estuviera viendo en el anime,
    xq sigue siendo el mismo sesshumaru frio y orguyoso x fuera pero en sus pensamientos aveces es tierno, claro no sin dejar de ser el...
    amo tu fic!! sin duda eres mi escritora favorita de inuyasha.... *_*
    y sabes... lo de la imprimacion me parecio perfecto, por que yo tampoco crei que la amara de la forma que toodo mundo creee... para mi pues sabia que la queria por que apesar de ser humana y el un demonio poderoso ella no le demostro miedo, pero sin embargo le mostro respeto y lo siguio sin importarle el peligro....
    esperare con ancias el proximo capitulo
     
  13.  
    Naru-Chan

    Naru-Chan Usuario popular

    Aries
    Miembro desde:
    11 Junio 2011
    Mensajes:
    653
    Pluma de
    Escritora
    hola! bueno me esta gustando, si señor n.n
    para ser sincera, cuando miraba la seri de Inuyasha(todabia lo hago,
    pero yo quise decir la primera ves que la vi)nunca habia prestado atencion a
    Sesshy, nose se me hacia alguien sumamente frio, que solo queria matar a Inu
    por que de cierta forma le quito lo que el le pertenecia, pero con el tiempo, cuando veia
    nuevamente los capitulos, y leia varios fic, me empeso a gustar, el tiene su caracter, pero
    dentro de todo es bueno, y el mejor ejemplo es Lin, por eso es que me gusta este fic, se apega
    a la historia original y muestra una faceta de Sesshy, diferente a la que yo conocia n.n
    en verdad, espero que lo continues pronto n.n gracias por el aviso, cuando lo actualices
    avisame nuevamente...chaito!!
     
  14.  
    Kikuz-sama

    Kikuz-sama Usuario popular

    Géminis
    Miembro desde:
    6 Julio 2011
    Mensajes:
    654
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Fabuloso capitulo!!!!!!

    Gracias por la invitación de verdad que ha valido la pena, la historia es magnifica.

    Ah me encanta como Sesshumaru comienza a darse cuanta de que se preocupa por la pequeña Lin y lo mejor de todo es que persigue a Naraku para vengarse por tratar de utilizarlo por medio de su pequeña humana, ese quiere decir que si le importa.

    YLin creo que ha logrado traspasar las barreras del frio hombre, oh que emocion espero que para el proximo capitulo me avises!!!

    Sayonara!!!
     
  15.  
    cristty

    cristty Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    16 Julio 2008
    Mensajes:
    49
    Ay... Llegue demasiado tarde!
    En fin, Te a quedado tan linda! Yo pienso lo mismo que tu, Sesshomaru quiere demasiado a esa niña. Y quien no? Rin es todo un encanto.
    Me encanta la forma en que manejas a Sesshomaru, ya que no cambias mucho su personalidad, siempre pensando y casi nunca hablando. Y luego esta eso de que cada ves se da mas cuenta de que Rin es Indispensable en su vida... Te apuesto a que si le volviera a suceder algo, (y con eso de que ya nada puede revivirla) se vuelve loco!
    Bueno, espero pronto conti, y prometo no tardarme tanto en comentar... Es que el bachillerato quita mucho tiempo!!
    Muchos besos de mi parte!!
     
  16.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,827
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Un cambio en el corazón… el sol que derritió el hielo.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    3041
    Para tod@s l@s lectores de mis fics les tengo este capítulo que ya tenía preparado con anticipación... y nuevamente imploro su paciencia para los otros fics... el bachillerato y mis ocupaciones nuevas, aunado a que mi progenitora tiene mucho trabajo con un curso que esta tomando, han retrasado mi redacción (y también los Saiyajins jejeje). Disfruten por ahora y gracias.

    Capítulo 4 El amor incondicional de una niña



    La noche volvió a caer. La luna nuevamente brillaba en el oscuro firmamento. El día no había sido fructífero. Naraku, ese ser despreciable, continuaba oculto entre las sombras. Tan cobarde para enfrentarse a él, al Gran Sesshōmaru.



    Sus acompañantes se mostraban cansados. El día para ellos resultó agotador. La persecución de Naraku estaba resultando complicada. Sobre todo considerando que se encontraba escondido… no se sabía donde, y que posiblemente buscaría el momento y lugar adecuado para, tal vez, tomarlos por sorpresa.



    Porque lo que Naraku deseaba era completar la maldita perla de las cuatro almas, la Shikon no Tama, y Kohaku tenía un fragmento de ella, introducido en su cuerpo por el mismo engendro. Deseaba recuperar ese fragmento a costa de la vida del jovencito. Y si era necesario, enfrentar al Daiyōkai. Pero hasta el momento no le había presentado su repugnante presencia, porque sabía que Sesshōmaru podría acabar con él sin compasión. Por ello debía ser preciso y mientras no tuviera la forma de vencerlo, seguiría oculto.



    Además, estaba el hecho de que Inuyasha y sus acompañantes humanos no eran de mucha ayuda, en su opinión, y que la yōkai taijiya es la hermana mayor de Kohaku. Por lo tanto, también buscaban la forma de acabar con ese engendro para salvar la vida del muchacho. A pesar de sus esfuerzos, no se ha progresado mucho.



    Señor Sesshōmaru, — la linda voz de la pequeña de cabellos negros lo sacó nuevamente de sus pensamientos — creo que tengo mucho sueño. — y lanzó un pequeño bostezo — ¿Dónde podemos descansar?



    Volteó para mirarla detenidamente con sus profundos ojos ambarinos, aunque sea un momento, y desvió nuevamente la mirada hacia la luna.



    Nos quedaremos aquí — dijo el Daiyōkai sin mostrar emoción alguna en sus finas facciones de estatua griega. Buscó un lugar algo alejado para sentarse.



    Así que se acomodaron para descansar. Kohaku llevó algunas ramas secas para que, con la ayuda del Báculo de Dos Caras de Jaken, pudieran encender una fogata y así sentirse más seguros. “¿Por qué yo?” protestó Jaken pero recibió una dura mirada de su amo, así que mejor cerró el pico. Bueno, más seguros de lo que ya estaban, porque la presencia de Sesshōmaru era intimidante. A pesar de ya no tener a Tōkijin, él es un yōkai poderoso. Y Tenseiga, ahora re forjada, era ya un arma mortífera.



    Procure descansar Señor Sesshōmaru. — le dijo Lin sonriéndole desde su improvisada cama de hojas — Mañana será un día pesado.

    ¡No seas tonta niña! — le espetó Jaken enojado — El amo no necesita… — pero una pedrada, lanzada sutilmente por su amo, lo hizo callar y dormir.

    ¡Buenas noches Kohaku! — Lin se despidió de su amigo, mientras soltaba nuevamente un pequeño bostezo y cerraba sus grandes ojos cafés — Y usted también descanse bien señor Jaken.



    El sirviente yacía desvanecido.



    Que duermas bien Lin — le contestó el muchacho, bostezando también y cerrando los ojos, del mismo tono que los de ella.



    Y así se durmieron, adentrándose al mundo de los sueños. El Daiyōkai observó por un momento a la pequeña que dormía, sumida en ese mundo donde nada ni nadie podía hacerle daño. Después desvió nuevamente la mirada hacia la luna. ¿Dónde podría esconderse ese maldito? Recordó que tiempo atrás, ese malnacido se había ocultado en un lugar sagrado, al que difícilmente hubiera accedido siendo un yōkai como era. Pero su mente divagó un poco más atrás… cuando la estupidez de su sirviente pudo haber sido el final de esa pequeña. La bondadosa niña arriesgó su vida para salvarlo del veneno mortal de los insectos del infierno, sirvientes de Naraku, los Saimyōshō.



    Un tiempo después de que Naraku se ocultara para recuperarse de sus heridas, esas heridas que por poco acaban con su miserable vida, el imponente Daiyōkai y sus acompañantes se encontraban en medio de un frondoso bosque cuando…



    Señor Sesshōmaru, — dijo la pequeña Lin mientras su estómago emitía un rugido — me parece que tengo un poco de hambre.



    Sesshōmaru no le contestó, porque Jaken le gritó a la niña:



    ¡Quédate con tu hambre y no molestes!



    Por toda respuesta, la pequeña Lin descendió de un salto del lomo de Ah – Uh y se internó un poco más allá de unos arbustos.



    ¡Iré a buscar un poco de comida! — gritó mientras se alejaba.

    ¡Niña grosera! — le espetó Jaken enfadado — ¡Nunca entiendes!

    Jaken, — la voz profunda de su amo lo hizo callar — déjala que vaya.



    Sesshōmaru observó de soslayo como Lin se había ido, y se quedaron ahí para esperarla… algo le olía muy mal.



    Y tal como lo sospecho, ese “algo” salió de su escondite y atrapó a la pequeña. “¡Aaaahhh!” gritó Lin mientras un brazo, parecido al de un ogro, la sujetó con fuerza. Más veloz que un rayo, Sesshōmaru se lanzó a rescatarla, partiendo el brazo en dos con Tōkijin. Lin cayó entre los arbustos y… del brazo partido salieron los insectos del infierno, los Saimyōshō. “Así que Naraku dejo aquí una trampa, ¡qué imbécil!”.

    ¡Qué gran hazaña, amo bonito! ¡Usted es el mejor! — dijo el lambiscón de Jaken.

    ¡Señor Sesshōmaru, es mi héroe! — gritó Lin levantándose de donde había caído.

    Jaken, — habló Sesshōmaru con voz de mando, sin siquiera voltear a ver a sus acompañantes — busca el panal de esos insectos.

    ¿Eh?, si enseguida — respondió Jaken, y entre los dos (Lin y Jaken) buscaron el panal.



    “Si esos insectos no tienen donde esconderse” pensó Sesshōmaru al tiempo que los Saimyōshō revoloteaban para refugiarse en el panal, “tendrán que huir hacia el lugar donde el maldito de Naraku se oculta, así los seguiré y encontraré a ese desgraciado”.



    ¡Señor Jaken! — gritó Lin, sacando a Sesshōmaru de sus pensamientos — ¡Ahí está el panal de esos insectos! — señalaba un árbol grande que se encontraba un poco atrás de donde ellos estaban parados.



    Los Saimyōshō se abalanzaron sobre los dos, Jaken utilizó el Báculo de Dos Cabezas… y Sesshōmaru concentró la energía de Tōkijin.



    Apártate Jaken — le dijo con calma a su sirviente, el cual apenas tuvo tiempo de agacharse para evitar el corte mortal de la espada.



    El panal fue destruido junto con los insectos cercanos, el árbol cayó estrepitosamente… y el Daiyōkai buscó con la mirada si algún Saimyōshō había escapado. No se percató de que dos de ellos habían picado al pequeño demonio, dejando sus aguijones con veneno, para después huir. Era la oportunidad que esperaba, así que se lanzó tras los insectos sin preocuparse por Jaken, lo importante es que Lin estaba a salvo y él encontraría a ese malnacido.



    Siguió a los insectos, a una distancia prudente, pero… el torpe de Inuyasha arruinó todo, había matado a los insectos. ¿Es que no podía ser más estúpido? La oportunidad de encontrar el escondite de ese engendro había sido bloqueada por Inuyasha.



    Sesshōmaru se apareció ante su hermano Hanyō y sus amigos. Miró a los insectos muertos y después dirigió su ambarina mirada al rostro del tonto de su hermano.



    Así que tú mataste a los Saimyōshō — dijo con calma, con aparente indiferencia.

    ¿Saimyōshō? — contestó Inuyasha poniendo cara de bobo y abriendo los ojos de más — ¿Esas cosas tienen nombre?

    Que ignorante eres. — le espetó el Daiyōkai, aún con calma, pero en su voz ya se reflejaba el enfado — Con esto hemos perdido la oportunidad de localizar al maldito de Naraku.

    Créeme, estas cosas se murieron solas — continuo diciendo Inuyasha, esta vez su expresión cambió, se notaba que le molestaron las palabras de su hermano.

    Tan hipócrita como siempre, buscando cualquier pretexto tonto — le dijo Sesshōmaru sin dejar de taladrarlo con la mirada.

    Es verdad, — intervino la extraña sacerdotisa que acompañaba al Hanyō — Inuyasha no miente.

    Desenvaina Inuyasha — fue la respuesta de Sesshōmaru, ignorando el comentario de Aome y sacando a Tōkijin de su cintura.

    Ya que lo pides, ¡te arrepentirás! — el Hanyō desenvainó a Tessaiga, tampoco hizo caso a la súplica de la muchacha.



    Comenzaron a pelear. En realidad Sesshōmaru no pensaba matar a su hermano todavía, sólo quería información y pensó que tal vez Inuyasha sabía algo que él no, así que esa información la obtendría por las malas. A pesar de que Tessaiga era la espada más poderosa de su padre, Inuyasha no era un diestro espadachín. Utilizaba las dos manos, mientras el Daiyōkai repelía fácilmente sus ataques con el único brazo que tiene. Pero… en un breve instante algo distrajo su atención, lo que Inuyasha aprovecharía para lanzarle un Kaze no Kizu.



    Ese algo era el olor de Lin. La pequeña había pasado cerca de ahí, montada en Ah – Uh, en dirección a un área lejana donde crecían algunas extrañas hierbas medicinales y que era habitada por monstruos. ¿Dónde diablos estaba el inútil de Jaken? ¿Por qué Lin iba sola? Ya habría tiempo para saberlo, tendría que alcanzarla. Pero antes… reaccionó rápidamente y con un ágil movimiento de Tōkijin partió, más bien lo desvió porque ese ataque esta hecho de viento, al Kaze no Kizu, dejando a Inuyasha sorprendido. Tuvo tiempo de abalanzarse sobre él y desarmarlo con habilidad, haciéndolo caer bruscamente al suelo mientras que descendía con elegancia y le ponía su espada en pleno rostro.



    Con esto declaro mi victoria — le dijo observando a su hermano, caído y desarmado. Tessaiga no estaba muy lejos, clavada en tierra. — Prepárate Inuyasha, vas a morir.

    No tengo miedo, mátame si quieres — los ambarinos ojos del Hanyō lo fulminaban, sabía que perdió de buena manera pero no estaba dispuesto a aceptarlo ni a suplicar piedad.

    ¿A no? — le contestó el Daiyōkai, mirándolo también con sus dorados ojos, pero con un poco burla en ellos y en el profundo timbre de su voz. La actitud de su hermano lo divertía.

    ¡Espera! — gritó Aome al tiempo que casi se abalanza sobre Inuyasha para protegerlo — ¿Quieres saber a dónde fue Naraku, no? Dirígete al Noreste, es allí hacia donde vamos.

    Aome… — le dijo Inuyasha a la muchacha mientras Sesshōmaru levantó a Tōkijin y la enfundó en su obi.

    Con que al Noreste. Es la información que quería. — dijo girando sobre sus pasos, y comenzó a andar, sin voltear ni una vez — Estuviste a punto de morir Inuyasha.

    Oye Sesshōmaru, — fue la última pregunta de Inuyasha — ¿por qué persigues a Naraku?

    Porque jamás perdonare lo que hizo — fue la respuesta del Daiyōkai, la voz cargada de desprecio, sin dejar de andar y antes de desvanecerse en un círculo de luz.



    Moviéndose rápidamente, fue tras la pequeña. ¿Qué diablos le había ocurrido al inservible de Jaken? ¿Por qué mandarla sola a un lugar tan peligroso? Ya arreglaría las cuentas con su sirviente, lo primordial era llegar donde ella se encontraba, y pronto. Pensándolo bien, si el inútil de Inuyasha no se hubiera entrometido, posiblemente no se hubiera percatado de que algo ocurrió a sus acompañantes. Llegó justo a tiempo, cuando Lin caía al vacío, llevando en sus manos una planta especial.



    ¡Señor Sesshōmaru! — gritó la pequeña mientras se precipitaba al fondo del valle, como si supiera que su salvador estaba ahí.



    Veloz como un rayo, la sujeto firmemente con su único brazo, rescatándola de una muerte horrible. Ella aún no debía morir. La niña se había desmayado pero no soltó la planta. Sesshōmaru la observó, se veía tan indefensa, pero decidida a cumplir su propósito.



    “La planta milenaria” pensó el Daiyōkai, sin dejar de mirar a la pequeña, con esa profunda mirada ambarina. “Significa que Jaken fue envenenado, esto lo explica todo. Lin vino a buscar esta planta para rescatarlo. Ahora está a salvo”. Con ese pensamiento retornó a donde estaba su sirviente envenenado, con Ah – Uh a su lado llevando a la pequeña Lin en su lomo. Él tomó la planta delicadamente de sus pequeñas manos. Por ahora no convenía despertarla.



    Caía la tarde, el cielo enrojecía con los rayos del sol poniente. El pequeño sirviente verde se encontraba apoyado en el tronco de un árbol, se veía agotado, el veneno estaba haciendo su efecto. Sudoroso, decía sus últimas palabras de agonía.



    Lo sabía, la pequeña Lin no pudo llegar a tiempo. — su vista se nublaba, sin embargo, ante sus ojos, se materializó la imagen del imponente Daiyōkai, su querido amo — ¿Será una ilusión?... ¿Amo Sesshōmaru?



    Sesshōmaru le lanzó la planta milenaria sin decirle nada y sin mostrar alguna expresión en sus finas facciones de estatua griega.



    Amo Sesshōmaru, ¡gracias! — y la devoró rápidamente.



    La pequeña, sobre Ah – Uh, susurraba algunas palabras, al parecer soñaba.



    Señor Jaken… no se muera.



    Jaken se recuperó inmediatamente… y recibió un buen golpe en la cabeza y una mirada de furia por parte de su amo.



    Jaken — le dijo con la voz cargada de amenaza, como un gruñido.

    ¡Lo siento amo! — “¡Ay nanita, el amo se enojó!” pensó el pobre sirviente y se arrodilló ante él — No era mi intención que Lin corriera peligro.



    El Daiyōkai desvió la mirada una vez más, la dirigió hacia la luna que ya brillaba sobre el horizonte. Jaken se levantó con la cabeza agachada. Ah – Uh se recostó y el sirviente bajó con cuidado a la pequeña para acostarla sobre la hierba, y sólo se quedó a su lado, observándola. “No cabe duda, esta niña ha cambiado al amo” pensó nuevamente Jaken mientras la veía dormir. Un rato más tarde, Lin despertó y se sorprendió de ver a Jaken a su lado.



    ¡Señor Jaken! — dijo con sus ojos cafés muy abiertos y llevándose una mano al pecho — No me diga que volví a morir y usted también. Lo último que recuerdo es que estaba cayendo…

    No seas tonta, — le contestó Jaken, aún tenía el chichón en la cabeza — el amo Sesshōmaru se tomó la molestia de traerte hasta aquí.

    ¿El Señor Sesshōmaru? — la pequeña desvió la mirada en dirección a donde se encontraba el Daiyōkai, que continuaba imperturbable observando la luna.

    Así es — continuo Jaken — será mejor que no molestes más al amo.

    Lo siento. — Lin agachó la cabeza. — ¡Pero me da gusto que usted se encuentre bien! — y abrazó al pequeño demonio.

    ¡Lin, cálmate, no hagas eso! — le dijo Jaken y se soltó de su abrazo.



    Los dos se levantaron y se acercaron a Sesshōmaru.



    ¿Señor Sesshōmaru? — dijo la pequeña mirando al Daiyōkai con el agradecimiento reflejado en su mirada achocolatada.



    El Daiyōkai la miró un momento, para después dirigir su dorada mirada nuevamente al firmamento.



    Andando — fue su única palabra, y empezó a caminar con su habitual elegancia.

    ¡Sí! — respondió Lin alegremente asintiendo con la cabeza, y comenzó a andar al lado de Sesshōmaru.

    ¡Qué gusto que estemos todos nuevamente juntos! — dijo Jaken con alegría.



    Y se fueron los tres, caminando hacia la lejanía.



    Nota de la autora: Tessaiga era, en apariencia, la espada más poderosa de Inu no Taishō, sin incluir a Souunga, esa es otro cuento que no viene en el manga original, pero la película estuvo chida, y ya trataré su historia. No me dirán que miento, pues en los pocos capítulos que salen Sesshōmaru y sus acompañantes, no falta alguna parte de preocupación por él hacia la pequeña de negros cabellos. Sayonara.
     
    • Me gusta Me gusta x 6
  17.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,169
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Gracias por la invitación.

    Te faltaron ciertas acentuaciones. En realidad, si es posible, me atrevería a decir que sólo una palabra.
    "Continuo" es como lo escribió usted, pero si me permite, la manera en que quiere emplearlo sería con la tildación en la "O" ya que está utilizando verbos pasados.

    Me gustó el capítulo, ciertamente en las pocas apariciones de Sesshômaru, ante nosotros, se le ha visto, por sobre todas las cosas, al tanto de la pequeña niña humana :')

    Esperaré el próximo.
    Adiós y buen día.
    At: Fer-chan.
     
  18.  
    cristty

    cristty Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    16 Julio 2008
    Mensajes:
    49
    Gracias por el aviso!
    El es tan lindo con ella! Me gusta mucho que lo hagas desde el punto de vista de el... Y si! Tienes razon en eso de Colmillo de Acero. Souunga, esa es una historia muy aparte.
    Bueno, estare esperandote...
    Muchos besos de mi parte!!
     
  19.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,827
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Un cambio en el corazón… el sol que derritió el hielo.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    4117
    Capitulo 5 Los malditos guerreros

    Gracias por sus post... continuación por aquí y afinando lo demás... es que los Saiyajins pugnaban por salir ya a la luz... disfruten esto.

    La noche estaba ya en su esplendor, un gran fragmento de la luna se divisaba en el firmamento cubierto de estrellas, arrojando una tenue luz entre los arboles del frondoso bosque.

    El Daiyōkai, sereno e imperturbable, como si fuera una estatua, observaba el cielo mientras divagaba su pensamiento. A su alrededor brillaba un aura sobrenatural, haciéndolo lucir tan atractivo. Sus acompañantes dormían profunda y plácidamente. El cansancio del día les había hecho caer en un pesado sueño. Al parecer nada interrumpiría ese placentero momento…

    Sesshōmaru dirigió la mirada inescrutable de sus ojos dorados hacía algún punto situado más allá del bosque. Algo o alguien merodeaban por ahí. Su finísimo olfato descubrió… eran humanos.

    “Ladrones o soldados tontos” pensó, sin dejar de observar el sitio de donde provenían los ruidos. Esperaba que se alejaran, no quería tener que enfrentarse a ellos, ni incomodar a sus acompañantes. Desgraciadamente los ladrones, como quince, llegaron donde ellos se encontraban. Así que, al notar la presencia del Daiyōkai, se pusieron en guardia.

    ¡Un yōkai! — dijo uno, al parecer el jefe.

    Sesshōmaru los observó sin cambio de expresión. Al escuchar el ruido Kohaku también se había despertado, y se sorprendió al ver a los ladrones que encaraban al imponente demonio.

    Señor Sesshōmaru — dijo el muchacho, y se levantó dispuesto a ayudarlo. Sesshōmaru ni lo miró.

    ¡Un exterminador de yōkai! — señalaron algunos ladrones al ver la vestimenta de Kohaku — Pensamos que todos habían muerto, pues sabemos que su aldea fue atacada por varios seres malignos — especificaron otros.

    ¿Qué haces, niño, con ese yōkai? — preguntó otro ladrón.

    Seguramente es un cadáver viviente que este maldito demonio tiene a su servicio — observó el jefe.

    Lárguense — dijo Sesshōmaru inexpresivamente.

    Lin y Jaken también se despertaron, junto con Ah – Uh. A la pequeña le dio miedo ver a esos ladrones, le recordaron su desgracia pasada.

    ¡Señor Sesshōmaru! — dijo la niña intentando levantarse e ir con él.

    No te muevas Lin. — la agarró Jaken del brazo — El amo va a encargarse.

    No tememos a los malditos yōkai. — dijo nuevamente el jefe de los ladrones — Vamos muchachos, acabemos con él y matemos a todos.

    Jaken — dijo Sesshōmaru con voz de mando que significaba “muévete” a su sirviente, y mirando a Lin de reojo. La pobre estaba muy asustada para hablar.

    Vamos Lin, levántate — Jaken la jaló y se escondieron tras Ah - Uh en el preciso instante en que algunos ladrones se abalanzaban sobre su amo, con sus espadas desenvainadas.

    Con un rápido movimiento, con su látigo de energía, Sesshōmaru los desarmó. No quería tener que matarlos frente a la niña. Kohaku repelió el ataque de otros dos ladrones con habilidad, su entrenamiento de exterminador le había servido en muchas ocasiones. El muchacho tampoco quería herir a nadie de gravedad.

    Apártate y váyanse — le dijo el Daiyōkai poniéndose enfrente de él, mientras otros ladrones sacaron armas de fuego.

    ¡Muere, demonio! — gritaron y dispararon.

    Lin lanzó un grito ahogado. Kohaku apenas tuvo tiempo de agacharse. Sesshōmaru esquivó las balas con agilidad. “Así que estos desgraciados piensan que podrán matarme con sus inútiles armas” pensó al tiempo que le lanzó a Kohaku una significativa mirada, la cual no podía desobedecerse.

    El muchacho se abalanzó sobre Lin y Jaken.

    ¡Vámonos! — dijo tomando a la niña de la mano y montando en Ah – Uh, el cual se elevó lo más rápido que pudo. Jaken se agarró de donde alcanzó.

    ¿Así que te preocupan esos niños humanos? — se rieron algunos ladrones — ¡Dispárenles a ellos! — ordenó el jefe.

    Está vez no le importó en absoluto lastimar a los ladrones. Lin ya estaba fuera de peligro y no vería nada que pudiera alterarla más. Con su velocidad pudo desviar nuevamente las balas, hiriendo a los ladrones que habían disparado. Ahora si se arrepentirían, tal vez, porque seguramente morirían, de haber tenido la osadía de enfrentarlo.

    Torpes humanos. — les dijo, de pie frente a ellos, imponente e intimidante, y sin un rasguño. Su mirada era tan gélida que los hizo retroceder, y su profunda voz, aunque pausada, los hizo temblar — Hubieran seguido su camino.

    Más sin embargo no se movió, esperando el último movimiento de los ladrones.

    ¡Nosotros no somos gallinas! — dijo el jefe a sus muchachos, mientras retrocedían, ahora si se habían asustado. Los heridos mejor se quedaron tirados, sin atreverse a levantar la vista. La furia del Daiyōkai se sentía en el ambiente, aunque Sesshōmaru no había cambiado su expresión en lo más mínimo. — ¡Enfréntenlo cobardes! — continuo diciendo mientras le temblaba la voz.

    Algunos ladrones cayeron de rodillas, suplicando clemencia. Se sintieron desfallecer de miedo. El Daiyōkai parecía una estatua, solo la leve brisa agitaba su larga y plateada cabellera.

    ¡Muere maldito yōkai! — en un intento desesperado, el jefe tomó su pistola y disparó casi a quemarropa.

    Sesshōmaru esquivó la bala y, en un parpadear, tomó al ladrón por el cuello y lo levantó en vilo, mientras lo miraba fijamente con esos ojos dorados tan enigmáticos, que ahora sí reflejaban su furia.

    Tú morirás — le dijo sin inflexión en su voz… con rapidez y fiereza separó la cabeza del cuerpo, como si fuera de trapo, y los lanzó hacia los otros.

    Los demás ladrones apenas si notaron el movimiento. Y cuando vieron a su jefe caer muerto decidieron huir despavoridos, como pudieron.

    Sesshōmaru los miró huir, su mirada retornó a ser gélida. “Seres despreciables” pensó. Y, con su habitual elegancia, se elevó suavemente para buscar a sus acompañantes. Pensó en el susto sufrido por la dulce niña que lo seguía desde hace tiempo. Esperaba que nunca más tuviera que recordar el trauma de su pasado.

    ¡Señor Sesshōmaru! — Lin corrió a abrazarlo cuando lo vio descender adonde ellos se habían refugiado, en una peña no muy lejos del bosque. Lo abrazó hasta donde lo alcanzó, las rodillas — ¿No le pasó nada? — y lo miró con sus grandes ojos en los que aun se reflejaba el miedo.

    ¡Qué tonta eres Lin! — le gritó Jaken desde el fondo — Al amo ningún humano… — pero se llevó una dura y fría mirada de parte de su amo, y mejor cerró el pico.

    Vuelvan a dormir — le dijo el Daiyōkai lanzándole a la niña una mirada más tierna y acariciándole la negra cabellera, aunque sea un momento, para después dirigirla nuevamente hacia el horizonte.

    Ya sin temor, volvieron a acomodarse para continuar con su sueño interrumpido. Sesshōmaru se quedó observando a Lin de soslayo, hasta que la vio cerrar nuevamente sus grandes ojos capuchinos con tranquilidad. Y después recordó… hacia tiempo que el desgraciado de Naraku había utilizado, él sí, cadáveres vivientes a su servicio para sus planes. Cadáveres de guerreros entrenados para matar. Y nuevamente había tomado a la pequeña como señuelo para querer herir el orgullo y el corazón del Daiyōkai.

    Había seguido correctamente la pista de ese maldito. La había seguido sigilosamente sin perder de vista a ese muchacho, aprendiz de exterminador, que tiene a su servicio. Y al parecer Naraku estaba buscando la forma de distraerlos a todos, valiéndose para ello de cadáveres vivientes, traída su alma nuevamente a este mundo con los poderes de esa joya.

    Tuvo que eliminar a uno de ellos, un experto en venenos, que había tenido la osadía de enfrentarlo a él, poseedor de un potente veneno en sus filosas garras, con algunas de sus sustancias preparadas. Como si “eso” pudiera acabar con Sesshōmaru. Al parecer ese hombre estaba… interesado en acabar con la vida de los amigos de Inuyasha, los cuales si fueron afectados por los “venenos”. Su hermano se encontraba lejos de sus compañeros, y tuvo el atrevimiento de reclamarle por sus amigos. La extraña sacerdotisa, aún consciente, dijo que Sesshōmaru los había salvado. “Sólo acabé con ese sujeto que no me permitía hablar con ellos. ¿Sabes donde esta Naraku?” fue lo que les dijo y así pudo confirmar que estaba en lo correcto. Naraku se ocultaba cerca de ahí y había enviado a esos hombres a enfrentarlos.

    Inuyasha, el patético de su hermano, mostró nuevamente su debilidad al casi llorar la “pérdida” de sus amigos, especialmente de la sacerdotisa. Posiblemente le recuerda el amor perdido de hace cincuenta años. Bueno, lo importante era que, al parecer, el desgraciado de Naraku se había ocultado en la montaña sagrada. La pregunta es… ¿cómo entrar? Porque esa energía pura no le permitiría siquiera dar un paso al interior de ese lugar. Habría que hallar el modo. La presencia de Kohaku allí demostraba que verdaderamente ese maldito se escondió, ocultando su esencia dentro de ese campo, para recuperarse de las heridas sufridas desde la última vez que lo vieron.

    Sin embargo… el engendro también tenía planes en su contra. Así que mandó a dos de esos cadáveres, los guerreros, para que lo enfrentaran.

    En las proximidades de un puente, en un lugar cubierto por una tenue neblina, no muy alejado del Monte Hakurei, Sesshōmaru y sus acompañantes buscaban rodear el campo sagrado. La idea de que Naraku se ocultaba en ese lugar ahora era algo concreto. De pronto, entre los espesos matorrales, el Daiyōkai percibió un olor que ya antes había sentido… el de un cadáver viviente.

    ¡Mhp! Un sirviente de Naraku. — dijo Sesshōmaru observando al hombre que surgió de la espesura, con el deje de una pequeña sonrisa pero sin cambio en su voz. ¿Es que Naraku no tenía otra cosa mejor? — No eres más que un cadáver.

    ¡Ah! ¡Qué buen olfato tiene! — le respondió el “hombre” hablando en tono raro y agudo, nada menos que el capitán Jakotsu, de los Shichinintai — Se nota que es hermano de Inuyasha. Vamos a ver que le parece esto.

    Blandió su espada, un arma extraña que al parecer se desdoblaba en varias. Pero Sesshōmaru fue más rápido y de un golpe certero desvió el ataque y se lanzó sobre Jakotsu, el cual por poco no esquiva el filo de Tōkijin. Aunque la energía sagrada del monte le impedía al Daiyōkai utilizar toda la fuerza de su espada.

    ¡Es un ser peligroso! — dijo el guerrero arrastrándose y alejándose lo más que pudo.

    Sesshōmaru no lo persiguió, estaba a la espera de que podría hacer ese tipo.

    ¡Jijiji! — rió Jaken y casi brinca del gusto. Él y Lin se encontraban cerca del puente, junto al barranco. — A ver que te pareció eso.

    Jakotsu lanzó un ataque hacia ellos.

    ¡Cállate y no te entrometas! — le espetó blandiendo la espada, y los pobres del susto casi se caen mientras la espada dio justo en el suelo.

    Jakotsu lanzó un nuevo golpe. Sesshōmaru nuevamente desvió el ataque mientras le dirigió a su sirviente una mirada significativa de enojo y una orden contundente, con sólo decirle:

    ¡Jaken! — lo que significaba que se fuera de ahí llevando a Lin a un lugar seguro.

    Vámonos Lin, aquí sólo estorbamos al amo — y corrieron tomados de la mano, por el puente.

    Pero… — iba a decir la chiquilla, se notaba un poco preocupada en su voz.

    Sin peros, — le dijo Jaken sin soltarla — al Señor Sesshōmaru no le ganará una escoria como esa.

    Cuando pasaron, el gran demonio se interpuso elegantemente para impedir que Jakotsu los siguiera.

    ¡Ah, veo que no quiere involucrar a la pequeña! — dijo el guerrero al ver la acción hecha por el Daiyōkai — ¡Qué generoso es usted!

    Eres un cadáver muy hablador — le contestó Sesshōmaru con su voz habitual y su inexpresiva mirada ambarina, tomando a Tōkijin para enfrentar al guerrero.

    ¡Ya no me diga cadáver, que me molesta mucho! — se quejó Jakotsu, y también tomo posición de ataque y continuo diciendo — Pero bueno, es mejor que se hayan ido, así pelearemos sin interrupciones — y volvió a lanzar un ataque, el cual Sesshōmaru esquivó nuevamente.

    Sin embargo… mientras Jaken y Lin corrían atravesando el puente se toparon con un sujeto, otro guerrero enviado por Naraku. Al parecer nuevamente intentaba secuestrar a la niña para manipular al poderoso demonio. Jaken le hizo frente utilizando el Báculo de Dos Caras… y cayeron al fondo del barranco.

    En ese momento Sesshōmaru se distrajo, al notar que en el puente había otro guerrero y que Lin corría peligro, lo que Jakotsu aprovechó para desarmarlo.

    ¡Si no pone atención le volaré la cabeza! — le dijo al tiempo que de un certero golpe hizo que Tōkijin volará de la mano del Daiyōkai. El siguiente ataque Sesshōmaru lo esquivó con agilidad.

    Al escuchar el grito de la pequeña en el momento que caían al vacío no lo dudó ni un segundo… y se olvidó de Jakotsu para ir a salvarla, dándole la espalda al guerrero. Jakotsu quedó sorprendido ante tal acto de… ¿compasión? ¿Cómo un yōkai de la categoría de Sesshōmaru dejaba una pelea para rescatar a una pequeña? Bueno, ya les habían informado que por esa niña el Daiyōkai era capaz de todo, así que, capturándola a ella, el poderoso demonio estaría a sus órdenes. Pero el mandato era exterminarlo de una buena vez.

    ¡Hasta nunca, Sesshōmaru! — le dijo Jakotsu riéndose como loco y lanzando varios ataques, los cuales Sesshōmaru esquivó hábilmente para tomar nuevamente a Tōkijin, la cual se había clavado en una peña cercana, y lanzarse al barranco a rescatar a Lin.

    Parecía que ya había caído dentro del corte de la Jakotsutou (Espada serpiente) del Shichinintai, pero se liberó de el con rápido movimiento y… le devolvió el ataque; por poco el guerrero no la cuenta al pasar la cuchilla muy cerca de su cuello. El pobre Jakotsu quedó en shock por un momento al percatarse de que casi muere por su propia espada.

    “Estuve muy cerca de ponerle fin a ese pedazo de mierda” pensó el Daiyōkai al tiempo que descendía por el barranco. Al fondo del mismo pasaba un río de fuerte corriente. “El agua ha borrado su rastro”. Así que tomó camino siguiendo la corriente. Jaken se encontraba no muy lejos de ahí. Notó la presencia de su amo, pero no quería levantarse.

    Jaken. — Sesshōmaru si que se había percatado que el pequeño ser verde se encontraba con vida. — ¿Te estas haciendo el muerto, Jaken? — le preguntó entre divertido y enojado ante el comportamiento de su sirviente, pero sin voltear a verlo.

    ¡Perdóneme amo bonito! — dijo Jaken, el tono de su amo no era para tomarse a broma — ¡Arriesgaré mi vida para salvar a la pequeña Lin!

    Sesshōmaru continuó caminando sin dignarse a contestarle a Jaken, sin mirarlo ni una vez. El sirviente se quedó con el pico abierto pero rápidamente siguió a su amo. Cuando volvió a percibir el rastro de su pequeña, se movió con más velocidad, deslizándose como si volara. Jaken apenas si pudo sostenerse de la estola. “Así que se encuentran al pie de la montaña sagrada” pensó mientras se acercaba al Monte Hakurei. Aunque Jaken le dirigió unas palabras, hizo como si no lo hubiera escuchado.

    Llegando allá, atravesó el campo sagrado. Jaken volvió a hablar, pero Sesshōmaru estaba decidido. Lo importante era salvar la vida de la pequeña Lin, así que, aunque el campo intentaba impedir su avance, él continuó caminando. Su sirviente no pudo andar ni un paso más. Llegó ante los dos Shichinintai, los cuales se sorprendieron al ver que había conseguido atravesar la energía sagrada. Uno de ellos, Suikotsu, llevaba a la niña bajo su brazo. Ella se alegró de ver a su salvador.

    ¡Señor Sesshōmaru! — exclamó con alegría, sabía que el Daiyōkai no permitiría que algo malo le pasara.

    Sinvergüenza, — le dijo Jakotsu — eres un demonio, ¿no me digas que el poder sagrado no te afecta?

    El guerrero nuevamente atacó utilizando su Jakotsutou, él esquivo los ataques pero esta vez si recibió un pequeño corte en el brazo. De verdad que el campo sagrado afectaba sus movimientos. Además, la energía maligna de Tōkijin se desvaneció.

    ¡Señor Sesshōmaru! — gritaba Lin con preocupación, pues se dio cuenta que a su Señor le resultaba difícil moverse como de costumbre.

    ¡Apresúrate Jakotsu a eliminar a esa basura! — gritó Suikotsu, el guerrero que sostenía a la niña — ¡Ya quiero matar a esta chiquilla!

    Si no fuera por ese campo sagrado, ninguno de esos cadáveres seguiría de pie. Jakotsu continuaba mandando sus ataques, impidiendo que Sesshōmaru se acercara a Suikotsu para rescatar a Lin. El Daiyōkai esquivaba los golpes, si que le costaba un poco de trabajo movilizarse y no podía utilizar a Tōkijin con naturalidad. Aprovechó un descuido de Jakotsu para lanzarse sobre él y por poco lo atraviesa con su espada. Si tan solo pudiera moverse bien...

    ¡Olvídate ya de ese demonio! — gritó Suikotsu con desesperación mientras Jakotsu recuperaba nuevamente el equilibrio, al haber esquivado a Sesshōmaru. — ¡Quiero matar ya a esta niña! — y amenazó a la pobre Lin con sus shuko, neko-te tekagi (guantes con garras afiladas).

    No cambiaran de parecer. — dijo el Daiyōkai, sin inflexión en su voz, enderezándose también y levantando su espada — Ya veo. ¡Mhp! — y se dibujó una leve sonrisa en su rostro, al parecer pensaba en algo gracioso.

    ¡No comprendo que te causa tanta risa! — se enojó Jakotsu volviendo a lanzar su ataque — ¿Acaso crees qué de verdad puedes ganarme?

    Esta vez, el movimiento de Sesshōmaru fue sorpresivo. Primero, con un golpe certero desvió la Jakotsutou acercando a Jakotsu. “¡No puede ser!” exclamó asombrado Jakotsu cuando la garra de Sesshōmaru le atravesó el pecho. Había lanzado simultáneamente a Tōkijin hacia atrás, a Suikotsu, la cual se clavó en el pecho del guerrero, haciéndolo caer. Los dos Shichinintai podrían haber muerto en el acto, pero… la protección del campo sagrado impedía que el veneno de la garra del Daiyōkai tuviera efecto y el poder maligno de Tōkijin fluyera. Además, los fragmentos de la joya maldita son los que les daban la vida. Lin quiso huir… más Suikotsu aun no pensaba ceder, y volvió a atraparla.

    ¿Será porque me lastimaron que el doctor tiene miedo de salir? — le dijo Suikotsu a la pequeña mientras levantaba su neko-te-tekagi, dispuesto a acabar con su vida. La pobre niña abrió más sus lindos ojos, asustada.

    Al verlo de cerca puedo notar que es un chico sexy. — habló Jakotsu al mismo tiempo mientras el gran demonio lo sostenía, ya se había percatado que no surtió efecto su ataque — Nosotros no morimos tan fácil — terminó diciendo.

    En un desesperado intento de evitar que Lin muriera, Sesshōmaru soltó a Jakotsu para abalanzarse sobre Suikotsu. El “hombre” se rió como un loco.

    ¡Es demasiado tarde! — le dijo con su expresión de maniático.

    Prefería que lo hirieran a él antes que permitir que ella fuera lastimada, cuando… percibió la energía de un poder espiritual. Se detuvo en seco al ver que una flecha sagrada atravesaba la garganta del guerrero. Éste cayó, ahora sí herido de muerte. Jakotsu se alejó despavorido, “¡A esa mujer si le tengo miedo!” dijo con temor, y Lin corrió para ponerse a su lado. Era la sacerdotisa que había sellado a su hermano hace 50 años. Ella tuvo una charla con Suikotsu, hasta que el corte mortal de la Jakotsutou le arrebató el fragmento que lo mantenía con vida. Jakotsu huyó con ese fragmento y Suikotsu volvió a morir… está vez en paz. Lin se acercó a Kikyō.

    Gracias por haberme salvado, sacerdotisa.

    ¿Tuviste miedo? — le dijo ella con una sonrisa, se notaba cansada.

    Sí, — afirmó Lin — pero siento lástima por ese hombre.

    Sesshōmaru había escuchado toda la charla entre Suikotsu y Kikyō, con su expresión imperturbable. Lo más valioso para él, su pequeña de grandes ojos y linda sonrisa, ya estaba nuevamente a salvo. Sólo quería permitirle mostrar su agradecimiento hacia esa mujer. Inmediatamente, al terminar Lin de pronunciar sus últimas palabras, giró sobre sus pasos y se fue sin decirle nada a Kikyō. La pequeña se fue con él. Y la miko también se alejó, moviéndose con dificultad. Sesshōmaru le dirigió una mirada de soslayo al tiempo que pensaba “¡Mhp! Es la mujer que disparó alguna vez a Inuyasha. Ella también es un cadáver. Con esto le han enseñado el destino que le espera”.

    ¿Señor Sesshōmaru? — Lin lo miró con curiosidad, regresándolo a la realidad.

    Lin, vámonos — le dijo volviendo a su indiferencia habitual.


    ¡Sí! — respondió la pequeña, ya sonreía. Esa era la sonrisa que a Sesshōmaru siempre le gustaba ver en ese pequeño rostro, la que le traía paz a su corazón de yōkai.

    ¿En donde estaría oculto ese maldito infeliz? Posiblemente maquinando otro de sus malvados planes.

    Sesshōmaru volvió nuevamente la vista hacia la pequeña Lin, la que dormía plácidamente otra vez. Y pensó… que tal vez lo mejor para ella, aunque por dentro se le comprimiera el corazón, era volver a vivir entre los suyos. Pero tenía que ser con humanos confiables, que le enseñaran nuevamente y le ayudaran a superar sus miedos. Porque a su lado, era más probable que abandonara este mundo antes de que su tiempo terminara. Y eso sería algo que él nunca se lo perdonaría a sí mismo.

    Nota de la autora: Pienso que así debió ser… Sesshōmaru ya se había planteado devolver a Lin con los humanos porque a su lado no era más que peligro para ella, tal vez no estaba consiente de querer revivirla otra vez y no poder… esto lo manejó después de esa parte del Kanketsu, cuando estuvo a punto de perderla por siempre y su madre Irasue, “conmovida” del dolor de su hijo, trajo de vuelta el alma de la pequeña niña… falta un poco para ya tratar todo en tiempo presente. Sayo.
     
    • Me gusta Me gusta x 7
  20.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,827
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    Un cambio en el corazón… el sol que derritió el hielo.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    2809
    Les dejo para divertirse este capitulo en lo que acomodo bien el triste día de Naraku en el juego por su vida... sean felices.

    Capítulo 6 La lucha de poder… por el poder.

    Otro día más buscando a ese maldito. Y en su camino encontraron… las típicas batallas entre humanos por la obtención de más poder y riqueza. “Basuras despreciables. Se dejan dominar por sus ambiciones”. Sería mejor evitarlos.

    Sesshōmaru se detuvo un instante, dirigiendo una mirada gélida a la batalla que transcurría enfrente de ellos, a la lejanía. Los soldados no habían notado su presencia, estaban concentrados en su lucha.

    ¿Qué ocurre Señor Sesshōmaru? — preguntó la pequeña niña de negros cabellos y grandes ojos cafés, la cual montaba sobre Ah – Uh, con Kohaku junto a ella. El muchacho miró fijamente al Daiyōkai, después de ver a la lejanía, hacia donde dirigía su mirada ambarina.

    Jaken, — le dijo el gran demonio a su sirviente — monta en Ah – Uh y elevémonos un poco.

    Como ordene amo bonito — contestó Jaken, que también había notado la presencia de los molestos humanos.

    Rápidamente montó en el dragón, y se elevaron primero que el Daiyōkai.

    Sesshōmaru ascendió suavemente, sin mirar a sus acompañantes y sin dejar de observar la batalla. A una altura prudente, avanzaron sigilosamente. Lin y Kohaku observaron desde arriba a los soldados.

    Son soldados. — señaló el muchacho a su compañera — Están peleando por nuevas tierras para sus señores.

    ¿Por qué hacen eso? — preguntó la pequeña, mirando a su amigo con curiosidad.

    Pues… — dudó Kohaku — creo que porque quieren tener más poder sobre los demás.

    Más poder… ¿quién no quisiera? Sin embargo los humanos tienen una idea equivocada del poder. Y si lo tienen… no lo saben controlar. Sus debilidades los dominan. Los humanos no merecen más poder… ¿o si?

    ¿Para qué quieres más poder? — le había dicho su padre hace cientos de años — ¿Tienes algo que proteger?

    ¿Poder para proteger… algo?

    Y eso le hizo recordar… una lucha de poder que involucró una vez más la vida de esa dulce pequeña que lo acompañaba.

    Sintió la fuerza que hacía mucho tiempo se había perdido… y sonrió brevemente complacido al pensar que al fin podría adueñarse de ella… y cumplir por lo menos con uno de sus deseos de hace doscientos años atrás. Tal vez parte de la herencia le fue negada, y ésta otra oculta, lejos de su alcance. Pero ahora se encontraba nuevamente en este mundo, y él la tomaría.

    Regresaron sobre sus pasos. Jaken también había sentido el poder maligno, proveniente de ese extraño lugar, el pozo devorador de huesos ubicado cerca de esa aldea de humanos que Inuyasha, el medio hermano de su Señor, solía frecuentar. Y no le gustó la sutil sonrisa de su amo. No sabía si esperar algo bueno de eso. “El amo Sesshōmaru es tan impredecible”. Lin también notó algo extraño, y más cuando su Señor quiso volver ahí, a ese lugar por donde casi nunca le gustaba pasar.

    Señor Jaken, — preguntó un poco… cautelosa, pues el comportamiento del gran demonio le pareció diferente — ¿qué ocurre?

    No lo se. — le contestó el ser verde en un susurro, temeroso de decir una palabra que a su amo no le gustara — Pero seguramente es algo importante.

    Siguieron a una distancia prudente a su Señor. En ese momento… se detuvo.

    “Así que Inuyasha tiene a la Souunga” pensó Sesshōmaru al sentir también la presencia de su hermano, y se le dibujó una pequeña mueca de disgusto. “No se conforma con haberme quitado a Tessaiga, pero… ¿cómo diablos la consiguió ese mal nacido?” Apresuró su andar y dejó atrás a sus acompañantes.

    ¡Señor Sesshōmaru! — le gritó Lin. Jaken abrió de más el pico — ¡Apúrese señor Jaken, o nos dejan! ¡Rápido Ah – Uh! — le ordenó al dragón para que no perdiera de vista al amo.

    Ah - Uh obedeció y avanzó más rápido… lo suficiente como para no quedarse muy atrás.

    “El poder de Souunga” volvió a pensar Sesshōmaru al sentir la terrible descarga de energía. “La Souunga no puede ser controlada por un ser tan débil como esa escoria”. Llegó a donde se encontraba el Hanyō, que batallaba contra el dominio de la terrible arma, la cual estaba firmemente atada a su mano.

    En cuanto se percató de su presencia, Inuyasha lo encaró. Su rostro reflejaba esas duras facciones que adquiría cuando era controlado por el instinto de bestia que reside en su interior. ¡Cómo si pudiera llegar a eso!

    Sesshōmaru, — habló con su áspera voz — aléjate de aquí y no te entrometas en mis asuntos — al tiempo que forcejeaba contra sí mismo.

    “¿Tus asuntos?” pensó el Daiyōkai con furia “La Souunga no es asunto tuyo, no eres digno de ella”.

    Sesshōmaru, — se oyó otra voz — ¿así que aún deseas poseerme como antes? — la espada era la que hablaba — ¡Qué pena que para ti sólo haya sido el arma más débil!

    Cállate escoria y no hables más. — contestó el gran demonio — ¿Cómo te atreves a pensar que una basura como tú puede controlar ese gran poder? — se dirigía a su hermano, el cual seguía luchando en contra de la espada.

    Jaken y Lin se habían acercado, pero prefirieron mantenerse a una distancia prudente, ocultos tras unas rocas. Observaron el rostro endurecido de Inuyasha… y no les gustó para nada.

    Es mejor permanecer aquí Lin. — le dijo Jaken a la pequeña, que parecía querer estar cerca de su Señor — No hay porque entrometerse en su pelea.

    Oiga señor Jaken, — preguntó la niña con un poco de temor — ¿por qué siempre el Señor Sesshōmaru pelea contra el señor Inuyasha? ¿Acaso no son hermanos?

    Pues si pero… — iba a contestar el pequeño demonio, cuando en ese instante los dos hermanos empezaron a pelear — ¡Guarda silencio! — le espetó a la chiquilla y se escondieron un poco más, lo suficiente como para no perder detalle de la lucha.

    La Souunga controlaba nuevamente a Inuyasha, y le estaba dando algo de batalla a Sesshōmaru, que utilizaba hábilmente a Tōkijin, pero no era tan fácil como cuando lo enfrentaba en una pelea normal. Esta vez tuvo que emplearse un poco a fondo. Por un momento parecía que el Hanyō, manejado por la espada maldita, vencería al Daiyōkai.

    ¡Ríndete Sesshōmaru! — habló nuevamente la espada — ¡Los dos se irán al infierno junto con su padre!

    Inuyasha empujaba a Sesshōmaru hacía un despeñadero. Lin y Jaken se asustaron. “¡Señor Sesshōmaru!” gritaron al unísono. El gran demonio notó la presencia de sus acompañantes y vio por un instante el miedo en los lindos ojos de “su” pequeña. Se recobró y de un rápido movimiento… empujó a su hermano y soltó a Tōkijin para tomar a Tessaiga del obi de Inuyasha y lanzarle… un Kaze no Kizu. Por un pelo no es alcanzado por el ataque de su propia espada, aún así voló un poco para atrás y cayó como fardo (a Sesshōmaru le sale mejor que a Inuyasha).

    El campo protector de Tessaiga hirió una vez más la mano del Daiyōkai. La dejó caer mientras respiraba algo cansado. La Souunga no sería fácil de dominar. Estaba llena de odio y rencor hacia su padre. “El amo Sesshōmaru se ve agotado, nunca lo he visto así”, pensó Jaken con preocupación. “¡Pobre Señor Sesshōmaru!”, Lin también lo veía y en su pequeño rostro se reflejaba… sus ganas de querer estar junto al gran demonio y poder ayudarlo. Inuyasha se levantó, aún controlado por la espada.

    ¡Qué sujeto tan persistente! — observó Jaken.

    Se ve que aún nos falta algo de sangre — dijo la espada. Inuyasha volteó a ver a los seres que estaban a su alcance… cayó cerca de donde Lin y Jaken se habían ocultado — ¡Ve por ellos! — ordenó la espada, y el semidemonio se abalanzó sobre los dos, con el arma en alto, dispuesto a descargar un golpe mortal.

    Los pobres huyeron despavoridos y por poquito son cortados por la espada. Jaken había tratado de hacerle frente con el Báculo de Dos Caras. “¡Señor Sesshōmaru!” gritó la pequeña con miedo, al ver el terrible rostro del Hanyō. Utilizando lo que le quedaba, el Daiyōkai se levantó tan rápido como pudo, dispuesto a atravesar nuevamente con sus filosas garras con veneno a esa escoria de su hermano. Ese maldito no se atrevería nunca a tocar a “su” niña. No le permitiría sacrificarla para darle más poder a la Souunga. En eso…

    ¡OSUWARI! — el grito de la joven mujer que acompaña a Inuyasha, hizo que Sesshōmaru se frenara un poco.

    Ella se abalanzó sobre el Hanyō, y lo tomó de la cintura, queriendo contenerlo. El poder espiritual se manifestó en el extraño rosario que su hermano lleva al cuello.

    ¡OSUWARI! — gritó más fuerte. Inuyasha, bueno, la Souunga, intentaba librarse de esa energía sagrada — ¡OSUWARI! — esta vez funcionó, y Souunga voló por los aires mientras que la fuerza del conjuro azotó a Inuyasha… y también a Aome (pobrecita, casi le cae Inuyasha encima, por eso quedó tan mal).

    El corazón de Sesshōmaru recuperó un poco su latir. La Souunga había dejado a Inuyasha y por el momento… la pequeña Lin estaba salvada. Pero eso no acababa todavía. La espada maldita no se rendiría y él… tenía que tomarla y alejarla de la escoria de su hermano… y de los otros seres ambiciosos de poder, un poder que solamente él podría controlar. La Souunga tendría que ser suya o volver a desaparecer. Si Souunga seguía alimentándose de odio…

    Se alejó de ahí en cuanto llegaron los amigos de su hermano. Ya había notado la presencia de un sirviente de su padre, desaparecido también junto con la poderosa espada. No podía perder más tiempo. Sus acompañantes, especialmente Lin, estarían mejor con ellos.

    Caminaba pausadamente, recordando las palabras que su padre le dirigiera ese día, doscientos años atrás, antes de que se entregara a la muerte… por proteger… la vida de esa mujer y su despreciable descendencia.

    ¿Tienes algo que proteger?

    Y esas palabras, hace mucho tiempo iban y venían en su memoria, pero ahora le sonaban más claras… sin saber por qué.

    Siguió el rastro de la espada, lo había perdido por un instante, pero volvió a percibirlo. “¿Qué tienes planeado, Souunga?” pensó al darse cuenta hacia donde se encaminaba el arma.

    Llegó al lugar, y se abrió paso entre las altas cañas de bambú. Alguien más se encontraba allí. Inuyasha. “¡Mph!” volvió a pensar el Daiyōkai al notar la presencia de su hermano “esta basura si que es testarudo”. Se acercó a donde momentos antes estaba enterrado el cadáver… de un estúpido soldado.

    Setsuna no Takemaru. — se sonrió un momento — ¿Por qué escogiste a este infeliz? — dijo, como conversando con la espada.

    ¿Acaso lo conoces? — le preguntó Inuyasha. Lo había dejado pasar sin haberle dicho nada — ¡Pero si esta es una tumba humana! ¿Qué tienes que ver con él?

    Sesshōmaru volteó a ver a su hermano con sus fríos ojos ambarinos. Había decidido ignorar su presencia, pero… ¿el pobre iluso pensaba que podría derrotar a esa poderosa espada, siendo lo que era, un simple… Hanyō? Bueno… su ignorancia y estupidez a veces le colmaban la paciencia.

    Eres un pobre idiota… que no conoce bien sus orígenes — le dijo con calma, pero con un tono endurecido.

    ¿Qué quieres que sepa, tarado? — le espetó enfadado su hermano — Si tú lo sabes, dímelo.

    Este desgraciado es el culpable de la muerte de mi padre — le dijo con la voz cargada de furia — por la basura de tu madre. Y te sientes digno de enfrentarte a la Souunga, sin siquiera conocer el rostro de él, imbécil.

    ¡Keh! Mira miserable, — lo enfrentó, desenfundando a Tessaiga — puedes decir lo que quieras pero de eso no me avergüenzo, — y lo fulminó con la mirada — no te creas tan importante porque tú si lo conociste y yo no. Y no te necesito para vencer a esa espada.

    Escoria… morirás — sacó a Tōkijin y lanzó un ataque potente.

    Inuyasha esquivó con algo de trabajo varios golpes del Daiyōkai. Las cañas cortadas caían por montones. El filo de Tōkijin es imparable. Sesshōmaru preparó su mejor ataque… el “Souryuha”. El Hanyō cargó con todo.

    ¡Probarás el poder de Bakuryuha! — y lanzó el golpe, utilizando también la energía que salió de Tōkijin.

    Sesshōmaru esperó el mejor momento para contraatacar, teniendo frente a él a su espada, en posición de defensa. Y mientras tanto pensaba… nuevamente en su padre. “Sólo yo puedo superarte, padre”. Así que contuvo el Bakuryuha con Souryuha… y se lo regresó a Inuyasha. Si no fuera por el campo protector de la funda de Tessaiga… el Hanyō no lo contaría. “Mi poder no es despreciable” pensó Sesshōmaru al tiempo que se alejaba, sin dignarse a ver a su hermano, tirado entre los restos de las cañas de bambú; ninguna quedó en pie ante la potencia del ataque. “Veremos que puede hacer Souunga con ese desgraciado”. Y volvió a seguir el rastro de la espada.

    Andando, meditaba en muchas cosas. La Souunga… una espada difícil de controlar, le constaba muy bien que su padre no la había dominado del todo. Era un arma voluntariosa. Capaz de desatar caos si el que la poseyera estaba cargado de malos deseos; podría abrir las puertas del inframundo y terminar con la vida como la conocemos. Únicamente quedaría devastación y almas en pena. La Souunga, en manos equivocadas… sería letal. Su padre no confió en él, por eso…

    Tenseiga es para ti, Tessaiga para Inuyasha, pues él la necesitará más que tú. — le dijo ese lejano día — Souunga no esta a discusión. La ocultaré lejos, en donde no pueda hacer daño ni caer en manos equivocadas. No necesitas más poder.

    Poder… claro que le interesaba tener poder, ser más que su padre. Aunque ya era ampliamente reconocido como el hijo mayor de Inu no Taishō, el Gran Señor del Oeste. Y era respetado por muchos, temido por varios, tal vez hasta odiado. Nadie, nunca, ponía en duda su gran poder… pero si tuviera más…

    “Padre” pensó nuevamente al tiempo que se acercaba al lugar donde la Souunga se encontraba… utilizando a ese pobre cadáver inmundo, hundido en su pena, “no entiendo por qué me negaste también a Souunga. ¿Acaso pensaste que… me dejaría dominar por su voluntad?” Y esta vez, sus finas facciones reflejaban ira y decepción ante lo que su padre le había hecho. La humillación.

    Nota de la autora: La batalla aún estaba por comenzar, y él entendería algunas cosas que Inu no Taishō siempre había tratado de mostrarle. Especialmente… la protección y el amor hacia los seres que incondicionalmente te lo brindan. Y eso era de vital importancia… para poder realmente superarlo.
     
    • Me gusta Me gusta x 6

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso