Un Caballero de Tela y Botones

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Un Caballero de Tela y Botones​

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Esta es la historia del día en que Kiefer se unía como caballero de la orden real bajo las ordenes del Rey trapo. Algo que había esperado toda su vida.

Caminaba tranquilo por la ciudad Juguete, saludando y mirando curioso la ciudad donde se alzaba el castillo del Rey y vivía un gran número de muñecos. Kiefer llevaba su espada aguja encajada en su cinturón de lazo, pero aún a si la sostenía por miedo a que esta se cayera y la perdiera. Iba directo a su presentación con el rey y estaba algo nervioso por la impresión que quería dar.

Estaba a unas calles del castillo, pero los cientos de gritos sonaron al unisonó lo distrajeron, como su deber era proteger a la gente de tela salió corriendo en la dirección de donde provenían.

Corrió y corrió hasta llegar al lugar donde se originaron los gritos. Quedo muy sorprendido al ver que provenían de las afueras del castillo, pero se sorprendió más al ver al enorme dragón de alambre que combatían sus camaradas.

Ansioso de unirse a la batalla desenfundo su espada y se preparo para luchar. Los otros caballeros habían logrado acorralar al dragón en un círculo que ellos formaron y cada vez lo hacían más pequeño impidiéndole el movimiento al dragón.

Kiefer estaba a pocos metros, pero entonces, el dragón hizo un movimiento muy brusco con su cola, tan rápido como un rayo y partió en dos a todos los caballeros que le rodeaban.

Agujas, botones, tela y algodón salieron disparados para todas partes, sus compañeros había sido derrotados. El ya no se acerco más por miedo a la enorme navaja que el dragón tenia amarrada a su cola.

El enorme dragón entro en el castillo y acabo con lo poco de la guardia real que quedaba. Pocos minutos después salió del castillo con una mujer de tela en el hocico, la cual sostenía de un vestido hecho de un listón muy fino, no la había lastimado, pero cuando la tuvo se hecho a correr en dirección a una montaña cercana a la ciudad.

Kiefer entro desesperado al castillo en busca de supervivientes, solo el rey y un par de guardias reales se encontraban de una pieza, el resto tenia la misma suerte que los caballeros de afuera.

El rey se lamentaba sobre su trono hasta que vio a Kiefer adentrándose.

— Tu noble caballero deberás rescatar a mi hija, la princesa. — Dijo en rey trapo con lágrimas en los ojos.

— Lo siento mi rey, solo quedo yo. No soy rival para ese dragón — Comento Kiefer mientras se arrodillaba ante el rey.

— No quiero escusas caballero, debe lealtad hacia al rey, a mi. Hágalo, si cumple, le daré la mitad del reino como recompensa, pero por favor, rescate a mi hija — Suplico el rey por última vez.

Kiefer asintió de mala gana y se retiro a los establos, tomo el caballo de mejor plástico y se encamino a la montaña.

Una vez que estuvo en la falda de la montaña cojín se bajo del caballo y se sentó para pensar que es lo que iba a ser.

— No puedo hacer nada en contra de esa navaja, no quiero morir — Se lamentaba en voz alta.

Un trol de pelusa que pasaba por ahí le escucho lamentarse y se acerco curioso.

— Tu caballero de tela ¿Has venido a matar a ese dragón? — Pregunto el trol de pelusa.

— Me temo que si, pero es más probable que el me mate a mi, ya mato a todos los caballeros del reino — Dijo Kiefer tristemente

— Oh caballero, permítame llevarlo ante el rey trol, el le dará la estrategia para matarlo —
Pronuncio contento el trol de pelusa. Kiefer acepto, pues no tenía alguna idea y esto parecía prometedor.

Aquel trol le guio por el reino de sillón hasta lo más profundo, le guio hasta un cuarto enorme donde esperaba el rey.

En esa habitación había miles de artículos varios, desde anillos hasta broches y diamantes. A si que ya saben, si algo se les cae al suelo y ya no lo encuentra nunca, es que los trol de pelusa lo han recogido para su rey, pero no se preocupen, ellos cuidan muy bien de estos artículos.

— Oh gran rey de pelusa, he traído a este hombre pues su misión es matar al dragón de
alambre — Pronuncio el trol que guio a Kiefer.

— Hombre de tela, su misión es bien vista por los ojos de este rey. Durante años el dragón nos ha exigido una cantidad de metal cada semana, si no lo hacemos el nos matara, su misión es admirable, pero no podrá vencerle a si — Dijo el rey trol, después de eso dio un chasquido con los dedos y centenas de trols salieron con varios artículos muy raros.

Botones tan grandes que Kiefer apenas lo podía creer, un gran trozo de Velcro, el material más raro del reino, un anillo con una adorno enorme que fácilmente podía cubrir la mitad de su cuerpo y lo mejor de todo, una espada de casi su propio tamaño.

Los trol tomaron la espada aguja de Kiefer y empezaron a coser con ella los botones al Velcro, que después recortaron para pegar al cuerpo de tela de Kiefer, creándole a si una armadura de botones. También le entregaron el anillo que usaría como escudo y la espada aguja que era más gruesa y más grande que la que traía.

— Hombre de tela, te doy estos artefactos para que puedas defenderte de su cola y para que puedas atacarle. Usa el escudo anillo para bloquear su navaja, esa enorme espada clávala debajo de su cabeza y has palanca para que se degollado, mis hombres esperaran debajo de la colina por su cabeza. Te damos nuestros tesoros, no falles hombre de tela — Pronuncio el rey trol una vez que Kiefer estuvo listo con su armadura de botones.

— Ahora que dos reyes me han dado la misión de matar al dragón, no fallare — Pronuncio Kiefer mientras se daba la vuelta y regresaba a la colina cojín.

Una vez ahí escalo con dificultad hasta llegar a la cima, donde estaba la cueva sudadera, ahí se escondía el Dragón.

— ¡Oh! Dragón de Alambre, en venido en nombre del rey trapo y del rey trol a matarte, prepárate — Grito Kiefer mientras se posaba enfrente de la cueva.

— Hombre de tela, admiro tu valor, es digno de admirar pero aún a si te matare — Comento el dragón asomando su cabeza.

— Aquí el único que morirá serás tu — Dijo el hombre de tela asomando todo su cuerpo.

El dragón levanto la cola y la dirigió directo al pecho de Kiefer, este le bloqueo con el anillo
escudo que tenia en el brazo.

— Por fin un oponente digno — Dijo el dragón preparándose para golpear.

El dragón levanto nuevamente la cola y la apunto a la cabeza del caballero. Kiefer repitió la acción y bloqueo el ataque desviando la cola del dragón hacia el suelo, donde esta se encajo y se atoro.

Kiefer subió por la cola del dragón hasta su cuello, enterró la espada debajo de su cabeza e hizo palanca.

La cabeza del dragón rodo colina abajo y Kiefer bajo del cuerpo inerte del dragón para introducirse en la cueva.

Adentro la princesa estaba en un palo lápiz atada con cuerda liga, que fácilmente rompió la espada del caballero.

— Mi caballero, mi héroe, le debo la vida, ¿Seria usted mi marido? — Dijo la princesa una vez que estuvo en manos del caballero.

— Apenas le conozco, pero me he enamorado de usted y prometo ser un buen marido — Contesto Kiefer feliz.

Después de eso ambos bajaron de la montaña, se montaron el en caballo y regresaron al reino.

El rey monto una enorme fiesta en honor a su ahora yerno y la boda se realizo 3 semanas
después.

Desde entonces, ningún dragón sin importar el material del cual estuviera hecho, atacó nuevamente alguno de los 2 reinos, sabiendo que la muerte era el castigo.

Moraleja: Hay dragones de alambre que solo un verdadero caballero de tela y botones puede enfrentar. Bueno, realmente no hay moraleja, pero al menos ya sabes que pasa cuando tus cosas se pierden.