One-shot Un alma partida en dos (The Legend of Zelda/Hyrule Warriors)

Tema en 'Fanfics sobre Videojuegos y Visual Novels' iniciado por Fox Bluereaver, 6 Enero 2021.

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    Fox Bluereaver

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    Título:
    Un alma partida en dos (The Legend of Zelda/Hyrule Warriors)
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2366
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    Disclaimer:
    The Legend of Zelda y todos sus personajes son propiedad de Nintendo. Todos los derechos reservados.

    Summary: ¿Cómo fue que la Guardiana del Tiempo se vio corrompida por la oscuridad del mal? ¿Cómo fue que una entidad solitaria se convirtió en dos, dividiendo su alma en mitades de luz y oscuridad? ¿Cómo fue que Lana comenzó a existir como un ser separado de la hechicera oscura conocida como Cya? Fragmento de mi novelización colaborativa de Hyrule Warriors. Imagen de portada hecha por ZeekLaerers.

    (--0--)

    En el interior del Templo de las Almas, una joven hechicera, conocida solamente como la Guardiana del Tiempo, cumplía diligentemente con la labor que le fue encomendada por petición de las Diosas. Al principio, la había aceptado de buen grado, sintiéndose infinitamente honrada por haber sido elegida para esta misión tan importante.

    Pero con el pasar del tiempo, esta labor comenzaba a hacerse cada vez más aburrida y rutinaria, sin mencionar increíblemente solitaria. Hasta ese fatídico día. Observando los acontecimientos de una época en la cual la encarnación del mal amenazó a la tierra de Hyrule, la atención de la hechicera se desvió hacia el resplandor de verde que emergió para disipar la oscuridad.

    Era la primera vez que lo veía. El héroe legendario, vestido con una túnica verde y empuñando con mano firme la espada destructora del mal, envió de vuelta a la oscuridad por donde vino, logrando que la luz prevaleciera nuevamente. La Guardiana no podía evitar sentirse admirada con cada rasgo del joven frente a sus ojos. Alto, de constitución fuerte, la tez ligeramente tostada por tener su afición a pasar más tiempo al aire libre, ojos azules llenos de valor y compasión, y cabellos dorados que le daban un aire salvaje que lo hacía aún más atractivo. Por supuesto, siempre había diferencias notables entre cada una de sus encarnaciones a lo largo de la historia, pero siempre se mantenían aquellas que lo hacían inconfundible.

    Pero el héroe nunca estaba solo. En todas y cada una de sus batallas, la encarnación de la Diosa Hylia, la Princesa del Destino, siempre estaba a su lado. Aunque acabaran de conocerse, el lazo que los unía hacía su efecto casi de inmediato. Cuando todo estaba dicho y hecho, y su destino de salvar a su tierra estaba cumplido, los dos jóvenes eran libres para compartir sus sentimientos. La amistad se convertía en cariño, y el cariño eventualmente en un amor apasionado. Incluso si en alguna vida las circunstancias conspiraban para separarlos, en la siguiente volverían a encontrarse, eso era inevitable.

    La hechicera veía a la pareja, sin poder evitar sentir algo de envidia. Deseaba poder ser ella la que estuviese en el lugar de la princesa. Deseaba poder ser aquella que tomase de las manos al joven héroe, aquella que estuviese segura resguardada en sus fuertes brazos, aquella que pudiese probar sus labios… Cómo lo deseaba.

    - ¿Por qué? ¿Por qué no puedo ser yo? – se preguntaba día a día. – No, no puedes pensar en eso. Hiciste un juramento a las Diosas, tienes una misión que cumplir.

    Le parecía muy injusto… pero no podía echarse para atrás. Aceptó esta misión de velar por el equilibrio de la Trifuerza por voluntad propia, y tenía que cumplirla. Sabía perfectamente todo lo que eso implicaba, el sacrificio que tendría que hacer.

    - NO ES JUSTO… LO SABES.

    La hechicera miró a su alrededor. Estaba sola en ese lugar, no había nadie más. Por supuesto, ella lo sabía. Tal vez había pasado tanto tiempo en ese lugar que ahora su soledad comenzaba a jugarle malas pasadas en su mente.

    - EL HÉROE PUEDE SER TUYO... YO PUEDO AYUDARTE A QUE LO SEA…

    Esta vez la voz sonó más fuerte. La hechicera comenzó a alarmarse. Si algo, o alguien, había penetrado en su santuario privado sin que ella lo notase, podría poner en peligro su misión, y eso era inaceptable.

    - No… estoy perdiendo la razón. – se dijo a sí misma, tratando de convencerse.

    De vuelta a su labor de vigilancia, ser simplemente una observadora se había tornado en algo tan repetitivo y poco emocionante, que en ocasiones maldecía su suerte. Había tantas cosas que ver allí fuera, todo un mundo por explorar… y si tan solo no estuviese prohibido, tal vez encontrarse frente a frente con el héroe elegido. Daría lo que fuese por poder conocerlo, hablarle… tal vez hasta contarle de sus sentimientos por él.

    ¿Pero eso de qué serviría? El alma del héroe siempre estaba unida a la de la princesa. El lazo que los unía estaba presente desde tiempos inmemoriales, y parecía hacerse más fuerte cada vez que renacían para volver a encontrarse. ¿Qué podría hacer ella ante un amor tan poderoso que era capaz de trascender la vida y el tiempo?

    - NO TIENES POR QUÉ PERMANECER EN ESA SOLEDAD. – continuó la voz.

    - Acepté esta tarea encomendada por las Diosas. – replicó la hechicera. – No podría haber mayor honor.

    - ¿ESTÁS SEGURA? ¿VALE LA PENA AISLARSE DEL MUNDO? ¿QUÉ HAY DE LO QUE TÚ DESEAS? ¿DE LO QUE TU CORAZÓN DESEA? VAMOS, LO SABES, MERECES ALGO MEJOR QUE ESTO…

    - ¡BASTA! – gritó desesperada. – ¡¿QUIÉN ERES, QUÉ ES LO QUE QUIERES DE MÍ?!

    - SOLO SOY UN ALMA ATRAPADA EN LA OSCURIDAD. ALGUIEN CONFINADO A UNA SOLEDAD IGUAL, O TAL VEZ PEOR QUE LA TUYA. TENEMOS MUCHO EN COMÚN. SI ME AYUDAS A OBTENER LO QUE QUIERO, PUEDO DARTE LO QUE TÚ QUIERES…

    - ¿Y por qué debería creerte?

    - SI HACES LO QUE TE DIGO… PODRÁS TENER A TU AMADO HÉROE… POR SIEMPRE…

    La hechicera no tenía idea en ese momento, pero las palabras que escuchaba, a pesar del engaño y la decepción, con las promesas que le estaba haciendo, empezaban a sonar cada vez más convincentes. Sabían cómo tomar ventaja de esos deseos que se estaban formando en su interior. Esos deseos de amar, y de ser amada, de tener a alguien como el héroe, alguien que estuviese dispuesto a todo para cuidarla y protegerla. Tal y como el héroe lo hacía con la princesa.

    - La princesa… si ella no existiera… ¿podría ser yo esa persona especial para el héroe?

    A pesar de su prisión, la oscuridad era capaz de canalizar algo de su esencia a través de sus palabras. Todo era cuestión de apelar a los deseos más profundos de su corazón. Todos los humanos tenían ese pequeño resquicio de oscuridad en su interior, esa grieta a través de la cual podía introducirse en ellos, y hacerlos sucumbir a su influencia. Pero esta hechicera era un caso especial. Las Diosas la eligieron por ser la que tenía el corazón más noble y desinteresado entre todos los miembros de su clan. Aquella que estaría dispuesta a hacer el máximo sacrificio por un bien superior.

    El resquicio de oscuridad era muy pequeño, así que la única manera de convertirla en su marioneta, era expulsar a la luz. Eso no sería una tarea sencilla. Para lograrlo, tenía que fortalecer esa oscuridad que tenía en su corazón la hechicera. Pero la luz se seguía resistiendo. El alma de la hechicera comenzaba a dividirse. Dentro de su mente, dos entidades, opuestas una a la otra, pero a la vez muy similares entre ellas, comenzaron a enfrentarse. Era una lucha por el control.

    - "Tenemos una misión que cumplir. No podemos ceder a nuestros deseos personales."

    - "Estamos hartas de esto. De vivir en esta soledad. No puedes ocultarlo. El héroe legendario nos ha cautivado."

    - "Pero su corazón ya le pertenece a alguien más."

    - "¿Y eso qué importa? La princesa solo es un obstáculo. Solo hay que quitarla del camino."

    - "No es correcto, y lo sabes."

    - "¿Qué no es correcto? No te mientas a ti misma. Los has visto una y otra vez. Les tienes envidia, lo sé. Cuando los ves abrazarse, acariciarse, besarse tan apasionadamente. ¿Es que no tenemos derecho a algo de esa felicidad?"

    - "¿Hablas de robársela a alguien más?"

    - "¡El fin justifica los medios! Y si solo vas a impedírmelo, no te necesito. Si vas a ser un obstáculo, también tendré que eliminarte."

    - "No puedes hacerlo. Yo soy tú, no puedes rechazarme."

    - "Eres débil. No estás dispuesta a luchar por lo que deseas. Yo sí."

    El maligno estaba haciendo bien su trabajo, la oscuridad de la hechicera se estaba volviendo más y más fuerte. Pero la luz dentro de ella seguía siendo superior, o en el mejor de los casos, ya estaban completamente igualadas. El choque entre las dos voluntades opuestas produjo un resultado totalmente inesperado.

    Incapaces de dominarse, o de destruirse entre ellas, las fuerzas de la luz y la oscuridad dentro de la hechicera simplemente se repelieron una a la otra. Fue como si su alma literalmente se desgarrara a la mitad, era un dolor imposible de soportar. Y las dos mitades, incapaces de seguir coexistiendo una con la otra, se separaron del todo.

    La oscuridad permaneció dentro del cuerpo de la hechicera, mientras que la luz se dispersó, alejándose de su antiguo recipiente, con rumbo desconocido…

    (--0--)
    Era una noche de luna llena en un claro de los Bosques Sagrados de Farone, cuyo guardián, el Gran Árbol Deku, era el protector de la naturaleza. Como un alma errante buscando un refugio, un lugar donde fuese acogida, la luz que fue expulsada del corazón de la hechicera llegó hasta estos bosques, y como si respondiera a su llamado, el poder de la naturaleza la recibió en su seno.

    Una nube que parecía hecha de pequeñas estrellas, como luciérnagas, se dirigió hacia un claro despejado en el bosque, lejos de la vista de todo, y de todos. Descendió lentamente en espiral hacia el suelo cubierto de frondosa y fresca hierba, concentrándose para comenzar a tomar forma. Pronto la silueta se tornó más y más definida. En poco tiempo, yacía sobre la hierba el cuerpo grácil y esbelto de una joven, cubierta únicamente por su propia y blanca piel, y una cabellera lacia de color azul claro que bajaba ligeramente debajo de sus hombros.

    La joven abrió lentamente sus ojos, para encontrarse con el mundo por primera vez. Se incorporó con dificultad, mirando a su alrededor.

    - ¿Dónde estoy? ¿Cómo fue que llegué aquí?

    Miró el entorno a su alrededor. Solo árboles, hierba… y de pronto una corriente del frío aire de la noche le hizo tomar conciencia de que estaba totalmente expuesta. Presa de la vergüenza, instintivamente usó sus brazos para cubrirse, aunque afortunadamente para ella no había nadie que viera su desnudez. El primer pensamiento de la joven fue encontrar algo para cubrirse, pues no quería ser sorprendida por nadie en ese estado tan embarazoso.

    Poco a poco empezaron a retornar sus recuerdos. Lo primero que recordó fue que era una hechicera, y tenía la capacidad de utilizar las artes mágicas. Una vez que aclaró su mente, dirigió su mirada a unos arbustos cercanos. Como pidiéndoles de favor, utilizó sus poderes en ellos. Magia de transmutación, la capacidad de transformar algo en otra cosa totalmente diferente.

    De las manos de la hechicera salieron unos haces de luz blanca que comenzaron a orbitar alrededor de los arbustos, iluminándolos hasta convertirlos también en parte de su propia luz, que flotó hacia ella y girando a su alrededor comenzó a crear sustancia sobre su cuerpo. Los arbustos ya no estaban, había utilizado su magia para convertirlos en algo de ropa, y con eso, ahora podía preservar su modestia.

    Pero ese era solo el menor de los problemas para resolver. Ahora, su mente se enfocó en lo más importante. Los recuerdos más recientes que tenía, eran esa pelea que estaba teniendo dentro de su cabeza, contra sí misma, dividida entre la misión que le fue encomendada y ese deseo que surgió dentro de su corazón. Ese deseo que todavía continuaba ahora. Esos sentimientos que desarrolló por el héroe legendario.

    - No… ya no puedo pensar en eso. Mi otra mitad, aún está allá afuera…

    Había fallado en la misión que le fue encomendada, al permitirse ser removida del lugar que le correspondía. Ahora su otra mitad, la mitad oscura que sucumbió a sus deseos, no tendría nada ni nadie que la detuviera. Haría lo que fuese para conseguir lo que quería. Pero no podía lamentarse. Lo único que le quedaba por hacer… era detenerla, y asegurarse de que no lastimara a nadie.

    FIN.

    (--0--)
    Notas del autor:

    ¿Qué tal? Aquí traigo otro pequeño relato, no necesariamente ZeLink pero sí conectado indirectamente. Esta pequeña pieza es un fragmento tomado de un flashback de mi novelización de Hyrule Warriors, escrita en colaboración con Goddess Artemiss, mostrando más o menos cómo me imaginé la forma en que Lana comenzó a existir, y lo que sucedió cuando la entidad que eran ella y Cya originalmente, es decir la Guardiana del Tiempo, se vio tentada por Ganondorf y se permitió ser corrompida.

    Si están interesados, en esa historia la forma en como llevamos la caracterización de Lana y Cya fue por la ruta de que ambas buscaron una manera (equivocada) de lidiar con su soledad y ese deseo de sentirse amadas, por ambos lados, y lo confunden con amor verdadero. Lo que quiero decir es, ¿cómo puedes amar a alguien a quien no conoces? Por la forma en como yo lo veo, Lana y Cia se enamoraron de Link el héroe, no Link el hombre, es decir, que no lo amaban como persona. Más todavía, aunque puedo sentir algo de simpatía por Cya al haber sido manipulada por Ganondorf, ultimadamente tiene que llevar la responsabilidad de sus acciones y lidiar con las consecuencias. Lo cual significa que Link no le muestre piedad alguna cuando llega el momento, y le asesta el golpe fatal sin pensarlo dos veces.

    En fin, ¿les gustaría ver la historia completa? Háganmelo saber, ya que esa es bastante larga y esto es solo un pequeño fragmento. ¡Nos vemos!
     
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