Umineko no Naku Koro ni [Long-fic] Umineko no Naku Koro ni

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por Mammon de Avaricia, 25 Marzo 2011.

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¿Qué debo mejorar?

  1. La forma de expresarme

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  2. La ortografía

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    Mammon de  Avaricia

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    [Long-fic] Umineko no Naku Koro ni
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    Esta es mi primera historia, es corta, ya que es la introducción, pero espero que os guste

    “Introducción”
    Mis gemidos nos podían delatar en aquellos calurosos momentos. Decidí poner mis manos sobre los hombros de él y presionarlas, intentando que se alejara de mí. Me gustaba aquella sensación, pero sabía que tarde o temprano, una de mis hermanas descubriría donde estaba.
    El chico excitado por mis súplicas introdujo su lengua en mi boca, acariciando la mía, uniendo nuestras salivas. Mientras la movía en círculos noté como el dulce sabor de él iba desapareciendo. Abrí los ojos y la imagen del chico se iba volviendo cada vez más borrosa. Me extrañé. Temí lo peor. ¿Qué ocurría?Cerré los ojos y esperé.
    A los pocos segundos los volví a abrir. Había sido un sueño, pero fabuloso. Noté alguien a mi lado. Extrañada empecé a palpar a tientas, bajo la oscuridad de la habitación. Poco a poco noté un cuerpo en mi cama. Ascendí hasta notar unos bultos. Me ruboricé sonrojada a la vez que echándome un lado soltaba un grito. Me incorporé asustada. Noté como el cuerpo se removía a mi lado.
    -¿Hermanita?
    Reconocí aquella voz, Asmodeus, la hermana menor de todas. La miré sorprendida y a la vez incómoda, al recordar que ella representaba la Lujuria.
    Rápidamente me levanté, intentando alejarme lo más posible, pero tropecé con una cama. Caí sobre alguien, lo supe al notar los gluteos de otra de mis hermanas en mi cara.
    Con un gesto repulsivo me levanté y escupí en el suelo.
    -Mammon ¿Qué haces?-me preguntó de mala gana Lucifer bostezando-. Me has despertado...
    En ese momento noté luminosidad en la habitación. Leviathan, aún un poco dormida, había pulsado el interruptor. Miré a mi alrededor. Todas mis hermanas, a excepción de Belphegor, que seguía durmiendo, me miraron extrañadas.
    -¿Qué ocurre, Mammon?-me volvió a preguntar Lucifer, la mayor de todas que representaba la Soberbia.
    -Como sea alguna que otra tontería...-me desafió Satán la tercera y como símbolo la Ira. Se levantó y se dirigió hacia mí.
    -Asmodeus-me quejé señalándola-. Me he despertado y me la he encontrado a mi lado.
    Todas dirigieron la mirada hacia la pequeña. La Lujuria nos miró a todas con cara de sueño.
    -Lo siento Mammon-se disculpó levantándose-. Tuve una pesadilla y quise dormir con alguien. Lo siento por haberte despertado.
    -Vale, asunto resuelto-dijo Beelzebub, menor que yo, pero mayor que Asmodeus mientras daba pequeños aplausos-. Vayamos a dormir que pronto Ange nos llamará.
    Vio como la oscuridad volvía a la habitación. A los pocos segundos escuché las respiraciones de mis seis hermanas. No tenía sueño. Me senté en mi cama y mientras apoyaba mis manos sobre mis rodillas empecé a pensar.
    Mi nombre era Mammon, una de las Siete Estacas/Hermanas del Purgatorio. Cada una de mis hermanas representábamos uno de los siete pecados capitales. Lucifer, la mayor de todas, la Soberbia. Leviathan, la segunda, la Envidia. Satán, la tercera, la Ira. Belphegor, la cuarta, la Pereza. Mammon, yo, la quinta, representaba la Avaricia. Beelzebub, la sexta, la Gula. Y la más pequeña, Asmodeus, la Lujuria. Las siete teníamos la misma edad, éramos hermanas, pero nuestros físicos y caracteres no eran parecidos. Cada una llevaba un peinado y un color de cabello diferente. Pero las dos únicas cosas que teníamos iguales eran nuestros ojos, de un color rojizo, y nuestros extraños trajes, un polo corto que llegaba hasta los pechos, sobre él una chaqueta de mangas largas roja, de pechos hasta ingles un bañador y luego llevábamos unos ligueros negros y unas botas marrones.
    A los pocos minutos escuchamos una voz que nos llamaba.
    -Vamos, elévense, las siete estacas del Purgatorio...
     
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    Shu

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    Hola Mammon debo decirte que tu FF estuvo interesante, y eso que es solo la introducción. Note algunos errores, pero ya iras mejorando. Espero que publiques la continuación y me avises.
     
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    Mammon de  Avaricia

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    Gracias por comentarme y ser sincero ante mi historia, pero si no fuese molestia, ¿me podrías decir algunos de los errores que tiene mi historia? (así podré saber en que mejorar)
    pero gracias por ser sincero
    Saludos​
     
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    Shu

    Shu Super Highschool Level Despair

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    Claro con mucho gusto, bueno primero el comentario que acabas de hacer tienes que cambiarlo para que aparezca como comentario (dándole el click a este capitulo es comentario o algo así), tienes que usar guiones largos, aquí te dejo uno —, y revisa los acentos y por último tienes que narrar más el lugar para que nos demos una idea de donde están.
     
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    Mammon de  Avaricia

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    ok, gracias, lo tendré en cuenta. Pero si en algunas de mis historias hay algún error no dudes en decírmelo, por favor
     
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    Shu

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    Claro que no dudare, de eso no te preocupes mi trabajo es ayudar a los nuevos usuarios a desarrollar sus habilidades :), asi es que como dije antes solo pasa por mi perfil si necesitas algo.
     
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    Mammon de  Avaricia

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    Bueno, aquí os dejo el primer capítulo, espero que os guste :)

    Capítulo 1: El dolor que sientes al llorar
    Acto seguido de escuchar la voz seria de Ange aparecimos por arte de magia a su lado. Deduje por la litera que había enfrente del escritorio, que el sitio en cual habíamos aparecido se trataba de una de las habitaciones del internado en el cual ella vivía. Cuando la vimos ante nuestro ojos nos arrodillamos en el suelo todas a la vez.
    —Levantaros...— nos ordenó con un gesto de mano.
    Obedecimos y mirándola fijamente a los ojos, esperamos su respuesta. Mientras mi mirada penetraba en sus azulados ojos noté que en su cuerpo aún solo había tristeza por la pérdida de sus seres queridos. Recordé días anteriores, en los cuales, nuestra señora, Ange, había momentos que lanzaba todo lo que encontraba por su habitación. Yo entendía sus sentimientos. Había perdido a toda su familia, menos su tía Eva, que la trataba como si aún fuese una niña pequeña a mala gana.
    —Mammon ¿Por qué me miras fijamente?
    Parpadeé atónita. Sacudí la cabeza y dirigí la mirada hacia mis hermanas, que me observaban detenidamente.
    —Lo siento, señorita Ange— hice una reverencia y agregué— . Mi pensamiento aún no está del todo es su sitio.
    —Bueno, pues procura que vuelva— me dijo con seriedad a la vez que desviaba la mirada hacia mis hermanas— . Hoy necesito que me acompañéis durante todo el día, invisibles, ante los otros.
    Puse los ojos en blanco. Nuestra señora siempre nos trataba como si nosotras, Las Siete Estacas del Purgatorio, fuésemos simples guardaespaldas. Beatrice, La Bruja del Oro y la primera señora que tuvimos nos usaba para matar gente, sin que ella se manchase de sangre sus manos. Ella si que sabía lo que significaba nuestros nombres.
    Me crucé de brazos y frunciendo el ceño me rehusé a obedecerla. Ange me miró sorprendida y enfadada a la vez. En mi interior un sentimiento de miedo nació, recorriendo cada una de las venas de mi cuerpo. Había hecho la acción sin pensar en lo que podría venir encima. Tragué saliva a la vez que veía como mi señora se acercaba a mí. Miré a mis hermanas que me observaban asustadas. Tenían miedo de lo que podría pasar. Seguidamente miré a Ange que con el ceño fruncido clavaba sus ojos en los míos.
    Noté como el calor de mi cuerpo desaparecía, quedándome helada enseguida. Parpadeé rápidamente y mi respiración empezó a ser entrecortada.
    — ¿Sabes que diciéndote unas simples palabras puedo hacer que desaparezcas?— me preguntó en tono desafiante a la vez que ponía su dedo índice sobre mi frente y lo empujaba, haciendo que tirara la cabeza hacia atrás.
    Una parte de mi cuerpo tenía miedo y deseaba disculparse, pero la otra mitad deseaba devolverle el gesto y negarse a obedecerla. Me quedé en blanco, mirándola con el ceño fruncido.
    —¿Tienes miedo?—me preguntó soltando una carcajada.
    Respiré hondo. Sabía que lo que iba a hacer estaba mal e iba a salir mal parada, pero yo, Mammon de la Avaricia nunca me dejaría avergonzar de una manera así. Volví a coger aire y cuando lo dejé ir, mi ira se desató.
    —¿Yo, miedo? Por favor—e hice un gesto de mano, con la intención de quitarle importancia—. Ange, por favor, mírate, eres tú la que tienes miedo—y la observé de arriba a bajo—.Que te arrastras a siete chicas, representadas como los pecados, usándolas como simples guardaespaldas, solo por que unas niñatas de este internado te maltratan, por favor Ange...
    Aquella frase pareció como si se hubiese escapado de mi boca sin que yo se lo ordenara. Sabía que me había pasado y deseaba que Ange no se enfadase mucho. Me encogí preparada para dos posibles acciones de mi señora: la primera que me hiciese desaparecer y la segunda que me pegara. Cerré los ojos con fuerza, pero a los pocos segundos escuché sollozos. En mi interior pensé que podrían ser los míos, unos sollozos incontrolables que salen cuando el miedo te devora, pero poco a poco mientras abría los ojos, distinguí que eran diferentes a los míos. Observé a alguien arrodillado en el suelo, ¡Ange! Sin que mi cerebro se lo mandara mis piernas tocaron el suelo. Puse una mano sobre el cabello de mi señora, pero acto seguido ella la echó a un lado, dejándome un fuerte dolor en el corazón. Yo la amaba como sirvienta, pero no como guardaespaldas.
    —Señorita...—susurré con una débil voz.
    Seguidamente mis hermanas se levantaron y la rodearon, empujándome hacia atrás. Choqué contra algo. Me giré y el dolor me inundó. Me llevé la mano a la parte trasera de mi cráneo. No tenía sangre, pero si un fuerte dolor. Tras de mí estaba la litera, con la cual mi cabeza había chocado. Sentada en el suelo, entendí lo que había provocado. Ange, una de las chicas más serias que mi mente recordaba, ahora estaba arrodillada en el suelo llorando. Mientras me levantaba repasé cada una de las palabras que le había dicho segundos antes. Al paso que llegaba al final, lágrimas se deslizaron por mi rostro hasta caer en el suelo. La reacción de mi señora había sido normal.
    La miré, llorando descontroladamente, mientras mis hermanas intentaban consolarla. Respiré hondo y con un fuerte dolor en el pecho chasqueé los dedos,desapareciendo de aquel lugar. Me alejaría de ella, de mis hermanas. Si había hecho dolor a Ange,se lo podría haber hecho a Lucifer. Mientras mi cuerpo se descomponía en partículas mis sollozos aumentaron. Ninguna de ellas alzaron la mirada para despedirse de mí. Me sentí sola y para ello necesitaba encontrar a otra persona a la cual servir.
    A la vez que la descomposición inundaba mis ojos, decidí guardar en mi corazón a Ange. Acto seguido todo mi cuerpo desapareció.
     
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    Shu

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    Me pareció muy interesante el primer capítulo, y realmente Ange se lo merecía por tratar así a Mammon >.<. Tienes unos cuanto errores ortográficos te sugiero que pases tu FF por Word y otra cosa más sería que le des espacios, leete unos FF y te darás idea a que me refiero. Espero con ansias el siguiente cap.
     
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    Mammon de  Avaricia

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    Me alegro que te haya gustado. Sé a que errores ortográficos te refieres, lo he encontrado, pero aún asi lo que no entiendo aquello que le de espacios, si pudieras explicarmelo, plis, sino no pasa nada. Pero gracias por todo.
     
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    Shu

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    Mammon de  Avaricia

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    Shu

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    Mira es algo así, a lo que me refiero es que no pongas todo pegado ya que a algunos usuarios se les hace difícil leerlo así, ademas al darle espacio le das más presentación a tu FF.
     
  13.  
    Mammon de  Avaricia

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    vale, vale, merci, lo tendré en cuenta :)
     
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    Aliees

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    Muy buena tu historia me gustó mucho aunque como ya te dije no conozco la serie y por eso no puedo decir nada sobre como describís a los personajes y esas cosas. Y no tengo nada que corregirte sobre gramática u ortografía a parte de lo que ya vi que te corrigieron arriba (como ya te lo había comentado en nuestra otra conversación) para mí está todo muy bien! ;)
    Espero poder leer pronto más!
    Besos!
     
  15.  
    Mammon de  Avaricia

    Mammon de Avaricia Entusiasta

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    Gracias Aliees, pero la historia no acaba aquí xd espero que sigas escribiendo y me pases historias tuyas
     
  16.  
    Aliees

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    Si me lo supuse por eso te digo que espero leer más estaré atenta para cuando publiques el próximo capítulo! y cuando pueda seguire con mi historia no te preocupes :p
    Y no dudes en avisarme si publicas alguna otra historia por ahi! que con gusto la leeré! :D
    Besos!;)
     
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    Mammon de  Avaricia

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    1957
    Aquí os dejo el capítulo 2. Aún continúa la historia jaja :D


    Capítulo 2: Recuerdos


    Torpemente aparecí frente la mansión de los Ushiromiya, solitaria en una isla. Ahí habían vivido los familiares de Ange antes que los mataran. Recordé cuando mis hermanas y yo conocimos por primera vez a a la Bruja del Oro.


    <<Era la primera vez que Beatrice nos sacaba en aquella isla. Ella estaba enfadada, Kinzo, el abuelo de la familia, la había encerrado durante muchos años en una mansión un poco más alejada de la de él. Beatrice no podía salir, ya que el abuelo Ushiromiya, le había engañado, diciéndole que entre los árboles que separaban las dos mansiones habitaban unos feroces lobos. Ella aún no era del todo bruja, era solo una principiante. Pero una niña de nueve años, llamada Rosa, la hizo razonar, que era mentira, allá, no había nada. Poco a poco Beatrice fue saliendo a escondidas, inspeccionando cada tramo de aquel enorme bosque.


    A los pocos años consiguió un máximo poder. Nos invocó y nosotras orgullosas le prometimos que obedeceríamos sin rechistar. Beatrice nos aseguró que nos mandaría hacer trabajos en los cuales nos mancharíamos de sangre. Asentimos contentas. Por fin habíamos encontrado una buena señora que nos respetaba tal y como éramos. Al lado de la Bruja del Oro, Beatrice, también había una mujer con un cabello largo y blanco. Vestía con un traje negro y un enorme sombrero del mismo color que sus prendas tapaba casi todo su rostro. Le preguntamos cordialmente cual era su nombre. Ella con una sonrisa dibujada nos contestó.


    —Me podéis llamar Virgilia—se presentó con una linda sonrisa.


    Años después vimos a lo lejos un barco que desembarcaba en la isla, cerca de la mansión de Kinzo Ushiromiya. Observamos que eran sus hijos y sus nietos. Beatrice sonrió al ver a la pequeña Rosa con, más o menos, 28 años. Deducimos que aquella joven mujer, con una niña agarrada de la mano, era la que le había ayudado muchos años antes. Observamos que Rosa había crecido, pero Beatrice, a pesar de los años que habían pasado, su físico era igual.


    —¿Es ella?—le preguntó Beelzebub interesada.


    Nuestra señora asintió.


    Mientras los días pasaban, veíamos como los familiares se relacionaban entre sí. Observamos que había romances prohibidos entre los nietos de Kinzo y sus sirvientes. Beatrice se decepcionó al ver como Rosa, su antigua ayudante, trataba a su hija. Siempre que la pequeña lloraba por una cosa insignificante, la madre se descontrolaba y le pegaba en la mejilla.


    —No aguanto más—dijo un día nuestra señora—. Estos inútiles humanos morirán.


    Mis hermanas y yo dimos un salto de alegría. Por fin podríamos usar nuestro poder para torturar a las personas.


    —¿Cuando podremos?—pregunté ansiosa.


    —Muy pronto Mammon, muy pronto...—>>


    Parpadeé varias veces. Ante mí tenía la enorme mansión de la familia Ushiromiya. Ange no sabía que nosotras éramos las que habíamos matado a sus seres queridos. Ella imaginaba que Beatrice los había matado con su propia magia. Me sentí culpable. Sentí como si la sangre de sus familiares recorriera mi cuerpo. Me abracé a mí misma y dejé caer una lágrima. Miré el cielo y observé como una bandada de gaviotas sobrevolaban el cielo.


    —Umineko no Naku Koro ni...—susurré.


    En ese momento recordé a cada uno de los que formaban la familia.


    <<Tras unos arbustos miré absorta como un chico, sirviente de Kinzo, daba la bienvenida de mala gana a los Ushiromiya.


    —¿Y ese?, ¿Quién es?—le pregunté sonrojada a Beatrice, que se encontraba a mi lado.


    La Bruja observó mi rostro y al observar como mis mejillas se teñían de un color rojizo soltó una carcajada. Sentí como el calor de mi cuerpo aumentaba a cada segundo que pasaba observándole. Mis pulsaciones se aceleraron y noté un fuerte dolor en el pecho, como si mi corazón hubiese sido arrancado.


    —Se llama Kanon—me informó mi señora y mientras me daba pequeñas palmadas en la espalda agregó.— Deberías darte prisa en conquistar su corazón—la miré extrañada. Ella señalando a una chica rubia que había al lado de Rosa siguió diciendo—. Ella también lo ama.


    Fruncí el ceño y decidí que aquello sería una batalla>>


    Respiré hondo y con paso lento me dirigí hacia la puerta. Lentamente deslicé mis dedos por el dorado pomo que adornaba las dos enormes puertas de entrada. Sentí un escalofrío, como si alguien, tras aquellos arbustos, estuviese observando cada uno de mis movimientos. Noté como mis venas se helaban. Intenté mirar de reojo, pero para aquello debería girar un poco la cabeza, delatándome.


    Cogí aire e hice girar el pomo en mi mano. Esperé que estuviesen cerradas, pero me sorprendí al ver como se abrían dejándome pasar. Miré extrañada el interior y observé que estaba vacío. Di un paso, pero una pequeña ráfaga de viento acarició mi rostro, provocándome un escalofrío. Sentí miedo. Aquel edificio para fantasmal. Respiré hondo y entré.


    Mientras me paseaba por los solitarios pasillos recordé horribles momentos.


    <<El día sangriento llegó. Beatrice desató su ira, ya no aguantaba más. Sentada en una silla del jardín de su mansión fue asignando los trabajos que debíamos realizar. La primera fue Lucifer, con la misión de matar a Genji, uno de los sirvientes.


    A los pocos segundos la Bruja del Oro señaló a Asmodeus y le ordenó que derramara la sangre de Shannon. La Lujuria asintió orgullosa y chasqueando los dedos desapareció.


    Volvieron a pasar unos pocos segundos cuando Beatrice dirigió su dedo índice hacia mí. Me miró con una sonrisa maléfica. La miré extrañada y asustada a la vez.


    —Mammon...—me dijo haciendo señas para que me acercara. Obedecí enseguida y paré en frente de ella.


    —¿Si, mi señora?—pregunté a la vez que me arrodillaba en el suelo.


    —Quiero que mates a una persona...—me informó levantándose y dando vueltas a mi alrededor, asentí y ella agregó—. Tu misión será que mates a Kanon.


    Abrí los ojos como platos. ¡¿Kanon?! Tensé los brazos en el suelo y cerré los puños con fuerza, llevándome pequeñas cantidades de tierra. Tragué saliva. Pequeñas gotas de sudor resbalaron por mi frente.


    —Se-Señora...—tartamudeé alzando la cabeza.


    —Prometiste obedecerme—su voz se volvió más serena—. Así que retírate y cumple con tu misión.


    Acto seguido ella me cogió del cabello y me levantó. Me sentí avergonzada. Beatrice me puso cara a cara y observé que en sus azulados ojos se mostraba su enorme ira descontrolada.


    —Obedece mis órdenes—y me lanzó a un lado.


    Chasqueé los dedos y desaparecí. Cuando mi cuerpo se compuso en un pasillo de la mansión de los Ushiromiya dejé caer varias lágrimas. Debía obedecer, pero Kanon me gustaba. Aquel chico me había robado el corazón. Con la mano en uno de mis pechos, arrugando mi chaqueta en mis dedos, me dirigí hacia mi víctima.


    Mientras paseaba por los pasillos escuché gritos desesperados y deduje que serían de los familiares Ushiromiya. Acto seguido se escuchaban las risas de mis hermanas. Ellas no sentían pena, derramar sangre eran sus obsesiones. Lamí mis labios con mi lengua mientras giraba una esquina. Me eché a un lado al ver a dos personas corriendo en dirección contraria. Vislumbré a Rosa y su hija. Sus rostros mostraban miedo. Sentí pena por ellas, pero cuando pasaron de largo, seguí con mi camino.


    Escuché un grito. Lo reconocí enseguida. Era él. Kanon. Corrí en su busca. Abrí una puerta y ahogué un grito. Él arrodillado en el suelo lloraba con Shannon, su hermana, en brazos. Visualicé un extraño objeto en la espalda de la difunta. Lo reconocí enseguida, era la estaca de mi hermana Asmodeus. Me acerqué lentamente. Poco a poco vi como el chico alzaba la cabeza y me miraba con los ojos llorosos. Tuve ganas de llorar con él.


    —¡¿Por qué?! ¡¿Por qué a ella?!—me gritó mientras abrazaba con fuerza a su hermana—.¡¿Por qué no a mí?! ¡Muebles de la Bruja! ¡Solo servís para matar!


    Seguidamente dejó soltar un grito de enfado. Deseé arrodillarme en el suelo y sollozar descontroladamente mientras le pedía disculpas, pero, en cambio, me acerqué a él. El chico apoyó su cabeza sobre el cabello de Shannon y esperó. Respiré hondo y seguidamente lo agarré del pelo. Lo tiré a un lado, haciendo que chocara contra la pared. Gemí, no de dolor, sino de tristeza. Estaba haciendo daño a alguien que amaba verdaderamente. Kanon se incorporó levantándose rápidamente. Observé como entrecerraba los ojos y corría hacia mí con todas sus fuerzas. No tuve tiempo a reaccionar. Caí al suelo, boca arriba, y él sobre mí. Rodeó mi cuello entre sus manos y apretó. Noté que mi respiración fallaba. Lo miré con los ojos llorosos, pero Kanon cerró más sus manos. Comencé a patear. Escuché que él me susurraba.


    —Muere, muere...


    Aquella palabra que repetía constantemente me llegó a mi corazón, rompiéndolo en mil pedazos. Mientras no paraba de mover las piernas, lo agarré de las muñecas. Lentamente fui cerrando mis manos, clavándole las uñas.


    A los pocos segundos noté como de su piel brotaba un líquido rojizo. Kanon se echó a un lado, observando sus manos aterrorizado. Tosí en el suelo mientras me frotaba el cuello.


    —Kanon...—lo llamé mientras me levantaba torpemente.


    Él me miró asustado. Me acerqué al chico y me arrodillé tras su espalda. Hice que mi cuerpo tocase el suelo y apoyé mi cabeza sobre su nuca. Kanon giró la cabeza. Lo rodeé entre mis brazos.


    —Kanon...—le susurré a la oreja—. Te amo—note como el chico se ruborizaba sonrojado. Me miró de reojo mostrándome sus mejillas rojizas—. Pero...—dejé una pausa—.Lo siento...


    Acto seguido mi cuerpo se transformó en una estaca y atravesé su pecho. Era cálido y me sentí bien, pero cuando noté su sangre deslizándose sobre mi cuerpo comencé a llorar. Me eché para adelante, haciéndole un agujero en el pecho y caí al suelo. Cuando noté el frío del suelo me convertí en persona. Corriendo me arrodillé ante él, cogiéndolo en brazos. Lo miré mientras lloraba.


    —Kanon, Kanon—lo llamé—. Lo siento...


    Él me miró con una sonrisa. Nada me encajaba. Segundos antes Kanon había intentado matarme, y ahora me sonreía. El chico alzó una mano y la posó sobre mi mejilla. Por cada milésima de segundos que pasaba una sonrisa se dibujaba en mi rostro.


    —Mammon...—me susurró.


    Me quedé parada. ¿Cómo sabía mi nombre? Lo miré extrañada, pero él solo se limitó a observar mis ojos. Mientras notaba como su sangre se deslizaba por mis manos mis lágrimas aumentaban de cantidad. Kanon notó mi tristeza. Alzó la otra mano y poso cada una en una de mis mejillas. Las acarició y acto seguido se incorporó lo suficiente para que nuestros labios se tocaran. Abrí los ojos como platos, sorprendida. Pero pronto los cerré. Noté como la lengua de Kanon se hacía paso en mi boca hasta encontrar la mía. Unimos nuestras salivas, saboreándonos mutuamente.


    Fui a agarrarlo de la nuca, pero noté como su boca se separaba de la mía. Abrí los ojos y vio como Kanon se volvía a tumbar con los ojos cerrados. Seguidamente noté como su cuerpo se quedaba inerte. Apoyé mi oído sobre su pecho y gemí de tristeza al no escuchar ningún latido. Lo estreché contra mi pecho y alzando la cabeza lloré descontroladamente>>


    Aquel recuerdo me derrumbó. Mis piernas comenzaron a fallar. Caí al suelo sentada y abrazándome las rodillas y hundiendo mi rostro en ellas comencé a sollozar.


    Mientras mis lágrimas se deslizaban por mi rostro me di cuenta que mi vida había sido maltratada. Beatrice me mandó matar a mi ser querido y Ange casi me hizo desaparecer. Mi vida ya no era nada. Pensé que seguramente que si desaparecía por completo nadie notaría mi ausencia.
     
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    Mammon de  Avaricia

    Mammon de Avaricia Entusiasta

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    [Long-fic] Umineko no Naku Koro ni
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    Aquí tenéis el tercer capítulo y el epílogo, espero que os haya gustado ^^


    Capítulo 3: Avariciosa


    Escuché las puertas abrirse. Me sobresalté asustada. Giré la cabeza y vi como una silueta se adentraba en la mansión de los Ushiromiya. Me levanté y rápidamente me escondí tras una esquina. ¿Quién se atrevía a entrar en aquel abandonado edificio? Sentí como el terror me devoraba, dejándome paralizada. Observé como el desconocido se dirigía hacia mí. Parecía decidido, como si ya supiese que me encontraba ahí.


    Cuando estuvo a un metro chasqueé los dedos y mi cuerpo se volvió invisible a cualquier ojo humano. Me asomé y me quedé sorprendida al ver quien tenía delante de mí. Lo observé de arriba a abajo. Me quedé parada.


    — Mammon... — me susurró —. Lo siento.


    Reconocí enseguida aquella voz. Era la de Ange, mi señora. Observé como se arrodillaba en el suelo, llorando y suplicándome que le perdonara. Sentí ganas de llorar. Me coloqué frente a ella y chasqueé los dedos haciendo que mi cuerpo se volviese visible. Le puse una mano sobre su hombro y le susurré.


    — Ange...


    Ella alzó la cabeza y me miró con los ojos llorosos. Aquel gesto me recordó al de Kanon. Al recordar aquello lágrimas recorrieron mi rostro. Deslicé mi mano hasta agarrarla de la parte de arriba de su brazo y lentamente la alcé. Ange se levantó y nos quedamos mirándonos frente a frente. La miré con los ojos entrecerrados. En cambio ella se lanzó contra mí, abrazándome con fuerza.


    — Lo siento... — me repitió constantemente —. Lo siento...


    Mientras su rostro se hundía en mi clavícula, acaricié su cabello con ternura. A los pocos segundos la eché para atrás y le pregunté.


    — Señorita...¿A qué se debe su visita? — le pregunté.


    Ella se echó para atrás, frotándose los ojos y con una débil voz me contestó.


    — Te vi desaparecer — dejó una pausa —. Quería llamarte, pero tus hermanas, preocupadas por mí, no me dejaron — observé como una lágrima brotaba de su ojo y se deslizaba rápidamente por su mejilla hasta caer al suelo —. Lo siento...pero, ¿por qué te fuiste?


    Tragué saliva. Pensé en como se lo podría explicar de una manera que no pudiese recordar la horrible frase que le había soltado en su habitación. Desvié la mirada, clavándola en el suelo. Me llevé la mano a la nuca y la froté sin saber que decir.


    — Mammon, ¿Qué te ocurre?


    Me extrañé ante tal cambio de tono de voz. Alcé la vista y miré que me observaba preocupada.


    — Mammon...¿Por qué lloras?, ¿Qué te ocurre? —


    La miré extrañada. Me llevé una mano a mi mejilla y noté como un líquido transparente la mojaba. Estaba llorando, ¿por qué? Volví a dirigir la mirada hacia Ange.


    — Mammon, ¿Por qué lloras? — me volvió a preguntar.


    No sabía que contestarle. Lloraba exactamente por la ausencia de Kanon. Estar en aquel solitario edificio hacía que mis sentimientos se volvieran débiles, dejando caer inconscientemente por mi mejilla lágrimas de tristeza.


    Tragué saliva y rápidamente me di media vuelta para llorar descontroladamente.


    *************************************************************


    Minutos después salí de la mansión lamiéndome los labios. Mi lengua saboreó la sangre que los manchaba. Antes de cerrar las puertas giré la cabeza y visualicé a Ange tirada en el suelo suplicándome que la ayudara. La ignoré y con una sonrisa en mi rostro cerré las puertas de la mansión.


    Bajé las escaleras y me paré en seco en pie de los escalones. Alcé la cabeza y alzando los brazos grité.


    — ¡SEÑORA BEATRICE, YA HE CUMPLIDO MI MISIÓN! — noté como un viento frío rodeaba la isla —. ¡HE BEBIDO LA SANGRE DE MI SEÑORA, AHORA PUEDES VOLVER! — las nubes taparon el soleado sol. Me sonreí a mí misma, sabía que Beatrice, la Bruja del Oro, me estaba escuchando —. ¡YO, MAMMON DE LA AVARICIA, UNA DE LAS SIETE ESTACAS DEL PURGATORIO, TE RESUCITO! — acto seguido escupí en suelo, manchándolo de la inocente sangre de Ange —. ¡REGRESA A MI LADO!


    Acto seguido a mi lado apareció la figura de una persona. La reconocí enseguida, Beatrice.


    — Muy bien Mammon — me felicitó a la vez que acariciaba mi cabello —. Veo que sigues obedeciendo mis órdenes.


    — Beatrice — la llamé. Ella me miró con una sonrisa en su rostro —. He hecho lo que me mandaste ahora quiero que cumplas con tu parte del trato.


    — Pero Mammon — dijo deslizando su dedo índice por mi mejilla manchada de sangre —. Tú lo mataste, él no volverá...


    Aquella frase me llegó al corazón. Abrí los ojos como platos. Kanon estaba muerto. Lo había matado con mis propias manos. ¿Cómo había sido tan tonta de resucitar a una bruja que se rehusaba a devolverlo a la vida? Descontrolada, me agarré de la cabeza y me arrodillé en el suelo. Lágrimas cayeron de mis ojos descontroladamente. Escuché las maléficas carcajadas de Beatrice. Aquello me molestó. Me levanté y la miré con el ceño fruncido.


    — ¿Qué ocurre, Mammon? — me preguntó. Dejó una pequeña pausa para reírse —. ¿Te arrepientes de haberme resucitado?


    — Verás Beatrice... — le dije ladeando la cabeza y mirándola con los ojos entrecerrados —. Pensé que me caías bien, pero en tu cuerpo solo hay rencor — ella me miró extrañada —. Tienes envidia que yo ame a alguien y tú no. Kinzo te encerró aislándote del amor — una sonrisa maléfica se dibujó en mi rostro —. Me mandaste matar a mi querido solo por que tú no amaste verdaderamente a alguien — escupí en el suelo —. ¡SOLO ERES UNA COBARDE! — aquella frase la afectó, haciendo que diese un paso atrás —. Solo te lo voy a pedir una vez más... — dejé una pausa mientras me acercaba a ella. Acerqué mis labios a su oreja y le susurré —. Devuélvelo a la vida...


    Beatrice dio un paso atrás y dejó escapar una carcajada.


    — Por favor, Mammon ¿Crees que tus sucias palabras me han afectado?...Que ilusa eres — y me miró con una sonrisa —. Solo eres una sirvienta que está bajo mi disposición — alzó la cabeza en señal de superioridad a la vez que agregaba —. Arrodíllate y besa mis botas.


    La miré con el ceño fruncido. Cerré los puños, lentamente descendí hasta que mis rodillas y mis manos tocaron el suelo. A cuatro patas, acerqué mis labios al negro calzado de la Bruja. Me sentía humillada, avergonzada. Mi vida era un asco. Había sido maltratada por muchas personas.


    Mientras mis labios tenían contacto con las botas de Beatrice, escuché sus escalofriantes carcajadas. Eran molestas. Cerré los ojos con fuerza, deseando que todo aquello acabara pronto.


    A los pocos segundos escuché unas voces. Las reconocí enseguida. Mis hermanas. Alcé la cabeza y las vi a mi alrededor.


    — Hermanita, no te rebajes de esa manera — me dijo Lucifer mirándome con los brazos cruzados —. Beatrice solo es una bruja sin corazón — alzó una mano y agregó —. Levántate y ven con nosotras.


    Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Rápidamente me levanté y me puse entre Leviathan y Beelzebub. Amosdeus me abrazó, orgullosa de verme.


    — Pe-pero vosotras sois mis siervas — dijo sorprendida Beatrice—. ¿Por qué no me obedecéis?


    Satán dio una paso adelante, tomando las riendas.


    — Verás...solo podemos cambiar de manos cuando la antigua señora es muerta — explicó.


    Me quedé parada. ¿Ange no estaba muerta? Si la había dejado desangrándose. Miré extrañada a mis hermanas, que con un gesto de mano, me tranquilizaron.


    — ¿Cómo? Pero si Mammon la mató — dijo señalándome.


    — Le provocó una herida en el cuello — explicó Belphegor —. Pero está viva.


    En ese momento en brazos de Asmodeus apareció el cuerpo de Ange. La miré con un sentimiento de culpa. Me acerqué y le acaricié la mejilla. Ella me miró y me dedicó una sonrisa.


    — Lo siento — le susurré.


    — Va, hermanas, acabemos ya esta pesadilla — ordenó Lucifer alzando una mano.


    Sin tiempo a reaccionar Asmodeus depositó el cuerpo de Ange sobre mis brazos. Mis seis hermanas corrieron hacia Beatrice con la intención de torturarla antes de matarla. Con mi señora en brazos la estreché contra mis pechos, con la intención que se sintiese segura conmigo. Ella alzó su mirada hasta clavarla en mis ojos. Me sonrió y acto seguido le devolví la sonrisa. Visualicé la herida que habían formado mis dientes en su cuello. Su garganta se estaba manchando de su inocente sangre.


    — Por favor Mammon... — me susurró con un poco de dificultades al hablar —. Acaba conmigo, no quiero seguir sufriendo...


    Me quedé parada. Aquella frase me afectó. No la quería matar. Negué con la cabeza mientras lloraba. Ange insistió, pero yo le susurré constantemente.


    — Señorita, te recuperarás...


    A los pocos segundos noté que sus latidos fallaban. El miedo me devoró. La miré a los ojos y sentí que se cerrarían en poco segundos. La volví a estrechar contra mí y gritando con todas mi fuerzas llamé a mis hermanas. Todas giraron la cabeza hacia mí. Beatrice estaba cubierta de sangre y les suplicaba que parasen. Cuando las seis miraron que el cuerpo de Ange fallaba corrieron hacia mí.


    — Debemos llevarla a un hospital — sugirió nerviosa Satán —.Vayamos.


    — Pero nadie debe vernos — le avisó Belphegor.


    — ¡Eso no importa en estos momentos, nuestra señora está en peligro! — le gritó con lágrimas en los ojos Lucifer.


    Todas nos abrazamos y juntas desaparecimos.




    En el hospital corrí, acompañada de mis hermanas, por los pasillos hasta dar con recepción.


    — Por favor, por favor, necesitamos urgentemente un médico — pedí con lágrimas en los ojos.


    — Lo siento, pero todos están ocupados, no podemos hacer nada — se disculpó la recepcionista.


    — ¡PERO MUJER, ¿NO VES QUE SE ESTÁ MURIENDO UNA AMIGA NUESTRA?! — le gritó desesperada Satán agarrándose de la cabeza.


    La chica repitió la misma frase. Enfadada cogí aire y con un movimiento brusco me adentré en los pasillos. Escuché los gritos de la recepcionista, pero los ignoré. Detrás mí, me siguieron mis hermanas.


    — Mammon... — me susurró Ange.


    Agaché la cabeza hasta que nuestras miradas se cruzaron.


    — No os preocupéis por mí, dejadme morir...


    — ¡NO ANGE, AGUANTA! — le gritamos a la vez.


    Derrapé al girar una esquina. Dándome un fuerte golpe contra la pared. Seguí corriendo hasta dar con un cartel donde ponía lo que buscábamos. Lucifer abrió la puerta y nos dejó pasar.


    — ¿Tenéis cita? — nos preguntó levantándose.


    — No, pero nuestra amiga se está muriendo y la recepcionista nos ha dicho que no hay ningún médico disponible — dejé una pausa para coger una bocanada de aire —. Por favor no la deje morir...


    — Dejádmela que la llevaré a un médico, yo solo soy un enfermero — nos informó.


    Con lágrimas en los ojos la dejé sobre sus manos. Nos echamos a un lado dejándolo pasar. Corrimos tras él por los pasillos del enorme hospital.




    Horas después mis seis hermanas y yo nos encontrábamos sentadas en una sala, nerviosas por la salud de nuestra señora. Mis manos no paraban de acariciar nerviosamente mis rodillas. Mis dientes mordían fuertemente la piel de mis labios.


    Noté como una señora mayor, alejada de nosotras, nos miraba extrañada. Nos observó de arriba abajo, intentando averiguar el motivo por el cual llevábamos aquellos atrevidos trajes.


    En un momento de nerviosismo Satán alzó la mirada, clavándola en la de la señora. Al ver que nos seguía mirando mi hermana le gritó.


    — ¡¿USTED QUE MIRA?! ¡QUE NO SOMOS PROSTITUTAS! —


    La señora se asustó y clavó su mirada al suelo.


    Me lamí los labios varias veces, nerviosa.


    El tiempo pasaba y por cada segundo que transcurría mis nervios aumentaban.


    TIC, TIC, TIC....


    El sonido del reloj que había en la pared me inquietaba. De mis labios brotó sangre que se deslizó por mi barbilla hasta caer sobre mis manos.


    Escuché la puerta abrirse. Todas a la vez alzamos la cabeza, nerviosas y ansiosas por saber como se encontraba nuestra señora.


    — ¿Cómo está? — preguntamos a la vez todas.


    El médico se sobresaltó al vernos. Tosió tapándose la mano, disimuladamente y nos contestó.


    — Ahora está bien. Si hubiésemos esperado un segundo más todo habría acabado —


    — Entonces, ¿se recuperará? — le pregunté.


    — No estamos del todo seguro — dejó una pausa. Se echó a un lado y agregó —.Podéis pasar.


    Las seis a la vez entramos torpemente. Fui yo la primera en acercarme a la camilla. Ange, al notar mi presencia, giró lentamente la cabeza hacia mí.


    — Mammon...


    Bajo el objeto que se conectaba a su boca para permitirle respirar, vi que me sonreía. Se la devolví y acaricié su mejilla. Seguidamente, mis hermanas a los lados mio, la rodearon.


    — Vamos, señorita, se pondrá bien — la animamos mientras lágrimas se deslizaban por nuestros rostros.


    Apoyé mi mejilla sobre la suya. Noté que aquel gesto hizo que ella se sintiese más segura.


    En ese momento notamos un frío viento que inundó la habitación. Escuchamos un pitido continuo. Miramos el medidor de pulsaciones. En él había una línia verde, recta. Ange no tenía pulsaciones.


    Acto seguido nos echaron de la sala y el cuerpo de nuestra señora se vio rodeado por médicos. Cerraron la puerta delante de nuestras narices y nos vimos otra vez, alejadas de ella.


    Escuché gritos de nervios.


    En seguida supimos que Ange había...muerto.




    Epílogo


    Meses después descubrimos que la muerte de nuestra señora no había sido natural, sino que aquel extraño frío viento era obra de Beatrice. En seguida que lo supimos la matamos, jugando un poco con ella.


    La atamos a un árbol y transformándonos en estacas le provocamos varios agujeros en su cuerpo. Murió desangrada y luego bebimos, dulcemente, su sangre.


    ***************************************************************************


    Apoyé mis manos sobre la barandilla. La luz de la luna bañó mi cuerpo desnudo. Miré las pocas estrellas que brillaban en el oscuro cielo. Recordé el rostro de Kanon y aquello hizo que lágrimas recorrieran mi rostro.


    Miré de reojo al chico que había sobre mi cama que me observaba de arriba a abajo, ansioso.


    Hacía días que no veía a mis hermanas desde lo sucedido. Habíamos decidido que cada una debería empezar una nueva vida, como humanas.


    — Cariño...—me llamó con una dulce voz —. ¿Vienes a la cama?


    Respiré hondo y, aún con la imagen de Kanon en mi mente, amé a aquel chico.


    FIN
     
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  19.  
    Aliees

    Aliees Entusiasta

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    :eek:wowwww otra vez! jajaja muy bueno!!! Trágica pero hermosa!
    Solo una cosa al paso que debería corregirte: en una parte pusiste " las nubes taparon el soleado sol" eso quedó muy redundante y creo que deberías corregirlo jeje deberías dejarlo solo en " las nubes taparon el sol" o "el soleado día se nubló de pronto y las nubes taparon el radiante sol" o algo así ya sabras vos que inventar jejeje.
    En fin la historia me gustó mucho y espero que cuando publiques otra historia me avises que de seguro me encantará leerla
     
  20.  
    Temari Yamanaka

    Temari Yamanaka Entusiasta

    Capricornio
    Miembro desde:
    9 Febrero 2011
    Mensajes:
    86
    Pluma de
    Escritora
    Que trágico... ¡¡Pero me ha gustado!! Todo está correcto. Trama buena, dialogo bien, descripciones genial, todo muy bien. Sigue escribiendo. No he visto ninguna falta. Muy pero que muy original. Saayooo^^
     

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