Ultraespacio Contenido oculto El Ultraespacio... era, seguramente, muy distinto a como lo esperaban. Había... ¿casas? Casas extrañas por todas partes... los Nihilego flotaban con calma por la zona, y aquello parecía, más bien, una ciudad: de hecho, había... ¿humanos? Sí, parecían humanos, caminando con calma, mezclados entre varios Blacephalon, que caminaban también por la calle. Muchos humanos, asimismo, iban acompañados de pequeños Poipole. Pheromosas y Buzzwoles actuaban como peatones de aquel lugar, también. Los ultraentes parecían vivir en completa armonía con aquellas personas. Pero, ¿quiénes eran? ¿Dónde se encontraban? En el trayecto por aquel ultraumbral, Lunala se tambaleó por ataques que parecían proceder del otro lado, y Nyota cayó al mar del ultraumbral, sin poder hacer nada por ella. Los holders lograron agarrarse bien, pero Lunala debió desviarse, y... ahora estaban allí. ¿Qué... demonios...? >> Investigar: hablar con lugareños. >> Investigar: hablar con Ultraentes. >> Investigar: analizar edificios. >> Investigar: recorrer la ciudad. Amane Lucas Diamond Liza White
Emily Hodges Parecía que la suerte me estaba sonriendo, la pokéball dio un par de vueltas antes de finalmente sellarse por completo. ¡Había capturado a Lunala! No podía creérmelo. Sin embargo, a pesar de mi felicidad, no podía olvidar la situación en la que estábamos. Estábamos en peligro, y la idea se acrecentó aun más cuando unas manos negras salieron del Ultraumbral y atraparon a Solgaleo. ¡No! ¡No habíamos podido salvarlo! ¿Era eso el engullidor de la luz? Todo pasó muy rápido, Lunala pareció ofrecerse a llevarnos a lo que se conocía como Ultraespacio, y por supuesto, no dudamos en hacerlo. ¡No podíamos dudar ahora que estábamos tan cerca de acabar con todo aquello! Llegamos así a una especie de extraña ciudad habitada por ultraentes y humanos, ¿al mismo tiempo? Que extraño. Nyota había acabado perdida por el umbral porque el que habíamos estado viajando y Lunala nos tuvo que dejar ahí. —Gracias, Lunala. Descansa un poco, nosotros nos encargamos a partir de ahora —lo guardé en su pokéball y posteriormente miré a Lucas y a Liza—. Chicos... será mejor que exploremos un poco, ¿no? Tened cuidado, no sabemos lo que nos espera... Y tras aquello, decidí empezar por analizar los edificios de la zona.
Liza White Me levanté con esfuerzo del suelo tras aquel aterrizaje forzoso por parte de Lunala, debido a las turbulencias con las que se encontró a lo largo del viaje. Me aseguré de que mi equipo estuviese bien, y de que los chicos no tuviesen heridas visibles, y entonces me volví hacia el lugar por donde habíamos venido, preocupada. No me dio tiempo a asimilar todo lo que había sucedido: la captura de Emily, la aparición de aquel "devorador de luz", la... ¿absorción de Solgaleo? Todo había empeorado tras la pelea... ...y ahora estábamos aquí. En el ultraespacio, hogar de los ultraentes y de aquel pokémon que andábamos buscando. Y a pesar de la imagen que me esperaba, una especie de ciudad se abría ante nosotros, con extraños humanos vestidos con trajes especiales caminando con tranquilidad por sus calles, junto a los ultraentes que parecían habitar por allí. Todos parecían convivir en armonía, por extraño que pareciese. Entonces... ¿esta era la verdadera naturaleza de los ultraentes? ¿Habrían sido controlados por los Venerables? Ellos podrían aparecer en cualquier momento, debíamos tener cuidado. —Tenemos que intentar encontrar a Genie, Furaha y al pokémon cuanto antes, ¡no podemos dejar que le hagan daño! —exclamé, girando mis pasos hacia donde Lunala se encontraba. Una mueca de visible preocupación se dibujó en mi rostro—. Lunala... ¿Nyota estará bien? Emily prontó la regresó a su pokéball, y se encaminó hacia la ciudad, a explorar en busca de pistas. Suspiré, intentando pensar en que todo saldría bien, y comencé a seguir sus pasos, intentando ir a hablar con alguno de los lugareños. ¿Serían hoscos? >> Investigar: hablar con lugareños.
Al inspeccionar los edificios, Emily se sorprendió bastante: eran edificios relativamente simples, de poca complejidad, pero construidos con materiales extraños. Aquel mundo, completamente oscurecido, parecía ser un híbrido entre Udan y Galeia, en tanto que parecía simplista, tribal, básico en la construcción de sus estructuras... pero, al mismo tiempo, moderno, en tanto que usaban materiales mucho más avanzados. ¿De qué estaban hechos aquellos edificios? ¿Serían materiales propios del propio Ultraespacio? En todo caso, menudo susto se llevó Emily cuando, al pasar una mano por uno de los edificios, ¡se movió! ... pero resultó ser un Stakataka. Uf... ¿q-quiénes eran los que había construido todo eso? Por su parte, Liza habló con varios de los lugareños, que la miraron con curiosidad. Gracias a que tenía consigo el pokégear, con el dispositivo traductor que construyó Abeto incorporado, pudo entender lo que decían... pero sin duda, su idioma no era conocido para ella. Ni siquiera hablaban udiense. —¡G-Gran Engullidor! —exclamó, alarmado, uno de los tipos al verla. Aquello parecía una expresión típica de allí...—. ¡Eres una ciudadana de fuera! No hay más que verte. ¿Quién eres? ¿Cómo has entrado? Una chica se acercó también, y, poco a poco, más y más gente se acercaba. Respecto a su ropa, pasaba como con los edificios: eran de apariencia y diseño tremendamente simple, pero hechas con materiales tan extraños que casi parecía ser futurista. —¡¡Una ciudadana de fuera!! —¡Oh, de fuera! ¡Ha llegado! —¡La profecía s-se ha cumplido! Todos comenzaron, de pronto, a cuchichear entre sí, alarmados, preocupados. —¿V-Vienes a despertar al Gran Engullidor...? —dijo un niño, asustado, con un Poipole sobre su cabeza, de aspecto preocupado. —¡M-Márchate! ¡Hemos logrado apresarle! ¡¡No tienes derecho a hacernos esto!! —¡Largo! —¡Sí, vete, déjanos vivir en paz! ¡U-Un momento! Calma... quizá podría tratar de explicarse, ¿huh? >> ¡No quiero despertarle, al revés, quiero evitarlo! >> ¿Quiénes sois todos vosotros? >> ¡Necrozma ya ha despertado!
Emily Hodges Los edificios eran, cuanto menos, extraños. No tenían una estructura compleja, eran bastante simples, desde luego, pero los materiales. ¿Qué demonios eran aquellos materiales? Hacían que toda la ciudad pareciese mucho más futurista de lo que realmente podría ser. La curiosidad fue demasiado fuerte y no pude evitar querer tocar uno de los edificios, resultando en un terrible susto cuando el mismo se movió. Al final resultó ser un Stakataka. ¡Demasiados sustos por un día, eh! —Bueno, chicos... —dije tras un suspiro, mirando a mi equipo—. Sigamos viendo que está pasando... Y así decidimos recorrer un poco más la ciudad.
Cuando recorrió las calles de la ciudad, Emily pudo llegar hasta el borde de dichas calles. Toda la zona era oscura y lúgubre, carente de cualquier forma de luz... por eso, quizá, le llamó particularmente la atención que, al fondo, fuera de la ciudad, se divisase un pilar de luz bien grande y llamativo. ¿N-No era extraño? Al estar fuera, bien lejos de la ciudad, la gente no se estaba dando cuenta de su presencia. ¿Qué sería? Tal vez sería buena idea alertar a alguien de aquello...
Liza White Aquellas personas, como supuse, se alarmaron ante mi presencia. Mi ropa no era para nada parecida a la suya, y nuestros idiomas distaban mucho de ser similares. Por suerte una vez más Abeto me ayudó a poder entender su idioma, por lo que intenté no alarmarme ante la llegada de todas aquellas personas a mi alrededor para no perder detalle de lo que decían. ¿Profecía? ¿Habían logrado apresar a aquel pokémon? Les dirigí una mirada confusa. ¡Necesitaban comprender que estaban equivocados, Necrozma...! —¡...pero Necrozma ya ha despertado! Hemos llegado hasta aquí porque se ha llevado a alguien importante para nosotros consigo, ¡necesitamos impedir lo que está a punto de suceder!
Los ciudadanos del Ultraespacio se alarmaron al oír ese nombre. El niño, de hecho, comenzó a llorar nada más escuchar su nombre, y su madre lo tomó, con mirada reprochadora dirigida a Liza, entre sus brazos. —... no digas ese nombre —frunció el ceño uno de los ciudadanos—. ¡El Engullidor de Luz nos ha causado muchas desgracias! Es imposible que esté despierto, no tienes pruebas de ello. Si hubiese despertado, se vería desde aquí, pues sería porque habría logrado acumular la suficiente luz... otra vez. Uhm... ¿había alguna forma de demostrarles que lo que decían era verdad...?
Lucas Diamond Nos dimos un buen susto cuando de repente Lunala se tambaleó en mitad del viaje. Nyota cayó en el ultraumbral, y alarmados, nos agarramos fuertemente a las alas del pokémon. ¿Cómo es posible que estuviera siendo tan movido el viaje, esto era normal acaso? Finalmente aterrizamos en otra especie de mundo paralelo, un universo del que nunca había tenido constancia, al igual que nadie, imaginaba. Allí había ultraentes, muchos, por todas partes, así como humanos que iban acompañados de algunos de estos. ¿Qué narices? Nos separamos los tres para irnos a investigar, intentando pasar desapercibidos. Con cautela, Emily se machó a observar los extraños edificos, y Liza fue a hablar con algunos de los lugareños. ¿Qué podía hacer yo? Bueno, no sabíamos nada de los ultraentes, así que quizás... —Eh, perdone... ¿Waunwin-lín-lín?
Una Pheromosa fue la que escuchó las extrañas palabras de Lucas... pero, sin entenderle, inclinó hacia un lado la cabeza, y, con amabilidad, le dio golpecitos en la cabeza, a modo de saludo. Un Buzzwole pasó, y Lucas trató de hablarle, pero, al no entenderle, pasó de largo. Logró que se detuviese un Blacephalon, pero tampoco pareció entenderle. Antes bien, empezó a jugar con su cabeza, haciendo malabares con ella, como si tratase de entretener a Lucas, sin comprender qué quería, pero tratando de ser amable. Con cuidado, se acercó lentamente. —Hola, hola. Jiji, ¡qué orgulloso estoy de vosotros! —dijo, dando vueltas en el aire—. ¡Los habéis erradicado a todos, todos toditos los Venerables! ¡Todos caput! Pfffhehehehe... Ugh... a-al menos, ahora podía hablar con alguien. A ver si podía explicarle qué demonios pasaba con los Venerables y con todo aquello. >> ¿Por qué querías que todos fuesen derrotados? >> ¿Quién se supone que eres tú? >> ¿Por qué puedes hablar y el resto no? >> ¿Qué pretendíais los Venerables?
Emily Hodges Nuestro recorrido nos llevó hasta el final de la ciudad, donde una sorpresa nos aguardaba. Un enorme rayo de luz se podía divisar desde esa posición, fuera de la ciudad. E-eso... eso no tenía buena pinta, estaba segura. Decidimos volver hacia el interior de la ciudad y, quizás fuese cosa del destino, llegué a escuchar parte de la conversación que Liza estaba teniendo con los habitantes del sitio. ¡Eso tenía que ser! Me acerqué al grupo, apoyando un mano en el hombro de la entrenadora para que supiese que estaba ahí. Miré entonces a las personas del sitio. —Mi amiga tiene razón. Acabo de verlo con mis propios ojos, desde el final de la ciudad se ve la luz que mencionáis —expliqué, señalando con la mano el sitio de donde recién había llegado.
Se alarmaron, entonces, pero esta vez, sus rostros denotaron auténtica preocupación. La gente se fue acumulando más y más, hasta que, al final, todos acabaron en e borde de la ciudad, observando con temor el pilar de luz. —No es posible... —dijo uno de los ciudadanos—. ¿C-Cómo ha despertado...? —¡Si el Engullidor sale de aquí, absorberá toda la luz del mundo exterior! —sentenció una mujer. —Si despierta es... porque el elegido ha nacido, y alguien ha invocado a Solgaleo y Lunala —determinó otra mujer, severa—. Alguien con malas intenciones. Todos asintieron, y se miraron entre sí. Y, entonces, cuando se hubieron calmado y se reunieron formalmente, comenzaron a contarle la historia a Emily y a Liza. Ellos eran los anteriores habitantes de la Isla Eclipse y de la Isla que se convirtió en Udan. Una tribu que veneraba a los dioses del sol y de la luna, Solgaleo y Lunala, y que decían estar bendecidos con el poder de los astros. Gracias a su conexión con los legendarios, pudieron descubrir, en un momento dado, el Ultraespacio: un lugar lleno de luz, hogar de numerosos Ultraentes, extrañas criaturas que, con el tiempo, aprendieron a vivir con ellos. Así, poco a poco, pudieron unir ambos mundos. El Ultraespacio tenía una energía y unos materiales especiales, con los que aprendieron a desarrollar sus tecnologías. Sin embargo, en un momento dado, algo despertó en el Ultraespacio: Necrozma, el que ellos llamaban el engullidor de luz. Los ultraentes y los humanos se enfrentaron con todas sus fuerzas al ser, pero terminó absorbiendo toda la luz del Ultraespacio, amenazando con salir de este. Por ese motivo, tuvieron que recurrir a un plan de emergencia, para proteger a su mundo del Engullidor: sellaron para siempre la entrada al Ultraespacio, de modo que solo podría cruzarse de un lado a otro a través de pequeños portales que surgían aleatoriamente, lo suficientemente pequeños para impedir al Engullidor salir... además, sumieron en un letargo a sus dioses, preparando un mecanismo capaz de despertarlos en la Isla Eclipse. Para ello, como el propio nombre de la isla determinaba, solo la energía de una persona nacida durante un eclipse, alguien que no naciese ni en el día ni en la noche, podría despertar a Solgaleo y Lunala. A cambio de todo eso... tuvieron que encerrarse a sí mismos en el Ultraespacio. Poco a poco, al agotarse la luz y ser incapaz de salir del Ultraespacio, el Engullidor se quedó sin energías, y él, también, cayó en un sueño. —... si ha despertado —determinó un ciudadano—, vuestro mundo corre peligro. Mucho peligro. Debéis detenerlo... el lo alto de la Colina del Engullidor. —Ojalá pudiésemos enfrentarlo nosotros, pero... no somos entrenadores. Nuestros Ultraentes son pacíficos y no están entrenados, y... más allá de la ciudad, los Ultraentes que allá se encuentran son salvajes y no atenderán a razones. —¡Parad al Engullidor, por favor! —Si lográis detenerle, nosotros trataremos de volver a cerrar el Ultraumbral desde aquí —sentenció la mujer que hacía las veces de líder—. Es la única manera de pararle... —Debéis recorrer todo el Ulltraespacio para llegar allí. ¡Tened mucho cuidado! ... de modo que era la única forma, ¿eh? Cruzar el Ultraespacio hasta la Colina del Engullidor... pues bien, habría que hacerlo, entonces. 10 posts hasta la Colina. Dado de 10 caras: 1- Enemigos 2- Nada 3- Nada 4- Enemigos 5- Nada 6- Nada 7- Nada 8- Enemigos 9- Nada 10- Nada Contenido oculto Esto funcionará como una mazmorra. Podéis avanzar por ella en cuanto queráis, pero alguien debe terminar la conversación con Eoppiol, eso sí. Podéis uniros a la conversación junto a Lucas para acelerarla, si lo preferís, o esperar a Lucas, o simplemente ir avanzando. ¡La decisión es vuestra!
Liza White Los habitantes del ultraespacio no parecieron contentos con que pronunciase aquel nombre, incluso un niño comenzó a llorar y me sentí mal conmigo misma. ¡Solo quería intentar ayudar! Por suerte Emily apareció justo en el mejor momento, y les señaló a lo lejos un detalle que parecía pasarles desapercibido: una columna de luz que indicaba que Necrozma había despertado. Tras el caos momentáneo que se desató entre los lugareños, acabaron explicándonos su relación con Udan y con la Isla Eclipse: ellos habían vivido antaño en aquel lugar, pero tuvieron que encerrarse en el Ultraespacio como medida para evitar que Necrozma, que despertó tiempo después de que comenzasen a frecuentar la zona, acabase poniendo en peligro su mundo. Pero ahora que había vuelto a despertar, la situación se les escapaba de las manos. Nos dijeron que debíamos recorrer el Ultraespacio y llegar a la Colina del Engullidor, donde nos esperarían Genie, Furaha y Necrozma, quería creer. Busqué con la mirada a Lucas, divisándolo mientras hablaba con aquel pequeñajo, Eoppiol, y me dirigí hacia Emily. —Puedes adelantarte si lo prefieres, iré a avisarle a Lucas de lo que nos han contado y nos pondremos en marcha en cuanto acabe de hablar con el pokémon, ¿vale? —puse una mano en su hombro, dirigiéndole una sonrisa afable—. Elijas lo que elijas, ten mucho cuidado. Me alegra verte de nuevo. Tras despedirme de la chica y de su equipo, caminé hacia donde estaba Lucas, saludando con un rápido gesto de la mano a la criatura que le estaba hablando. —Anda, volvemos a vernos, ¿eh? La otra vez me dejaste con la duda. >>¿Por qué querías que todos fuesen derrotados, Eoppiol?
El Poipole rio, de forma algo siniestra. —Jijiji, ¡claro que quería que se muriesen! Buuuh, buuuh. Veréis... esos tipos no eran Ultraentes normales. Eran unos Ultraentes muy, muuuy especiales. ¡Ya habéis visto lo que eran capaces de hacer! Transformarse en humanos, hablar y entender el idioma de estos, ¡wow! Yo, también, lo reconozco, soy uno de esos casos especiales. ¡Eso, eso! Algunos ultraentes, muy pocos, logramos tener este tipo de capacidades, ¡qué te voy a decir! ¡Hasta podemos manipular y controlar a Ultraentes comunes para que hagan lo que queramos! Jijiji, mutaciones, las llaman. >> El problema es que ellos, los Venerables, no solo desarrollaron esas capacidades y un mayor ingenio, sino que comenzaron a unirse entre sí, trazando un terrible y maquiavélico plan. ¡Ayayay! Ellos empezaron a detestar a los humanos y al ultraespacio. Anhelaban salir fuera, a vuestro mundo, y dominarlo. Por eso, se convirtieron en "adoradores" de Necrozma. Creían que, si despertaba, lograrían expandir la oscuridad por todo el mundo y, con ello, y con la ayuda de su maestro, podrían dominarlo. ¡Querían que los Ultraentes dominasen todo! Jiji, seguramente hubiesen tenido éxito, aunque no creo que Necrozma tuviese muchas intenciones de colaborar con ellos... el caso es que, cuando salieron de aquí por uno de los portales que se abren de vez en cuando, llegaron a lo que ahora llamáis "Udan", y... allí, conocieron a ese Genie, Fikra, como queráis llamarlo, y se aliaron con él. Compartieron intereses, metas, conocimientos... en el fondo, los Venerables estaban utilizando a Fikra, por supuesto. ¡No era más que un humano más! ¡Y despreciaaaaaban a los humanos! >> La existencia de estos criminales, en fin, se mantuvo en secreto por estos lares, pues cundiría el pánico de saberse. ¡Temen a Necrozma más que a cualquier otra cosa! Sin embargo, los dirigentes de la ciudad, estando al tanto de la situación, decidieron actuar... y me contrataron a mí, Eoppiol, para detener a los Venerables. ¡Eso, eso! Fue muy sencillo... yo era como los demás, así que era el candidato perfecto, jiji. Hilgeoni y los suyos estaban buscando reclutar nuevos miembros, así que logré que me escogiese a mí. ¡¡Quién no me escogería, soy sensacional!! Kataskaat, Nohelbalpa y yo fuimos los nuevos miembros, y viajamos hacia el mundo exterior, uniéndonos a los venerables. ¡Jiji, pero no sabían que yo era un infiltrado! >> Al llegar a Udan, vi a ese muchacho, y a una de esas campeonas, Uchawi... y supe que erais la forma perfecta de pararles. ¡Jiji! ¡No me equivoqué! ¡Ha sido el trabajo más fácil del mundo! No he tenido que hacer nada, solo... separarlos, ¡y ya! Les dije a los Venerables que nos dispersásemos por Udan para poder abordar más estratégicamente la conquista. ¡Sabía que, si estaban juntos, os sería más difícil derrotarlos! Así que de nada, ¿eh? Y siguió ahí, girando en el aire, orgulloso de su hazaña. —¡Oh, oh, oooooh! —dijo, de pronto—. ¡Tomad, tomad, pues! —mostró entre sus manos un extraño cristal Z, distinto al resto—. Este es el Ultranecrostal Z. Los tipos para los que trabajo me han mandado para que os lo entregue. ¡Otra misión existosa, si es que soy el mejor! Esto puede ser la única forma de derrotar a ese bicho... ¡es un cristal Z capaz de liberar y contener a voluntad la luz de Necrozma! Si conseguís vincularlo con Necrozma, podréis activarlo para, ¡pum!, concentrar toda la luz dentro de él por un rato. ¡Os aseguro que será la úuuunica oportunidad que tendréis! Jiji. >> Os estaré vigilaaaaaando~.
Liza White Oh, eh... Eso había sido, desde luego, inesperado. No pude evitar mirar a aquel Poipole con otros ojos, tras todo lo que nos había contado. Un infiltrado entre los venerables, ¿eh? ¿Para quién exactamente trabajaría? Sea como fuere, Lucas tomó aquel cristal Z, confiando en que lo guardaría a buen recaudo, y yo no dudé en agradecer al ultraente por toda su ayuda. Al parecer, ahora teníamos una pequeña oportunidad de hacerle frente a Necrozma. Le conté a Lucas entonces todo lo que los lugareños nos habían informado, avisándole de que comenzaríamos el trayecto hacia la colina en seguida. Mi equipo y yo estábamos listos, por lo que no tardamos en comenzar a dirigirnos hacia el lugar indicado, poniendo especial cuidado en cada paso que diésemos. Estábamos en un lugar desconocido y fuera de aquella pequeña zona los ultraentes eran salvajes, debíamos andarnos con mucho cuidado. —Andando, no tenemos tiempo que perder. Y mis pokémon, asintiendo con convicción, acabaron siguiendo mis pasos, comenzando nuestra travesía hacia la Colina del Engullidor. [1/10]
Emily Hodges [1/10] Los habitantes del sitio nos explicaron entonces la historia que relacionaba Udan y la isla Eclipse con aquella ciudad y los Ultraentes. Nos dijeron entonces que nosotros debíamos ser los que llegásemos hasta Necrozma y lo parásemos, y por supuesto, eso era lo que íbamos a hacer. No cabía duda de ello. No quise adelantarme aun, y esperé no muy lejos a que Liza acabase de hablar con uno de aquellos Ultraentes que había sido Venerable. Tras comprender un poco más la situación de lo que estaba pasando a nuestro alrededor, al final los tres tuvimos que ponernos rumbo a la Colina del Engullidor. No sonaba muy bien, pero al menos estábamos junto a nuestros pokémon.
Liza White El ultraespacio, a medida que nos alejábamos de aquellas casas y de su gente, se volvía ciertamente inquietante. Todo estaba en calma, pero a la vez, se respiraba una tensión tal que no podía evitar sentir cientos de ojos posados en nosotros, aguardando el momento perfecto para atacarnos. Por suerte, en nuestros primeros pasos, nada salió a nuestro encuentro. Avanzamos con seguridad, cubriendo todos los ángulos para evitar ataques sorpresa, vigilando de vez en cuando que los chicos nos siguiesen de cerca. [2/10]
Liza White Qué contradictorio, ¿eh? Por una parte, que nada acudiese a nuestro encuentro me tranquilizaba. Pero por otro lado, aumentaba más y más mi tensión. Estar junto a mis pokémon me hacía sentir segura, sí, pero aquel lugar era tan distinto a Udan, tan distinto a Galeia... Me preocupaba conocer la fuerza que podían adquirir los Ultraentes en su lugar de origen. Y esperaba no tener que comprobarlo. —Sigamos como hasta ahora, vamos bien. [3/10]
Emily Hodges [2/10] Nuestros primeros pasos fueron tranquilos, afortunadamente. La situación era tensa, y sabía que íbamos a necesitar todas nuestras fuerzas para luchar contra Necrozma cuando llegásemos al lugar donde se encontraba. Por ello, cuanto más tranquilo fuese el camino, aunque inquietante, mejor. Contenido oculto 10 posts hasta la Colina. Dado de 10 caras: 1- Enemigos 2- Nada 3- Nada 4- Enemigos 5- Nada 6- Nada 7- Nada 8- Enemigos 9- Nada 10- Nada
Emily Hodges [3/10] Seguíamos avanzando a paso ligero, pues cuanto antes llegásemos al final, mejor para todos, ¿cierto? Tanto Lucas como Liza debían querer llegar pronto también, no había tiempo que perder. Mi equipo parecía inquieto también, pero teníamos que avanzar.
