One-shot Truth or Dare (Mimily) [Pokémon Rol Championship]

Tema en 'Mesa de Fanfics' iniciado por Yugen, 17 Noviembre 2018.

  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

    Piscis
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    Escritora
    Título:
    Truth or Dare (Mimily) [Pokémon Rol Championship]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3218
    Los dados me jodieron y yo escribí esto >:D
    Está hecho un poco a las prisas así que meh. Pero es algo que tenía que escribir sí o sí. Si esto presenta incoherencias es causa de mi fangirlismo y la hora intempestiva en la que la inspiración deciden asaltarme en plan raterillo de poca monta. SorryNotSorry.

    Advertencias: Yuri. Del soft. De ese soft que te hace vomitar arcoíris. Si no te gusta no leas. Aunque no sé que haces en la mesa si no te gusta el yuri. Fuera de mis dominios. Fús fús. (???)

    ***

    —¿Qué quieres hacer?

    Fue una pregunta casual. Estaban juntas como cada tarde merendando en la cafetería del Centro Pokémon de Acuarela. Desde ese fatídico día ese centro pokémon se había convertido en una segunda casa para ellas. Mimi se rehusaba a pisar Témpera y también Aerosol después de su aplastante derrota en el torneo. Y Emily, aunque no lo reconociera abiertamente y pareciera solo dejarse llevar por ella, tampoco quería acercarse a Aerosol si no era absolutamente necesario.

    Aquella tarde Mimi estaba tomando una taza de té que casi había vaciado por completo. Del pastel de Emily solo quedaban migajas. Migajas que su Espeon, en su regazo, observaba como si fueran el tesoro más invaluable del universo.

    —No lo sé—respondió la Honda—. No me apetece combatir pero tampoco quiero ir a ninguna parte.

    Era un día frío, nublado, gris, y el cielo parecía anunciar probabilidades de lluvia. No era una tarde demasiado bueno o inclusive apetecible para hacer nada más que dormir o quedarse en casa, arropada hasta el cuello en una cálida manta de algodón.

    —Hmm...—Emily apoyó la mano sobre el mentón, cavilando— podemos quedarnos en la habitación viendo alguna película. O no sé... tampoco me apetece ir a ninguna parte...


    —Una película ¿eh?

    En ese momento Mimi se levantó de la mesa sin hacer ruido, como acostumbraba a hacer. Giró sobre sus talones y se encaminó en dirección a la puerta de cristal. Chie, su Leafeon, que había estado dormitando a sus pies se incorporó rápidamente y la siguió con celeridad.


    —¿A dónde vas?—cuestionó Emily.

    —Arriba. Vamos a ver esa peli.


    El gesto de Hodges se iluminó en ese entonces. No importaba cuales fueran las circunstancias, le gustaba ver a Mimi con iniciativa, derrumbando esos muros de gélido hielo que solo parecieron engrosarse con el rechazo de Alpha. No importaba que hubiese pasado casi un año desde entonces, cualquier momento en el que Mimi dejaba de lado sus barreras para socializar era todo un evento que celebrar para ella.

    —¡Voy~!

    De modo que se incorporó—ofreciéndole lo que quedaba del pastel a su Espeon con una sonrisa— y siguió a Mimi hasta las dependencias superiores esperando poder disfrutar de unos momentos de distensión en los que lograrían paliar el aburrimiento y el sopor de ese día frío y anodino.


    Pero... nada de eso sucedió. La película que vieron resultó ser tan anodina y aburrida como el propio día lo que les dificultó enormemente mantener los ojos abiertos hasta el final. Un drama político burdo y cansino hasta decir basta. Si no la habían quitado antes había sido tan solo por pereza pero no es como si las ganas les faltasen.

    —Creo que ha sido la película más soporífera que he visto en mi vida—bufó Mimi.

    Emily, sentada a su lado en la cama, no pudo evitar reír.

    —Sí—convino—. No ha sido muy buena ¿verdad? ¡Oh, ya sé! ¡Juguemos a algo!

    Mimi la miró con la sorpresa dibujada en su semblante. ¿A qué venía esa propuesta tan repentina? Todas sus alarmas se activaron por algún motivo ajeno a su control.


    —... ¿Jugar?—repitió con cautela—¿A qué?

    —¿Eh? Pues... lo he propuesto de forma tan apresurada que ni siquiera me ha dado tiempo a pensar a qué. Solo era una sugerencia~

    —Ah, ¿recuerdas ese juego que jugamos con la chica del cabello blanco? ¿Como se llamaba...?


    —¡Noah! ¿Quieres jugar a verdad o reto?

    Quizás esa era una pregunta trampa. La última vez que jugaron no terminó muy bien, apostando algo tan peligroso y ridículo como lo era llevar un traje de maid por toda una semana. Pero había sido entretenido, divertido incluso... y se sentía con ganas de volver a probar.

    —¿Por qué no?—inquirió— No hay mucho más que hacer ¿no es verdad?

    —Y... ¿no vas a decir eso de que no están permitidos los desnudos ni los retos pervertidos?

    El rostro de Mimi enrojeció como una chispa. Tampoco era justo que le recordase aquellas reglas tan ridículas. Mucho menos que se lo recordase con aquella sonrisa burlona de circunstancias en los labios.

    —¡E-Emily!

    Pero Emily volvió a reír.

    —Perdón~ Vale, entonces... ¿quién empieza?

    —Tú.


    —¿Yo?

    —Tú.

    Emily la miró, parpadeando con incredulidad y Mimi le devolvió la mirada. Su ceño permanecía fruncido, sus ojos azules tenían un brillo de advertencia. Parecía que el hecho de recordarle aquel pequeño discurso la había molestado más de lo que pretendía. Después de todo Mimi tenía unos ademanes muy infantiles a veces.


    —Bueno... de acuerdo, empezaré yo—suspiró Emily—. Qué remedio~ ¿Verdad o reto?

    —Verdad.


    —Hmm... no se me ocurren demasiadas cosas... quizás podríamos solo preguntarnos para conocernos mejor. Después de todo llevamos mucho siendo amigas pero apenas sabemos nada la una de la otra.

    En eso tenía razón. Llevaban cuatro años siendo amigas y sin embargo, así como pasaba con Alpha, apenas sabían nada de la otra. Nunca estaba de más preguntar y conocer. Cualquier pequeño hecho que fortaleciese los lazos que las unían era bienvenido.

    Mimi apartó la mirada.


    —Supongo... que hay cosas que me gustaría saber de ti.

    —¿Verdad?—Emily juntó las palmas de sus manos emocionada por la idea—. Bien, entonces... ¿Cual es tu tipo elemental favorito? El mío es el psíquico~

    —El eléctrico.

    —¿En serio?


    —No era muy difícil de adivinar—replicó ella—. Me gusta su determinación y admiro su fuerza. Además, yo misma tengo una personalidad eléctrica.

    —¿Si?—Emily la miró con atención como si estuviese atando cabos en su cabeza. Pero solo tenía un pokémon eléctrico en el equipo—. La verdad es que a veces pienso que podrías ser un pokémon eléctrico—la señaló— ¡Mimichi, impactrueno~! Seguro que almacenarías electricidad en las mejillas~

    Y le tocó la mismas con la yema de los dedos. Mimi le dirigió una mirada de circustancias.

    —¿Te estás burlando de mí?

    Emily rio otra vez, divertida por la situación. Sabía que su irritable compañera no iba a tomarlo bien, pero la imagen mental había sido demasiado graciosa.

    —Perdona~—se disculpó separándose—. Es solo... estoy feliz, supongo. Me gusta pasar tiempo contigo, Mimi. Incluso si no estamos haciendo nada.


    La sinceridad de sus palabras y la tierna sonrisa que la acompañaron la desarmaron por completo, como era tan usual que ocurriese. La pureza que desprendía aquel gesto impedían que su enojo o su molestia durase demasiado. Simplemente le era virtualmente imposible molestarse con Emily durante demasiado tiempo.

    De verdad... que chica tan injusta.

    Volvió a apartar la mirada pero esta vez sus mejillas ardían con fiereza.


    —¿V-verdad o reto?—musitó.

    —Verdad.

    —¿Por qué elegiste a Tepig como inicial?

    —¡Porque es adorable, por supuesto! Siempre me gustó mucho. Aunque cuando Emboar era un Tepig era muy travieso—rememoró, recordando aquel tiempo pasado en el que quemó la alfombra de su madre. En sus labios se dibujó una sonrisa condescendiente—. ¿A Osahawott te lo regalaron?


    —Sí— asintió. Y alzó la mirada al techo, como si estuviese buscando sus recuerdos en la blancura nívea de la pintura—. Fue un regalo de mi padre por mi décimo cumpleaños. En realidad Moo es mi inicial porque es un pokémon inicial dentro de la norma. Pero el pokémon que ha estado conmigo desde que era pequeña ha sido Raiden. Desde que era un Shinx. Luego llegó Monomaru y finalmente Kichiro.

    Recordó entonces a Raiden en sus etapas iniciales, el orgulloso hijo de Raito, el Luxray shiny de su padre. Emily la miró con una tierna sonrisa en los labios.

    —Se nota que los tres te tienen mucho cariño—comentó de forma genuina. Lo cierto es que siempre había admirado los lazos de amistad, lealtad y compañerismo que se formaban entre entrenadores y pokémon. Ella misma lo había experimentado con su equipo y no dejaba de resultarle sumamente tierno—. Entonces... Elijo verdad.


    Mimi fijó en ella sus ojos azules. ¿Qué quería saber de Emily realmente? ¿Qué le gustaría conocer? Las ideas se agrupaban en su cabeza pero no lograba formar nada concluyente. ¿Su color favorito? ¿Su número de la suerte? ¿Cuales eran sus aspiraciones y sueños? ¿Sus metas? ¿Sus deseos más inconfesables?

    Había tantas cosas que quería saber... Pero el tiempo apremiaba y no quería terminar haciendo alguna pregunta que pudiera incomodarla. De modo que resolvió la situación de la manera más simple:

    —Cuéntame algo de ti que no sepa.


    —¿Eh?—soltó. No era la pregunta que esperaba. Después de todo ¿cómo iba a saber lo que Mimi no sabía?—. No creo que haya gran cosa de mí que no sepas a estas alturas...—contestó finalmente, llevándose el índice a los labios—. Oh, quiero dedicarme al estudio de legendarios en un futuro.... ¿tal vez eso?

    —¿Estudiar legendarios?

    —Mm hm. Mi padre lo hacía, era un tema que le apasionaba. Y a mi me llama mucho la atención desde niña. Me encantaría poder seguir sus pasos.


    Parecía sumamente emocionada con la idea como una niña ante la perspectiva de un regalo en Navidad. Sus ojos brillaban con anhelo, con ilusión y Mimi sintió como aquella sola imagen la llenaba de calidez por dentro.

    —Es un buen plan de futuro—convino con una pequeña sonrisa—. Yo sigo queriendo ser actriz y modelo. Aunque después del desastroso numerito de Lambda no sé que tan bien se me daría eso último.

    Si lo pensaba se sentía ridícula... había sido una misión tan simple... y sin embargo, ver a Emily llorar la había desequilibrado por completo. Después de aquello no pudo mantener su papel de villana mucho más. ¿Por qué Emily tenía ese efecto en ella? ¿Por qué deseaba protegerla con tanto ímpetu? ¿Por qué la veía y pensaba en lo mucho que deseaba cuidarla cuando siempre solía pasar justo lo contrario?

    —Estoy segura de que serías una actriz y modelo increíble—le dijo Emily al notar su desazón—. ¿Tendré pase VIP para el estreno de tus películas?

    Quizás era la situación, el hecho de que era atípica... pero Mimi asintió.

    —Por supuesto.

    Y en ese momento ambas empezaron a reír. Quizás porque la situación era atípica o por el sentimiento de intimidad y compañerismo que existía entre ellas. Sea cual sea el caso, ambas estallaron en risas. Para Mimi reír era tan extraño. Su estado de ánimo solía balancearse constantemente entre la seriedad, la indignación y la rabia. Rara vez se la veía contenta, con una sonrisa... era como encontrar un tesoro invaluable verla riendo.

    Emily podía contar con los dedos de una única mano las veces que la había escuchado reír desde que la conocía. Y siempre pensó que era un desperdicio porque...

    —Tienes una risa muy bonita.

    Mimi dejó de reír de golpe.

    —¿Ah?—enrojeció bruscamente, como si acabara de ser consciente en ese preciso momento—. ¿A-a qué viene ese cumplido tan repentino?

    La magia se rompió como era tan usual. Abrumada por aquella inesperada confesión retrocedió en la cama, mirando a Emily con cierta suspicacia. La joven arrugó el ceño.

    —No es sólo un cumplido—replicó—. Lo digo en serio. Deberías reír más.

    —N-no es tan fácil ¿sabes?

    —¡Entonces yo haré que lo sea!—exclamó con convicción. Con una convicción pasmosa—. Lo he decidido, mi objetivo a partir de ahora será hacerte reír más. No sé como voy a lograrlo porque mis bromas son pésimas pero... estoy segura de que puedo conseguirlo de alguna forma.

    Mimi no respondió. Solo la miró con los ojos muy abiertos, con incredulidad. Emily siempre hacía esas cosas. Sin ni siquiera preguntar. Ser amable con ella de la nada y sin esperar nada a cambio. ¿Cómo se suponía que debía responder? ¿Debía aceptarlo sin más? ¿A Emily le parecía que su risa era bonita?

    Al parecer satisfecha con su reacción Emily sonrió. Y Mimi decidió simplemente seguir con el juego. Abrumada, avergonzada, con las mejillas enrojecidas... pero decidió ignorar aquel pequeño desliz y continuar.

    Se aclaró la garganta.

    —¿Verdad o reto?

    Emily no lo pensó demasiado.

    —Verdad.

    —¿Por qué eres tan buena conmigo siempre?

    —¿Eh?

    La pregunta la tomó completamente por sorpresa. No sabía exactamente si era por el tono bajo, avergonzado de su compañera o por la pregunta en sí. La miró con cierto desconcierto, sin saber exactamente como responder.

    —Oh, porque... somos amigas ¿no?—dijo— Te quiero mucho y me preocupo por ti. Y quiero que seas feliz.

    Mimi apretó los labios.

    No era justa. Esa chica simplemente no era justa. Como traspasaba sus barreras como si estuviesen hechas de papel.

    —... A veces pienso en que eres igual de buena con todo el mundo...—murmuró en respuesta— y eso me hace sentir celosa. No me malinterpretes es... genial que seas así... Pero...

    Emily pudo intuir sus pensamientos. Siempre había sido una persona solitaria y ella, al igual que Mimi, también temía la soledad y el rechazo de la misma forma. Y a pesar de la furia y la fuerza exterior que solía mostrar sabía lo frágil que la Honda era en el fondo y su personalidad dependiente.

    Por mucho que intentaba ocultarlo.

    Mimi solo quería sentir que era la primera opción de alguien. Que no era prescindible como para su padre o Alpha. Quería sentir que alguien la prefería a ella por encima de algo. El trabajo por un lado, los combates pokémon por el otro... odiaba ese sentimiento de sentirse relegada a ser una segunda opción. Por eso Emily era tan importante para ella, porque sentía que la priorizaba. Porque la entendía en lugar de juzgarla. Y especialmente porque la trataba con una amabilidad y un cariño que lograba abrumarla.

    Se sentía comprendida, querida y aceptada. Y era algo que temía perder.

    —Mimi eres mi mejor amiga—respondió Emily con suavidad—. Eres diferente para mí.

    —No lo entiendes. Lo que quiero decir es que... quiero serlo más. Mucho más— las palabras se le atragantaban en la garganta. Se mordió los labios, arrugó la sábana de la cama entre los dedos buscando el coraje para encontrar unas palabras que simplemente no lograban salir—. Ni siquiera sé por qué pienso así... Sé que es egoísta y sin embargo...

    —No vas a perderme.

    Y como solía pasar, Emily volvió a decir justo lo que necesitaba escuchar. Y se acercó para abrazarla, reforzando sus palabras y estrechándola entre sus brazos con fuerza. En un principio el cuerpo de Mimi se tensó ante lo inesperado de la situación pero acabó por relajarse y le devolvió el gesto.

    >>Te dije que me quedaría contigo ¿verdad?—prosiguió Hodges— Que si solo te sentías bien conmigo me quedaría contigo siempre.

    Recordó aquella conversación en Aerosol hacía ya meses. Recordó todo lo que habían vivido desde entonces. Y como seguían juntas a pesar de todo. No respondió. Siempre se sentía comprendida cuando se trataba de Emily. Sentía que la entendía cuando ella ni siquiera lo hacía... y valoraba muchísimo ese sentimiento.

    ''Tonta''.

    Cerró los ojos. Y se permitió disfrutar unos momentos del calor que trasmitía su cuerpo y su respiración calmada. De aquel pequeño momento tan íntimo que compartían. Egoístamente deseó no soltarla.

    Pero terminó haciéndolo al cabo de unos minutos.

    —... ¿V-vamos a seguir jugando?

    Emily sonrió.

    —Claro—se apartó un poco de ella manteniéndose de rodillas sobre la cama—. ¿Verdad o reto?

    —Reto.

    Ni siquiera titubeó. La situación era lo bastante extraña para que no le importase la idea de abandonar su zona de confort. Sabía que Emily no le haría hacer nada que ella no quisiera de antemano.

    —¿Reto? Vaya, no esperaba esto...—sorpresa se dibujó en el semblante de Hodges. Estaba bastante segura de que Mimi prefería la comodidad y seguridad de simplemente responder preguntas—. Entonces... A ver... te reto a besarme—habló sin pensar— Es broma~ no voy a—

    Tarde.

    Sus labios fueron acallados por los contrarios. Emily abrió de forma desmesurada los ojos, sorprendida. Asombrada tal vez. Nunca esperó que Mimi la besara. Nunca esperó que Mimi tomaría un reto como ese sin poner alguna excusa o quejarse antes. Esperaba que enrojeciese, que le reprendiese... que le gritase.

    Pero no eso.

    Simplemente sostuvo sus mejillas entre sus manos y la besó.

    No fue un beso que pensara demasiado. Simplemente actuó guiada por un impulso. Como si esas palabras hubieran activado un interruptor en su cerebro. Quizás era algo que simplemente quería hacer. Un pensamiento que rondaba su cabeza desde hacía bastante tiempo.

    Cuando Mimi se separó, quizás al ser consciente de lo que hacía, Emily volvió a besarla. Sin pensarlo, sin cuestionarse un por qué siquiera. Se inclinó sobre ella y buscó sus labios ansiando volver a sentirlos. El cuerpo de Mimi se tensó pero no hizo nada por tratar de apartarse. Como si llevara mucho tiempo deseando algo así o como si esa fuera la respuesta a una pregunta que llevaba mucho formulándose, le devolvió el beso. Hundió los dedos en su cabello separando los labios para permitirle profundizar su intensidad, dejándose hundir en el sentimiento de intimidad y plenitud que les golpeaba el pecho.

    Como si fuese la respuesta, el súmmun de su relación. Como si todo lo que hubiesen vivido hasta entonces las hubiera llevado precisamente hasta ese momento. Había empezado a llover fuera de la habitación pero a ninguna de las dos pareció importarle en lo absoluto. El frío no podía alcanzarlas en su pequeña burbuja de satisfacción mutua. El sonido de las gotas no podía perturbarlas por encima de los pequeños gemidos que entre besos abandonaban sus labios.

    El tiempo simplemente dejó de existir, dejándolas solas con sus sentimientos.

    Jadeaban al separarse, luchando por recuperar el aire perdido. Mimi la miró a los ojos y Emily le devolvió la mirada. Tantas palabras no dichas, tantas cosas que deseaba decir aprovechando aquel momento de intimidad, aprovechando ese instante de felicidad efímera...

    Pero ninguna de esas palabras abandonó su garganta. Estaban tan unidas que podían sentir el aliento de la otra en el rostro. A Mimi le ardían las mejillas pero su voz no titubeó.

    —... ¿Verdad o reto?— inquirió.

    —... Reto.

    —... Bésame otra vez.

    Y Emily así lo hizo.


    ****
    Yo he escrito esto pero puedo gritar ¿verdad? Pues AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

     
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