Hermione esperaba recargada en el umbral de la bodega de Sortilegios Weasley, tenía los hombros cruzados, sus labios rosados torcidos y una de sus cejas alta, estaba molesta. Ron Weasley al verla suspiró estresado para no perder la paciencia, los padres de ella, dentistas, hacía ya tres años que estaban de nuevo a su lado, como siempre encontraban inquietos pero fascinados en medio del callejón Diagon, esperaban en el auto afuera de la tienda; él la miró le hizo una mueca que no llegó a transformarse en sonrisa cuando ella bufó. George pasó a su lado haciendo un falso gesto de preocupación como indicándole “estas en problemas hermano”, él lo fulminó con la mirada. La pareja se disponía hablar, porque ya eran una pareja formal, lo eran más o menos unos dos años, ella quiso concentrarse en terminar sus estudios y luego le dio una oportunidad a la relación. De hecho, de la relación misma se trataba este asunto. El mejor amigo de ambos, Harry jugueteaba con una especie de esfera que giraba entre luces, George le había prometido un nuevo articulo que le serviría de maravilla como auror, aunque ahora mismo con afluencia de gente que había, solo esperaba allí, incómodo. — Bueno… —¡Silencio Harry! — le espetó Granger. Ambos muchachos abrieron los ojos los dos muchachos sorprendidos, ella intentó adoptar al instante una actitud más regía, Harry adoptó un gesto defensivo. —Pero si estoy de tu lado — le aclaró. Ron lo observó ofendido, traicionado, la cara de Hermione en cambio hasta mostrar una sonrisa de satisfacción. —¿Cómo puedes de estar de su lado eres mi amigo? — le cuestionó Ron. — Él también es mi amigo, Ron y tú, estás siendo ridículo. — Exacto amigo es ridículo, no creo que sea la gran cosa — explicó Potter. Los gestos ahora se invirtieron, Hermione yacía ofuscada como si hubiera escuchado la peor grosería del mundo y Ron sonreía intrigado. —No es la gran cosa ¡no es la gran cosa Harry! ¡Vete de aquí! —Pero si George me citó. —Ve entonces con él — le ordenó. Harry Potter se encogió en hombros y le dio unas palmadas a Ron, alejándose. —Suerte amigo. Ron comprimió su rostro, ese gesto temeroso que hacía cuando una araña gigante quería devorarlo, no lo sentía muy diferente. Se miró solo, la discusión llevaba al menos cuatro días y ni con magia podía ganarle la discusión a una mujer, suspiró rendido, ella sonrió contenta, se le acercó, lo besó y lo tomó del rostro. —Sabía que al final me entenderías — le dijo. La chica tomó algo de su costado, ese horroroso gato de cara aplastada parecía haber aparecido de pronto a su lado, ronroneando. — Vamos, Ron, será grandioso vivir juntos — le dijo sonriendo, tomando su mejilla — tu, yo y Crookshanks. — agregó mientras ponía el gato en sus brazos. En cuanto esto ocurrió, el gato se erizó, bufó, lo mordió con fuerza en el índice y salió corriendo. —Awww ¿ves? Le agradas. Ron, como odiaba a esa cosa.
Aaaahhhh, Crookshanks es un amor odioso, pobre, pobre Ron!... fuera de detallitos ortográficos sin demasiada relevancia estuvo tan divertido y agradable como los diversos escritos tuyos que he leído. Ya imagino las caras de Harry y George, entre la risa y la pena por la suerte del menor Weasley, y es que con una chica impositiva como Hermione no había como decirle que no ya que de todos modos y al final se saldría con la suya... ☺☺. Gracias por escribir, estimado vecino, un gusto leerte.